La Biblia no es Palabra de Dios; los evangelios no son Palabra de Dios, las Encíclicas de Juan Pablo II o de Francisco no son Palabra de Dios; el Credo no es Palabra de Dios.
Dios no se expresa con palabras humanas. Dios se expresa en la naturaleza, en la conciencia humana, en la belleza y en el amor. Dios inspira su espíritu en la conciencia del cristiano, del judío, del musulmán, del budista, y del ateo; otra cosa es que le escuchemos, o no. Como dijo Pedro:
“Realmente, voy comprendiendo que Dios no discrimina a nadie, sino que acepta al que lo respeta y obra rectamente, sea de la nación que sea” (Hechos 10,34-35).
- Interpretar el mensaje de Dios
La dificultad está al traducir el mensaje de Dios en conceptos y en comportamientos humanos. Jesús había anunciado que les transmitiría su espíritu a los discípulos; ¿cuándo y cómo lo cumplió? Para expresar la importancia de tal acontecimiento, Lucas compone la escenografía de Pentecostés, con estruendo, lenguas de fuego y glosolalia. Juan, que escribe después de Lucas, lo expresa en forma menos aparatosa pero más íntima, con una aparición y un soplo semejante al de la creación del primer hombre. Los discípulos no entenderían muy bien lo que les enseñaba el espíritu porque tuvieron que discutir mucho para ponerse de acuerdo sobre continuar con la circuncisión o prescindir de ella.
El espíritu de Dios estaba, y está, en todos los humanos desde nuestro nacimiento; lo que nos falta es dejar que esta presencia se vaya manifestando en las personas y en la sociedad.
Traducir con nuestras palabras ese manifestarse de Dios no es como traducir del arameo o del griego al castellano; que ya es difícil: “traduttore traditore”. Sería algo así como traducir la música en el lenguaje jurídico. Rûmî y San Juan de la Cruz tradujeron la inspiración de Dios al lenguaje de la poesía; más decepcionante fue traducir esa inspiración a conceptos, como vemos al comparar la poesía de“El Cántico espiritual” con la explicación del mismo san Juan de la Cruz.
Nuestro cerebro está hecho para explicar el mundo en que vivimos y no podemos renunciar a esta tarea porque necesitamos un “Manual de instrucciones” que nos ayude a entender el mundo y la sociedad para manejarnos en ellos, tanto en la manipulación física, como en las relaciones sociales, o en la contemplación de la belleza.
La consideración de los libros sagrados como palabra de Dios ha sido útil para organizar la convivencia social y política de los pueblos, y para dar consistencia a sus gobiernos pero, en el desarrollo histórico, la mayor parte de esta misión ha ido pasando a la sociedad civil, que se ha fortalecido y ha tomado conciencia de esa misión, en su legislación, protección social, educación, y demás aspectos de nuestra convivencia.
Por otra parte, el auge de la cultura científica, y últimamente de la hermenéutica, nos obliga no sólo a matizar sino a reformular la creencia sobre el origen de esos libros sagrados. Algunos relatos bíblicos se contradicen con actuales descubrimientos arqueológicos y, lo que resulta más grave, se contradicen entre sí o se contradicen con la más elemental ética actual.
En una conferencia comencé leyendo este texto del Primer Libro de Samuel
Así dice el Señor de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos (1Sam 15,3).
¿Alguien se atreve a decir que esto es palabra de Dios? La orden de matar a los niños de pecho no es palabra de Dios; atribuirla hoy a Dios sería una blasfemia. Aniquilar a los enemigos actuales y futuros fue una táctica de un exaltado nacionalismo en una época muy atrasada en la evolución de la conciencia.
En el mismo sentido es conocida la carta que un oyente envió a la locutora Laura Schlessinger, que había reprobado la homosexualidad basándose en un texto del Levítico 18,22. En esta carta el oyente le pide la interpretación de diez textos del Antiguo Testamento, desde uno que le permite vender a su hija como esclava (Éxodo 21,7) hasta otro que le impide acercarse al altar si tiene un defecto en la vista (Levítico 21,18-20).
- Importancia de los libros sagrados
El teólogo dominico Edward Schillebeeckx decía que “la Biblia es palabra humana sobre Dios”. La liturgia termina la lectura del evangelio reconociéndolo como “Palabra de Dios”; creo que debería cambiar esta expresión, porque esta afirmación, repetida y una otra vez en un ambiente sagrado, tiene una enorme eficacia de convicción subliminal. Y esta convicción mantiene a los participantes alejados, o enfrentados, a una cultura y a una fe adulta.
La Biblia no es palabra de Dios. La Biblia, como otros libros -sagrados, filosóficos, poéticos, o legislativos- nos transmite palabras humanas surgidas de la experiencia de personas con un avanzado nivel de conciencia que, en un determinado momento, han orientado a sus pueblos hacia mejores relaciones morales, sociales y espirituales. La Biblia, y todos los libros sagrados, son valiosas antologías de destacadas experiencias religiosas y éticas.
