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Constitución sin firmas femeninas

Para el 8 de marzo se ha convocado en todo el mundo huelgas feministas contra la brecha salarial principalmente. En España está está propuesta una Huelga General. Algunos, como CCOO proponen una huelga de SOLO dos horas, otros callan, los del PP se han lanzado al ataque atacando incluso la afirmación de brecha salarial, pero los colectivos de mujeres quieren una huelga de 24 horas y general al 100%… ¿Y los obispos? ¿Y los cristianos de base? ¿Contentos con nuestra democracia del 78?

Ahora que se empieza a hablar de la reforma de la Constitución de 1978, bueno será recordar que entre los redactores de la misma no hubo ninguna mujer. Si las hubo en la redacción de la de 1931, y su presencia se hizo notar por cuanto los derechos de ellas quedaron escritos negro sobre blanco en aquel texto.

Nos lo recuerda un libro de Nekane Jurado que traza una historia del feminismo español desde  más arriba del siglo XIX. Que va más allá de la reivindicación de la igualdad y la brecha salarial, y proclama que no se trata de cobrar los mismos salarios por igual trabajo, sino de superar la explotación a la que somete el neoliberalismo y la legislación actual tanto a los hombres como a las mujeres.

Que proclama, más allá de las reivindicaciones feministas, la superación del machismo y el feminismo con el sueño del HUMANISMO, el reconocimiento de la dignidad de la persona humana al margen de la misión del hombre y de la mujer en las funciones reproductoras.

Nekane Jurado, una escritora e investigadora de la historia del feminismo, subraya que la mujer española consiguió entre las primeras del mundo el derecho de sufragio, que su historial y sus logros sirvieron de guía y de orientación a las feministas europeas y americanas más conocidas, como Simone de Beauvoir.

Que las organizaciones feministas del Estado influyeron muy decisivamente en la Revolución de Asturias de 1934, en la maduración de la Unidad Popular en las elecciones de 1936, en la misma Guerra Civilde 1936, y en la lucha contra el franquismo tanto en la etapa del maquis como en la maduración de la Transición a la democracia.

Nombres ilustres jalonan esta historia: Empeando por las Brujas quemadas por la Santa Inquisición, aquellas mujeres que animaban las rebeliones populares contra los abusos del podeer, Y siguiendo por las Clara Claramunt, Clara Campoamor, la Duquesa de Kent, Dolores Ibárruri, Federica Montseny, junto con colectivos feministas que tuvieron una lista de asociadas a la que no llegaron los partidos políticos, y unas escuelas y publicaciones pedagógicas muy influyentes.

Nada que ver con los nombres femeninos que hoy llenan los medios informativos y los debates televisivos…Con las Esperanza Aguirre, Botellas etc etc etc implicadas o imputadas en aventuras de corrupción, en defensa del status actual de las relaciones hombres-mujer.

Nada que ver con la huella de sangre y maltrato que dejaron aquellas soflamas de un tal Queipo de Llano animando a los machos ibéricos a zurrar o incluso asesinar a sus adúlteras, a sus hijas cogidas en “delitos sexuales”, y a matar a mujeres republicanas y a sus parejas masculinas.

Estos son otro tiempos. Este es quizá otro feminismo un tanto descafeinado. Pero siempre nos queda la Esperanza, esa virtud que tiene nombre de mujer…

Un olvido o una falta de objetividad. El libro incide en la hostilidad de las religiones hacia el feminismo a través de su historia. Esa pretendida hostilidad podría valer, quizá o sin quizá, para la Iglesia-institución. Pero sería injusta y falsa y calumniosa si se pretende negar el respeto de Jesús y de otros fundadores de religiones hacia la mujer. Y la misma autora, en un aparte, reconoció que ha recibido críticas por este particular.

La entrevista de Jesús con la Samaritana, el episodio de la mujer adúltera, el homenaje de María a Jesús en forma de un tarro de perfumes a sus pies, el dicho aquel de “Los publicanos y las prostitutas irán delante de vosotros en el reino de los cielos” y otras páginas son una réplica a este respecto.

 

8 comentarios

  • ana rodrigo

     
    Efectivamente, qué diferencia de la Constitución actual y la del 31. Entre aquella sociedad y la actual observamos un retroceso en este tema.
     
    Y desde otro punto de vista, no debe de extrañarnos el que en esta Constitución no haya firmas femeninas, es que el orden mundial con todos sus códigos de convivencia, desde siempre han sido cosa de hombres, en el mundo civil y en el religioso. De ahí que el feminismo está tan mal visto por amplios sectores de la sociedad, por todas las religiones y por inmensas regiones del mundo. Por eso mismo, nuestras pequeñas conquistas tienen que ser a base de “batallas” sangrientas contra las mujeres (asesinatos de mujeres, ablación, crímenes de honor, etc.), de represiones legales en importantes y numerosos países musulmanes, con todo tipo de obstáculos hasta para disfrutar de la libertad de cualquier ser humano. No nos está resultando fácil. De hecho, los dos grandes partidos políticos españoles, el PP y Ciudadanos, no secundan la huelga del día 8.
     
