Tras un paréntesis motivado por una Asamblea General de la Asociación Iglesia Viva celebrada ayer en Madrid, reanudamos Atrio con este artículo que nos ha indicado una vez más Manolo Santos y que nos ayuda a repensar con los actuales conceptos gramscianos de “hegemonía”, “sociedad civil”, “ideología” o “estado”. A los 80 años de su muerte, sigue presente Antonio Gramsci en las izquierdas de todo el mundo, con diversas interpretaciones. Pero es más actual que nunca, en esta época de la pos-verdad, su principio: la verdad “La verdad es una obligación revolucionaria”. AD.
Gramsci en disputa
Ángel de la Cruz – Concejal en Benalúa de las Villas (Granada) por IU, en eldiario.es de 27-4-*2017
Este 27 de abril se han cumplido 80 años de la muerte de Antonio Gramsci
La vida y la obra de Antonio Gramsci estuvieron marcadas por el drama. A un contexto político de reflujo del movimiento comunista, con la derrota alemana como ejemplo paradigmático, hay que sumar unas condiciones de vida paupérrimas: la cárcel acabó agravando las enfermedades y los problemas físicos que aparecieron a la corta edad de tres años y degradando sus complejas relaciones humanas (principalmente sentimentales, pero también políticas). Debido a estas condiciones y a su muerte prematura, la obra del ínclito dirigente italiano estuvo marcada por la fragmentación, la complejidad y, debido a la censura, una cierta encriptación. Su lectura nunca ha sido unívoca, hasta el punto de que se ha utilizado como coartada para una cosa y su contraria.
En cualquier caso, nadie duda sobre la originalidad de su pensamiento que lo convirtió en el marxista más recurrido una vez finalizada la II Guerra Mundial. Después del rescate de su obra en la década de los setenta, en ocasiones de manera oportunista para legitimar la estrategia del “compromiso histórico” tras un ciclo de impasse culminado con el golpe de Estado contra Allende, se suma un nuevo debate sobre su vigencia tras el fin del “fin de la historia”.
La originalidad de Gramsci no radica en una supuesta ruptura con un marxismo moribundo, sino en la actualización de éste en un contexto diferente al de Rusia, una vez que la propia historia superó el determinismo que predicaba la inevitabilidad del socialismo tras el colapso del capitalismo. La derrota del movimiento obrero en los países con un capitalismo desarrollado, acompañada en la mayoría de los casos del triunfo del fascismo, hizo a Gramsci establecer una distinción entre Occidente y Oriente, no por un capricho geográfico sino atendiendo a un diferente desarrollo socioeconómico. Los países que arrastraban condiciones semifeudales, con un incipiente capitalismo, presentaban un Estado débil que consistía básicamente en una máquina de represión. Así, en un contexto de crisis y ante el embate de las masas, se podían dar las condiciones para una “guerra de maniobras”, es decir para un choque frontal. Esas eran las condiciones de la Rusia zarista.
Por otra parte, los países occidentales desarrollados (Gramsci no incluía a España en esta categoría) presentaban un Estado más fuerte que impedía exportar la estrategia revolucionaria triunfante en Rusia. Eran más resistentes a las crisis económicas, que no eran acompañadas de crisis políticas directamente proporcionales y mucho menos en una dirección necesariamente democrática. Es aquí donde adquiere relevancia la “autonomía de lo político”. Gramsci partía de la definición leninista del Estado para ampliarla hacia una concepción más rica y compleja: ya no solo se trataba del conjunto de aparatos represivos, lo que se podría definir como la parte más nítida de la “sociedad política” relacionada con la coerción, sino de la mezcla de ésta con la “sociedad civil” como la suma de “cuarteles y fortalezas”.
Es en la sociedad civil, en la Italia de entreguerras con una fuerte presencia de la Iglesia Católica (de ahí su lucha contra el anticlericalismo izquierdista), donde se produce la lucha ideológica, que iría más allá de la clásica definición marxista de “falsa conciencia” para convertirse en la “visión del mundo” encargada de cementar la infraestructura económica y la superestructura jurídica-política-ideológica.
En el terreno de la ideología se disputaría la pugna por la “hegemonía”, concepto que Gramsci toma –nuevamente– de Lenin para ampliarlo. Para el dirigente bolchevique consistía básicamente en la capacidad de una clase para estrechar alianzas con otras: en Rusia la capacidad del proletariado de atraer a posiciones revolucionarias a los campesinos sin renunciar a su posición dirigente. En Italia las alianzas de clase iban en el mismo sentido: el proletariado industrial, con mayor presencia en el norte, debía hacer suyas las problemáticas del campesinado pobre, principalmente sureño.
Para Gramsci la hegemonía tiene un carácter dual, cuya metáfora del centauro toma de Maquiavelo: una parte animal, relacionada con la coerción, y una parte humana, relacionada con el consentimiento. Una clase es hegemónica cuando aparte de dominante es dirigente, es decir cuando posee los medios coercitivos pero también cuenta con el consentimiento de las clases subalternas, que son subalternas precisamente por no contar con una visión del mundo propia y autónoma. En resumen, una clase es hegemónica cuando tiene la capacidad de reprimir a su clase enemiga y a la vez estrechar alianzas con otras que objetivamente –en términos económicos– no comparten el grueso de intereses, en aras de la construcción de un “bloque histórico”.
La guerra de posiciones como estrategia resultante de la noción de hegemonía no supone la concesión o la claudicación de unos objetivos generales, sino la adecuación de los métodos de lucha a un contexto nacional determinado. Solo quien tiene una fuerza ostensiblemente superior a la del enemigo puede escoger las formas de lucha. Ya en las décadas de los años veinte y treinta del pasado siglo, al menos en las sociedades desarrolladas, las condiciones del movimiento obrero se tornaron desfavorables. La ampliación y el desarrollo de lo que Marx llamó “medios de producción ideológicos” (en los cuales Althusser pondría especial atención) consiguieron ampliar la capacidad de consenso de la clase dominante y blindar el Estado. Se hacía necesario “cavar trincheras” en la sociedad civil para dar la batalla ideológica y cultural frente a los instrumentos al servicio de la clase dominante: la Iglesia Católica, los medios de información, la educación, la cultura, el folclore, etc.
La tarea del Partido como “Príncipe Moderno” era, en última instancia, la construcción de una visión del mundo propia, esto es, la lucha por la hegemonía. Así, era necesario pasar del primer paso egoísta-pasional o corporativo en el que los trabajadores reclaman “lo suyo” a una visión global. Para ello la pedagogía es imprescindible, así como decir la verdad (para el dirigente sardo no era una cuestión moral sino un deber político). No por casualidad, la conquista de la hegemonía debe producirse antes de la toma del poder. No basta con un programa económico, la “reforma moral e intelectual” es imprescindible en un horizonte verdaderamente emancipador.
Aquí adquieren una importancia crucial los “intelectuales”, que no serían sesudos académicos sino cualquiera que ejerciera un papel de transmisor de ideología desde lo más alto a lo más mundano. Uno de los objetivos políticos del dirigente sardo fue acabar con la jerarquía vertical tan propia de la Iglesia que se reproducía en los partidos políticos. La división entre clérigos y sencillos es impropia de cualquier organización transformadora y hace imposible el éxito de estar allá donde haya política, es decir donde haya conflicto y –por tanto– pugna ideológica (en política no existen espacios vacíos).
Solo el trabajo en la sociedad civil, que va muchísimo más allá de lo que vulgarmente se simplifica como “la calle” y vendría a ser la retaguardia, puede permitir el triunfo de la vanguardia en términos más estrictamente políticos: conquista del gobierno, del Estado y, en la aspiración nada modesta de Gramsci, el paso hacia una “sociedad regulada” en la que éste tendería a desaparecer, o más precisamente a ser absorbido por la sociedad civil.
La disputa por el pensamiento político de Gramsci normalmente se hace desde dos posiciones enfrentadas y aparentemente antagónicas pero, a mi juicio, igual de pueriles. Por un lado, están quienes lo analizan con una intención instrumental separando conceptos de la obra en su conjunto y de su contexto. Normalmente esto se ha hecho desde posiciones más conservadoras, convirtiendo a un leninista –no “ortodoxo”– en un revolucionario “amable” con tendencias socialdemócratas. Así, fue la coartada para los acuerdos de concentración nacional tras la II Guerra Mundial, el eurocomunismo, el compromiso histórico e, incluso, el propio harakiri del Partido Comunista Italiano.
Por otra parte, están quienes reclaman a Gramsci como un marxista-leninista alineado con la ortodoxia soviética. Si bien podríamos considerarlo como un leninista (si partimos de que reducir una obra compleja y en ocasiones contradictoria a una etiqueta es una pérdida de tiempo), Nino nunca dejó de pensar con su propia cabeza, lo que le valió la desconfianza y un cierto aislamiento tanto dentro de Italia como fuera. Quizá su primera gran batalla política fue la lucha contra el izquierdismo encabezado por Bordiga, que llegó a defender el abstencionismo y demás posiciones infantiles. Más tarde se enfrentó contra la Internacional (posicionándose en contra de la estrategia del socialfascismo y la “clase contra clase”), criticó la burocratización del PCUS e hizo un llamamiento a la unidad ante las inminentes purgas en la Unión Soviética (al mismo tiempo señaló a Trotsky como el principal responsable de la situación de inestabilidad).
