Gracias a todos por vuestras condolencias por la muerte de mi hermano Ignacio (el tercer hermano que ha muerto en estos dos últimos años). Por diversas circunstancias (nos llevábamos dieciocho meses y tras su regreso a Valencia hace siete años, por la muerte de su mujer y no tener hijos, vivimos muy especialmente hermanados) me ha tocado muy profundamente y no me ha permitido seguir con la atención que esperaba la conflictiva visita de Francisco a Chile. Hoy reanudo la publicación en ATRIO con esta última homilía y despedida de Francisco en Iquique. Parecerá un texto evasivo a algunos. Para mí tiene el valor de de esperanza de dar vida al desierto, de convertir el agua en vino. Aportad vosotros otros aspectos y comentarios de la visita. AD.
SANTA MISA DE LA VIRGEN DEL CARMEN
Y ORACIÓN POR CHILECampus Lobito (Iquique)
Jueves, 18 de enero de 2018
Éste fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en la ciudad de Caná de Galilea» (Jn 2,11).
Así termina el Evangelio que hemos escuchado, y que nos muestra la aparición pública de Jesús: nada más y nada menos que en una fiesta. No podría ser de otra forma, ya que el Evangelio es una constante invitación a la alegría. Desde el inicio el Ángel le dice a María: «Alégrate» (Lc 1,28). Alégrense, le dijo a los pastores; alégrate, le dijo a Isabel, mujer anciana y estéril…; alégrate, le hizo sentir Jesús al ladrón, porque hoy estarás conmigo en el paraíso (cf. Lc 23,43).
El mensaje del Evangelio es fuente de gozo: «Les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes, y esa alegría sea plena» (Jn 15,11). Una alegría que se contagia de generación en generación y de la cual somos herederos. Porque somos cristianos.
¡Cómo saben ustedes de esto, queridos hermanos del norte chileno! ¡Cómo saben vivir la fe y la vida en clima de fiesta! Vengo como peregrino a celebrar con ustedes esta manera hermosa de vivir la fe. Sus fiestas patronales, sus bailes religiosos —que se prolongan hasta por una semana—, su música, sus vestidos hacen de esta zona un santuario de piedad y espiritualidad popular. Porque no es una fiesta que queda encerrada dentro del templo, sino que ustedes logran vestir a todo el poblado de fiesta. Ustedes saben celebrar cantando y danzando «la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante de Dios. Así llegan a engendrar actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción»[1]. Cobran vida las palabras del profeta Isaías: «Entonces el desierto será un vergel y el vergel parecerá un bosque» (32,15). Esta tierra, abrazada por el desierto más seco del mundo, logra vestirse de fiesta.
En este clima de fiesta, el Evangelio nos presenta la acción de María para que la alegría prevalezca. Ella está atenta a todo lo que pasa a su alrededor y, como buena Madre, no se queda quieta y así logra darse cuenta de que en la fiesta, en la alegría compartida, algo estaba pasando: había algo que estaba por «aguar» la fiesta. Y acercándose a su Hijo, las únicas palabras que le escuchamos decir son: «no tienen vino» (Jn 2,3).
Y así María anda por nuestros poblados, calles, plazas, casas, hospitales. María es la Virgen de la Tirana; la Virgen Ayquina en Calama; la Virgen de las Peñas en Arica, que anda por todos nuestros entuertos familiares, esos que parecen ahogarnos el corazón para acercarse al oído de Jesús y decirle: mira, «no tienen vino».
Y luego no se queda callada, se acerca a los que servían en la fiesta y les dice: «Hagan todo lo que Él les diga» (Jn 2,5). María, mujer de pocas palabras, pero bien concretas, también se acerca a cada uno de nosotros a decirnos tan sólo: «Hagan lo que Él les diga». Y de este modo se desata el primer milagro de Jesús: hacer sentir a sus amigos que ellos también son parte del milagro. Porque Cristo «vino a este mundo no para hacer una obra solo, sino con nosotros –el milagro lo hace con nosotros–, con todos nosotros, para ser la cabeza de un cuerpo cuyas células vivas somos nosotros, libres y activas»[2]. Así hace el milagro Jesús con nosotros.