Dios, la Realidad inmanente y trascendente, no se manifiesta directamente en los libros sagrados; se ha manifestado en la conciencia humana, y esta experiencia ha sido traducida a los libros sagrados, inevitablemente mediante los conceptos culturales de su época, y con más o menos acierto. Igualmente la teoría de la relatividad o la teoría cuántica han llegado a los libros por medio de los descubrimientos realizados por los científicos.
¿Que hacemos, pues, con la Biblia? Por lo pronto sacarla del rincón de la biblioteca -o de la vitrina en la que se mantiene respetuosamente encerrada- y leerla paulatinamente, porque los cristianos tenemos en ella las raíces de nuestra espiritualidad, con momentos éticos y místicos extraordinarios. Necesitaremos sin embargo alguna Introducción o Comentario, que nos ayude a situar su contexto histórico y su progresiva evolución ética y cultural.
El Nuevo Testamento es más breve y algo más comprensible para nuestra cultura. En él encontraremos las diversas tendencias que surgieron sobre la interpretación del mensaje de Jesús; tendencias que fueron poco a poco reajustadas – o suprimidas- para que encajaran en una teología común, para iglesias muy dispersas, con culturas y circunstancias sociopolíticas muy distintas. Una lectura atenta y bien documentada de estos escritos del Nuevo Testamento será el mejor camino para la vuelta a un pluralismo religioso, como exige nuestra conciencia actual.
Los evangelios son lectura imprescindible de todo cristiano para volver a Jesús; el riesgo que corremos es que, al leerlos, proyectamos sobre ellos las explicaciones que venimos oyendo desde nuestra primera comunión. Tenemos que leer el evangelio desde los signos de los tiempos y desde nuestra conciencia.
¿Qué nos dicen los evangelios sobre el papel de la mujer en el movimiento de Jesús? ¿Lo alteró Pablo al decir que el resucitado se apareció primero a Pedro? ¿Lo interpreta bien la teología actual al excluir a la mujer del sacerdocio? ¿Qué papel concedió Jesús al sacerdocio oficial y al culto en el templo? ¿Cómo consideraba Jesús la riqueza, el poder, y los signos de prestigio?
Tenemos que escuchar la palabra de Dios (mejor, el mensaje de Dios) en nuestra conciencia. Y para descifrar este mensaje será fundamental el ejemplo y las palabras de Jesús, y su resonancia en nuestra comunidad; también las palabras de otros expertos y sabios, antiguos o actuales, y el sentir del pueblo sencillo, de cualquier cultura o religión.
La mejor hermenéutica ya la nos la enseñó Jesús: ¡Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios!
Toda expresión humana, todo pensamiento humano, toda emoción y sentimiento, proceden de Dios, de acuerdo con aquello de que “En El vivimos, nos movemos, y somos”. La Biblia ha dado lugar a un sentimiento de superioridad y de pueblo elegido frente a los que no la han recibido en herencia, y esa superioridad ha hecho de los pueblos que profesan la profesión del Libro, llámense judaísmo, islamismo o cristianismo, conquistadores y opresores de los otros pueblos, y al mismo tiempo a fomentar guerras de religiones entre ellos, como las Cruzadas, la Reconquista, los moriscos, la Inquisición, la yijad…
Nuestra historia religiosa ha manchado con sangre siglos y países enteros, ha dado lugar a genocidios, fascismos y …
En cambio, en otros pueblos sin “Libro”, la historia se ha movido por derroteros menos sangrientos, acciones en defensa de los desvalidos y oprimidos…
El marxismo, también el marxismo, es un impulso del ser humano, un producto del pensamiento humano que dentro de sus desviaciones ha intentado frenar la ambición del capitalismo y defender el derecho a una vida digna de las clases oprimidas. La cultura china, que incluso ha sido siempre marcada por la ausencia de dios, creo que nos avergüenza por su sentido de respeto al ser humano.
Dios nos habla a nuestro interior, la Biblia nos ayuda a entender sus mensajes, a pesar de tantos componentes malignos que figuran en ella. Dios nos habla y nos llama a través de los seres humanos que nos rodean.Dios nos habla sobre todo a través de Jesús, “el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios”, dignidad que compartimos con El todos los seres humanos, integrados con El en un solo Cuerpo Místico…
No se trata de tirar por la ventana la herencia de bondad y pecado que nos ha transmitido la iglesia en sus dos mil años de historia. Se trata de compartir con todos los hombres todo lo bueno y positivo que nos ha llegado a través de la Biblia, aceptando también de ellos los dones que les han sido comunicados por otros medios.
Estoy feliz porque por primera vez, este fin de junio vamos a festejar con los musulmanes emigrantes en nuestros pueblos de una comarca de Vizcaya la fiesta de fin del Ramadán. De repente, sin sabes cómo ha ocurrido, se ha producido un acercamiento sorprendente entre ellos y nosotros. Y las gentes de mi parroquia han estado en primera fila en esta campaña.
