Hace unos meses entablé conversación con un taxista. Unos treinta años. Estaba indignado y parecía que lo tenía claro. Me atreví a preguntarle de qué partido era. Me sorprendió la rotundidad con la que declaró: “Yo del PSOE”. A él y demás compañeros de partido dedico hoy estas reflexiones.
Soy de la generación de los niños de la guerra. Participé por primera vez a unas elecciones constitucionales libres, optando entre partidos, cuando tenía ya 45 años, en 1977. Siempre he buscado una opción de izquierdas y que fuera una opción política y no solo testimonial. Desde entonces he votado muchas veces al histórico PSOE o a otros partidos que pudieran obligarlo a pactar con la izquierda.
En ningún momento me he afiliado al PSOE. Ni ahora ni antes he sido llamado a votar en elecciones como la de mañana domingo a la que están convocados exclusivamente los ciento ochentaysiete mil militantes y pico. Tengo entre ellos muchos amigos y profeso a todos un gran respeto y admiración, por la responsabilidad que les incumbe en un momento decisivo de la historia de España.
He vivido la reciente historia del PSOE en compañía de algunas imágenes y anécdotas que persistentemente iluminaban los concretos aconteceres. Felipe González es para mí el Isidoro de la cazadora que lanza el “no a la OTAN” y se convierte poco después en paladín de la OTAN (tal vez acertó, porque si no OTAN no Europa) y del neoliberalismo triunfante que se traga las empresas estatales, sin ruborizarse por sus fotos amigables con el multimillonario Slim. Alfonso Guerra será siempre para mí el hábil hombre del aparato, el de “quien se mueva no sale en la foto” y el que decía a los cristianos por el socialismo: yo no tengo nada que tratar con vosotros; de la Iglesia me interesa solo quien tienen el poder, para tratar con él de tú a tú. A Zapatero lo recuerdo el día de su elección cuando los militantes le gritaban “no nos falles”. Siempre con buena intención, al meterse en todo en el tinglado de Europa y sobrevenirle la crisis, solo tenía al lado a aquel que le susurraba al oído: “la economía es fácil; yo te lo enseño todo en dos tardes”. Y con tal asesor no sorprende que metiese la pata tan a fondo cuando, para recuperar el empleo, promovió ese despilfarro de inversiones apresuradas sin sentido, para ver si en pura doctrina keynesiana disminuía el paro.
Y ahora está la figura de Pedro Sánchez quien mañana podría volver a ser secretario general o hundirse definitivamente. Tengo ternura y cierta preferencia por este chico, rápidamente lanzado a la cumbre del histórico partido en un momento especialmente difícil, con una crisis de ser o no ser. De él retiene mi memoria aquel momento de un debate con Rajoy en el que atrevió, con más coraje que otros que presumen de lenguaje crudo, a llamarle indecente (España necesita un presidente decente y usted, señor Rajoy, no lo es). Se quedó lívido el presidente y solo pronunció, con gran solemnidad, estas palabras: “en estos momentos, señor Sánchez, ha terminado su carrera política”.
Y aquella escena estará presente, seguro, cuando voten los casi doscientos mil militantes del PSOE. Espero que más que las soflamas mitineras y vacías de la candidata oficial que no soporto. Efectivamente, ellos van a decidir si Rajoy se equivocaba o autocumplen hoy definitivamente su conjuro profético.
Creo que una consideración parecida de coherencia en el autor del persistente “no es no” es lo que ha llevado a históricos socialistas, de menos relieve pero de más valor, a reunirse con él para proponer una orientación al PSOE como partido hegemónico en la confluencia de todas las izquierdas, necesaria para crear un alternativa real al sistema en el momento actual. Entre ellos valoro especialmente la presencia de Manuel Escudero, a quien encargó Guerra un famoso “Programa 2000“ al que después no hizo ningún caso (Ver número 140/41 de Iglesia Viva, con una entrevista a Escudero). Parece que el programa económico y social de Sánchez es de lo más válido y tiene bastante sintonía con el de Patxi López, quien también tiene buenos economistas. De aquí que la integración de las candidaturas no sería cosa de personalismo sino de programas.
Pero lo que más me evoca este incidente del PSOE no son viejos tiempos del PSOE sino otros procesos costosos por los que pasaron las izquierdas de otros países, sobre todo Italia, la que más conozco y más seguí en otros tiempos y en el presente.
En Italia, tras la guerra mundial y la constitución Waymariana del 47, dominó por bastante tiempo un partido centro-derecha fuerte, la Democracia Cristiana, que protegida por la Iglesia y el extremando el miedo al comunismo, consiguió sólidas mayorías desde 1948. El partido socialista era fuerte, pero no alternativa y se fue dividiendo porque algunos (Saragat) buscaban una coalición con la DC, aunque fuera rompiendo alianzas con el partido comunista y situándose ideológicamente en la socialdemocracia.