El milagro comienza cuando los servidores acercan los barriles con agua que estaban destinados a la purificación. Así también cada uno de nosotros puede comenzar el milagro, es más, cada uno de nosotros está invitado a ser parte del milagro para otros.
Hermanos, Iquique es tierra de sueños —eso significa el nombre en aymara—; tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y culturas. Gente que han tenido que dejar a los suyos, marcharse. Una marcha siempre basada en la esperanza por obtener una vida mejor, pero sabemos que va siempre acompañada de mochilas cargadas con miedo e incertidumbre por lo que vendrá. Iquique es una zona de inmigrantes que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres; de familias enteras que, ante la adversidad, no se dan por vencidas y se abren paso buscando vida. Ellos —especialmente los que tienen que dejar su tierra porque no encuentran lo mínimo necesario para vivir— son imagen de la Sagrada Familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vida.
Esta tierra es tierra de sueños, pero busquemos que siga siendo también tierra de hospitalidad. Hospitalidad festiva, porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que entre nosotros no tienen lugar (cf. Lc 16,19-31).
Como María en Caná, busquemos aprender a estar atentos en nuestras plazas y poblados, y reconocer a aquellos que tienen la vida «aguada»; que han perdido —o les han robado— las razones para celebrar; Los tristes de corazón. Y no tengamos miedo de alzar nuestras voces para decir: «no tienen vino». El clamor del pueblo de Dios, el clamor del pobre, que tiene forma de oración y ensancha el corazón y nos enseña a estar atentos. Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta. Estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos migrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en «regla». Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias. Y como María digamos: no tienen vino, Señor.
Como los servidores de la fiesta aportemos lo que tengamos, por poco que parezca. Al igual que ellos, no tengamos miedo a «dar una mano», y que nuestra solidaridad y nuestro compromiso con la justicia sean parte del baile o la canción que podamos entonarle a nuestro Señor. Aprovechemos también a aprender y a dejarnos impregnar por los valores, la sabiduría y la fe que los inmigrantes traen consigo. Sin cerrarnos a esas «tinajas» llenas de sabiduría e historia que traen quienes siguen arribando a estas tierras. No nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar.
Y después dejemos a Jesús que termine el milagro, transformando nuestras comunidades y nuestros corazones en signo vivo de su presencia, que es alegre y festiva porque hemos experimentado que Dios-está-con-nosotros, porque hemos aprendido a hospedarlo en medio de nuestro corazón. Alegría y fiesta contagiosa que nos lleva a no dejar a nadie fuera del anuncio de esta Buena Nueva; y a trasmitirle todo lo que hay de nuestra cultura originaria, para enriquecerlo también con lo nuestro, con nuestras tradiciones, con nuestra sabiduría ancestral, para que el que viene encuentre sabiduría y dé sabiduría. Eso es fiesta. Eso es agua convertida en vino. Eso es el milagro que hace Jesús.
Que María, bajo las distintas advocaciones de esta bendecida tierra del norte, siga susurrando al oído de su Hijo Jesús: «no tienen vino», y en nosotros sigan haciéndose carne sus palabras: «hagan todo lo que Él les diga».
Al terminar esta celebración, quiero agradecer a Mons. Guillermo Vera Soto, Obispo de Iquique, las amables palabras que me ha dirigido en nombre de sus hermanos obispos y de todo el pueblo de Dios. Esto tiene algo de despedida.
Agradezco, una vez más, a la señora Presidenta Michelle Bachelet su invitación a visitar el país. Doy gracias de manera especial a todos los que han hecho posible esta visita; a las autoridades civiles y, en ellos, a cada funcionario que con profesionalidad ayudaron a que todos pudiéramos disfrutar de este tiempo de encuentro.
Gracias también por el trabajo abnegado y silencioso de miles de voluntarios. Más de veinte mil. Sin su empeño y colaboración hubiesen faltado las tinajas con agua para que el Señor hiciera posible el milagro del vino de la alegría. Gracias, a los que de muchas formas y maneras acompañaron este peregrinar especialmente con la oración. Sé del sacrificio que han tenido que realizar para participar en nuestras celebraciones y encuentros. Lo valoro y lo agradezco de corazón. Gracias a los miembros de la comisión organizadora. Todos han trabajado, muchas gracias.
