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Claroscuros del papa Francisco en el quinto aniversario de su elección

El nuevo paradigma eclesial del Pontífice no ha reconocido la igualdad de las mujeres

Publicado también en El País

El 13 de marzo de 2013 es una efemérides para no olvidar. Ese día 115 cardenales de la Iglesia católica elegían Papa al cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, de 77 años. Por primera vez llegaba a la cúpula del Vaticano un Pontífice latinoamericano que tomaba el nombre de Francisco. Que viniera de la periferia y no del centro ya era todo un acontecimiento. Pero eso no hacía pensar que llevara a cabo cambios importantes, porque sus electores, los “príncipes de la Iglesia”, habían sido nombrados por los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI y, salvo excepciones, no destacaban por ser partidarios de la reforma de la Iglesia.

Sin embargo, Francisco no dejó de sorprender desde el principio con gestos desmitificadores de la hierática figura papal como la comunicación directa con la gente en un lenguaje asequible, la renuncia a determinados ornamentos papales como el pectoral de oro y los zapatos rojos, la decisión de no vivir en el Vaticano y hacerlo en la residencia de Santa Marta, la celebración de su primer Jueves Santo como Papa en un centro penitenciario de jóvenes, la petición a la juventud en su viaje a Brasil de que hicieran lío…

Cinco años han sido suficientes para que el Papa haya puesto en marcha un nuevo paradigma eclesial y se haya convertido en líder moral a nivel mundial. Una muestra del cambio es su receptividad hacia la teología de la liberación (TL), objeto de sospecha durante el pontificado de Juan Pablo II, que la condenó, sometió a juicio a algunos de sus más importantes representantes e impuso censura a sus libros.

La cruzada contra la TL continuó durante el pontificado de Benedicto XVI, que censuró dos obras de Jon Sobrino sobre Jesús de Nazaret y llegó a afirmar que la TL había provocado “rebelión, división, disenso, ofensa y anarquía” y creado entre las comunidades diocesanas “gran sufrimiento o grave pérdida de fuerzas vivas”.

Con Francisco se ha pasado del silenciamiento a la escucha, del aislamiento a la visibilidad y de la condena al reconocimiento. Poco después de ser elegido Papa recibió a Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la TL, que 30 años antes había estado en el punto de mira del Vaticano. Unos años después levantó la suspensión a divinis que pesaba sobre el religioso de [la orden] Maryknoll Miguel d’Escoto desde que fuera ministro de Asuntos Exteriores en los sucesivos Gobiernos del Frente Sandinista en Nicaragua.

El propio Francisco utiliza en sus documentos la metodología de la TL: análisis de la realidad (mediación socioanalítica), interpretación liberadora (mediación hermenéutica), juicio ético (crítica del capitalismo) y llamada a la acción (praxis transformadora). Dicha metodología puede reconocerse fácilmente en la exhortación apostólica La alegría del Evangelio, de 2013, texto revolucionario dentro de la doctrina social de la Iglesia que constituye una de las condenas más severas del neoliberalismo —al que califica de sistema injusto en su raíz— y se ubica dentro de las tradiciones antiidolátricas de ayer y de hoy: los profetas de Israel, Jesús de Nazaret, el marxismo y su crítica del fetichismo de la mercancía y del capital, los foros sociales mundiales…

En la línea de la teología ecológica de la liberación hay que situar la encíclica Laudato si’: Sobre el cuidado de la casa común, en la que Francisco constata lo inseparables que son la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior; establece una íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, critica el modelo científico-técnico de desarrollo de la modernidad e invita a buscar otros modos de entender la economía y a vivir en armonía con la naturaleza.

El cambio de paradigma no ha llegado, sin embargo, a la reforma de la Iglesia ni a la consideración de las mujeres como sujetos morales, eclesiales y teológicos. La organización eclesiástica sigue siendo jerárquico-piramidal y está muy alejada de las prácticas democráticas. El Papa no pierde ocasión de criticar con razón el clericalismo, pero el clero controla todos los ámbitos de la vida eclesial y no facilita cauces de participación real a los seglares.

En lo referente al papel de las mujeres en la Iglesia católica, se mantiene el inmovilismo. Ellas siguen siendo mayoría silenciada. El discurso utilizado es el de la excelencia: se dice que son la armonía del universo y más importantes que los obispos y los sacerdotes, pero no se les reconoce función directiva alguna. Son excluidas del ministerio ordenado. No se les conceden puestos de responsabilidad. No participan en la elaboración de la doctrina teológica y de la moral. No se les reconocen los derechos sexuales y reproductivos. Viven en una permanente minoría de edad. La teología feminista está marginada. Se descalifica a la teoría de género llamándola despectivamente “ideología de género” y se la responsabiliza de la disolución de la familia y de la destrucción de las mujeres.