La disputa conservadora por Gramsci tuvo su colofón en España durante la Transición, ya que tanto el PCE (especialmente) como el PSOE lo usaron para legitimar sus estrategias. El caso del PCE es paradigmático: el gran traductor español de la obra gramsciana fue Jordi Solé Tura, uno de los “padres de la Constitución” y más tarde Ministro de Cultura con Felipe González. Manuel Sacristán, probablemente el marxista español de mayor fuste y contrario a la estrategia carrillista, hizo otra lectura que continuarían sus alumnos con Fernández Buey a la cabeza.
Los seguidores de Ernesto Laclau hicieron su particular lectura y tras los procesos latinoamericanos del “socialismo del siglo XXI” Gramsci volvió a ponerse de moda. En el fondo del particular Vistalegre II se escondía una nueva batalla por el italiano y, concretamente, una lectura distinta del concepto de hegemonía. A pesar de la nueva retórica sofisticada, los laclausianos hacen una lectura similar a la de la “vieja izquierda” entendiendo la hegemonía única y exclusivamente como consenso. Sin embargo, esta lectura, más allá de su cuestionable validez, no tiene mucho sentido si se desliga de la obra en su conjunto. Gramsci era un marxista que no entendía el poder como una cosa, sino como una correlación de fuerzas.
La ruptura novedosa de Laclau, ya declaradamente posmarxista en 1986, no es desprenderse del materialismo dialéctico como la “filosofía marxista” o del materialismo histórico como la “ciencia de la historia”, sino de la centralidad de las clases sociales como sujetos con intereses antagónicos. Así, desaparecía el conflicto económico y la política quedaba reducida, en última instancia, a la conquista de una mayoría electoral (detrás de la tosca retórica carrillista y de la sofisticada retórica laclausiana no se escondía mucho más). Estrategia totalmente legítima pero distinta a la del maltrecho sardo que asumía que decir la verdad era una obligación revolucionaria.
Hoy iba a entrar sólo para complementar un poco más mi comentario de ayer, sin embargo, al leer ahora estos últimos, antes quisiera aportar unas consideraciones que me parecen de justicia puesto que lo dicho en ellos tan explícita y efusivamente no me extraña en absoluto teniendo en cuenta el grado de confusión que alcanzó entre sus lectores la filosofía de X.Zubiri. Aquí en ATRIO efectivamente se lee escolástica, pero la filosofía de Zubiri es precisamente su antídoto y me sorprende enormemente que no se haya caído en ello.
No puedo decir más sobre esto porque ahora no tengo tiempo, así que, salto al ruedo y paso a redactar lo que esta mañana me había preparado para completar, como decía, mi comentario de ayer donde le decía esto a Asun:
Gracias, Asun por tu última intervención en la que dices entender pues ello me permite concluir, eso sí, habiendo tenido antes que hacer un rodeo que LO REAL es un momento del carácter fundante de la realidad reflejada en toda acción humana.
Y añado ahora: (…) esto es tanto como decir que LO REAL se define no por vía de la definición lógica sino desde su estructura dándole actualidad desde el interior de la cosa, es decir, no pretendiendo definir su ser, sino describiendo su estabilidad interna.
Esto significa que vuelve Gramsci? O es que se resbaló sobre el significado de resistencia?
Cecilia De Vicenti, hija de Azucena Villaflor, repudió el fallo de la Corte que benefició a los genocidas – La terrible posibilidad de cruzarse con Astiz
https://www.pagina12.com.ar/36112-la-terrible-posibilidad-de-cruzarse-con-astiz
“Ojalá que la sociedad salga a las calles y se pueda revertir lo que hicieron”,
deseó Cecilia De Vicenti, al referirse al beneficio del 2×1 que la Corte Suprema autorizó para los delitos de lesa humanidad.
“Hoy sueltan a los militares porque tienen sus cómplices civiles”.
El Presidente (Macri) “dijo en muchas oportunidades que los derechos humanos eran ‘un negocio’ y que ‘no eran 30 mil’ los desaparecidos” por la última dictadura.
una de las posibilidades que más la conmocionó es
que Astiz pida acogerse al beneficio de la reducción del cumplimiento de su condena por delitos de lesa humanidad.
“en 1977 se infiltró en el movimiento de Madres” cuando comenzaron a reclamar la aparición de sus hijos detenidos ilegalmente.
Fue Astiz quien “determinó que mi mamá, que era una ama de casa, desapareciera junto con mi hermano Néstor”.
Espió y “marcó” no solo a Villaflor De Vicenti, sino también a las madres Esther Vallestrino de Careaga y María Ponce de Bianco, y a la monja francesa Alice Domont, entre otros integrantes del grupo que se había empezado a organizar para reclamar por los desaparecidos.
“no me tengo que reconciliar con nadie; lo que tiene que haber son juicios y justicia”
con los represores de la última dictadura cívico militar.
“Los militares, de una vez por todas, en vez de quedar sueltos
tienen que decir qué hicieron con cada uno de los 30 mil detenidos desaparecidos”.
Su madre, Azucena Villaflor, fue secuestrada en diciembre de 1977,
luego trasladada al centro de torturas que funcionó en la exESMA y finalmente arrojada viva desde un avión al Río de la Plata.
Su cuerpo apareció tiempo después en las playas de Santa Teresita
y sepultado como NN en el cementerio de General Lavalle, hasta que en 2005 fueron identificados y sus cenizas depositadas al pie de la Pirámide de Plaza de Mayo, donde aún permanecen.
Qué horror¡¡¡¡
Salvo lo escrito por OSCAR VARELA el 1 de mayo, leer por encima todas las intervenciones sobre La Realidad, lo Real, el Ser, la Verdad…. , que es más de lo mismo que leí en Atrio cuando entré por última vez en Atrio (foro) hace meses, me dan ganas de no volver.
Con la que está cayendo, tanto a nivel político mundial, europeo, español, local, como a nivel social, económico, de valores…. ¿podéis seguir con esas cuestiones bizantinas y de alta ontología, sin despeinaros?
Por favor, Gramsci, vuelve¡
¡¡¡Gracias Oscar!!!
Estoy totalmente de acuerdo en todas tus preguntas, y tengo también… el corazón dolorido y cansado.
Un abrazo entrañable.
pili-mª pilar
La jerarquía de la Iglesia Católica anunció esta semana que inicia un “itinerario de reflexión” sobre los hechos ocurridos durante la dictadura militar.
La sociedad argentina se pregunta ¿Por qué?
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¿Por qué? – Por Washington Uranga
https://www.pagina12.com.ar/35957-por-que
Más allá de las evaluaciones que cada uno y cada una pueda hacer frente a esa decisión cabe presentar ciertos interrogantes. Es muy probable que los obispos no quieran responderlos (están en su derecho de no hacerlo). Pero aún así las preguntas, por sí mismas, quizás ayuden a ordenar la reflexión.
1- ¿Por qué la jerarquía católica decide iniciar un “itinerario de reflexión” sobre los hechos ocurridos durante la dictadura militar apenas 41 años después del golpe criminal del que algunos obispos fueron cómplices?
2- ¿Por qué no habría que pensar que lo anterior guarda alguna relación con la nueva política de derechos humanos instaurada por el macrismo y con decisiones como la adoptada esta semana por la Corte Suprema en favor de los genocidas condenados?
3- ¿Por qué para iniciar estos diálogos y estas reflexiones el episcopado cita ahora a personas claramente enfrentadas con la política de derechos humanos edificada por los gobiernos anteriores?
4- ¿Por qué hay obispos que en nombre de la “reconciliación” visitan en las cárceles a condenados por delitos de lesa humanidad?
5- ¿Por qué, existiendo tantas organizaciones defensoras de los derechos humanos, la Conferencia Episcopal no las convocó (ni ahora ni antes) a dialogar sobre sus experiencias, sus sufrimientos, sus perspectivas, sus luchas?
6- ¿Por qué durante años la jerarquía católica se negó, a pesar de los demandas realizados, a solidarizarse con el pedido de memoria, verdad y justicia?
7- ¿Por qué los obispos guardaron silencio encubridor durante la dictadura y en los años posteriores sus reflexiones han sido sobre todo autojustificativas de las propias conductas personales e institucionales?
8- ¿Por qué la Iglesia Católica en Argentina, de modo institucional, no ha tenido un compromiso firme en favor del esclarecimiento de los hechos del terrorismo de Estado, colaborando con la memoria, en favor de la verdad y la justicia?
9- ¿Por qué apenas ahora se harán públicos los archivos de la Iglesia sobre los años de la dictadura?
10- ¿Por qué aún no se les quita el estado clerical a un genocida condenado como es el sacerdote Christian von Wernich y a un abusador como Julio Grassi?
11- ¿Por qué ahora, la Conferencia Episcopal reunida en asamblea y habiendo incluido en su agenda la reflexión sobre las consecuencias de la dictadura militar guarda silencio y no se pronuncia contra la decisión de la Corte Suprema de Justicia habilitando el 2×1 para los genocidas?
12- ¿Por qué, siendo que Jesucristo fue preso, torturado y finalmente asesinado por su prédica, los obispos carecen de una actitud pastoral solidaria con las mujeres y los hombres que padecieron los mismos sufrimientos que El Salvador?
13- ¿Por qué gran parte de los obispos prefieren sentarse cómodamente en las mesas del poder y cuando lo hacen no son ellos voceros de los padecimientos de los más pobres?
