Ya hace años se notaba, un poco en todas partes del mundo, la ascensión de un pensamiento conservador y de movimientos que se definían como de derechas. Con eso se apuntaba a un tipo de sociedad en la cual el orden prevalecía sobre la libertad, los valores tradicionales se imponían a los modernos, y la supremacía de la autoridad se sobreponía a la libertad democrática.
Este fenómeno se deriva de muchos factores, pero principalmente por la erosión de las referencias de valor que daban cohesión a una sociedad y proporcionaban un sentido colectivo de convivencia. El predominio de la cultura del capital con sus propósitos ligados al individualismo, a la acumulación ilimitada de bienes materiales y principalmente a la competición dejando de hecho escaso espacio para la cooperación, contaminó prácticamente a toda la humanidad, generando confusión ético-espiritual y pérdida de pertenencia a una única humanidad, habitando una Casa Común. Emergió la sociedad líquida, en el lenguaje de Bauman, en la cual nada es sólido, a lo que hay que añadir el espíritu posmoderno del every thing goes, del vale todo, en la medida en que lo que cuenta es realizar el objetivo buscado por cada uno, de acuerdo a sus preferencias.
Ante esta dilución de estrellas-guía surgió su opuesto dialéctico: la búsqueda de seguridad, de orden, de autoridad, de normas claras y de caminos bien definidos. En la del conservadurismo y de la derecha en política, en ética y en religión se encuentra este tipo de visión de las cosas. Está a un paso del fascismo como se verificó en la Alemania de Hitler y en la Italia de Mussolini.
En Europa, en América Latina y en Estados Unidos estas tendencias han ido ganando fuerza social y política. En Brasil este espíritu conservador, derechista fue el que moldeó el golpe de clase jurídico-parlamentario que destituyó a la Presidenta Dilma Rousseff. Lo que siguió ha sido la implantación de políticas claramente de derechas, anti-pueblo, negadoras de derechos sociales y retrógradas en términos culturales.
Pero esa tendencia conservadora ha alcanzado su dimensión más expresiva en la potencia central del sistema-mundo, Estados Unidos, confirmada por la elección de Donald Trump como presidente de ese país. Aquí el conservadurismo y la política de derechas se muestran sin metáforas y de forma descarada e incluso áspera.
En sus primeros actos, Trump ha empezado a desmontar las conquistas sociales alcanzadas por Obama. Nacionalismo, patriotismo, conservadurismo, aislacionismo son sus características más claras.
Su discurso inaugural es aterrador: “de hoy en adelante una nueva visión gobernará nuestra tierra. A partir de este momento Estados Unidos será lo primero”. Lo “primero” (first) aquí debe ser entendido como “sólo (only) Estados Unidos va a contar”. Radicaliza su visión al término de su discurso con evidente arrogancia: ”Juntos haremos que Estados Unidos vuelva a ser fuerte. Haremos que Estados Unidos vuelva a ser próspero. Haremos que Estados Unidos vuelva a ser orgulloso. Haremos que Estados Unidos vuelva a ser seguro de nuevo. Y juntos haremos que Estados Unidos sea grande de nuevo”.
Subyacente a estas palabras funciona la ideología del “destino manifiesto”, de la excepcionalidad de Estados Unidos, siempre presente en los presidentes anteriores inclusive en Obama. Es decir, Estados Unidos posee una misión única y divina en el mundo, la de llevar sus valores de derechos, de la propiedad privada y de la democracia liberal al resto de la humanidad.
Para él, el mundo no existe. Y si existe es visto de forma negativa. Rompe los lazos de solidaridad con los aliados tradicionales como la Unión Europea y deja a cada país libre para eventuales aventuras contra sus contendientes históricos, abriendo espacio al expansionismo de potencias regionales, incluyendo eventualmente guerras letales.
De la personalidad de Trump se puede esperar todo. Habituado a negocios tenebrosos como son, de modo general, los negocios inmobiliarios neoyorquinos, sin ninguna experiencia política, puede desencadenar crisis enormemente amenazadoras para el resto de la humanidad, como por ejemplo, una eventual guerra contra China o Corea del Norte, donde no se excluiría la utilización de armas nucleares.
Su personalidad denota características psicológicas desviadas, narcisista y con un ego superinflado, mayor que su propio país.
La frase que nos asusta es esta: de hoy en adelante una nueva visión gobernará la tierra. No sé si está pensando solo en Estados Unidos o en el planeta Tierra. Probablemente las dos cosas para él se identifican. Si fuera verdad, tendremos que rezar para que no ocurra lo peor para el futuro de la civilización.
*Leonardo Boff es articulista del JB online y ha escrito: Convivencia, respeto y tolerancia, Sal Terrae 2006.
Traducción de Mª José Gavito Milano
Por supuesto, NO todos están de acuerdo con el sistema de votación electoral. Pero no creo que sea un sistema totalmente injusto pero SI complicado y difícil de entender.
