I – LA “USINA DE RUMORES” Y EL CURA SANTA CRUZ
Leo en “EL PAÍS” del pasado miércoles 6 de diciembre: “Rajoy y May se unen contra las campañas de desinformación“. La desinformación es tema de actualidad. Las noticias falsas y la sesgada o insidiosa interpretación de los hechos, son parte importante de la desinformación. No sólo de ahora, sino, podríamos decir, que de siempre. Y no es fácil protegerse de esta manipulación de la realidad. La información “manipuladora”, puede llegar por diversos cauces y muy especialmente a través de los “medios de comunicación”, inclusive, desde luego, Internet. Se dice que algunos medios, esporádica o habitualmente, semejan o son “usina de rumores“, es decir “medio que genera informaciones no confirmadas y tendenciosas”.
También en el siglo XIX y, por referirnos a lo que nos atañe, en 1873, durante la Primera República, la información falsa, incompleta o sesgada articulada desde los distintos grupos de intereses económicos y políticos, por medio de rumores y bulos o la prensa, no era cosa excepcional. Tal sería, por ejemplo, la que ofrece “La Igualdad” del 10 de junio de 1873 sobre el Cura Santa Cruz y la República “católica, y, al tiempo, sobre los rumores, que dice “saberse con seguridad” en relación a la presunta muerte del pretendiente Carlos VII y a la actitud de los carlistas
<< Ayer se recibió un telegrama del gobernador militar de Pamplona, dando la sorprendente noticia de que el cura Santa Cruz ha proclamado la República católica bajo la presidencia del general Cabrera. // No hay más datos ni antecedentes de tan entraño suceso que el telegrama del referido gobernador militar, de modo que la noticia necesita confirmación. //
Lo que se sabe con toda seguridad es que entre los carlistas cunde el desaliento y la discordia; que muchos cabecillas se niegan a someterse con sus partidas a los jefes superiores elegidos en nombre de D. Carlos por la junta facciosa establecida en la frontera; que entre los individuos, de esta y los partidarios de Cabrera hay desavenencias y agravios, que ya casi es imposible ocultar, y que entre los carlistas va generalizándose la sospecha de que ha muerto el pretendiente, y los, y los que le creen vivo y en perfecta salud no se explican su conducta, y sienten hacia él un profundo desprecio. >>
Se mezcla con la falsedad, alguna verdad, como la afirmación, que sería cierta, de que hubo, en ciertos momentos, problemas entre algunas partidas carlistas y los “jefes” del carlismo, a lo que luego me referiré.
Constituidas las Cortes el 8 de Junio de 1873, son de significar las difíciles circunstancias y obstáculos a los que se enfrentaba la joven República: el desarrollo de la guerra carlista; la división entre los republicanos; el empuje de los más intransigentes; la conjunción de conservadores y alfonsinos; la indisciplina en el Ejercito; la guerra de Cuba; los problemas de la Hacienda Pública; la bisoñez de las nuevas Cortes; las ambiciones de algunos parlamentarios y el abstencionismo de otros…, todo sumaba en junio de 1873 contra el buen gobierno de la República.
Cuestión importante era que no bastaba con proclamar la República Federal, era preciso construirla; y en tales circunstancias la tarea era urgente y difícil. “La Igualdad”, del 8 de junio, impaciente por ver resultados, lo expresaba así:
<<La República federal está proclamada: pero no basta esto, es preciso traducir inmediatamente en leyes todas sus ideas, poner rápidamente en práctica sus principios, y emprender con ellos la obra de la regeneración de la patria.>>
II – LA GUERRA CARLISTA EN JUNIO DE 1873
Recordemos que la Tercera Guerra Carlista había comenzado en abril de 1872 y que durante 1873 fue incrementándose el empuje de los carlista. Los días 7 a 9 de noviembre de ese año se produciría la sonada batalla de Montejurra con victoria carlista, al frente de los carlistas se puso el general Elío y al frente de los republicanos estaba el general Moriones.
Sobre los problemas entre los carlistas, dice Antonio Manuel Moral Roncal, en su libro “Las Guerras Carlistas” (editado por “Silex Ediciones S.L“., Madrid 2006, página 237), lo siguiente:
<< “En Cataluña, ante las buenas nuevas de las otras zonas, aumentaron paulatinamente las fuerzas legitimistas, hasta un total de, aproximadamente, 12.000 activos, aunque no consiguieron dominios territoriales estables. A fines de Diciembre de 1872, habían cruzado la frontera el infante don Alfonso y su esposa, María de las Nieves, para ponerse al frente de esos hombres, aunque sus discrepancias con líderes guerrilleros, como Francisco Savalls fueron inmediatas. Las partidas tenían su propia forma de hacer la guerra y sus líderes se resistían a ponerse a las órdenes de los oficiales regulares. Su número variaba constantemente (…) pese a que – tras la proclamación del régimen republicano – el número de carlistas en armas había aumentado sensiblemente. >>
Sobre Manuel Ignacio Santa Cruz Loidi, conocido como el cura Santa Cruz, diré que nació en Elduayen, Guipúzcoa, 23 de mayo de 1842 Fue párroco de Hernialde. A la edad de 30 años se incorporó a la Tercera guerra carlista y tuvo fama de valiente y cruel. Acabó su vida, es de suponer que arrepentido de sus tropelías, haciéndose jesuita y misionó en Jamaica y Colombia donde falleció el 10 de agosto de 1926 en Pasto.