Así es como, a medida que la DC perdía votos, iba formando complejos gobiernos tri y cuatro-partidos con los partidos pequeños: liberal, radical, socialdemócrata, dejando siempre fuera a la izquierda comunista y a la ultraderecha neofascista. A partir de 1983, el partido socialista se incorpora en un pentapartido y Craxi dirige el gobierno varios años, alternándose con el demolcristiano Fanfani. Pero los partidos de gobierno pasan por la crisis de la corrupción, la tagentópolis que se fue viviendo con una tensión muy grande entre el poder y los jueces de Mani Pulite, algo muy parecido a lo que ahora se vive en España. Esto es lo que hizo derrumbarse al Partido Socialista Italiano. Craxi (el héroe de muchos socialistas de aquí) acabó prófugo de la justicia en Túnez hasta su muerte. Una muerte aún con sombras sin aclarar había acabado con el último gran secretario de la DC, Aldo Moro. La gran democracia cristiana también se disolvió, formando sus antiguos militantes corpúsculos de centro derecha o centro izquierda. Todo este colapso político de Italia durante los noventa dio pie a la ascensión de Forza Italia y Berlusconi.
Con grandes dificultades, sin embargo, Prodi y otros empezaron el camino de la recuperación de la izquierda con el movimiento El Olivo. Era un intento de unir muchos pequeños grupos en una gran alianza capaz de reconquistar el poder y arrebatárselo a la derecha. No ha sido fácil el camino ni lo es ahora, cuando tras un fracaso en el referéndum por la reforma constitucional, parece que Mateo Renzi está recuperando la guía del Partido Democrático Italiano, verdadero sucesor de aquella confluencia de Il Ulivo. Este camino sí que podría ser una buena guía realista para el futuro del PSOE, si gana Pedro como deseo. Cuatro características:
- Gran apertura para acoger diversas tendencias en un espectro amplio. Ninguna cultura concreta (por ejemplo la del viejo PC) pueden hacerse dominantes, como pasó en el proyecto parecido de Izquierda Unida.
- gran capacidad de discusión interna, con participación de los militantes. ¿Es que los círculos son cosas de hoy, aunque antes fueran “secciones”?,
- un buen líder con capacidad de unir personas y hacer equipo, de comunicar en los medios de hoy, provocando credibilidad. Este es un punto clave y la conjunción entre equipo y líder carismático no es fácil.
- y un partido hecho desde la base por personas, que se conocen y discuten en las casas del pueblo y no solo por internet, y que saben salir a la calle y no solo para abroncar: recientemente los militantes del PDI de Roma hicieron una acción: salir a limpiar de basura los parques de la ciudad, víctimas de una huelga, aunque la alcaldesa a quien echan muchos la culpas sea de “Cinco estrellas”, el partido adversario, semejante en algunas cosas a nuestro Podemos.
Y si se abriera mañana un futuro de esperanza para el PSOE creo que también se abriría un horizonte de esperanza para muchos de nosotros.
Sugiero a mis colegas de Atrio.org la lectura el la web Fundación emprendedores de un tema titulado Cabeza de ratón o cola de león que viene al cuento de lo que aquí están tratando. Y aplaudo el punto de vista de María Pilar. Amigo Duato, el señor ese de la chaqueta de pana ya apuntaba entonces las maneras de hoy, solo admitía lo que quedaba más a su izquierda como trastero y despensa de “lo suyo”. Por eso Santiago Carrillo terminó desembarcando en el PSOE, como Antonio Gutiérrez, como la alcaldesa comunista de Córdoba…Ya veo que aquí algunos tampoco soportan que haya algo más a la izquierda del PSOE; es lo de aquella camción “incompatibilidad de caracteres”. O sea, alergia, demonios que esconden el rabo entre las piernas…
Pienso que el PSOE ha dado un gran ejemplo de democracia interna que hasta ahora no era tan perceptible en el propio PSOE ni, desde luego lo es en el resto de los demás grandes partidos políticos de España.
Procede también felicitar a Pedro Sánchez que , contra viento y marea de los medios más importantes y del propio apartado de su partido, ha obtenido la confianza de la mayoría de los militantes del PSOE.
Ahora viene la tarea de construir con paciencia, con generosidad, con inteligencia, y con la urgencia que los problemas demandan, una alternativa viable y exitosa a los problemas no tanto del PSOE, que también, sino de todos los ciudadanos y especialmente de los más necesitados y vulnerables.
En ayudar a esa tarea se me encontrará siempre.