Gonzalo, gracias por tus palabras ya que se dirigen a todos los que, de alguna manera, exponemos lo que creemos, de la misma forma que tú lo haces. Como dice Román muchos de los que escribimos por aquí, a pesar de nuestras diferencias, coincidimos en la sinceridad de buscar l a luz en medio de la oscuridad del mundo. PUES, “aún no hemos doblado la rodilla” ante Baal que pretende “ser como Dios”. Pero El cuida y mantiene vivo a su Pueblo que somos nosotros mismos y que “no permite que la mecha humeante” de la llama de la fe “se extinga del todo”.
Es por eso que “debemos escuchar el mensaje d e Dios” como dices, no solo en nuestras conciencias que nos empuja a El, sino visiblemente en Jesús, ya que el Padre nos habla a nosotros por medio del Hijo. Oír esta voz interna y percibir lo externo Su visibilidad que nos dejó como legado memorial la vida y muerte de Cristo,….ES lo que nos salva en el momento actual del mundo.
Y por eso, el más reciente mensaje de Jesús en palabras humanas lo tenemos en la letra y en el espiritu del Concilio Vaticano II que en sus constituciones y decretales, sin romper la tradición apostólica, pudo señalar el camino para la verdadera renovación de la Iglesia de Cristo y abrirla al mundo actual en el amor del Padre, ya que el que ama a Jesús de verdad “hace Su voluntad” y no la suya.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Quienes estamos agradecidos somos el grupo de comentaristas y posiblemente un buen número de personas lectoras, aunque estoy consciente de que no hablo en representación y lo digo por mí mismo.
Está bien razonar que el desafío al que se enfrenta la Iglesia Católico Romana obedece a la nueva cultura, al cambio axial, y a los profundos cambios científicos. Por extensión podemos legítimamente afirmar que el tsunami llega a todas las costas de las iglesias organizadas, incluso aquellas confesiones cristianas que han visto aumentar el número de sus militantes.
Sin embargo, considero que también concurren otras circunstancias también exógenas, pero principalmente endógenas del Catolicismo. Desde un punto de vista puramente cultural sería como un fin de ciclo. La Iglesia de Roma buscó en la cultura de mediados del siglo XX, hablando en términos generales, los anclajes necesarios para revitalizar “su mensaje” o doctrina específica queriendo hacer normal en su interior lo que era normal para el mundo en que habitaba, con el resultado de que en algunos segmentos quedó diluída y en otros, como mecanismo de defensa, se atrincheró en la cultura y el lenguaje del pasado. Estamos viviendo en el reflujo de las tensiones entre las dos tendencias.
Gonzalo, yo veo en tí la valentía de quienes no han cruzado la línea que lleva a actitudes de cinismo, ni han tirado la toalla. Algo de esto también lo percibo en JM Castillo. Ambos me recordáis las palabras del anciano Simeón:
ahora puedes dejar, oh Señor, a tu siervo marchar en la paz, según tu palabra, según tu palabra, porque tu Salvación contemplaron mis ojos, la que tu preparaste a a la vista de todos los pueblos. Es la Luz que ilumina a las gentes, de tu pueblo esplendor.
Es la mecha humeante de Isaías, que Dios no permite que se apague del todo.
son las palabras de Yahvé al cansado Elías: Tengo un pueblo de diez mil que aún no han doblado su rodilla delante de los baales.
Quienes sabemos, y hemos experimentado a ciencia cierta que Dios se comunica con los seres humanos encontramos siempre esa luz que ilumina nuestros pasos. No es nuestro espiritu, sino el Espíritu de Jesús, el Resucitado, a quien cedió el testigo en su misión salvadora y que sigue presente dentro de su pueblo.
Agradezco el interés que mostráis en los comentarios, y me gustaría dialogar con cada uno de vosotros para valorar sus aportaciones, reconocer los límites de las mías, aclarar conceptos y, en definitiva, celebrar la fraternidad y los ideales comunes. Estamos en un momento de profundos cambios científicos y culturales, que algunos califican de nueva era axial, y esto nos obliga a reinterpretar y reformular las grandes experiencias de la humanidad. Quizás nunca se logre expresar la realidad en lenguaje humano o, por lo menos, parece que nos faltan muchos años de evolución. Por mi parte procuro buscar al menos cierta coherencia entre la cultura emergente y “Lo que creo que creo” o lo que creo experimentar.
