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Yo sí tengo miedo

            Me siento hermanado con la multitud que se manifestó el sábado pasado 27 de agosto en las Ramblas de Barcelona. Yo también soy Barcelona, soy Cataluña, pero soy incapaz de gritar su lema: “No tengo miedo”. Jo sí que tinc por.

Tengo miedo de quienes están dispuestos a morir matando para imponer su locura. Nunca lo conseguirán, pero podrán seguir provocando indecibles sufrimientos a innumerables inocentes. Apelan al islam, pero niegan el Islam, religión de paz. Están llenos de odio y resentimiento, o simplemente desesperación, contra Occidente, contra su propia comunidad islámica, contra todo el género humano, contra sí mismos. No son muchos, pero son temibles, porque no tienen miedo –ellos no– de nadie y de nada, ni de matar ni de morir. Quienes no temen matar y morir son invencibles, más aún si no tienen nada que perder y creen tener de su lado a Dios o a Allah o la Verdad absoluta, y piensan ganar el paraíso matando y haciéndose matar.

Hay que defenderse de ellos. Pero ¿cómo hay que defenderse? Miro a todos los lados, y veo que quienes deben y pueden defendernos agravan el peligro. También a ellos los temo, sobre todo a ellos. Los yihadistas no nacieron fanáticos asesinos, con bombas en la cintura o fusiles y puñales en las manos, ni al volante de furgonetas mortíferas. No nacieron así ni se hicieron tales a sí mismos, aunque no por eso son, quiero decir han de llegar a ser, menos responsables. Todo tiene que ver con todo.

Temo a los imanes de Arabia Saudí, pues siguen enseñando que hay que entender y aplicar el Corán a la letra. ¿Por qué no también la aleya que ordena: “Matadlos [a los que se resistan al Islam] donde deis con ellos, y expulsadlos de donde os hayan expulsado” (2,191)? Temo al régimen teocrático saudí, que nombra, paga y controla a todos los imanes de su país y a otros muchos en todo el mundo. Imanes que siguen soñando e inculcando un califato medieval, dictatorial y religioso para vergüenza de su religión. Me da miedo que tantos millones de musulmanes, gente noble y pacífica, los sigan escuchando y creyendo. ¿Qué nos asegura que un día, en otras circunstancias, no pasarán a la yihad violenta “porque el Corán lo manda”?

Mientras los imanes y los regímenes que los sustentan no enseñen que todo el Corán son palabras humanas escritas hace 1400 años en otra cultura y que en el Libro solo es “divino”, más allá de la letra, el espíritu que nos sigue inspirando justicia, paz, tolerancia, igualdad de hombres y mujeres, mientras no cambie la lectura del Corán –o de la Biblia–, “mientras no cambien los dioses” o las religiones –incluida la de muchos obispos católicos que apoyan cadenas de televisión que difunden la islamofobia o impiden que la imagen de la divinidad hindú Gasnesha se encuentre con la imagen de María en el santuario patronal de Ceuta–, no bastará con perseguir yihadistas. La intolerancia y el exclusivismo llevan a la violencia.

Temo también a tantos gobiernos de países modernos y democráticos –España, por ejemplo– que se muestran tan celosos de las libertades y de los derechos humanos en Venezuela, celosos en el fondo de su petróleo, mientras rinden pleitesía a los gobernantes de Arabia Saudí, les venden armas, les construyen ferrocarriles y hacen pingües negocios. ¡Qué más da que allí se hubiera fundado y sigan aún financiando en buena parte el Estado Islámico, y prohibiendo a las mujeres conducir, encarcelando, torturando y condenando a muerte a los disidentes, y masacrando a Yemen desde hace dos años con nuestras armas? Los petrodólares valen más que los derechos humanos.

Temo a quienes quieren hacernos olvidar que el Estado Islámico nació de Al Qaeda y que Al Qaeda nació en Irak, tras la invasión americana promovida por el trío de las Azores: Bush, Blair y Aznar. Y aún produce escalofríos leer la declaración de Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad de Jimmy Carter: “Yo creé el terrorismo yihadista y no me arrepiento”. Temo la política de los Estados Unidos y de la Unión Europea en Turquía, el Oriente Medio y el norte y el centro de África, donde se cumple la sentencia de Paul Valéry: “La guerra es una masacre entre gente que no se conocen, para provecho de gente que sí se conoce pero que no se masacran”.

El miedo es a menudo el mayor peligro, pero también una alerta necesaria para indagar las causas y buscar la verdadera solución.