Quienes gobiernan la Iglesia son las “masculinidades sagradas” y lo justifican apelando al carácter masculino de Dios. El resultado es el que ya describiera la filósofa feminista norteamericana Mary Daly: “Si Dios es varón, el varón es Dios”. El patriarcado religioso legitima el patriarcado social y político.

Francisco se ha reunido en varias ocasiones con los movimientos populares y ha asumido sus principales reivindicaciones, que resume en las tres T: “Trabajo, Techo, Tierra”. Ha tenido encuentros con las comunidades indígenas. Nunca se ha reunido, empero, con los movimientos feministas ni con las teólogas feministas. A lo más que ha llegado es a proponer la posibilidad de introducir el diaconado femenino, que en mi opinión no es un avance, sino el mantenimiento de las mujeres en una situación de subalternas.

¿Exagero? No. Lo confirma el diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, en un una investigación realizada por su publicación mensual ‘Mujeres Iglesia Mundo’, donde se recogen testimonios de monjas al servicio de cardenales y obispos que afirman ser tratadas a menudo como sirvientas. Lucetta Scaraffia, directora de la publicación y profesora de historia en la Universidad La Sapienza, afirma: “Dentro de la Iglesia, las mujeres son explotadas”. El propio Francisco expresa su dolor por la marginación femenina y reconoce en La alegría del evangelio que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”.

Hay alguna excepción a tales comportamientos discriminatorios. Es el caso del cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, quien ha afirmado comprender que las mujeres hagan huelga el 8 de marzo, alegando que “hay que defender sus derechos” y que “lo haría también, lo hace también de hecho, la santísima Virgen María”.

Mientras no se produzca la democratización de las estructuras eclesiales y se dé el paso de la discriminación de las mujeres a la igualdad de género, el cambio de paradigma eclesial que pretende llevar a cabo Francisco se habrá quedado a medio camino o, peor aún, habrá fracasado.

*Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid. Su último libro es ‘Teologías del Sur. El giro descolonizador’ (Trotta).

15 comentarios

  • Antonio Toston De la Calle

    ¡¡Huracan Ana!! Me apunto a cuanto has escrito. Pero, me temo que desde los palacios donde habitan los que deciden, estan sordos,ciegos, pero con muchas palabras huecas,vacias que pueden prometer cosas que nunca van a llevar a cabo. Pero mientras tanto ahí quedan vuestros deseos que son tambien los nuestros, a los que aspiramos nosotros, porque lleváis toda la razón del mundo y esperando que se haga luz  en medio de tanta oscuridad como nos invade. ¿Qué sería de nosotros si no estuvierais vosotras a nuestro lado?. Y sin embargo esa iglesia misógina no os quiere a su lado, os quiere todavía calladas y a su servicio. ¡¡Necios!! Ese 8 de Marzo 8M, pasará a la Historia como algo inaudito aquí, en España sobre todo, porque si vosotras sois más, nosotros los hombres también lo somos. Y no es un sueño, es justicia.Un abrazo a todas, como si lo diera a mi madre, a mis hermanas, a mi mujer. ¡¡¡Gracias!!!

  • oscar varela

    Los claroscuristas (por el 1.600)
    1- Hasta entonces, la pupila del pintor buscaba el cuerpo de las cosas,
    – los objetos que habitan el área pintada reclaman (cada uno para sí),
    – un punto de vista exclusivo y privilegiado.
    2- El cuadro poseerá una constitución feudal donde cada elemento hará valer sus derechos personales.
    3- Pero he aquí que entre ellos se desliza un nuevo objeto dotado de un poder mágico
    – que le permite, más aún,
    – que le obliga a ser ubicuo y ocupar todo el lienzo
    – sin necesidad de desalojar a los demás.
    – Este objeto mágico es la luz.
    – Es ella una y única en toda la composición.
    ………………….
    4- He aquí un principio de unidad
    * que no es abstracto, sino real,
    * una cosa entre las cosas,
    – y no una idea ni un esquema.
    5- La unidad de iluminación o claroscuro impone un punto de vista único.
    – El pintor tiene que ver el conjunto de su obra inmerso en el amplio objeto luz.
    ………………….
    La LUZ de Pancho
    * ¿será una ATENCIÓN misericordiosa?
    * donde antes había una INDIFERENCIA descartable?

