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Aquellos maravillosos años. Por Wyoming

Carlos Silm y su empleado, Felipe Gonzále. Así títula esta foto El Espía en el Congreso

Carlos Silm y su empleado Felipe González. Así títula esta foto El Espía en el Congreso

Me ha señalado este artículo Juan García Caselles. Pero su autor es el inefable Wyoming. Para Juan y para mí, el célebre cómico José Miguel Monzón (61 años) es todavía un joven de la movida madrileña. Los dos recordamos lo que él recuerda y mucho más. Por eso nos repatea también tanta alusión a la dulce transición. A mí, por lo menos, se me revuelve el estómago cuando veo al Isidoro de la cazadora, por el que voté tantas veces, compincheando con uno los más ricos del mundo, el mexicano Carlos Slim. Y por eso agradezco la sugerencia de Juan y accedo a publicar aquí, para su discusión, el artículo del Gran Wyoming publicado en Infolibre. AD.

Qué poco queda de aquello que parecía que había.
Movidos por un deseo de esperanza, millones de españoles sobrevivieron a aquel clima de terror que supuso la Transición mirando hacia delante, a pesar de que lo que tenían detrás, aquello de lo que venían, se les puso enfrente.

Había que hacer de tripas corazón, no perder la fe. Se tomaron las calles, se tomaron los bares, se tomaron las plazas, se tomaron las copas. La libertad estaba a la vuelta de la esquina. Se quemaron los burkas, se afeitaron los bigotitos, la industria de la gomina cayó en picado, las calles se llenaron de chupas de cuero, de pelos de colores, de medias rotas, de botas, de minifaldas. La Movidaayudó a transformar el ecosistema, cambió el decorado. Una erupción de vida colapsó las ciudades. Los jóvenes que habían estado castigados en sus casas por orden gubernativa salieron a la calle en tromba. Venía la riada, pero no se cumplió la profecía de Bob Dylan según la cual “admitid que las aguas están creciendo y que pronto estaréis calados hasta los huesos, y si creéis que vuestro tiempo es algo que merece la pena conservar más vale que aprendáis a nadar o os hundiréis como las piedras porque los tiempos están cambiando”. No se hundieron. Se tomó todo, de todo, menos el poder.

Desde la atalaya, los amos contemplaban vigilantes aquella feria esperando pacientes a que bajaran las aguas. En la puerta de la finca seguía colocado el cartel: “Cuidado con el perro”. Con la paranoia siempre presente, se vivieron unas vacaciones a modo. Los chavales de la pana hicieron bien su trabajo bajo el lema: “Nosotros o la bota militar”. La doctrina del shock no fue un descubrimiento de Naomi Klein, ya se había aplicado en España en los años setenta cuando ante la amenaza de transformar la península en un nuevo campo de concentración, los socialistas se postularon como única alternativa de consenso internacional. Previamente jubilaron en Suresnes a los viejos compañeros, y con ellos sus utópicas propuestas transformadoras. Irrumpieron en los medios de comunicación con la mochila llena de propuestas atenuantes y con instrucciones precisas de Willy Brandt, el líder alemán que ponía la pasta.

Así fuimos tirando. Recientemente he visto un vídeo de Felipe González pidiendo el voto para la permanencia en la OTAN y se dirigía a sus “amigos que estaban por el no” diciendo: “Con vuestro voto vais a interrumpir el proyecto político que estamos llevando a cabo”.

Comulgamos con piedras de molino hasta que tuvimos el estómago lleno, y como el lobo en el cuento de las cabritillas caímos al estanque del neoliberalismo en el que nos seguimos hundiendo porque no tiene fondo, su voracidad es infinita.

Los alegres chicos de la pana hicieron bien su trabajo y dejaron colocado el decorado de la función. A ese paisaje lo llamaron “modernización”. El juego consiste en respetar la convención de  no cruzar los paneles porque entonces descubres que no estás en Pekín sino en Torrelodones. “Ya somos europeos”.

Ahora parece que el bipartidismo ha desaparecido y se habla del espíritu de consenso del 78. ¡No, aquello no! En ese afán tan nuestro de reescribir la historia contándola al revés, los medios de comunicación, con una reiteración apabullante, han conseguido que aquella década del terror sea recordada como un ejemplo de actitud democrática y tolerante, como un camino a seguir ahora, en aras de una mejor gobernanza y de la reconciliación de posturas enfrentadas para que los procesos de transformación llamados “reformas estructurales profundas”, que nos han traído la ruina, el desempleo y la corrupción sistémica, se queden para siempre entre nosotros, se acepten como la base del nuevo sistema.

Tienen como referencia aquel periodo político y hablan de unsupuesto consenso en el que dejaron fuera al ciudadano, para que entre todos los constitucionalistas, por acción, adhesión o abstención, se asiente esta situación insostenible tanto en lo político, como en lo judicial, lo económico y social. Quieren blindar esta fábrica de pobreza y corrupción.

El Aeropuerto de Madrid-Barajas, como saben, se ha bautizado como Adolfo Suárez en recuerdo de aquellos tiempos gloriosos en los que dicho presidente, que da nombre al aeródromo, fue forzado a dimitir, según relata Pilar Urbano en su libro La gran desmemoria, después de que el general Merry Gordon le enseñara una pistola en la Zarzuela en presencia del mismísimo rey. ¡Toma consenso!

