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Sobre la Muerte y la Esperanza

          La conciencia de muerte y la experiencia de la muerte de un ser querido, es uno de los principales conflictos del ser humano y una de las experiencias más duras de la vida. Para mí, es imposible que el sufrimiento y la enfermedad, el envejecimiento y la muerte, estén planificados y luego ejecutados por una Inteligencia Superior o divina. Se trataría de un Ser sádico, sediento de sangre, un Creador despiadado, que somete a sus criaturas a pruebas insoportables, supuestamente para que merezcan un cielo de felicidad que nadie le ha pedido. Si esto fuese así, que se lo quede. En esas condiciones no quiero ni la vida ni el cielo. Mejor sería no haber nacido. Soportar la muerte de un ser querido anula cualquier promesa de cielo. Es demasiado injusto.

          En la Naturaleza no hay nada de bueno, es una hija de puta, despiadada y malvada, que, en lugar de ser una madre acogedora, es una madrasta perversa que mata y hace sufrir a sus hijos e hijas.

          Con todo no renuncio a la esperanza. El relato anterior no es mi relato. Los/las que pretenden mantener este relato, desde una lectura religiosa, aseguran que la creación de la Naturaleza por Dios fue hecha en el bien, y que luego fue sometida en el mal por Satán que la llenó de demonios. Pero esto simplemente es falso. En ningún momento de la historia del mundo, ni del Universo, ni de los seres vivos, ni de nuestra especie, …, ha existido un mundo natural de bondad paradisiaca. Nunca hubo bondad en la Naturaleza, sino más bien sufrimiento y muerte. El Paraíso sólo puede plantearse con un lenguaje mítico que responda a los anhelos humanos. Pero ningún mito puede ser sostenible cuando contradice la historia natural y humana. Los anhelos humanos tienen que tener otro relato, otros mitos para expresarlos, que tengan cierto grado de plausibilidad para que puedan ser creíbles y servir para la vida.

          Para mí Dios no es el Creador de la cruel y malvada Naturaleza, sino el Creador y la fuente del amor y de la vida, de la vida en plenitud, sin sufrimientos ni muertes. Lo que Dios crea es una vida nueva y eterna diferenciada y distinta a la originada por la evolución natural. Es más Dios nos crea y nos salva de ella, sacándonos de esta Naturaleza cruel y malvada, en la que la vida se cierra en muerte. Nos saca transformándonos por el Espíritu, para que podamos entrar en el ámbito divino y eterno, de vida y amor en plenitud.

          Y la condición para ello es que logremos alcanzar en el futuro de nuestra historia la Plenitud Humana en la última generación humana, que no conocerán el mal ni la muerte.  Cuando todos y todas sin exclusiones estemos allí, seremos transformados por el Espíritu de Dios, y sacándonos del mundo natural dejaremos el Universo a su suerte, hacia la disipación total de su energía en un campo sin formas ni estructuras en el que no tenemos cabida.

          Muchas preguntas suscitan este relato, por ejemplo, ¿no es suficiente la vida que tenemos aquí y ahora para vivirla en plenitud?, ¿qué razones moverían a Dios para crear una nueva vida diferente?, ¿qué papel juega la Naturaleza y los seres vivos en este relato tan antropocéntrico?, ¿hay acaso indicios para que pueda sostenerse el triunfo final del bien y lograr la Plenitud?, etc., etc.

          El relato usa también un lenguaje mítico, pues intenta expresar anhelos y esperanzas humanas mediante una imagen utópica, pero entiendo que es un relato mejor, más plausible y creíble, sin enfrentamientos innecesarios con la Ciencia, y que además sirve para vivir. Nos da una base para la fe y la esperanza proponiendo un objetivo final para los seres humanos, tanto individual como colectivamente, dando una fuerte razón para vivir. Hacer un mundo mejor, lograr juntos el triunfo final del bien para toda la humanidad sin exclusiones.

33 comentarios

  • Asun Poudereux

    Hola, Jorge:
    Escribí esto,  hace semanas, al poco  de  ser publicado tu artículo. Lo dejé reposar, la falta de energía no me daba para más. Luego lo extravié, pues suelo escribir en papel suelto,  y sucede mayormente, que no es preciso que lo envíe como comentario,   pues otras personas  en Atrio lo han expresado ya,  apuntando a aquello mismo que me movió a escribir. Y de hecho,  lo siento  como la voz  de todos/as, y finalmente rompo la hoja. Pero éste no era el caso,  hace sólo unos minutos lo he reencontrado. ¿? Me cuesta un poco releer mi letra, pues espontánea, corre que se las pela.
    Como en todo lo que es vida, Jorge,  nunca se apuran las miradas ni se agotan los sentimientos que desde ella surgen. Eso sí, lo que hay de fondo en ella, siempre permanece. No hay nada en la vida ni en el amor que se enclave fuera de la Consciencia universal de la que emergen.
    Ahora sé que el nacimiento y la muerte no son el principio y el final de la vida, sino manifestaciones de ella,  la que toma forma,  y la que lo hace posible, nos  sorprende, nos asombra,  al hacerse una sola.
    De jovencita y  bastante adulta, huía de pensar en la muerte, sugestionada por la explicación mítica de ella, en la que se empapaba  a la sociedad  religiosa  sumisa de la época, convirtiéndome en  una persona  multiquehaceres.
    Más tarde, barruntando  con anticipación la muerte de mis padres, ya  iniciado el siglo veintiuno,  me embarqué a mirarla de frente, en leer sobre ello, a profundizar en las nuevas exégesis sobre la Resurrección. Me ayudó también mucho el escuchar a otras personas  y escucharme en esos momentos.
    Pero sobre todo el amar a mis padres, no como mandato,  sino tal y como eran  y habían sido. En ellos pude descubrir muchas luces y sombras, que acogí y acepté dando gracias, sabiendo que había en mí mucho más de ellos de lo que yo pudiera en algún momento desear, y quizá, ciega,  en muchos, no desear.
    Transparentes y sencillos, sabían lo que ahora vislumbro  sin dudarlo: nadie es perfecto, ni mucho menos,  pero en ellos y en sus hijos, somos cuatro, veían lo completo, lo que hace al ser humano serlo.
    -En sus últimos meses, mi padre, José,  me dijo: Asun, la religión no es más que hacer en la vida aquello que te  da paz, todo lo demás sobra…Se le entendía más por sus  gestos  y pocas palabras.  
    -Y mi madre,  Isabel,  en sus días finales,  me dijo: Si amas, si quieres  de verdad, todo lo que hizo daño se olvida.  Entendí, con la experiencia y la intuición, que la mente no se adueñe de tu vida, hasta el punto de no saber  perdonar.
    ¡Papá, Mamá! ¡Cuánto sufristeis y callasteis! En el  amor y el silencio os encontrasteis.   
    Un abrazo grande grande.

