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Ramadán, fin de fiesta

Honorio2 

Os mando esta crónica de una fiesta de final del Ramadán que se celebró el viernes en Amorebieta. Para cambiar un poco el disco de tanta Yijad y tanta guerra santa… A mí me sorprendió, me emocionó. Esa generosidad de las mujeres musulmanas, ese trabajo en cocinar, servir, esa artesanía en textil y en alfarería, esos tés con hierbabuena, esos ropajes de los niños…

   Y esa ausencia de hombres musulmanes y nativos…Si las mujeres pudiesen gobernar, no habría Yihad ni habría habido Cruzadas ni Reconquistas ni batallas de Lepanto… HC.

 

Fin de semana con Sampedros, Santasisabeles… y este año se nos ha colado con nuestros santos la fiesta de fin del Ramadán que han celebrado en varias localidades del Duranguesado…

En Amorebieta-Etxano, el colectivo Ametx puso a disposición de los musulmanes los locales de Zelaieta. Hubo dulces y pastelitos en la cocina para todos los que acudieron, másde un centenar de vecinos. Elaborados por mujeres musulmanas, con recetas del Magreb, deliciosos y presentados con todos los requisitos de las buenas mesas de los restanrantes de cinco estrellas, servidos por las mismas mujeres musulmanas.

Y copitas de té con hierbas aromáticas para que pasase mejor los pastelidos…

Hubo juegos para los niños. Hubo un reportaje-vídeo sobre la celebración del Ramadán. Y un recital de poemas del poeta palestino Mahmud Darwish en versión original árabe y castellana, en el Auditorio.

Y un público numeroso, amigas o vecinas de las mujeres magrebíes que viven y trabajan en Zornotza, que asistían deslumbradas al alarde de pastelitos y dulces, al recital de poesía árabe, a la exhibición de vestidos y maniquíes de fiesta venidos del otro lado de Gibraltar, a la muestra de vajilla en barro o metal, al juego de teteras, cazuelas, platos. Toda una artesanía de la que ya ha desaparecido entre nosotros, pero que sigue viva y actual en el otro lado del Mediterráneo.

Y los niños musulmanes vestían túnicas de fiesta de todos los colores, y corrían como manada de pájaros por todos los rincones del centro cultural de Zelaieta, de la cocina del tercer piso a su salón de la planta baja.

No hubo entre el público que visitó la fiesta demasiadas personalidades, ni demasiados representantes del sexo “fuerte”, prevaleció el pueblo llano, las amas de casa que trajinan entre la compra y las labores domésticas.

De repente, ellas, las zornotzarras de toda la vida, y sus convecinas venidas de Marruecos, Argelia o de otros lugares de cultura árabe, dejaron a la vista la solidaridad y el buen rollo que vibra entre las mujeres, por encima de las diferencias de idioma, cultura o religión.

De repente, las mujeres musulmanas presentaron su tarjeta de visita, su cortesía, su “autoestima”, esa autoestima que no es orgullo altanero ni sumisión incondicional…

Igual igual que las mujeres que protagonizaron las primaveras árabes de El Cairo, de Túnez, de…

¡Gracias, mujeres musulmanas! ¡Y bienvenidas!

3 comentarios

  • h.cadarso

    Amigo Oscar: Nosotros los andalusíes de hoy, como los de ayer, somos más de bebidas como el Jerez o el Rioja…De hecho la poesía andalusí de los años mil se nutre de la inspiración que nace en el vino, (y en parte también del amor hetero o plurisexual…) Y más que los azúcares nos agarramos al jamón de pata negra. Es que somos musulmanes pero de Extremo Occidente, que entonces se llamaba Finisterre, y ahora también. Y allí en aquella fiesta musulmana no había alcohol, había que acompañar los sólidos con te de hierbabuena…

    Por cierto que en aquella fiesta me enteré de que en Euskalherria tenemos un poeta nacido en Tudela, de nombre Al-Acma al Tutili, ciego por más señas, y otro, su lazarillo, que son muy conocidos y estimados en Oriente Medio, digamos Bagdad, Damasco, etc., y aquí se les ignora. Díselo a Olga…Aquellos eran otros tiempos.

    Los hombres quizá estaban trabajando…Un palestino casado con una vasca estuvo en la fiesta, pero de espectador, junto con su niño vasco-palestino. A lo mejor es que esas fiestas son más de ellas. Hoy mismo las he visto en una campa con sus niños jugando al fútbol. Bajo unos árboles gigantes y su sombra habían puesto sobre una mesa y un mantel blanco, probablemente surtida con las sobras de pasteles y dulces de la fiesta del fin del Ramadán. Claro, los niños estrenan vacaciones, y las madres tienen que cuidarlos las 24 horas…Y parece que viven en comunidad y hacen piña para todo…

  • Gonzalo Haya

    ¡Ojalá se propaguen estas festividades para compartir entre los vecinos del barrio!

  • oscar varela

    Hola Honorio!

    ¿Con cuántos kilos de más terminanse la Fiesta?

    ¿Cuáles fueron las comidas que más impactaron?

    ¿Recetas, modos de cocinar, etc.?

    Por último:

    ¿Estadística etaria?

    ¿Razones o motivos de la no-presencia de varones?

    ¡Vamos todavía! – Óscar.