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La primera república española (III)

 IsornaUn aspecto significativo del texto de abdicación del rey Amadeo, dirigido al Congreso en Febrero de 1873, fue destacar que los enemigos de la nación, eran los propios españoles:

“(…) todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien (…) y entre tantas y tan opuesta manifestaciones de la opinión pública es imposible atinar cual es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males” (…)

¿Vivimos en 2016 similares tiempos de confusión entre nuestros representantes políticos que dificultan hallar el remedio para nuestros males? Esperemos que no.

 I – EL “PLANTE” DE LOS ARTILLEROS

El “plante” de los artilleros y el desacuerdo de Amadeo con el Gobierno radical de Ruíz Zorrilla respecto de la solución al conflicto, resultó ser la causa inmediata y última de la abdicación de Amadeo. Abdicación, a su vez, causa inmediata de la caída del Gobierno y del advenimiento de la República el 11 de Febrero de 1873. Esta concatenación de hechos nos ha permitido decir, figuradamente, que la Primera República Española llegó “de carambola”.

El conflicto de los artilleros, negando obediencia al General Hidalgo de la Quintana y negando acatamiento al gobierno, tuvo dos momentos destacables: Noviembre de 1872 y Enero-Febrero de 1873 y fue aprovechado (y espoleado) por distintos grupos políticos para acosar al Gobierno y a Amadeo. No obstante, cabe significar que la pretensión mayoritaria (aunque los republicanos también conspiraban) no era traer la república, sino expulsar a los radicales del gobierno. Y así dice Tuñón de Lara (“La España del siglo del XIX, citado):

Tal vez la reacción hubiera acabado por consentir a Amadeo, con la condición de expulsar a los radicales del gobierno y realizar una política de neto conservadurismo

En las sesiones del Congreso de 16 de Noviembre de 1872 (Gaceta del 17) y 7 de Febrero de 1873 (Gaceta del 8), se interpeló al Gobierno sobre el “plante” de los Jefes y Oficiales de Artillería frente al general Hidalgo por su actuación en el levantamiento del cuartel de San Gil el 22 de junio 1866, y la solución que habría de darse a este conflicto. El Presidente del Gobierno Ruiz Zorrilla hizo, con conocimiento de causa (pues participó en la organización del alzamiento del cuartel de San Gil), una clara defensa del comportamiento de Hidalgo, y más allá de eso, afirmó rotundamente la legitimidad del Gobierno para nombrarlo para un cargo de mando y la obligación de los artilleros de obedecer a Hidalgo, en cuanto que constituido en mando, y de obedecer y respetar las decisiones del Gobierno.

Respecto al levantamiento del 22 de junio de 1866, dice Eduardo Higueras Castañeda (“Manuel Ruiz Zorrilla. Con los borbones jamás“, citado, pág. 88):

(…) Zorrilla desplegó toda la actividad de que era capaz en la organización del nuevo movimiento. Ante la falta de un jefe militar en la capital, consiguió convencer al general Blas Pierrard. (…) La sublevación comenzó en el cuartel de san Gil y encontró la resistencia de los oficiales de artillería (…) “.

A la actuación de Hidalgo durante dicho levantamiento nos referimos en las NOTAS, al final del texto.

 

 II – EL NOMBRAMIENTO DE HIDALGO PARA LAS PROVINCIAS VASCAS Y NAVARRA (NOVIEMBRE DE 1872)

El 8 de noviembre de 1872, admitida la dimisión del Mariscal de Campo del general Fernando Primo de Rivera y Sobremonte, del cargo que ocupaba de Capitán general interino de las Provincias Vascas y Navarra fue nombrado para ese puesto, en la misma condición de Capitán General interino, el mariscal de Campo Baltasar Hidalgo y Quintana (Gaceta 9-11-1872).

Ocho días más tarde, en la sesión del Congreso del sábado 16 de Noviembre (Gaceta 17), el Ministro de la Guerra, Fernando Fernández de Córdova, dará cuenta del anómalo comportamiento de algunos Oficiales del cuerpo de Artillería destinados en aquel distrito militar en cuanto al cumplimiento de de sus obligaciones de presentarse al nuevo Capitán General según la preceptiva Ordenanza (Gaceta 17-11-18).