El Espíritu Santo d e Dios siempre está presente en nosotros, llamándonos constantemente sin forzar nuestra libertad..El creer que el Espíritu va a realizar todas nuestras acciones y asumir nuestra misma personalidad para el ejercicio del bien en este mundo es un error muy común para los que quieren negar la esencia del ser humano que se fundamenta en la libertad, pues con la ayuda de la gracia, podemos vencer las tentaciones y nuestras adicciones. Ya Jesus se dio cuenta de nuestra debilidad y por eso antes de morir nos amonesta:
“Velad y orad, para que no entréis en la tentación; el e s p í r i t u, si, está animoso pero la carne es flaca” (Mt. 26, 41) Podemos, pues, poner los medios, para evitar el mal. Por eso tenemos que desarrollar un plan de estrategia para huir de nuestras adicciones: podemos deshacernos de las drogas, de la botella de alcohol, de la pornografía, evitando la ocasión, la persona, el lugar,…como nos recomendaba el perseguidor d e. L l la Iglesia de Cristo Pablo de Tarso que nos dice: “No contristéis al Espíritu Santo d e Dios, con el cual fuisteis marcados para el día del rescate” (Efesios 4, 30)
“Toda amargura, cólera, ira, gritería, maledicencia, destíérrense lejos de vosotros, junto con todo el género de malicia. Sed, más bien, benignos los unos con los otros, entrañablemente compasivos, perdonándoos recíprocamente, así como Dios en Cristo, os perdonó a vosotros. (Efesios 4, 31)
Como nos dice Gonzalo Haya que es necesario e importante que el Espíritu d e Dios se manifieste en nosotros y en la sociedad. Porque no somos meros robots determinados y programados inexorablemente de antemano, sino personas humanas con libertad esencial y poder de decisión sobre nuestras acciones que debemos dirigir siempre al bien de todo y de todos. Si, esa palabra que está ahora de moda es aplicable personalmente pues SI PODEMOS, SI SE PUEDE..,Podemos prevenir, podemos decidir, podemos elegir, podemos programar, podemos dirigir, podemos triunfar sobre el mal que nos consume y quiere consumir al mundo. Claro está, con ayuda, por supuesto podemos vencer.
Un saludo cordial
Santiago Hernândez
1. Del Cuarto Evangelio: «No te extrañes de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”. El viento sopla donde quiere, y oyes su ruido, aunque no sabes de dónde viene ni adónde se marcha. Eso pasa con todo el que ha nacido del espíritu» (Jn 3, 7-9)
2. De Abü al-Fad en un Salterio Sufí
«La esencia de rosas del amor»
Un día visito la iglesia, / otro día la mezquita, / pero, de templo en templo, / sólo a Ti te voy buscando.
Para Tus discípulos / no hay herejía, / no hay ortodoxia, / todos pueden ver / tu verdad sin velos.
Que el herético siga con su herejía / y el ortodoxo con su ortodoxia, / tu fiel es el comprador de perfumes:/necesita la esencia de las rosas / del divino amor.
3. De Ali ibn Muhammäd al-Arabi (1165-1240)
«Todo cuanto yo menciono, / todo cuanto yo comento: / él, ella, dichos y reproches, / mis tristezas y contentos / entre nubes de lágrimas / y sonrisas y deseos… / Cuando hablo sobre lunas / soles encendidos y cielos, / sobre dunas y caminos, / plantas, bosques y ciervos, / cuanto a una joven bella digo / con sus atractivos pechos / apareciendo como soles / en el atardecer incierto, / todo cuanto pienso y fío / del mundo y sus secretos / vienen de la gloria de Dios, / y de uno a otro extremo / van de corazón a corazón / cumpliendo divinos preceptos / y divulgando la verdad / que en todos los tiempos / es buscar como fuente de vida / la bondad de Dios perfecto.» (Traducido por D. Antonio Marco Botella, Zaragoza, 1994)
Siempre se puede aprender algo: Esta es una definición de panenteísmo:
DRAE: «panenteísmo
De pan-, el gr. ἐν en ‘en’, θεός theós ‘dios’ e -ismo.
1. masculino. Filosofía. Teoría de Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832), filósofo alemán de principios del siglo XIX, según la cual Dios contiene al mundo y este trasciende de Dios.»
¿Cuantos años llevamos “atados a la Biblia en el mundo Occidental”.?. pero ciertamente, y repetido millones de veces, como “palabra de Dios¡¡¡. Y apuntalando esto, con la idea de que nadie es discriminado por ese Dios que lo que hace en esa Biblia es precisamente eso, eligiendo un pueblo entre todos los demás pueblos…..y, como revelación especial. Y es curioso que cuando hay un libro, “La Biblia desenterrada” donde se vienen abajo hechos que parecían tan históricos como los de las historias vividas por otros pueblos, pero sin la pretensión de ser únicos, por su normalidad, descubrimos eso, que la Biblia no es “palabra de Dios”: que somos nosotros, los seres humanos, los que hemos propalado esa “anomalía”. Y ahora, hay que ver, la lucha a muerte por robarles lo que decía la Biblia, al “pueblo elegido”, y colocarse en lugar de él, para interpretarlo todo, a la manera conveniente para sus propósitos de dominar el mundo. ¡¡¡Que otra cosa no ha sido!!!. Han pasado, como quien no quiere la cosa, veinte siglos, o sea dos mil años, y volvemos a la casilla de salida. Y, como decía Nietsche, recurriendo a la fórmula de veracidad universal: “Está escrito…” ¿Es esto honesto, se preguntaba?. Claro que, como sabemos no se reparó en me!dios para sustentar semejantes verdades….. Y aún hoy se mantienen encerrados libros que ponen en claro tales tropelías …Santo Oficio, sin duda. La verdad es que, no se han sacado todas las consecuencias de semejante “descubrimiento”. El libro de Juan Luis Herrero del Pozo, “Religión sin magia” en su portada acierta también ahí: las puertas del Vaticano, en ruinas.