Entre el 75 y 1983, ese período dorado de nuestra política, hubo varios intentos de acabar con la democracia por parte del ejército, y la friolera de 591 muertes por violencia política incluidos 344 de ETA y 51 del Grapo. 188 fueron cometidos por personas relacionadas de una u otra manera con las instituciones o con personas próximas a ellas, y se encuadraron dentro del epígrafe de “incontrolados”.

En la calle reinaba el pánico. En las manifestaciones que siguieron a la muerte del dictador eran varios los frentes desde los que se atacaba a los ciudadanos que pedían libertad. Por un lado estaban los policías y, por otro, personal de paisano que incluía miembros de las llamadas fuerzas del orden, así como una caterva de fascistas importados de Italia y Argentina que actuaban con impunidad y protegidos por dichas fuerzas. En muchas acciones actuaban juntos.

Los muertos se sucedían. Arturo Ruiz, de 19 años, fue asesinado en una manifestación por un “incontrolado” que huyó de España y nunca más se supo de él. El compañero que le dio la pistola en el lugar de los hechos, Jorge Cesarsky, fue detenido y liberado dos años más tarde con motivo de la amnistía del 77. Ambos se refugiaron en las dependencias policiales de la calle Rey Francisco el día de los hechos. Eran “incontrolados”.

En la manifestación convocada al día siguiente para protestar por el crimen, el gobernador civil Juan José Rosón mandó cargar con contundencia. Un policía cuya identidad nunca se desveló mató a Mari Luz Nájera Fernández. Otros quedaron heridos de gravedad. Rosón ascendió a Ministro de Interior con UCD entre los años 1980 y 1982, en vista de sus buenos resultados, se supone.

En el caso de los abogados de Atocha, uno de los que cometieron los asesinatos llamado Fernando Lerdo Tejada se libró del juicio porque el juez encargado del caso tuvo a bien darle un permiso de fin de semana justo unos días antes de que comenzara la vista. Era sobrino de la secretaria de Blas Piñar, el líder de Fuerza Nueva.

Un caso que fue especialmente relevante por su ejecución y crueldad fue el secuestro y posterior asesinato de Yolanda González, de 19 años. Recibió un tiro en la sien y fue abandonada en una cuneta maniatada. La acción fue llevada a cabo por un grupo de cinco militantes de Fuerza Nueva a cuya cabeza se encontraba Emilio Hellín Moro, autor material del disparo. El asesinato fue organizado por el jefe de seguridad de ese partido legal, un guardia civil en excedencia. Aprovechando un permiso a los siete años de encierro, Hellín se fugó a Paraguay, donde colaboró como asesor de las fuerzas de seguridad. Años más tarde fue devuelto a la justicia española. Tras pasar otros seis años en la cárcel fue liberado y contratado con un nombre falso como colaborador de las fuerzas de seguridad del Estado hasta el año 2011, cuando unos periodistas le descubrieron.

Un caso sorprendente fue el de Rodolfo Almirón Sena, que vino importado de la mano de López Rega, ministro de Isabelita Perón, huyendo de la justicia argentina, y al que se le hacía responsable de 1.500 asesinatos como uno de los jefes de la triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Este señor, una vez en España prosiguió con sus crímenes y fue uno de los responsables de los asesinatos de Montejurra. Se da la curiosa circunstancia de que a semejante sujeto lo contrató como guardaespaldas y cubrió bajo su manto protector don Manuel Fraga Iribarne, “padre de la Constitución” y hombre de ¡consenso! El mismo Fraga demócrata, fundador de AP y presidente de honor del PP hasta su muerte. Denunciado su caso, en 1983 pasó a vivir en la sombra. Tuvo una existencia discreta hasta que fue detenido en Torrent, Valencia, en 2003 y extraditado a Argentina. Dado su delicado estado de salud, fue puesto en libertad y murió e 2011.

Con esto quiero recordar que aquel periodo fue de una inestabilidad total y que los ciudadanos que fueron víctimas de la represión franquista tuvieron que ver como en plena democracia, incluso con el PSOE en el poder, los responsables de aquellos crímenes campaban por sus respetos. Artífice principal de aquella impunidad, y siempre interesado en tergiversar la verdad sobre los crímenes de Vitoria, Pamplona y Montejurra fue Martín Villa, que más tarde llegó a ser presidente de Endesa, y de Sogecable. Como ministro de Gobernación condecoró al célebre inspector Conesa, cuyo primer éxito fue la detención de “Las Trece Rosas”, que fueron fusiladas. El inspector colaboró con la Gestapo y se hacía temer por sus métodos de tortura durante la dictadura de Franco, en la que tuvo más tarde como mano derecha a Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, famoso por su chulería y sadismo. Pues eso, ambos fueron condecorados en 1977 siendo ministro de Gobernación Martín Villa, que se muestra siempre muy ofendido cuando le comentan estas cosas y entiende que hay que hablar de reconciliación. Desde luego, no puede haber mayor reconciliación en democracia que condecorar a torturadores y asesinos fascistas y encubrirlos o emplearlos al servicio de las instituciones.

