Reflexión inspirada en la fiesta de la Inmaculada
Con frecuencia, más de lo deseado, los obispos, en general, y los obispos españoles, de manera especial, se jactan de que en la Iglesia hay estructuras de koinonia, de servicios a pobres, a marginados, a necesitados polivalentes…, léase Cáritas, casas de acogidas a mujeres maltratadas o prostituidas, a drogadictos, comedores sociales, tareas parroquiales diversas… Servicios, dicen, que la sociedad civil debería hacer y que la Iglesia con sus servicios ahorra a esta sociedad civil un montón de millones al año. Ellos, los obispos, se cuelgan estas medallas en cuanto que representan genuinamente, casi con exclusividad, a la Iglesia. Pero detrás de esta ingente tarea eclesial ¿quién está? Las mujeres. ¿Qué ocurría si un día ellas hicieran, por ejemplo, una huelga no necesariamente indefinida? Sin duda alguna la estructura eclesial de servicio, de koinonía se vendría abajo; el buque insignia de la Iglesia se hundiría irremediablemente.
Alguien puede argumentar que lo hacen desde la fe. Y también desde la esclavitud, se podrá añadir. La fe es por antonomasia el motor de su excelente tarea. El papa Francisco lo ha recordado en días pasados en su acostumbrada homilía de santa Marta, al comentar el texto de los Macabeos: “El pueblo de Dios ha ido adelante gracias a la fuerza de tantas mujeres buenas, que han sabido dar a sus hijos la fe. Y sólo ellas -las mamás- saben transmitir la fe en dialecto”. La fe es un pilar básico de este edificio, y también lo es la dignidad de las personas, hombres y mujeres, igualmente responsables de construir el edificio eclesial. En estos días se ha hablado en Atrio de la lacra del clericalismo, pero esta moneda tiene también otra cara: la mujer como esclava a quien se ningunea su responsabilidad eclesial; responsabilidad pareja a la del laico en la Iglesia, la cual brilla por su ausencia.
Ingenuamente Simone de Beauvoir, recordando su infancia, creía en una igualdad abstracta de las personas humanas, pero la mujer ha permanecido “callada”, servicial, esclava, dentro de la Iglesia, como en tantas otras estructuras de poder, si bien en nuestra cultura occidental la mujer ha dado pasos de gigante. No hay que olvidar, en este sentido, la influencia de la filosofía griega y posteriormente de la cristiana en nuestro mundo occidental. Aristóteles, en su afán de “naturalizar” sus principios filosóficos, creando así un determinismo atroz, considera en su Política que “la naturaleza, teniendo en cuenta la necesidad de la conservación, ha creado a unos seres para mandar y a otros para obedecer. Ha querido que el ser dotado de razón y de previsión mande como dueño, así como también que el ser capaz por sus facultades corporales de ejecutar las órdenes, obedezca como esclavo… La naturaleza ha fijado, por consiguiente, la condición especial de la MUJER y la del esclavo”. La Iglesia, las Iglesias, como sus jerarquías, han actuado con una hipocresía redomada, partiendo desde una concepción maniquea del cuerpo y del sexo y desde posiciones misóginas. “El hombre, dice F. Nietzsche, en su Zaratustra, debe ser educado para la guerra y la mujer para la recreación del guerrero: todo lo demás es tontería”. Puede parecer una posición extrema la de F. Nietzsche, pero Pablo de Tarso no se queda a la zaga en sus Carta a los Efesios y La primera a Timoteo. A los de Éfeso, bajo la apariencia de argumento teológico, les espeta que las mujeres deben ser dóciles a sus maridos “como si fuera el Señor”, ya que “el marido es la cabeza de la mujer como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, su Cuerpo”. Con estas premisas la conclusión no puede ser más categórica: “así como la Iglesia es dócil a Cristo, las mujeres deben ser dóciles en todo a su marido” (Éf 5,21-24). En la de Timoteo el argumento es el de autoridad, algo así como “porque lo digo yo”, como suelen argumentar algunos padres a sus hijos. Pablo de Tarso pide previamente a las mujeres que “vistan decorosamente y se adornen con pudor y modestia”, pero esta recomendación no es suficiente y va más lejos: que “oigan la instrucción en silencio, con toda sumisión” y, como colofón y para que quede claro cuál es su postura, “no permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre” (1 Tim 2,9-12).