Y ahora sigo mi peregrinación hacia Perú. Pueblo amigo y hermano de esta Patria Grande que estamos invitados a cuidar y a defender. Una Patria que encuentra su belleza en el rostro pluriforme de sus pueblos.
Queridos hermanos, en cada Eucaristía decimos: «Mira, Señor, la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad». Qué más puedo desearles que terminar mi visita diciéndole al Señor: mira la fe de este pueblo, y regálales unidad y paz.
Muchas gracias y pido que no se olviden de rezar por mí. Y quiero agradecer la presencia de tantos peregrinos de los pueblos hermanos, de Bolivia, Perú, y no se pongan celosos, especialmente de los argentinos, porque Argentina es mi patria. Gracias a mis hermanos argentinos que me acompañaron en Santiago, en Temuco y acá en Iquique. Muchas gracias.
[1] Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 48.
[2] San Alberto Hurtado, Meditación Semana Santa para jóvenes (1946).
Oscar: quizás no es raro y es obvio que así sea. Pero tenía mejor opinión de Bergoglio y veo que ha pegado unos patinazos fenomenales. Cuando se le cae el discurso inteligente y brillante, aparece otro personaje muy soberbio diciendo tonterías, irreflexivo y sordo a lo que le están diciendo, desacreditando a sus interlocutores. “Les pasó por tontos…” ¿Por qué los trata de tontos? ¿Son tontos porque les enchufaron un personaje que no querían? En ese caso el tonto es el que lo nombró a contrapelo.¿ Acaso ser inteligente es aceptar cualquier cosa? Eso es ser arrastrado. Tonto ha sido todo este viaje a contrapelo de la población que no le tiene mucha simpatía, y que está aburridísima y se siente estafada por los que se dicen sus representantes políticos y por los dirigentes ideológicos inconsecuentes.
Por supuesto que todos van a seguir adelante lo mejor que puedan, prescindiendo de iglesias y vainas por el estilo.
Me está bien empleado. No sé cómo a mi edad y mi experiencia personal, me sigo fiando de un grupo que tiene relación con la iglesia.
Lo siento, estaba en pleno brote de ira.
Pero no tienen ustedes nada que ver. Es conmigo misma. No se deben de poner nunca las cartas sobre la mesa. Mira que me lo han dicho veces, pero no aprendo. Aquel muchacho psicoanalista que me dijo que mi problema era que no soy persona, acertó de lleno. Pero bueno.
Lo siento.
Hasta la próxima.
De momento me despido de ustedes. Tengo un ataque de ira de los gordos.
Siempre me pasa lo mismo.
Y mejor me callo
Algo raro le está pasando a este señor. Hoy apareció el comentario de un Cardenal Nortamericano, bastante sorprendido por las actitudes papales, y la humillación a las víctimas de abuso.
Olguita, te leo:
– “Algo raro le está pasando a este señor”.
……………
¿”raro”? – me pregunto?
Raro sería que los olmos den peras.
Raro sería que una Institución comandada:
a) desde hace muuuuchísmo tiempo,
b) por un 99,99% de varones,
c) entrados “desde chiquitos” a la “Religión”,
d) con un promedio de edad de 70 años;
e) con un respaldo dogmático-teológico,
esté en las buenas condiciones de comprender los intríngulis del sexo humano.
Por lo tanto: se los manda al carajo y se sigue p’alante.
Tristemente… ¡Cierto!
pili
Coraje y valentía, por favor!! Religiosos convertíos!!!!
Y no religiosos. Todos tenemos que mejorar. Yo la primera, pero detrás de mí,un montonazo de gente.
Porque tenemos lo que consentimos tener.
Somos todos unos cobardes. Salvo excepciones.
Carmen: Solo hay que dejarlos en sus ensoñaciones… y seguir “pa”lante.
Ellos no van a cambiar, sobre todo, los que dirigen el poder de la iglesia: si lo hicieran, el chiringuito que han montado se caería por su propio peso.