Me asombra que la palabra «narcisismo», sin especificar, sea considerado un diagnóstico psiquiátrico porque inespecíficamente no designa el diagnóstigo del mismo nombre. De hecho, tiene mucho que ver con el funcionamiento natural saludable y está directamente relacionado con el instinto de preservación. Quien no sea capaz de preocuparse lo necesario por sí, o se preocupa en exceso o corre peligro de destruirse. Incluso las personas que enfrentan desafíos cognitivos evidencian poseer el instinto de preservación, los animales y hasta los vegetales. De otro modo el planeta fuera un erial.
Claro opiniones puede haber las que haya.
Por otra parte, no puede haber un ser humano que no tenga una cierta neurosis como mínimo. La neurosis es a la existencia humana como, en la Mecánica Clásica, la fricción era al movimiento.
Eso sí, como todo, el narcisismo puede ser patológico cuando es maligno sea de un signo u otro: El de “Dorian Gray” o el de Jeffrey Dahmer, el Caníbal de Milwaukee, respectivamente, però esos son casos extremos.
Como dato curioso, comento que Sir James George Frazer, el famoso antropólogo socio-cultural escocés, encontró evidencias de ídolos no muy distantes del becerro de oro de los hebreos y hace la referencia en su «Rama Dorada» (The Golden Bough), una lectura extraordinaria a quien le interesen los mitos y los estudios comparativos de religiones en las culturas antiguas que él estudió, campo en el que fue muy influyente en su época, aunque ya no lo sea.
En estos momentos más que nunca, la constatación de la complejidad de la realidad, nos agobia y nos rodea por doquier. Esto le hace decir a José Antonio Marina, que “en este momento, el tema de estudio de la filosofía, es la complejidad acelerada en la que vivimos”.
Entonces intentar desbrozar una parte de esa realidad compleja, exige mucha decisión y valor para lanzar y aventar hipótesis, huyendo del camino seguro de “no hablar de la guinda sin haberla probado antes”.
¿Que inventarse (= descubrir), nuevas hipótesis es darse a la mitomanía, fruto de un narcisismo personal?. Quizás. Pero la postura contraria de ir sobre segurete, también podría ser diagnosticado como propio de personas inmovilistas, con un pavor hacia las ideas nuevas, propio de la fase final, senil de una ancianidad, a la que todo le asusta.
Aquí, de diagnósticos psiquiátricos seguro que vamos todos muy bien provistos. Cada uno de lo suyo.
Y volviendo al tema del hilo, si lo que en verdad perturba este tema es meter el concepto “Dios”, en él, lo acepto.
Yo no he hablado de Dios, solo que ese mismo concepto muchos le llaman “Dios”, y es la consecuencia de intentar explicar un fenómeno psicológico, natural, con lenguaje espiritual y poético. Incluso el amigo Haya, en un momento de su artículo equipara “Dios”, con “la realidad inmanente y trascendente”.
Eso no es panteísmo, sino panenteísmo. “El Dios del panenteísmo es el creador y la energía vital del universo, así como la fuente de la ley natural, por lo que es trascendente e inmanente”, (Wikipedia).
Así, que de “becerritos de oro”, nada de nada. “Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía”. (William Shakespeare). El que uno no comprenda o no le guste una idea, no la descalifica, en principio, (si no se argumenta adecuadamente).
En resumen. Todo intento de traducir lo real, el suelo que pisamos, a un lenguaje científico, desde un lenguaje metafórico, poético, religioso, es arduo, y muy posiblemente tiene mucho riesgo de error, (traduttore = traditore).
Pero nunca nadie dijo, que eso de pensar sea algo fácil. A la gente hay que intentar darle soluciones, intentar, encontrar salidas a “una situación actual, a la que ya hemos tocado el límite. Y es que no hay salida hacia adelante, sin un repensamiento general”, (Aharon Quincoces Lorén).
Decía Omar Khayyam:
Gracias, Román. A pesar de mis ausencias presenciales, os sigo con mucho afecto. Mi itinerante vida actual entre España y Suiza, con las consiguientes y numerosas relaciones humanas aquí y allí y viceversa, no siempre me dejan tiempo y sosiego para escribir.