José Arregi

(Publicado en DEIA y en los periódicos del Grupo NOTICIAS el 3-09-2017)

12 comentarios

  • Javier Pelaez

    Olga creo que lo te ha llegado por whatsapp es bastante superficial.Estos jóvenes de Ripoll son la segunda generación y probablemente de muy buena gana se hubieran integrado plenamente en nuestra vida occidental.Muy probablemente en el proceso secreto que siguió el imán para manipularlos jugó cierto papel el desprecio que los españoles de origen sentimos contra los “moros”.Ese canalla manipulador seguramente jugó esa baza.Siendo completamente reprobable lo que hicieron estos jóvenes porque una persona tiene la obligación de no odiar a sus semejantes pese a las dificultades que le imponga la vida y los desprecios de los demás.

  • Carmen

    Gracias.

    Bonito tango.

  • Carmen

    Pues yo soy española y encuentro a ese WhatsApp gracia cero.

  • Suscribo sus palabras José, sobre todo: “Temo a quienes quieren hacernos olvidar que el Estado Islámico nació de Al Qaeda y que Al Qaeda nació en Irak, tras la invasión americana promovida por el trío de las Azores: Bush, Blair y Aznar.” Es cierto, yo también les temo, a todos. Porque considero que hay unos altos responsables de este terrorismo que sufrimos pero a los cuales nunca les veremos cara a cara. De todas formas que la determinación por lo que creemos sea más fuerte que el miedo, mientras tengamos la premisa de la humana convivencia y la serenidad por bandera. Ojalá. Os dejo una oración al uso de la manipulación de las religiones y sus actuaciones.
    Un abrazo desde la aun, calurosa Andalucía.
    atte. Floren

    ORACIÓN DESDE EL RESPETO A LA FE
    Señor y Padre bueno que nos amas y nos buscas;
    nos afanamos en ponerte nombres,
    Señor, Yahvé, Allah, Dios, Jehovah;
    en invocarte de tal o cual manera,
    pero Tú siempre estás ahí, junto a todos.
    Tu bondad de Padre nos hace ser conscientes
    de lo que verdaderamente merece la pena en la vida.
    Que nuestro afán por adorarte se traduzca
    en servicio y fraternidad a la comunidad humana,
    tal y como nos lo enseñó tu Hijo Jesús.
    Que en sus ojos encontremos
    el camino hacia la sinceridad, la bondad
    y la entrega por la causa de tu Reino,
    respetando siempre a los hermanos y hermanas
    que pertenecen a otras confesiones religiosas.
    Mantenlos a ellos también ante tu mirada
    y concédenos a todos tu Santo Espíritu
    para que nunca dejemos de trazar senderos de paz, amén.

  • olga larrazabal

    Me llegó un whatsapp me parece de origen español, bastante cómico, acerca de las razones que tiene un seguidor del Islam para desear volarse en pedazos,en pro de un futuro Paraíso. ¿ Y saben? Le encontré bastante razón.

    Las razones apuntan mayoritariamente, a achacarle al Islam, una rigidez de vida desoladora. Todos esos pequeños y picaros placeres que tiene el occidental, están prohibidos en aras de la religión. Ver mujeres bonitas en las calles, vestidas con trajes primaverales, verlas en las playas en su espléndida desnudez y juventud y esto vale para las mujeres con los hombres, que debajo de las barbas, el turbante y la chilaba, no se adivina nada.  Casarse por amor, enamorado de su novia a la que eligió y no con una cosa metida en una burka.  Tomarse una cerveza o un vinito, o el fútbol en la tele, no tener que ver arena y arena añorando un río donde pescar…. Y así una serie de condimentos de la vida común.  Créanme, le encontré toda la razón, ya que por experiencia creo que la gente gozosa de la existencia es mucho más generosa y no genera ejércitos de inquisidores, ni voluntarios del suicidio por un futuro incierto, si tiene una vida agradable en el presente, aquí y ahora. Algunos ya habrá, pero no en manada.

  • Javier Pelaez

    Yo también tengo miedo a que la Diputación de Bizkaia sancioné a un bombero por negarse a vigilar el embarque de armas con destino a Arabia Saudí.Y a la industria de armamento ligero vasca….

  • oscar varela

    Para Carmen:

    “El tanguito imprescindible”

  • Carmen

    Es que me gusta un montonazo cómo piensa el señor Arregi.

    No quiere decir que todo lo comparta.

    Yo también tengo miedo porque no entiendo qué está pasando y no veo salida ni a corto ni a medio plazo.