Con estas mimbres pseudoteológicas la mujer en la Iglesia no sólo está “callada”, sino también sometida como una esclava. Y no lo es tanto porque no pueden acceder al sacerdocio, ¡que también!, como ha señalado con cierta ironía JJ. Tamayo: “que las mujeres accedan al sacerdocio es tan justo como que los negros voten en Sudáfrica: lo contrario sería anacrónico”. Se puede empezar por otras responsabilidades que implicaría que la mujer no es esclava ni sumisa en la estructura eclesial. Las preguntas pueden ser múltiples y variadas. ¿Por qué una mujer, una monja, pues ellas son mayoría, no es la Vicaria Episcopal de la Vida Religiosa en una Diócesis? ¿Por qué una mujer no puede presidir el Consejo Pastoral de una Parroquia (una Parroquia, sin duda, afortunada si existe este organismo)? ¿Por qué una mujer no es portavoz de la Conferencia Episcopal (tampoco lo es un varón laico, es cierto)? ¿Por qué una mujer no preside un Dicasterio en el Vaticano (ni siquiera puede presidir el recién creado de Laicos, la Familia y la Vida)? ¿Por qué una mujer no puede desarrollar una actividad pastoral y litúrgica en esos pueblos semiabandonados, cada vez más numerosos, de la geografía española?, etc., etc. Venus Carolina Paula, mujer extremeña que abandona su tierra para servir en París, con hermosa locuacidad, prestada por J. García Hortelano en Gramática Parda, sostiene con cierta rotundidad que “el mundo está muy bien hecho, lo que pasa es que no nos gusta”. No creo que en este asunto las cosas estén bien hechas; todo lo contrario y, por eso, no nos gusta. Hay que recordar lo que sabiamente decía E. Schilebeeckx, “La Iglesia es, en efecto, un aparato ideológico que acompaña de hecho al orden establecido, por así decir prestándole cobijo”.
La emancipación de la mujer en la vida civil, el reconocimiento de sus derechos igualitarios a los del varón, ha sido un camino largo y no fácil. Desde aquel primer grito subversivo de Olympia de Gouges, en plena revolución francesa, en su Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana (1791): “¡Mujeres! ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis recibido de la revolución?… Cualesquiera que sean los obstáculos que os pongan, podéis superarlos”, hasta nuestros días es un tiempo que no ha pasado en balde. Otro tanto debe acontecer en el seno de la Iglesia, católica. El pistoletazo de salida lo dio Elisabeth Cady Stanton, cuando bajo su dirección se publicó en 1895-1898 La Biblia de la mujer. Su grito fue “Ha llegado la hora de que la mujer lea e interprete la Biblia por sí misma”, puesto que es un Libro escrito por varones y, por lo tanto, no es neutral, aunque para los creyentes, varones y mujeres, sea un Libro luminoso. Ahí está el grito de salida por más que dentro de la institución eclesial el otro, el que está enfrente, no es sólo el varón, sino principalmente el clérigo, quien pone a su servicio la Biblia, la Tradición y la Teología. Para no ir más lejos en estos días hemos celebrado la fiesta de la Inmaculada, donde los tópicos se han repetido, que María fue la “esclava” del Señor y de ahí sus consecuencias tan beneficiosas para todos los hombres y mujeres.
Parece, pues, acertado recordar lo que poéticamente escribió RM. Rilke en El libro de horas: “La oscuridad lo abarca todo, pero una energía inmensa se mueve junto a mí, junto a nosotros”, junto a vosotras, las mujeres.
http://www.enplenitud.com/detectar-machista.asp#axzz51IAjN8AI
Hola!
Ana nos invita a “dar vuelta la tortilla”
Veamos qué sale.
La original es la de Tita Merello
https://www.youtube.com/watch?v=5-07rNhkAVQ
“Se dice de mí” (versión FEMENINA) Se dice de mí… Se dice de mí… se dice que soy fea, que camino a lo malevo, que soy chueca y que me muevo con aire compadrón. Que parezco un dinosaurio, mi nariz es puntiaguda, la figura no me ayuda y mi boca es un buzón. Si charlo con Luis, con Pedro, con Juan hablando de mí los hombres están. Critican si ya la línea perdí, se fijan si voy, si vengo o si fui, se dice ¡ja! muchas cosas mas el bulto no interesa. ¿Por qué pierden la cabeza ocupándose de mí? Yo sé que hay muchos que desprecian con mentiras y suspiran y se mueren cuando piensan en mi amor. Y más de uno se derrite si suspiro y se quedan si los miro resoplando con temor. Si fea soy —pongámosle— que de eso ya yo me enteré, más la fealdad que Dios me dio mucha mujer me la envidió y no dirán que me creí porque modesta siempre fui. Yo soy así.
