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Número 272 de IGLESIA VIVA: ¿Vida tras el capitalismo?

Siento pudor de presentar el último número de Iglesia Viva. Sabéis que para mí es la mejor del mundo en su clase, pensamiento crítico y cristianismo. Es como la niña de mis ojos. Le he dedicado 48 años de mi vida, para poder mantenerla viva. Leedla (las páginas 9 y 10, tras la presentación, son para mí muy importantes), comentadla y apoyadla, por favor. Reproduzco la presentación que de este número hace Religión Digital. AD 

Crisis civilizatoria y postcapitalismo

  • La esperanza cristiana no es una escapatoria
  • ¿Nuestra respuesta? Está claro que para muchas personas hoy no hay alternativa, pero trabajamos para que la haya mañana y para que este mañana llegue rápido

El Consejo de Iglesia Viva decidió abordar el problema de fondo de la crisis civilizatoria con un número dedicado a analizar l asituación post-capitalista. Es un número dedicado a constatar sin ambages la profundidad de la crisis actual y dedicado asimismo a dar testimonio del realismo de la esperanza cristiana.

Dicha esperanza se gestó en la experiencia de esclavitud y de emigración de un pueblo pobre y en la experiencia de marginación y persecución hasta el martirio de las primeras comunidades. Una esperanza con dicho origen difícilmente puede tambalearse ante la crisis actual, por terrible que esta sea. La esperanza cristiana no es una escapatoria sino la mirada más certera y políticamente fecunda sobre la realidad. No precisa embellecerla para comprometerse con ella ni para afirmar que en su seno están ya presentes las semillas de la renovación.

El estudio del filósofo José Antonio Zamora, miembro del consejo de dirección de la revista, se encarga de dar el aldabonazo de salida con su pormenorizado análisis de los callejones sin salida que constituyen la crisis actual, dejando claro por qué merece el nombre que da título a este número: crisis civilizatoria. A continuación, un primer momento de esperanza: la filántropa feminista Genevieve Vaughan nos sorprende con su defensa de la economía del don materno. Cierra el apartado de los tres estudios monográficos la propuesta de Francisco Porcar Rebollar, que refleja el intenso trabajo de reflexión de los grupos de la HOAC en los últimos años, centrado en la dignidad de la persona y el bien común.

En el apartado de Conversaciones con, Ana Eva Jarabo, bióloga y licenciada en ciencias religiosas, miembro recientemente incorporado al consejo de dirección de la revista, entrevista a Emilio Santiago Muíño, doctor en antropología y actual director de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Móstoles, encargado de impulsar un proceso de transición ecosocial en la ciudad.. En este mismo sentido, insiste el educador y miembro de Cristianismo y Justicia Daniel Jover, haciendo especial hincapié en el aspecto espiritual cristiano y en la economía cooperativa social y solidaria.

En Signos de los Tiempos, la filóloga y activista Neus Forcano nos acerca a la realidad de Christiania, la experiencia de ciudad libre en Copenhague que tuvo ocasión de visitar este verano. Forcano no se limita a describir su visita a Christiania, sino que analiza tanto el alcance como los límites del modelo autogestionario la sustenta. A continuación, el teólogo Martin Kirchner reflexiona sobre la necesaria renovación de la teología desde su cátedra ‘de teología en procesos de transformación’, en la Universidad de Eichstätt-Ingolstadt, la única universidad católica de Alemania. Tras el texto de Kirchner encontramos la aportación del humanista Guillem Ferrer que nos presenta una experiencia educativa holística que se viene desarrollando en las Islas Baleares, especialmente en Mallorca, desde hace más de catorce años. La reconocida activista ecologista Vandana Shiva contribuye a esta sección con un texto de denuncia de los efectos devastadores del actual modelo de los agroquímicos sobre el campesinado de la India y de todo el planeta. Lo llama economía suicida. Shiva combina, como es habitual en sus escritos, la crítica contundente con la evocación poética: ‘la semilla nativa se ha convertido en un símbolo de resistencia’.

En conjunto, un número ambicioso y de nuevo un poco pasado de páginas respecto al grosor habitual, que esperemos que ayude a reflexionar más allá del eslogan tathcheriano de ‘No hay alternativa’. ¿Nuestra respuesta? Está claro que para muchas personas hoy no hay alternativa, pero trabajamos para que la haya mañana y para que este mañana llegue rápido. En este sentido debe leerse la declaración conjunta que encabeza este número.

4 comentarios

  • ELOY

    Hoy he recibido la revista en soporte papel y apenas he tenido tiempo de ojearla.

