Manuel Fraga Iribarne, fundador del Partido Alianza Popular en el 23 de septiembre de 1976, se hizo perdonar por haberse aliado con un nutrido grupo de neofranquistas, todos exministros de Franco. En la presentación pública de su partido dijo: “Creemos en la democracia, pero la democracia con orden, con ley y con autoridad” (citado por Victoria Prego: “Así se hizo la Transición”). Digo que se hizo perdonar porque vencida la tentación bipartidista (UCD-PSOE) de elaboración de la Constitución, Fraga se incorporó a la ponencia redactora definitiva de siete miembros donde entraron también los comunistas y nacionalistas. Aunque el 31 de octubre de 1977 se votó el texto constitucional con el voto en contra de dos diputados de Alianza Popular, Silva Muñoz y Fernández de la Mora, su partido había moderado su discurso político. Pero el centro-derecha ya estaba ocupado por la UCD, el partido presidido por Adolfo Suárez.
Alianza Popular con su militancia se hizo heredera del conservadurismo español muy centralista y receloso de la descentralización autonómica. A esto se le puede llamar con justeza el nacionalismo español en oposición a la descentralización del Estado nacida del nuevo orden constitucional.
Las Cortes Españoles pudieron haber sido más variadas con dos partidos con vocación de formar gobierno, de izquierda, PSOE y PCE y dos en la derecha, UCD y AP.´ La destrucción de UCD pocos años después dejó a Alianza Popular reinando en las derechas. La caída de UCD causó un daño irreparable a la democracia, dando posibilidades también al bipartidismo.
A sus políticos les dedica Gregorio Peces-Barba palabras de encendido elogio:
“Eran correctos, leales, respetaban el juego limpio y creían sinceramente en la reconciliación y en la superación de las dos Españas. También se habían sumado al mensaje de Azaña de 1938 para las generaciones futuras: paz, piedad y perdón. Fue una lástima que las luchas internas y las ambiciones de unos pocos acabasen con el partido.”
Alianza Popular se rebautizó con el nombre de Partido Popular y Fraga cedió el testigo al joven José María Aznar. Con él vino la renacionalización de España, una derecha que se presentaba a sus electores sin complejo, y un proyecto político basado en la derechización de la sociedad española. Hicieron su presentación como los herederos de UCD, la derecha moderna y europea, pero sin habitar en sus planteamientos.
José María Aznar ya se había presentado a la elecciones de 1993 rompiendo algunos consensos básicos inauguradores de la “Crispación”, un nuevo estilo de hacer política en la dialéctica de amigo-enemigo. No solamente el nuevo estilo del PP anulaba el de UCD, sino que ahondaría progresivamente en el consenso básico y constitucional de España como nación de naciones y regiones.
Con el aznarismo en dos legislaturas (1996-2004) el espíritu y los valores de la Constitución fueron mutando. La Iglesia representada por una Conferencia Episcopal anclada en el nacional catolicismo reforzó el nacionalismo español, la educación y la enseñanza volvían a ser encarriladas por causes confesionales. La COPE, cadena de radio, y la televisión de los obispos se hicieron emisores de la nueva mentalidad y la complicidad con la derecha.
Quien escribe se preguntaba en 2005, cuando gobernaba un socialista, Rodríguez Zapatero, si España era de izquierda o de derecha, porque, aunque siendo desarrollada una política muy social por parte del Ejecutivo, la contestación en las calles se hacía muy intensa, y las instituciones del Estado mostraban en algunos de sus miembros síntomas claros de conservadurismo.
El ambiente social estaba maduro y preparado en el año 2006 para presentar la ofensiva conservadora contra el Estatuto de Autonomía de Cataluña, en lo político, lo social y jurídicamente, y el Partido Popular inició resuelto su campaña. Logró conseguir un clima favorable para que la mutación del espíritu y valores de la Constitución alcanzasen al Tribunal Supremo en 2010.
El actual presidente del Gobierno Mariano Rajoy (desde 2012- hasta hoy) simplemente ha permitido que los viejos espíritus familiares desatados por el Presidente Aznar hayan seguido trabajando con la idea, no sé si equivocada, que están trabajando hasta ahora a su favor.
El ex presidente José María Aznar ha sido entrevistado por Pepa Bueno esta mañana en Hoy por Hoy de la Cadena Ser. Niega que el Partido Popular haya tenido alguna responsabilidad con su recogida contra el Estatut de Catalunya en el 2006 y pide que se busquen esas responsabilidades por otro lado.
Gracias por tu respuesta Román.
Es bueno reflexionar en la línea que planteas, pero los acontecimientos están tan cercanos, tan delante de nosotros, nos afectan anímicamente tanto .. que quizá no podamos tener todavía la distancia, la objetividad suficiente para analizarlos en profundidad.
Desde luego no tenemos tampoco toda la información de todos los entresijos de lo sucedido, para completar el análisis.
Lo que expones hace tan cierto que la historiografía, la sociología y la ciencia política sean disciplinas distintas pero muy relacionadas. Si añadimos la filosofía tendremos un equipo interdisciplinar muy apropiado para afrontar las vicisitudes del presente de forma más cercana a la objetividad que da la hstoriografía.
El problema es que tenemos que afrontar nuestro presente, y la historia adquiere su valor instrumental para resolver.
Hola Román , te leo.
Vuelves a recordarnos parte de la Historia.
De la historia siempre podemos aprender.
E incrementar algo precioso: abrir el corazón y la mente a otra ideas, a otras personas, dar paso a calibrar las dudas de nuestras certezas
Has puesto el dedo en la llaga; lo que debía parecer la realidad del presente, no por su cronología sino por su presencia en nuestra “vividura” se percibe como “historia”, lo “encapsulado en el pasado” por estar viviendo una realidad nueva, inédita, que exige otras respuestas y otros tipos de compromiso.
Crea tal pensamiento algo más que una ruptura cronológica, sino una ruptura generacional, porque somos algo más que una memoria viva, sino actores del presente. Basta un apartamiento de la vida pública para que se nos convierta en material de archivo.
En política (que es de lo que hablamos) las fuerzas emergentes han creado y se montan sobre una generación a-histórica. No digo anti-histórica, porque al negar ciertos hechos estan reviviendo los mismos errores y males que una vez conjurados en el pasado demuestran su inoperancia para el presente.
Me llama la atención, y es una lástima que no haya tenido suficientes estudios para entender la sociología, que los actores más eminentes de la ofensiva independentistas en su asociación con la acracia antisistema utilizan instrumentalmente a ambos grupos sociologicos productos de la inmigración catalana (La oleada del franquismo y la segunda oleada procedente de Nuestramérica más reciente), pues bien, estos agentes se han dirigido a ellos, a tales colectivos, como mercado clientelar potencial tanto para los votos como para incrementar su militancia.
El uso instrumental del idioma Catalán, ha creado en pocos años en la sociedad catalana una “isla cultural”, diferenciadora. Albano Dante Fachín lo mismo que el diputado en Madrid Rufián son figuras emblemáticas de ambos colectivos. Son ejemplos de “desconexión histórica”.