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¿Cómo podría un obispo con madera parecerse más al de Roma?

Los amigos de alandar me sacaron este artículo, que no puedo menos de compartir en ATRIO.AD.

alandar cabecera

Reflexiones intempestivas sobre don Carlos Osoro

Por Antonio Duato, publicado el 8 de junio en alandar

Me piden cristianos de base de Madrid que les ayude a entender a su pastor, don Carlos Osoro, quien suscitó muchas expectativas cuando sustituyó a don Antonio Rouco y que está empezando a defraudar a no pocos por algunos gestos inexplicables en quien fue presentado como la opción personal de Francisco, para la conversión pastoral del episcopado español en los próximos años, a partir de esa importante diócesis.

Personalmente, lo que más me gustaría es que don Carlos acertara a encarnar en su persona las convicciones y actitudes que se reflejan en la persona del actual obispo de Roma, fruto de su gran realismo, su profundo sentido común y su radical seguimiento de Jesús de Nazaret. Me gustaría, porque lo quiero como amigo desde hace casi cincuenta años y porque sé lo trascendental que es para toda la Iglesia y la sociedad española, que cumpliera auténticamente, desde dentro, las expectativas que depositó en él ese verdadero profeta que el Espíritu ha regalado a la Iglesia y al mundo en esta encrucijada histórica: el obispo de Roma, venido de las periferias del mundo, que se hizo bendecir por su pueblo antes de dar su bendición desde la plaza de San Pedro.

Quiero empezar recordando y proclamando la gran madera que hay en Don Carlos para ser un buen líder cristiano. Esta expresión moderna me gusta más que la de pastor, que en lenguaje bíblico comprendía también a los reyes. Tendríais que haberlo conocido a sus 24 años, estudiante de teología en Salamanca, movilizando (junto con otros 3 delegados, pero él al frente) a todos sus compañeros para iniciar una huelga (el 3 de diciembre de 1969, recuerdo la fecha) por un cambio en la teología que se enseñaba en la Universidad Pontificia, pasados ya cuatro años de haber finalizado el Concilio. Al cabo de unos meses de negarse a asistir a las clases oficiales y organizar ellos sus clases con profesores invitados por ello, el Visitador Pontificio Antonio Javierre les dio la razón y promovió un drástico cambio en el claustro. En sus recientes memorias, Fernando Sebastián, que se vio promovido al decanato y más allá por esa valiente huelga, reconoce que no fue un contagio del mayo del 68, sino una profunda reacción de fe comprometida. “Los delegados de los estudiantes colaboraron en las gestiones de urgencia para superar el conflicto, eran Carlos Osoro y Adolfo González Montes, el primero es hoy el arzobispo de Madrid y el segundo obispo de Almería” (páginas 155). ¿Y de los otros dos, Álvaro Samperio y otro de Cádiz, quién se acuerda?

Al director del Colegio del Salvador, donde se fraguó el movimiento reivindicativo, por haber promovido la carta previa de todos los rectores de colegios a la Comisión episcopal y por su decisión de dejar libres a los alumnos en sus opciones, le costó abandonar, tras su primer año, un proyecto autogestionado de encaminamiento adulto al sacerdocio en que pretendía trasformar el antiguo colegio de vocaciones tardías. Esa persona era yo.

Recuerdo cómo Carlos estuvo entonces conmigo, apoyándome en lo que pudo para conseguir que se revocase mi destitución. Incluso hizo un viaje a Valencia para informarme de todas las gestiones que estaban haciendo los alumnos y, sobre todo, para traerme el cariño y solidariedad de él y de los demás.

Yo me traje de Salamanca, junto a una gran decepción sobre las posibilidades de un posconcilio de auténtica renovación eclesial, la dirección de la revista Iglesia Viva, con un grupo de pensamiento comprometido de gran hondura que se ha ido renovando sin parar, en fidelidad siempre al Concilio. Hoy, tras celebrar el 50 aniversario emprende una nueva etapa semejante a la del 66 tras el Concilio, para defender e introducir en España la renovación profunda de Francisco, tan temida y marginada por amplios sectores de la Iglesia española.