  • oscar varela

    Gracias
    Por Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora)
    – Gracias querido papa Francisco por estos cinco años de bonanza, por su lucha inclaudicable en favor de los más desprotegidos. 
    – Sé que no es fácil su tarea PERO NO ESTA SOLO somos much@s l@s que estamos junto a usted y rezamos para que sigamos festejando por años tener UN PAPA FRANCISCO!!!
    Con el cariño de siempre.

  • oscar varela

    Un Pontífice que nos da esperanza
    Por Hebe de Bonafini (Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo)
    ……………………..
    Hace cinco años que Jorge Bergoglio se convirtió en el papa Francisco.
    – Eligió su nombre por San Francisco, el pastor de los pobres.
    – En ese momento, que nos sorprendió a todos, empecé a seguir sus pasos, sus homilías y sus viajes y me dí cuenta de que elegía siempre lugares en conflicto.
    – Colaboró para conseguir la paz entre países enemigos, apoyó en cada lugar al que más lo necesita, no le tiene miedo a las balas: Francisco ha hecho en poco tiempo lo que no hizo ningún otro Papa.
    – Cinco años en un mundo lleno de guerras, de hambre, de armamentos sofisticados y él sólo con la palabra, su figura vestida de blanco haciéndose lugar con mucha decisión, entre las balas, los discursos xenófobos, amenazantes y siempre con la misma sonrisa, con su gesto pacífico y sus palabras audaces.
    – El papa Francisco enfrenta con sabiduría problemas muy serios dentro de la Iglesia y fuera de ella, y si se equivoca, lo reconoce.
    – Sabemos que faltan cambios muy grandes dentro de la Iglesia Católica, pero este Papa nos permite tener esperanzas.

  • Me quedo sorprendido. La Iglesia Católica, en el mundo de hoy al menos. En su pretensión de ser guía y faro para sus fieles. Falla “como una escopeta de caña…”

    Por mas que quieran los fieles que les quedan a los clérigos, “mantenerse a cubierto” dentro de los muros de la Iglesia. Para muchos es como entrar y estar, dentro de una atmósfera que se les hace irrespirable. Por eso la gran desbandada, hacia donde está la realidad autentica, la vida.
    Porque lo que ofrece esta iglesia. Moral y dogmas (inasumibles) y culto (soporífero) no puede satisfacer el ansia de trascendencia del alma humana. La I. C. es una institución “espiritual” que deja micho que desear en lo referente a lo que entendemos por espiritual.

    Espiritualidad es trabajo con uno mismo esencialmente. Y para ello, paradójicamente  no se necesitan intermediarios de Dios, ni institución alguna.

    Hay una espiritualidad pues interior esotérica. La buena y autentica, la que nos transforma a mejor.

    Y hay una pseudo espiritualidad, que no es transformativa. Ken Wilber, la denomina -traslativa-. O sea pseudoespiritualidad, muletas… que nos acompaña desde el nacimiento a la muerte.

    La “espiritualidad” traslativa es fundamentalmente exotérica. Toda exterior. Si acaso podemos hacer una salvedad, en el caso de todo el cristianismo, con la oración contemplativa.

    Jesús. Mito o realidad, prácticamente es igual. Tenemos de Jesús los evangelios y para de contar. Y de dudosa autenticidad encuanto al relato fidedigno de las palabras del tal Jesús. O sea, de fidedigno, no tenemos nada. Hay un 99 % de que Jesús sea un mito. O si me apuráis mucho. Un hombre mitificado. Lo que tenemos nosotros pues es mito. Haya existido un Jesús o no.

    Para el cristiano Jesús es una gran falacia. Indudable es un símbolo de la divinidad. Pero mito…
    y en base a ese mito, nos meten dentro de unos muros opresivos de nuestra libertad y libre albedrío y nos someten a un poder maquiavélico terrenal, demasiado terrenal, el de los “intermediarios” del Dios Tu.         Mentira.

    Somos fractales de Dios. Somos dioses en pequeño. No solamente Dios es Tu. Es Yo también. Porque Dios es todo. Y cada uno libremente busca a Dios, como sus luces le dan a entender.

    Así pues si el camino espiritual de toda la humanidad, es personal e intransferible. Sobran manipuladores que nos lleven como rebaño. Y ellos… “bebiendo de la leche del rebaño”.

    Y así pues. El mejor Papa. Es el que dimite…

    (Ya se que esto se dice muy pronto, pero no es tan fácil. Hace falta alguien que pilote la gran transformación de la Iglesia. O que en su defecto. Certifique su defunción…)

    La nave de Pedro. Hace agua. Se hunde. Solo podéis salvar restos del naufragio. Y yo no lo siento. Ha sido un poder mucho mas negro que benéfico.