………………………
“Se dice de mí” (Versión MASCULINA) Se dice de mí… se dice de mí… Se dice que estoy fiero, que camino a lo malevo que soy chueco y que me muevo con un aire compadrón. Que parezco el negro Acosta que mi napia es puntiaguda que la pinta no me ayuda que mi boca es un buzón. Si miro a Renée, a Luisa, a MimÍ, las chicas están hablando de mí. Critican si ya la línea perdí, se fijan si voy, si vengo o si fui. Se dice que estoy fiero, mas si el pibe no interesa, ¿por qué pierden la cabeza ocupándose de mí? Yo sé que muchas que desprecian, comprar quieren y suspiran y se mueren cuando piensan en mi amor. Y más de una se derrite si suspiro y se queda, si la miro, resoplando como un Ford. Si fiero soy, pongámosle, que de eso aun no me enteré. En el amor, yo sólo sé
que a más de diez dejé de a pie. Podrán decir, podrán hablar y murmurar aunque rebuznar, mas la fealdad que Dios me dio mucho Don Juan me la envidió. Y no dirán que me engrupí porque modesto siempre fui. ¡Yo soy así! ……………….
No es que las mujeres tengan un déficit de igualdad en la Iglesia, es más, hasta el día de hoy no se ha contado con ellas desde que murió Jesús a pesar de su protagonismo en vida de éste y en la resurrección. Entonces se inició su decadencia porque, desaparecido su valedor, fueron arrinconadas por los hombres discípulos del mismo Jesús, apoyados en la cultura de la sociedad judía en aquel entonces. Todavía no podía hablarse propiamente de clero porque eran los comienzos del cristianismo. Cuando éste evolucionó y empezó a tener forma de religión organizada, el poder masculino que ha llegado hasta nuestros días fue minusvalorando paulatinamente el papel de la mujer en las comunidades, en cuyo inicio desempeñaron un papel cualificado, llegando incluso a acusar de protistuta a María de Magdala, olvidando su especial relación con Jesús.
Para argumentar tal situación es suficiente leer algunos pasajes del N.T. El varón no debe cubrirse la cabeza porque es imágen y reflejo de la gloria de Dios. PERO LA MUJER ES GLORIA DEL VARÓN (1 Cor 7). Sinceramente, no entiendo que tales palabras procedan de Dios, como se afirma después de su lectura. ¿No fueron creados a imágen de Dios el varón y la mujer? (Gn 1,27). No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido (Tim 2,12). ¿Lo contrario es aceptable?. Se podrían indicar más citas, pero no quiero alargar el comentario.
Lo triste es que todo esto perdura en la actualidad corregido y aumentado (Parece que Francisco quiere mover ficha. Lo cierto es que lo dicho sobre las mujeres puede valer también para los hombres que no acceden a rangos ordenados. O sea, digamos que los seguidores de Jesús, desde muy pronto, fueron clasificados en lo que tenemos actualmente: clérigos (solo hombres) y laicos (mujeres y varones). Siempre se ha dicho eso de que la iglesia (con minúscula) somos todos, pero sin el más mínimo poder de opinión y decisión. La imposibilidad de intervenir con cierta capacidad en asuntos eclesiales afecta también a los hombres con la diferencia de que tienen la posibilidad de conseguirlo siguiendo las pautas marcadas, pero las mujeres carecen de este privilegio en la Iglesia Católica, sí en otras Iglesias cristianas.
A pesar de que la mujer debe estar callada (Pablo), parece que empieza a oirse voces femeninas provenientes de la vida religiosa que han permanecido hasta ahora silenciosas y sometidas al dictado de los jerarcas.
Perdonadme por lo que voy a decir. Me llama la atención que siendo mayor el número de hombres intervinientes en atrio que el de las mujeres, siempre que se habla de la desigualdad que sufren las mujeres, siempre, siempre se hacen aportaciones para nosotras, pero no es frecuente leer cuestionamientos de la masculinidad que, como ya he dicho, es el origen de la desigualdad entre hombres y mujeres a todos los niveles, pero especialmente en la Iglesia.
Me encantaría que nuestros compañeros hiciesen aflorar esos moldes en los que se sienten aprisionados inconscientemente. Siempre aclaro que no es cuestión individual, sino como fenómeno social.
Y me vais a perdonar nuevamente, si no colaboro en las réplicas en los próximos días es porque me voy de viaje, pero lo haré en el momento en que pueda.
Creo que este tema merecería un post dedicado exclusivamente a la masculinidad. (Ojalá tenga tiempo para hacerlo yo misma, pero si alguien lo hace, estupendo.)
