Siempre, pero sobre todo en cuestiones en momentos y debates críticos como este, ATRIO procura dar prioridad a los artículos señalados o escritos por sus colaboradores y participantes habituales. ATRIO es cosa d todos y todos podemos expresarnos libremente en este lugar de encuentro. AD.
Diría que somos demasiados los que seguimos, atónitos, la serie de acontecimientos socio-políticos y jurídico-policiales que van encadenándose en Cataluña. Todavía queremos creer que la sangre no llegará al rio, pero de momento estamos en el vivir para ver. Y lo que vemos, de momento, es la escasa talla política de quienes tendrían que encarrilar la solución más democrática del problema. Para eso, tarde o temprano hay que ir al fondo de la cuestión, tratando de evitar que se nos muera la gallina de los huevos de oro. Una Cataluña antes rota que separada no nos serviría de mucho.
Basta de discusiones sobre la primacía de la ley española sobre los votos catalanes, porque por ese camino vamos a un callejón sin salida. Todos sabemos que con el dinero/poder en juego, ni la ley es inamovible, ni la justicia es ciega, ni los votos están libres de manipulación. ¿Por qué el Sr. Rajoy, por ejemplo, es incombustible? Tiene un montón de amigos en su entorno próximo, con la justicia en los talones, y el sigue en olor de santidad política, porque le siguen votando X millones de personas. Blindado tras sus votos, ha destrozado el sabio refrán español…dime con quién andas y te diré quién eres. ¿Por qué los votos catalanes no pueden frenar a la ley española, en Cataluña? ¿Cómo creer en una justicia española tan ciega con la corrupción y con tan buena vista para con determinadas ilegalidades catalanas que, evidentemente, no se ven así desde dentro? Y hablando de insolidaridad catalana… ¿Puede la España rica, con tanta élite corrupta sea andaluza, valenciana o madrileña, presumir de solidaridad y señalar con el dedo a otros?
El pueblo de Cataluña, con su propia identidad nacional y votando en libertad, tiene que poder intervenir en el gobierno de su nación/estado, de forma muy destacada, como es propio de toda democracia. ¿Cómo puede ser eso posible y al mismo tiempo que las cosas sigan funcionando, incluso mejor que hasta ahora, dentro de Europa? Aquí entra el tema de la negociación entre los gobiernos catalán y español para hablar de todo y sin límite. La ley, es decir, la Constitución española y la catalana, grados de soberanía compartida posibles, solidaridad peninsular y europea, justicia, economía en sentido amplio, infraestructuras, política laboral, seguridad social, dependencia, etc. Tras el 1º de Octubre vendrá el día 2 y habrá que seguir trabajando con rigor, serenidad y buena voluntad.
Estimado Alberto
No sé cómo ocurra en España, pero en muchos países de tradición jurídica romana, se hace una distanción entre la naturaleza y efectos jurídicos de los preámbulos de la ley y el texto normativo de la ley. Desde esta distinción, la mención de Cataluña como “nación” en el preámbulo de la ley 16/2017 dificilmente será suficiente para alegar un reconocimiento jurídico de Cataluña como nación con derecho a la libre determinación en los términos del Derecho Internacional.
Otra cosa, y me resulta muy sugerente, es que el preambulo afirma que Cataluña ha participado ininterrumpidamente en las cumbres de las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas. Vale la pena profundizar con qué calidad se ha dado esa participación. Bajo ciertas condiciones, podría considerarse que hay ya una práctica estatal de los Estados participantes de esas cumbres, de reconocer a Cataluña como Parte con igualdad de derechos. Es decir, no sólo un reconocimiento a ser “nación” con derecho a la libre determinación, sino ya el ser “sujeto de derecho internacional” por sí mismo, en un estatus cercano al de la OLP que ha llevado a que ya algunos foros de ONU reconozcan no solo la nación sino el Estado palestino.
Interesante!!! Cuando encuentre un poco de tiempo, intentaré rastrear el estatus de participación de Caaluña. Aunque sospecho que España habrá tomado provisiones para que no tenga tales efectos jurídicos, uno nunca sabe… quizá no prestaran atención como no prestaron atención al preámbulo de esta ley.
Saludos cordiales
No he leído el documento, pero entiendo que Alberto me merece toda la confianza y credibilidad, por lo que doy por exacta la información, que abunda en lo mucho que de una u otra manera se viene diciendo sobre la artificialidad del discurso independentista, sus argumentarios, para la aceptación del Procés.
Que la Constitución menciona el concepto de nacionalidades históricas, y que en el ánimo de quienes discutían y elaboraban la Carta Magna se consideraba los vocablos nacionalidades como “naciones”, existen muchos testimonios orales y escritos,el último que yo conozca de uno de los constituyentes ha sido el de Herrero de Miñón para un períodico digital en enero de este año.
La ceremonia de la confusión está servida desde que perdimos el seny.
El BOE publicaba el 28.09.2017 la nueva Ley 16/2017, de 1 de agosto, del cambio climático, aprobada por el Parlamento de Cataluña. El texto está sancionado por el Rey “de acuerdo con lo que establece el artículo 65 del Estatuto de Autonomía de Cataluña”, y en su preámbulo IV establece que Cataluña es una “nación líder” en la lucha contra el calentamiento global. O sea que el diario oficial del Estado con sanción real reconoce que Cataluña es una nación. No hace falta referéndum, ni votación alguna.