  • Asun Poudereux

    Ana, Ana, Ana… Que al final terminarán echando la culpa de todos los errores cometidos a las mujeres. Son tantos los subterfugios en los que se han ido escudando, eludiendo los verdaderos compromisos cristianos, que no dudo en sospecharlo, lo más mínimo.

    No es que sea pesimista. El optimismo lo siento más próximo de la realidad. Ahora bien, sin cambios profundos en la persona, en este caso en los hombres que la conforman, puede quedarse reducida a hacer movimientos, para que nada en ella cambie y realmente se transforme en lo esencial y nuclear que la originó.

    Y mucho me temo que han sido y siguen siendo expertos de lo inmutable e intocable, así qué llenémonos de paciencia y con sencillez y orfandad asumida prosigamos cada una el camino en la vida,  allá donde toque vivirla y compartirla lo mejor que la consciencia nos vaya dando a conocer.

    Un abrazo grande grande, en el que quepamos muchas.

    • ana rodrigo

      Jajaja, Asun, de los errores cometidos ya no nos podrán echar la culpa por muchos subterfugios que busquen, porque ahí tienen la exclusiva los hombres. Como yo no pido que sean exclusivamente mujeres las que, a partir de ahora, lleven el timón de la Iglesia, sino que sea por consenso entre hombres y mujeres al 50% haciendo justicia con todos los componentes del Pueblos de Dios, le quedarían pocos huecos para esquivar su responsabilidad. Y si quedase todo en manos de mujeres ¡¡¡!!!, reivindico el derecho a equivocarnos, sin olvidar las innumerables equivocaciones que ellos han cometido. Pero esto es “ciencia ficción”.
      Volviendo a la realidad, yo no me resisto a la resignación; a las grandes causas de la historia siempre ha habido que empujarlas. En la historia de humanidad nada nos ha bajado del cielo, salvo aquello que dice el clero que es la voluntad de Dios.

  • ana rodrigo

    La Iglesia perdió a los obreros en el siglo XIX, a la juventud en el XX y a las mujeres en el XXI. Siempre llega con 300 años de retraso.

  • ana rodrigo

     
    Oscar, me preguntas qué quisiera ser yo…..; te contesto, yo, personalmente, nada, ni en la sociedad civil, ni en la Iglesia, porque no se trata de mí o te otra mujer, sino de aquellas mujeres que estén capacitadas para ocupar puestos de responsabilidad para trabajar para la colectividad. Yo no soy especialista en nada, al igual que muchos clérigos que están ahí con sus homilías, en muchas ocasiones diciendo tonterías y que deberían estar trabajando en cualquier otro sitio en la sociedad.
     
    Si de mí dependiese, haría borrón y cuenta nueva en tantas cosas que duraría poco en ese puesto.
     
    Me arriesgo a hacer una pequeña lista que la Iglesia necesitaría hacer ya mismo.
     
    1.-Que todo lo que se cuece en la cantidad de despachos vaticanos, así como en los palacios episcopales y parroquias, hubiese hombres y mujeres en paridad, sin jerarquías.
     
    2.-Que al clero se le diese la opción de ser célibe o no y que las religiosas por su castidad no fuesen preferentes a las mujeres no célibes.
     
     Consecuencia de lo anterior, 3.-que se revisase la valoración de la sexualidad y no se la considerase siempre en segunda categoría moral con relación a la virginidad. De paso, que se reelaborase la teología de la concepción de Jesús concebido de una virgen, según la tradición, como obra de un Espíritu.  De lo que derivaría la revisión de la concepción virginal de María, su asunción al cielo en cuerpo y alma, etc. etc. Y que no hubiese tantas vírgenes en cada pueblo o ciudad. Que María fuese María la madre de Jesús.
     
    4.-Que se creasen comisiones teológicas a nivel mundial para debatir sobre dogmas, tradiciones y ritos, y después se llevasen a un concilio compuesto al cincuenta por ciento por hombres y mujeres, célibes y no célibes.
     
    5.- Que se estudie con seriedad el acceso de la mujer al sacerdocio, a otro tipo de sacerdocio.
    6.- Hacer un planteamiento muy, muy serio, de tanta riqueza de la Iglesia. Cómo se podría gestionar para no suponer algo tan escandaloso como lo es en un mundo de millones de pobres. Patrimonio artístico e inmobiliario, así como pecuniario, que es mucho el dinero que posee la Iglesia

     
    Nota. Podéis in completando la lista de lo mucho que hay que hacer.
     