El presidente del gobierno, Mariano Rajoy ya ha escrito un tweet felicitando al vencedor: “Felicidades por la victoria en la liga, bien lograda y merecida, Real Madrid”… Bueno, él a lo suyo. Pero que no se haya cumplido su profecía de que se había acabado la carrera política de quien se atrevió en el Congreso a llamarle “indecente” le debe haber sentado como un puñetazo en el estómago, por Tancredo que sea.
Bueno, yo me felicito y felicito a todos porque creo que se van a desencadenar dinámicas positivas tras este este éxito, más de los militantes que del mismo Pedro.
Para los que no hayan visto los datos: Pedro Sánchez 50% – Susana Díaz 40 % – Patxi López 10 %.
Ver en web del PSOE: http://consultasg.psoe.es
Bueno, la wiki es útil para entender el socioliberalismo. Para entender bien el neoliberalismo actual, lo mejor que he leído son los libros de Naomi Klein.
El socioliberalismo y el neoliberalismo (en el sentido actual de este término) son planteamientos politicos y económicos muy diferentes. Una visita rápida a la Wikipedia aclara las diferencias.
Sigue haciendo mucho mal a la gente (trabajadora sobre todo) que hablen ustedes del PSOE (en cuaquiera de sus modalidades) como socaldemocracia, cuando desde hace ya tiempo pasó a formar parte del liberalismo progresista o socioliberalismo (dice un comentarista), es decir, neoliberalismo puro y duro.
En primer lugar deseo darle mi enhorabuena a la familia socialista a la vez que nos felicitamos todos por este ejercicio de democracia que se representará mañana con la elección del secretario general. Las elecciones por primarias era una aspiración del partido, fué en éste cuando se realizaron por primera vez hace algunos años dentro del clima primaveral que supuso la búsqueda de alternativas y de movilización ciudadana y que hemos cifrado icónicamente como el 15-M. Por las calles de Madrid me encontré con muchísimos conciudadanos socialistas y sindicalistas, cuando las protestas y las manifestaciones de indignación no habían sido todavía acaparadas por ningún partido. Los “comandos anticapitalistas” hacían sus manifestaciones paralelas y diferenciadas al calor de las concurrencias en las calles.
Cuando el resultado que se busca es el mismo total que reflejen los votos, no importa el orden de sus sumandos y creo que el fervor que está mostrando la militancia exige que así sea.
Como no soy militante del PSOE, obviamente está reflexión no va dirigida a mí. No obstante, me tomo la libertad de intervenir.
En mi opinión, si gana Sánchez, acabará de hundir al PSOE. Pero pienso que se equivocan quiénes sospechan que ese hundimiento redundará en beneficio de partidos a la izquierda del PSOE, en particular de Podemos. Si se hunde el PSOE -es decir, el programa socialdemócrata- probablemente será en beneficio del liberalismo progresista (o socioliberalismo, es lo mismo) de Ciudadanos. Muchos votantes del PSOE nunca jamás votaremos al actual Podemos ni a un PSOE dispuesto pactar con él.
¡Gracias Antonio!
Me anima mucho comprobar, que una persona como tú, tiene esta mirada esperanzadora para el futuro.
Yo también espero que Pedro Sanchez gane, por el bien del PSOE Y de nuestro país.
Sé, que no es fácil; una de mis hijas me comentaba ayer… con cierta tristeza… mamá, no son los partidos en si mismos los que gobiernan… “es el todo poderoso poder del dinero” ¿y en qué manos está?…
De ahí, quienes salen fortificados son aquellas personas “de cualquier partido” que estén mejor relacionadas con las personas que lo poseen… y añado..:
¡Siempre de manera injusta!
Por eso Pedro Sanchez… a pesar de toda la basura que los de su mismo partido vierte contra él, me inspira confianza; y si es verdad, que se respetará lo que sus afiliados voten, las otras dos personas, se pongan junto a quien salga elegido, a trabajar mano a mano.
¿Todas las demás personas que lo apoyan no ven, no comprenden, están equivocados?
Solo compruebo, que él, está de verdad queriendo cambiar el partido, remozarlo… porque si somos sinceros… los grandes (ya fueron) le están dañando mucho, porque ahora, tristemente… se mueven en otro nivel, que cuando empezaron y nos trajeron un aire fresco, remozando el espíritu de país, que tan dañado estaba después de largos años de dictadura… que solapadamente:
¡Se niega a desaparecer!
Lo cierto es, que el pueblo no ayudamos mucho, el miedo parece atenazarnos de tal manera, que solo somos capaces de mirar el momento presente.
Personalmente, en silencio, miro a mis hermosos 8 nietos/as… y se me encoje el alma.
¿Que futuro les espera?
Y sobre todo, aquellos que están padeciendo un mal momento…
Antonio querido y respetado por tu saber hacer, gracias, porque que me has infundido ánimo y esperanza… quizá mañana… se nos abra una nueva oportunidad.
Un gran abrazo agradecido.
mª pilar