Sobre una de sus acciones, “La Igualdad” del 11 de junio de 1873, decía:
<< A consecuencia de los últimos asesinatos del bandido cura de Santa Cruz, que no otro nombre merecen los fusilamientos de los 27 carabineros, 51 hijos han quedado sin padre, y las familias respectivas sumidas en el más acerbo dolor y en la más extremada miseria. // He aquí las consecuencias de atentado tan horrible como injustificado. ¡Y aún seguirá la prensa que se apellida carlista disculpando al miserable y cruel bandido! >> El sentido y rigor de esta noticia fue controvertido, tal como se detalla en (NOTA 1)
III – LENGUAJE RELIGIOSO EN LA GUERRA CARLISTA
El diario republicano “La Igualdad” del 8 de junio, al tiempo que hacía relación de algunos significados carlistas hacía alegato contra su actividad e ironizaba sobre su concepción religiosa del conflicto, en los siguientes términos:
<< Siguen los carlistas proclamando la guerra santa y pidiendo sangre y exterminio contra los liberales: el aventurero Saballs (sic), el cura Santa Cruz, el albañil Radica, el escribano Pérula, el de igual clase Dorronsoro, el bandido Cucala y otros ilustres cabecillas, son, a juicio de un diario neocatólico, los nuevos MACABEOS, encargados de salvar la causa de “Israel”, ahogando en sangre la España liberal, y doña Blanca la extranjera, que forma parte del estado mayor de Tristany, y que asiste impasible a los frecuentes asesinatos de los bandidos que forman la partida de aquel, es la nueva Judit que espera encontrar un Holofernes para tener el placer de cortarle la cabeza y colocarse al nivel de tan ilustres campeones.//
Por lo demás, los Macabeos, aunque demuestran grande afición a derramar sangre y a otros excesos, no se satisfacen con la de los infelices prisioneros que caen en sus manos, ni con la de los alcaldes, secretarios de ayuntamiento, empleados de ferrocarriles y demás personas pacíficas e indefensas que encuentran en los pueblos y tienen opiniones liberales: pues de esa sangre ya pueden estar saciados, por haberla derramado con horrible profusión. //
Ahora pretenden fusilar nada menso que a todos los diputados constituyentes, a todos los voluntarios de la República y a todos los francos que puedan haber a las manos, y a este fin los han declarado fuera de la ley y dado las ordenes competentes para que se ponga en ejecución su humano y cristianísimo proyecto. //
Parécenos que ha llegado el momento de acabar de una vez y para siempre con los nuevos “Macabeos”, y que el Gobierno y la Asamblea nacional deben dedicar toda su actividad y preferente atención al exterminio completo de esas hordas de bandoleros. >>
IV – REPUBLICANOS DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA
La diversidad entre los republicanos quedó patente desde la primera sesión de las Constituyentes el 1 de junio de 1873. Los parlamentarios republicanos se sentaron agrupados, según su afinidad política, en la derecha, en el centro o en la izquierda. Y también dentro de cada segmento había facciones, por lo que unos estaban más abajo y otros más arriba en cada sector. Miguel Morayta (citado pág. 105) lo cuenta así:
<< Ya en la primera de las sesiones anteriores a la constitución definitiva de las Cortes, cuando todo debía ser unión y concordia, entre quienes juntos tanto habían combatido, unos ocuparon los bancos de la izquierda otros los de la derecha y otros los del centro, y estos los de arriba y aquellos los de abajo, como para fijar su respectiva actitud en cada fracción y dentro de ella.
Componían la derecha los antiguos benévolos, ministeriales sin condiciones del poder ejecutivo; la izquierda, los intransigentes, cuya característica consistía en su falta de respeto a las jerarquías del partido y a la legalidad y en su constante encarecimiento de la violencia; de ellos salieron los cantonales; y en el centro, el más numeroso, los desafectos al gobierno, que si en ocasiones se confundían con la izquierda, su corazón y su inteligencia los llevaba a la derecha.