Durante la Transición se desmontaron todos los focos de resistencia, se deshicieron las asociaciones vecinales, desaparecieron todos los partidos de izquierdas menos el PCE. La vanguardia política se integró mayoritariamente en el partido con posibilidades de gobierno: el PSOE. Triunfó el pragmatismo.

Los españoles leíamos con fervor El País. Ese diario no se sujetaba, éramos nosotros los que nos agarrábamos a él como si estuviéramos colgando de un precipicio. Al frente de aquel periódico, que era el único que contaba algo de lo que pasaba y que todos los estudiantes llevaban debajo del brazo, estaba Juan Luis Cebrián. La otra cara visible de aquella transición fue Felipe González, que, como aquel joven periodista, se ha convertido en su máscara de Halloween mostrando su tenebrosa realidad que explica cómo hemos llegado hasta aquí, quiénes fueron los lazarillos bajo las órdenes de eso que llaman el Imperio que, por cierto, nunca duerme, siempre contraataca.

No apelemos al espíritu del 78. Nos metieron en el redil a fuerza de tiros, de bombas. Se impuso el terror.

No deben seguir vendiendo aquella mentira.

Me hago viejo, sé todos los cuentos.

 

21 comentarios

  • pepe blanco

    Muchas gracias, Honorio. Me conmueve bastante más tu poesía que tu iracundia.

  • h.cadarso

    Amigo Pepe: Pues sí, me explicaré en poesía, si te gusta más. Con dos historias de Cangas,donde nos conocimos. Estos versos se leyeron hace unos años, y este año en el homenaje que el Ayuntamiento de Cangas, de Marreas, ha rendido a los que fueron asesinados en 1936, por primera vez.Ya sabes que Rosalía nos tacha a los de la meseta de bruscos y ásperos. A Jesús de Nazaret le reprochaban también que anduvo a latigazos con los vendedores del templo…

    Quedó tu pecho abierto
    Todo lleno de amapolas de sangre
    Sobre el mar de las Cíes
    Y todo tú roto a balazos
    A la deriva sobre el azul de la ría
    El mar quiso esconderte en su regazo, pero no podía
    Y el cielo inmenso te miraba expirar
    Con infinita compasión y rabia
    Tejieron las gaviotas con sus alas sobre tu cuerpo una corona
    Y las olas te hicieron un lecho de espumas blancas
    Y te llevaron en volandas a la playa
    Yo sé que cuando te supieron muerto
    Sonaron cantos de plegarias en lonjas y fábricas
    Y enjugaron sus lágrimas en sus mandilones las muchachas
    “!Que han matado a Bernardo, al mejor marinero
    Bernardo, el hombre entre los hombres
    Bernardo,, flor de tromentelo
    San Sebastián asaeteado!”
    Y te lloraron en voz baja con acentos tristes
    Y con canciones de dolor y de ira
    Por las tabernas de Cangas los marineros
    Porque tú eras el alma de su sindicato
    Que te mataron en las Cíes, pero hoy aún sigue viva

    La sed que te quemaba las entrañas
    La sed y el hambre de justicia
    Para los que trabajan.

    DIA NEGRO DOS ONCE DE ANGUIEIRO
    En Anguieiro, en el Alto de la Portela
    Al borde de la carretera
    Justo en el punto donde los cosieron a balazos
    Plantaron un mojón ene su memoria.
    Cantó un violín una balada funeraria
    Y los amigos el himno de Riego
    Mientras el cielo mansamente, dulcemente
    Lloraba encima de las flores
    Y de sus once nombres grabados en bronce
    Y en aquella tarde de agosto esplendoroso
    El cielo se vistió de luto con nubarrones negros
    El día se hizo noche, retumbaron truenos
    Y allá, en la punta del Muelle Viejo
    Donde arrojaron sus cuerpos al mar los asesinos
    De las once coronas que pusimos sobre el agua
    Solo zarparon seis olas adentro
    Por los que ya no volverán a tierra
    Pero las otras cinco, las de aquellos
    Que devolvió la mar y fueron enterrados en sagrado
    Se quedaron varadas en las rocas
    Que no las quiso el mar, que no eran suyas
    !Seis coronas de flores mar adentro
    Y otras cinco varadas en el muelle
    En aquel día desgarrado, día negro
    Día dos Once de Anguieiro

     

  • pepe blanco

    Liberado de la presión y la urgencia de cada día, de la urgencia de la noticia, de la realidad que se impone, la poesía me ha permitido decirme a mí mismo y decir las cosas sin prisas, buscar la palabra más ajustada y la imagen más bella y expresiva.

     

    Pues eso, Honorio: tráenos a Atrio no tu cabreo, sino tu poesía, “la imagen más bella y expresiva”.

  • h.cadarso

    Asun: me gustaría tener tu mano suave y tu lenguaje nada estridente, pero yo no acierto a tantas mieles, lo siento. O sea que yo veo la Transición como un tratado de paz entre el Lobo y el Cordero, en el que el Cordero tuvo que tragar sapos y culebras porque el Lobo siempre decidía con su frase lapidaria: “esto es como yo digo, porque yo me llamo Lobo”.