Pero Max Seitz de la BBC aclara un poco más la clave del sistema. “Son los partidos políticos los encargados de elegir los electores que le corresponde a cada estado mediante la elaboración de una lista de electores…El número de electores de cada estado estâ en relación a su población y a la cantidad de congresistas que representan al estado en la Camara y en el Senado”
“Luego de que los ciudadanos votan por su candidato presidencial y vicepresidencial el día de los comicios, los sufragios se contabilizan a nivel estatal…
“En 48 estados y en Washington DC “el ganador se lo lleva todo”…Es decir, el postulante que obtiene la mayoría del voto popular en un estado se queda con la totalidad de los electores asignados a ese territorio…Esto significa que solo los electores de su partido, (Republicano, Demócrata o Independiente) representarán al estado en el Colegio Electoral” La minoría pierde legalmente y la mayoría popular estatal es la que gana. Los electores usualmente votan por el candidato de su partido que los eligió y excepcionalmente votan por el contrario. ¿Dónde está la injusticia?
El método de elección de los electores se refiere que además del que “el ganador se lo lleva todo”, los estados de Maine y Nebraska utilizan otro sistema escalonado donde un único elector es elegido dentro de cada distrito del Congreso y dos electores son elegidos por voto popular a nivel estatal.
Es un sistema indirecto de votación. Pero en la democracia, mucho más que en cualquier otro sistema hay una lucha constante por ganar políticamente, pero no injustamente. Si fuera tan injusto no habría podido subsistir por varios siglos este sistema de libertad democrática en un país como dijo el ex-premier británico Camerón “donde todo el mundo quiere entrar y del que nadie quiere irse”
un saludo cordial Santiago Hernández
No es un error afirmar que los colegios electorales sean totalmente independientes del voto directo de los ciudadanos, es decir del voto popular y que por lo tanto las elecciones por medio de los colegios electorales sean injustas. ¡Lo son!
De hecho, en 48 estados de la unión los electores colegiados tienen que dar su voto al que gane la mayoría entre los ciudadanos con lo cual, la minoría resulta ignorada. Hay distritos donde los ciudadanos disfrutan de un diferente acceso a las urnas y hay estados cuya legislación favorece más o menos a determinados sectores de la población por los requisitos que, con el justificado propósito de legitimar el proceso electoral, ponen más o menos trabas.
Si el argumento de la ilegitimidad del proceso no fuera viable nadie lo esgrimiría y en las elecciones de George W Bush, en 2000, la Corte Suprema intervino con su mayoría de derecha, para evitar que una nueva elección fuera convocada, aunque se sobraban las evidencias de defectos mecánicos y de conteo de votos electrónicos y manuales.
Copio la siguiente explicación de Wikipedia en español, que está al alcance de toda persona que desee verificar lo que dice, que es fiel a la realidad y que puede aclarar la situación más allá de toda opinión personal —además en Wikipedia, la información puede ser modificada pero no puede permanecer errada por mucho tiempo y puede verificada/validada cuantas veces sea necesaria, de ahí que haya una sección dedicada a impedir que la información publicada en ella sea falsa—o distorsionada: «La Constitución permite a cada legislatura estatal designar un método de elección de los electores. Cuarenta y ocho estados y el Distrito de Columbia han adoptado un sistema por el que el ganador se lleva todos los votos, en el cual los votantes eligen entre las listas de los electores del estado para que voten por el candidato a la presidencia y a la vicepresidencia. El candidato que gana la mayoría de los votos en el estado gana el apoyo de todos los electores del estado. Los otros dos estados, Maine y Nebraska, utilizan un sistema escalonado donde un único elector es elegido dentro de cada distrito del Congreso y dos electores son elegidos por voto popular a nivel estatal. Las elecciones presidenciales de Estados Unidos son efectivamente una suma de 51 elecciones separadas y simultáneas (50 estados más el Distrito de Columbia), en lugar de una sola elección nacional.
Los candidatos pueden dejar de obtener el mayor número de votos en la votación popular a nivel nacional en una elección presidencial y aún ganar esa elección. Esto ocurrió en 1876, 1888, 2000 y 2016. Los críticos argumentan que el Colegio Electoral es intrínsecamente antidemocrático y les da a algunos estados indecisos una influencia desproporcionada a la hora de la elección del presidente y vicepresidente.» (https://es.wikipedia.org/wiki/Colegio_Electoral_de_los_Estados_Unidos, énfasis y subrayado añadido).
¿Cuánta confianza pueden tener los votantes en su propio poder decisional, en la legitimidad del proceso y la autenticidad de los políticos? Esto está fuertemente determinado por la publicidad que va pagada por organizaciones en representaciones de intereses comerciales muy poderosos cuya privacidad la Corte Suprema del país legalizó.