14- ¿Por qué muchos obispos siguen hablando de “reconciliación” sin tomar en cuenta que la más ortodoxa tradición cristiana demanda que para arribar a este objetivo tiene que haber justicia, reconocimiento del error (léase: pecado) y reparación del daño causado?
15- ¿Por qué la jerarquía católica elude asumir las responsabilidades institucionales y apenas admite que “algunos católicos” pudieron estar involucrados en hechos condenables?
16- ¿Por qué la Conferencia Episcopal no explica ante la sociedad y ante sus fieles los motivos por los cuales en el seno del propio episcopado fueron acalladas las voces disidentes y proféticas de los también obispos Jaime de Nevares, Miguel Hesayne y Jorge Novak?
17- ¿Por qué la jerarquía de la Iglesia tardó tanto en reconocer el asesinato del obispo Enrique Angelelli por parte de los militares?
18- ¿Por qué, en un momento en que el Vaticano insiste en “fabricar” santos aún no es santo ni Angelelli, ni el obispo Carlos Ponce de León, ni el sacerdote Carlos Mugica, ni las religiosas francesas y otros laicos cristianos mártires de la dictadura?
19- ¿Por qué los obispos –salvo muy honrosas excepciones– guardan silencio cómplice frente a las violaciones que son consecuencia de la aplicación de un plan económico de exterminio de derechos?
20- ¿Por qué los obispos no explican de manera concreta y traducen en su propia vida lo que significa la opción evangélica por los pobres?
No son todas. Pueden ser estas y muchas otras. Agregue, saque, modifique. Y si tiene las respuestas… ni siquiera espere la de los obispos. Es muy probable que nunca lleguen.
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Gracias, Asun por tu última intervención en la que dices entender pues ello me permite concluir, eso sí, habiendo tenido antes que hacer un pequeño rodeo, que LO REAL “es” un momento del carácter fundante de la realidad reflejada en toda acción humana
¡Hola, Asun! Leo en tu entrada de 5 de mayo a las 17.30, «Es, en cambio, un modo de ver y conocer abierto a lo Real, porque la vida, y en ella, el hombre, la persona, el ser humano y todo ser vivo, está ahí y es anterior al constructo mental posterior, que los ha ido delimitando, reduciendo y, en fin, haciendo olvidar la verdad en la que están y lo que realmente son, las más de las veces de manera interesada y, por supuesto, magnificada, incluso cruel, al identificarse de pleno con la razón que sabe tapar agujeros en bucle.»
¿Quieres decir que cualquier profundización en uno de esos momentos realmente fuertes (por ejemplo la muerte de un hijo/a), que usualmente impone una pausa en la andadura de la existencia aea redccionista por el hecho de que sea «un constructo mental posterior»? El luto es un constructo mental sobre una vorágine de sentimientos que se hace necesario para sobrevivir como se pueda el impacto de una pérdida tal? Si te comprendo mal, por favor ni te preocupes, pero me gustaría comprender mejor lo que afirmar en este párrafo. Un saludo cordial y agradecido de antemano.
Sí, entiendo, M Luisa. Muchas gracias.
Yo diría, entonces, que el poder de lo Real, en lo que está centralizado y es el ser humano en toda su realidad personal, colectiva y universal, es lo que, a su vez, le da la posibilidad abierta a sus distintas capacidades y riquezas auténticas, empujándole el anhelo de ello al ir reconociéndose en todo lo real, no creando barreras.
Llegando a este no-lugar de su despliegue, cesa su identificación absoluta con lo que ha venido siendo y sigue siendo manipulado de diferentes formas, por todo tipo de poder y medios de éste a su alcance, liberándole de cargas, miedos y culpas, que le han ido impidiendo sentirse el que es y en lo que es, sin separación ni frontera alguna con lo Real.
Por lo que, en último término, no hablaría ni siquiera de sustitución equiparando la religión a este, digamos encuentro con lo Real, puesto que siempre ha estado ahí, presente en todo, antes que el hombre, y digo hombre, lo interpretara a su conveniencia y necesidades creadas por él mismo, poniéndole nombres, normas y leyes, que surgirán a montones, tras la primera no-verdad impuesta y re-interpretada, arrastrando consigo muchas otras, desde sus propias inseguridades y miserias, de las que han hecho partícipes a todos.
Es, en cambio, un modo de ver y conocer abierto a lo Real, porque la vida, y en ella, el hombre, la persona, el ser humano y todo ser vivo, está ahí y es anterior al constructo mental posterior, que los ha ido delimitando, reduciendo y, en fin, haciendo olvidar la verdad en la que están y lo que realmente son, las más de las veces de manera interesada y, por supuesto, magnificada, incluso cruel, al identificarse de pleno con la razón que sabe tapar agujeros en bucle.
Un abrazo, y gracias a todos.
Gracias, María Luisa. Tengo paciencia y esperaré a por tus comentarios cuando puedas hacerlo. Los agradezco desde ya. In saludo cordial, como siempre.
Bueno, Oscar, al menos hemos desencallado porque si tú lo crees así, que es cosa mía, no por esto afectará a mí interpretación de lo que en realidad sea LO REAL.
Adjunto para terminar unos párrafos del libro de Zubiri “El hombre y Dios” que es lo que he encontrado que puede entenderse mejor sobre qué es LO REAL como poder. Que también le podría aclarar, pienso, a Asun los concepto de posibilidad, apropiación, etc.,. Al fin y al cabo estoy casi segura que el pensamiento de E. Martínez Lozano es de inspiración zubiriana.
También quisiera decirle al amigo George que nada de absurdas son sus proposiciones, lo que sucede es que el contenido de ellas no sigue, para mí, un hilo ordenado y me cuesta de interpretarlas cosa que me robará tiempo, pero te agradezco George tu amable interés.
Veamos ahora, pues, a los párrafos antes mencionados. Una última cosa sobre todo para evitar susceptibilidades pues el tratado es ante todo antropológico no sociológico por lo que no sorprenda el único término al uso como es el de “hombre” aunque tal vez hoy se podría expresar de otro modo.
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(…) Pero, ¿frente a qué está el hombre? Frente a todas las cosas. Para el hombre, vivir es poseerse realmente estando ‘con’ las cosas ‘en’ la realidad. Y estando ‘con’ las cosas, el hombre está verdadera y radicalmente ‘en’ la realidad. Las cosas hacen estar al hombre en la realidad: en cada acción, el hombre toma posición en la realidad. De ahí que, como persona, el hombre esté fundado en la realidad qua realidad. La realidad, entonces, adquiere fundamentalidad. HD pags. 79-81
¿Qué es la fundamentalidad?. El hombre, se apoya esencialmente en la realidad para ser lo que es. La realidad como apoyo para ser persona es fundamento. Fundamento, primero, es la realidad como lo último en las acciones humanas, la suprema y definitiva instancia a la que el hombre puede recurrir. Es la ultimidad de lo real. Segundo, fundamento es la realidad en cuanto raíz de todas las posibilidades humanas. Teniendo el hombre que optar por alguna. Pag 81-84
(…) posibilidad para configurar su propia realidad, haga lo que haga tendrá que echar mano de la realidad como fuente de posibilidades. Es la posibilitancia de lo real. Y tercero, fundamento es la realidad en tanto que se le impone al hombre en cada una de sus acciones. El hombre tiene que realizarse por una imposición de la realidad. Es la impelencia de lo real. En suma, el hombre vive en la realidad (ultimidad), desde la realidad (posibilitancia) y por la realidad (impelencia). Fundamentalidad de lo real es, justamente, la realidad como última, posibilitante e impelente. Realidad, pues, es lo más ajeno, lo que hace ser al hombre; pero es también lo más íntimo, porque es la propia realidad del hombre siendo . La realidad determina físicamente al hombre como absoluto relativo: en una palabra, lo domina. Dominar es ser más, es tener poder. Y, en efecto, la realidad es ‘más’ que una cosa real, pero es más ‘en’ ella misma. En cada cosa, la realidad domina sobre la talidad, justo porque es más que la talidad. La realidad ejerce un poder: el poder de lo real. Pues bien, el poder de lo real se apodera del hombre, lo domina porque es más que él. La realidad funda apoderándose. HD pag 84-88.(los subrayados son míos)
En definitiva, esta filosofía del poder DE LO REAL es lo que en la actualidad abriría el camino a la posibilidad de que LO PROFANO pueda sustituir, pueda ejercer el papel de lo que hasta ahora ha venido a significar la religión en la historia.
Gracias M. Luisa!
Ahora me queda claro:
– lo que sea LO REAL
(y su idea: LA REALIDAD)
para tí.
Querida M Luisa:
En primer lugar, quiero dejar claro que tu comentario del que parte el mío, no lo es tanto en tomar postura ante él, sino en dejar por escrito todo lo que me pudo sugerir, y de modo abierto compartirlo, como una parte y un todo de la verdad que intuyo está ahí, dentro y fuera presente y que nos mueve e impulsa, yendo a su paso, no a imponerla, sino a sugerirla.