Todos, incluso los muy poco fieles a la “Declaración de la prensa” (…) llamabanse federales y aun cuando la federación para unos era el pacto, para otros la autonomía y para otros la más amplia descentralización, no eran estos conceptos patrimonio de ninguna facción. Orgánicos había en la izquierda y pactistas en el centro; y aún más, en radicalismos democráticos no iban los intransigentes más allá que la derecha. Entre los intransigentes había algunos tocados de socialismo, que, por cierto, se hallaba en extraordinaria minoría entre aquellos constituyentes. Las diferencias, origen y causa de aquellas fracciones no eran, pues, doctrinales y sí de procedimiento: tendencia dentro de una misma agrupación, convirtiéronse en agrupaciones distintas después del 11 de febrero, que se afirmaron y organizaron en las constituyentes. >> (NOTA 2)
NOTAS
NOTA 1. Ya antes del 11, el 8 de junio, “La Igualdad” se hacía eco del suceso en los siguientes términos: << Los diarios carlistas, que habían negado rotundamente los bárbaros fusilamientos de los 24 carabineros del destacamento de Endarlaza, declaran ayer que, en efecto, es cierta tan infausta y horrible noticia, y que el ejecutor de, aquella hecatombe ha sido el infausta asesino Santa Cruz; pero, lejos de vituperar la conducta de ese clérigo Sanguinario y feroz, la aplauden, habiendo inventado para cohonestar su salvaje proceder la odiosa y ya repetida fábula de que los carabineros presentaron bandera blanca de parlamento, figurando estar dispuestos a rendirse, y que al fiarse en esta confianza un oficial parlamentario con algunos facciosos, hicieron fuego sobre ellos matando al oficial e hiriendo a otros. // .Esto, como hemos dicho, es una miserable fábula, tanto mis odiosa cuanto que tiene por objeto ocultar una villanía y un horrible crimen. >>
NOTA 2. La “Declaración de la prensa Republicana de Madrid” se publicó el 7 de mayo de 1870, como respuesta al Manifiesto redactado por Pi y Margall en el que reflejaba sus ideas sobre el federalismo, propugnando su construcción de abajo hacia arriba en los distintos ámbitos mediante el pacto. En la “Declaración de la prensa” se agrupaban posiciones en torno a Castelar. El 7 de Mayo de 1873 se publicó el citado “Manifiesto” bajo el título “Declaración“. Lo firmaban: por “La Discusión”, Bernardo García; por “El Pueblo“, Pablo Nogués; por “Gil Blas“, Luís Rivera; por “La Igualdad“, Andrés Mellado; por “La República Ibérica” Miguel Morayta; por “El Sufragio Universal“, Miguel Jorro
NOTA FINAL. En los textos reproducidos, el subrayado de palabras o frases y la utilización de negrita son míos
Subsanación de error.
Donde dije:
“Te lo recomiendo. Lo he citado a lo largo de estos artículos ya antes de que se publicara la edición de 2010, en “Los Libros de la Catarata”
Quise decir:
Te lo recomiendo. Lo he citado a lo largo de estos artículos sobre la edición de 1967, antes de saber que se publicara la edición de 2010, en “Los Libros de la Catarata.
Hola Román.
Muchas gracias por tu comentario.
Muchas gracias también por tus sugerencias tanto en lo que se refiere a Pi y Margall , como en lo relativo a abordar el “lobby cubano” durante la Primera República.
Las tendré muy en cuanta a la hora de leer y escrutar la prensa de la época y veré de hacerme con alguna bibliografía sobre el tema cubano, pues sobre Pi creo que tengo suficientes referencias. Aunque nunca sobran las sugerencias, que siempre agradeceré.
Lo cual, desde luego, no garantiza el que pueda aportar nada que no sepas sobre ambos temas.
No sé si llegaste a tomar contacto con el libro de Hennessy:
“La República Federal en España. Pi y Margall y el Movimiento Republicano Federal 1868-1874. ”
Te lo recomiendo. Lo he citado a lo largo de estos artículos ya antes de que se publicara la edición de 2010, en “Los Libros de la Catarata”.
El libro fue publicado originalmente e inglés por Oxford University Press en 1962.
Fue publicado en castellano en 1967, traducido del ingles para la edición de editorial Aguilar S. A. por Luís escolar Bareño .
Un saludo. Eloy
La serie sobre la I República Español está ganando en profundidad historiográfica, un esfuerzo que agradecemos al autor.
Pronto los oradores de todo tipo encontraron en la prensa una nueva “tribuna” desde donde alzarse con un nuevo público, un instrumento eficaz tanto de promoción personal cuanto de obtener mejores réditos político. Eso dió un poder de influencia nuevo a los redactores y dueños de periódicos y dió lugar más tarde a la “prensa amarilla”.
Que el infante don Alfonso permaneciera en suelo español (entró en diciembre de 1972 con su esposa) no sólo muestra su voluntad de ganar sino que también evidencia que se veía al gobierno de Madrid con muchas debilidades, durante la proclamación de la República.
Espero con ansiedad el momento en que Eloy Isorna aborde al lobby cubano en la República, y lo que significó el cambio de régimen en la isla que seguía en guerra. La oferta de un nuevo estado dentro de la República Federal de Pi i Margal sin duda produjo algún tipo de reacción aquí y en el Caribe.