Más aún las legislaturas estatales y la Federal pueden modificar el territorio distrital de manera que favorezca más a un partido o a otro sin que los ciudadanos puedan impedirlo o influirlo. La financiación del sistema escolar depende de los impuestos locales. Los barrios más pobres desde luego tienen escuela más pobre y las familias que pueden prefieren enviar sus hijos/as a escuelas privadas, aunque se endeuden.
El siguiente cuadro da una idea de la trayectoria de la Corte Suprema de los EE UU con respecto al proceso electoral y los factores que lo influyen. Está en español.
https://prezi.com/ryxzeexxr7nt/fallos-emblematicos-de-la-corte-suprema-de-los-estados-unido/
Es un error también pensar que los “colegios electorales” de EE:UU. son totalmente independientes del voto popular, y que, de esta forma, la “minoría” es la que puede elegir al presidente y al vicepresidente….Lo que cuenta es la mayoría de votos populares en cada estado…porque éstos determinan la elección del candidato, y de que partido, ya sea Republicano o Demócrata o Independiente…En la práctica los electores se comprometen a votar por candidatos específicos, (aunque los electores son técnicamente libres de votar por cualquier persona elegible)…El candidato que gana la mayoría de los votos populares del estado, gana a su vez el voto de TODOS los electores de ese estado…Por eso, de los 538 votos electorales del Colegio Electoral, él ganó 304 votos porque la mayoría de los votos populares en los estados con mayor número de electores, incluyendo los 13 “swing states”, votaron por él y se entiende que eran de su partido Republicano..En el caso de Hillary Clinton, ella ganó 227 votos electorales en total, y por ende se trataba de su partido Demócrata, ya que el voto popular en esos estados con mayor número de electores no fueron suficientes para alcanzar la mayoría, que como mínimo debe alcanzar los 270 votos electorales….La victoria de Hillary en el voto popular fue predominantemente del estado de California, ya que Hillary en ese estado recibió el 61% de los votos que representan entre 2 y 3 millones de votos por arriba de Trump. Si California llega a independizarse de EE.UU. sin duda Hillary Clinton sería su primera presidenta…
El voto, pues, presidencial en EE:UU. es indirecto, aunque sin desligarse del voto del pueblo…porque, en realidad, depende de la mayoría de los votos populares ESTATALES…Los estados con mayor población son los que tienen mayor números de electores. y así California, que tiene una gran población tiene 55 votos electorales y Alaska que tiene pocos habitantes, solo tiene 3 electores…Los críticos argumentan que el Colegio Electoral de EE.UU. le da a algunos estados indecisos una influencia desproporcionada a la hora de la elección del presidente y del vice-presidente. Los proponentes a favor de la continuación del sistema ELECTORAL sostienen que es una importante característica que distingue al SISTEMA FEDERAL de USA y a su vez protege a los estados mas pequeños dándole representación nacional.
Yo también me uno en oración para que Dios ilumine a los que gobiernan al mundo para que haya PAZ Y CONCORDIA y porque REINE siempre la justicia y el amor evangélicos.
Un saludo cordial Santiago Hernández
Pues yo soy optimista, relativamente optimista. Yo diría que lo de Trump es el canto del cisne, que el imperio romano se desmorona, que el Tío Sam es consciente de que China le está ganando la partida. Eso visto de tejas abajo, porque los humanos quizá no se nos alcanza casi nada de lo de tejas arriba…
Yo del hombre, que tiene alma de hijo de Dios, espero lo más criminal y lo más sublime. Y del devenir de la historia espero y pienso que camina en la buena dirección, y tuvo un Alfa y tendrá un Omega. Y a nosotros nos toca echar una mano, como los discípulos que recogieron unos pocos panes y peces y con ellos Jesús dió de comer a cinco mil personas y sobró de todo.
O sea que, amigos, a la tarea…
Ortega y Gasset y la psiquiatría biológica:
(“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”)
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1- Ortega y Heidegger
Ortega no comparte muchos de los asertos de Heidegger, pero ambos fueron más allá del “realismo” e “idealismo” (las dos grandes metáforas del pensar occidental):
* En el caso de Ortega hacia la “vida humana” como realidad radical, muy diferente a
* Heidegger que habla del “Da-sein” o “Ek-sistenz”.