Leyendo este último comentario tuyo, M.Luisa, en el que te diriges a mí, me confunden el empleo de ciertos términos en cuanto al ego, el apropiarse y el poseerse. Y creo tiene su razón de ser en parte, ya que mi modo de verlo, al ego me refiero, es el yo que se siente individual y separado, particularmente en una etapa del desarrollo consciente en todo ser humano, y cuya percepción de sí se queda anclada en esa separación, corriendo el riesgo, de por vida, de identificarse totalmente con ese yo que cree ser, por la vía mental, por supuesto, arrastrando todos los miedos e inseguridades en bucle, con todas las implicaciones y consecuencias, que, a nivel personal, colectivo y universal, experimentamos y sufrimos, puesto que, finalmente, el ego no tiene más afán que reafirmarse en eso mismo que cree ser, pero que al mismo tiempo pretende dejar atrás, de una vez por todas, el vacío de sentido que experimenta en su fondo de irrealidad, sin conseguirlo.
Ahí en ese reciclarse sin fin, encuentro que se da el ceñimiento, primero y último, que le impide abrirse de modo natural a lo que es realmente el ser humano, como todo ser vivo, e ir actualizándolo en sí mismo, y por consiguiente, capaz de ir ampliándolo al hacerlo posible en la nueva y renovada percepción de los demás, en los hechos.
No veo por tanto qué tiene ahí que ver el poseerse y/o el apropiarse, ya que es desde el ego y por su causa, que insisto en la desapropiación de lo que él mismo crea y en el desapego a todo atisbo de apropiación.
Te agradezco con todo mi cariño tu atención, M Luisa.
Un gran abrazo.
Hola Oscar!
También yo te reitero mi respuesta, no puedo decirte otra cosa:
Y es que LO REAL no “es” sino que “está” está en las cosas, así de SENCILLO! Acaso no serviría esta tan tonta puntualización para cortar ese “Nudo gordiano” que dices? LO REAL está en las cosas, o es que, cuando aquí en tantas ocasiones, hemos coincidido en decir que en la vida como nos realizamos los humanos es con las cosas, no las consideramos a éstas en su realidad? porque de no ser así difícilmente nos realizaríamos.
Precisamente, este no recaer lo real en el “ser” sino en el “estar” de las cosas, las hace a éstas concretas y prácticas. No veo ningún tinglado ahí, todo lo contrario. Pero es que además sepas que yo no tengo ninguna filosofía. La filosofía de la REALIDAD de X. Zubiri a la que te refieres es la que junto con mi experiencia, contrastándola, ha salvado mi circunstancia de vida, de igual modo como pienso que a ti la filosofía de la EXISTENCIA de Ortega te habrá sido útil para salvar la tuya.
Con sólo el utillaje filosófico de Ortega no se puede, con éxito, rebatir todo el inmenso tinglado, ahora sí tinglado, desplegado por la institución eclesial a través de los tiempos. De sobras es algo que queda probado aquí, pues mira que llevamos tiempo y lo que cuesta salir a flote!
Por otra parte, siempre he tenido la convicción de que tú tienes un concepto muy equivocado de su filosofía. Su pensamiento pasó por varias etapas , también la existencial como Ortega, la primera, pera fueron las dos últimas, la fenomenológica y la estructuralista, las que a la luz de su trilogía sobre el conocimiento, al final de su vida, conceden a toda su Obra una luz nueva, renovadora, hasta el punto de que diversos autores entre ellos el filósofo y biólogo Diego Gracia la considere como una de las filosofías más apropiada para afrontar el futuro.
También veo que tu problema está en que cuando dices que su filosofía, no la mía ya te lo he dicho, se asienta en la idea de QUÉ SEA LA REALIDAD como así lo expresas, piensas enseguida en términos aristotélicos y de pronto te viene a la mente lo que ha significado en la historia de la filosofía el tan traído y llevado realismo ingenuo, pero te equivocas pues sobre lo que investiga Zubiri es, como señalas, LA REALIDAD pero aquella realidad que nunca podrá ser la no sentida pues de ésta, siguiendo a Wittgenstein, no afirma nada en toda su obra.
Con todo, no sé si habrán sido pocas las nueces y mucho el ruído, pero tampoco creo que hayan sido muchas las nueces recogidas por las habituales y largas sábanas orteguianas ofrecidas ¿no te parece?
Hola M. Luisa!
“¡Mucho ruido y pocas nueces!”
¡Suelta la noria de la in-munda y “ocultadora” terminología filosófica;
y aventúrate a LO REAL!
Te reitero mi pregunta:
En definitiva y preguntando desde otro ángulo:
María Luisa: LO REAL (en tu concepción):
a) ¿es “progresivo e inacabado”?
b-1) si lo es: ¿por qué? ¿qué lo hace ser “progresivo e inacabado”?
b-2) si NO lo es: ¿por qué? ¿qué lo hace NO ser “progresivo e inacabado”?
¿Ok?
…………………
Favor de evitar el RUIDO embrollador; y casca las NUECES.
NOTA: Tú bien sabes que todo el tinglado terminológico de tu filosofía se asienta en la idea de QUÉ SEA LA REALIDAD ¿no es cierto?
Ese es el “Nudo gordiano” ¿lo cortas o no lo cortas?
Perdóname María Luisa, porque me gusta agradecer por anticipado y no lo hice en mi última entrada. Gracias pues.
¡Buenos días, María Luisa!
Quiero comprender si las siguientes proposiciones te parecen válidas o verdaderas, pero comprendo que las mismas puedan ser absurdas. En ese caso solo será necesario que me digas eso mismo: «Tu pregunta es absurda», porque no deseo ni propiciarte más trabajo ni robarte tiempo.
1. «La verdad» existe, aunque todavía no me haya sido dada, es decir cuando aún algo no se haya «adecuado a lo real actualizado en mí» y por lo tanto me puede faltar «verdad» en un momento dado y si me falta solo la puedo comunicar sin sentirla, por ejemplo, cuando repito algo afirmado por alguien que sí posee una «verdad» que aún yo no siento intelectivamente;
2. Mi sentimiento intelectivo de la verdad es progresivo o creciente y por lo tanto «mi verdad» puede progresar o crecer y lo contrario, regresar y decrecer, según sea demostrado (y yo lo sienta intelectivamente) que algo tenido hasta ese momento por verdadero ya no lo es. Por ejemplo, la re-actualización de lo real en mi inteligencia de modo a causa de un cambio paradigmático.
3. La verdad puede pasarme inadvertida, aunque yo crea que la poseo y el error consiste materialmente en lo real no adecuado aún en mi inteligencia.
4. Mi «capacidad de adecuación a lo real» es «capacidad de actualizar lo real en mi inteligencia». Así, tanto mi capacidad de actualizar cuanto mi inteligencia, ya existen en mí en la medida necesaria para que puedan «darme verdad» cuando se haga necesario y aún si no se hace necesario, y por lo tanto son dinámicas, es decir, pueden variar en función de mi uso o ejercicio de ellas y por efecto del mismo.
Cuál es tu modo de ver, querida Asun, no será aquel en el que nuestro ego queda superado por la realidad a la cual se enfrenta? Entonces sería preciso reconocer que en ese movimiento ha habido una toma de posición que ya no es la nuestra propiamente dicha, aquella en la que por satisfacción, decía el otro día, nos hace resistir frente a lo hegemónico.
Se trataría, pues, de reconocer que es en este movimiento donde la posición sin duda seguirá siendo nuestra también pero sólo siéndolo por apropiación, es decir, tomada desde nuestro ego pero en posición de obertura frente a la realidad que nos interpela. Una posición que la hacemos nuestra pero por apropiación no tan sólo nuestra como meros sujetos, sino superando esta situación de sujetos enriqueciendo así nuestro modo de ser y realizándonos en lo que somos. No se ve ahí dos posiciones?, la nuestra sin poseernos del todo y la apropiada poseyéndonos? Esta última es por tanto la posición adoptada que nos deja fuera de todo ceñimiento.
Un abrazo
…”progresiva e inacabada”, eso es lo que quería decir
Buenos días!
No me importa insistir sobre lo ya dicho, a lo mejor hasta me alargo un poco más.
Vamos a ver, parece como que Oscar quisiera hacerme decir que es “la” verdad la que es progresiva y acabada, al menos ateniéndonos a lo expresado en su forma gramatical. Pero si fuera así, de entrada, estaríamos haciendo un juicio sobre la verdad, pues significaría que sabríamos ya algo de ella, a saber: que es progresiva e inacabada, y no es así porque lo que es progresiva e inacabada es su adecuación a lo real, es decir lo real se nos va actualizando “en” la inteligencia y en esa actualización nos da verdad, pero no la verdad misma, eso es lo que hay que entender por adecuación, pues en esa adecuación no actúa la inteligencia, su función es abrirse a lo sentido intelectivamente que es donde “queda” lo real actualizado y a la vez nos va dando verdad.
Dicho esto vuelvo tan sólo un instante al aspecto gramatical anterior para hacer notar que al término adecuación, acaso no le corresponde también el femenino “la” la adecuación?
Dejando ahora esto aparte e intentar más entrar en comprensión, sería conveniente desterrar la idea de aquella inteligencia de la cual en exceso se ha servido el racionalismo pues como no me canso de repetir aquí y de momento se me soporta, la inteligencia, digo, no es pura y por tanto ésta es la clave de interpretación de lo que vengo expresando.
Tal vez con esta somera explicación también a Asun no le sea tan difícil ahora entrar a comprender mi comentario del pasado día 2 mayo 2017 at 8:21 am
Afectuosos saludos para tod@s
Gracias Asun. Ya me echo a in lado para que se haga el espacio. In saludo cordial.