    Hace un tiempo venía en la prensa una foto de una inmensa asamblea, creo, que en Arabia Saudí, todos hombres, que se reunían para debatir si las mujeres éramos personas. Paralela, aparecía otra foto de otra gran asamblea de obispos y cardenales cuyos componentes siguen impidiendo la igualdad de la mujer en la Iglesia católica, por lo que todos sus órganos de dirección son hombres legislando para mujeres.
     
    ¡Y hay quien dice que de qué nos quejamos, que ya lo tenemos todo…..! El feminismo no beneficia sólo a las mujeres sino a toda la sociedad. Las mujeres también tenemos mucho que aportar, somos más de la mitad de la población mundial.
     

  • pepe blanco

    Echo en falta una mención de dos importantes precursoras del feminismo: las gallegas Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán. Igual es que la información sobre sus vidas y obras aún no ha llegado a Madrid ni a Euskadi. Pues nada, este es mi granito de arena para visibilizarlas.

    Por otra parte, me gustaría recordar que, efectivamente, creemos -algunos firmemente- que las mujeres y los hombres somos iguales. Eso implica que hay mujeres buenas y mujeres malas, como hay hombres buenos y hombres malos. Hay mujeres brutas y delicadas, igual que hay hombres brutos y delicados. Y, políticamente hablando, hay mujeres de derechas y mujeres de izquierdas, exactamente igual que hay hombres de izquierdas y hombres de derechas.

    • Carmen

      Pero casi siempre hemos salido perdiendo. Atención al tiempo verbal.
      Un saludo cordial.

    • oscar varela

      Hola Pepe!
      Lee el itemVII Mirar hacia el interior y alrededor de uno mismo:
      El siglo XIX y el fin de siglo.
      Allí está Concepción Arenal.
      (me llamó la atención porque era y es el nombre de una calle de Bs. As. donde viví al casarme en 1968. Un tramo de esa calle que da al Hipódromo de Palermo se denominó José Ortega y Gasset al Centenario de su nacimiento en 1883-1983)

  • Honorio Cadarso

    Gracias, Oscar. A lo mejor Duato podría meter ese libro del que hablas en Atrio para que podamos manejarlo todos. Tu visión más universal completa la mía, limitada a esta “Piel de Toro”. Ayer mismo dialogué con una abuela hoy, ayer militante de la JOC, que de huérfana acogida por las Religiosas Adoratrices consiguió la libertad que las monjas le tenían secuestrada.

    Mi experiencia de los años 60 esta llena de choques con Religiosas que trataban a las chicas como esclavas o menores de edad. La Iglesia tiene muchas cosas de qué arrepentirse y pedir perdón…

  • oscar varela

    Hola!
    Se acerca el 8M, y un amigo, que no sé cuánto me quiere, me nada en Word un Libro que a él le pareció bueno:
    INGEBORG GLEICHAUF
    MUJERES FILÓSOFAS EN LA HISTORIA
    DESDE LA ANTIGÜEDAD HASTA EL SIGLO XXI
    Vale la pena enterarse y escuchar las quejas de quien las presenta.
    ………..
    ÍNDICE
    Introducción
     
    I. Altamente veneradas y ridiculizadas:
    Mujeres filósofas en la Antigüedad
    – Teano de Crotona
    – Aspasia
    – Diotima
    – Fintis
    – Perictione
    – Hipatia
     
    II. «La estupidez se complace en sí misma»:
    Las filósofas cristianas de la Edad Media
    – Hildegard von Bingen
    – Mechthild von Magdeburg
    – Marguerite Poréte
    – Catalina de Siena
    – Christine de Pizan
     
    III. El descubrimiento del mundo interior:
    La época del Renacimiento
    – Tullía d’Aragona
    – Isabel de Villena
    – Teresa de Ávila
    – Márie Le Jars de Gournay
     
    IV. Un conocimiento claro y distinto:
    El siglo XVII
    – Margaret Cavendish
    – Anne Finch Conway
    – Mary Astell
    – Juana Inés de la Cruz
     
    V. El placer de conocer:
    La época de la Ilustración
    – Gabrielle Emilie de Breteuil
    – Olympe de Gouges
    – Mary Wollstonecraft
    – Johanna Charlotte Unzer
    – Harriet Hardy Taylor-Mill
     
    VI. La filosofía es la belleza del pensamiento:
    El Romanticismo
    – Bettine von Arnim
    – Karoline von Günderrode
    – Rahel Varnhagen
    – Germaine de Staél
     