    Permítanme recordar a todos que los muertos del lado de los vencedores duermen el sueño de los justos con todos los honores, en cementerios cristianos, y sus nombres figuran en lápidas de mármol en las fachadas de iglesias y catedrales, incluso centenares de ellos han sido elevados a los altares. Pero los otros muertos, a pesar de la tan traída y llevada Ley de la Memoria histórica, siguen en las cunetas de las carreteras y en campos y sierras. Ya se encargan los mastines de la derecha española de ladrar cuando alguien protesta por esta situación y acojonarlos, mientras algunos que se dicen de izquierdas se callan.Vamos, que lo de que se ha hecho la reconciliación y que la gente vota con toda libertad, pues me cuesta creérmelo. Y supongo que para los familiares de estos muertos que no han recibido la sepultura que merecían ni tienen el respeto que se merece todo ser humano tras su muerte, esto que tenemos no es nada parecido a una reconciliación…

    Sí, ya sé que el Papa Bergoglio ha dado por buenas todas esas beatificaciones de víctimas de la guerra de 1936, y esa es una de las cosas que yo le reprocho.

    Ya ves, Asun, me sale la mala h. y el respeto y estima de los perdedores, no lo puedo remediar…Ellos también son mis hermanos, son “nuestros hermanos” de todos nosotros. ¿O no?

  • pepe blanco

    Sobre una de las cosas que dice Román:

    Yo no creo que nuestra sociedad esté tan viciada que necesite un nuevo proyecto constituyente, aunque sí creo que algunos aspectos importantes de la Constitución deberían cambiarse. Pienso, por ejemplo, en el Senado, que no sirve para nada relevante (sorprendentemente, los italianos votaron en contra de su desaparición; ellos tienen un bicameralismo perfecto: toda las leyes tienen que ser aprobadas necesariamente por ambas cámaras legislativas). Otros aspectos importantes de la Constitución también deberían cambiarse.

    Pero, por lo que se refiere a la regeneración democrática de la sociedad, creo que es más urgente mejorar el nivel de la clase política, desde los concejales de los pueblos hasta los ministros. Necesitamos gente honrada, trabajadora, y si además son listos y buenos profesionales de lo que sea, mejor.

    Y, sobre todo, se necesita educación, mucha educación para la ciudadanía. Quién no ha hecho alguna vez un pago en negro? Nos gustan la buenas carreteras y la buena sanidad pública, pero si viene el fontanero a casa a arreglarnos una cisterna que no funciona, si podemos no pagar el IVA, mejor: es lo que nos ahorramos…

    En fin, que solo tenemos una mínima tradición democrática de apenas 40 años. Eso no es nada. Todavía tenemos que avanzar mucho.

  • Román Díaz Ayala

    Ahora que, al parecer, se reparten todas las responsabilidades por igual (a cada cual la suya) quiero, con vuestro permiso centrarme en una cuestión de fondo, y de forma.

    En cuanto a lo segundo, que la introducción en este foro de este artículo periodístico porque se ha  hecho necesario alejarnos de tantos personalismos para ocuparnos de las ideas que resulta ser la manera apropiada de resolver problemas, si es que esto es unos de los propósitos por los que estamos en Atrio.

    Asun le ha dado un giro a nuestro diálogo que no quiero desaprovechar planteando la cuestión no del origen expurio de nuestra democracia, sino de lo que hayan podido hacer los responsables en general, políticos principalmente, o la sociedad toda, como señala Pepe,hasta viciarla totalmente, que no un vicio de origen, sino un estado de daño irreversible que haga necesario hasta un nuevo proceso constituyente. Sería como el fracaso total de la Democracia del 78.

    En primer lugar, me reirero en mi afirmación de que las fuerzas políticas que recurrieron a las urnas en una pluralidad de ocasiones a partir del 20 de diciembre del año pasado, algunas  presentaban la tesis de la ilegitimidad de origen del sistema y ahora gozan de representación en las instituciones políticas del Estado.El pueblo, su masa de votantes, legitimaron en las urnas lo que ellos niegan o negaron en sus programas políticos.

    En segundo lugar, que lo que yo he venido en llamar personalismos un poco más arriba, cubrió y tapó el debate de ideas que hubiera puesto de manifiesto la verdadera confrontación ideológica, y no tanto la alternancia de gobiernos., y de recambio en lo económico  (modelos productivos)

    Tercero, que la desafección por la política de la que ha dado signos la sociedad civil se debe en gran manera a que el sistema democrático ha estado siendo sistemáticamente dinamitado desde su interior, ya sea por conductas personales ( corrupción), por la burocratización de la clase política,por la patrimonialización del Estado por parte de fuerzas políticas tanto en el Gobierno Central como en los autonómicos, y por la propaganda interesada de actores políticos que han sembrado un velo de dudas sobre la sinceridad y honestidad de fines de la clase política protagonista de la Transición.

  • Asun Poudereux

    Sí, Pepe, ahora entiendo mejor lo que nos intentas decir. Había olvidado esos ejemplos que expones.

