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El evangelio y la familia

Castillo               Para Pepe Castillo, por lo visto, no hay vacaciones de agosto. AD.

             Una de las cosas que más llaman la atención, cuando se leen detenidamente los evangelios, es la actitud personal de Jesús y las enseñanzas que transmitió respecto a la familia. No es posible, en el limitado espacio de este artículo, analizar al detalle la abundante documentación que ofrecen sobre todo los sinópticos sobre este asunto. Aquí me limito a señalar dónde y en qué está el problema. Más adelante (y con tiempo) espero poder explicar la hondura que entraña todo esto y las consecuencias que tiene.

                Lo primero, que hizo Jesús al iniciar su ministerio público, fue abandonar su trabajo, su casa y su familia. A partir de aquella decisión, las relaciones de Jesús con sus parientes fueron tensas, complicadas y hasta difíciles. Su familia más cercana pensaba de él que había perdido la cabeza (Mc 3, 21). Y cuando fue a su pueblo, sin duda para explicar su mensaje, ni los vecinos de Nazaret creyeron en él, se escandalizaron de lo que enseñaba y el propio Jesús se sintió despreciado por los de su casa (Mc 6, 1-6; Mt 13, 53-58; Lc 4, 16-30). En el relato, que hace Lucas de esta visita, la cosa llegó hasta el extremo de que los vecinos del pueblo intentaron matarlo (Lc 4, 28-29). Y es que Jesús revolucionó el tema de la familia hasta el extremo de que, para él, su madre y sus hermanos son, ante todo, los que hacen la voluntad del Padre del cielo (Mc 3, 31-35; Mt 12, 46-50; Lc 8, 19-21). Aquí y en esto es donde se ve más claro hasta qué punto Jesús puso las cosas en su sitio. Y hasta qué extremo reordenó todas nuestras relaciones personales, económicas y sociales.

                Por otra parte, cuando Jesús llamaba a los discípulos, que se agregaban al grupo, lo primero que les exigía, para “seguirle”, era abandonar la familia y los bienes (el dinero) (Mc 10, 17-31; Mt 19, 16-22; Lc 18, 18-30) sin poner condición alguna (Mc 1, 16-21; Mt 4, 18-22; Lc 5, 1-14). Jesús fue tan radical, en este orden de cosas, que no admitió, como justificante para retrasar la decisión de “seguirle”, ni el entierro del propio padre, ni siquiera despedirse de la familia (Mt 8, 18-22; Lc 9, 57-62).

                Ahora bien, a partir de este radicalismo evangélico, lo más duro y lo más fuerte, que planteó Jesús, fue el conflicto radical en la institución familiar: “No he venido a sembrar paz, sino espadas”, destrozando las relaciones de parentesco. Las palabras de Jesús son elocuentes y sobrecogedoras por sí solas y por sí mismas (Mt 10, 34-42; Lc 12, 51-53; 14, 26-27).

                Así las cosas, el problema de fondo, que aquí se plantea, solamente se puede comprender si se tiene en cuenta lo que han analizado pacientemente los historiadores y juristas, a saber: la casa – y consiguientemente la familia – era (y sigue siendo) “la estructura básica de la sociedad en que el cristianismo nació y se desarrolló, como en realidad lo es de toda sociedad sedentaria preindustrial” (R. Aguirre). Esto es lo que explica que, en el Nuevo Testamento, como indica el mismo profesor Aguirre, se nos habla de la conversión de casas enteras (Jn 4, 53; Hech 11, 14; 16, 15. 31-34; 1 Cor 1, 16; Hech 18, 8) e incluso parece que la casa era la forma básica de organización de la Iglesia en sus inicios (cf. Rom 16, 5; 1 Cor 16, 19; Col 4, 15; Flm 1-2).