¡Hola amiga Ana! Que disfrutes de tu estancia donde quiera que vayas. Más bien te agradezco la sugerencia y, al menos, de mi parte, no veo qué haya que perdonarte.
Me pareció mejor opinar en favor de la mujer que hablar de la masculinidad cuando se habla, ¡al fin!, algo bueno o no tan malo acerca de ellas. Después de todo el feminismo o el «mujerismo» es un fenómeno reciente como algo generalizado fuera de Occidente, aunque afortunadamente esto ha venido cambiando y rápidamente.
Quizás mi opinión no sea popular: Ya pasó antes en Atrio.
Primero (y ya esto me compromete) aclarar que no culpo a la mujer, ni en general ni en particular, de su situación de desventaja o maltrato.
Por otra parte, demasiado a menudo (porque ya dejé de preguntármelo), me he preguntado ¿cómo o por qué, si en la mayoría de los casos los hombres somo educados cuando más vulnerables somos (en la infancia hasta la pubertad) por maestras o mujeres en el hogar (a los padres se les ha reprochado tradicionalmente no asumir sus responsabilidades en esta área de la existencia de la prole) o en la escuela, «crecemos» opresores de las mujeres?
La respuesta que me he dado a mí mismo es que la victimización de la mujer implica hasta cohibirse de educar a su prole a su gusto y manera, porque se espera y se la prepara para que lo haga según los estándares de una sociedad dominada (real o aparentemente) por los hombres.
¡Tantas veces he escuchado a mi propia madre acerca de sus hijos (a mí por ejemplo no me gustaba aprender a montar a caballo) y a muchos/as pacientes decir esto: «preferiría ver a mis hijos/hijas muertos/as antes que homosexuales!» (No quiero repetir el epíteto más frecuente porque en mi cultura es de mal gusto). No dijeron ladrones o asesinos, que eso lo he escuchado muy pocas veces, sino «homosexuales», como evidenciando alguna forma de fobia sexual, algo tan cercano a la violencia doméstica o una de las áreas de la personalidad más severamente maltratadas a resultas de la opresión machista.
Pero esa no es mi única conclusión.
Tratando clínicamente a hombres victimarios o maltratadores de mujeres, quedé convencido de que el maltrato a la mujer, sobre todo en el contexto de pareja, tiene más que ver con la internalización por parte del hombre de su propia homofobia que con la feminidad o «mujeridad» (el término es de Ana M. Isazi Díaz y no lo ha aceptado el DRAE) de la víctima, porque estos hombres son tan destructivamente narcisistas que no reconocen la alteridad de la mujer y solo la perciben como una proyección de su propia feminidad a la que temen u odian, quizás por algún mimetismo socializante o quizás por aprendizaje.
No creo que el hombre pueda definir su «hombría» o aprenda su masculinidad aislado de la mujeridad o sin referencia a la mujer, en y de la cual pudiera aprender, complementar o mejorar una femineidad que la que haya adquirido durante su crecimiento.
Habiendo escrito esto, solo me queda pediros perdón a aquellas que mis opiniones hayan podido ofender porque no ha sido mi intención hacerlo. Pienso y escribo desde otra cultura y sé que pudiera, como ya ocurrió antes en Atrio, hacer mal uso del lenguaje sin desearlo o imaginarlo.
Estimado Alberto
Muchas gracias por las sentencias. Tenía yo referencia de las A, B y C del litigio que numeras como 1, aunque no tenía el texto completo. Sabía también que había un litigio distinto sobre un depósito, que supongo que es el que numeras como 2, aunque no sabía que había ya sentencia en él.
Las leeré con mucho interés, pues este tema de las propiedades eclesiales siempre me ha parecido fundamental.
Saludos cordiales hasta Sevilla (como nota al margen, te comento que estoy considerando matricularme el próximo año en la UPO. Todavía tengo algunas dudas, especialmente por el cúmulo de compromisos que tengo encima; ya veremos que ocurre).
Si te animas y vienes a Sevilla te esperare con la banda de cornetas y tambores de la “Quinta Angustia” y luego nos iremos a comer a la abacería de San Lorenzo a tomar un adobo con blanco frío del Señorío de Heliche, de las viñas de Sanlucar la Mayor de aquí junto. Un saludos cordiales. Menos lo de la banda, de momento, lo demás está vigente.