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2- Hacia un “Arquetipo” más fontanal
*Ambos estadios anteriores (realismo, idealismo) encuentran su verdad en esa “vida humana”, que nos esclarece como psiquiatras biológicos:
– “La vida humana es una realidad extraña, de la cual lo primero que conviene decir es que es la realidad radical, en el sentido de que a ella tenemos que referir todas las demás, ya que las demás realidades, efectivas o presunta, tienen de uno u otro modo que aparecer en ella“-
(la psiquiatría biológica es una realidad que aparece al interior de la vida humana y desde allí pueden entenderse sus hallazgos, sus hipótesis y sus respuestas, que tienen una importancia decisiva, aún programática para la futura psiquiatría biológica):
– “Ese yo que es usted, amigo mío, no consiste en su cuerpo, pero tampoco en su alma, conciencia o carácter“-
(así como tampoco en ninguno de sus atributos o dotes que se conocen como la inteligencia, la memoria o la voluntad):
– “Usted se ha encontrado con su cuerpo, con un alma, con un carácter determinados, lo mismo que se ha encontrado usted con su fortuna“-
(El psicopatólogo, aún el más perspicaz y advertido, que intenta de buena fe penetrar en él, en el dentro del hombre, sólo consigue):
– “descubrir todo el aparato de relojería que forma el carácter y, en general, el alma del sujeto“-
(pero ¡cuidado!):
– “la biografía necesita de la psicología [y psicopatología] como de la fisiología. Pero todo ello es pura información“-
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3- QUÉ o QUIÉN es Usted
Con términos aún más elocuentes:
– “No es el hombre propiamente su cuerpo ni es propiamente su alma. Ambos son mecanismos, físico el uno, psíquico el otro, con que se ha encontrado y mediante los cuales, como instrumentos u órganos más próximos, tiene que esforzarse en existir“.
(O lo que es lo mismo):
– “el yo que usted es se ha encontrado con estas cosas, corporales o psíquicas al encontrarse viviendo. Usted es el que tiene que vivir con ellas, mediante ellas, y tal vez se pasa usted la vida protestando del alma con que ha sido usted dotado… El alma queda, pues, tan fuera del yo que es usted como el paisaje alrededor de su cuerpo“-
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4- BÍOS y ZOÉ (¡no seamos solo ANIMALES!)
Quizás por lo anterior se quejaría Ortega de la confusión de principio que está en la base misma de la psiquiatría “biológica” al malentender bíos por zoé y que no le permitiría entrar de lleno en el naciente siglo XXI.
* Bíos es la vida biográfica, la biografía entendida como
– “haz de proyectos para ser, de aspiraciones, en un programa de vida…, pugna por realizarse en un elemento extraño a él, en lo que llamo la circunstancia“-
* Zoé es algo diferente:
– “la zoé es la vida en sentido biológico, zoológico; consiste en el funcionamiento mecánico y mecánico desarrollo de los mecanismos con que el animal a nativitate se encuentra dotado“-
5- Cambiar de “Arquetipo” informático
La “psiquiatría biológica” actual en rigor es una “psiquiatría zoológica”.
* si la psiquiatría biológica quiere ser no solamente “biológica” sino “psiquiátrica”, debe recordar la admonición de Ortega:
– “El hombre no es su cuerpo, que es una cosa, ni su alma, que es también una cosa, una sutil cosa: el hombre no es en absoluto una cosa, sino un drama: su vida“-
La física cuántica, ha tenido un efecto filosófico importantísimo, pero no es el que mucha gente señala.
No se trata de trasplantar las leyes físicas que rigen las partículas elementales al nivel macroscópico de por ejemplo el hombre, o por ejemplo el de la colectividad humana. (A nadie se le ocurre cuando hablamos de los problemas del hombre, considerarlo como un saco de moléculas químicas, (que lo es)).
El gran efecto filosófico de la física cuántica ha consistido en replantearse el concepto de energía.
Antes se decía que el Universo estaba compuesto de materia y energía. Algo así como de algo físico pesable y tangible, y la energía sería lo que le daría el movimiento, su dinámica, la “vida” del Universo.
Pero ahora sabemos que materia y energía solo son dos estados distintos de una misma esencia, algo así como hielo, agua líquida y vapor, son tres estados de lo mismo: agua.
Y por eso hemos comprendido que lo que le aporta la dinámica al Universo, la “vida”, era otra cosa: es la “información”, que no sabemos muy bien lo que es. Yo lo defino como un “destilado” de inteligencia.
Se podría decir que la información es el concepto ampliado, filosófico de lo que en física se llama genéricamente energía. Y en ese sentido se podría hablar de una termodinámica de la información, y de unas leyes termodinámicas de la información.
(De ahí la lectura “filosófica” de las ideas seminales de Prigogine, que muchos científicos consideran improcedente, y no comprenden, por falta de consiliencia, de interdisciplinariedad).
Y esta nueva perspectiva del Universo, ha ido unido a los conceptos de complejidad, (Morín), sistemas autónomos y propiedades emergentes, que se desarrollaron en el siglo XX, (posteriormente a la muerte de Marx). (Por eso mi insistencia de que seguir con Marx como guía, es como seguir masticando un chicle muy bueno de fresa que nos echamos a la boca en 1974).
La complejidad es el fenómeno que enlaza, (“consiliencia” de E.O. Wilson), las ciencias físicas con las ciencias sociales. Y es de una importancia enorme, porque hasta ahora las ciencias sociales, se regían por los principios de la filosofía, que por naturaleza humana es volátil, dispersa, plural y hasta diría que arbitraria.