    La otra cara de la realidad: Las miserias de las personas, aquí y allá, arriba  y abajo,  han hecho posible y llevado consigo  tantas injusticias y abusos.  Pero por eso mismo la máxima autoridad de las instituciones podía haberse adelantado a esta malsana tentación sentado un precedente claro y transparente en hechos y palabras, para que no se pusiera freno y engaño en el trabajo y servicio a favor de todos, es decir, para que llegase a los últimos de la cadena,  no se detuviera en los más próximos, y menos en uno mismo. Sí, desgraciadamente, la codicia es contagiosa y lleva una buena carga de ceguera.

     

    Siempre me alegro, Pepe, de que estés con nosotros en Atrio. Un abrazo.

     

  • pepe blanco

    Hola Asun,

    La responsabilidad de los gobernantes en el devenir de la sociedad es obvia y es difícil ponerla en duda. Pero también los ciudadanos de a pie somos responsables de los aciertos y de los errores. Y mucho. Para empezar, la mayor parte de los gobernantes (concejales, alcaldes, consejeros, etc., etc) salen del pueblo llano. Aquí tenemos un ejemplo egregio: Baltar, que no es hijo de condes, ni de banqueros, ni de militares. Es un hombre del pueblo que, cuando se ubicó en el poder, se llevó consigo la mentalidad caciquil y feudal del rural gallego.

    Ya conté el caso de un primo mío que se presentó a alcalde de mi pueblo por el PP. Me comentaba que, al hacer la lista electoral, no consiguió llevar a nadie que quisiera ir desinteresadamente, porque le gustara la política y quisiera hacer algo bueno por el pueblo (un pueblo de 3000 habitantes). Todos le pedían algún favor o alguna prebenda a cambio de ir en la lista… A eso me refiero. Los gobernantes son corruptos porque una cantidad importante de ciudadanos tiene una visión corrompida y corrupta de la vida pública. Son demócratas de mierda.

    Otro ejemplo de irresponsabilidad colectiva del que ya hablé en otra ocasión: la firma, en los años previos a la crisis, y por parte de cientos de miles de ciudadanos, de hipotecas que, si se hubieran parado diez minutos a pensar,  se habrían dado cuenta de que eran una locura.

    Es muy fácil echarles toda la culpa a los gobernantes. Pero no es cierto que la tengan toda, ni mucho menos. Y mientras no seamos capaces de reconocerlo, no empezaremos a cambiar el estado de cosas.

    Gracias por tu comentario, Asun. Un abrazo.

  • Asun Poudereux

     
    Hola Pepe,  dices :

     
      “Supongo que una democracia puede ser una mierda de democracia por diversos motivos. Uno de los motivos importantes pudiera ser que los ciudadanos sean una mierda de demócratas. Por ejemplo, cuando no son capaces de aceptar amablemente los resultados de unas elecciones democráticas, cuando no satisfacen sus deseos o sus expectativas “.

     
    Doy por supuesto en esta proclamación, una rápida reacción sin ir mucho más allá de la superficialidad que ella misma entraña, al retomarla en su calificación de otro comentarista.  

     
    Lo que creo que hay de fondo en lo que aquí se está debatiendo, sea Woyming el detonante o no,  es la autenticidad de lo que llamamos democracia aquí en España, los condicionantes  que nos llevó a su aprobación como tal y lo probado  tras su puesta en práctica en estos más de treinta tantos años, camino de los cuarenta.
     
     
    La situación española,  hoy, remonta en esos sus orígenes, pues en aquello en que se asentó sobre el papel, ha dejado que sea lo que ha sido y es, arrastrando entre medias una dura carga de deudas por la  corrupción y mala gestión a todos los niveles y en los tres poderes. Y se me ocurre que más que en los votantes españoles, habría que detenerse en las más altas instancias y reflexionar sobre su incapacidad e incompetencia como tales, por decirlo suavemente, al no haberse  parado  a su debido tiempo, décadas atrás, ni puesto  el ánimo e interés en ello, facilitando  mecanismos  de transparencia  iniciados  e impulsados por y desde el mismo Jefe del  Estado Español, sirviendo y velando realmente por el bien de todos los ciudadanos españoles.

     
    Y conste que lo único que llevo conmigo es la experiencia y el buen uso de la memoria, es decir,  no enturbiada en llevar razón a costa de lo que sea.  Tampoco soy seguidora  de la SEXTA, más que nada porque no necesito que me distraigan al final de la jornada. Aunque,  si mi compañía lo requiere,  gustosa  soy espectadora y comparto las risas y llantos metafóricos.

     
    Bueno, Pepe, gracias por haberme motivado a compartir en Atrio esto. Pero, como bien sabes, los hechos son los que mejor hablan.

     
    Un abrazo
     
     
     
     
     

  • Román Díaz Ayala

    Yo no creo que del texto de Wyoming se desprende que nuestra democracia haya nacido débil o enferma, sino que ha sido una “falsa” democracia continuadora del régimen franquista, tesis que se alinea con el acta fundacional de Podemos en Vistralegre (Madrid) y que además es muy recurrente en  círculos de algunas izquierdas, así como nacionalistas (algunas también). De ahí lo recurrente de llamar (régimen” a nuestro actual sistema democrático (“regímendel 78 continuista de la dictadura franquista”)

    Tampoco considero que sea verdad la afirmación que aquí se haya omitido calificar  como falso  el discurso de Woyming de forma probatoria. Ruego repasen los comentarios.

    y ya que hemos mencionado el 23 F forma con la que llamamos en España a la intentona golpista del 23 de febrero de 1981, golpe que no triunfó, y no porque se haya aplicado una violencia contra los sublevados, ni por parte del pueblo, de las instituciones del Estado o del mismo estamento militar, sino porque se comprobó que la nación entera (la nación de naciones que es España) rechazó aborreciendo la intentona.

