La señal de Jonás

El cardenal Scipione Borghese Caffarelli, sobrino del papa Paulo V, allá por 1605, encargó dos estatuas a Bernini para colocarlas a la entrada de su Villa Borghese en el monte Pincio en Roma. Una de las estatuas en mármol representaba a Priamo y la otra a Flora y ambas miden dos metros y medio y estaban colocadas sobre pedestales de un metro de altura. Priamo, padre de todos los principes troyanos, llegó a tener cincuenta hijos y diez hijas. Flora diosa romana de la primavera y del renacer de la vida, vinculada por Ovidio a la ninfa Claris que dejó pasmado a Céfiro un día de primavera al verla vagar por los campos, enamorándose de ella. El cardenal Borghese Caffarelli dejaba claro así sus devociones.

El señor papa, felizmente reinante, está siendo vilipendiado por prelados de distinta procedencia y pelaje, por grupos de sacerdotes y fieles y por instituciones vinculadas a la propia estructura del poder clerical que trata de gobernar. Como reacción se ha originado una corriente de victimismo papal tratando de hacer de él un mártir de la renovación de la Iglesia.

Es evidente que hemos aumentado en civilidad. Benedicto VI en el año 974 fue estrangulado y arrojado al Tíbet por orden del emperador (cristiano profeso). El que ordenó estrangularlo, en Roma, fue Bonifacio, cardenal diácono, lo encarceló y mandó estrangularlo en la cárcel cumpliendo la orden del emperador. El bueno de Bonifacio dejó morir de hambre al papa Juan XIV mientras estaba encarcelado. Tras estos dos asesinatos, Bonifacio se hizo elegir papa, democráticamente y con la inspiración del Santo Espíritu, y gobernó la Iglesia durante un año. No obstante en cuestiones de poder y de dinero la institución central de la Iglesia no ha mejorado en exceso.

Opino, y asumo consecuencias, que la estructura de poder varonil, geróntico, celibatario y económicamente protegido que pretende controlar desde el siglo III las comunidades y personas creyentes seguidoras de Jesús de Nazaret, ni tiene ahora, ni ha tenido nunca, el menor deseo eficiente de cambiar el modo de control real, ideológico, económico y de relaciones laborales instaurado sobre sus fieles para poner al servicio de otros poderes encuadrados en la realpolitik la fuerza no estructurable de los que pudieran ordenar a una morera que se sacara de raíz y se plantara en la mar.

El cardenal Pell, australiano, del grupo de ocho o nueve príncipes de la Iglesia a quienes el pontífice reinante encargó las reformas institucionales, se hizo cargo del control de las finanzas centrales de la organización eclesiástica. Ha debido dimitir, o ha sido cesado, para poder presentarse ante un tribunal de su país acusado de haber ocultado abusos sexuales de sus sacerdotes. Mil millones de dólares australianos. 660 millones de euros, o 770 millones de dólares americanos. Esa es la suma de dinero que la Iglesia australiana prevé que tendrá que pagar en concepto de compensación a miles de víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos, según ha dado a conocer el organismo que coordina la respuesta institucional a los escándalos de abusos cometidos en su seno. No obstante, las prácticas de los eclesiásticos católicos han mejorado bastante. Una treintena por ciento del clero, según los relatos del tiempo, en 580 vivía con su mujer e hijos, pero el papa Pelagio II, que a la sazón, gobernada la Iglesia mantuvo la política de no meterse con los sacerdotes casados en tanto no dispusieran al testar que las propiedades de la Iglesia que ellos administraban pasarán a sus esposas e hijos. Sabia decisión que permitió aumentar el patrimonio petrino e iniciar el óbolo de San Pedro. Posteriormente han evitado el riesgo de fugas patrimoniales vía registros y notariado. No obstante, y como se demuestra en Australia y en USA, el patrimonio eclesiástico se pierde vergonzosamente gracias a las tropelías del clero pederasta y abusador de niños y jóvenes. Más digno era Pelagio con su clero casado.

En 2013, el IOR habría acordado invertir un total de 41 millones de euros en el proyecto Futuro Investment Management para la renovación del Palacio de Bellas Artes de Budapest. Dio marcha atrás en la inversión y ha sido demandado ante los tribunales malteses en una disputa que ahora parece girar en torno a si el banco vaticano puede recuperar los 17 millones que pagó a Futuro en un primer momento, o si tendrá que abonar el total de lo acordado originalmente. Podemos lícitamente preguntarnos qué tiene que hacer el Vaticano invirtiendo 41 millones de euros en restaurar un palacio en lugar de comprar aceite para las lámparas a la espera del Señor.