Este enlace con las ciencias físicas, otorga a las ciencias sociales, un principio de objetividad, ese apoyo, esa cimentación, en algo firme, o por lo menos mucho más firme, que las simples opiniones estéticas subjetivas, (de lo que más nos gusta), propias del pensamiento humano.
Es verdad que tenemos que abandonar un modelo muy reduccionista, (a la medida de nuestros escasos recursos), y por ello más fácilmente comprensible.
Y tenemos que entrar en un modelo complejísimo, que no dominamos ni controlamos, y en el que no podemos actuar, sino solo confiar en el determinismo positivo de la inteligencia.
Prigogine sugiere que la naturaleza del universo es de carácter complejo y que las aproximaciones deterministas, mecanicistas y reduccionistas, propias de la ciencia clásica, son insuficientes para describir este tipo de naturaleza; al mismo tiempo, sugiere que una nueva ciencia basada en los principios de la complejidad y el caos nos ayudará a conseguir tal descripción.
“[…] reconocer la complejidad, hallar los instrumentos para describirla, y efectuar una relectura dentro de este nuevo contexto de las relaciones cambiantes del hombre con la naturaleza, son los problemas cruciales de nuestra época” [Prigogine 1997, pp. 48]”.
Además, para resolver la complejidad de la “complejidad”, ahora contamos con la ayuda de los ordenadores y de las capacidades de la Big Data.
Yo confío en el Tao, o como se diría antiguamente, en Dios, (“¿será Dios la fuente de información en un mundo que se auto-despliega?”, se pregunta el teólogo y filósofo británico Keith Ward).
Para mí, el Tao son las Leyes generales del Universo, que hasta ahora, aunque sin evitar sucesos catastróficos, ha dirigido la evolución hacia un proceso optimizador de la inteligencia, lo cual para mí es algo tranquilizador.
Estamos jugando un juego azaroso, pero que está programado para acabar bien. Y eso casualmente es lo mismo que nos dijo Jesús. ¿Casualidad?.
Tema superinteresante a seguir. Muchas gracias a Oscar por traernos este artículo.
IV.- Este comentario es demasiado largo, pero de todas formas posiblemente nadie lo leerá. Así que como no puedo volver a atrio hasta dentro de tres día o cuatro, me atrevía a sacármelo de dentro para aliviarme un poco, aunque eso sea egoista. En lo que sigue termino.
Cada vez es un grupo más especializado el que consume información en cantidades masivas, y de manera muy y crecientemente especializada en cada campo, que se vuelve obsoleta demasiado pronto. El acceso a las universidades mejores y a la participación en las investigaciones más importantes es cada vez más restringida.
A nadie debe sorprender que en los EE UU ahora vayan a ser las escuelas privadas que son las más caras las que recibirán los fondos de las escuelas públicas que fallan sobre la base de razonamiento que las escuelas que fallan es porque sus alumnos no estudian cuando en la realidad es que también son las escuelas que menos recursos tienen y que reciben el profesorado menos capaz porque está formado por personas que no pudieron costearse estudios mejores.
El artículo que propone Óscar merece una atención mejor que la que, desde luego, yo le pueda dar. Pero hay párrafos que son incomprensible por la cantidad de metáforas y figuras de lenguaje que requieren detenerse e irse a leer uno, dos o tres libros para regresar y continuar leyendo el artículo.
¿Por qué ocurre eso? Quizá ocurre porque la complejidad es como la oscuridad del conocimiento. En el último análisis lo que existe es una especialización cada vez mayor hacia los niveles microscópicos y si alguien pretende dominar la totalidad de la realidad solo tiene que comprarla y pagar los salarios de esos especialistas, impedir otra colaboración que la que defina la descripción de sus funciones y que nunca llegue a saber si el producto final es satisfactorio o no. Eso tienen que saberlo los accionistas que invierten en su trabajo y si lo saben ellos, ya lo sabe quien tiene que saberlo.
III.-
No se puede hablar en Atrio críticamente de China sin lidiar con un grupo que cree que China con la tradición inhumana que tiene pueda inventar, paradójicamente, el único capitalismo beatífico. Yo lo dejaré aquí, por supuesto, aunque añadiré me parece casi una broma triste que alguien piense que un país pueda ser capitalista y ser social y económicamente justo o equitativo. Por eso en los países del antiguo bloque soviético hay la corrupción que hay, la misma que hay en los EE UU y China no parece diferente con perdón de los sino-fanáticos. En todos esos países hay élites dirigentes que dominan y llevan una vida desigual en disfrute y poder decisional que la de la mayoría que trabaja y depende de ella.
Hay un detalle significativo que frecuentemente se silencia o pasa inadvertido.