Creo oportuno insertar un texto de Teresa de Avila que es una dura critica sobre la funcion eclesial de la mujer contrapuesta a la posicion oficial de la Iglesia del siglo XVI y que persiste hoy…”Senor de mi alma, cuando andabais por el mundo, las mujeres, antes las favoreciesteis siempre con mucha piedad y hallasteis en ellas tanto amor y mas fe que en los hombres….No basta, Senor, que nos tiene el mundo acorraladas e incapaces para que no hagamos cosa que valga nada por Vos en publico ni osemos hablar algunas verdades que lloramos en secreto? Senor, que sois justo juez, y no como los jueces del mundo, que como son hijos de Adan y en fin todos varones, no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa” Camino de Perfeccion Cap.4 n.1Este largo texto fue censurado y tachado de forma que no aparece en enla redaccion posterior del Codice de Valladolid. Se puede leer en el Codice del Escorial escrito en el 1565.
Ángel, muy bueno el texto de Teresa de Ávila. Y, como dice María Pilar ¿para qué le dieron el doctorado si ni siquiera le hacen caso en cuestiones tan elementales?
Rodrigo, buenas noches desde Sevilla: estás son las sentencias en las que se estudia y falla parte del pleito. Si tienes paciencia y curiosidad puedes ver las dependencias a qué aludo en mi pequeña mandad. Un cordial saludo
1. PLEITO DEL JUZGADO Nº 1 DE HUESCA SOBRE LA NULIDAD DE LAS VENTAS DEL TESORO ARTÍSTICO DEL REAL MONASTERIO DE SIJENA
– A) Sentencia de 8/4/2015 del Juzgado nº 1 de Huesca que anula las ventas del tesoro artístico del Monasterio de Sijena que la Priora del Convento sanjuanista de Valldoreix (Barcelona) hizo a favor de la Generalitat de Cataluña.
– B) Sentencia 1/2015 del Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales por la que rechaza el conflicto planteado por la Generalitat al Juzgado de Huesca. Se trata de la primera vez a lo largo de toda la existencia de la Generalitat de Cataluña en la que esta plantea un conflicto de jurisdicción a un tribunal de justicia.
– C) Auto de 21/6/2016 por la que el Tribunal Constitucional rechaza la pretensión de la Generalitat de que la ejecución del Juzgado Nº 1 de Huesca es contraria al conflicto de competencia que con anterioridad resolvió el T.C. a favor de Cataluña sobre los bienes artísticos en Cataluña del Monasterio de Sijena.
2. PLEITO DEL JUZGADO Nº 2 DE HUESCA SOBRE LA TERMINACIÓN DEL PRECARIO DEL MNAC SOBRE LAS PINTURAS MURALES DE LA SALA CAPITULAR DE SIJENA:
-A) Sentencia de 4/7/2016 por la que el Juzgado nº 2 de Huesca pone fin al precario que tiene el MNAC sobre las pinturas murales de la Sala Capitular del Monasterio de Sijena ordenando devolverlas al Monasterio.
Querido Antonio, no tienes que pedirme perdón, es un artículo magnífico, y yo te agradezco que pongas en evidencia el déficit de igualdad que tenemos las mujeres en la Iglesia.
Lo que he querido expresar es que nosotras ya hemos hecho la revolución hasta la frontera donde se nos dice “hasta aquí”. Pero falta la revolución más decisiva y es que los hombres hagáis la vuestra como agentes de un cambio profundo desde la raíz, pues son los hombres (no estoy hablando a título individual) los que nos levantan muros insalvables. Yo deseo que se cambie el fiel de la balanza hacia el trabajo de los hombres, porque las mujeres no podemos ser víctimas y culpables a la vez. Tampoco estoy pidiendo el cruzarnos de brazos, que no lo hacemos, pero hay una parcela muy importante en la que nosotras no podemos hacer nada, la tarea de los hombres.
Los hombres deben analizar los patrones del masculinismo para romper esos moldes mentales que se les inculca, ya sea de forma directa o indirecta, desde la infancia. Mientras no se haga esta revolución poco o nada podemos esperar de los clérigos que, además de este inconveniente general, tienen la convicción de que las mujeres no somos dignas de participar en la toma de decisiones eclesiales, ya sea teología, moral, derecho canónico, sacerdocio, eucaristía, etc. etc.
No sé si pedir disculpas a Ana y a Carmen por esta reflexión. Como bien dice, sin decirlo, Alberto, no sólo en los conventos, sino principalmente en la vida parroquial las mujeres no son consideradas personas adultas y responsables. Creo que es una tarea de todos, varones y mujeres, pero sobre todo de las mujeres, el decir ¡basta! Todos los laicos, mujeres y varones, debemos hacernos notar dentro de la institución eclesial, pero la mujer ha de iniciar su propia andadura como lo hizo en las grandes revoluciones o utopías (socialistas, comunistas, obreras…). Estas revoluciones estaban hechas por el varón y para el varón, pero sin la mujer.