    Puede que en las fuerzas armadas hubiera elementos que tuvieran miedo y esperasen, pero se evidenció también que muchos dudaron y otros muchos se posicionaron en contra, ya sea por convicción o ante la constatación de la repulsa de la sociedad civil. Quiérase que nó, aquello fue la prueba de la madurez de nuestra joven democracia, la disipación de las amenazas de los ruidos de sables, y un paso firme y seguro en la conquista de nuestras libertades.

    Calificar de mierda nuestra democracia en el sentido más wyominano del término es manifestación de un dogmatismo que expresa un profundo desprecio hacia la ciudadanía.

  • pepe blanco

    Supongo que una democracia puede ser una mierda de democracia por diversos motivos. Uno de los motivos importantes pudiera ser que los ciudadanos sean una mierda de demócratas. Por ejemplo, cuando no son capaces de aceptar amablemente los resultados de unas elecciones democráticas, cuando no satisfacen sus deseos o sus expectativas.

  • Juan García Caselles

    El 23-F  lo dejó definitivamente claro. Solo había dos posibilidades, o aceptar una mierda de democracia o aguantar una hermosa dictadura. La izquierda española, con buen criterio, prefirió el mal menor. Pero eso no santifica ni al rey ni a la democracia española, que sigue siendo mala. Y de eso seguimos quejándonos.

    Y Wyoming tendrá muchos defectos, pero hasta ahora nadie ha dicho que lo que cuenta en el artículo sea falso. Y yo sigo con el miedo en el cuerpo.

  • Román Díaz Ayala

    Perdón, quise decir Inmaculada, pero dije Asun. En fin, saludo a ambas.

  • Román Díaz Ayala

    Desgraciadamente, lo que perfecciona a Wyoming es lo que le limita siendo un gran comunicador y un hombre espectáculo, con muchísima imagen televisiva.

    Y más desgracia es todavía que no siendo un intelectual aunque sí un fácil vendedor de libros (En ese punto se parece a Revilla, pero sólo en que escribe libros y sale por la Tele) se ha convertido en “portavoz” de fuerzas que tienen el mismo discurso., portavoz y caja de resonancia. Pero, aquí estamos, Inmaculada, para dilucidar las incongruencias.

  • Inmaculada Sans Tache

    Vaya! Por fin el equipo de ATRIO se completa con un intelectual como Wyoming, ya era hora. Por fin ya tenemos con nosotros a uno de los máximos representantes de la lucha antifranquista, a un pensador profundo y comprometido que pasa de puntillas sobre los crímenes de ETA, que oculta la “regularización” con Hacienda pagando la multa de 900.000 euros, que defiende a los okupas siempre que no se dirijan a alguna de las muchas propiedades inmobiliarias que posee, que celebra el asado de un cristo-conejo con Krahe, pero no se juega el tipo defendiendo  los oprimidos/as por los regímenes islamistas, que ayuda a aumentar las arcas del Sr. Roures pontífice de cadenas de TV que , como sabemos, contribuyen a aumentar la cultura y el espíritu crítico del pueblo español. No cabe duda de que en la Transición hubo muchas cosas muy mal hechas, crímenes, injusticias, etc. pero ninguna transición ni en la Naturaleza, ni en la historia llevan a algo definitivamente mejor y acabado. Hay un proceso lento y sinuoso en ello. repárese lo que quedó incompleto en aquella transición, pero, por favor, me fiaría más si lo analizara alguien con más altura y sinceridad que el gran ( grande por qué? ) Wyoming.

  • pepe blanco

    Hola Román,

    Me alegra coincidir contigo, una vez más, en importantes asuntos de fondo relativos a nuestra reciente historia política.

    Si no se analizan bien los problemas, es imposible encontrarles solución, salvo que, por casualidad, suene la flauta. Me parece un error muy grande achacar los males de nuestro momento actual (crisis económica, corrupción, paro, etc.) y hundir las raíces de sus causas a una deficiente transición política tras la dictadura.

    Creo que la especificidad de la crisis económica española (a mayores de la crisis financiera internacional) tiene su causa última en el modelo económico que implantó Aznar, sobre todo tras la aprobación de la Ley del Suelo de 1997 (o 98, no recuerdo bien). Ese modelo económico del ladrillo es el que ha entrado en crisis profunda y ha creado unos dos millones de parados. La solución no es cargarse la transición de finales de los 70. La solución es ir creando un nuevo modelo económico, que no dependa en tan gran medida de la construcción.