    Asun

    • Jorge

      Gracias Asun, me dices cosas muy hermosas, sobre todo cuando hablas del amor y la paz, de la aceptación de la vida y de la muerte, concretada en tu propia familia.
      En mi caso tengo un punto de rebeldía. Yo no puedo aceptar la vida tal y como viene, me resisto a aceptar los males, el sufrimiento, …, propio y el de los demás, sobre todo si están a mi lado. Trato de luchar con todo cuanto pueda contra todo mal que incluye la muerte, con la fuerte confianza en que la última palabra la tiene el bien, que al final vencerá el bien sobre el mal y la muerte. En consecuencia, creo y confío en la resurrección de todos los seres humanos sin exclusiones en una vida nueva de plenitud. El amor y la vida confío en que no acabarán en muerte. Mi amor por mi mujer Cami, y por Jesús, mis grandes amores ausentes, siguen vivos en mí. Hay un futuro de eternidad esperándonos, ésta mi esperanza, que intento comunicar y transmitir a cuantos quieran escucharlo, e incluso a animarles para que tengan también y compartamos ésta esperanza.

  • Jorge

    La esperanza del triunfo final del bien, que es el punto de partida de mi fe, dices Carmen compartirlo.  Bien. Dices que de momento ganan por goleada las personas de bien; que el futuro no está escrito lo vamos escribiendo y Tánatos no ha ganado. De acuerdo, pero supongo que sabes que hay muchos/as que creen que el mal es más fuerte que el bien, y que todo acaba en destrucción, muerte y extinción de la vida humana. Y esto mata toda esperanza. Aunque no sepamos en ninguno de los dos polos cual es el futuro por lo que las dos opciones están abiertas, no entiendo las razones para decidirse por el mal final, siendo como es tan negativo y frustrante.

    Hablas Georges de luz y oscuridad en términos de ciencia. Pero la ciencia no imagina que una divinidad creadora pudiera concentrar energía dispersa y dijera “hágase la luz y la luz fue hecha”. La luz depende de la trayectoria libre de los fotones. Parece que hay datos suficientes para decir que el Universo incipiente se iluminó (unos 300.000 años tras el Big-Bang), al quedar libres los fotones de las interacciones con otras partículas, electrones/positrones entre otras. Esto que es un fenómeno causal físico de alta probabilidad, no hay razón para proponer que el “hágase” de creación de Dios sea ex-nihilo, sino que esa alta probabilidad de que la luz fotónica ilumine el Universo se dé, respetando plenamente la autonomía del Universo. Y esta autonomía de la causalidad física puede extenderse al inicio u origen del Universo, si partimos de un campo cuántico, que por la acción de partículas llamadas inflatones el campo burbujee, algunas de esas burbujas sean explosivas y generen Universos numerosos (Multiverso). El “hágase”, la acción creadora de Dios no es de la nada, ni siquiera causal, sino simplemente ejecutoria, es decir, que se dé lo que los procesos físicos permiten y hacen posible y probable.

    • George R Porta

      ¡Hola, Jorge! Quizás debe pedir que disculpes lo que escribí. Pensé que entenderías que se trata de pensar en analogia. Para nada me interesa o pretend dar opinions científicas, pero se pueden establecer relaciones de analogia por atribución entre cualquier par de equilibrios dinámicos, sea el de una disolución, sea el de la luz y la oscuridad. No sé pensar ni lo deseo en términos concretos cuando me refiero a estos temas.

      Me alegra que sepas como es la ación creadora del Dios en el que crees, yo he de confesar mi ignorancia de ello y lo que es peor, que realmente no intentaría comprenderlo o siquiera averiguarlo. No tengo esa capacidad y sea como sea, ya hubiera estado ocurriendo e incluso mi propio existir es una función de ello y por lo tanto saberlo o no fuera irrelevante.

      ¿Cómo puedes afirmar lo siguiente: «Y esta autonomía de la causalidad física puede extenderse al inicio u origen del Universo, si partimos de un campo cuántico, que por la acción de partículas llamadas inflatones el campo burbujee, algunas de esas burbujas sean explosivas y generen Universos numerosos (Multiverso)» sabiendo que se trata de hipótesis que están en proceso de verificación? Yo no puedo ni me parece que me alcanzará el tiempo para llegar al momento en el que estas hipótesis sean demostradas. Peor aún, no hay nada que haya sido demostrado como cierto o válido que con el tiempo no hay continuado evolucionando si no ha sido descartado, porque todas las teorías dejan de explicar, en algún punto, algunos nuevos fenómenos o descubrimientos. (Kühn).

      En fin, te dejo un saludo cordial.

      • Jorge

        Georges, dos aclaraciones. La primera sobre el “conocimiento” de Dios y sus acciones. De entrada, ese conocimiento lo considero imposible. Pero ante la propuesta de creación a partir de la nada por Dios, que difícilmente puede ser explicación del cómo lo hizo si es que lo hizo y que además es propio de un discurso milagroso que no comparto, propongo una alternativa con el “hágase” ejecutorio, que respeta la autonomía de la realidad física y su causalidad. En realidad, ninguna de las dos propuestas revela algo de Dios, sino de la cosmovisión que se tiene del mundo y su origen. Mientras que una llena la realidad física y su origen de milagros realizados por un Dios intervencionista en todo cuanto hay y sucede, la otra que me parece más coherente los va eliminando mediante la causalidad propia del sistema con plena autonomía.

        La segunda; la hipótesis de la inflación ciertamente aún no está verificada, pero ya hay propuestas experimentales que pueden refutarla. Y tal como dices las hipótesis científicas aportan conocimiento cuando son verificadas mediante pruebas experimentales. Pero ese conocimiento no es definitivo, sino siempre provisional y sujeto a revisión, siempre a la expectativa y abierto a nuevos datos posibles, que pueden derribar hipótesis y teorías que parecían bien asentadas. Las hipótesis y teorías funcionan hasta que dejan de hacerlo, por lo común sustituidas o ampliadas por otras mejores.
        Saludos cordiales

  • Carmen

    No dejo de sorprenderme. Y me gusta.

    No sé qué experiencias vitales han tenido ustedes, pero las mías son que ganan por goleada las personas de bien. Cuando las necesitas suelen estar ahi. Excepciones? Pues claro. Y a veces superdolorosas. Pero hace tiempo que ya no juzgo a nadie. Ellos sabrán.

    En cuanto a que el bien construye y el mal destruye, pues ahí están Eros y Tánatos.