A mí no me tiene que pedir disculpas por lo que usted piense o reflexione. Solamente digo que nuestra revolución está hecha . Si la iglesia como institución quiere integrar a no a las mujeres, depende de ella. Nosotras, las mujeres,no defraudaremos como no hemos defraudado a la sociedad.
Pero, mire usted, lío no voy a armar como mujer. Y no crea, como persona algún lío he tenido con gente de iglesia.
Un saludo cordialmente femenino.
Perdón.
No sé qué pensaría ‘la pasionaria’ si leyese el final de esta entrada. Pero no soy comunista. Aunque sería interesante.
Las mujeres siempre han dicho y hecho. Hildegarda de Bingen, Teresa de Jesús, Catalina de Siena son ejemplos reconocidos.
La labor pastoral en las misiones es hecha por un número mayor de mujeres que de hombres.
Vicente de Paul trató todo lo que pudo de liberar a sus Hijas de la Caridad de la tutela de los PP. Paules.
La Comunidad Misionera catalana de San Pedro y San Pablo fue obligada por el Vaticano a ordenar curas para que pudiera ser reconocida de derecho Pontificio porque no la Congregación correspondiente no permitía que las mujeres fueran «superioras» de hombres, aunque así venía funcionando.
Las mujeres no han cesado de hablar y de hacer y con mucho acierto y razón, y sobre todo derecho, la cuestión es que haya habido siempre tan pocos oídos dispuestos a escuchar. La Exhortación del salmista a abrir las orejas hace siglos que lamentablemente cae en vano.
Juan XXIII impuso su deseo de nombrar a la primera mujer (de 23) auditora en el Concilio. Me refiero a la Superiora General de la Hijas de la Caridad de Vicente de Paul durante el período conciliar, Suzanne Guillemin. En la foto es la tercera comenzando por la derecho, en primera fila.
Este es el enlace y en la foto ya se present sin la tradicional «corneta» que portaban como toca antes de la reforma del hábito que Guillemin lideró. https://i0.wp.com/famvin.org/en/files/2013/08/Guillemin-at-Vat.-II-Session.jpg
Muchas veces me he preguntado:
¿En que ha beneficiado a Teresa de Ávila ser Dtra. de la iglesia… ni ayer, hoy o en el futuro?
Ni siquiera en la vida conventual fue claramente decisiva su labor como mujer de gran talle.
mª pilar-pili
Estimada Amiga: La respuesta es en nada. Pero que los curas hayan reconocido a Teresa y a Catalina como Doctoras al mismo nivel de los «doctors» represent cuando Pablo VI lo hizo un cambio que cada cual puede apreciar o no, pero rompió el prejuicio de reconocer la capacidad teológica magisterial de las mujeres.
Respeto tu opinion sobre su obrar y lamento que lo describas utilizando vocabulario aproximado: «claramente decisiva» porque eso sujeta la opinion a los parámetros que definan el grado de claridad y de decision. No obstante, permíteme apuntar lo siguiente: Al regresar a la regla primitiva puso un punto final al desorden y el relajamiento de su orden religiosa. Al no sujetar a las hermanas legas a que sirvieran de cocineras, criadas y discriminar a las hermanas de coro, introdujo una característica evangélica que había sido flagrantemente violada ya por siglos en los conventos y monasterios; las clarisas tenían una regla extremadamente dura aún con las enfermas y Teresa no solo siguió otro curso de ación al respect, sino que a menudo cargaba sobre sus hombros lo que en la época era importante, la penitencia física o corporal, liberando a las monjas de ello.Introdujo el hábito de estudiar no solo las obras de los fundadores Carmelitas, sino que animó a sus monjas a aprender a escribir y leer, cosa que la Inquisición trató de impeder y que en otras órdenes (las dominicas por ejemplo) no fue considerado necesario o conveniente por tratarse de mujeres.
Respeto que no simpatices con ella. Yo la admiro grandemente, pero eso no es obstáculo para que agradezca y respete tus opiniones. Estoy seguro de que buenas razones tendrás para ser crítica si ese es el caso o como lo evidencia esta entrada que trato de responder. Un abrazo agradecido y cordial por tu amistad.
Maldad jurídico teológica: la nulidad de la venta de los bienes artísticos de Sijena tiene su origen en que las monjas vendedoras que tenían permiso Vaticano no lo habían solicitado del obispo de Barbastro del cual dependía el monasterio, que al ser de mujeres era preceptivo el permiso episcopal.