    VIL Mirar hacia el interior y alrededor de uno mismo:
    El siglo XIX y el fin de siglo
    – Hedwig Dohm
    – Concepción Arenal
    – Helene Stócker
    – Leonore Kühn
    – Helene von Druskowitz
    – Hedwig Bender
    – Harriet Martineau
    – Mary Whiton Calkins
     
    VIII. Pensar y actuar:
    La filosofía del siglo XX
    – Hedwig Conrad-Martius
    – Edith Stein
    – SimoneWeil
    – HannahArendt
    – Simone de Beauvoir
    – Gertrude Elizabeth Margaret Anscombe
    – Agnes Heller
    – Sarah Kofman
    – Martha C. Nussbaum
    – María Zambrano
     
    IX. Una mirada al futuro 163
    …………………..
     
    INTRODUCCIÓN
    Si queremos informarnos sobre filosofía, solemos echar mano de una «Historia de la filosofía» y al hacerlo nos llevamos una sor­presa: parece que se trata de una cosa meramente de hombres. Historia de la filosofía significa casi siempre historia de filósofos. ¿Acaso no filosofan las mujeres? ¿No hay mujeres filósofas? Ésta fue al menos mi primera impresión antes de iniciarme en la bús­queda de una pensadora «reconocida», como mínimo. Me pro­puse empezar por el siglo XX, en el que la ciencia se ha ocupado del papel de la mujer en casi todos los campos de investigación: el arte, la literatura, la música, las ciencias naturales y quizás tam­bién la filosofía. En esa búsqueda, me llamó la atención la pensa­dora y politóloga Hanna Arendt. Lo que me gustó de ella desde el principio es que sentía una especie de aversión por la filosofía como especialidad académica y por los filósofos como «pensado­res profesionales», tal como ella los llamaba. Según su opinión, cada persona alberga la capacidad de pensar filosóficamente. De manera que filosofar es una necesidad humana que no es exclusi­va de los especialistas.
     
    Naturalmente, en todas las épocas las mujeres también han reflexionado intensamente sobre el mundo, sobre ellas mismas y sobre el sentido de la vida. También las mujeres conocen el deseo de retirarse de las tareas cotidianas, de sentarse ensimismadas, de dar largos paseos, solas o conversando con otras personas.
     
    Las mujeres de los siglos pasados no tuvieron, la mayoría de las veces, ni el tiempo, ni las posibilidades que tuvieron los hom­bres para anotar y ordenar sistemáticamente sus pensamientos. Cuando esto sucede en la ciencia, se dice que las fuentes no son fidedignas. Pero las fuentes no son fidedignas porque los testi­monios escritos de las mujeres fueron tratados con más descuido y negligencia que los de los hombres. Hace falta saber disfrutar del trabajo arqueológico para no perder la paciencia. A menudo, sólo sabemos de las mujeres filósofas a través de los relatos o las narraciones de otros. Raramente se han conservado textos origi­nales; a veces incluso se han falsificado a conciencia o se han he­cho desaparecer. La historia de las mujeres filósofas es también la historia de su lucha para que se reconozcan sus aportaciones. Con mucha más frecuencia que sus colegas masculinos, las mujeres pensadoras se expusieron al desprestigio y al chismorreo. De modo que su vida privada acababa despertando más curiosidad que su filosofía. Y eso, en cierta medida, todavía continúa siendo así hoy en día. De ahí que sea más importante dedicarnos a las filosofías de mujeres, seguirlas en sus pensamientos, destacar su interesan­te participación en la historia de la filosofía. Y aquí me adscribo, conscientemente, a la opinión de Hannah Arendt, según la cual los seres humanos necesitan la filosofía, y si niegan esta necesidad merecen el nombre de «sonámbulos». De modo que me gustaría iniciar aquí el camino, con mis lectoras y lectores, que nos con­ducirá primero hacia atrás, a la Antigüedad clásica, allí donde la filosofía tuvo sus comienzos y con ella también, naturalmente, el pensamiento de las mujeres filósofas.
    ………………………………….

    • Mª Pilar

      ¡Gracias Oscar!
      ¿Se podrá estudiar aquí como dice Honorio?
      pili

    • Carmen

      Sin olvidar a la polaca madame Curie, con apellido francés porque su marido lo era. Con él ganó junto con Becquerel su primer premio nobel, por el descubrimiento de la radiactividad. El segundo ya lo ganó sola, había enviudado, por el descubrimiento del radio.
      Me voy a entretener en buscar mujeres científicas.
      Las malas lenguas dicen que el Nobel por el descubrimiento del modelo del ADN, no está tan claro que fuese únicamente de Watson y Crike, parece ser que también había una mujer por ahí.
      También que a mí amigo Einstein le ayudó un poquito su primera mujer.
      Porque es que , a ver, somos iguales los hombres y las mujeres en cuanto a capacidad de razonamiento. Eso es así.
      Otra cosa es que nos dejen.
      Me ha encantado leer todo. El artículo y esa enooooooooorme lista.
      Un saludo cordial.