    Y si aquí seguimos, de momento Tánatos no ha ganado. De nosotros depende que gane o no. Nada está escrito, el futuro se convierte en presente cuando nosotros lo escribimos.

    Y ahí tenemos un camino del bien para seguir. Si no se cree que nos conduce a una buena meta , no final, sino de esas parciales , no sé cómo se llaman.

    Pues entonces, adiós Esperanza, adiós.

    Un saludo cordial.

     

     

     

     

    • Carmen

      No sé cómo ha salido ese cuadradito blanco con letras más pequeñas. He debido de tocar una teclita de este trasto. Esto de los móviles sí que es un misterio de los gordos para mí. Pero no me interesa resolverlo. Se me incendia la cabeza, fijo.

  • Jorge

    Sorprendentes reflexiones. Sorprendentes porque tú, Georges, siempre has insistido en la incertidumbre. Ahora en cambio, comparas el tándem incertidumbre/certeza con claridad/oscuridad en un balance más o menos en equilibrio. Bueno, yo no tengo claro ese equilibrio, aunque es posible que no pudiésemos saber que es la claridad sin experiencia de oscuridad, no sé si lo mismo ocurre con certeza/incertidumbre, ¿una en función de la otra? Es que mis certezas son pocas y siempre empíricas. Ni siquiera los relatos científicos basados en ellas los tomo como certezas, sino siempre como propuestas provisionales y en revisión, aunque tengan para mí el mayor grado de certeza y por ello soy partidario del cientifismo.

    Por otra parte, no tenía más argumentos para tener confianza en el triunfo final del bien, que el sentido de la vida y de la historia humana. En este comentario me das nuevos argumentos que me van a servir y mucho. No había pensado en que la probabilidad del bien sea mayor que la del mal, siempre había supuesto un equilibrio de probabilidad y que optar por una cosa u otra dependía de nuestra elección. Es que el argumento que das de que el bien facilita la vida y la existencia mientras que el mal la malogra me parece acertado. Y que el mal solo puede ser temporal porque agota la vida, también lo encuentro acertado. Los usaré. Te agradezco estas reflexiones.
    Un abrazo.

    • George Porta

      ¡Hola, Jorge! Gracias por el esfuerzo que has hecho para poner algún sentido a lo que haya escrito.

      Con respecto al equilibrio dinámico de la oscuridad y la claridad (a diferencia de la contradicción antagónica de la luz y la sombra que engendra por interposición de alguna masa) es que en realidad muy posiblemente solo exista la oscuridad (no hay un foco de oscuridad como lo puede haber de luz). De ahí que oscuridad y claridad sean un dúo danzante, no pueden existir una sin la otra. (En esto es asombrosa la imaginación «cuántica» de quien narró que la luz fueracreada para irrumpir en una oscuridad total original. En efecto fuera absolutamente extraordinario que en la época alguien pudiera imaginar que lo que la divinidad creadora hiciera fuera concentrar la energía dispersa y afirmara «fiat lux, et lux fuit» en lugar de hablar de creación ex-nihilo).

      Tampoco puede haber (o no se puede saber que haya) oscuridad sin alguna porción o medida de claridad. Así, cuánticamente especulando, fuera una cuestión de concentración, como pudiera ser el caso de la masa y la energía y su equilibrio dinámico. No pudiera haber no-energía, pero en cambio si puede haber algún momento de no-masa.

      Perdóname ahora que incurra como explorador aficionado en tu campo.

    • George R Porta

      ¡Hola, Jorge! Perdona la demora en comentarte. Realmento no veo en que medida o de qué forma haya yo cambiado mi posición con respecto a la «necesidad» de la incertidumbre y la imposibilidad de la certidumbre absoluta. Pero si no he sido suficientemente claro antes, por favor discúlpamelo. In abrazo cordial.

  • George R Porta

    La clave de la esperanza confiada consiste en que el Mal no tenga igualdad de posibilidades que el Bien, por lo tanto, la confianza se centra en la posibilidad de que «al final» prevalezca el Bien, asumiendo, como espero —lo cual solo puedo «esperar con un grado de fiabilidad que me persuade a mí, pero puede no persuadir a otras personas— sin «saberlo» de otra forma, que haya un final. 
    Las siguientes especulaciones son efecto o expresiones de mi esperanza confiada, en la cual existo y que me lleva a inferencias especulativas que me persuaden suficientemente, que me parecen suficientemente creíbles, no importa que otras personas las consideren demasiado defectuosas o insuficientes, porque hasta donde puedo razonar de buena fe, buscando sinceramente la mejor forma de la verdad, me persuaden para confiar en su posibilidad.
    1. ¿Por qué no se precisan dotes o cualidades extraordinarias para hipotetizar con bastante posibilidad de certidumbre (o poca probabilidad de error) que el Bien sea superior en probabilidad de supervivencia con respecto al Mal? Porque la observación empírica es que la bondad logra o facilita la vida mientras que la maldad la malogra o la dificulta. Solo lo primero ofrece un espacio para la ocurrencia de ambos el Mal y el Bien. Lo segundo destruye ese balance o lo hace inestable, en el mejor de los casos. Aquél es un reto o desafío para el segundo (Ricoeur) y, en lo microscópico, puede vencer, pero no debe poder vencer en la máxima escala de la realidad porque eso anularía la posibilidad de la durabilidad de la existencia misma. Sería una nada absolutamente impotente, impasible, que solo puede ser imaginada, contradictoria o paradójicamente, como algo.
    2. No hay evidencia de que el mal sea imperecedero, en cambio, la Belleza y la Verdad parece que lo sean a juzgar por la experiencia. El dolor físico, la pena moral, la angustia psicológica son temporales porque si se prolongan «demasiado» agotan la existencia, ergo, dejan de existir.
    3. Una vez que la existencia deja de ser evidente, nada se sabe y, por lo tanto, lo razonable es esperar que el Bien, la Belleza, la Verdad que aún pueden ser percibidas, razonadas, analizadas, sometidas a prueba por quienes sobreviven, ellas mismas perduren. Humanamente hablando si el Bien y la Bondad pueden ser deseadas y buscadas, es a todas luces anómalo y destructivo, humanamente hablando, desear o buscar la Maldad o el Mal. Si el fin de algo puede ser deseado, la esperanza de que lo contrario lo sobreviva es inevitable.
    4. Estas «fianzas» se fundamentan en que todo lo material sufre una transformación la cual ocurre en el proceso mismo de vivir que implica desgaste y que concluye a base de cambiar al menos cualitativamente, hasta donde la ciencia puede imaginar y demostrar con el grado máximo de certidumbre compatible con la menor probabilidad de error cuantificable.
    5.Si los elementos del conjunto están sujetos a ello, el conjunto mismo no debe constituir una excepción, aunque como conjunto su proceso de transformación pueda ser diferente y haya que renunciar a la posibilidad de conocerlo empíricamente desde dentro del mismo. Este es una deducción hipotética que sí es compatible con la confianza (la fe) y que pudiera estar razonablemente vinculada al dato empírico de la finitud de las formas de la materia. 
    6. La esperanza confiable de si Dios estará o no en algún final, asumiendo que éste pueda ocurrir, puede ser razonablemente objeto de especulación porque si la noción de Dios o de lo divino solo puede ser imaginaria, al transformarse el sujeto que la imagina o la concibe, es muy probable que cambie la imaginación misma cualitativa y/o cuantitativamente con relación a permanecer como una tesis persuasiva. 
    7. Por otra parte, la incertidumbre no es la causa de la certidumbre o ésta no es el efecto de aquella, sino que más bien ambas son concebibles en continuidad, una especie de espectro de posibilidades, comparable al de la oscuridad y la claridad —no así la luz y la sombra—, las cuales no constituyen una dualidad sino un equilibrio dinámico en el que ninguno de los dos extremos parece que pueda prescindir o ser eliminado o asumido por el otro o existir sin el otro
    En efecto, la claridad solo puede ser función de la oscuridad y viceversa (matemáticamente hablando).
    8. Los hechos, por ejemplo, no pueden ser objeto de absolutas incertidumbre o certidumbre, pues ambas condiciones corresponden al conocimiento que un sujeto particular pueda tener de los hechos, pero no a los hechos mismos que obviamente pueden ser ignorados y no por ello dejan de ser materialmente reales. 

