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A vueltas con el nacimiento de Peru y Jesús

El autor se refiere a la polémica suscitada por una experiencia escolar de Navidad no confesional (Peru es Pedro en euskera y representa a todos los niños nacidos en el año) que se va extendiendo en Euskalerria.

 

Yo, que canto con familiares y amigos, en muchas ocasiones, aquello de que “Bilbao es tan pequeño que no se ve en el mapa, pero bebiendo vino nos conoce hasta el papa”, tengo la convicción de que la denuncia de Francisco sobre la “desnaturalización” de la Navidad no tiene nada que ver con la iniciativa de algunos colectivos de la escuela pública vasca de cambiar en los villancicos a Jesús por Peru. Cuando uno sale fuera de nuestras fronteras, constata que somos más conocidos por la lacra del terrorismo etarra que por nuestro rioja alavés, aunque, la verdad, después del tiempo de latencia en que ha entrado, empezamos a serlo por los pintxos de la parte vieja donostiarra, por el Guggenheim, por la catedral vieja de Vitoria, por los Sanfermines y, en círculos más refinados, por X. Zubiri, M. de Unamuno, I. Ellacuría y ¡cómo no! por San Ignacio de Loiola, el fundador de la Compañía, mira tú por dónde, de Jesús.

Francisco, el papa que ha bebido en la espiritualidad jesuítica, ha denunciado que “en nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se esconde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús”. Me da que tiene toda la razón cuando habla de “falso respeto” y de “marginación” de la fe si, como creo, está mirando, más bien, el fregado en el que se encuentran metidos, desde hace años, algunos centros públicos en Francia por la negativa a exponer belenes en sus dependencias. Pero sea correcta o no esta apreciación, no parece que la denuncia papal sea inaplicable a la iniciativa puesta en marcha por ciertos sectores de la enseñanza pública vasca estas pasadas navidades. Leyendo las cartas al director de esos días, y algunas reacciones al respecto, he creído encontrar una invitación a deliberar si este tipo de comportamientos son de recibo en instituciones que, por ser aconfesionales y públicas, además de docentes, tendrían que tener en el respeto y cuidado de la verdad, diversidad y pluralidad el santo y seña de toda su acción; y, para nada, en su ocultación, sofocamiento y, mucho menos, adulteración. Otras, han subrayado, una vez garantizados respeto y cuidado, la legitimidad de criticar lo que se considere oportuno y la de activar, junto a los villancicos, las “liturgias” alternativas, civiles o no, que estimen oportunas.

Pero esos días ha habido otra aportación, la de J. I. González Faus, un compañero de fatigas espirituales del actual Papa, que puede ayudar a situar las Navidades (de Jesús o de Peru) los próximos años en tres esclarecedores marcos: uno, con una “liturgia” potentísima; otro, sin ella; y un tercero, necesitado de reconsideración. Según el primero, estas fechas no tienen nada que ver con el nacimiento del Nazareno ya que se han convertido en un “akelarre de consumo inútil” en el que el establo ha sido sustituido por el supermercado de turno; el buey y la mula por el cochinillo y el cava; los pastores y los extranjeros (socialmente ninguneados, pero los únicos que -según el Evangelio- anuncian la venida de Dios) por personajes bien vestidos y hasta por “reyes”; el nacimiento en una cuadra por calles muy iluminadas donde se malgasta energía y se derrocha dinero; la cercanía de un Dios que se hace carne por solidaridades artificiales que rifan objetos de famosos. En suma, por “el nacimiento del Despilfarro”.

Según el segundo, quizá los cristianos tendrían que dejar la pista abierta a los promotores de Peru ya que no se puede ignorar que en su iniciativa hay una parte de verdad que atender: Jesús no nació ese día. En realidad, no se sabe en qué día nació. Simplemente, se eligió la fiesta pagana del nacimiento del sol. Por eso, igual ha llegado ya el tiempo de dejar que la sociedad no cristiana recupere su originaria celebración pagana para que quienes, por ejemplo, no tienen otro dios que el del consumo desenfrenado, se entreguen a él. Sin más.

En el tercero, dirigido, en este caso, a los cristianos, nos sugiere la celebración del nacimiento de Jesús el 25 de enero. De esta manera, las fiestas laicas del solsticio de invierno, en el que nace Peru, podrían ser el nuevo Adviento para preparar el nacimiento de “otro Sol”. Sería un tiempo en el que renunciaríamos al consumo, intensificando la presencia solidaria entre las víctimas de este mundo cruel y en el que propiciaríamos la reconciliación entre nosotros y con todos. Así, haríamos un doble favor a los promotores del nacimiento de Peru y, en general, a los defensores de unas fiestas laicas: les dejaríamos la pista libre para sus celebraciones y, al disminuir nuestra demanda, se verían beneficiados por una bajada en los precios de la oferta. Nosotros, tendríamos la oportunidad de prepararnos coherentemente y disfrutar del nacimiento de “otro Sol”: el de Quien sigue naciendo en la fragilidad, en este caso, de un niño. Y no solo estos días, sino todos los restantes del año

¡Mira tú! ¡Lo que podría dar de sí (y para bien) el nacimiento de Peru!