Hola Alberto. Tenía yo la idea de que el origen de la nulidad de dicha venta era la declaración de 1923 de considerar el monasterio como monumento nacional, considerando que las piezas de arte no podían separarse del conjunto. Pero confieso que esta idea fue derivada de las diversas notas periodísticas que he visto sobre el caso, sin conocer directamente la sentencia. ¿Hay alguna forma de leer directamente la sentencia?
Saludos
Pues si. Ana tiene toda la razón. Las mujeres ya somos conscientes de nuestra valía. Más de cien años de lucha nos ha costado convencernos a nosotras mismas contra viento y marea.
No necesitamos que nos arenguen. Si nos necesitan, solamente tienen que dejarnos hacer.
Un saludo cordial.
Una tiene la sensación de vivir en tiempos de Aristóteles Nietzsche o Pablo de Tarso, aún peor, la realidad nos dice que aún vivimos de sus doctrinas y teorías con la diferencia de que ahora somos conscientes de este anacronismo y de esta injusticia que se convierte en barbarie en el siglo XXI por la influencia que tiene sobre la feligresía que escucha y cree en esas doctrinas. Porque, en el caso de Pablo, y en lo que afecta a la Iglesia es que se lee, se predica y declara ser palabra de Dios.
O que se hagan lecturas en los templos como la que se leyó hace unos domingos sobre la mujer perfecta porque todo lo hacía bien para complacer a su marido.
La mujer no es esclava y sumisa en la Iglesia por elección personal, sino por la imposición de los hombres-clérigos que se han adjudicado el papel exclusivo de ser los receptores de la voluntad de Dios. Recordemos el dicho de que la Iglesia es una cosa de hombres pensada para mujeres”
Tampoco este hecho es un hecho aislado en la sociedad, sino el vivo reflejo de lo que es la sociedad. Una sociedad estructurada de tal forma que a las mujeres se las socializa para el servicio y a los hombres para el poder.
Por tanto, las raíces son muy profundas, casi están inscritas en los genes porque al nacer una niña ya está predestina a desempeñar un rol, y a los niño el otro.
Desde que las mujeres y algunos hombres comenzaron a reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres, siempre se pone el sujeto agente en la mujeres, cuando en realidad son los hombres los agentes causantes del machismo, del patriarcado o del androcentrismo. Por eso yo cambiaría el título de este post y diría: HOMBRES EN LA IGLESIA DECID BASTA”, vamos a cambiar nosotros, a protestar nosotros, vamos a profundizar en nuestro problema y como, dice Carmen, “ ustedes los hombres montaron la iglesia, pues ustedes, los hombres, arréglenla.”, ellos son los que tienen el poder, ellos son los que tienen el problema dentro de ellos que hace que generen otros problemas en la Iglesia por impedir la participación en igualdad de las mujeres.
Nosotras ya sabemos nuestros derechos, ya hemos conseguido en la sociedad civil que se nos reconozca, ahora les toca a los clérigos hacer lo mismos en la Iglesia, pero no de “boquita” sino de hecho y con hechos. Y que dejen de ponernos como ideal a María virgen, madre y esclava del Señor.
Empezando por el Papa que el otro día decía: “las mujeres transmiten la fe que después lo teólogos la reflexionan” ¿Acaso las mujeres no podemos, no sabemos o somos capaces de hacer teología como la que ya están haciendo muchas teólogas a las que no se les hace ni caso?
De acuerdo!!!
Cierto que podemos, y muchas así lo llevamos haciendo desde hace años.
Pero:
¿A quien le importa, quien ha puesto encima de la mesa nuestras miradas no solo se Teología, sino de la interpretación de la lectura de la Palabra, y en el servicio a la comunidad?
Sigue anclada en dejar en nuestras manos todo lo que sea “servir” y obedecer… muy importantes para las personas que están recibiendo esos servicios, y se sienten bien por ello; porque no se busca el beneficio o reconocimiento propio.
En las las altas esferas… nada de nada cambia y nos hacen responsables si no se hace.
Cuando a uno de mis profesores le hice una pregunta sobre un tema de la Biblia… ante su desagrado, solo contestó:
“Está escrito”.
Seguimos siendo en la mayoría de la iglesia… portadoras de malos augurios.
Sé, que muchos esperan un cambio… pero a nivel personal, y los que ya trabajan con un espíritu nuevo, lo hacen sin hacer ruido… porque si trasciende, todo se va al suelo.
Así que estoy con Ana, Carmen, Rodrigo:
¡Que arreglen ellos el estropicio de tantos siglos!
