El 30 de noviembre reciente pasado, a través de un servicio internacional de noticias jurídicas al que estoy suscrito, me llegó la alerta de un boletín de prensa de la vocera del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, alertando que el patrón de violaciones de Derechos Humanos contra la población musulmana en Myanmar podría configurar crímenes contra la humanidad.
Al leer el titular de la nota pensé inmediatamente que se trataría de violaciones cometidas durante la dictadura militar, que se estarían investigando por parte de la ONU como parte de la transición a la democracia del país. Pero al leer la nota completa, y el boletín de prensa, me entero que se trata de violaciones graves de Derechos Humanos cometidos por el actual gobierno, elegido democráticamente, presidido por Htin Kyaw y bajo el verdadero liderazgo moral y político de Aung San Suu Kyi.
El boletín de prensa[1] no se refiere exclusivamente a Myanmar sino también a Mosul y a Siria. Respecto de Myanmar, aborda primero la violación de Derechos Humanos durante las operaciones de combate a la insurgencia en el estado fronterizo de Rakhine, en donde se documentan ejecuciones extrajudiciales, destrucción masiva de infraestructura civil, detenciones arbitrarias y violencia sexual contra mujeres, además de un crecimiento exponencial de discurso de odio. Si bien el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos condena el uso de violencia armada por parte de ciudadanos (insurgentes), y reconoce que las autoridades no pueden ignorar tal situación, afirma que es indispensable que el restablecimiento del orden se realice conforme a los estándares internacionales del derecho humanitario.
A continuación, el boletín de prensa aborda las violaciones de Derechos Humanos que están cometiendo las fuerzas del actual gobierno como parte de sus ofensivas en Kachin y en el estado de norteño de Shan, incluyendo el desplazamiento forzado de población civil. Nuevamente el Alto Comisionado llama al actual gobierno a garantizar la protección de la población no sólo conforme al Derecho Internacional Humanitario sino al Derecho Internacional sobre Personas Desplazadas.
Finalmente, aborda la situación de la población Rohingya y otras minorías en Myanmar. La población Rohingya no sólo es una minoría étnica sino al mismo tiempo es una minoría religiosa, al ser sus integrantes preponderantemente musulmanes. La ONU publicó un informe especial sobre la situación de la población Rohingya y otras minorías en Myanmar en Junio de este año[2]. El boletín de prensa lamenta que el actual gobierno de Myanmar haya fallado en implementar las recomendaciones del Informe, salvo la de crear un Comisión Consultora para el estado de Rakhine (presidida por Kofi Anan, quien fuera Secretario General de la ONU), y recuerda que el Informe documenta despojo arbitrario de nacionalidad, restricciones a la libertad de movimiento, amenazas a la vida y seguridad, negación de derechos a la salud y a la educación, trabajo forzado, violencia sexual y limitaciones a sus derechos políticos. Es al recordar estas violaciones que el boletín afirma que el patrón puede configurar crímenes contra la humanidad.
A partir de leer esta nota, he estado tratando de informe con más detalle de la situación en Myanmar, que ha desaparecido de los medios masivos de comunicación desde el triunfo electoral del movimiento de Aung San Suu Kyi. Hasta donde puedo informarme, tengo las siguientes reflexiones provisionales:
- 1.- La situación en Myanmar durante décadas ha sido de fuerte conflictividad social. En la narrativa predominante en los medios masivos de comunicación occidental, el conflicto se simplificaba a un conflicto entre la Dictadura Militar y el movimiento popular encarnado en el liderazgo de Aung San Suu Kyi. Pero la conflictividad es mucho más compleja. A ese conflicto se añaden conflictos étnicos, con diversos grupos étnicos en armas en distintas regiones, conflictos religiosos y conflictos ideológicos. Así, existen guerrillas de carácter sino-birmano en algunas regiones, mientras que en otras existen guerrillas hindu-birmanas[3]. La mayoría de estos conflictos armados internos nacieron durante la dictadura militar (alguno incluso desde la independencia), y evidentemente no se resuelven ni terminan por la sola transición política de las elecciones de 2015. Así, el nuevo gobierno “hereda” esos conflictos y tiene que hacerles frente.