Pero ellos, no pueden evitar (aunque lo intentan con todas sus fuerzas y a un precio muy parecido a la inquisición) de que siga habiendo personas que de verdad ¡Hacen Vida el hermoso Proyecto de vida de Jesús el Galileo!
Cuando eso sucede… ¡La Vida brota a borbotones! Y nadie la puede parar sino la muerte… y eso también lo saben hacer muy bien.
Cuando arrancan lo sembrado… y vuelven a echar hervicidas… mueren las plantas y solo queda aquello que de verdad arraigó en tierra buena y bien cuidada a pesar de todos los poderes de este mundo.
El Bien… no es de este mundo podrido y vendido al mejor postor.
Y solo puede crecer y vivir, en esas partes del mundo, que no se dejen contaminar por el mal, y eso… solo puede hacerse, cuando… cada ser lo haga suyo y lo viva.
Un abrazo.
mª pilar
Gracias Pilar. Estaba en pleno brote de ira.
Es que me indigna esa manera de ver la viga en el ojo propio y la paja en el ajeno
O era al revés?
Da igual.
Besos
Carmen
¿Han escuchado de José Eguren?
En 2015 fue acusado penalmente por los delitos de secuestro, lesiones graves y asociación ilícita para delinquir.
También está vinculado a un escándalo de tráfico y apropiación ilegal de tierras comunitarias de campesinos.
De igual forma, está denunciado por abusos físicos y psicológicos graves.
Y no podía faltar la investigación en su contra por encubrimiento de pederastas clericales católicos.
Para quien no lo ubique, es un arzobispo católico que está en la cúpula peruana de la organización Sodalicio; que acaba de ser intervenida por el Vaticano por los abusos sexuales, físicos, psicológicos y financieros.
En congruencia con su praxis de decir una cosa y hacer la contraria, Bergoglio dejó que este criminal fuera el anfitrión y orador principal en su encuentro con el clero peruano, en Trujillo. Si en Chile dio el espaldarazo a Barros, en Perú lo ha hecho con Eguren.
Y se queda tan campante. Quizá confiando en que no faltará quien decida creer que tiene buenas razones para respaldar a encubridores de pederastas.
Se llama cobardía. Pero todo el mundo no es valiente. A mí no me sorprende, bueno,un poco sí. No creí que llegase a tanto. Pensaba que se iba a mantener en la frontera, pero no. Ha decidido buscar la seguridad de tierra adentro. El sabrá que quiere. Lo siento por la cantidad de personas que se sienten humilladas,solas y desilusionadas. Pero la iglesia es tremenda.
Y eso que tiene un montonazo de gente buena trabajando para ella y con un convencimiento profundo en la filosofía del evangelio de Jesús.
En fin
Un saludo cordial.
Lamentable que Bergoglio se haya subido al carro de los encubridores, y de su ambiente viciado de secretismos y actitudes impropias de personas cuerdas, adultas y maduras.
Leyendo el link de Ciper publicado por Rodrigo Olvera, veo ese ambiente enfermo que rodeaba la Parroquia del Bosque e incluía el Seminario, las camarillas que se dedicaban a hacerle bullying a los más débiles, las “elites” que se peleaban por ser acariciados por Karadima, y me dan ganas de vomitar.
Y pensar que todo eso se trasladó a las autoridades de la Iglesia Chilena que está copada por obispos salidos de ese loquerío, es como para infartarse.
Pero que el Papa, se asocie en su locura en vez de agarrarlos a patadas, como hizo inspirador de esta institución en otro templo, es profundamente desilusionante.
Y creo que mis sentimientos son compartidos por muchísimos chilenos de dentro y de fuera de la Iglesia.