Y menos obediencia ciega y dedicación “amorosa” a los mandamases.
mª pilar
El ítem 3.- “El rol de la mujer en la sociedad y en la iglesia”
Creo que será un Panel de 3 mujeres:
1) Rocío Bastidas, Ecuador (Pueblo Originario),
2) Olga Lucía Alvares, Colombia (https://evangelizadorasdelosapostoles.wordpress.com/2017/05/06/las-mujeres-llevando-el-evangelio-olga-lucia-alvarez-benjumea-arcwp/)
3) Encarnación Madrid, Argentina.
CARTA AL PAPA FRANCISCO Y OBISPOS DE AMERICA LATINA
LA FEDERACION LATINOAMERICANA PARA LA RENOVACION DE LOS MINISTERIOS SALUDA A SU SANTIDAD PAPA FRANCISCO Y A LOS SEÑORES OBISPOS DE AMERICA LATINA.
Los grupos y asociaciones, de presbíteros que hemos formado nuestras familias en los países de; México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, nos hacemos presentes, para hacer realidad las recomendaciones, que el Papa Francisco ha realizado en sus discursos, durante las visitas al continente: que haya un diálogo entre los obispos, los hermanos de otras religiones y los presbíteros casados.
Desde el año de 1990, el ex obispo de Avellaneda, Argentina, Jerónimo Podestá, junto con su esposa Clelia Luro, que descansan en la paz de Dios, y Julio Perez Pinillos, del movimiento por el celibato opcional MOCEOP, de España, apoyaron la constitución de la Federación Latinoamericana de los sacerdotes casados, que hoy se llama “Federación Latinoamericana para la renovación de los ministerios”.
Como miembros bautizados y consagrados de la Iglesia, continuamos cumpliendo el mandato .de Jesús; “Id por todo el mundo anunciando la buena noticia a toda la creación” (Mc,16,15) y colaborando en la construcción del reinado de Dios y su justicia. Y en otros casos, donde se nos permite, sirviendo a las comunidades.
En esta ocasión vamos a reunirnos en el VIII encuentro Latinoamericano de la Federación, del 11 al 14 de enero del año de 2018, en la ciudad de Quito-Ecuador, de acuerdo a los estatutos, para cambiar la directiva y para reflexionar los temas, que a continuación se enumeran:
1.- Los pueblos originarios de América Latina
2.- La realidad latinoamericana que estamos viviendo actualmente.
3.- El rol de la mujer en la sociedad y en la iglesia.
4.- Las relaciones con las comunidades, con los sacerdotes, con los obispos y luego ver cómo debemos comprometernos en estos momentos en la construcción del reinado de Dios.
El encuentro es ecuménico, abierto, de acuerdo a los mensajes del Papa Francisco que nos enseña que debemos unirnos todas las religiones del mundo para orar por la paz, por el medio ambiente, por los migrantes.
Deseamos que esta carta llegue a ustedes a fin de que estén informados sobre nuestros fines y propósitos y si es posible contar con vuestra presencia, o la de un delegado, que serán bien venidos.
Queremos anticipar un asunto importante que se prepara en América Latina, el “Sínodo Pan Amazónico” que se celebrará en el año 2019, el cual enfocará los problemas que viven los pueblos en esas regiones selváticas, las cuales necesitan la debida atención de los estados y de las iglesias que tienen la misión de evangelizar. Sabemos que el Papa Francisco y los obispos latinoamericanos prestarán debida atención a este hecho
Confiamos que vuestras oraciones se unan a las nuestras para pedir a Dios y a Nuestra Madre María, por el éxito de este VIII Encuentro de la Federación Latinoamericana .
Mario Mullo Sandoval – Rosa Leiva Valles, presidentes- Ecuador
Joao Tavares – Sofia Santos – vicepresidentes – Brasil
Oscar Varela – secretario- Argentina
Encarnación Madrid – Tesorera – Orlando Martín – Coordinador del cono sur- Argentina
Sebastián Cozar – Juana Hernández Aravena – Chile
12 de Diciembre de 2017 . Día Nuestra Señora de Guadalupe.
En América Latina, he visto los avances más hermosos en este ser iglesia.
Tristemente… tan bien he visto con gran dolor, como la iglesia poder, ha arrasado los campos hermosamente sembrados y cuidados por excelentes mujeres en colaboración igualitaria con los hombres de iglesia.
No sé, como está ahora… ¡de verdad!
pili
Pues, con todos mis respetos; ustedes los hombres montaron la iglesia, pues ustedes, los hombres, arréglenla.
Un saludo cordial