- 2.- Las fuerzas militares con que cuenta el actual gobierno son exactamente las fuerzas armadas que tuvieron el control político del país durante la dictadura anterior. No ha habido una renovación de las fuerzas armadas. Difícilmente las mismas fuerzas armadas actuarán con una mentalidad distinta a aquella en que fueron formadas. Como paralelismo histórico, en México, al triunfo del movimiento revolucionario en 1911, Francisco Madero asumió la Presidencia de la República; disolvió al ejército revolucionario y mantuvo al Ejército Federal; al final, el General Huerta junto con políticos mexicanos y estadounidenses, dio un golpe de Estado contra Madero, lo encerró y lo ejecutó extrajudicialmente. Por su parte, al triunfo del movimiento constitucionalista contra Huerta, Venustiano Carranza disolvió primero al Ejército Federal, con sus pertrechos armó al Ejército Constitucionalista y sólo entonces entró a ocupar la Presidencia de la República. En los procesos de transición a la democracia de Centroamérica, especialmente en el de El Salvador pero también en Honduras y Nicaragua, la renovación de las fuerzas armadas ocupó un lugar central.
- 3.- Me llamó la atención la sincronicidad en tiempos, entre esta noticia y el debate renovado a la muerte de Castro respecto de los fusilamientos y otros actos represivos al inicio del gobierno emanado de la revolución cubana. Se da con frecuencia un patrón de que lo que juzgamos con dureza en quienes consideramos “los otros” lo justificamos o minimizamos o invisibilizamos en quienes vemos como “nuestros”. Así que me pregunté si quienes hablan con dureza contra esos fusilamientos, hablarán con la misma dureza contra Aung San Suu Kyi; y a la vez, si quienes justifican la represión castrista como necesaria para sobrevivir en un contexto de agresión, justificarán por la misma razón al actual gobierno de Myanmar. Pero, sobre todo, me cuestioné a mí mismo: ¿qué postura adopto?
- 4.- Reconozco la dificultad del actual momento, así como reconozco el contexto en que se dieron los juicios sumarios revolucionarios y los fusilamientos en Cuba. El gobierno actual tiene que lidiar con la transición a la democracia, más los conflictos armados alternos (étnicos, religiosos e ideológicos), y con reorientar la organización política-económica-social del país. Si bien no estoy seguro de que la sobrevivencia del Estado y del Gobierno se encuentren en riesgo – como sí lo estuvieron en Cuba en los primeros años- sí está en riesgo la integridad territorial del país; además de la seguridad ciudadana de la población.
- 5.- Por otra parte, tal como condeno las violaciones de Derechos Humanos ocurridas en los juicios sumarios que llevaron a fusilamientos masivos en el gobierno castrista, no puedo sino condenar que el actual gobierno de Myanmar incurra en las mismas violaciones de Derechos Humanos que reclamaba con toda razón a la dictadura militar. Además, me preocupa que la falta de una renovación de las fuerzas armadas birmanas se convierta en el huevo de la serpiente de un próximo golpe militar.
- 6.- En el debate que se ha tenido a raíz de la muerte de Castro, en mi opinión, ha predominado el totalitarismo. Aclaro, no totalitarismo como ideología política, sino como práctica intelectual: la falta de análisis crítico y matizado, que hace que o se defienda LA TOTALIDAD o se condene LA TOTALIDAD del gobierno de Castro. Ha habido, si, posturas más matizadas que son capaces de reconocer aspectos elogiables sin por ello dejar de condenar aspectos reprochables, y viceversa. Yo adopto esa misma posición – o al menos intento hacerlo – respecto de toda persona, movimiento y situación: reconocer lo que me parece reconocible y condenar lo que me parece condenable. Así, si bien en el trazo de brocha gorda me asumo como solidario de la revolución cubana (que en mi análisis es más grande que el gobierno castrista y el gobierno castrista más grande que las personas de Fidel y Raúl Castro), de la revolución bolivariana y de la revolución del Azafrán liderada por Aung San Suu Kyi; ello no me impide analizar, identificar y condenar las violaciones de Derechos Humanos en que han incurrido y sigan incurriendo.