  • Jorge

    Mi fe no es certidumbre sino una fe confiada y esperanzada en el triunfo final del bien donde intuyo que se encuentra Dios. Pero saberlo eso no lo sé, no tengo ni creo posible tener capacidades por las que podamos conocer el futuro. No sé si en el final vencerá el bien, ni tampoco sé si en ese final está Dios. Hay una incertidumbre radical y por ello y desde la incertidumbre anida y parte la fe esperanzada, que no es conocimiento ni certeza, sino confianza. No encuentro nada misterioso en esta confianza. Pues la confianza es una cualidad o capacidad humana entre otras muchas.

  • George R Porta

    Me parece, seguramente por mi cortedad intellectual o por falta de formación de cualquier clase, que conocer aquello que se lo espera en confianza descarta la posibilidad de la tal confianza, porque si se lo conoce más bien cabe la certidumbre.

    «…fe no és somniar, fe és penosa lluita per l’avui i pel demà…» (Fe no es soñar, fe es penosa lucha por hoy y por mañana…» .dicen las primera líneas de una canción de Lluís Llach que me gusta mucho («Cal Que Neixin Flors A Cada Instant» que desde que la escuché por primera vez hace más de veinte años me parece que expresan muy bien mi noción de fe como esperanza confiada, que no sabe, que solo imagina que algo es posible y se queda ahí en barruntar en imaginar a partir de algo que no se conoce sino que siente y que como todo sentimiento está hecho de misterio (en el sentido etimológico que el DRAE señala (Quizá del vasco ant. barrunti ‘interioridad’, der. de barru[n] ‘dentro, interior’)

  • Jorge

    Al leer los comentarios me llamó la atención el inicio del de Olga que dice que no encuentra razones que tendría Dios para crearnos y al final se expresa ante la tragicomedia de la vida ¡Cuánta ambición que fue quimera! ¡Cuánta bella ilusión desvanecida! Y esto también se relaciona con lo que dice Isidoro sobre el tema de la salvación como mercancía religiosa.

    Creer en la vida más allá de la muerte no es para mí un simple bálsamo para las heridas existenciales, aunque lo sea, ni mera ilusión que pueda desvanecerse, por el contrario, es el resultado o consecuencia coherente y razonable con el contenido de Dios concebido como Plenitud Humana. No busco ni encuentro un Dios Creador de la Naturaleza, Todopoderoso milagrero, que nos lleva a callejones sin salida, plagado de contradicciones irresolubles sobre todo con respecto a la Ciencia. Busco a Dios y lo encuentro en la plenitud de lo humano. En este contexto, ¿no encuentras coherente Olga que Dios nos crea en la plenitud de vida y amor? Todos y todas sin exclusiones formamos parte de la Plenitud y por eso estamos aquí en camino hacia ella y algún día llegaremos.

    Mi fe en Dios no parte de las angustias existenciales humanas ni de anhelos de ultratumba, sino de mi fe confiada y esperanzada en el triunfo final del bien, el triunfo de la humanidad sobre el mal, el sufrimiento y la muerte. Muchos luchamos por superarlo no mediante ilusiones vanas sino contra las enfermedades, los sufrimientos, la escasez, la injusticia, …, y también contra la muerte para alejarla cuanto podamos. Creo que llegará en la historia el tiempo del triunfo y por tanto de Plenitud. Y es aquí donde encuentro a Dios, en la lucha humana por ese triunfo.

  • carmen

    Como soy tirando a idiota, no he relacionado al autor del artículo con Jorge, el señor que de vez en cuando escribe en Atrio.

    Solamente quiero decirle que ya sabe, le esperan por lo menos 12-14 meses de luto. Son tremendos, te sumerges en una oscuridad total. Pero con el tiempo va entrando la claridad. Las cosas ya no  vuelven a ser como antes, pero se puede seguir viviendo. En realidad te conviertes en otra persona. Cuando por un motivo u otro una persona a la que has querido con todas tus fuerzas desaparece de tu vida, pues tienes que volver a rehacerla sin ella. La mayoría de las personas lo consiguen, usted también lo conseguirá, aunque en este momento no esté muy convencido de ello.

    Ya sabe que su mujer lo está esperando donde esté y que cuando su tiempo se acabe, vendrá a buscarlo y juntos se perderán por un rincón de la eternidad.

    Un abrazo.

    carmen

     

  • Isidoro García

    Pensando en el sinsentido de la vida, que para seguir manteniéndonos en pie, solo se nos hace consciente en determinados momentos de la vida, (crisis existenciales por muerte o enfermedad grave de nuestros seres cercanos), repensaba en su influencia en la aceptación de la religión por el hombre moderno.

    En este tema, como en casi todos, actúan los resortes de la mente subconsciente, y por ello su análisis es muy equívoco, porque “el corazón tiene razones, que la mente consciente desconoce y además la conciencia reinventa a su manera esas razones, para justificar racionalmente nuestras decisiones”.

