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El segundo y definitivo descubrimiento de América

Isidoro

Rincón de soñar (12)

      El acontecimiento más interesante de nuestra vida y probablemente de la historia, sería la constatación de que tenemos vecinos inteligentes en el Universo, y que subrepticiamente nos observan sin intervenir en nuestra historia.
Hoy en día casi la mitad de los estadounidenses cree que hay naves alienígenas observando nuestro planeta, según una encuesta de YouGov y The Huffington Post. Un sondeo de National Geographic refleja que el 77% “creen que hay signos de que los aliens han visitado la Tierra.

John Podesta, jefe de la campaña presidencial de Hillary y antiguo jefe de gabinete de Bill Clinton, fue mucho más claro. Podesta lleva años presionando al Gobierno, desde dentro y desde fuera, para que desclasifique los archivos de los ovnis. Ha liderado investigaciones, ha dado discursos y lo reiteró en Twitter el año pasado, después de dejar su cargo de consejero del presidente Obama: “Finalmente, mi mayor fracaso de 2014: una vez más no asegurar la desclasificación de los archivos OVNI”. “El pueblo americano puede encajar la verdad”, repitió este mes en la CNN.

Los escépticos aducen la “paradoja de Fermi”: Si hay más vida inteligente en el universo, ¿por qué no la vemos? ¿Por qué no nos ayudan en nuestros muchos problemas?

Y esta situación a mí me recuerda mucho el eterno problema teológico de la “teodicea”. Si Dios está ahí, al tanto de nosotros, ¿por qué no nos ayuda a resolverlos?

La cuestión Ovni-extraterrestres, discurre plenamente por los mismos carriles intelectuales, que la eterna discusión sobre la existencia de Dios. Porque en el fondo es la misma cuestión, solo que con distinto lenguaje.

En los años cincuenta, (por no ir más lejos, y mentar fechas en las que muchos de nosotros vivíamos), causaban sensación películas como Marcelino Pan y Vino, Los Diez mandamientos o la de Lourdes. Hoy día las películas que sobrecogen a la infancia y llena las salas, son sobre la Guerra de las galaxias.

Y no solo es la industria del espectáculo. Casi diariamente los científicos nos bombardean con nuevos hallazgos de planetas habitables e indicios de la facilidad con que emerge la vida por doquier, (incluso en pésimas circunstancias).

Además han surgido nuevas teorías como el emergentismo, que complementan y amplían la evolución darwiniana, en el sentido de hacerla más fácil y casi necesaria.

Los imaginarios culturales han variado del todo.

Ha calado la idea de que no estamos solos en el Universo, y que a partir de ahora lo que antes denominábamos como la “Trascendencia” = Dios, tiene dos claros componentes: la trascendencia y la Trascendencia.

Y que muchas actuaciones que antes achacábamos a Dios, quizás podamos (y quizás debamos), achacársela a la trascendencia con minúsculas.

Sería un nuevo paso en el inevitable proceso de integración entre creyentes y escépticos. No olvidemos que la sabiduría pasa por la conciliación de los opuestos: por subir a un nuevo escalón de paradigma, en el que lo que antes era opuesto ahora ya no lo es.

Un comentario

  • Santiago

    Estamos pues simplemente ante varias hipótesis…Sin embargo, no existe dificultad alguna en admitir la existencia extra-terrestre…en un Cosmos “cuasi” infinito..con billones de galaxias y millares de planetas semejantes al nuestro…con distancias abismales, que sobrepasan nuestra humana comprensión  de cómo y cuándo las podríamos vencer, poseyendo nosotros nuestra propia naturaleza humana…

    Sin embargo, si la hipótesis extra-terrestre resulta cierta, y alguna vez hiciéramos un “contacto” claro con un conocimiento universal de tal acontecimiento, estaríamos, sin duda, en presencia de “otra especie” creada con una naturaleza biológica distinta a la nuestra, pero basada también en la física…PERO la naturaleza de Dios NO es material o biológica…sino espiritual, que pertenece a otra dimensión, no regulada por las leyes de la física…De ahí, que NO es lo mismo que los OVNI-extraterrestres no quieran, o consideren inoportuno, revelársenos claramente….. a los motivos de Dios…ya que estaríamos comparando distintas sustancias y naturalezas,  y diferentes pensamientos y voluntades……ya que la motivación de nuestro Creador personal se basa y dista bastante de las naturalezas físicas o espirituales que han sido creadas previamente..

    La Trascendencia, pues, es inconmensurable…se encuentra por encima de todo lo existente…no está sujeta a las leyes físicas cósmicas…no depende de ellas para existir…es totalmente libre e independendiente…imposible de ser sometida a ningún “experimento” científico.Nuestra trascendencia, junto con la de los ET, siempr va a juzgar los acontecimientos con mirada temporal, y en el tiempo que pasa y desaparece sin retorno…pero la Trascendencia, con mayúscula, los considera desde el centro de la eternidad, donde el tiempo ha desaparecido ya totalmente…Nuestra trascendencia presenta ante nosotros el panorama de unos cuantos años…pero la Trascendencia contempla el panorama completo de todos los siglos… Nosotros, junto con los ET, pesaríamos los acontecimientos humanos y ET, según sus causas próximas y sus efectos inmediatos; Dios los ve en sus causas más lejanas y profundas, y los mide en sus más lejanos efectos…

    Por tanto, la relaciones son de diferente orden, como también lo son las consecuencias…PERO lo Trascendente siempre va a existir…en el sentido máximo de la palabra….Todo lo demás en el Universo está, pues, sujeto a ESE designio de amor divino sobre nosotros…Y hacia El nos dirigimos vertiginosamente….

    Un saludo cordial    Santiago Hernández

     

    No podemos juzgar, por tanto,  con nuestra naturaleza humana las motivaciones divinas…Simplemente sabemos que estamos “aquí” y vinimos a este mundo en unas decisción y en un acto premeditado al que nosotros no contribuímos y por supuesto, lo que tampoco pedimos…y que nuestra vida tiene un sentido…que solamente puede entenderse en la Revelación del amor de  Dios…realizada cabalmente en Jesús de Nazaret…por supuesto, para los que creen en esa Revelación