Gracias Pili, me aclaras muy bien lo que quería saber. No me gusta atribuir nada. Yo creo lo mismo que tú: A la verdad se conoce con el existir del día a día, por eso se la conoce o descubre progresivamente. En adición a eso el conocimiento en general se da solo dinámicamente y cada día trae su propio afán, no solo el estrés propio, sino la alegría y la promesa. Quizás exista la Verdad Absoluta en otra dimension de la realidad, pero ya estoy suficientemente contento con esta existencia y ni de bromas me interesa reincarnar. Un saludo cordial y agradecido.
¡Hola, chicas, os! Dejad un hueco, que en la verdad cabemos todos.
Remitiéndome, en un principio a la intervención de M Luisa el 2 mayo 2017 at 8:21 am, en cuanto a adoptar una posición, aun siendo responsable, qué difícil es, según mi modo de ver, sobre todo, si nos movemos y ceñimos únicamente a la vía mental del conocer.
La responsabilidad ante el conocimiento de la situación, es no tener un juicio previo predeterminado, ya sea consciente e inconscientemente, sabiendo que es opaco lo que los hilos internos mueven, y, por tanto, la verdad a la que se quiere apuntar no se muestra transparentada y de modo directo. Además de esta imposibilidad, existe la prepotencia de uno u otro ángulo limitado de mira de retenerla para sí, siendo que la verdad no es poseída.
Y especialmente en su acceso a ella, la verdad, en su gran espacio, hace desaparecer las barreras del dualismo y alternativas enfrentadas, al ver el trasfondo de donde surgen éstas, digamos posturas, la ausencia de su esencia: la verdad inasible que se va desvelando en unos y otros, y todos, sin excepción, acceden y participan de ella, por lo que cada cual es capaz de ir realizándola en su realidad existencial, reintegrándose de continuo en un todo y trascendiendo en un universo sin límites de apertura en bondad y riqueza insospechadas.
Pues bien, esa responsabilidad de reactualizar la verdad que lleva al actuar, puede no ser tal, e incluso desvanecerse en el intento de desear imponerla, como la libertad que realmente libera. ¡Cuántos desencuentros de eso mismo vemos en la historia y en la vida de los hombres y a lo que derivó, deriva y sigue derivando!
La verdad que libera, que se interioriza desplegándose sin fin, no es hegemónica con respecto a la que no lo es, no se impone ni se halla enfrentada a nada, ya que no gusta de las imposiciones, tampoco de los enfrentamientos. Simplemente es interiorizada en la vida de todo ser humano, y sin pretensión de apropiársela, pone pie firme en su amplio espacio, y tras alinearse con ella y con la vida sin separación alguna, no para de “transformarle” resurgiendo de una estructura abierta, a la vez receptora y emisora, así como una raíz de fondo que sostiene y empuja al ser humano a sustentarse y reconocerse en ella, siendo ella misma que aparece sin máscaras, en su multiplicidad y diversidad de vivencias y necesidades cotidianas, que van surgiendo en el entorno personal y de convivencia colectiva y universal.
Una posición que no se posiciona enfrente de, ha trascendido los impases y obstáculos para un acercamiento conjunto en que las posturas múltiples y diversas lleguen a no considerarse a sí mismas como la verdad, y tampoco se confundan con ella, sino que ésta, la verdad acoge y prevalece en el reconocimiento y respeto de todas ellas, así como de las personas que las defienden, no imponiéndose destruyendo vínculos en ningún caso, sino trascendiéndolos.
En fin, la verdad no es un código de normas, ni ley, ni bandera que requiera revolución. Podría hablarse más bien de la transformación constante en la vida del ser humano, en la que la verdad puja interiormente con y por la vida de toda la persona, siendo previo el anhelo de su conocimiento que sentimos nos es dado en uno mismo, en el que se van quitando miedos dentro de sí, erradicando la imposición y coerción en el interior y hacia el exterior conexionándose en apertura, entre otras cosas, a lo que se percibe diferente e inaccesible, y al reconocerse en el rechazo que muchas veces sin quererlo inspira, no le lleva ya , en modo alguno, a recrearlo en un comportamiento enfrentado.
Gracias a todos.
George amigo, no sé si sabré responder.
Pregunto de nuevo:
¿Qué es la verdad?
¿Es tu verdad, mi verdad, la de la persona atea, la de la persona pragmática, la de la persona indecisa, la de la persona que necesita ser guiada, la de quien no puede sentir una verdad absoluta, cierta, inequívoca?
¿Hay alguna verdad total, cierta, inalterable…?
Personalmente creo que no; cada persona tendrá conciencia de “su verdad” y eso nos lleva a múltiples problemas de incomprensión, castigos múltiples, terrorismo, “condenaciones” y toda clase de grupos cerrados, para defender precisamente “su verdad”.
Hay una realidad que toda persona tiene que explorar, desvelar, intuir, sentir, optar, partiendo siempre:
¡De la vida que le toca vivir!
Y mucho dependerá, del lugar, país, creencias, religiones, ciencias, pensamientos.
Siento que no se puede decir de manera tajante, en ningún lugar del mundo:
“Esta es la verdad absoluta y única”
Mi vida no es la misma hoy que hace unos años, no muchos, ni la de mi niñez, y después en mi juventud.
Cuanto me rodea, me ha ido enseñando distintas maneras de mirar, comprender, optar; por donde sentía que merecía la pena guiar mis pasos, los errores cometidos, el dolor de tantas personas, la injusticia, el sentir como una gran cantidad de personas han perdido todo norte racional, convirtiendo la vida de muchísimas otras en auténtica basura.
Desde el Mensaje de Jesús el Galileo, intento vivir mi vida, alimentada además, de la vida cotidiana que me rodea, y como va reaccionando el mundo ante situaciones muy dolorosas.
No puedo encerrarme en mi sentir, y desear que solo a mí personilla le vayan bien las cosas; porque cuanto ocurre, especialmente a quienes sufren, por el desgarro de quienes abusan, no me deja vivir; y desde esa manera de mirar la vida-mí vida… lo que experimento como “verdad” se diluye y me abre hacia el resto del mundo.
Quizá no es esto lo que buscas; no soy de buscar autores que apoyen mi punto de vista, me rijo, por lo que bulle en mi entraña e intento hacerla vida.
Si no te sirve esta respuesta, dímelo en mi correo personal, quizá a las demás personas, lo que yo sienta y viva, no les interese nada.
Un abrazo entrañable.
pili-mª pilar
¡Hola Pili!
Te agradecería que elaboraras un pelín adicional acerca de esta afirmación tuya: «Porque la verdad en si misma… tiene tantos matices como la manera de mirar eso que llamamos “verdad”. Es mi manera de mirar, explorar, vivir, amar… en definitiva: ¡¡¡Ser!!!»
Sobre todo en cuanto al conclusivo «¡¡¡Ser!!!». Me parece entender que «ser» constituya para ti algo en progreso, luego equiparable o idéntico a lo que yo llamaría «existir». ¿Yerro? Gracias.
Pecando de exceso, permítaseme afirmar lo siguiente con respecto a mi afirmación de que: «La Verdad Absoluta me parece que deba ser parsimoniosa, porque solo se me puede revelar fragmentariamente, en cada momento:
1. Me parece que quiero decir lo siguiente: El hecho de que mi cognición sea limitada (parcial, temporal, etc.) obliga a imaginar que aquello que me sea cognoscible ahora de forma compleja deba poder y por lo tanto tenga una forma sencilla (Ockham);
2. Esto parece válido o verdadero porque la posible totalidad de la Verdad deba poder tener, en efecto, forma total y definitiva;
3. Porque precisamente me parece que solo la pueda descubrir parcial y limitadamente y si puede tener una forma parcial debe poder tener una forma total
3. Porque al menos me parece que puedo imaginarla como tal, en este momento, y nunca pudiera yo superar mis propias limitaciones en cada momento por venir pero nada de ello afecta al objeto conocido: La Verdad.
Primera parte o inicio de mi entrada siguiente debajo:
Perdón por la longitud:
¡Hola, Oscar! Preparaba esta entrada cuando estaba apareciendo la tuya a María Luisa:
¿Ha sido alguna vez «la Verdad» totalmente conocida por alguna persona en particular? (Aunque algunas se hayan creído lograrlo).