    La angustia existencial crónica, a la que estamos condenados por la naturaleza azarosa de nuestra vida, está subconscientemente muy relacionada con el tema de la “salvación”, que es el la mercancía que ofrecen las religiones, la razón práctica de su existencia.

    La “salvación”, no sabemos muy bien lo que es. Cada uno se la imagina de distinta manera. Y es como una crema calmante y milagrosa, en nuestra piel quemada y dolorida por la angustia.

    Yo antes creía que el problema de aceptación de las religiones por el hombre moderno, era ocasionado por la imposibilidad del hombre racional de creencia en la condena eterna por parte de un Dios amantísimo, con lo que las religiones se habrían quedado sin artículo que vender.

    Pero creo que realmente, la causa subconsciente oculta, puede ser todo lo contrario: realmente nuestro subconsciente no cree que haya solución posible para esa angustia existencial del sinsentido de la vida, y por eso realmente no cree en la existencia de “salvación” alguna.

    Freud llevaba razón, nos habíamos creado una “ilusión”, contra la neurosis, que tiene muy mal porvenir. Y Marx también hizo un buen análisis, relacionando religión con el sufrimiento humano: “La inquietud religiosa es al mismo tiempo la expresión del sufrimiento real y una protesta contra el sufrimiento real. La religión es la queja de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado”.

    Y luego añade una frase que ha sido muy mal comprendida: “Es el opio del pueblo”. Aquí “opio” se entiende como un falso remedio, un engaño, un señuelo, cuando primitivamente el opio era sobre todo un calmante medicinal para el sufrimiento y la angustia del dolorido.

    Los humanos seguimos necesitando consuelo y pomadas para nuestra piel dolorida, necesitamos que nos “salven”, lo que pasa es que al hombre moderno no le basta la “salvación” de la “otra” vida, que está por ver, porque en estos tiempos no creemos en las maravillas ni en los milagros.

    Sin embargo, mi experiencia personal, es que a medida que profundizas en el conocimiento del Universo, y de cualquier simple elemento del mismo, se es consciente de la inmensa “maravilla” y el enorme “milagro”, que suponen su organización y su emergencia en el mismo, con lo que cada vez se le abren más a uno la capacidad de creer en “maravillas” y “milagros”.

    Hay tantas maravillas en el universo, que están ahí y las podemos ver y tocar, y son de tal calibre, que una más, la de la “salvación”, ya no parece tan fuera de lugar.

    Decía el científico Jean Rostand que “la ciencia nos ha convertido en dioses, antes de que mereciésemos ser hombres”. Quizás. Pero nos cuesta mucho convertirnos en dioses. A muchos no se lo han permitido sus circunstancias personales, pero otros muchos se niegan, por falta de ambiciones o peor aún, por falsa modestia, (¡insensatos!).

    El homo sapiens, tiene tres etapas:

    – Protohumano primitivo, en la que creía en los milagros y maravillas.

    – Humano, en la que ya no creía en ellas, (porque “se lo sabe todo”).

    – Y “dioses”, en la que volvemos a creer en las maravillas porque nosotros mismos, al igual que otros seres vivientes como nosotros, las realizamos.

    El pensamiento es circular, y volvemos al origen, pero en otro escalón de la escalera.

    Pero para ello debemos tener confianza en nuestra naturaleza, a pesar de los pesares, y de las apariencias poco prometedoras. Hay que tener esperanza en el humano. Y eso está en nuestra mano: hay que mirar para ver.

         “Algunos sienten la lluvia, otros simplemente se mojan”. (Bob Dylan)

  • olga larrazabal

    La verdad es que no entiendo la intención de Dios al crearnos, ni sus parámetros.  Con razón las religiones tienen que crear todo tipo de cuentos retorcidos, para explicar lo inexplicable.

    Como he decidido dejar a Dios y sus intenciones tranquilo, me dedico a aprovechar cualquier pequeño momento de felicidad, que me permite mi sensibilidad, y así tener fuerzas para cuando vienen los malos momentos.

    Las pérdidas de los que uno ama, son terribles, y la época de duelo desgarradora. Lo entiendo perfectamente.  Y sobre todo, lo peor es la gratuidad del dolor sin ningún propósito.  Solo porque la estructura de la materia sufre al deshacerse y ver esto en los seres que uno ama.

    Cito a un poeta chileno, romántico del siglo 19, Guillermo Blest Gana, de los tiempos en que se pensaba mucho en el amor, como finalidad de la existencia, y se solía morir muy joven.
    Al llegar a la página postrerade la tragicomedia de mi vida,vuelvo la vista al punto de partidacon el dolor de quien ya nada espera.
    ¡Cuánta noble ambición que fué quimera!¡Cuánta bella ilusión desvanecida!¡Sembrada está la senda recorridacon las flores de aquella primavera!
    Pero en esta hora lúgubre, sombría,de severa verdad y desencanto,de supremo dolor y de agonía,
    es mi mayor pesar, en mi quebranto,no haber amado más, yo que creía,¡yo que pensaba haber amado tanto!
     

  • Santiago

    Jorge, sigo entendiendo y compartiendo lo que es el dolor de la partida de un ser querido. Yo perdí a mi padre cuando el tenía 66 años y yo 35 poco antes de empezar la práctica de mi carrera de medicina. Quedé muy destruido y abatido. Recuerdo que tuve que hacer un profundo esfuerzo para poder acompañar sus restos mortales a la misa del funeral y después al cementerio. Creo que estaba como en un “trance” donde todo era oscuridad para mí. Solo reaccioné y volví en mi durante la Misa de cuerpo presente cuando el oficiante leyó y comentó la Resurrección de Lázaro como se lee en el Evangelio de S Juan. Jesus entonces habla de que El mismo es la Resurrección “y la vida” y el que muere en El, “no morirá para siempre”. Entonces comprendí en que consistía la esperanza cristiana pues supe que algún día podría yo también resucitar a la vida eterna en la comunión de la gloria y estar junto a los que quisimos en esta vida de la tiera. Y solo entonces comencé a aceptar la muerte de mi padre y a tener paz.

    Como dices tú en tu artículo Dios nos “saca” del aguijón de la vida de muerte y “nos transforma por el Espíritu” para que vivamos entonces, de verdad, la plenitud del amor,  pues nuestro amor humano siempre es incompleto. “Nuestras justicias” siempre están manchadas de nuestras imperfecciones, pecados, y flaquezas producto de nuestro egoísmo personal.