    Por lo que se refiere a la corrupción, en mi opinión, tampoco la causa última son los errores de la transición política, sino una cierta y torticera manera de aplicar algunas de las prácticas del neoliberalismo. La práctica de privatizar la gestión de muchos servicios públicos y otras necesidades de las administraciones, se presta al chanchullo mafioso entre amiguetes, al mundo de las comisiones y de la desviación del dinero público a los bolsillos de los partidos o de los particulares. Por tanto, la solución a ese problema no es renegar de la transición política, sino renunciar a determinadas prácticas privatizadoras o, como mínimo, reforzar los controles parlamentarios y de los tribunales de cuentas sobre todas las contratas públicas.

    Por otra parte, sobre el problema de las deslocalizaciones de la industria, tampoco hay que buscar sus raíces en la transición política, sino en las políticas de la Organización Mundial del Comercio. Las soluciones, a este problema, son mucho más complejas y difíciles, pero no creo que ninguna de ellas pase por decir que el Rey Juan Carlos fue muy malo.

  • Román Díaz Ayala

    Creo, Pepe, que apuntas en la buena dirección, cuando señalas una concepción laica ajena al verdadero espíritu democratico, porque está de alguna forma influida por un izquierdismo radical. Es lo que el difunto Gregorio Peces-Barbas denunciaba como una ética pública dogmática proviniente del totalitarismo leninista mezclada con una concepción de la fe religiosa “que plantea la revolución como la secularización  de la idea cristiana de redención” y que tiene, por tanto ” un origen religioso, dogmático, salvador, mileranista”.

    Se daba  alguna vez como enjuiciamiento de lo que sucedía en Nuestramérica, por el arropamiento y mirada de comprensión que aquí daba parte del  clero llamado progresista al terrorismo de ETA

    Pero de una manera mucho más frecuente se gestó en las teorías “encarnacionistas” surgidas tras el Concilio, o sea, la aceptación de las realidades mundanas asumiéndolas como propias e identificándolas con el mensaje de Jesús de lucha contra toda forma de injusticia (Nó la del ser humano para con Dios, sino de los humanos entre si en estructuras de poder) son doctrinas teológicas de índole apocalípticas centradas en el advenimiento de un Reino de los cielos levantado en la tierra mediante el esfuerzo humano.La  mística cristiana empezó a formar parte de la revolución pendiente.

    Quizás esto que estoy expresando, te confunda un poco más, porque sólo son unos esbozos de ciertas líneas de pensamiento y sería injusto meterlo todo en un mismo saco, porque la realidad de las iglesias en toda América tienen ellas una vida mucho más abundante, y aquello se ha convertido con los años, especialmente después del protagonismo  y el liderazgoo ejercido por la revolución cubana en un laboratorio donde se tratan muchísimas corrientes ideológicas, y hay por otro lado, mucha vida en el Espíritu.

  • pepe blanco

    Hace un par de días manifestaba mis dudas acerca del auténtico espíritu laicista de muchos cristianos progresistas. Argumentaba entonces que su laicismo parecía circunstancial, “de mentira”, pues parecía que solamente lo manifestaban cuando los jerarcas de la iglesia no eran de su cuerda ideológica. Recordaba que quienes criticaban las intromisiones de Rouco Varela o de JP II en la vida política y en las leyes de los países, ahora jalean entusiasmados las continuas intromisiones de Francisco en los asuntos públicos, olvidando, eso sí, que en donde realmente el papa tiene poder, que es en el seno de la Iglesia Católica, ahí, de momento, no está revolucionando nada, ninguna ley, ninguna constitución. Nada.

    Este artículo me hace pensar otra vez en algo que le llevo dando vueltas desde hace mucho tiempo: el verdadero espíritu democrático de mucha gente y, en particular, de cierta izquierda radical.

    Wyoming -que, todo sea dicho, tiene mi admiración como profesional, a quien suelo ver casi todas las noches en El Intermedio- dice muchas cosas en este artículo, pero calla la fundamental: le guste o no le guste a él, la Constitución de 1978 fue aprobada, a nivel nacional, por casi el 92% de la población en un referendum libre con voto secreto y universal. Desde entonces, numerosas elecciones se han sucedido, cuya limpieza jamás fue puesta en duda por nadie (salvo en las últimas por los podemitas y en el 93 por algunos esbirros de Aznar – qué bonita coincidencia!). Elecciones a Cortes Generales, autonómicas, municipales, de las que han ido saliendo los distintos gobiernos en los diferentes niveles administrativos. Los gobiernos que ha querido la gente y que han sido los más votados, nos guste o no nos guste a quienes y cuando no los hemos votado.

    Entiendo que a Wyoming no le gusten aspectos de los últimos 40 años de nuestra historia. Pero esa historia la hemos escrito nosotros, democráticamente, y somos responsables de ella. A mí también me parece increíble que a estas alturas de la vida triunfe el populismo barato de Podemos o el de Marine Le Pen. Pero es lo que hay y, como demócrata convencido, tengo que aceptarlo y convivir con él: sí o sí.

  • Román Díaz Ayala

    Afortunadamente la Transición ya dispone de una historiografía suficiente, aunque no exhaustiva,para arrinconar mitos o para evitar que tengan cabida otros nuevos.