En efecto al llegar el General Hidalgo a Vitoria, para hacerse cargo de su nuevo destino, todos los cuerpos de la guarnición se presentaron, como era de Ordenanza, menos los Oficiales de Artillería de guarnición en Vitoria. , Indagando sobre la causa de esta ausencia supo el General Hidalgo que el Brigadier Blengua que desempeñaba el puesto de Comandante general de Artillería de aquel distrito militar había salido en el mismo día de Vitoria sin presentarse a la Autoridad. Por otra parte, otros jefes artilleros no se presentaron al general Hidalgo pretextando enfermedad. Ordenó Hidalgo enviarlos al Hospital y no habiendo sitio en él pretendió trasladarlos a otras instalaciones militares. Pero el Ministro Fernández de Cordova no lo autorizó aduciendo que no podían ser sancionados antes que juzgados y, si enfermos estaban, permaneciesen en sus casas. Ante esto, Hidalgo presentó la dimisión de su cargo, que no le fue aceptada hasta el 28 de diciembre de 1872 (Gaceta del 29)

 

III – EL NOBRAMIENTO DE HIDALGO PARA TARRAGONA (ENERO DE 1873)

Admitida su dimisión, Hidalgo fue nombrado para un puesto de jefatura en Tarragona, sin mando sobre artilleros. El puesto no era de especial relevancia pues no requería la firma del Rey; se dice que Amadeo conoció el nombramiento de Hidalgo para Tarragona a través de la prensa. El día 27 de enero toda España conocía el nombramiento y la marcha de Hidalgo para Tarragona. Un periódico de provincias como “La Gacetilla de Santiago” del propio lunes 27 de enero de 1873, decía: “Se ha encargado a Hidalgo de las operaciones en la provincia de Tarragona. Inmediatamente los Jefes y Oficiales de Artillería mostraron en todas partes su disgusto contra la decisión del Gobierno pidiendo la baja en el Ejercito.

Ante este panorama, en la sesión del Congreso del 7 de Febrero de 1873, el diputado Fernando González solicitaba al Gobierno (Gaceta del 8) tomase “una resolución conforme con la dignidad de los poderes públicosy manifestaba su esperanza de “que el Sr. Presidente del Consejo de Ministros diga cuál va á ser la actitud del Gobierno en las actuales circunstancias” En el discurrir de la sesión sobre este asunto, se presentó una proposición incidental de apoyo al Gobierno que fue aprobada por 191 votos y que decía:

«Los Diputados que suscriben tienen el honor de someter á la aprobación del Congreso la proposición siguiente:// «El Congreso ha oído con satisfacción las palabras del Presidente del Consejo de Ministros y del Ministro de la Guerra referentes al sostenimiento del prestigio del poder público, y ofrece al Gobierno todo su apoyo para que contenga resueltamente á todos en el círculo de sus deberes.» // «Palacio del Congreso 7 de Febrero de 1873. =Vicente Romero y Girón.= Manuel de Llano Persi = Julián García San Miguel.=Manuel Gómez.= Sabino Herrero .= Manuel L. Moncasi. = Gaspar Rodríguez.»

 

 IV – EL DESACUERDO ENTRE EL GOBIERNO Y EL REY

Respecto a la postura a tomar ante el “plante” de los artilleros se produjo un desacuerdo importante entre Amadeo y el Gobierno de Zorrilla. El Gobierno se negaba a acepta el “chantaje” y estaba dispuesto a aceptar las renuncias de los artilleros y reestructurar el cuerpo. El Rey era contrario a esta solución.