5 comentarios

  • Mª Pilar

    ¡Me encanta, gracias!

    Merecería la pena ponerlo en práctica.

    ¿Que nos queda de lo que llamamos Nacimiento de Jesús?

    Es todo un sinsentido; creo que nos encantan los ritos brillantes, llenos de luces, cantos, y hasta se favorecen cambiando la hora, para no salir tan tarde…

    ¡Si fuéramos capaces de pensar que estamos haciendo?

    ¡¡¡Gracias Jesús, me encanta!!!

    mª pilar

  • Javier Pelaez

    Yo que soy cristiano sin iglesia me negué junto con mi exmujer a que en el colegio público de mi hija hubiera un belén que puso la profesora de religión.Creo que es de sentido común y no logré que lo quitaran.Como en el trabajo en una dependencia administrativa pusieron en una balconada interior un cartel de un  Jesús de estos navideños y yo ya dijé que yo iba a poner un póster del Che.No se volvió a repetir .Creo que la neutralidad religiosa de las administraciones públicas es elemental y los católicos no la comprenden.En eso son igual el Papa,los católicos progres y los de la Renovación cariamática-por cierto los actos religiosos de estos son de un asombroso parecido a las celebraciones de los cuáqueros no programados,vamos un plagio en toda regla,pero con cura-.Creo que la Navidad laica no es una fiesta tan mala ni tan siquiera desde el punto de vista cristiano.Hay ciertos valores relacionados con la familia que mal que bien se ve y agüanta en esas fechas cuando no se ve en todo el año.En cuanto a los valores universales del cristianismo que debería reflejar la Navidad,esencialmente el hecho de que Jesús fue pobre y que la Navidad es una época de despilfarro yo no tengo nada claro que,para según y quién,otras épocas del año no sean unas épocas de despilfarro.

  • Antonio Gómez González

    Gran acierto por el comentario. Un análisis agudo como todos los tuyos. Lo susbcribo y añado como ampliación, evidentemente. Es que nuestra Navidad la hemos convertido en una farsa que no dice nada porque la hemos convertido en un cuento malo, tan infumable como las homilías. Cuando escucho las homilías tengo la impresión de que nos están contando cuentos como si fuesemos ciudadanos de la Edad Media, ignorantes absolutos. Ni a los niños (no los veo en los templos), les pueden captar la atención porque son absurda palabrería, increíble, irreal, fuera de tono e irrespetuosas con los sufridos o pasivos presentes, no sé si oyentes o escuchantes … . No me llama la atención que Francisco haya dado pautas para las homilías. Ni son vitales ni pueden ayudar. Provocan rechazo por increíbles.

    Volviendo a la Navidad. ¿Como no van a surgir ‘Perus’? Es que el mensage cristiano ha desaparecido. Sólo queda el jolgorio comercial y fiestas del invierno. El mensage cristiano ha desaparecido. O recuperamos su sentido real, de encuentro efectivo con los empobrecidos, la denuncia efectiva de las desigualdades, desterrando las filacterias y túnicas de disfraces que separan en lugar de atraer, acercar y compartir y resucitar a la vida del Reino. La jerarquía (evidentemente con excepciones, v. gr. desde Francisco …. a Santiago Martínez Agrelo), los teólogos (también con excepciones, evidentemente, tu mismo Jesús, Faus, Castillo, … Tamayo, Pikaza, tu paisano José Arregui,  marginados…), viven en un mundo teórico, fuera de la realiadad y la Navidad es todo lo contrario: Dios con nosotros, entre nosotros, en nuestras relaciones humanas.

    Es de agradecer tu comentario como punto de partida, porque se trata de un síntoma.

  • mauricio

    magnifico articulo Jesús.Siempre agudisimo

     

  • Gonzalo Hsya

    El problema de fondo esta en que el seguimiento de Jesus deberia ser un movimiento y no una religion. Deberiamos anunciar y promover un espiritu, sin contar ni certificar el numero de sus adeptos. De rda forma ?serian mas o menos que los cristianos actualrs? No lo tengo muy claro. Todod tenemos algo del espiritu de Jesus, y al mismo tiempo todos lo falseamos y drsacreditamos. ?la religion lo esta difundirndo o lo esta desacreditando? La socializacion ayuda pero pero la contabilidad y el control derivan en fingimiento e hipocrrsia.