Las siguientes especulaciones me parecen suficientemente verdaderas:
1. Una afirmación verdadera, «de o sobre la Verdad», me parece que pueda ser solamente aproximada.
2. Hasta ahora mi subjetividad me ha sido inevitable y la equiparo a lo mi «probabilidad de error»;
3. Aquello que me parece solo pudiera parecérmelo, es decir solo pudiera serme expresado equívocamente y parece que, a mi vez, solo pueda interpretarlo y expresarlo como tal;
4. Empíricamente:
a. Mi descubrimiento hoy, pudiera revelarme otros aspectos de sí mismo/a en otro momento (incluso haberlo revelado ya en el pasado y serme aún desconocido), lo cual impone el carácter progresivo de mi conocimiento (lo mismo si se trata de mi ignorancia no culpable).
b. Por tanto, aquello que me parezca suficientemente cierto hoy puede no parecérmelo de igual modo o en igual medida mañana, por diversas razones.;
c. Mi verdad solo la he podido descubrir parcialmente hasta ahora lo que, a su vez, me conduce a afirmar que:
i. La Verdad Absoluta pudiera, en efecto, existir, aunque me permanezca inaprehensible en su totalidad;
ii. La Verdad Absoluta me parece que deba ser parsimoniosa, porque solo se me puede revelar fragmentariamente, en cada momento. Por tanto, solo pudiera conocerla como compleja, parcialmente cognoscible y/o comunicable;
iii. Me parece que, pueda descubrir aprehender, apreciar, reconocer progresiva y momentáneamente algo como bello si se me revela como tal aunque tampoco pueda reconocer en su totalidad el/los sentimientos que me inspire (lo mismo vale para la fealdad).
iv. Un sentimiento no me parece que pueda ser real y definitivamente cuantificado;
d. Me parece que no pueda haber una autoridad inerrante en cuanto a la posibilidad de conocer o definir —luego imponer— cualquier entendimiento, comprensión, descripción de algo que le parezca verdadero a la misma;
e. Me parece que pudiera razonablemente demandar la aceptación de mi certidumbre sobre algunas proposiciones dentro de una determinada «probabilidad de error» que me parezca insuperable al momento, siempre sujeto a que cualquier otra persona de quien yo lo demande, pueda decidir que a ella también le parezca similarmente cierta sin coaccionarla;
f. Lo contrario, permanece igualmente válido porque no se puede eliminar definitivamente la posibilidad de errar en ningún sentido favorable o no a cualquier proposición;
Segunda Parte o continuación de la entrada que «sigue» arriba
1. En el caso específico de la divinidad, por ejemplo, cristiana, me parece imposible de conocer cómo sea si existe o siquiera imaginarla.
2. Solo me parece posible desear que exista como la imagino, atribuyéndole cualquier medida de las virtudes humanas que yo conozca (o no, porque se trata de imaginación) en cada momento, y las mismas elevadas al «máximo imaginario» —me implique esta proyección lo que me implique— y, simultáneamente, atribuyéndola ausencia de cualquier vicio que me sea conocido (o desconocido porque se trata de imaginar);
3. En esta afirmación (# 5 debajo) tanto lo conocido cuanto lo desconocido me parecen afirmaciones dudosas por serme necesariamente parciales y temporales.
4. El budismo, por ejemplo, parece ser mucho más racional al no pretender conocer lo divino.
5. Si estas especulaciones fuesen válidas como me lo parecen:
a. La divinidad solo pudiera serme una noción imposible de descubrir o conocer y, por tanto, afirmar. Si lo fuera tuviera que sérmelo solo parcial y temporalmente (a lo que Pablo alude en 1 Corintios 13), y equívocamente y por lo tanto dudosa;
b. La noción de divinidad o lo divino no puede ser negada por estas mismas razones.
c. Cualquier afirmación o negación sobre «divinidad» tuviera que ser metafísica y lo metafísico, parece que permanezca tal sin poder progresar como el conocimiento positivo;
6. No puedo expresar mi «Fe» sino aproximadamente y no puedo imponerla como «obligatoriamente verdadera» a nadie (siquiera a mí mismo) sin violentar a otra persona o auto infligirme violencia irracional y, en el caso de otras personas, sin ser violentamente (irracionalmente) opresor lo cual, congruentemente, me parece injusto e indeseable según mi escala de valores;
7. Aquello imaginable como verdadero solo puede serme objeto de la esperanza confiada (la mejor forma de fe o confianza que me parece posible), lo mismo si se trata de algo bueno, bello, agradable, conveniente, por tanto, que me parezca necesario y que, en conclusión, tenga la libertad obligatoria de imaginar y afirmar cuanto y en tanto lo imagino y afirmo sobriamente. El mismo razonamiento en sentido contrario me parece posible en el caso de aquello que me parezca malo, feo, desagradable inconveniente e innecesario y desde luego no soy libre para afirmarlo.
8. A la Justicia, incluso como Sabiduría, se le pueden aplicar todas estas especulaciones, incluso:
a. En el caso de la justicia retributiva, cuanto más condenable la injuria me parece que tanto más insuficiente fuera la retribución (descartando a Anselmo que se ha vuelto insignificante en su razonamiento –Cur deus homo).
b. Este mismo razonamiento me parece por tanto aplicable al derecho del estado de imponer la pena llamada capital, en nombre propio o en el de una/varias víctimas/s.
9. La forma de estos razonamientos no me parece incompatible con el principio de parsimonia (William Ockham) aunque al determinarla personalmente según «mi circunstancia» para bloquear a Óscar, pueda parecerlo J.
Insisto en la pregunta, porque M.Luisa no lo aclara.
“progresivA e inacabadA”
1) si se refiere a LA VERDAD, está bien el FEMENINO “-A”
2) si se refiere a LO REAL, (está mal ese FEMENINO “-A”); tendría que ser “-O”; e.d., “progresivO e inacabadO“.
En definitiva y preguntando desde otro ángulo:
María Luisa: LO REAL (en tu concepción):
a) ¿es “progresivo e inacabado”?
b-1) si lo es: ¿por qué? ¿qué lo hace ser “progresivo e inacabado”?
b-2) si NO lo es: ¿por qué? ¿qué lo hace NO ser “progresivo e inacabado”?
¿Ok?
¿Qué es la verdad?
En mi caso… diría:
El conocimiento de “La vida” es en si misma..:
“Una experiencia progresiva e inacabada”
Esa experiencia, si estamos atentos a todo cuanto acontece a nuestro alrededor, nos va descubriendo “realidades” nuevas, compresiones nuevas, vivencias nuevas… y eso sucede, si de verdad estamos vivos:
“Una experiencia progresiva e inacabada”
Porque la verdad en si misma… tiene tantos matices como la manera de mirar eso que llamamos “verdad”.
Es mi manera de mirar, explorar, vivir, amar… en definitiva:
¡¡¡Ser!!!
Y esto siempre (si no eres una persona fuera de serie) es lo habitual en el vivir cotidiano, de quienes están “despiertos” porque hay personas que no lo están.
mª pilar
¡Hola, María Luisa! Gracias por ampliar tu comentario sobre la verdad. In saludo cordial.
Leo la pregunta de Oscar ¿A qué se refiere “progresiva e inacabada”? respecto los puntos marcados extraídos de mi comentario
Naturalmente, a lo real. Como queda expresado en el 2º punto. A su dinamismo al dinamismo de lo real, por eso la adecuación de la verdad es progresiva e inacabada. Se va actualizando en la verificación, como antes también señalaba.
Una verificación que está siempre abierta hacia adelante y por tanto se trata de una verificación dinámica y este ir verificando es lo que constituye, a mi modo de ver, la experiencia. ¿Tal vez sea esta la razón?
Hola!
Leo que M. Luisa dice y re-afirma lo que parece decir George:
1- “el conocimiento de la verdad es progresivo
2- “el conocimiento de la verdad consiste en una adecuación a lo real
3- “siempre progresiva e inacabada”
Pregunto:
¿A qué se refiere “progresiva e inacabada”?
Estando en “femenino” no pareciera ser otra que a LA VERDAD.
Sigo preguntando, entonces:
¿Cuál es la razón o fundamento para que la VERDAD sea “progresiva e inacabada”?
Buenos días!
Hola George! No he podido responderte antes, así que con mi mayor voluntada pero modestamente paso a hacerlo ahora.
No creo haber emitido ningún juicio sobre la verdad sino tan sólo poner en consideración su supremacía, pues como tú muy bien dices el conocimiento de la verdad es progresivo por lo que consiste en una adecuación a lo real siempre progresiva e inacabada. Verificar es siempre y sólo “ir verificando” lo cual quiere decir que la verdad es un carácter de la realidad misma.
De ahí el sentido que yo le di pues si Gramsci usa hegemonía como sinónimo de dirigente en una relación de dominio, en efecto, sí que entonces existe ahí, como tu dices, una coexistencia de subordinación. Sin embargo, en mi argumentación usé el término hegemonía como sinónimo de “poder” y en este caso es el poder de la verdad lo que domina pero no como fuerza que es lo determinante en la relación de dominio sino como posibilidad y frente a ella nuestra posición de obertura como dije, con lo cual según tu punto de vista bien podría ser también ésta y no la ignorancia lo que coexistiera con la verdad
Oscar, con vergüenza però sin culpabilidad he de confesar que se trata de mera vagancia. Si escribiera todo antes en word, los errors no aparecieran. Al escribir directamente en la ventana de Atrio, mi ordenador escribe en el idioma primario inglés Americano y corrige automáticamente a la palabra inglesa más cercana. Por eso las dobles eses, por ejemplo en «compassion» o el reemplazo de «un» por «in». Si retrocedo y corrijo, repite de Nuevo la corrección automática hasta tres veces.
Trataré de escribir todo primero en Word y luego «copiar y pegar». A mí me molesta el asunto però se trata de no holgazanear más y escribir como Dios manda que parece que según mi ordenador, me demanda paciencia y tiempo.
Gracias.
George, ¿tenés un problema de teclado?
Siempre que quieres escribir “un”, escribes “in”;
o acaso es un problema linguístico facilmente corregible (lo cual no sé a qué hemisferio cerebral correspondería ¡arreglátelas como puedas … y sino es lo mismo … nada grave, que la vida, como el Sol, sigue andando!)