    No, no es suficiente para nuestros deseos infinitos, la vida de aqui. Mi conciencia me dice que me faltan muchas cosas que no se pueden realizar en esta vida. La justicia humana es incompleta, el amor no se realiza perfectamente, todo lo de aquí se acaba con el tiempo, y la vida y el sufrimiento se convierten en una incógnita, y a veces, en una agonía.

    Es solo por la iluminación de la fe por la que podemos llegar a la esperanza. Juan  de  la Cruz escribía que en medio de “la noche oscura” existe una guía más “clara que  la   luz del mediodía” Solo podemos “ver” como el ciego del Evangelio cuando estamos cerca de Jesús y somos “tocados” por El. Solo El puede curar nuestra enfermedad de la ceguera espiritual y entonces podemos ver  esa luz que es El mismo.

    Al crearnos Dios nos da una única vida y una sola oportunidad. Nuestra vida única es la que se va a trasformar al entrar en la vida eterna y en la Resurrección final. Dios quiere, pues, que todos alcancemos la plenitud cooperando,con nuestra voluntad libre, al amor que El nos ofrece gratis en medio del sufrimiento diario de la vida. Nos da la gracia con medios ordinarios y extraordinarios, materiales y espirituales y sacramentales, para que podamos sobrellevar nuestras penas hasta llegar a la plenitud final, el ùltimo destino y la última realidad de nuestra existencia que es la meta final y que se encuentra junto a El mismo. La gracia suficiente acompaña a cada ser humano hasta el día de su partida de este mundo.

    Por tanto, como cristianos, debemos vivir esta vida de fe, esperanza y caridad en este estado de “peregrinación” de la vida de la tierra, pues siempre va a estar la   c r u z  con nosotros. Paradójicamente en ella se encuentra el misterio salvifico y solo aceptando llevar nuestra  cruz, podemos abrirnos plenamente al amor  de  Dios.

    Sabes que sigo contigo en la comunión de los fieles y en la oración.

    Saludos cordiales

    Santisgo Hernández

     

    • Miren Josune

      Para mí, tan sólo el AMOR es realidad que permamece, me hace recordar las palabras de Jesús: “En la Casa de mi Padre hay muchas estancias, voy a prepararos un lugar, para que donde yo estoy, estéis también vosotros, y a donde yo voy, ya sabéis el Camino”:

      “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.

      Jesús abre una “puerta” grande a la Esperanza confiada, llena de AMOR, en esa Comunión con todos nuestros seres queridos. Despojados de la materia, el “vestido desgastado” por el uso, el accidente y deterioro de la enfermedad, ha dejado que el espíritu anhelante, salga al encuentro de la LUZ en la plenitud del AMOR.

      Nunca el Amor podrá ser, una despedida definitiva, llevamos muy dentro su presencia, nos sentimos habitados por ella, no, el AMOR no muere nunca, es “presencia” que nos acompaña, a veces, de modo sorprendente, tan cercana, que es difícil explicar esta experiencia.

      Rabindranath Tagore, acertó al pensar: “cuando te fuiste, una ventana se abrió a lo ignorado y desconocido, la lamparita que alumbró tu existencia,las lágrimas la fueron apagando, más yo sentí en mi corazón, la Luz de tu presencia cercana, y entonces comprendí la Verdad: HOMBRE Y MUJER, ERAN EN MÍ YA, UNO PARA SIEMPRE.

      Miren Josune

      Prosigo en “mi desierto”…

  • carmen

    Han sacado un tema que para mí resulta fascinante. Nada menos que la muerte.

    Pues yo creo que las religiones se inventaron o se idearon, como quieran decir, para dar un sentido a la Muerte. Con mayúsculas. No nos resignamos a morir, de ninguna de las maneras. No nos resignamos.

    Cuando era pequeña tenía una lista de inmortales, Mi padre se indignaba porque tenía en ella a mi madre, pero no a él. Claro, hace muchos años que todos mis inmortales murieron. Posiblemente la razón de esa lista fuese que no entendía la vida sin esas personas. No lo sé.Da igual, fueron  muriendo personas de la lista y de fuera de la lista. Demoledor. La muerte es algo demoledor. Pero siempre me han atraído las películas y la literatura de terror, para mí una de las novelas más grandes es Drácula, de Stoker.

    Por supuesto no me cabía en la cabeza que el universo pudiera seguir existiendo si yo faltaba, pensaba que el  se acabaría junto conmigo. Estaba  convencida de que iba a llegar hasta el día del juicio final y que el Apocalipsis  lo viviría. Uf. El librico se las trae.

    Oía decir eso de la vida eterna ,si era buena iría al cielo, pero nunca me he sentido demasiado buena y le tenía un poco de respeto al infierno. Pero pánico al purgatorio, porque para mis cálculos me iba a pasar un montonazo de tiempo. Mi madre me decía, pero nena, si te llamas carmen, la virgen del carmen te sacará pronnnnnto.

    Un día, cuando ya era profesora en mi colegio de monjas, nos llevaron a un franciscano muy guay que algunos de ustedes conocerán. No sé como, no sé de qué hablaba pero de repente salió el tema de la resurrección, la nuestra, no la de Jesús, esa ya la sabíamos. Y dijo una cosa que fue definitiva para mí. Al menos yo entendí que dijo que cuando mueres la resurrección no es que vuelves a ser tú mismo,sino que  formas parte como de una especie de… no sé que dijo. Me quedé en que…no volvía a ser yo tal y como era.

    Me pasé todo el tiempo rezongando, pues vaya una resurrección, pues para eso no resucito, pues si no voy a ser yo…

    Esa idea poco a poco fue madurando y hace ya mucho tiempo que no me interesa la vida eterna. No, si no soy yo. Y le he perdido el miedo a la muerte. A la muerte. No al dolor , ni al deterioro. NO, a eso le tengo pánico. Mi madre murió del alzheimer , yo tenía 27 años recién cumplidos y cinco días antes me había enterado que estaba embarazada de mi primer hijo. Por su puesto no se enteró, bueno, hacía años que no se enteraba de nada. A eso sí le tengo pánico. Pero a la muerte en sí ? ninguno. El dolor me horroriza y he visto con mis ojos que a veces la muerte es una liberación. Al menos eso creo.

    El verdadero milagro es la vida,  como vivimos en un planeta lleeeeeeeeeeeeeeeno de vida no sabemos apreciarla, pero cada uno de las instantes que vivimos, somos un milagro andante . Disfrutémoslo, disfrutemos la vida. Que cuando llegue el final no nos arrepintamos de nada de lo que hemos podido hacer y no hemos hecho, porque  lo que hemos hecho mal, seguro que lo hemos pagado con creces. El infierno está en la tierra, nosotros lo construimos.Deberíamos de aprender a construir el cielo, quizás eso es lo que nos quiso decir Jesús de Nazaret.

