Hubo años en que la relación entre Luis y ATRIO (con el pseudónimo “Concordia” al principio, “Amenofis IV” como segundo pseudónimo clandestino que se resistió a reconocer y al final con su nombre verdadero) fue una historia de amor/odio, de atracción/rechazo. Canónigo de Oviedo, con una ideología tremendamente conservadora, sentía una atracción irresistible a entrar en el blog que dirigía un antiguo condiscípulo de Comillas que él no había olvidado.
Tuve con él una frecuente relación telefónica off-line. Y le dediqué dos entradas a las que he acudido al recibir la noticia de la consumación de su vida. Curiosamente una muy laudatoria y otra tremendamente crítica con un tono que a mi me ha extrañado.
- La primera: De la Bioética… al Bioderecho. Con ocasión de la publicación de un libro suyo sobre el que volvimos a hablar posteriormente.
- La segunda: Luis González Morán se desnuda. Con ocasión de un largo relato suyo autobiográfico en Religión Digital.
Desde 2010 a 2013 escribió 261 comentarios. El último en 2013, en un comentario a un artículo de Arregi, Sanos y salvos, donde yo había anunciado:
Oscar Varela esta semana ha empezado la serie de treinta y cinco sesiones de radioterapia que van a acabar con el cáncer diagnosticado en su próstata. Oscar, ejemplo de homo sapiens sapiens realizado como tal, con un largo itinerario de vida y reflexión interior a sus espaldas, me escribía hace unos días sobre el calendario de terapia y las instrucciones que le habían dado en el hospital:
Mi experiencia es que el Asunto está en mi Agenda para recordármelo como una cosa más que tengo que hacer. ¿ok?
Algún día espero que Oscar nos hable de esta experiencia y cómo adquirir la sabiduría que le ha llevado a afrontar con esta serenidad una circunstancia que para muchos de nosotros sería una trágica amenaza.
Gracias, Oscar. Estamos contigo y con Olga, con amor, más que nunca.
Luis enviaba un abrazo con buenos deseos a Oscar, aunque poco antes le había criticado que llamara al papa “Pancho”. Creo que a muchos atrieros les gustar´volver a seguir este hilo en que se muestra como todos hacíamos piña con Oscar y Olga que ya hemos visto cómo superaron esa prueba.
Y respecto de Luis, pues un sentido de consumación y acercamiento al fin. A él, más joven que yo le llegó la hora. Nosotros nos vamos acercando con paz y serenidad, procurando vivir cada día con la mayor plenitud posible.
Os debo una comunicación a los atrieros, que espero redactar y enviar esta misma semana. Pero ya anuncio una fecha para que los que estáis en Madrid, la señaléis en la agenda para tener un encuentro personal: viernes, 9 de marzo, de 18 a 20 h. en los Redentoristas de Félix Boix, 13.
En mi opinión, nadie en Atrio, ni antes ni después de Luis González Morán, llevó el humor en forma de ironía, mordacidad o sarcasmo, a unos niveles tan altos de agudeza y brillantez literaria como él lo hizo.
Luis González Morán participó en Atrio en una época que, en mi fuero interno, siempre la recuerdo y la interpreto como dorada. La época de Pepe Sala, Javier Renobales, Gabriel Letelier o Juan Luis Herrero. Aquella época en la que me sentía a gusto en Atrio defendiendo la socialdemocracia o criticando al papa y al papado. Aquellos tiempos en los que parecía estar clara la diferencia entre la razón y la mística, cuando el sentimentalismo popular que va calando en todos los ámbitos de la sociedad, parecía que aún no había prendido aquí su semilla destructora.
Es difícil haberse sentido coprotagonista de aquellos tiempos y, una vez constatada la ruina de todo aquello, volver a sentirse afectivamente involucrado en otros “estados de cosas”.
Hace apenas un mes, me alegraba la expectativa de llegar a conocer personalmente a Luis GM el próximo mes de septiembre, por circunstancias que no vienen al caso. Ya no será posible.
Descansen en paz, Luis González Morán y, con él, aquella dulce época de Atrio.