    A partir de 2011, casi como eslóganes de la calle, se ha pretendido hacer borrón y cuenta nueva removiendo muchas de las afirmaciones con la que la sociedad civil pretendió reconstruirse después de la guerra civil y la dictadura, poniendo en su lugar otras, que aunque no nuevas, habían sido desestimadas por ahistóricas. Wyoming se hace eco de una de ella , y la dramatiza cargando las tintas con los elementos más siniestros de la represión franquista: el discurso del miedo. Así queda demostrado que la Transición se hizo posible mediante n proceso de  “acojonamiento” de una sociedad inerme,

    El libro de Javier Cercas ( 2009) “Anatomía de un instante, sobre el frustado intento de golpe de Estado produjo un gran debate público y dió ocasión para que esta tesis del miedo se asentase. Más tarde en 2013 el Congreso Inaugural de Podemos de Vistalegre(Madrid) en su declaración política analizaba la Transición como una continuación de la pretendida legitimidad del franquismo.

    Los estudios historiográficos, en cambio buscan el éxito político de la Transición hasta en cinco factores. Me acomodo a lo escrito por Álvaro Ferrary, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Navarra que señala:

    1º la apertura de la economía española al exterior comenzada a partir del plan de Estabilización de 1959 con el profundo cambio social  y desarrollo económico que provocó.

    2ª la convicción cada vez más generalizada de que un tipo de evolución política no sólo era inevitable sino que se presentaba como imprescindible para el desarrollo del país

    3ºel nombramiento del príncipe Juan Carlo como sucesor quien comprendió desde el principio que el futuro político dependía de hacer de la Corona punto de reunión de todos. Tal cosa dependía de impulsar una transición política hacia la democracia.

    4º la consideración del abandono  y superación de las actitudes maximalistas por parte de la oposición.

    5º nueva actitud de crítica y de desenganche del régimen  que comenzaron a extenderse entee un sector cada vez más amplio y de mayor influencia del clero español, circunstancia puestas en relación con las nuevas orientaciones   doctrinales y culturales producidas a raíz de la celebración del Concilio Vaticano II

  • Asun Poudereux

    En principio, no me parecen bien ajustadas las comparaciones,  se quedan las más de las veces en la superficialidades.

    El papel primordial de la memoria, a mi modo de ver, es aprender de los errores,  lo que motiva a no olvidar lo que ha  llevado al desencuentro, rechazo y prejuicio inducidos desde fuera con todos los medios posibles al alcance, insistiendo en un modo de ver y enjuiciar subliminalmente.

    Si no se estimula y ejercita de modo transparente la memoria histórica, por igual,  con y en todas las fuentes de información, hay motivo interesado y gran sospecha de actuación orquestada para la hipnosis y adormecimiento de toda su potencialidad, pues, sin duda, la memoria  nos constituye dando sentido a toda nuestra vida. Una valiosa herramienta que pone en marcha  la  atención y alerta para la vida,  ya se busque en ella realmente el bien y la solidaridad para un mundo en el que todos tienen dignidad y por ello se les respeta, ya sea fuente de tergiversación y monopolio de unos, para su propio beneficio, en detrimento de la verdad y las terribles consecuencias que tal perversidad conlleva.

    Y no me refiero solo al caso español, desgraciadamente

     

  • Román Díaz Ayala

    Tenemos que reflexionar mucho y profundamento sobre algunos de los temas que aborda el entrañable Wyoming, a quien se le reconoce mejor como un referente de “La Movida” (década de los 80 en España)

    En la Transición sabíamos de dónde salíamos, quienes nos acompañaban y aunque no sabíamos muy bien hasta donde podíamos llegar, teníamos la férrea voluntad de llegar muy lejos. A la lista de Wyoming podíamos añadir otras tantas biografías, no precisamente de los salidos del bunker del franquismo, como por ejemplo Jordi Pujol, de quien, con su buen olfato, mostró signos de desconfianza alguna vez el honorable Josep Tarradellas, y otro más  personalidades tanto  mesetarias como de la periferia.

    Pero hay cosas que la frustración que estamos experimentando en el momento presente no deben hacernos olvidar. Como, por ejemplo, que la Transición política se enmarcó en varirios cambios que se estaban dando en España simultáneamente y con diferentes ritmos, duración y fechas de inicio. En España se producían en la mitad del siglo XX profundos cambios políticos, culturales y sociales. La España de los años 60 y 70 era otra de aquella de los años 40. La Transición en muchos aspectos tuvo que significar continuidad y cambio, y que la transición cultural que se esperaba tras la inauguración de un sistema de libertades, una vez recuperados esos espacios de libertad, no se produjo, o lo fue sólo a un nivel discreto, lo que llevó a muchas gentes al desencanto, especialmente quienes apostaron fuertemente por la democracia. Política y cultura se distanciaron.Aquel   vigor de la inteligencia crítica que se hizo disidente y que estaba moralmente bien armada, pues era un discurso ético,contra la que no pudo el tardofranquismo, y que tuvo su exponente, por ejemplo, en Cuadernos para el Diálogo y en el sector universitario, no se llegó a mantener y así entramos en los años 80 con aquel movimiento, más de carácer urbano, protagonizado por Madrid y otras capitales de provincias y que se llamó La Movida, con sus iconos y sus mitos, pero con mucho de decadente y de pastiche.

    Nosotros tuvimos nuestro Trump con José María Aznar en la Moncloa en 1996.

    Pero nuestra memoria se ha vuelto selectiva.