    No obstante me he fijado en el comentario que se hace en la páginas 163 a 165 de el libro de Teresa Forcades , titulado   “Los retos del Papa francisco. Movimientos de Renovación en la Iglesia Católica Actual.”

    Y del comentario me gustaría resaltar las siguientes frases, que pienso tienen mucha enjundia (pág. 164):

    “(…) Desgraciado un mundo en el que la afirmación de que el capitalismo mata provoca más escándalo que las muertes del capitalismo“.

    “Pero, advierte Teresa Forcades, los cambios profundos de la Iglesia no vienen nunca desde arriba”.

     

  • Isidoro García

    El análisis de José Antonio Zamora, sobre “La crisis del capitalismo”, me ha hecho reflexionar un poco.

    Cuando estamos ante una desgracia o un muerto, lo primero que hay que dilucidar es si se ha tratado de una desgracia por causas “naturales”, o ha sido producto de alguien.

    Estudiar las causas de algo, siempre es muy difícil, para eso se hacen las autopsias. La complejidad de los problemas, exige muchas veces un cierto reduccionismo para poder abarcarlos, pero ese reduccionismo tiene a veces el precio de la distorsión de la mirada del problema, hasta incluso a veces, confundir causas y efectos.

    Y así siempre nos amenaza la tentación de encontrar rápidamente un “chivo expiatorio” al que encasquetarle el tema, y no tener que buscar más, lo que es la tentación del mal policía.

    La sociedad global, es un magma de individuos. Pero cuando analizamos su actividad en su conjunto, nos da la impresión de que deben estar teledirigidos por alguien, para lograr una actividad aparentemente tan conjuntada. Es como las nubes. Marchan tan cohesionadas, que parece que tienen una mano directora con un plan.

    Sin embargo no hay tal dirección central. Lo que hay es un factor, o varios, (en el caso de las nubes, el viento), que impulsa al mismo tiempo y en la misma dirección a todas las moléculas de vapor de agua, que forman la nube.

    Pues eso es lo que sucede con los análisis macroeconómicos, y así se denomina terminológicamente como “el mercado”, o el “sistema neoliberal”, a unos fenómenos colectivos, que parece que tienen vida propia, aunque no dejan de ser agregados de decisores individuales.

    Es verdad que siempre hay quien se pone delante de la procesión, para que parezca que la gente va detrás de él. Suelen ser políticos o periodistas, que se adjudican impostadamente el papel de conductores de masas. O se reúnen unos señores en un Balneario suizo, y presumen de dirigir el mundo.

    Por eso luego cuando muchas veces pierden las elecciones o la gente no sigue su consejo, y viene las crisis bursátiles, etc., se quedan perplejos, y al final encuentran un chivo expiatorio, al que culpar de sus malos análisis.

    (Los ricos son como los muebles-bar, que piensan que cuando se abre la puerta, y se mira en su interior, se les iluminan las luces).

    En el caso del sistema capitalista, no hay tal sistema autónomo y con una dirección central. Lo que hay es el efecto de la condición humana, (especialmente la inseguridad y su correspondiente corolario, la ambición), en los individuos humanos.

    Esta sería una visión humanista-psicologista de la economía, contra la visión tecnocrática de los economistas profesionales, especialmente los macroeconomistas académicos funcionarizados. (Ya se sabe que muchas veces el sueño de la razón produce monstruos).

    (Señalo esto, porque los “microeeconomistas”, y especialmente los empresarios, son conscientes del cliente como ser individual sujeto al imperio de  unos deseos de bienestar, que ellos deben satisfacer, si quieren hacer negocio con ellos).

    El “mercado”, o el “sistema capitalista neoliberal”, es el resultado agregado de las expectativas vitales y existenciales de un conjunto de individuos, a los que quien verdaderamente influye, condiciona y determina su mente, (la consciente y la inconsciente), es la cosmovisión del momento, y especialmente el desarrollo tecnológico del momento.

    Este imparable desarrollo tecnológico, no es algo actual, sino que es la continuación de la aceleración geométrica del progreso de la ciencia desde hace 300 años, y que además con motivo de la segunda guerra mundial, recibió un gran impulso adicional, que aumentó mas aún la precedente aceleración histórica.

    Y genera una conjunción de varias y poderosas causas estructurales, en las que tiene que maniobrar cada individuo:

    1. Hay una tendencia imparable a la automatización y a la disminución de mano de obra en la producción de bienes y servicios.