                Pero esto tuvo consecuencias dramáticas. Porque sabemos que las sociedades mediterráneas del siglo primero estaban estructuradas sobre la base de la organización familiar. Ahora bien, en la familia de aquel tiempo todo estaba organizado y legislado en torno a la figura del “pater-familias”, que era el cabeza, jefe y dueño de la casa y sus componentes. De ahí que lo determinante, en la familia, no eran las relaciones personales, sino el sometimiento al poder. Y, por consiguiente, el sometimiento también a la estructura y al sistema de la sociedad romana. Lo que llevaba consigo una consecuencia que impresiona: “mujeres, esclavos y niños” eran los sujetos que carecían de derechos y tenían que vivir callados y sumisos, es decir, eran seres humanos que tenían siempre sobre ellos a un hombre como dueño (J.Jeremias, J. Leipold). Se comprende, por esto, el enfrentamiento revolucionario de Jesús y su Evangelio a este sistema de familia y, en definitiva, de sociedad.

                El problema, que se nos plantea a partir de los orígenes más remotos de la Iglesia, está en que las primeras “iglesias” (o asambleas cristianas) fueron fundadas por Pablo, según el modelo de las “comunidades domésticas” de las que nos habla el mismo Pablo en sus cartas y en las “deuteropaulinas” (Col y Ef), que reproducen el modelo de la sociedad romana: la mujer “callada y sumisa” (Col 3, 18-4, 1; Ef 5, 22-6, 9). Es el modelo que encontramos en las comunidades organizadas por Pablo desde los años 40 a los 60. Pero en aquellos años aún no se conocían los evangelios, en su redacción definitiva (la que ha llegado a nosotros), la que la Iglesia ha aceptado y propuesto como el texto oficial para los creyentes en Jesús.

                En todo caso, me parece acertada la reflexión final que propone el profesor Rafel Aguirre: “el hecho de que la Iglesia haya puesto en primer lugar los evangelios y los haya rodeado de una estima muy particular indica que, en medio de las ambigüedades inevitables de sus opciones históricas, (la Iglesia) reconoce los principios carismáticos de Jesús como su norma fundamental… Por eso, el creyente que lee los códigos domésticos del Nuevo Testamento debe ser consciente de las opciones y repercusiones históricas y sociológicas que implican”. A lo que este modesto teólogo añade que, como he dicho recientemente y recordando un texto genial de san Juan de la Cruz, la Palabra definitiva de Dios a la humanidad es Jesús, su vida y su enseñanza.

                Esto supuesto, lo que no cabe en mi cabeza es que, a estas alturas y en el momento que vivimos, siga habiendo tantos hombres de Iglesia, profundamente religiosos, que anteponen sus ideas y conveniencias a la Palabra definitiva de Dios en el Evangelio, que nos trasmitió Jesús.

7 comentarios

  • Iñaki S:S,

    Con lo del seguimiento me enredo un poco. Muchos los llamados y pocos los elegidos…y entre estos demasiados los descarriados¿?.

    Jesús de Nazaret,  verdadera persona, con su ejemplar modo de vida, normal que pueda ser considerado camino , verdad y vida, por mucha gente. Gentes que. amándole a Él, reencarnado en las personas de mas necesitadas de su entorno próximo, llegan a amar a Dios-Padre.  Tuve hambre y me diste de comer….

    ¿Cómo amar y seguir a un Dios invisible sin amar previamente al prójimo que nos necesita?.  Me cuesta creer que el don de la fe pueda llegar a poner a alguien en contacto con Dios, saltándose a las personas.

     

     

  • Santiago

    El seguimiento de Jesus de Nazaret es primariamente singular porque El no es un filosofo ordinario, ni un simple rabino itinerante, ni un revolucionario populista de partido, ni un filantropo benefactor, ni un mero profeta judio sino “el camino, la verdad y la vida”  que conducen al Padre eterno.

    Por eso, los que creen y creyeron en El estan cumpliendo el primer mandamiento de la Ley que consiste en amar a Dios sobre todo lo demas pues de ahi parte todo amor al projimo. Como dice Ignacio de Loyola este amor es el ” principio y fundamento” y despues viene todo lo demas.

    Por otro lado, el comportamiento individual es la base de la familia primero y despues de la comunidad ciudadana. No habra una familia funcional sino hay verdadero amor entre sus miembros. No existira una ciudadania responsable si no practicamos la virtud en la familia, que es o debe ser escuela de coudadania y colectivismo.