Las universidades, los centros de investigación, el desarrollo de la tecnología está diseñado para crear consumo y desarrollar mercados cada vez más amplios. La migración de datos está al servicio de eso además de ser ella misma mercancía. Las grandes masas y cuanto más oprimidas mejor han comprado la idea de la diversión instantánea y de la amistad aislante de los teléfonos móviles.
La industria farmacológica y la industria de los servicios de salud son los ejemplos más representativos. Los medicamentos baratos en Canadá, des este lado de la frontera o no están autorizados para ser comercializados aún en EE UU o cuestan muchas veces más que en Canadá, aunque las investigaciones que las originaron sean norteamericanas y las produzcan industrias de raíces norteamericanas.
El arte sirve como pensaban Marx y Gramsci. Por eso Scorsese no toca en la película ni la crueldad del Shogunato ni el carácter comercial de la evangelización financiada por españoles (jesuitas) o portugueses (franciscanos) ni dice que las autoridades japonesas actúan como lo hacen solo para conservar el dominio sobre el país.
La fantasía salvífica religiosa la compran los muertos de hambre porque la imaginación es lo único que les queda. Los misioneros lo saben y como están perseguidos no reparan en ello. Ferreira de modo parecido, no igual a Ricci, decide mandar todo al trasto y sobrevivir. Después de todo si el pueblo miserable no le respondió no es porque él estuviese errado, sino porque Japón es literalmente el pantano aunque sus islas sean lágrimas de dioses.
II. –
¿Cómo y por qué puede ocurrir eso? Porque los sistemas tratan de sobrevivir a como dé lugar. Por eso fue elegido Francisco por los mismos corruptos del Vaticano y por eso tiene tanta dificultad para cambiar lo que desea cambiar según parece.
La Constitución de los EE. UU establece esa forma de elección y obviamente esa estructura sirve a los intereses de los herederos de aquellos fundadores del país que diseñaron la Constitución y no tuvieron en cuenta ni a la mujer ni a los negros porque eran hijos de su tiempo y lo único que reconocían valioso era lo que desearan reconocer.
George Washington salió millonario de su primer gobierno. Jefferson era un racista que disfrutaba el sexo con las mujeres de color.
Esa gente sabía que lo mejor era crear una nación fraccionada y crearon una federación de estados autónomos pero con una fantasía imperialista en lo profundo de sus cerebros, por eso era necesario un gobierno central. Lo único que no tenían en su mente era crear muchas repúblicas independientes y otorgarles poder. El objetivo era que cada una se las arreglase para sobrevivir pero que sobreviviese debajo de una “umbrela” de poder, muy similar a las logias masónicas y a las iglesias reformadas que eran las organizaciones políticas que mejor conocían..
Estados Unidos está concebido para que las élites, las oligarquías locales conserven el poder y que se apoyen unas otras, al nivel global, para que ese orden no cambie. Esto garantiza que quien tiene más dinero lo aumente a expensas del que no lo tiene, en el plano individual.
No creo que a nadie le sorprenda la injusticia fundamental que todo esto expresa. El resto del mundo occidental no es diferente y el Oriente tampoco.
No me extraña Jesús de Nazaret haya llegado a la conclusión de que su Reino necesariamente no podíaa ser de este mundo o al menos eso le atribuyen haber dicho.
Si lo que puede detener a Trump es rezar la situación es muy mala. ¿Para qué o por qué destronaría Dios a Trump si de comienzo permitió que se alinearan las estrellas para que surgiera y triunfara tan sorpresivamente que hasta Trump mismo se sorprendió de su triunfo?
Está bien que quien desee rezar pues rece: Los evangélicos de la “mayoría moral” para agradecer a Dios que Trump haya ganado y ahora en las escuelas se explicará biología a partir del Génesis.
Boff, por su parte, puede rezar si lo desea para que este tormentoso gobierno no dure más de los primeros cuatro años pero no creo que pueda aspirar a más. Trump es el presidente de los EE UU no sabe nada de política, solo sabe crear empresas, hacerlas triunfar, en algunos casos, y en muchos más llevarlas a la bancarrota y lo eligieron no los obreros de las minas cerradas o las industrias herrumbrosas del “cordón del óxido” de los Llanuras Centrales. Lo eligieron los llamados “colegios electorales”.
Es un error pensar que en los EE UU es el pueblo americano quien elige. Eligen los colegios electorales que son representantes distritales nombrados por los partidos políticos mismos y esas personas pueden ignorar la voluntad popular como hicieron en este caso.
Al final es una minoría de “diputados” y esos no son elegidos popularmente: Son nombrados. Hillary ganó por cerca de 3.000.000 de votos populares pero perdió en la votación de los colegios electorales cuya función es preservar el establishment. A la larga se verá que Trump solo puede repetir el patrón de conducta anterior.
Hola!
Ofrezco un Artículo que, tal vez, profundice lo que acá dice Boff
Óscar.
………..