    2. La gran mejora en los transportes y comunicaciones mundiales, de personas, mercancías y de noticias, (TV, Internet), ha acelerado una globalización mundial imparable, facilitando las migraciones. El mundo ha dejado de ser Europa y América, para ser realmente mundial.

    3. Una gran aumento de la población mundial, debido a los progresos sanitarios, (antibióticos, quirúrgicos, etc.), y agrícolas, ha hecho aumentar la población mundial de los 3.000 millones en 1950, hasta los casi 8.000 actuales, a un ritmo actual de 1.000 millones / década, que son un aumento constante de la demanda de bienes y servicios para todos los humanos.

    4. Una gran globalización de la educación media y de las comunicaciones y de la información recibida, ocasiona una gran mejora en los estándares democráticos mundiales, lo que unido a la universal descolonización posterior a la II Guerra, ha aumentado extraordinariamente el peso de las demandas de unos electores, que además ya conocen en todo el mundo las ventajas de otros países y presionan a sus políticos.

    Todos estos factores estructurales de origen tecnológico, son el caldo de cultivo-base, de la ambición humana, una parte legítima, de vivir mejor todo el mundo, y otra enfermiza, de acaparamiento y acumulación.

    Esta ambición natural del ser humano, no es cosa de ahora, sino de siempre, mientras nuestra mente personal no evolucione hacia un modelo mas empático y colectivo.

    Pero no es la ambición la que ha producido esos factores-causa, sino que simplemente la aprovechan y crecen en su seno, como lo ha venido haciendo desde nuestros orígenes en diversas circunstancias.

    En resumen se podría decir que todos esos factores, (debidos al gran avance tecnológico), ha ocasionado, un gran aumento de la productividad, menor necesidad de mano de obra, un gran aumento de la población mundial, una explosión de las migraciones con aumento de la mano de obra, una uniformización cultural global que impulsa las peticiones sociales a los políticos, etc.

    ¿Cuál es la solución a esta grave conjunción de circunstancias, que preanuncia la tormenta perfecta?

    Yo quiero ser optimista, y si ganamos el tiempo suficiente, la misma tecnología que nos ha metido aquí, nos sacará.

    Se dice muy a menudo que la tecnología debe marchar unida a una moralidad conveniente, pues si no devendrá en perversa. Yo quiero creer, que la ambición que nos ha metido aquí, nos sacará.

    La industria del bienestar personal, es la gran fuerza del “mercado”. El principio freudiano del placer mueve el mundo, en el sentido de optimizar el placer y minimizar el dolor y el sufrimiento.

    Todo movimiento erróneo del humano, genera sufrimiento, y el evitar sufrimientos es una gran fuerza económica del mercado, que la misma ambición humana se esforzará en satisfacer.

    Así, paulatinamente, eliminando uno a uno los sufrimientos de las personas, iremos generando la tecnología necesaria para ir acabando con las disfunciones materiales, sanitarias y psicológicas que nos dañan, hasta acabar finalmente con la fuente originaria de ellas, la ambición enfermiza, y potenciando la ambición creadora y autorrealizadora.

    Ese día, habrá nacido una nueva especie, y se habrá puesto la última piedra el Reino de Dios.

  • Isidoro García

    (Iglesia Viva dedica el último número al capitalismo. Por ahora solo he ojeado un poco los artículos, pero se hace mención varias veces al hecho de que muchas personas, considera el capitalismo, como algo difícilmente sustituible. Y yo creo que ese es el quid de la cuestión).

     

    En el estudio del capitalismo, como en muchos otros procesos a estudiar, es importantísimo saber su génesis y sus causalidades. O sea, qué cosa es la causa y qué el efecto. ¿Somos y actuamos como caballos que tiran, o como carros que son arrastrados? En función de una u otra cosa, la cosa cambia mucho.

    Por eso el capitalismo se puede enjuiciarse de dos maneras, a la manera moralista-tradicional, y a la manera moderna-antropológica.

    La antropología tradicional, (ampliada y difundida por un cristianismo, basado en la redención-culpa-libertad plena humana), hace al hombre pleno dueño de su vida y de sus actos. Dotado con libertad plena, entonces su responsabilidad también lo es.

    Pero, curiosamente, Marx y su marxismo, hace ciento cincuenta años, denunció ese planteamiento, y con su determinismo materialista, pensó que la historia no era la sucesión de caprichos y decisiones aleatorias de un puñado de reyes y generales, sino que venía determinada por una fuerza imparable, que era la estructura económica que en cada momento histórico funcionaba en la sociedad.

    Eso dio origen al historicismo, y fue una enorme revolución en el estudio de la dinámica histórica de la maduración de la conciencia del ser humano.