    No creo en un dios creador. Y menos  que me haya creado para morir y sufrir.Porque no sé qué es Dios y no estoy dispuesta a que me salga más humo por las arejas. Y si después de la muerte hay otro tipo de vida, bienvenida sea y espero que sea  mejor que esta que ya hemos vivido. Pero vivamos ésta por favor, Vívámosla.

    Y cuando una persona a la que queremos se va nos deja un montonazo de recuerdos y además nuestra cabeza solamente recuerda lo bueno, y lo engrandece. Lo malo desaparece.

    Es cierto que al final nos convertimos en cenizas y polvo, pero como he visto que alguien ha citado a Quevedo, ahí van un par de versos suyos de un poema  que habla de muerte y destrucción pero al final creo recordar  que dice: …serán cenizas, pero tendrán sentido

    polvo será, mas polvo enamorado.

    Un saludo cordial.

    • Mª Pilar

      Querida Carmen:
      ¡Un gran abrazo lleno de cariño y agradecimiento por ser como eres!

      ¡¡¡Gracias, eres genial!!!
      mª pilar

    • carmen

      Perdonen.
      Mi madre se quedó conmigo unos veinte años. No lo sé explicar, sencillamente estaba. Hasta que en una operación que me hicieron para ponerme un tímpano nuevo, me levantaron la oreja y todo. Anestesia general.
      Cuando me desperté pregunté ¿ha venido mamá? y me dijeron mis hermanas, sí, ha venido. LLevaba muerta como veinte años ya, se creían que estaba todavía bajo la anestesia y… les dije, no, no ha venido. Porque no la sentí. Por lo visto me dio el alta y se fue.
      Y veinte años después de esto no sé decirles si fue ella la que se quedó o yo la que a retuve en su viaje al más allá, fuera donde fuese. Así que desde entonces pienso que a los que mueren hay que dejarlos partir.
      y Sobre todo, cuando están en el momento de irse, como dice George, cogerles la mano y pensar, buen viaje, a donde vayas.
      Y ya está.

  • George R Porta

    ¡Hola, Jorge! El siguiente comentario va lleno de respeto y cautela porque he visto y estoy consciente de que sea necesario respetar el dolor de las personas que experimentan la muerte de alguien muy amado o, mejor, de alguien amado y sobre todo si le han visto cruzar las aguas tormentosas de una prolongada enfermedad cruel.
    Por otra parte, he conocido personas que agonizan tratando de asegurar la supervivencia de un/a hijo/a discapacitado que les sobrevivirá o que saben que han de institucionalizarlo porque se les acerca a ellos mismos la muerte y nadie cuidará de sus hijos como lo han hecho ellos mismos. Tanto peor si no disponen de capital para sufragar cuidados de alta calidad y prolongados que aquí son privados y costosos.
    La muerte se vuelve difícil, en parte porque nos educamos para pretender que la vida debe ser eterna y que la ciencia, en algún momento, descubrirá como derrotarla, y no nos hacemos a la idea de que el mayor soporte de la vida sea la diversidad constante que engendra precisamente que la vida concluya. Cada ser humano que nace trae promesas y creatividad que en su momento informarán activamente a la vida existente y la empujarán un paso adelante (o atrás). Siempre será un enigma que existencias como las de Hitler o Harry S Truman ocurran porque parece que el Mundo hubiese sido mejor sin la Shoah y sin Hiroshima y Nagasaki. Engendros como el capitalismo y su política antiecológica tampoco es muy posible justificarlo como necesidad. Todas esas son formas de muerte. No obstante, la Historia Humana se mueve de esta forma contradictoria, tan a menudo paradójica.
    Mis años sirviendo a pacientes de Hospicio y a sus familiares me mostraron otro lado de la experiencia de la muerte y de la agonía que a menudo la precede diferente del que conocí asistiendo a los ancianos casa, cosa que me correspondió sobre todo cuando era el único más joven tras la salida de Cuba de mis hermanos. Al fin, sin restar nada de lo doloroso o luctuoso que la caracteriza, he visto como una forma privilegiada de vivir la de acompañar hasta el dintel final de la existencia a quienes tienen que cruzarlo. ¡Vale tanto ofrecer una mano para que se sujete a ella quien está a punto de perderse en las brumas del Misterio!
    Esto que describo no disminuye el vacío o la pérdida que se experimenta cuando uno siente como afloja la presión de la mano del muriente hasta que, al fin, si se ha estado observando su rostro, se ve la transformación facial que tantas personas interpretan como que «se fue» interpretando la muerte como el comienzo de un viaje. Quizás porque la descomposición del cuerpo que ahora solo se acelerará induce a menospreciar lo material y físico que, en algún momento, en muchos momentos fue lugar y ocasión de disfruten y placer como ahora, al morir, solo acelera su conversión en un espacio de destrucción rápida. 
    No sé si existe una divinidad creadora precisamente porque rehuso encerrarme en los callejones sin salida que una tal hipótesis produce. Es una opción heredada o aprendida y que quien siente la necesidad de ser leal a ella y sostenerse de ella y de todo lo que representa (en realidad muchas más preguntas que respuestas) pues no le queda otra que aceptar los desafíos de la incongruencia: ¿Una divinidad que crea para que perezca lo que concibe? ¿Una especie de artista que produce un arte que se desvanece? Pienso en esos escultores de arena que van junto al mar y construyen sus castillos o estatuas de arena que al subir la marea si no desaparecen totalmente, se desmoronan en parte por erosión y el viento termina de borrar sus rasgos distintivos. Pienso la erosión lenta de las pirámides egipcias, en el deterioro de todo lo que la ingeniería humana ha levantado.
    No puedo permitirme la soberbia de pretender penetrar y desbrozar el Misterio que mis ojos tratan de penetrar cuando en una noche estrellada o no, miro en la dirección del «fondo del universo». Más bien me duele la impotencia y termino por callar mi mente y dejarla Contemplar agradecido la belleza insondable que contempla. 
    He perdido mucha gente, mucho tiempo, muchas cosas en los 75 años que llevo existiendo y solo encuentro consuelo en agradecer hasta por el dolor y las penas que nunca faltaron, entrelazadas con la alegría y el placer que también han sobreabundado durante ese mismo tiempo.
    Con mis pacientes terminales, una de ellos/as me dio una imagen que me ha servido de mucho porque en lugar de responder impide que se pueda colocar el signo final de interrogación. Me dijo que deseaba que le sujetara de la mano hasta llegar adonde fuera que llegaría y que miraba a su muerte como esta especie de invitación a entrar en una importante audiencia con un interlocutor o interlocutora totalmente desconocido/a para ella. Poco antes de perder conciencia me agradeció la compañía de mi presencia y me confesó cuán grande era el pavor que le inspiraba dejarse llevar, No olvido la expresión de su rostro mientras me lo decía y comenzaba a perder la capacidad de continuar hablando si bien en su mirada estuvo brillando la vida por otro rato hasta que, al fin, quizás solo le quedó la posibilidad de escuchar lo que musité a su oído. 
    A esto, solo siguió su silencio inerme y un tremendo nudo en mi garganta.
     