A pesar de que la vida y la carriera de don Carlos y la mía se distanciaron mucho, tras el año que vivimos juntos en Salamanca, cuando el año 2009 lo nombraron arzobispo de Valencia, me puse en contacto con él, antes incluso de que tomara posesión. Pero en todo el tiempo que pasó aquí no conseguí tener con él ese contacto que como antiguo amigo preocupado por el futuro de la diócesis yo deseaba. Eso sí, muchas promesas de que vendría a verme cuando pasé año y medio sin poder salir de casa con una mala ruptura de fémur y promesas también de su secretario de que me señalaría una audiencia cuando ya pude caminar y la pedía. De él he recibido los abrazos más cariñosos cuando hemos coincidido en algún entierro o fiesta de parroquia.

Estoy convencido de que esas muestras de afecto eran sinceras, como también las dirigidas a los miembros del Foro de Curas de Madrid. Pero ¿a qué se debe esa resistencia a sentarse para hablar del presente y del futuro de la Iglesia? Me lo he preguntado muchas veces. Os lo estaréis preguntando muchos en Madrid. Yo diría que es porque teme comprometerse más en una línea renovadora (bastantes críticas recibe ya de sus pares) y para preservar de contagios ideológicos de izquierda su simplista convicción de que con amar y predicar a Cristo apasionadamente, con ser “amigo fuerte de Dios”, ya está todo solucionado. El análisis de sus homilías y cartas, que sigo siempre a través del perfecto servicio archidiocesano de información, me confirman de su buena voluntad, pero también de lo poco que sigue la línea de Francisco del VER-JUZGAR-ACTUAR.

A vosotros, amigos y amigas cristianas de Madrid, yo solo os recomendaría que no ceséis de presionar a vuestro excelente arzobispo en la línea del realismo y del compromiso concreto, en el desvelamiento del engaño que encierran las dudas y críticas a Francisco, aunque él ya debió ver claro que algo de hipócrita contenía el viaje de Müller por España y fue valiente, a medias al menos.

A don Carlos yo me atrevería a recomendar humildemente, desde mi condición de viejo amigo y superior, estas cosillas sin importancia, que le ayudarían a ser un verdadero líder-pastor hoy:

  • Que no tema oír todas las voces de cristianos inquietos con fe probada o del simple pueblo con sentido común. Y tampoco le importen los reproches que le vendrán de sectores carcas, como los de Infocatólica.
  • Que conteste todas las cartas y mensajes no banales que reciba. Hoy es más fácil. Tarancón jamás dejó de hacerlo en peores circunstancias. Es más importante ser educado y atento a las personas que cariñoso.
  • Que en sus intervenciones y homilías, parta siempre de hechos concretos y acabe su fervorosa reflexión bíblica con llamadas a la acción o denuncia de lo real, como hace Francisco.
  • Que, si se quita la mitra y hasta el solideo para la Consagración, por respeto al Señor, se la quite también, por respeto al pueblo, cuando le habla “no como los señores de este mundo”. Y que, tras haberse preparado bien, hable sin leer y sin demasiada afectación, pero en directo, mirando a la cara, con sencillez.

Ver el artículo como aparece maquetado en el nº 329 de alandar

 

10 comentarios

  • olga larrazabal

    Querido Antonio:  Contaba mi abuela que en los campos chilenos, en una procesión de un  Cristo muy milagrero tallado en madera, al cuál el párroco alababa su gloria y santidad, mientras  reconvenía a la audiencia  por su falta de méritos para lograr ser perdonados, un huaso viejo mirando al Cristo le decía:

    ¡Meh! Acuérdate que te conocí naranjo….

    Y claro, hay naranjos a los que la vida convierte en lindas tallas, y otras que salen más o menos, no más.  Y es bueno recordar que alguna vez fueron de una madera excelente.