    Por eso la Sagrada Familia es modelo de amor para todos porque presenta la vida ordinaria de obediencia y mansedumbre donde se crio Jesus,como asequible a todos nosotros en cuanto a su funcion, no en cuanto al origen y estructura..ya que es la perfeccion del amor adonde el Padre nos llama a cada uno de nosotros, sin importat a que “comunidad” pertenezcamos. Al final vamos a estar solos ..Jesus siempre llamaba primero a los individuos y no a las muchedumbres que le seguia. Un saludo cordial.  Santiago Hernandez

  • Iñaki S:S,

    A mi me ha tocado ir yendo en familias del siglo XX/XXI y, a estas alturas,  creo más a quienes predican, con el ejemplo, que a los que teorizan con mayor o menor acierto. Estoy con Oscar cuando dice…el andar viendo es una actividad que se hace “p’alante”. Personalmente me resulta complicada la conexión Familia siglo XXI con Evangelios siglo I, que nos ofrece al amigo Castillo..

    Jesús, al parecer no constituyó una familia nuclear,(padre, madre y descendencia directa). No puso en marcha un modelo, no patriarcal, en la que se visualizaran el reconocimiendo de la dignidad de la mujer, los hijos y los esclavos. La Sagrada Familia es todo un misterio, con un José …padre putativo del Verbo humanado;  la concepción virginal de Maria…por obra del Espíritu Santo, etc.  Demasiado complicado para servirnos de ejemplo. La familia del hijo pródigo tiene cosas muy interesantes en cuanto al comportamiendo individual de sus componentes. A destacar las relaciones entre el padre-patriarca y sus hijos, (de la madre ni palabra), y entre hermanos, un  perfecto envidioso y un calamidad arrepentido. En la familia de Lázaro el protagonismo es de Marta , la hacendosa y María la soñadora. Tampoco aparecen ni hijos pequeños, ni nietos. Volvemos a estar ante comportamientos individuales que se repiten a lo largo de la historia, pero de ejemplo de vida familiar poquita cosa.

    El otro tema peliagudo es la llamada al seguimiento, pasando por encima de la familia, a quienes quieran ser sus discípulos. El vende, reparte, ven y sígueme,  tiene su miga. Si para seguir a Jesús hay que ir silbando y con las manos en los bolsillos bien vacíos,..¿ A que viene la necesidad de la Iglesia Católica de acumular ingentes cantidades de patrimonio para, en teoría, poder cumplir con su misión?. ¿Por qué tanta oveja perdida con los bolsillos llenos, entre sus teóricos seguidores, dando un mal ejemplo al resto de la comunidad?. ¿A quien han seguido realmente?.

  • Santiago

    LA RADICALIZACIÓN de la vida de Jesús de Nazaret se debe a la proclamación de su verdadera identidad como el Mesías, el Hijo de Dios cuando por primera vez habla en la sinagoga de Nazaret, “donde se había criado”, “y se levantó a leer” y “halló el lugar donde estaba escrito: (Is. 61,1-2; 58,6): “El Espíritu del Señor sobre mi, por cuanto me ungió; para evangelizar a los pobres me ha enviado, para pregonar a los cautivos remisión, y a los ciegos vista; para enviar libertad a los oprimidos, para pregonar un año de gracia del Señor….Y los ojos de todos en la sinagoga estaban clavados en El”…(ya que este pasaje es característicamente mesiánico y describe a la obra del Mesías) “Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta escritura en los oídos de vosotros” y “decían pues, ¿No es este el hijo de José?” Y Jesús les dijo “En verdad os digo ningún profeta es aceptado en su patria”  Y después de recordarles que Elías no fue enviado a ninguna viuda de Israel sino a Sarepta, ciudad de Sidonia, a una viuda y que el profeta Eliseo no curó a ningun leproso judío, sino a Naamán el siro, entonces “se llenaron de cólera todos en la sinagoga al oír estas cosas. Y levandándose le arrojaron fuera de la ciudad y le llevaron hasta la cima del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad, en el intento de despeñarle. Mas El, habiendo pasado por en medio de ellos, siguió su camino” (Lucas 4, 16-25; 28-30)

