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Añorando a un desaparecido

Iñaki                Los viejos tendemos, con demasiada facilidad, a dirigir la mirada hacia el pasado. Pues bien, en este 2016 de elecciones en cadena, sin ton ni son, normal que reverdezcan determinadas añoranzas en relación a políticos, más o menos desaparecidos. ¿Son los que están en el candelero, en estos momentos, los mejores y más capacitados para manejar el cotarro, en Euskadi?

Probablemente soy un incorregible nostálgico. ¡Qué le vamos a hacer! Pero la realidad es que tanto la inhabilitación de Arnaldo Otegi, como el voluntario, al parecer, ostracismo político de Juanjo Ibarretxe, el desaparecido, me marchitan la ilusión. Con este par de históricos de la política vasca, un poco fuera de juego, a las próximas autonómicas del 25/S les va a faltar, no sé cómo decirlo, txispa, pulso, salsilla alegre…. ¿Se limitarán a ser un nuevo reparto de mini-poder, entre sanos regionalistas? ¿Se dejará ver, con fuerza, la peculiar identidad de la Nación Vasca? ¿Cuántos votos van a ser capaces de cosechar el soberanismo y el independentismo?

Le deseo suerte a la estrategia de la Izquierda Abertzale, pero la que más me preocupa es la de EAJ/PNV. Quizá no la acabo de entender. Le veo un poco atascado en el techo de los 300.000 votos, mientras sus rivales pretenden pisarle los talones. Y, sin embargo, no parece querer dar excesiva cancha a un Ibarretxe, siempre el discreto, que no deja de recordarme sus 600.000 votos del 13 de Mayo del 2001. Todos sabemos que a su edad, este corredor de largo aliento, no está quieto. El parece seguir cultivando su lado más intelectual por las universidades del mundo mundial, no se olvida de sus orígenes, se conserva en plena forma y se reafirma en sus ideas. Tendría que explicarnos el por qué de sus apariciones tan esporádicas, en los medios, aquí en su Tierra Vasca. Sobre todo, teniendo en cuenta que, en tanto en cuanto no se concrete el nuevo Status para la CAV, su Plan para Euskal Herria, sigue siendo una propuesta válida.

Veamos algunas de sus ideas básicas, siempre en mi modesta opinión. Somos una nación con unos cuantos derechos incuestionables. Por ejemplo, derecho a decidir sobre nuestro futuro político, a defender nuestra cultura, a profundizar en nuestras relaciones con Navarra e Iparralde, a tener voz propia en Europa y en el mundo… Como tal nación es lógico que aspiremos a tener Instituciones propias como el Poder Judicial, Ámbito laboral, económico y de Seguridad Social propios, control de recursos naturales e infraestructuras, un Pacto con el Estado, garantizando las competencias exclusivas…. Algún día el Gobierno de Madrid lo entenderá.

3 comentarios

  • Iñaki SS

    Los vascos somos ciudadanos del mundo,como el que más. Sin embargo, nuestra patria txika, nuestra Euskal Herria, el Pueblo Vasco, sufre el contraste entre su prosperidad en cuanto a  riqueza material y su pobreza en cuanto reconocimiento político internacional como nación, con identidad propia y diferenciada de España. Son las rosas y espinas con las que hemos de convivir en este paradisíaco rinconcito de la aldea global. “No solo de pan vive la persona…”

    Dicho esto, quiero felicitarte por tu seductora reflexión de primavera. Personalmente me ha tocado en lo más profundo. Ten en cuenta que a mi edad es fácil tener la sensación de estar en el invierno del propio descontento, y no es fácil ahuyentar la tristeza. Lo intento tratando de evitar el mirarme, el pensar en mi, el replegarme en mi propio yo, etc., pero no es fácil.

    Saludos.

     

     

  • mauricio

    Iñaqui estoy de acuerdo cotigo.Seguimos por el buen camino.

  • olga larrazabal

    ¡Animo, Iñaki!

    Durante un “retiro” de dos meses, producto de una hernia la columna, me dediqué a leer libros que tenía a mano, de la biblioteca de mi padre.  Encontré entre esas curiosidades, las memorias de José Antonio de Aguirre y Lecube, (De Guernica a Nueva York, pasando por Berlín) donde narra la guerra en Vizcaya, el exilio en una Francia caótica donde reinaba el Fascismo, con los alemanes encima, la pobreza y dolores del exilio corriendo con la maleta a pié con su familia e hijos, perseguidos por los aviones alemanes, con el resultado de la muerte de su hermana.

    Su sano optimismo en medio de tanta tragedia donde se cerraban todas las puertas, incluyendo las del Vaticano, el fusilamiento del Presidente de Cataluña, y sus estadía de incógnito en Berlín. Y al fin su salida a través de un país del Norte con su familia y con una identidad falsa, ya que los tentáculos de Don Francisco y sus compadres Nazis eran largos.

    En ese minuto nadie hubiera dado un centavo por la supervivencia del País Vasco como tal, con su población diezmada, en el exilio o en prisión, con la moral por los suelos.

    Y sin negar los dolores sufridos por tantos, mira tú como  ha cambiado el panorama y las condiciones de vida y la manifestación de la adherencia del pueblo vasco a su identidad.  Si solamente José Antonio hubiera podido ver lo que hay ahora después de 81 años, estaría orgulloso y sentiría que su vida y los riesgos que tomó, estaban justificados por lo menos en lo que a su país se refiere.

    Quizás no tanto al ver que sus ideales social demócratas han sido arrinconados por el capitalismo furioso.  Pero nótese que digo arrinconados, no exterminados, ya que las vueltas del mundo traen muchas sorpresas.

    Su claridad mental para definir su posición política, como social demócrata y cristiano, fue notable en tiempos donde reinaba el Fascismo y el Stalinismo en su versión más violenta.  Y se echa de menos líderes que tengan esa claridad mental.  Pero el Pueblo Vasco sigue viviendo y creo que goza de buena salud, en medio del caos ideoógico y financiero reinante en Europa y en todo el mundo.