Al pie de la imagen, interesante lectura sobre China hoy, para este fin de semana
China está en el límite de la modernidad, punta de lanza de esa casi imposible cuadratura del círculo entre la economía de mercado, o sea el neoliberalismo, y el último grito del comunismo. Ha sacado a sus 1400 millones de habitantes del tercer mundismo y colonialismo más criminal al segundo o primer puesto entre las grandes potencias económicas. Mantiene un ritmo de crecimiento anual muy próximo al 10% anual.
Cuenta, según estadísticas más o menos fiables, con entre 40 y 60 millones de cristianos, de ellos alrededor de 10 millones de católicos. Medio perseguidos, medio tolerados…
Supone en el total de la población mundial una cifra cercana a la tercera parte del total.
Desde aquí y hoy, podríamos dar una versión nueva con perfiles del siglo XXI de la Fiesta-tradición de los Reyes Magos y la Epifanía. Los Magos que fueron a Belén a adorar al recién nacido Rey de los Judíos serían un chino, un mongol, un indio, la Ruta que les marcó la estrella sería la histórica y milenaria Ruta de la Seda que unía la China con Europa, el Mediterráneo y las costas del Océano Índico.
Herodes sería Netanyahu, jefe del gobierno israelí, y Augusto un tal Obama, emperador en Washington. Y la Epifanía sería la manifestación del evangelio a una parte muy importante de la humanidad que queda todavía muy lejos de su conocimiento.
A escala mundial, parece como si se estuviese produciendo un pulso cerrado entre USA, que pretende convertirse en eje y centro del comercio mundial, que tras asegurarse el poder económico y comercial en Asia (TTP), negocia ahora el TTPI con Europa, mientras que en frente China abre su Nueva Ruta histórica de la Seda hacia Europa y Africa. Esta iniciativa china, ciertamente, rescataría del subdesarrollo a todo el centro de Asia, que de otra manera, de girar el comercio con Washington como eje único, marcaría la frontera entre el imperio económico USA y el nudo de unión de China con Europa.
De hecho, las tensiones y guerras intermitentes en el Medio Oriente (Siria, Israel, Chechenia, Afganistán…) parecen cumplir exactamente con una misión de barrera infranqueable enhtre Extremo Oriente y Europa, mientras que la puesta em marcha de la Ruta de la Seda conllevaría forzosamente la pacificación y prosperidad de esa zona intermedia de la Ruta que sueñan los chinos.
Los medios informativos abundan en informaciones relativas al distanciamiento entre el Gobierno de Pekín y la Santa Sede, con repetidos gestos de acercamiento a los últimos Papas a China, seguramente compartidos por parte de las iglesias de origen protestante.
Por el otro lado, desde China, los dirigentes del Partido y del Gobierno parece que son conscientes de una mayor flexibilidad del cristianismo ante las tesis del marxismo y del respeto que debe la religión al poder civil, y de los cambios de matiz que se han producido entre un Juan Pablo II, un Benedicto XVI o el actual Papa Francisco.
Desde China, el gobierno intenta “vender” a España su proyecto de Ruta de la Seda, que conectaría la península ibérica con dicha Ruta situando una de sus terminales en Madrid (tren Pekín-Madrid ya en pruebas), e invita a las grandes empresas de infraestructuras españolas como ACS y otras a participar en este proyecto, garantizándoles la cobertura financiera necesaria.
¿Cómo situarnos, creyentes o no creyentes, ante esta coyuntura mundial, ante esta encrucijada de un país y de todo un continente como Asia y China?
Sabemos del conservadurismo y excesivo apego a la tradición de los cristianos de Europa oriental ante los regímenes socialistas de tiempos pasados. Tal vez deberíamos vigilar ante posibles excesos que podrían surgir entre los cristianos chinos.
Somos conscientes, por otra parte, del mensaje que nos ha dirigido el compañero Castillo acerca del verdadero compromiso cristiano en la hora actual. El evangelio debe impulsar una progresiva humanización del régimen político chino hacia unas cotas más altas de libertad y bienestar de toda la población. O al menos colaborar en primera fila en ese crecimiento.
No sé, amigos atrieros, si pensáis la China de hoy, modelada por una generación que lanzara a la arena de la historia Mao Tse Tung, o en la otra de antes de Mao.