El Conde de Romanones (citado págs. 105 y siguientes) da cuenta de la importancia de la proposición de apoyo al Gobierno citada en el apartado anterior, y narra el conflicto en los siguientes términos:

“(…) Entretanto los artilleros se habían puesto en relación secreta con el Rey, ofreciéndole su adhesión y solicitando que no aceptara las soluciones que el Gobierno iba a someter a su firma. Al escucharles D. Amadeo, quedó convencido (…) // Advertido Zorrilla de las intenciones del Rey y descontando la posibilidad de que se negara a firmar el decreto reorganizando el Cuerpo de Artillería, requirió la voluntad del Congreso y planteó la cuestión de confianza que le fue confirmada por 191 votos (…) // Al siguiente día se celebró Consejo en Palacio. (…) Explicó Zorrilla lo ocurrido en la sesión del Congreso; escuchole Amadeo con aparente indiferencia (…) indicando a Zorrilla que se quedase en el despacho (…) El Rey una vez a solas con Zorrilla en forma desabrida, se mostró dolido por la votación del congreso en el día anterior; consideraba que la confianza otorgada por la Cámara al Gobierno coaccionaba la voluntad Real. Procuró Zorrilla convencerlo de que el voto no tenía tal alcance (…) Al cabo reconoció Zorrilla lo justo de la contrariedad del Rey; mas, como ya no podía retroceder, hizo cuestión de gabinete la firma del documento reorganizando el Cuerpo de Artillería; al oírle D. Amadeo, replicó con viveza: << No será usted solo quien dimita; también dimitiré yo. Mañana le entregaré el mensaje que dirijo a las Cortes abdicando la Corona. Después de esto ya nada me importa el decreto que usted me presenta.>> Y firmó

 El Decreto de reorganización del cuerpo de Artillería de fecha 8 de Febrero de 1873 se publicó en la Gaceta del 9 de Febrero.

El relato que nos ofrece Hennessy (citado pág. 172 y 173 ) sobre el nombramiento de Hidalgo para un puesto en Tarragona y el conflicto artillero es el siguiente:

“Aunque se habían tomado precauciones trasladando a los oficiales de artillería que hubieran podido darse por ofendidos, Zorrilla supo que todo intento de dar a Hidalgo otro mando habría precipitado la crisis, pero desoyendo la advertencia de Amadeo y e Pavía, capitán general de Madrid, persistió en el nombramiento y el 27 de enero Hidalgo marchó a Tarragona por lo cual 304 oficiales renunciaron a su cargo inmediatamente. // La crisis esperada se produjo en las Cortes el 7 de febrero, cuando, después de aceptar la renuncia de los oficiales de artillería, el Gobierno recibió un voto de confianza de 191 contra 2. Ampliamente aplaudido por los federales, Córdova anunció la intención del Gobierno de aprovechar la ocasión para democratizar el cuerpo de artillería y reemplazar con sargentos a los que habían renunciado. Aunque Amadeo firmó el día 8 el decreto aboliendo los privilegios del cuerpo, el deliberado menosprecio hecho a su consejo fue la acción última que le decidió a abdicar, a pesar de Los intentos tanto de Zorrilla como de los diplomáticos extranjeros, para disuadirle”.

 

V – PROCLAMACIÓN DE LA I REPÚBLICA

Para escuchar la lectura del texto de abdicación que Amadeo había enviado a Las Cortes, y darle respuesta, se reunieron el Senado y el Congreso, en sesión conjunta (contraria a lo establecido expresamente por el artículo 47 de la entonces vigente Constitución de 1869); y se constituyeron las Cortes en Asamblea Nacional. Retirado el Gobierno del banco azul (pese a las advertencias en contra del Presidente Rivero) se proclamó la República por 258 votos contra 32 (contraviniendo lo establecido en el artículo 33 de la Constitución, así como otras normas relativas al trono vacante). Y se constituyó mediante votación secreta el primer gobierno de la Primera República española. La Gaceta de Madrid del 12 de febrero de 1873 recoge lo acordado con el siguiente texto:

A propuesta de-varios individuos de su seno, la Asamblea Nacional acordó :

1.° Que la Asamblea Nacional reasumiese todos los poderes, declarando como forma de Gobierno de la Nación la República y dejando á las Cortes Constituyentes la organización de esta forma de Gobierno.

2.“ Que se eligiese por nombramiento directo de la Asamblea el Poder Ejecutivo amovible y responsable ante la misma.