Sois, somos, l@s atrier@s, como una familia que siempre está ahí, después de tantos años compartiendo nuestras reflexiones vitales.
Saludos cordiales a toda esta comunidad virtual.
Gracias, Gonzalo, por tu labor pedagógica en ir desentrañando hilos y despejar marañas. En esto hay tantos caminos en la ruta como vivencias y experiencias íntimas, personales e incluso colectivas.
El problema surge inicialmente, hablando de lo que llamamos Dios, al haber sido ubicado en el terreno de lo religioso como creencia delimitada en fundamentos y resortes humanos que aspiran al control retroalimentado en proselitismo uniforme y estático.
Excepcionalmente, se deja atrás con algunos atisbos de apertura, al nombrarlo Misterio que trasciende toda comprensión mental, viviéndose de modo inmanente y transparente en todo y todos.
El resultado de tal experiencia en la vida cotidiana, la espiritualidad, así llamada, no se ciñe al cumplimiento religioso, al nacer de la consciencia de todo lo que es y somos, dejándonos empapar por el asombro humilde y el agradecimiento continuo. Tal espiritualidad apunta y adentra a la Realidad que nos sobrepasa e interactúa en el amor, la libertad y la compasión en relación con uno mismo y con los demás, no marcando, pues, barreras o separación.
Esto lo llamamos, espiritualidad, aunque me gustaría anotar, que es desde lo más profundamente humano, que hay en toda persona, que ésta descubre al otro como siendo ella misma. Y me pregunto en esta línea de reflexión, a qué experiencia se refería Jesús, cuando el Evangelio de Juan le hace decir: “El Padre y yo somos Uno”. ¿Qué hay en ello, realmente? ¿De qué vivencia íntima y profunda se nos habla? Independientemente fuese el deseo, por parte del autor, el de magnificar y dar acceso posteriormente a divinizar a la persona de Jesús, me sigo preguntando, si no podría ser esta experiencia, la de unidad con la Realidad toda, que es y hace posible todo lo que es y somos.
Y para concluir, no hay un Dios que dicte normas, en qué y en quién creer, sino, me atrevo a decir, una experiencia profunda e íntima de lo real, de lo que es, y somos, en y desde la conciencia o consciencia, vida moviendo a un despliegue continuo abierto de conocimiento, amor, libertad, interrelación, viviéndolo el ser humano en coherencia con los más próximos y con toda persona necesitando ayuda y reconocimiento en toda su dignidad humana.
ana, amiga, hermana, da gusto leerte, y no te reserves tanto, pues has dejado un hueco,
que se nota mucho.
que duda cabe que estamos experimentando una transformación ( ¡revolución!) cultural dentro del Catolicismo, al menos en el español. Pero, ¿se trata sólo de un cambio de paradigma en lo cultural que afecta a las creencias?
Creencia por creencia, que cada cual se quede con la suya.Sólo le hemos añadido un poco de sofisticación a la construcción de nuestro pensamiento.
Saltar de las creencias a la fe supone un encuentro personal con el Dios que se revela, transforma nuestras vidas. ¿No es eso el Evangelio? ¿El anuncio de una Buena noticia de parte de Dios?
Si el ser humano viene dotado de todo lo que necesita para reconocer, prestar atención, comprender la «voz de la divinidad» y ponerla en práctica, ¿cómo es que no está dotado de un mecanismo para evitar la acumulación de «cerumen» que metafóricamente hablando le distorsiona o impide y hasta le causa sordera con respecto a ella?
¿Para qué se hace la divinidad tan difícil de escuchar y comprender? ¿Hasta cuándo la mitomanía va a seguir inventando explicaciones que solo pueden ser hipotéticas?
¿Qué le impide al ser humano aceptar que no puede hablar con las divinidades que cree que existen y menos que estas le hablen, sus «becerros de oro»?
¿Por qué carece el ser humano de la necesaria, mínima humildad (enraizamiento en el suelo) que le permita reconocer que su propio narcisismo le puede? ¿Por qué no puede aceptar que tanto un volcán como una rosa y hasta una hormiga pueden ser tan hermosos como él y valer tanto como él?
¿Por qué le hace sentir mal no poder producir la fragancia de las flores sino el hedor de Hiroshima, Rwanda, Auschwitz, y tantos otros lugares donde ha tratado de demostrar su poder y valer «divinos»?
Pues leyendo escritos como éste de Gonzalo o como el de Miquel Sunyol u otros semejantes, es posible que no lleguemos a la verdad absoluta, pero, por lo menos, vamos quitándonos mucha broza de creencias absurdas y, por lo tanto, liberando ignorancias seculares que se nos han inoculado vía sociocultural. Y esto es un gran logro, llegar a “sólo sé que no sé nada” es el principio de la sabiduría.