Admiro las intuiciones de Ortega y Gasset y de todos los grandes pensadores europeos, pero cuando recuerdo aquello de “La rebelión de las masas” me pongo de uñas y en guardia ante un posible abuso de los grandes cerebros y su excesivo protagonismo. La China de hoy es el resultado de un esfuerzo colectivo de todo un pueblo, de una Larga Marcha, etc. etc. Yo pienso en la iglesia más como Pueblo de Reyes, Asambea santa, Pueblo sacerdotal, protagonista, y un poco menos en el Papa y el Sagrado Sanedrín cardenalicio que le rodea. Y pienso más en China como pueblo que como cúpula dirigente del Partido que la gobierna.
Pienso más en el ser humano, ese extraño compuesto de materia y espíritu, que come y descome, y piensa y sueña y espera, que en un ángel caído venido a menos.
Pero cada uno a sus pensamientos y conclusiones…Y más aún, me gustaría pensar que el pensamiento chino de hoy, marcado por un rabioso materialismo y capitalismo, hunde sus raíces en los Confucio, Buda y demás sabios que le han precedido.
EL PROBLEMA DE CHINA – José Ortega y Gasset (OCT IV)
Revista de Occidente, septiembre 1923.
Sobre UN LIBRO DE BERTRAND RUSSELL
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“Tal vez, andando el tiempo, se diga con verdad que la realidad histórica más profunda de nuestros días, en parangón con la cual todo el resto es sólo anécdota, consiste en la iniciación de un gigantesco enfrontamiento entre Occidente y Oriente.
Sería la segunda vez que esto acontece.
Yo estimaría mucho encontrar algún libro donde se reconstruyese la época que va del siglo I de J. C. hasta el VII, desde este punto de vista.
La mecánica última impulsora de aquellos siglos ha sido el terrible forcejeo entre orientalismo y occidentalismo para adueñarse del Imperio Romano, es decir, del mundo.
El mundo quedó escindido, tanto, que desde entonces la dualidad de Oriente-Occidente adquirió un sentido de disociación y diferencia que antes no tenía. En más de una ocasión estuvo a punto de triunfar sobre todo el Mediterráneo la concepción oriental, mística y teocrática de la vida y del Estado. Como en las obras de teatro, se presentó el germano a la hora que convenía; su inspiración guerrera y profana salvó a Europa del orientalismo.
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La nueva lid que ahora comienza promete ser de dimensiones mucho mayores; en rigor, el primer hecho verdaderamente global, pese a las ilusiones de mundialidad que la última guerra se hizo.
Pero no se crea que estas grandes contiendas entre grandes civilizaciones son sólo, ni siquiera principalmente, de tipo bélico.
Llega, sin duda, en ellas la hora de las armas, pero su preámbulo es nada guerrero; al contrario: hoy por hoy, la lucha entre Oriente y Occidente tiene todo el aire de un enamoramiento.
Europa, conmovida por la más honda crisis espiritual que nunca ha sufrido, acaba de descubrir sentimentalmente el Asia y atraviesa una etapa de entusiasmo.
A su vez el Oriente, sobre todo el fondo más hondo de Oriente, China, descubre a Europa y cae en parejo arrobo.
Los mejores occidentales del presente quisieran ser un poco chinos, y los más agudos chinos gentes de Londres, Berlín o París.
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El libro de Bertrand Russell, el gran filósofo de la matemática, sobre el problema chino, es, entre otros muchos, un claro síntoma de la aludida situación.
Russell cree que la cultura europea, si se exceptúa el método científico, es un puro error, y encuentra que la espiritualidad china aventaja en todo lo esencial a la nuestra.
“Pienso —dice—que un chino de tipo medio, aun cuando sea miserablemente pobre, es más feliz que un inglés de tipo medio, y es más feliz porque su nación está construida sobre una concepción más humana y civilizada que la nuestra.
La inquietud y la combatividad no sólo nos causan daños evidentes, sino que llenan nuestra vida de descontento, nos incapacitan para el goce de lo bello y nos tornan ineptos casi siempre para las virtudes contemplativas.
En este respecto hemos empeorado rápidamente durante los últimos cien años
No niego que los chinos van demasiado lejos en la dirección opuesta; mas por esto mismo creo que un contacto entre Occidente y Oriente sería, probablemente, fructuoso para ambas partes.