     
     

     

    • Alberto Revuelta

      “Siento haber de dejar deshabitado
      cuerpo que amante espíritu ha ceñido;
      desierto un corazón siempre encendido.
      donde todo el amor reinó hospedado.”. Quevedo

    • Mª Pilar

      ¡Gracias George…!
      Un hermoso y enternecedor comentario de tus experiencias; gracias también, porque se puede acompañar, sin meter a Dios… el eterno desconocido… en todos los problemas, sencillamente, expresando los pasos dados a lo largo de nuestras vidas.

      La vida, viene cargada de expectativas, pero, para toda persona, tiene un principio y un fin ¿cómo sucederá? eso nadie lo sabe.

      Sería muy bueno y saludable, enseñar desde el principio de nuestras vidas, que si hay Dios… no es un manipulador, un castigador, un Ser, que reparte como si de una lotería se tratase, el mal, la enfermedad, la pobreza,la desgracia, el abandono…

      Esto nos haría más conscientes, de cuanto nos suceda en gran parte de nuestro vivir; somos nosotros mismos, los que deberíamos organizarla, para hacerla lo más serena, buena, justa, mirando todas las posibilidades que la misma vida nos ofrece.

      Gracias George, un abrazo entrañable.
      pili

  • Mª Pilar

    Estoy de acuerdo Jorge:

    A veces… los “dioses” en quienes pensamos, están tristemente, muy mal expresados.

    No por las personas… sino por quienes los han explicado a lo largo de la historia.

    Y como les cuesta cambiar ese lenguaje tan “castrante” de la mente humana.

    mª pilar

     

     

  • oscar varela

    No UNA, sino:
    TRES ESPERANZAS

    No doy un paso más,
    alma otaria que hay en mí,
    me siento destrozao,
    ¡murámonos aquí!

    Pa’ qué seguir así,
    padeciendo a lo fakir,
    si el mundo sigue igual…
    si el sol vuelve a salir…

    La gente me ha engañao
    desde el día en que nací.
    Los hombres se han burlao,
    la vieja la perdí…

    No ves que estoy en yanta,
    y bandeao por ser un gil…
    Cachá el bufoso…
    y chau… ¡vamo a dormir!

    Tres esperanzas
    tuve en mi vida,
    dos eran blancas
    y una punzó…
    Una mi madre,
    vieja y vencida,
    otra la gente,
    y otra un amor.

    Tres esperanzas
    tuve en mi vida
    dos me engañaron,
    y una murió…

    No tengo ni rencor,
    ni veneno, ni maldad
    Son ganas de olvidar,
    ¡terror al porvenir!

    Me he vuelto pa’ mirar
    y el pasao me ha hecho reír…
    ¡Las cosas que he soñao,
    me cache en dié, qué gil!
    Plantate aquí nomás,
    alma otaria que hay en mí.
    Con tres pa’ qué pedir,
    más vale no jugar…
    Si a un paso del adiós
    no hay un beso para mí
    cachá el bufoso…
    y chau…¡vamo a dormir!
    ………………..

  • oscar varela


    …………….
    y:
    Canción de esperanza
     
    Luz de redención
    brilla en mi soñar
    ¡ansias de vivir con fe!
    es el anhelo de mi esperanza
    que busca redimir de una vez mi corazón…

    Brisas que al pasar
    soplan mi razón
    para despertar mi voz,
    en un clamor febril que surge en mi alma,
    borracho de inquietud por mi salvación.

    ¿Si yo pudiera alcanzar
    el premio de una canción
    con que arrullar mi soñar?
    ¡Esa canción de esperanza
    que sólo inspira el amor!

    Ya no descansa mi voz
    clamando por el final
    de mi formal redención,
    quiero la paz de un hogar
    para matar esta fiebre
    de mi eterno rodar…

    Loco, por seguir
    tras de la ilusión
    me olvidé del corazón,
    buscando en el placer del beso fácil
    la forma de embriagar el sentido del amor…

    Pero al despejar
    esa cerrazón
    que nublaba mi razón,
    se despertó mi fe por ansias nuevas,
    que claman por la luz de mi redención…
    ………………………….

  • Jorge

    Alberto, NO, No y No.
    El Señor ni pone ni quita la vida. Quien hace esto es la Naturaleza en la lucha por la vida mediante la sucesión de generaciones, para lograr la supervivencia de las especies por la selección natural, a costa de los individuos que nacen, sufren, enferman y mueren.  Para mí es un grave error identificar al Señor, a Dios, con la Naturaleza. Si se hace Dios resulta un ser malvado que se entretiene en dar y quitar la vida a su capricho cuando le apetece, cometiendo la injusticia de hacer daño a las personas, supuestamente sus criaturas, sin ninguna excepción. Este supuesto ser nada tiene que ver con mi Dios.

    Si decimos que Dios da la vida, para mí no hace referencia a la vida orgánica biológica, tan efímera y sujeta al maltrato que nos da la Naturaleza y nuestro entorno natural y humano, sino a la vida eterna en plenitud de amor. Nos da la vida eterna justo porque jamás nos la quitará. Y esto es coherente con el contenido de Dios, no lo otro. De Dios sólo podemos hablar por y desde la fe y me pregunto de qué fe se trata cuando se propone un Dios malvado que nos hace sufrir y nos quita la vida.

    • Alberto Revuelta

      Jorge, perdón, cuando he terminado diciendo “no hay más que hablar”, me refería a mi, a lo que me enseñó la vida y mi madre. Porque desde entonces procuro guardar silencio delante de Dios y esperar en El. Pero no creo en Dios sirve natura. Hasta ahí no llego.

  • Alberto Revuelta

    Con diez años y de negro entero presidí el entierro de mi padre, muerto a los cuarenta años, detrás del furgón hasta el cementerio, después de haber estado al lado de mi made y mis hermanos pequeños mientras el párroco le ponía la unción y le daba el viatico. Volvi del cementerio y mi madre me dijo que el Señor lo daba y lo quitaba y que era bendito su santo Nombre. Hasta hoy. Sin mitos. Con seguridad de que el Bendito hace lo que le parece y no hay nada más que hablar.