El viaje papal último a Colombia del que algunas opiniones tuvimos ocasión de poner en común en Atrio con harta confrontación, ha sido costeado en un porcentaje muy alto, que no ha sido determinado por el vocero de la conferencia episcopal colombiana, entre otros, por los siguientes financiadores:

1. Líder de la banca tradicional. 13.883.370 clientes. 1789 oficinas. Utilidad atribuible acumulada de 2.140 miles de millones de dólares.
2. Banco de Colombia. Opera además en Guatemala, El Salvador y Panamá. Su cartera ha crecido el último ejercicio un 8,5%, llegando a 52.000 millones de dólares.
3. Almacenes Arturo Calle. Aliado a Ermenegildo Zegna. Valorado en 23.000 millones de dólares.
4. Grupo Santo Domingo. Sector inmobiliario y turístico, logístico y de medios de comunicación como el Canal Caracol, El Espectador, Blue Radio y Cromos. FORBES sitúa al fundador en el puesto 108 de los ricos del mundo, con un patrocinio personal, al morir en 2011, de 9.500 millones de dólares.
5. Grupo Ardila Lülle, posee el Canal RCN, Cadena radio RCN y Win Sport, 160 emisoras propias y asociadas y la RCN Televisión Ardila.

He leído y no anotado el lugar a efectos de la cita que la próxima visita papal a Chile costará seis millones de dólares. Al día de hoy los obispos han recaudado unos montos dinerarios que ni de lejos pueden considerarse suficientes. Han propuesto los prelados que cada persona en el país done un día de su sueldo mensual para sufragar los gastos de la visita, lo que ha generado un contundente rechazo. Se ha puesto de manifiesto que el arzobispado de Santiago obtiene rentas de sus acciones en grandes empresas, propiedades y donaciones que rondan la cifra de diez mil millones de pesos al año. Y se interrogan sobre el destino de tales fondos y su contribución al pago de los costes del pontificio viaje.

En el año 2004 podía verse en el marco de la columnata del Bernini a Marcial Maciel – con largos años de delincuencia organizada a sus espaldas ya entonces – y a Juan Pablo II – con el mejor servicio de inteligencia del mundo a sus órdenes – en amor y compañía. Desde 1992 y hasta 2013 en unos casos y hasta enero de este año en otro, la congregación de La Legión de Cristo ha mantenido en las Bermudas una cuenta multimillonaria a nombre de la sociedad Internationa Volunteer Services que velaba los ingresos de la red Anahuac, de la propia Legión cuyos ingresos anuales superan los 300 millones de dólares USA cantidad similar al presupuesto anual de la Sede Apostólica.

Richard J. Evans, autor de “La lucha por el poder (1815-1914)”, publicado en Crítica, afirma respecto al poder político y a sus límites “Y en última instancia la economía manda”. Ya he contado en alguna columna aquí que el 9 de septiembre de este año de gracia, el papa visitante en Medellín se reunió con clérigos y religiosos y les advirtió de que “el diablo entra siempre por el bolsillo” y que, por ello, todos debemos estar atentos a la corrupción ya que empieza poquito a poco y citando a Nuestro Señor les recordó que “no se puede servir a Dios y al dinero”. Ocurre que a Dios nadie le ha visto ni le puede ver y al dinero sí. A la vista de cómo funcionan las finanzas del Vaticano y de algunas instituciones vinculadas y de quienes financian los viajes papales, opino que estamos obligados a tomar cum mica salis las admoniciones pontificias por muy valientes que pudieran considerarse fuera del contexto crematístico que las permite.

Emmanuel Carrère en un precioso escrito de hace unos meses sobre Caláis y su jungla de migrantes, cuenta una entrevista con el cura de Fort-Nieulay, de ochenta años y no jubilado, parroquia donde no hay jóvenes y casi han muerto los viejos feligreses. El viejo cura le dice que está allí porque no es un carroñero de la religión, que no está allí para hacer negocio y que está allí con plena conciencia de soledad y abandono para ser señal de Jesucristo.