- 7.- Espero que el actual gobierno sea capaz de llevar su consistente postura de humanismo y respeto de la libertad no sólo a su propia étnica y religión mayoritaria, sino a todas las personas. Que encuentre modos de enfrentar los múltiples conflictos armados, insurreccionales y sociales heredados de manera coherente con los valores que esgrimió para combatir a la dictadura militar. Mantendré mi apoyo a toda iniciativa del movimiento de Aung San Suu Kyi (que nuevamente, es más grande que la persona de Aung San Suu Kyi, y más grande que el gobierno). Pero denuncio y denunciaré todo patrón de violaciones de Derechos Humanos en que incurran.
- 8.- Más allá de esta situación concreta, queda el cuestionamiento que se ha hecho al movimiento de Derechos Humanos: ¿es realmente posible gobernar países sin violar Derechos Humanos? ¿No es “buenismo”? Yo he experimentado y atestiguado de primera mano que es posible, en comunidades más pequeñas. Pero ¿qué mecanismos, culturas, procesos educativos, economía son necesarios para que realmente se tengan países libres de violación de Derechos Humanos? Esta es a mi juicio, la pregunta más urgente a la Ciencias Políticas y Sociales.
[1] Puede leerse el boletín original en inglés aquí http://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=20948&LangID=E
[2] Puede leerse la versión oficial en español aquí https://documents-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/G16/135/44/PDF/G1613544.pdf?OpenElement
[3] En un dialogo anterior entre Honorio y Eloy, se discutía la incidencia de China. Bueno, nuevamente la situación es más compleja que la simplificación que hizo Eloy de que China es muy grande y “se come” a Myanmar. La influencia de India en la situación es importante también, aunque por razones ideológicas se invisibilice en los medios masivos de comunicación occidentales.
¡Gracias Rodrigo!
pili-mª pilar
Gracias, Rodrigo, por tu información y por tu exquisito sentido de la justicia y de la serenidad en la toma de posturas. Yo apuntaría que, ya que te refieres de pasada al Oriente Medio (Siria y demás) la violencia castiga también a comunidades cristianas. En Siria y en Egipto ha habido casos recientemente.
Evidentemente la influencia de la India en Birmania es muy grande, pero me atrevería a decir que distinta a la de China, al menos en el campo político y militar actual.
Ambos países estuvieron bajo el Imperio británico durante décadas y como dice Suu Kyi “(…) Birmania ha estado abierta a las influencias culturales de la India desde el inicio de su historia. De estas influencias la más importante fue el budismo, que llegó a ser una parte tan integral del carácter birmano que se ha llegado a decir; “Ser birmano es ser budista” (Suu Kyi: Libres del miedo y otros escritos. Circulo de Lectores. pág. 130)
He rebuscado la prensa de acá en los EE UU y ni palabra sobre nada de esto que informa el artículo de Rodrigo Olvera. Recuerdo que hace años se podía saber en las noticias del mismo día del suicidio de un monje o una huelga de monjes en defensa de las minorías.
Las noticias más recientes acerca de Myanmar y su parte del planeta que he encontrado son escuetas y la más reciente de todas las que he encontrado es de junio de este año. Comparado con el volumen de prensa dedicado a las asquerosas campañas presidenciales llevadas a cabo recientemente es realmente escandaloso que esto otro pase inadvertido o minimizado. Y para colmos alguien deleznable como Putin y su contrapartida en ascenso Trump monopolizan los medios de comunicación.