No creo que Francisco hable sin buenas razones en el caso del obispo de Osorno, Barros. ¿Qué gana en esto? Nada. Al contrario, lo pierde todo. ¿Por qué en este caso va a desarrollar una complicidad tan peligrosa? Lo pierde todo. Según creo, se le ha calentado la boca con lo de “todo es una calumnia”. Es un juicio que debe evitar, por más que de las pruebas conocidas le crea a Barros. Además “todo” es “calumnia”. Seguro que no. Yo lo tengo claro, Barros no debió ser obispo; en principio, por lo que pudo ver y callar (hipótesis); y, casi con certeza, por lo que parece que vio y calló (hechos). La narración a la que el hilo remite es enredada, pero así no se puede ser Obispo; es ya un escándalo ese clericalismo elitista y encubridor en torno a Karadima. Y si fuese inocente, mejor para él, y mejor para defenderse como cristiano-cura de a pie; a esto debería dedicarse en cuerpo y alma con nobleza, sin implicar a toda la iglesia con él. Y tampoco Francisco debería arriesgar a la Iglesia en su frase, por convencido que esté, “todo es una calumnia”. Con los datos conocidos, es muy, pero que muy arriesgado y, si avanza la prueba, cosa que creo que sucederá, muy injusto.
Lo que ha hecho Bergoglio para proteger a Barros – descalificar a las víctimas como calumniadoras – es tan ruin como cuando Wojtila descalificó como calumniadoras a las víctimas de Maciel. Debería atarse una piedra al cuello, de acuerdo al Evangelio.
http://ciperchile.cl/2018/01/19/las-pruebas-del-encubrimiento-del-obispo-juan-barros-que-el-papa-califico-de-calumnias/
La verdad es que la visita de Francisco en cuanto a las funas eclesiales se ha desenvuelto sin situaciones demasiado violentas (bueno, ¡decenas o centenas de personas detenidas preventivamente por la policía!). La asistencia a los actos parece que ha sido más floja que en otras visitas. Ver elpaís.co
Pero la polémica sobre el obispo de Osorno quedó como estaba. Francisco recibió a una grupo de víctimas muy e privado, por una parte para pedir perdón. Pero reafirmó al obispo Osorno, tachando de pura calumnia las acusaciones de sus acusadores. Sobre eso me llega un comentario duro pero firmado de quien afirma que testigos sí que existen, que publico aquí. ¿No se podría saber más de esos testigos? Claro que no hay que esperar pruebas como una fotografía de los hechos…
De aguas mansas me libre Dios.
Una víctima de pederastia, hoy ejecutivo en EEUU, así como otra, fundadora ahora de una Asociación de los niños afectados por ello, han testificado desde hace décadas que el obispo Barros, estaba al lado del sacerdote Karadima, abusador de varios niños. Pero el papa sosteniéndola y no enmendándola, sigue defendiendo a ultranza a Barros, y teniéndolo desafiante a su lado en toda su visita a Chile, exigiendo “una prueba “. “Es todo calumnia. ¿Está claro?” responde encolerizado; como si entonces le hubieran podido sacar un selfie o una foto, le responde una de las víctimas.
Sí, lo que está muy claro es la tenaz defensa que sigue haciendo este papa de sus pederastas y sus cómplices, como le han criticado hasta las NNUU, llamando calumniadores a las víctimas y tontos a quienes critican a Barros. Ese inaguantable escándalo está vaciando las iglesias de Chile y del mundo entero. Ha habido papas peores, incluso asesinos. Pero Bergoglio nos hace añorar ahora incluso a su antecesor, el dimisionario Ratzinger, que, al menos, no se disfrazaba, como este ex jesuita argentino, de san Francisco, ni defendía la violencia física cuando se insultaba a su madre, ni decía que iba a dar a los pobres lo que éste jamás ha acabado por dar, ni proclamaba que no era nadie para juzgar a un homosexual, pero no admitía a uno como embajador francés. De aguas mansas me libre Dios.
Martín Sagrera, religiólogo. DNI 27951… .
V. Sagrario, 34. 28027. Madrid. Tel. 61005…..
Este señor habla muy bien, tiene una buena fuente de inspiración, los evangelios. También tiene gestos muy simpáticos, como ese matrimonio que celebró en el avión.
Y también es muy amigo de sus amigos, he leído por ahí que al final de su estancia en el país, dijo que todo son calumnias lo que se dice de su obispo.
Pero claro, no sé si todo eso es suficiente para intentar luchar contra la crisis en la que está inmersa la iglesia. Pero a lo mejor es él no considera que la iglesia tenga tantos problemas como algunos pensamos. A lo mejor cree que es algo personal contra él . No sé.
Un saludo cordial.
Antonio, un abrazo muy fuerte.