Ellos podrían aprender de nosotros el mínimum indispensable de eficacia práctica, y nosotros podríamos aprender de ellos un poco de esa sapiencia contemplativa que les ha permitido subsistir mientras el resto de las naciones antiguas ha perecido”.
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Sigo:
La cita de Ortega está en La Rebelión de las Masas, por lo tanto es de los años 1927/28.
Si la citamos un poco más completa vemos que allí se habla de la Unión Eiropea como un Estado supranacional;
y no solo eso, sino que se hace mención de la “coleta china” sino también del “magma islámico”.
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“Ha sido el realismo histórico el que me ha enseñado a ver que la unidad de Europa como sociedad no es un «ideal», sino un hecho y de muy vieja cotidianidad.
Ahora bien: una vez que se ha visto esto, la probabilidad de un Estado general europeo se impone necesariamente.
La ocasión que lleve súbitamente a término el proceso puede ser cualquiera: por ejemplo, la coleta de un chino que asome por los Urales o bien una sacudida del gran magma islámico.
La figura de ese Estado supranacional será, claro está, muy distinta de las usadas, como, según en esos mismos capítulos se intenta mostrar, ha sido muy distinto el Estado nacional del Estado-ciudad que conocieron los antiguos.
Hola!
Tras ver cómo China ha destronado a Estados Unidos como primera potencia económica mundial uno no puede evitar acordarse de aquella frase de Ortega y Gasset:
– “Europa reaccionará cuando la coleta de un chino asome por los Urales“-
Pues ya no es sólo una coleta sino la cabellera de 1.360 millones de chinos lo que están a las puertas, dispuestos a conquistar cualquier mercado.
¿A dónde vamos todavía? – Óscar.
Isidoro:
Ese párrafo sobre una nueva era axial es mío. Lo pienso muchas veces, como tú. No es ya nuestra tarea. Pero sí que podemos ser eslabón de una cadena, trasmisión de un rescoldo, para que un día surjan esas mentes lúcidas y cordiales que encaucen la humanidad, con las iglesias diluidas en ella como fermento (no como castillos medievales), hacia un nuevo estado de consciencia y de civilización.
Creo que por eso Honorio nos convoca a tener muy en cuenta el fenómeno chino.
No me ha quedado claro si la cita es de Francisco o de Antonio Duato, pero creo que esa es la clave del siglo XXI, que tanto vengo pregonando.
La nueva era axial del siglo VI-V a.C., no se produjo por casualidad. Mentes potencialmente visionarias ha habido siempre en todo momento en la historia por igual. Lo que sucede es que hay momentos especiales en que concurren dos factores clave para su explosión creativa.
Por una parte, una nueva fase de la evolución de la conciencia humana, y por otra una situación de la tecnología que permita una expansión cultural cuantitativa, de donde luego salen las calidades: de la cantidad sale la calidad.
Entre los siglos XI y X a. C, coincidiendo con la edad del hierro, se inicia la evolución de la conciencia individual, reflexiva y egóica, que con su cara y sus cruces, nos ha dado un buen empujón evolutivo.
Y hacia el siglo VII, se inicia en Grecia, la primera industria de copias de libros a mano, que extendió ampliamente en mercado cultural.
Luego de ahí se empiezan a notar los genios.
En la actualidad, estamos en los inicios de una nueva axial. La nueva evolución de la conciencia, hace que potenciandose las mentes individuales y creativas, se engloben y coordinen en una cultura globalizada, en una verdadera noosfera teilhardiana.
Y las tecnologías de la globalización, ordenadores, internet, grupos sociales, comunicaciones personales con el mundo entero, etc. están formando el caldo de cultivo de los que surgirán los nuevos Budas, Sócrates, Pitágoras, Empédocles, Lao Tzu, Confucio, y el Cohelet y los creadores judíos de la Sabiduría hebrea.
Nosotros estamos haciendo el papel de Juan Bautista, como antes que nosotros lo hicieron mucho mejor, Teilhard, Merton, Gandhi, Bonhoeffer, Simone Weil,… anunciando la próxima llegada de una generación de grandes hombres que darán el impulso definitivo al proceso evolutivo humano.