¡Hola, María Luisa! ¿Quisieras explicar in poco como puede la verdad ser hegemónica o haber una hegemonía de la verdad? La verdad no es impositiva aunque sea irrefutable sin contar con el hecho de que el conocimiento de la verdad es progresivo por aquello de permanence abierta.
La noción de hegemonía implica la coexistencia con aquello que le es subaltern y sobre lo cual ejerce supremacía. La verdad no coexiste con la mentira, aunque coexiste con lo que falta por conocer que es in modo de ignorancia.
En la hegemonía lo supremo coexiste necesariamente con lo subalterno.
In saludo cordial.
Absolutamente nada. Mis respetos al Prof. Boron y mi gratitud a Oscar por llamarme la atención. Este error es serio no porque se trate de mi opinion sino porque se trata de mi memoria y de mi capacidad de concentración/atención, etc. Pero, desde luego, esos días no habían llegado y parece que ya llegaron..
En conclusion , no puedo leer y escribir más de una cosa a la vez en lo sucesivo. Mi capacidad de «multitasking» se convirtió en «incapacidad».
Cuando estaba haciendo esta entrada en Atrio (la del error sobre el Prof. Boron a quien respeto y admire, leí en otro blog in artículo del Prof. Boron sobre Gramsci y mezclé los temas cuando continue en Atrio, con lo que estaba leyendo sin volver a mirar el nombre del articulista.
Le pido perdón al Prof. Boron y a Atrio por la confusion/error.
George ¿qué tiene qe ver el Prof. Borón en este Art. de Ángel de la Cruz?
Buenos días!
Pienso que una cosa es la organización hegemónica tanto política como religiosa y otra es la hegemonía o supremacía de la verdad. En el primer caso siempre, por dignidad, tiene que haber una posición firme de resistencia, en el segundo, sin embargo, también por dignidad porque sino nos la jugamos, nuestra posición siempre habrá de ser de obertura por lo que esto explicaría la existencia de las revoluciones como portadoras de novedad.
Conviene resaltar aquí que cuando se habla de posición, de adoptar una determinada posición no se está diciendo lo mismo que cuando hablamos de tomar postura, pues ésta hace referencia simplemente a “nuestra postura” es decir, aquella que por gratificación propia se cede a lo hegemónico. En cambio adoptar una posición es tener, sobre todo, en cuenta aquello frente a lo cual hemos de responder. Es, si se quiere, tambiém la diferencia entre reacción y responsabilidad
Leo en el artículo: «Uno de los objetivos políticos del dirigente sardo [Gramsci] fue acabar con la jerarquía vertical tan propia de la Iglesia que se reproducía en los partidos políticos. La división entre clérigos y sencillos es impropia de cualquier organización transformadora y hace imposible el éxito de estar allá donde haya política, es decir donde haya conflicto y –por tanto– pugna ideológica (en política no existen espacios vacíos).» (Énfasis mío.)
Con perdón del Prof. Boron, aquí se le fueron los papeles. La supraestructura no adopta un estilo único de organización. Tanto la Iglesia como los partidos políticos, en lugar de copiarse estructural u organizacionalmente, más bien adoptan el «desorden clasista» de la sociedad a la que sirven. Pero hasta al mejor marxista se le va un borrón ideológico.
La organización hegemónica está determinada por los niveles de poder y por lo tanto sienta la pauta de que quienes más poder tienen, sobre todo económico, son los que ocupan los estamentos superiores de la sociedad.
Obviamente la Iglesia y los Partidos Políticos, hasta los Sindicatos copian el modelo. Contra esto último se rebela Gramsci y ya Lenin había tratado de que los obreros y los campesinos no se reconocieran diferentes, porque estos últimos eran a menudo mirado como inferiores y más contaminados de ideología inaceptable.
La organización o distribución jerárquica general, global social, no sitúa a la Iglesia por encima de los Partidos, sino al mismo nivel, paralelamente. No así —y esto lo vivió Nuestramérica en Argentina, Chile, Perú, El Salvador, Guatemala, Venezuela— la propia organización eclesiástica actúa hegemónicamente para suprimir, por ejemplo, a los movimientos populares, las comunidades de bases, la teología de la liberación misma como agencia de promoción de los oprimidos.
La Verdad para un Político no es lo mismo que para un intelectual.
Lo que Gramsci, me parece querer significar, es que el Lider NO DEBE MENTIR (o Pos-Verdad).
Sin embargo es lo que hacen hoy Macri, Temer, etc.; como en su momento lo hizo Menem, quien decía: “si les hubiera dicho (a la Gente) lo que iba a hacer, no me votaba nadie).
¡Hola, Isidoro! Permíteme aclarar que lo que quise indicar es que en el pensamiento de Gramsci, aunque yo estoy de acuerdo, es que el líder de los «subalternos» que necesitan liderazgo para salirse de la ecuación hegemónica, solo puede ser veraz, incluso si se equivoca y no lo es, para ser veraz ha de inmediatamente admitirlo, tan pronto lo sepa.
Lo opuesto es la «media verdad», la «pos-verdad», o simplemente la «mentira» que en vez de liberar, esclaviza. Pero es el pensamiento de Gramsci, no mi afirmación aunque, como digo, la comparto.
Lleva toda la razón George cuando dice que “la verdad es el único discurso del líder auténtico, el único posible”. Y también que un verdadero líder conoce la realidad que tiene que transformar.
Pero el problema está en lo difícil que es conocer la realidad, y más para una mente humana tan dispersa, tan plural, tan subjetiva, tan volátil,… tan humana.
Un verdadero líder, es el que aún buscando constantemente la verdad, desconfía de su propio discernimiento, y desde luego por ello mismo, es sobre todo anti sectario, y no considera que la verdad está en él y los suyos, y “les atribuye a los burgueses la característica de decir mentira”.
Leí hace poco una frase de un verdadero líder, Abraham Lincoln. Este en un prodigio de empatía, dijo:
“Los del norte no debemos sentirnos demasiado moralmente superiores a los esclavistas del sur, porque si estuviéramos situados donde ellos están, actuaríamos y sentiríamos como ellos; y si ellos estuvieran situados como estamos nosotros, actuarían y sentirían como nosotros; y no debemos perder de vista este hecho al tratar este asunto”.
Igualito que lo se lee hoy en día.
¡Bien George!
Leo, al final de la introducción al artículo como una cita: «La verdad es una obligación revolucionaria».
No soy un experto en Gramsci, pero le he leído un poco y sobre todo sus cuadernos de notas y sus cartas desde la prisión me parecen extraordinarias. Las cárceles y las celdas donde se espera la muerte son como crisoles para los hombres buenos y brillantes y Antonio Gramsci fue uno. Los documentos de prisión de Bonhöeffer me parecen también mejores que muchos de sus otros escritos. Los diarios y las cartas de Etty Hillesum y las pocas notas y escritos de Edith Stein mientras permanecía escondida en Echt (Holanda) son igualmente profundas y ricas en humanidad. El Huerto lo fue para Jesús: Nunca aparece Jesús más humano que como aparece a partir del Huerto.
Afortunadamente los fascistas se niegan a aprender de Gramsci y eso es bueno. Un viraje de 180° para aplicar las teorías educativas de Gramsci al fascismo haría que éste fuera imposible de abortar o detener.
Una cita parecida atribuida a menudo a Gramsci es: «la verdad siempre es revolucionaria» que éste colocó en el título «L’ Ordine Nuovo» el periódico que fundó en Turín en mayo de 1919 con P. Togliatti y otros. Hay quienes atribuyen la frase a Lenin, a Ferdinand Lasalle, otros a Romain Rolland.
La cita que conozco y que está en la edición italiana de sus Cuadernos es: «en la política de masa decir la verdad es una necesidad política» (Cf. # 700, Quaderni del carcere, Valentino Gerratana, ed., Roma, Einaudi, 1975).
No he encontrado la cita y me gustaría saber de dónde fue tomada. Hay una diferencia importante entre «decir la verdad es una obligación revolucionaria» y «la verdad es una necesidad política». Incluso hay una diferencia, sea o no original de Gramsci, con afirmar algo que él mismo aparentemente creía cierto porque utilizó la frase para su periódico: «La verdad siempre es revolucionaria».
Para Gramsci decir la verdad es una necesidad política porque la verdad dicha por un revolucionario tenía un fin educador y liberador. Por eso le atribuyó a los burgueses la característica de decir mentira. Por otra parte, Gramsci era un pragmático y nunca hubiese moralizado porque lo moralizado se convierte en una piedra que arrastrar. En su opinión no era cuestión de actuar bien o de actuar según la ortodoxia revolucionaria, sino ser veraz para que quienes tenían que ser liberados pudieran confiar en el liderazgo político de sus líderes y conocieran la realidad que tenían que transformar. La verdad para Gramsci no es un medio persuasivo, la verdad es el único discurso del líder auténtico, el único possible.
En el DÍA DEL TRABAJADOR
¡PRESENTE!
La VERDAD REVOLUCIONARIA de un NIÑO
https://www.youtube.com/watch?v=SCy1lihIn74
Gramsci, fue un gran teórico del adoctrinamiento cultural, como lo han sido tantos retóricos, expertos en la persuasión, desde clérigos religiosos, a publicistas, a vendedores de todo tipo.
La diferencia entre la enseñanza y el adoctrinamiento, es que este último se caracteriza por apelar a la fe ciega y la ausencia de pensamiento crítico, utilizando los sesgos inconscientes, = programas neuronales arquetípicos que todos tenemos para facilitarnos una existencia lo mejor posible.