¿Tenía Marx razón?
por Juan Pablo Cárdenas y Gerardo Vidal – 1 febrero 2017
http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/02/01/tenia-marx-razon/
Durante años explicábamos a nuestros alumnos que, sorprendentemente, Marx instalaba en las “fuerzas productivas”, la mano de obra, la materia prima y el recurso tecnológico, mientras que, en las “relaciones de producción”, la manera en que estas fuerzas se organizaban. Organización que, a su juicio, obedecía de manera central al “derecho de propiedad privada de los bienes de producción”. Esto constituía la “Base Económica”, que determinaba de manera unívoca, el devenir de la “Superestructura”, o el modo de producción y/o tipo de sociedad en cuestión.
Según Marx, el salto a la Superestructura se producía cuando las “fuerzas productivas” se desarrollaban mucho más que las “relaciones de producción”, haciendo que estas últimas se convirtieran en un obstáculo para las primeras. Era la re-traducción de la dialéctica hegeliana que Marx aplicaba al devenir de la historia y que lo conducía a prever el salto final del capitalismo a la sociedad desalienada y el comunismo. Una construcción “predictiva” realmente sorprendente.
Sin embargo, en su modelo determinista hay algo llamativo: la ciencia se sitúa en la Superestructura, haciendo, inexplicablemente, que ésta aparezca de contrabando (como tecnología) tanto en la “Base económica” como en la Superestructura, generando una confusión entre causa y efecto… ¿Olvidó acaso Marx que la tecnología es “un producto” del conocimiento y la ciencia?
¿Cómo un hombre inteligente y culto, hijo de la “Revolución Industrial”, cuya esencia estaba radicada en el conocimiento y desarrollo tecnológico, no pudo advertir que la dominación de unos sobre otros, no podía estar sustentada solo en el factor de la propiedad privada de los bienes de producción, base, incluso, para establecer la dicotomía de las clases sociales? ¿Cómo no advirtió el papel del conocimiento (información adquirida por la experiencia) en el fenómeno de dominación, a la manera como pocos años más tarde M. Weber lo sugeriría?
Si bien, el materialismo dialéctico en Marx pareció un intento original por explicar el traspaso de un modo de producción a otro (feudal, mercantil, capitalista), la contrastación de ese modelo con la moderna experiencia occidental y el avance de la ciencia, lo hizo insuficiente para comprender el fenómeno. Sin embargo, P. Mason (“PostCapitalismo”, Paidos Ibérica, 2016) nos descubre algo que ignorábamos.
Marx el año 1858 había escrito unos “Fragmentos sobre las máquinas”, salvados por Engels, comprados por la Unión Soviética y recién descubiertos y leídos por occidente hacia 1973, año de su traducción al inglés. Allí, Marx advertía sobre los efectos de la “naturaleza” del conocimiento, su carácter social acumulativo y el surgimiento de un “intelecto colectivo” que, quizás sin saberlo, auguraría serias dificultades para poder establecer el tipo de valor a asignar en los bienes que produciría, generando además, un nuevo tipo de hombre (el “ciudadano culto”), muy similar a la figura que un siglo más tarde delineaba el propio Peter Drucker, insinuando la configuración de un nuevo tipo de vida, aún enteramente impredecible. Desde luego, en esa línea, no era ya el proletariado el germen de autodestrucción del capitalismo.
¿Por qué Marx nunca ahondó nada de esto en su obra “El Capital”? Un misterio. Quizás no tenía opción, ya sea por desconocimiento de los fenómenos propios de la dinámica de ciertos sistemas, tales como los sistemas sociales complejos, o bien, aún ignorándolo, se impuso en él la intuición de ver derrumbada toda su obra predictiva y, con ello, la ilusión de todos quienes adherían a ella. Esto implicaba, incorporar una interpretación bastante más general y profunda, particularmente, si se desea aventurar el devenir de los sistemas. Desde luego, Marx nunca pudo prever nada de esto, ni sus herederos tampoco.
Sin embargo, pareciera que no solo Marx no tenía razón, sino que -al parecer- tampoco los defensores de las “bondades” de las fuerzas de “destrucción-creativa” del Capitalismo (Schumpeter) que lo harían incombustible por siempre. El Marxismo nunca advirtió que cualquier sistema social opera como “Sistema Complejo Adaptativo” y, que como tal, es un sistema abierto que interactúa con su entorno incorporando información en su organización a manera de un “software social” (aumentando su complejidad), lo que le permite su adaptación e innovación continua, aunque nunca eternamente. La mantención de su organización es sumamente costosa en un universo que espontáneamente se desordena, por eso, tarde o temprano, la organización que lo define desaparecerá, dando lugar a un sistema distinto. Sin embargo, es ese gradiente de desorden universal el que permite al sistema acumular información y expresar novedades. Esto, por cierto, atenta contra las esperanzas de cualquier sistema, sempiterno.