  • Antonio Rejas

    Los consejillos de AD al obispo de Madrid tienen una gran hondura evangélica, pero al mismo tiempo son elementales para un conocedor del evangelio y, por lo tanto, a D. Carlos no le parecerán opiniones raras. ¿Por qué la responsabilidad episcopal cambia tanto a la persona, salvo excepciones, hasta el punto de hacerle cambiar del camino marcado en el evangelio? No hay otra senda, guste o no, para aproximarse al Reino de Dios ni nadie está legitimado para diseñar otros caminos.

  • ELOY

    Mª Luisa:

    Tomo una frase de tu comentario: “(…)  con la predicación no basta, (…)”

    El camino que me abre esta frase no es el de la dialéctica ( ¿no basta para qué? – respondería que para casi nada -), sino el de la acción .

    ¿Qué acción?.

    Diría que impredecible en lo concreto, pero  valorable en su contexto: la acción oportuna parar responder a la realidad que cada día se nos presenta (en el plano personal y social)  manteniendo los ideales y objetivos de nuestro proyecto de vida.

    Quizá este comentario resulte de difícil comprensión a la lectora o lector, pero nace de mi experiencia – no de una elucubración libresca – y pudiera, de forma aproximativa,  condensar en una frase: “no está hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre

    Es decir: no está hecho el hombre para la norma, sino la norma para el hombre.

    Quiérese decir, no es el ejemplo la norma (que haya que enseñar o predicar), sino la acción;  respuesta de acción y reacción en el contexto de la vida , de acuerdo con unos valores.

    Por eso el “ejemplo de vida” que se concluye de la vida que conocemos de Jesús de Nazaret, no es tanto para “predicarlo” (para “decirlo”) – como bien dices Mª Pilar –  si no para “actuarse”, para “cumplirse”.

    Y en ese esfuerzo de “acción”, descubrimos muchas veces que “la norma teórica” nos falla, no nos da solución, hemos de acudir “a los valores de fondo” de nuestra conciencia personal, parar actuar “lo más justo” , lo más oportuno, lo más adecuado según las circunstancias y lo, en nuestras capacidades, “posible”.

    Actuar lo “más justo, adecuado y posible” desde unos valores, porque ya sabemos que lo “absolutamente justo y adecuado” nos resulta imposible, aunque lo podamos tener como arquetipo y “tendencia”.

     

  • M.Luisa

    …seguiré un poco más con mi reflexión.

    La naturaleza de la esencia evangélica no es de tipo eidético en el cual se la pueda definir ideológicamente  y se le pueda, así  constreñida, luego  predicar, sino que al ser  de un tipo de naturaleza que pese a todo obstáculo  está en  constante actualizarse, este actualizarse mismo no es producción eidética-estática, sino un fluir en nuestros sentidos. Si no fuera por la consideración de este segundo aspecto  pienso que no se podría hablar de trascendencia. Y como la trascendencia es una  realidad posible de ahí la inexorable necesidad de retornar a los orígenes.

  • M.Luisa

    Para  mí la  actitud de don Carlos Osorio es una actitud que por los   buenos resultados dados hasta ahora con respecto  a   su función clerical, él y todos los que piensan como él, en que con la predicación basta, no alcanzan a ver que con ello lo que hacen es reducir las potencialidades de la realidad evangélica de la cual predican.

    No se ha de tomar como  un  capricho  papal la voluntad que ahora hay de volver al evangelio, a ir a su raíz misma, es una voluntad que a nivel humano se nos impone y  que se va abriendo paso, también individualmente,   para recuperar  precisamente la esencia perdida  del Evangelio,  pues quien asegura que no sean más que puras ideas el contenido de  la predicación que tanto recelan?  A esto es lo que pienso no están dispuestos a renunciar los reaccionarios.

  • Asun Poudereux

    Gracias, por publicar el artículo. Os agradezco todos los comentarios, presentan la realidad que vivimos desde muy diferentes vivencias.