En virtud de este último o acuerdo se procedió á elegir los individuos que debían componer dicho Poder Ejecutiva de la República.

 PRESIDENCIA DE LA ASAMBLEA NACIONAL

La Asamblea Nacional, en uso de su soberanía, ha tenido á bien elegir el Poder Ejecutivo de la República nombrando Presidente del mismo á D. Estanislao Figueras, Ministro de Estado á D. Emilio Castelar, Ministro de Gracia y Justicia á D. Nicolás Salmerón y Alonso, Ministro de Hacienda á D. José Echegaray, Ministro de la Guerra á D. Fernando Fernández de Córdova, Ministro de Marina á D. José María de Beranger, Ministro de la Gobernación á D. Francisco Pí y Margall, Ministro de Fomento á D. Manuel Becerra, y Ministro de Ultramar á Don Francisco Salmerón y Alonso.

Palacio de la Asamblea Nacional en Madrid á doce de Febrero de mil ochocientos setenta y tres.= Nicolás María Rivero, Presidente.=Federico Balart, Secretario. = Cayo López, Secretario

 NOTAS

1 – En 1947 los insurrectos Oficiales de Artillería de 1872, tuvieron un curioso y anómalo reconocimiento, elogiándose más su “espíritu de cuerpo” que la lealtad a sus obligaciones militares y la obediencia debida a la legítima autoridad del Gobierno, púbicamente respaldado por las Cortes. Así Melchor Fernández Almagro (citado, pág.459, Nota 23) recoge, sin crítica aparente, un párrafo de la “Historia de la Artillería Española”, de Jorge Vigón (Madrid 1947) que (con cierto tono lacrimoso) considera “victimas” a los insumisos artilleros y que dice así: “Los jefes y oficiales de Artillería dejaban, doloridos y vejados su carrera; a muchos de ellos les aguardaba en la calle la miseria (…)” ¡Vaya!

2 – El cuartel de San Gil, que hoy ya no existe, estaba situado en parte de lo que hoy son los jardines de la Plaza de España de Madrid, hacia la zona de la calle Leganitos. y allí seguía cuando se produjo la proclamación de la República. Se inició su demolición a comienzos del siglo XX.

3 – Fracasado el movimiento insurreccional del general Prim en Villarejo de Salvanés en enero de 1866, y viendo la necesidad de profundizar y proseguir en el movimiento insurreccional, se trató de aprovechar, en Junio de ese mismo año, el descontento de los suboficiales de artillería que tenían el camino cerrado para ascender por méritos, al contrario de lo que sucedía en otros cuerpos. Ruíz Zorrilla participó en la organización de este movimiento que culminó el 22 de Junio de 1866 con el levantamiento del cuartel de San Gil (malogrado el mismo día de producirse) y que estuvo dirigido por el general Blas Pierrard y secundado, entre otros, por el entonces “comandante capitán” de artillería Baltasar Hidalgo y Quintana. Los generales O`Donnell, Serrano y Narváez se opusieron al alzamiento y sofocaron la rebelión El fracaso de esta insurrección produjo una fuerte represión: setenta y seis hombres fueron fusilados (sargentos , cabos, soldados rasos y paisanos, dice E. Higueras, citado página 89.) Baltasar Hidalgo logró huir al extranjero.

4 – Se reprochó al por entonces “comandante capitán” Hidalgo, por parte de muchos oficiales de artillería, haber participado o haber propiciado la muerte de sus compañeros oficiales. Es evidente que Hidalgo participó en la conjura y que estuvo en el Cuartel de San Gil pero no dentro sino fuera, según su propio testimonio. Y cuando entró ya se había producido el fatal enfrentamiento entre los Oficiales del puesto de guardia y los sargentos. Parece ser que otros oficiales artilleros participaron también en ese alzamiento y no fueron objeto de similar animadversión Y, en todo caso, ¿justificaba lo sucedido en 1866 el “plante general” (en plena guerra carlista) del cuerpo de Artillería frente al nombramiento del general Hidalgo como Capitán general interino de las Provincias Vascas y Navarra y posteriormente, para un puesto en la Comandancia de Tarragona? El fuego de la discordia fue avivado por contrapuestos intereses partidistas (incluido Serrano) ansiosos de derribar a Zorrilla y encabezar un gobierno y muy especialmente, como ya dijimos, por los esclavistas.