La acumulación de información, u orden, en el CAS es lo que engendra potencialidades, algunas útiles, otras inútiles, desde un punto de vista adaptativo, pero siempre, imposibles de ser anticipadas por la observación de los componentes del sistema de forma desagregada, sólo comprensibles desde una configuración más elevada, mirando al sistema como un todo. Una mirada aceptada recién ya entrado el Siglo XX en la Mecánica Estadística pero muy lejos de ser internalizada cuando el análisis significa tratar con “nosotros”, los seres humanos. Pareciera que aún “duele” dejar de lado los sofisticados atributos humanos para entender el comportamiento del sistema que conformamos.
Por cierto, el materialismo histórico de Marx suena muy distante de esto, lo cual es comprensible, dado que sólo hace unos pocos años se ha desarrollado un incipiente conocimiento de lo que la “Complejidad” significa realmente, en particular de su universalidad, que parece teñir prácticamente todo lo que nos rodea. Lo interesante según G. Nicolis es que la “Complejidad” es un fenómeno profundamente enraizado en las leyes de la naturaleza donde comportamientos ubicuos aparecen cuando los (muchos) componentes de un sistema interactúan, independientes de la naturaleza de éste. El desarrollo de las llamadas “Ciencias de la Complejidad” ha significado aumentar la capacidad para comprender el comportamiento de sistemas de distinto tipo, incluidos los sociales (económicos y políticos), como “Sistemas Complejos” (como lo advierte E. Morín), donde el comportamiento colectivo cobra protagonismo por sobre el comportamiento individual. Conceptos como “Termo-dinámica” y “Entropía” pertenecientes a la Física, se entremezclan con algunos de tradición biológica como la “Evolución”, y con otros netamente sociales como la “Destrucción Creativa” (J. Schumpeter) en economía, o las “Coyunturas críticas fluidas (Crisis)”, el “Conflicto Social” y los “Juegos de lenguajes” en Sociología y Teoría de la Comunicación Política, en un nuevo paradigma científico.
Es precisamente este nuevo paradigma el que sugiere que lo que realmente observamos hoy en día, respecto al sistema social, independiente de cual sea, no es más que su exploración y adaptación, gracias a su propia complejidad adquirida. Sería este comportamiento el que colocará en jaque las bases del propio sistema que, sin lugar a dudas, lo hará saltar (literalmente) a una forma de sociedad futura muy distinta, totalmente impredecible y, también, a la larga, de caducidad garantizada.
Es el fenómeno de la información (su producción, acumulación y utilización por parte del sistema) el que se instala como el gatillante de ese cambio. No a la manera como el análisis marxista lo insinuó en su ortodoxia historicista, ni tampoco, como el Capitalismo parece comprenderlo en un intento de domesticación del cambio.
Es el desarrollo de la “sociedad de la información” el que ha generado serias sospechas sobre un proceso de alcance mucho mayor al hasta ahora previsto. Por lo pronto, pareciera que tiende a romper el principio de escasez, al instalar un bien como la “información” como algo creciente y aceleradamente disponible, del cual es posible crear riqueza, por ejemplo, a través de un producto comercializable… la “imaginación cristalizada” según C. Hidalgo (“Why Information Grows”, Basic Books, 2015). Sin embargo, es necesario advertir que, pese al aumento en la disponibilidad de información, es la capacidad de utilizarla por parte del sistema (el uso de su “software social”) la que determinará las (muy distintas) capacidades para generar estos “paquetes de información” comercializables. De ahí las grandes asimetrías que han existido, existen y existirán entre las sociedades, países y continentes, por lo menos mientras operen bajo las reglas que la complejidad parece imponer.
Si analizamos la historia desde esta perspectiva, nos daremos cuenta que los procesos asociados al cambio social que vivimos hoy en día no son novedosos, han ocurrido siempre. Los modelos sociales son transitorios, se crean y se destruyen constantemente, evolucionan tal cual los seres vivos, acarreando en su “ADN” la historia pasada. No obstante, hoy en día, con el desarrollo de las Tecnologías de la Información, la sociedad está más en red que nunca, la información fluye con mayor eficiencia y por lo tanto la frecuencia de innovaciones, serán cada vez mayor, tal como lo señala R. Kurzweil. Pero no sólo las innovaciones serán cada vez más frecuentes, las crisis y otros procesos del mismo tipo sujetos a la complejidad, también lo serán. Esto dará paso a una cada vez mayor inestabilidad de los sistemas sociales, un cambio constante e incierto que ya podemos constatar. Tal vez, ha llegado la hora de dejar de bautizar los sistemas sociales con un apellido (“Socialistas”, “Comunistas”, “Capitalistas”, o Post-Capitalistas”, etc.), y hablar simplemente de lo que somos, un Sistema Social “Complejo”, comprensible sólo a partir de las propiedades que lo definen.
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