El silencio o la minimización son otras formas de violar los derechos humanos, no solo del derecho a la información que permite participar políticamente de modo responsable, sino porque de algún modo engrosan la muralla de protección alrededor de los violadores.
Es obvio que los y las víctimas interesan menos que el comercio y la adquisición de riquezas. El futuro que se ve venir en los EE UU en cuanto a política internacional será función no de esfuerzos por salvaguardar los derechos y mejorar las condiciones de vida del país -EE UU está lleno de pobres también- sino de esfuerzos que eliminen las regulaciones que limiten el destrozo incluso del ambiente a pesar de todo lo que sabe y se ha dicho acerca del desastre ecológico que se avecina.
Un buen ejemplo es el nombramiento del último CEO de Exxon Mobil como Secretario de Estado, recomendado por Condoleezza Rice y Dick Cheney los ejecutores de la política de guerra preventiva de George W Bush y ambos en los últimos años consultores de la Exxon Mobil misma. Obviamente no hay que ser un especialista en materia política -yo no lo soy- para reconocer que lo que se avecina es un incremento de la injusticia, la desigualdad en todo sentido, en detrimento desde luego de los menos fuertes, y del libertinaje de los mercados derregulados.
Cosas buenas ocurrirán porque es muy difícil que incluso para echar una especie de cortina de humo que oculte un tanto lo mal hecho, esos agentes de la injusticia internacionales ya se encargarán de crear como hizo Hitler en Treblinka, algo menos malo qué mostrar para justificarse.
Hace medio siglo, los juicios sumarios de Cuba comenzaron no necesariamente para estabilizar la situación del gobierno que sucedió al tirano Batista sino porque su tiranía acababa de dejar una secuela de muertos, torturados, víctimas muchas de las cuales solo eran gentes de pueblo que no toleraban más la situación nacional.
No importa que se cacaree que Cuba fuese una “taza de oro”. La Habana lo parecía, es cierto, pero el resto del país no. De otro modo no pudiera explicarse la alegría mostrada masivamente en los primeros días de enero de 1959. Después, quienes tenían que temer que no huyeron con Batista, fueron eliminados y es cierto que hubo excesos. Muy pronto la represión respondió a intentos sobre todo desde EE UU por desestabilizar, pero muchos pagamos perdiendo nuestros derechos si no por el apellido que llevábamos, por la historia de la familia, y otras causas.
Hubo excesos y hubo crímenes disfrazados de justicia, pero no era fácil detener la reclamación de justicia que tanta víctima hacía y los tribunales sumarísimos fueron legalizados.
Habiendo dicho esto, lo que ocurre ahora se me ocurre aún peor. En cincuenta años mucho se debió avanzar en el Mundo en cuanto a derechos humanos, después del desastre de la Shoah durante la II Guerra Mundial y resulta que no es así. Que ahora aún se pueda establecer un paralelo razonable entre los excesos del presente y aquellos otros de hace cincuenta años en Cuba es realmente vergonzoso, pero el hecho es que sí hay un paralelismo que hacer.
Aquellos juicios de Cuba además la gente los pedía aunque no todo el mundo los aprobara pero era muy difícil acallar el dolor de la gente que habían sido tan heridas. Se podía estar conforme o no con ellos pero la gente, los sobrevivientes de las víctimas de Batista los pedían y era muy difícil no conceder que algún derecho sí tenían a reclamar justicia y reclamarla violentamente.
En este caso que reporta el artículo se trata, más de medio siglo después, de regímenes instalados y hasta electos democráticamente que se han vuelto violadores de los derechos que se comprometieron a defender.
¿Habrá algún lugar del mundo donde no se estén violando cada día los derechos humanos y los medios de comunicación no tiendan a ignorarlos, al menos en esta parte del mundo en la que vivo?