En 1951, el psicólogo americano Solomon Asch, disfrazado de oftalmólogo, hizo un experimento psicológico en un Instituto de enseñanza.
Bajo el disfraz de una prueba de visión, sometió a 123 estudiantes voluntarios a un curioso experimento, que realizaron 18 veces cada uno.
La prueba de visión se realizaba por grupos de 8-9 alumnos. Y cada grupo, estaba compuesto de un grupo fijo de ganchos aleccionados, a los que se sumaba un voluntario, que siempre era el último del grupo en hacer la prueba.
La prueba de visión era muy obvia y sencilla. Consistía en una pizarra con cuatro rayas paralelas verticales de diferente tamaño, y aparte otra que era de igual longitud que una de las cuatro.
Había que decir que raya de las cuatro era igual de larga que la muestra.
Los ganchos aleccionados, siempre señalaban erróneamente una de las rayas como igual a la muestra, y para darle verosimilitud, algunos de ellos también se equivocaban pero con otra raya.
El último en hacer la prueba era el alumno voluntario, después de haber oído a los demás.
Solo un 25% de los voluntarios participantes mantuvo su criterio correcto, las 18 veces que le preguntaron. El resto se dejó influir y arrastrar al menos en una ocasión por la visión de los demás.
Una vez finalizado el experimento, los 123 alumnos voluntarios reconocieron que “distinguían perfectamente qué línea era la correcta, pero que no lo habían dicho en voz alta por miedo a equivocarse, al ridículo o a ser el elemento discordante del grupo”.
El psicólogo Borja Vilaseca, señala como uno de los mayores temores del ser humano es diferenciarse del resto y no ser aceptado.
LA CONFORMIDAD es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría.
Padecemos el síndrome de Solomon cuando tomamos decisiones o adoptamos comportamientos para evitar sobresalir, destacar o brillar en un grupo social determinado. Y también cuando nos boicoteamos para no salir del camino trillado por el que transita la mayoría.
De forma inconsciente, muchos tememos llamar la atención en exceso –e incluso triunfar– por miedo a que nuestras virtudes y nuestros logros ofendan a los demás. Esta es la razón por la que en general sentimos un pánico atroz a hablar en público.
El miedo a ser el elemento discordante de un grupo sienta las bases de una patología muy bien estudiada, conocida como SÍNDROME DE SOLOMON.
Este trastorno se caracteriza porque el individuo toma decisiones o lleva a cabo conductas evitando destacar o sobresalir por encima de los demás, es decir, sobre el entorno social que le rodea. Este comportamiento tan determinado lleva a estas personas a ponerse obstáculos a sí mismas con objeto de continuar en la senda de la mayoría.
Las personas afectadas por el síndrome de Solomon tienen baja autoestima y también falta de confianza en sí mismas, lo que les lleva a evaluarse según las valoraciones de su propio entorno y no según sus propias apreciaciones. El miedo a que nuestras virtudes brillen por encima de las de los demás y estos se vean ofendidos por ello es uno de los pilares de este trastorno psicológico.
Tras este experimento Solomon Ash llegó concluyó que las personas están mucho más condicionadas por el entorno de lo que ellas creen.
Para Solomon Ash: “La conformidad es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría”.
El fenómeno de la tendencia a la “conformidad”, es uno de los mecanismos utilizados por todos los grupos más o menos organizados, políticos, religiosos, científicos, culturales, etc.
Buscan crear un estado común de opinión seguidista de las ideas de sus dirigentes, de tal manera que luego el grueso de la gente, se sume a esas ideas comunales, (políticamente correctas), víctimas del síndrome de Solomon.
El filósofo, (teórico de “Podemos”), Carlos Fernández Liria, señala como “La lucha política, es ante todo una lucha por la hegemonía, una lucha, por tanto, por instalarse en el sentido común de la población, de manera que los propios intereses se hagan pasar por los intereses de la voluntad general.
La hegemonía se ejerce, fundamentalmente, apropiándose de lo que solemos llamar sentido común”.
Y el mismo Fernández, reconoce que una vez conseguida la hegemonía, “la verdad”, es algo muy subjetivo y hasta inane. Dice:
“La verdad no es precisamente uno de esos resortes capaces de levantar olas en el mar de la hegemonía política”.
Una vez obtenida la hegemonía, la verdad la define la sociedad hegemónica, y la “Dirigencia” convencerá a todos de que lo blanco es negro y que lo negro es blanco.
¿Cómo escapamos de estas técnicas manipulatorias de los “Maquiavelines” jesuíticos de turno, y sus escondidas maniobras, que todo el mundo ve?. Pues con mucho estudio, mucho pensamiento crítico y mucha valentía.
Odio a los indiferentes (Gramsci, 1891-1937)
1- Creo que vivir quiere decir tomar partido.
Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano.
2- La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida.
Por eso odio a los indiferentes.
3- La indiferencia es el peso muerto de la historia.
La indiferencia opera potentemente en la historia.
Opera pasivamente, pero opera.
4- Es la fatalidad;
* aquello con que no se puede contar.
* Tuerce programas, y
* arruina los planes mejor concebidos.
Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia.
5- Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos,
* acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad,
* permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar;
* consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. 6- La masa ignora por despreocupación;
y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella:
– al que consiente, lo mismo que al que disiente,
– al que sabía, lo mismo que al que no sabía,
– al activo, lo mismo que al indiferente.
– Algunos lloriquean piadosamente,
– otros blasfeman obscenamente, pero
– nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado?
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7- Odio a los indiferentes también por esto:
* porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes.
Pido cuentas a cada uno de ellos:
* cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente,
* qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho.
Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.
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8- Soy partidista, estoy vivo,
– siento ya en la consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo.
Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos;
– nada de cuanto en ella sucede es por acaso,
– ni producto de la fatalidad,
– sino obra inteligente de los ciudadanos.
– Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos.
Vivo, soy partidista.
Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes.
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¡Gracias Oscar!
Cada día, se abren nuevas posibilidades… nuestros recuerdos a veces… parecen naufragar.
¡Gracias!
pili-mª pilar
(Copio “destilado” ya puesto ayer en “Una sociedad a la deriva)
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HEGEMONÍA en Gramsci (destilo lo que recibí de Manolo)
– Es en la sociedad civil donde se produce la lucha ideológica.
– En el terreno de la ideología se disputa “HEGEMONÍA“.
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1- La HEGEMONÍA tiene un carácter dual (Centauro para Maquiavelo):
* una parte animal, relacionada con la coerción, y
* una parte humana, relacionada con el consentimiento.
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2- Una clase es hegemónica cuando:
* aparte de dominante
* es dirigente,
es decir cuando
* posee los medios coercitivos pero también
* cuenta con el consentimiento de las clases subalternas,
(subalternas por no contar con una visión del mundo propia y autónoma)
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3- Una clase es hegemónica cuando:
* tiene la capacidad de reprimir a su clase enemiga y a la vez
* estrechar alianzas con otras que objetivamente –en términos económicos– no comparten el grueso de intereses, en aras de la construcción de un “bloque histórico”.
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4- La Estrategia de la HEGEMONÍA:
* no supone la concesión o la claudicación de unos objetivos generales, sino
* la adecuación de los métodos de lucha a un contexto nacional determinado.
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5- Solo quien tiene una fuerza ostensiblemente superior a la del enemigo
puede escoger las formas de lucha.
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Cuando las condiciones del movimiento obrero se tornan desfavorables:
* hay que ampliar la capacidad de consenso de la clase dominante y
* blindar el Estado.
* Hay que “cavar trincheras” en la sociedad civil para dar la batalla ideológica y cultural
frente las clases dominantes:
– la Iglesia Católica,
– los medios de información,
– la educación,
– la cultura,
– el folclore, etc.
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6- La tarea del Partido como “Príncipe Moderno” es
* la construcción de una visión del mundo propia, esto es,
* la lucha por la HEGEMONÍA.
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7- Es necesario pasar:
* del egoísmo-pasional o corporativo de reclamar “lo suyo”
* a una visión global.
* Para ello la PEDAGOGÍA es imprescindible, así como:
* decir la VERDAD
– no es una cuestión moral
– sino un deber político.
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8- La HEGEMONÍA debe producirse antes de la toma del poder.
* No basta con un programa económico,
* la “reforma moral e intelectual” es imprescindible.
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9- La importancia crucial los “intelectuales” consiste en que:
* no serán sesudos académicos sino
* cualquiera que ejerciera un papel de transmisor de ideología.
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10- Hay que acabar con la jerarquía vertical:
* tan propia de la Iglesia,
* reproducida en los partidos políticos.
La división entre clérigos y sencillos:
– es impropia de cualquier organización transformadora y
– hace imposible el éxito de estar allá donde haya política, es decir
– donde haya conflicto y –por tanto– pugna ideológica
– (en política no existen espacios vacíos).
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11- Solo el trabajo en la sociedad civil,
(que va más allá de “la calle”, que sería la retaguardia),
permite el triunfo de la vanguardia en términos políticos:
* conquista del gobierno, del Estado y
* el paso hacia una “sociedad regulada”.
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12- Decir la VERDAD es una obligación revolucionaria.
(frente a la MENTIRA aceptada como POS-VERDAD)