    Pero Jesús amaba a su familia y los lazos de amor que existían en ella..y así vivió y trabajó junto a sus padres por 30 años y por eso “bajó” en compañia de sus padres a Nazaret “y vivía sometido a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lucas 2, 51-52)…Y entre los que llamó mas íntimamente se encontraban sus parientes y primos carnales Santiago y Juan, hijos de Salomé que era hermana de la Virgen, y estaba casada con Zebedeo…y Santiago  el hijo de Alfeo-Cleofás, este último que era a su vez hermano de San José, esposo legal de María la madre de Jesús…

    Por eso la revolución de Cristo en cuanto a la familia es la proclamación de su verdadera identidad y la de su verdadero mensaje de amor…puesto en  una misma familia habrá quien no quiera aceptar ese mensaje salvífico y lo rechace…Indudablemente Jesús vino a “poner en orden las cosas” en la verdadera interpretación de la justicia y del amor que expresaba la Ley del Padre….inscrita desde siempre en nuestros corazones y proclamada en el Sinaí…Por otro lado, la única “opción histórica” es la que presenta el Evangelio…puesto que la tradición oral no se interrumpe nunca…Marcos siguiendo a Pedro y Pablo pone por escrito lo que estos testigos relatan no mucho mas de 10 o 15 años de la muerte de Jesús…Pablo, discípulo directo de los Apóstoles recoge y profundiza la doctrina de Cristo y escribe hacia los 50…Según Papías, discípulo de Juan a traves de Policarpo, relata que el Apóstol Mateo escribió sus “logia” o las memorias de Jesús en arameo…y esto será la base del documento griego del evangelio de Mateo, lleno de citas en arameo, la lengua de Jesús….La Iglesia del primer siglo fue la Iglesia TESTIFICAL…la que predicó verbalmente la PALABRA y la puso por escrito, esta misma PALABRA…No solo proclamó la PALABRA…sino que vivió y murió por la FE en Ella…

    Un saludo cordial   Santiago Hernández

  • oscar varela

    Hola!

    Norma ISO 9000

    – “es un conjunto de normas sobre calidad y gestión de calidad, establecidas por la Organización Internacional de Normalización (ISO).

    Se pueden aplicar en cualquier tipo de organización o actividad orientada a la producción de bienes o servicios.”-

    Por ejemplo, aplicado a lo “auto-móvil”:

    – es obligatorio el espejo “retro-visor” (pa’ ver p’atrás).

    – es obligatorio dentro de las Fábricas el ”sensor auditivo pi-pi-pi de retroceso”.

    ……………….

    Es cierto que para andar viviendo hay que, a veces, “ver p’atrás”

    (no todo es atropellar; a veces, para ver bien: hay que re-cular)

    ……………….

    Pero el andar viviendo es una actividad que se hace “p’alante”.

    Porque el PROBLEMA de la VIDA es el “SEGUIR VIVIENDO”.

    Y los PROBLEMAS son los que nos en-frentan; los que se nos plantan “delante de la frente y la nariz”.

    Por eso, el tener los ojos donde la evolución biológica nos los fue acomodando, es señal de que conviene siempre y primero “mirar y ver p’alante” ¿no?

    Y “mirar-ver p’atrás”, solo para revisar “en qué estamos AFIRMADOS” (ese es el lugar y régimen salutífero de la FE o CREENCIA)

    pa’SEGUIR YENDO! – Óscar.

    ………………

    NOTA CHANCHA (pa’mi desprestigio): en mi Barrio a los que ¡dale que dale! miran siempre p’atrás les dicen que tienen la Cara como el Culo. ¡Y no les falta cierta razón!

  • oscar varela

    Hola!

    Atrio suele poner las fotos-rostros de los articulistas.

    La frente y demás de don Castillo están bien, digamos;

    pero me pareciera que los ojos me engañan:

    * miran p’alante

    pero

    * ven p’atrás.

    Es un parecer nomás.

    ¿Tendré que operarme de cataratas?

    Lo dejo para setiembre! – Óscar.

  • Asun Poudereux

    Gracias, por el artículo. Mi primer pensamiento:

    “Nada nuevo bajo el sol”. Y lo que no se quiere ver, seguirá escondido y escombrado?