     
     
    Como soy consciente de que nada de lo que propongo es factible en este momento, podríamos quedarnos con la reforma de la Curia Vaticana, incorporando mujeres teólogas o abogadas o preparadas en alguna especialidad en todos los dicasterios (creo que se llaman así) vaticanos. Por algo habrá que empezar.
     

    • A mi ya se me ha pasado el arroz y mi granito de arena pocas montañas va a remover, pero suscribo tu lista al cien por cien. ¡Ójala!, en la propina que me toca vivir, se vean avances en alguno de los puntos.

  • Julián Díaz Lucio

    Creo que hay otro tema en el que todavía no ha avanzado el papa Francisco, es el de la rehabilitación de tantos teólogos marginados o perseguidos. Hace falta hacer una relectura de los grandes temas de la fe cristiana a la luz de los nuevos descubrimientos bíblicos, teológicos, históricos… y de las nuevosa mentalidades del mundo de hoy. Tarea en la que están comprometidos y trabajando muchísimos teólogos, que quieren “traducir” a lenguaje de hoy los grandes temas del cristianismo. Lo que suelo decir es que no solo hace falta una conversión pastoral, sino también una conversión teológica. Julián Díaz Lucio

    • Carmen

      Es que sin esa ‘traducción ‘ ,el resto es imposible. No sé en base a qué se podrían hacer los cambios. Al menos eso es lo que me dice mi sentido común. No sé.
      Un saludo cordial.

    • oscar varela

      Hola Julián!
      Te leo:
      – “no solo hace falta una conversión pastoral,
      sino también una conversión teológica”-
      Ok!, de acuerdo; p.e.:
      que la Teología es algo que nos hubo pasado;
      y que, por lo tanto,
      si nos vuelve a pasar,
      volveremos al punto donde estamos.
      Gracias!

  • ana rodrigo

     
    Como de costumbre JJ. Tamayo da en la clave, no sólo nos recuerda lo que Francisco ha hecho en pequeños y grandes cambios, es decir, no sólo en lo que se refiere a su vida privada y doméstica, sino en el contenido de sus mensajes. Parece que quedan lejos aquellas arengas de anteriores Papas ante grandes multitudes sobre moral sexual, divorcio, aborto, etc. por ejemplo.
     
    Pero, como nos recuerda Tamayo, no se ha atrevido con dos cuestiones. Una, cambiar las estructuras de la Iglesia, que supongo no dependerá de él solamente, y que atraería furibundas reacciones de la Curia, obispos, clérigos y muchísimos laicos y laicas, que le haría imposible llevar a cabo esa transformación tan necesaria en la Iglesia.
     
    No creo que haya tanta dificultad en el tema de las mujeres. Pienso que adjudicarles visibilidad y responsabilidades paritarias en la Iglesia no tendría excesivas dificultades. ¿Qué pasa con el artículo primero de la DDHH donde dice “Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”?
     
    Cuando las mujeres hemos salido masivamente a la calle a decirle a la sociedad que somos iguales, que ni somos mejores ni peores que los hombres, pero que existimos y que queremos aportar a la construcción de la sociedad el cincuenta por ciento que le falta, la Iglesia no se da por aludida de que en la Iglesia somos más del 50% y formamos parte del rebaño dirigido por pastores, hombres y clérigos.
     
    Ya sabemos que la religión, así como la construcción de dioses todopoderosos, es obra de los hombres, dioses hechos a su imagen y semejanza, que la palabra adjudicada a los dioses son palabras de hombres, la moral es cosa de hombres hecha, asimismo, a su medida, sin tener en cuenta a las mujeres, que los códigos de leyes religiosas se han hecho desde mentes exclusivamente masculinas, así como la teología, la exégesis, la hermenéutica. Todo es cosa de hombres.
     
    Ciertamente que las grandes declaraciones eclesiásticas sobre la grandeza de la mujer, teniendo como ejemplo a la Virgen María, son totalmente vacuas. Si se nos reconoce tanta valía ¿por qué no nos integran en los órganos de decisión en igualdad de voz y voto que los hombres?
     

    • oscar varela

      Bien Ana!
      Te leo hacia el final:
      – “Si se nos reconoce tanta valía
      ¿por qué no nos integran en los órganos de decisión en igualdad de voz y voto que los hombres?
      Ok!
      Por ejemplo:
      ¿Qué quisieras ser tú, con idoneidad, en los “órganos de decisión”?
      Concretamente: en la estructura eclesiástica que frecuentas, Grupo, Parroquia, Obispado, Vaticanado, Cielos divinos …?