5 – Durante la sesión del congreso de 16 de noviembre de 1872, el Presidente Zorrilla, aunque no le dio lectura en ese momento, pidió se insertase para público conocimiento en el diario de sesiones una carta de Baltasar Hidalgo fechada en el exilio de París el 28 de octubre de 1867, en la que salió en defensa de sí mismo y de los alzados en el Cuartel de San Gil el 22 de junio de 1866. En efecto, los alzados habían sido tachados de criminales por varias Exposiciones elevadas al Trono por los Jefes y oficiales de Artillería y, muy especialmente, por los de Valencia cuya Exposición insertó la Gaceta del 12 de Octubre de 1867. En su carta (Gaceta 17-11-1872) Hidalgo esclarece su actuación en el levantamiento y cabe señalar que la firma así: “Baltasar Hidalgo de Quintana, ex-Comandante Capitán de Artillería.” He aquí un extracto de la misma:

 «(…) Determinado el movimiento para el día 22 de Junio, y escogida como mejor por los sargentos la hora de la madrugada, en la de dicho día entraron siete sargentos y cabos en el cuerpo de guardia de los regimientos á pié en San Gil para sorprender é intimar la rendición á los Jefes y Oficiales que en él se hallaban, hacerlos presos, desarmarlos y dejarlos allí mismo encerrados ; ya lo tenían casi conseguido sin resistencia alguna, cuando quiso la fatalidad que el Capitán Torreblanca (cuya desgracia en el alma deploro) disparara por dos veces su rewolver desde la oscuridad en que se encontraba, matando un sargento é hiriendo otro, y excitase con su acción y su voz á los demás Jefes y Óciales, ya dispuestos á entregarse, á seguir su ejemplo. Así lo hicieron, descargando sus rewolvers sobre los sargentos. Las consecuencias eran fáciles de prever; por espacio de dos ó tres minutos repetidos disparos se cruzaron, en medio del humo y la oscuridad, entre una y otra parte, retirándose al fin los sargentos después de recoger las llaves para abrirme las puertas, dejando dos muertos y retirando tres heridos, habiendo causado á los Oficiales un muerto y otro mortalmente herido, que más tarde llevaron ellos mismos en sus brazos á recibir asistencia médica á una casa inmediata que les indiqué tan pronto como de ello tuve noticia.

«Una vez dentro del cuartel y enterado de lo ocurrido, dispuse que mientras sallan las fuerzas, para evitar nuevas temeridades, hicieran de rato en rato sobre las dos puertas del cuerpo de guardia, ya cerradas, algunos disparos, que con su ruido impidieran fuesen de nuevo abiertas para otra agresión. Esto cesó después, y pudo escaparse sin ser por nadie molestado un Alférez que llevó al Gobierno la noticia de lo ocurrido y salir otro Oficial que fue autorizado por mí para retirarse á su casa. (…)

«Estas son las desgracias ocurridas en San Gil: allí sólo hubo lucha, combatientes y víctimas; imprudencia y temeridad heroica por una parte; natural defensa en la otra; iniciativa en los Jefes y Oficiales, primeras víctimas en la tropa, funesto resultado para todos; pero no asesinatos ni cobardía. (…) “

 

2 comentarios

  • ELOY

    Sí Lola,  ya sabes que suele decirse que << el “hombre” es el único animal que suele tropezar dos veces en la misma piedra >>

    Repetimos errores históricos quizá porque seguimos sometidos a “intereses” históricos que de una u otra forma intentan seguir dominado y atenazando nuestra sociedad.

    Gracias por tu comentario.

  • Lola Cabezudo

    Amigo Eloy: ¡qué decepción, que sigamos siendo tan deficientes! Gracias por tu trabajo y tu rigor pero aquellas consecuencias siguen estando agazapadas y producen desaliento más de cien años después.

    LOLA CABEZUDO