    Cuando se olvida o se es incapaz de ver lo que es primordial en el ser humano, allá donde esté y con quién esté, no puede haber coherencia entre lo que se dice y se hace,  se entra en una vorágine que sólo tiene sentido para los acompañantes de ese mundo en remolino constante.

    ¡Cuánto miedo puede haber el solo pensar salirse de él!

  • ana rodrigo

     
    Qué difícil debe ser para un amigo hablar de otro amigo evidenciando, aunque sea con todo el respeto, cómo determinadas circunstancias de la vida, puede alejar tanto según los derroteros por los que se haya transitado.
     
    Yo no conozco al obispo Osoro, pero sí he visto cómo ante tropelías de algún que otro compañero del episcopado o declaraciones impertinentes, inoportunas e indeseables de le CEE, todos a título individual han callado. Se ve que aceptar ser obispo conlleva la solidaridad y la complicidad ante el grupo al que pertenecen.
     
    Ante cargos de la envergadura como el episcopado pienso que el sujeto se automutila en muchas de sus convicciones personales que tan ardorosamente defendieron en su juventud. Dicen que el hábito no hace al monje, pero creo que estos casos sí cambian la piel por dentro, entre otras razones obvias, por la falta de libertad y el sometimiento a las normas, el prestigio, el puesto que ocupan, etc.
     
    Los pocos obispos que se han salido de este camino, o bien ha terminado como Mr. Romero, o bien han abandonado, como Monseñor Castellanos o Buxarrais.
     

  • ELOY

    ¡ Qué de reflexiones me sugieren los comentarios de Mª Pilar y Oscar!

    También el contenido del artículo de  Antonio que interpreto como un canto a la amistad, con algunos reproches cargados de aprecio, valoración y afecto.

    Hace unos días celebré lo 50 años de licenciatura con mis compañeros de curso y pude decir:

    “Nuestra etapa de estudiantes en Compostela presenta un amplio espectro de aprendizajes, no sólo de ciencia jurídica. Era Santiago por entonces única capital universitaria de Galicia y aquí llegaban a realizar sus estudios universitarios alumnos de toda la Región, hoy Autonomía, así como de otras partes de España.  Éramos personas de diversa procedencia social y dispar orientación política y vital. Esa fue una diversidad enriquecedora

    “Hoy estamos aquí 28 compañeros y compañeras de curso como exponente de  nuestro sentimiento de identidad de “curso”, de nuestra ligazón común a la  Facultad y a esta Universidad, lo cual en modo alguno limita, sino refuerza, nuestros horizontes, nuestra libertad, nuestro respeto mutuo y nuestra independencia personal (…)

    (…) Como bien sabemos, la simple referencia cronológica es incapaz de expresar por sí misma, no solo el contenido de lo que han sido nuestras experiencias en este lapso de tiempo, sino tampoco lo que hoy somos y  sentimos.

    Nada dice la referencia cronológica de la fuerza con que cada día seguimos enfrentando los avatares de la vida; nada dice de nuestras vivencias personales a veces alegres y muchas otras veces ¡bien lo sabemos! dolorosas y amargas (…)

    Sin pretenderlo, la lectura del relato de Antonio Duato me ha llevado a ligar muchos de sus matices con mis propias reflexiones sobre lo que nos sigue uniendo en el curso de la vida y lo que nos distancia, sin perder nunca esa ligazón cuando realmente los hechos rememorados los hemos integrado en nuestro relato vital.

     

  • oscar varela

    Hola!

    Un “tanguito imprescindible” e iluminador:

    CAMUFLAJE

    http://www.todotango.com/musica/tema/1977/Camouflage-Camuflaje/

    Hoy en día todo es grupo, disfrazado de verdad,
    y una sarta de mentiras ha invadido la ciudad.
    Cualquier gato con tarjeta se las da de gran señor
    y los chorros se dan cita en el campo del honor.