    Marx, fue el primero, (que yo sepa), que afrontó este tema científicamente, aunque lógicamente lo hizo basado en la ciencia de su época de hace ciento cincuenta años.

    No es casualidad que justo en unos pocos años, coincidieran los tres grandes revolucionarios de la cultura moderna: Marx, con su análisis de la dinámica social, Darwin, con su análisis de la dinámica de la vida, y Freud, con su análisis de la dinámica mental individual. (Añadiría un cuarto revolucionario, este espiritual, que sería Teilhard).

    Muy posiblemente las interinfluencias mutuas entre ellos existieron, y las de cada uno de ellos con el “espíritu” de su época, proveniente de la digestión de la Ilustración.

    Como grandes precursores, (los grandes escaladores de altas cumbres, surgen anticipadamente, en épocas de valles y tierras bajas), surgieron en la fase digestiva y confusa del Romanticismo del final del XIX, repleto de grandes avances científicos, pero sin que el “espíritu” de la época, aun los hubiera asimilado del todo.

    Hoy día el materialismo histórico de Marx, ha sido ampliado, hacia un fuerte determinismo tecnológico, que indicaría que los cambios en la tecnología, tienen una gran influencia en la estructura de nuestra conciencia-mente consciente, (en nuestra circuitería neurológica), y que por ello, determinarían implacablemente, las conductas individuales y sociales del humano.

    El capitalismo no ha nacido en la edad moderna, ni tampoco como muchos señalan, (con denominaciones ad hoc, como postcapitalismo, o neocapitalismo liberal, etc.). El capitalismo nació, con la propiedad privada, y esta nació, el día, que un humano encontró algo bueno, y con un palo en la mano, les dijo a los demás, venid a quitármelo, si podéis.

    Es verdad que en la época tribal, la estructura social para la supervivencia, había (como ahora), una fuerte relación familiar mas o menos directa. Pero ya existía la propiedad de la tribu, y se mataba y se robaba las pertenencias de las otras tribus no familiares.

    El gran avance social de la época, fue el comercio de trueque entre extraños, que se fundamenta en el reconocimiento previo de la propiedad privada de los bienes.

    Todos los avances sociales, se han basado en la propiedad privada. Las primeras ciudades se crearon, como agrupación para la defensa ante invasores, que pretendían matar y robar las propiedades de los locales.

    Hay que reconocer que el humano, como buenos primates que somos, somos carroñeros y en principio preferimos robar que trabajar recolectando o cultivando el alimento.

    Nuestro gran avance moral consistió, en regular la convivencia, y para ello las sociedades primitivas articularon unos sistemas morales, policiales y judiciales, para reprimir esa tendencia natural animal, que persiste y es la causa de muchos abusos puntuales que la sociedad debe reprimir.

    Desde esos primeros días de la humanidad civilizada, (hace 10-12.000 años), paso a paso hemos llegado hasta hoy, en que la propiedad y todo se ha sofisticado mucho.

    Debido al avance en nuestros conocimientos de la realidad, también se produce un avance paralelo de nuestra conciencia de dicha realidad y de nuestro ideal moral social. El tiempo va poniendo cada cosa en su lugar. Pero desgraciadamente el tiempo es muy lento, y nos parece que necesitaría un empujoncito.

    Por ello, es normal, que siempre estemos imaginando un sistema socioeconómico mas justo, solidario y empático.

    Pero para caminar hacia ese ideal, puede hacerse solo criticando el sistema actual, a la luz de nuestra conciencia moral utópica, o puede analizarse a la luz de la antropología moderna, como fruto de una estructura de la naturaleza humana, mayormente inconsciente, que luego la conciencia, (la mente consciente), trata de racionalizar, simulando que todo es obra racional suya.

    Se puede criticar filosóficamente, investigando sus verdaderas causas antropológicas, a la luz de lo que conocemos del estado evolutivo de nuestra mente consciente.

    Lo primero, la crítica moral, es lo mas facilón, pues se reduce a un conjunto de sermones y de descalificaciones e improperios a los “ricos”, y además queda uno muy bien en ciertos ambientes.

    Lo segundo es arduo, complejo y dificultoso, pues armar el complejo puzzle de la naturaleza humana y sus muchos recovecos, es agotador.

    (Valga esto como primer apunte inicial)

     

    • Mª Pilar

      Isidoro:
      Muy triste la realidad… muy complicada de cambiar, pero…
      ¿Hay que doblegarse al podrido poder sin hacer nada de nada?
      Gracias.
      mª pilar