    Quizás si ‘cambiaran los dioses’ en todas las acepciones de la palabra, no sé, podría ser un camino.

    Bonito tango el del primer comentario.

    Un saludo cordial.

  • oscar varela

    Hola!

    Edgard Allan Poe. Esta tarde, como todos los primeros martes de cada mes, asisto al encentro “Taller de Lectura” que auspician algunas Bibliotecas en Chile. Nos dan a elegir (con un mes de anticipación) Libros a leer, que nos proveen a los participantes.

    Habíamos elegido “Narraciones extraordinarias” de Poe

    (En Octubre tenemos el Libro “Drácula” de Bram Stocker)

    ………………..

    El atormentado norteamericano Allan Poe situó sus escritos en geografías alejadas (Dupin -precursor de S. Holmes- es de París).

    Comparto un Video que respeta el decir literario de Poe: “El pozo y el péndulo“, situado en Toledo – España.

  • M.Luisa

    Pienso que  en ese  “no tengo miedo” va tácitamente implícito un saberlo gestionar.  El saber gestionar el miedo o  al menos  intentarlo  es la razón  por la que tal expresión se la dota al completo. No cabe, por tanto,   desde esta perspectiva de   reversibilidad entre  tener miedo y ser capaces de gestionarlo  hacer ninguna comparación emocional que sobre el miedo  pueden sentir muy legítimamente  los niños.

  • Alberto Revuelta

    Me llego el sábado este texto remitido por una compañera abogada extremeña: De Aquilino Cayuela catedrático de ética moral en Nuremberg:

    YO SÍ TENGO MIEDO (Jo sí tinc por)

    La peor manera de combatir el terror es con reacciones emocionales que niegen la realidad, creyendo ilusoriamente que las palabras y los sentimientos subjetivos conjuran los males reales, físicos y objetivos. Es como el niño que ante la amenaza real e inminente cierra los ojos e imagina que se teletransporta, desaparece, se hace invisible o, al menos, inmune al peligro que le atenaza.

    Esto sí me da miedo.

    La matanza terrorista perpetrada por islamistas seguidores de Daesh a mí si me da miedo, mucho miedo:

    -Me dan miedo, porque siendo una célula poco sofisticada, carente de entrenamiento, formación militar y habiéndo visto su plan providencialmente truncado han sido, sin embargo, muy capaces de reaccionar y causar un daño tremendo.

    -Me dan miedo, porque, en el momento, en que uno de estos grupos tengan la capacidad y disposición de usar un arma nuclear, bacteriológica o química (NBQ) y lo ejecuten en una de nuestras ciudades occidentales o en el Estado de Israel comenzará un conflicto de dimensiones mundiales y sin precedentes. Pensemos que la situación internacional actual resulta más inquietante que en los albores de la Primera Guerra Mundial o que en el periodo de entre guerras.

    -Me dan miedo porque ellos sí que tienen una estrategia. Ahora mismo se están agrupando… Son decenas de miles, ocultos entre la población civil, están limpiando sus armas, a veces rudimentarias y poco convencionales, y saben lo que hacen. Lo llaman el fin de los tiempos. ¿Saben el motivo de las decapitaciones? ¿Las crucifixiones? ¿El renacer de la esclavitud? ¿Cree que se lo inventaron ellos? ¡Todo está en su libro! … En su interpretación. Es lo único que han leído. Lo leen todo el tiempo, sin parar. Están allí por un solo y único motivo: Morir por el Califato y conseguir un mundo sin infieles.

    -Me da miedo el Daesh, no el Islam en su conjunto, solo, eso sí, aquellas interpretaciones que conducen a personas de fe musulmana a abrazar el terrorismo, principalmente wahabíes, salfistas, y takfiristas.

    -Pero lo que más miedo me da es la falta de realismo de la opinión pública occidental bajo la mordaza de lo políticamente correcto, su falta de sentido y comprensión del problema, sus eslóganes ridículos, su ausencia absoluta de visión y análisis teológico, su falso buenísimo a costa de las víctimas y su falta de consistencia a la hora de valorar la amenaza. Esto último es lo que más miedo me da.

  • oscar varela

    Tengo miedo del encuentro
    Con el pasado que vuelve
    A enfrentarse con mi vida.

    Tengo miedo de las noches
    Que pobladas de recuerdos
    Encadenan mi soñar

    Pero el viajero que huye
    Tarde o temprano detiene su andar

    Y aunque el olvido, que todo destruye
    Haya matado mi vieja ilusion

    Guardo escondida una esperanza humilde
     
    Que es toda la fortuna de mi corazón