Algunos de esos hombres del futuro, han nacido ya, y están creciendo, observándolo todo con ojos lúcidos y sabios. A mí, muchas noches de desánimo, me anima pensar, que quizás algún lector joven de este portal, sea uno de ellos, y podamos servirles nosotros modestamente de algo, haciéndoles el primer minúsculo e insignificante relevo, para que ellos luego acaben rematando la faena.
Cuando yo sea mayor quiero ser lector y comentarista de ATRIO. Aunque no llegue nunca a hacerlo con la agudeza y estilo de Oscar. Pro cada tema que como moderador tengo que elegir y verter en el blog y cada comentario a él que leo, como estos dos anteriores de Oscar y Honorio, me suscitan cantidad de ideas que quedan sin expresar y hierven en mi cabeza.
Un intento:
Doble estrategia papal ante el ascenso de China y Asia:
1. Gotti Tedeschi, cuando era presidente del IOR, advirtió a Benedicto este nuevo liderazgo de la economía mundial que iba a pasar de países cristianos (Europa, EEUU…) a no cristianos (China, India..). Medida Urgente: aprovechar el tiempo que queda para hacer un gran pool económico, uniendo todo el capital de diócesis y congregaciones, en un mega-IOR, bien gestionado, que obligaría a los realistas orientales a tener en consideración y pactar con el poder central de la Católica y no con la base. Así consta en un memorándum publicado por el primer Vatileaks. Ver en ATRIO 20-8-2012. Esto suponía una férrea disciplina centralista de toda la Iglesia en derecho y liturgia, recortando los poderes de las conferencias episcopales y combatiendo la llamada Iglesia patriótica de China, que representa más de la mitad de los católicos chinos, por estar en connivencia con el gobierno comunita.
2. Reducir al máximo la concentración de dinero y poder, adelgazando y purificando el IOR y hacer que las Iglesias del mundo se organicen y relacionen entre sí, sin pasar por Roma. A su vez los católicos de cada país son los que deben analizar la situación de sus países y ver la manera de presentar una oferta de diálogo y colaboración a las otras religiones e instituciones que trabajen por el mejoramiento de los pueblos. ¿Va por ahí Francisco, quien para muchos está destruyendo la Iglesia católica?
Realmente, en la era de la globalización total, debería ser posible una nueva era axial como la que produjo en el siglo V antes de Cristo, pero no de forma independiente en cada región del mundo (Confucio, Zoroastro, Isaías, Sócrates…) sino en diálogo abierto y libre entre todos. Hasta encontrar una regla de oro, una ética mínima, que pudiera aceptarse como norma universal. Una nueva versión tal vez de los derechos humanos y del planeta tierra que es nuestra nave común. Las tradiciones y sabidurías filosóficas y religiosas provenientes de la era axial servirían para ese diálogo.
A lo concreto. Empecemos por reconocer, con Marcelo Muñoz, hermano de un amigo de Honorio y mío, que no es China la que ha estado aislada del mundo, sino el “mundo (occidental)” el que ha estado aislado de China. Acabo de leer su editorial en la revista que él dirige: Catedra China.
Amigo Oscar: Es comosi hubieras cogido el relevo de tu vecino el diácono tupamaro Gabriel Sánchez…!Son mejores tus preguntas que mi texto….A mí me impactan las ataduras obedienciales, las de los Netanyahus y Obamas, y seguidamente todas las demás. Los Magosded oriente que se fueron sin decir adiós, haciendo mutis por el foro…(lo de silente le encaja a esos Magos y a China como anillo al dedo…!qué elocuente su silencio sobre los juegos sucios que se traen los neoliberalismos en Oriente medio, Oscar, pibe! China y su silencio nos interpeelan a todos; y su mutis por el foro.
Hola Honorio!
Banco de Prueba. ¡Ok!
A tu parecer ¿cuáles serían las Piezas funcionales del cristianismo que habrán de ser sometidas a un chequeo?
* Creencias
* Ritos
* Costumbres
* Libertades y Atauras obedienciales
* Jerarquía de Valores
Etc,
¡Vamos todavía! -Óscar.
Hola!
Felicitaciones por traer a la consideración al silente Dragón!
¡Vamos todavía! – Óscar.