El tono no debe extrañarle, D.Antonio, D. Luis era muy severo y exigente consigo mismo. Y, cómo un día, hace ya muchos años, me confió Vd. también era un magnífico escritor. Una persona afable, un hombre de gran sensibilidad y fino sentido del humor. Inteligente y compasivo. Sus últimos meses de vida han sido una lección para aquellos que le apreciábamos; buscó a Dios en el silencio y en la soledad de su habitación en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Su recuerdo nos acompañará siempre. D.E.P.
Luís Gonzalez Moran. Descanse en paz.
Mi tocayo y yo eramos antagónicos. De esto hace bastantes años. Los años no pasan el balde. Hoy seriamos menos contrincantes seguro. He aprendido a buscar en mis poliédricos hermanos, las facetas afines, con mi también poliédrica personalidad. Y a partir de ahí promover la afinidad.
No conocí a este señor y si era de pensar integrista o conservador y Buena persona como se le describe, pues murió seguro de que iría al Cielo y en el peor caso al Purgatorio. Me alegro por él. No tengo ninguna de esas certezas sobre lo que pueda ocurrir después de exhalar el último soplo de aire. A quien se duelen por su fallecimiento mis condolencias. A él, si lo puede escuchar, mi deseo de que su confianza en el más allá haya rebosado sus esperanzas.
ÉHe escrito que González Morán teníaa tres licenciaturas. Ésas eran las eclesiásticas. Luego, hizo Derecho con Doctorado incluido.
Es de agradecer el comentario de Celso Alcaina.
Para mí su comentario tiene un gran valor de afecto, generosidad y sentimiento. Y me ha conmovido.
Con él me sumo al sentimiento por el fallecimiento de Luís González Morán.
Si hubo alguien que haya conocido y tratado a Luis González Morán, ese soy yo. Él mismo lo atestiguó en un comentario en Atrio, al criticar mis posicionamientos. En el último curso de Teología en la Cardosa y en los subsiguiente dos años en Roma, fuimos íntimos amigos. Condiscípulos en Comillas y en el Instituto Bíblico, lo admiré, casi lo envidié. Su talento era sobresaliente. Fue “mensualista” en Comillas. Los comilleses sabemos lo que eso significa. El mejor del curso. Tenía una sorprendente vivacidad mental y locuacidad apabullante. Un Tip y Coll que dejaba perplejos a los contertulios. Nuestras trayectorias vitales fueron distanciándonos. El obispo no supo apreciar su talento y formación. Tenía tres licenciaturas. Fue relegado a enseñar cositas a los niños. Ello lo llevó a una carrera poco adecuada a su formación. Eso pienso yo. Cambió de diócesis. Canónigo, capellán castrense, abogado, profesor. Sabemos de sus convicciones integristas. Pero eran convicciones. Como tales son respetables. Nos espoleó en este portal. Yo apenas le cité. Quise evitar la polémica con alguien a quien recordaba y recuerdo con gran cariño. Fue consecuente. Ya no falta mucho para que podamos volver a abrazarnos. Espérame, Luis, y perdona mis silencios de tantos años.
Le he recordado con frecuencia, yo me “peleaba” mucho con él, pero siempre estuvo presente la concordia, pues, a pesar de las discrepancias, me caía bien. Aquí, en atrio, dejó su huella.
Amigo Luis, te echaremos de menos, ya echabade menos yo tus intervenciones en Atrio. A tus familiares, mis condolencias.
Hola!
¿Así que ese fue el ÚLTMO Comentario que Luis hizo en Atrio?
¡Mirá cómo vengo a ser yo esa extraña vela en el entierro!
Al Cumpa lo recuerdo firme, erudito y sagaz en su abroquelamiento.
No sabía putear. Tal vez se hubiera imaginado arrugado.
Y así, la vejez nos va planchando los lomos.
Por mi parte yo le corté la electricidad y no me “calienta” seguir arrugando la vida. Por eso:
¡Voy todavía! – Óscar.
Siempre será recordado. Un abrazo entrañable a los suyos.
m* pilar
Me acuerdo haber conversado con él.Mi más sentido pésame.
Gracias por tus diálogos, Luis. Los públicos y los privados. La cordialidad triunfó sobre nuestras diferencias. Gracias.
No hace mucho le recordé, Luis González Morán. Hacía buen uso de su dialectica.
Lo siento por sus seres queridos. Que le sientan siempre muy cerca.
Mis condolencias, para sus personas cercanas.
Lo siento. No sé quién es, pero seguro que ustedes si.
Lo siento.