La creencia en que la Biblia es palabra de Dios, abandonado todo estudio exegético-científico-literario, con la ausencia de una hermenéutica adecuada, terminando en el dogma, en la sacralización de la Tradición o de las doctrinas papales, ha llevado a un fundamentalismo tan hermético e intocable que ha solapado dañinamente el mensaje que de estos libros o tradiciones se desprende.
Hasta el punto de que millones de personas de buena fe creen que están en la verdad y fuera de esa verdad todo es o bien ignorancia o bien maldad.
Tengo que reconocer que conozco a personas que estas creencias, a nivel indidual, les sirven como referente para ser buenas personas. Pero estaríamos hablando de diferentes dimensiones, la experiencia espiritual individual versus la del conocimiento y el porqué de dichas creencias.
Nota: María Luisa, gracias por tu saludo en otro post, y te envío el mío con todo el cariño.
Un título tan rotundo: La Biblia no es “Palabra de Dios” puede conducirnos a pensar que Dios no se comunica con el ser humano, cuando el autor, Gonzalo Haya intenta explicarnos cuál es su valoración de la Biblia, nos insta que la saquemos de las estanterías y la saquemos provecho. No niega, sino afirma que Dios se comunica con los humanos y por otro lado quiere salvar de alguna manera “la presencia del espíritu”.
Entonces tiene que lidiar con el universalismo por un lado (¡Tantos siglos afirmando que la Iglesia Católica es la única verdadera y que da la Salvación!)y por la inspiración de Dios (¿Dónde y cómo situarla?)
La misma biblia nos dice que Dios nos ha hablado “de muchas maneras”, pero para el autor no lo ha hecho con “palabras humanas”, rechaza por tanto que en Jesús Dios haya usado un lenguaje humano ( “En los postreros días nos ha hablado por Su Hijo”)Luego lo explica.
Se vuelve al salmista afirmando que Dios se expresa por medio de su Creación, mediante una “impronta” que llevamos en nuestro interior cifrada en la belleza y el amor (¿la ética?¿seres morales?)
Contempla “la inspiración” como algo que conforma nuestra conciencia,y que es común a toda persona nacida de mujer. Lo decía San Pablo en Romanos: la Ley de Dios está impresa en nuestras conciencias.
Ahora, ya es sólo una cuestión de hermenéutica. El espíritu, ¿Se tiene o se recibe? Es rotundo: El espíritu de Dios estaba, y está, en todos los humanos desde nuestro nacimiento. Volvemos a adán: Dos hizo de adán espíritu viviente. El espíritu es una creación directa de Dios en el ser humano. Sin no hay otro espíritu que “venga de arriba”, ¿qué necesidad tenemos de un Pentecostés?
entonces, ¿Es la Biblia Palabra de Dios?
Para unas cosas sí, y para otras no.
La frase de Gonzalo Haya, “El espíritu de Dios estaba, y está, en todos los humanos desde nuestro nacimiento; lo que nos falta es dejar que esta presencia se vaya manifestando en las personas y en la sociedad», dicha así, suena a poética, teológica y apriorística, y por ello para poder “autentificarla” y confirmarla, habría que “traducirla” a lenguaje psicológico y científico, que es el único lenguaje que entiende el hombre moderno.
Sobre este tema ya expuse una serie de comentarios iniciados el 7 de este mes, y que trataban de investigar cómo y dónde se produce en el humano, esa “voz interior”, que unos pueden denominar como el “Espíritu de Dios”, y otros como el “maestro interior”, el “daimon” socrático, el “Cristo interno, la puerta al Mundo imaginal de Ibn Arabí, o el Atman hindú.
Yo creo que quizás la clave de “psicologizar” el “alma o espíritu” humanos, podría estar en los programas comportamentales arquetípicos, heredados genéticamente, y donde se articulan todos las alternativas de comportamiento humano, para todos los momentos.
Es lo que hace al humano, humano, al igual que todos los seres vivos disponen de un paquete de instrucciones para ser lo que son.
El ser humano viene equipado con todo un paquete de instrucciones que comprenden toda la panoplia de instrucciones para “toda estación” y circunstancia.
Esa sería “la voz de Dios”, para el humano. Lo que pasa, como dice Haya, es que hay que “escucharla”, o sea limpiar toda la caterva de errores cognitivos y de perspectivas inadecuadas que nos causan, una enorme contradicciones entre nuestra mente consciente (cultural) y el paquete de instrucciones que rigen nuestra naturaleza.
Decía Zigmunt Bauman: “Si (por falta del conocimiento o la perspectiva adecuada), no existe una buena solución para un dilema, si ninguna de las actitudes sensatas y efectivas nos acercan a la solución, las personas tienden a comportarse irracionalmente, haciendo más complejo el problema y tornando su resolución menos plausible”.
Y eso se traduce en continuos errores éticos, con comportamientos inadecuados, que pretendiendo resolver algún problema humano, crea otros más graves.