    El que ayer viste en tranvía, en colectivo o de a pie,
    hoy maneja coche nuevo sin saber cómo y por qué
    y la que vistes fregando con modesto delantal,
    hoy te engrupe que es artista en el cine nacional.

    Camouflage,
    apariencias engañosas
    que no dejan ver las cosas
    como son en realidad.

    Martingalas,
    de tahúres de la vida
    que escabullen la partida
    con genial habilidad.

    Camouflage,
    emboscada traicionera
    en donde cae cualquiera
    con fatal ingenuidad.

    Artimañas
    que al nacer ya nacen muertas,
    porque quedan descubiertas
    con la luz de la verdad.

    En el corso de la vida todo el año es carnaval.
    Con careta de angelito
    disfrazado va el chacal,
    el perdido de decente, el viejo de joven va,
    el farrista de hombre serio y el manguero de pashá.

    El palmao las va de atleta con hombreras de algodón,
    la viejita de pebeta con vestido bien cortón.
    Y así va la caravana dedicándose a fingir
    porque sabe que sin grupo no es posible ya vivir.

  • mª pilar

    Ummm… Mi querido y admirado Antonio:

    Es muy sencillo aunque pueda parecer una fruslería:

    Las ropas talares, los títulos que se adquieren al subir de categoría, el trato lejano… si lejano.

    Todo tiene que pasar primero por sus secretarios, y ellos  decidirán quien entra y quien no.

    De esto doy fe… me sucedió personalmente; y cuando el secretario me dijo “imposible”… le respondí: por favor favor, solo dígale que su amigo Jesús a muerto esta mañana… Inmediatamente se puso al tlf. aunque tristemente no sirvió de nada… tenía “asuntos de enjundia”  la comida por la fiesta patronal y alguna celebración después… ni un intento de acercarse.

    El ego… es muy mal consejero amigo Antonio; porque inmediatamente que son investidos obispos… toda la “alta” sociedad pululará a su alrededor y tendrá carta blanca para disponer de ellos,  incardinándolos  en sus fiestas banquetes, bodas, bautizos y peticiones particulares.

    Personalmente, tampoco les llamaría “líderes” sencillamente son:

    ¡¡¡Responsables!!!

    Ante la comunidad que se les ha encargado, atentos siempre a sus necesidades… ¡Todas ellas!

    Empezando por las personas más castigadas por la situación que los grandes hacen posible.

    Pero una vez enfundados en sus ropajes lujosos… ya dejan de ser cercanos, y sobre todo por el entorno que les rodea desde el mismo momento en que son nombrados.

    El servilismo que muestran también los fieles “devotos/as” de manera muy especialmente las religiosas del lugar.

    Hay que tener arrestos para renunciar a todo eso… como le sucedió a Óscar Romero… su amigo del alma le hizo ¡Ver! y cuando cayó en la cuenta… se convirtió.

    No es un camino fácil, Roma es precisamente el verdadero problema y no hablo del papa Francisco sino de quienes cortan y guisan allá.

    Tenemos ejemplos de verdaderos responsables, que han vivido plenamente el Proyecto de Jesús, también conozco alguno.

    ¿Que hizo Jesús en la última cena con sus amigos?

    “No he venido a ser servido… sino a servir, haced vosotros lo mismo”

    Pedro se revolvió en un principio… luego comprendió, le costó un poco, aún tuvo que negarlo… porque sintió miedo del “poder” pero cuando cayó en la cuenta…

    ¡Ah! que maravilla.

    Ya no fue problema para nadie, casi pasa desapercibido, pero fue fiel hasta la muerte.

    Esa es la dificultad del servicio… que exige en si mismo ..:

    ¡Pasar desapercibido!

    Y el entorno en que están “metidos” dificulta bastante la labor que deberían llevar a delante.

    Contaría muchas más situaciones “complejas” y tristes a un tiempo, pero no es el lugar ni el momento.

    mª pilar