De esta manera, se podría decir que podría haber dos formas en que actúa el “Espíritu de Dios”. Una sería de forma proactiva, inspirando intuiciones personales, y la otra sería de forma pasiva, mediante la producción de intuiciones mediante la “máquina” en nuestra mente subconsciente, con que venimos dotados de forma natural.
La primera sería más rara y extraordinaria, mientras que la segunda, es quizás la más normal y común a todo humano. Quizás sea por esto por lo que el Evangelio de Tomás, 29, dice:
No sé razonar en retrospectiva. No se ir del presente al pasado para explicar ni el uno ni el otro. Celebro que otros puedan.
Creer esto que leo en el artículo: «El espíritu de Dios estaba, y está, en todos los humanos desde nuestro nacimiento; lo que nos falta es dejar que esta presencia se vaya manifestando en las personas y en la sociedad.» me resulta imposible. Pero concedo que otras personas pueden creerlo sinceramente.
No comprendo cómo pueden utilizarlo como evidencia de cualquier otra afirmación. Según esta afirmación que copié arriba:
1. Dios tiene in espíritu que si habita dentro de la piel humana no la hace explotar, ni la transforma, ni la mejora, ni la empuja hacia su futuro del modo que el poeta del Salmo 138/139 se atrevió a imaginar, como una especie de tejido.
2. Este Espíritu de Dios comienza a estar en nosotros desde Nuestro nacimiento. Es justo deducir que no solo entra en la historia (no sé desde qué dirección o punto), però además entra en in momento determinado del tiempo personal de cada persona, según que sus progenitores le conciben.
3. Si esto es cierto, este Espíritu voluntariamente repite la kénosis de la que habla Pablo en cada ser humano y se somete a la posibilidad del fracase como si no pudiera prever la posibilidad y ahorrarse todo ese esfuerzo extraordinario de «encarnarse» de alguna manera incomprensible, volverse «materialmente compatible» con lo humano y «esperar» pacientemente a que cada persona madure adecuadamente para que pueda encontrar expresión en las relaciones de esa persona.
Mientras tanto está condenado por opción propia a dejar de manifestarse en toda la gente que se autodestruye con las drogas, los excesos, hace opciones auto-destructivas o riesgosas por gusto o por necesidad y frustran el plan original de dicho Espíritu para encarnarse para bien de la humanidad, de la Creación, de los demás, de manera única porque ha de hacerlo desde cada persona particular..
¿Es esto razonable?
Me parece que no.
La causa por la cual posiblemente no lo sea, aunque compleja, es que el ser humano no tiene acceso a la realidad divina como no lo tiene a la subhumana. Por ejemplo, el hombre no puede modificar la mayoría de los comportamientos de sus parientes primates: Los bonobos, por citar un caso, van a tender más al pacifismo y los chimpancés van a tender más a la violencia agresiva.
¿Qué ocurrió con el Espíritu de Dios en Jack el Destripador de Londres; o con el agresor de su esposa que quizás vive al doblar de la esquina o con el alguacil de la cárcel que explota comercialmente a los presos bajo su custodia y fomenta el crimen degradándoles aún más y degradándose? ¿Cómo es que después de la muerte y la Resurrección de Jesús el pecado y el mal pueden todavía tener poder sobre el Espíritu de Dios? El mismo Espíritu al que Jesús, según los evangelios, le confió el futuro de la humanidad.
Si el mismo Dios no huniera querido que, de alguna manera, habláramos “de parte de El” no tendríamos siquiera la capacidad de llegar hasta el concepto de trascendencia por medio nuestro intelecto y espiritualidad, y nos hubièramos anclado en lo meramente concreto, sin siquiera recibir alguna inspiración. Pero no solo el Cosmos “nos habla” sino que El mismo Dios habla por medio de su Hijo, con palabras humanas.Una cosa es lo que la Biblia “dice” y otra lo que enseña..ya que la Escritura es la Palabra d e Dios a la manera “de los humanos” porque Dios actúa en el mundo a través de nosotros los humanos..,Por eso el Apóstol Pedro recalca que Toda profecía de la Escritura no es obra de la propia iniciativa, que no por voluntad de hombre fue traída la Escritura, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron de parte d e Dios” (2 Pedro, 20-21)
Por eso solamente en el conjunto y en el contexto total de la Escritura puede entenderse la Biblia. Porque existen diferentes géneros literarios segùn los MODOS históricos, o proféticos o poéticos etc que cambian el sentido que el autor se proponía al escribir dadas las circunstancias, dada la condición de la época, de la cultura…usando los géneros literarios que estaban en boga en aquellos momentos y en aquellas concretas circunstancias. Es en la UNIDAD de toda la Escritura junto a la fe consensual y viva d e la Iglesia como podemos entender las partes más difíciles de la Biblia particularmente para la mentalidad moderna actual Por eso la exégesis seria y auténtica solo puede estar en manos de verdaderos especialistas.
Un saludo cordial
Santiago Hernández