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El segundo destrozo de Europa

Castillo        No sé si todos somos conscientes de que, tal como se han puesto las cosas, tenemos motivos suficientes para afirmar que estamos viviendo el segundo destrozo de Europa. El primero se produjo con el trágico final de la segunda guerra mundial. El segundo, ahora; cuando aún no ha transcurrido un siglo de aquel primer desastre. La diferencia, entre un destrozo y otro está en que el de la segunda guerra mundial fue un destrozo material. El de ahora es el destrozo humano. El año 1945, la desolación se ponía de manifiesto en las ciudades destrozadas y los millones de víctimas de aquella violencia brutal. Ahora, la desolación la estamos viendo y viviendo cuando nos enteramos de que jamás hubo tantos multimillonarios más corruptos que nunca, al tiempo que jamás hubo tampoco, coincidiendo con la abundancia enloquecida de unos cuantos, la carencia de millones de criaturas que claman en nuestras fronteras cortantes, punzantes, humillantes, gentes que huyen de la muerte y sólo encuentran resistencia, rechazo y desesperación. Y todo esto, al tiempo que la convivencia entre nosotros, los ciudadanos de la culta y vieja Europa, resulta cada día más complicada, más problemática y con un futuro más incierto.

        Y es que está visto que, con la política, la economía y el derecho que tenemos, no salimos del pozo en que nos vemos metidos. Nuestros conocimientos y nuestras instituciones no dan más de sí. Porque el problema no está en cambiar unos políticos por otros, ni unas instituciones por otras. El problema está en que cambiemos nosotros mismos. Es urgente modificar nuestras “convicciones”. Y esto es lo que me produce más miedo y más desorientación. Porque, en realidad, lo que se palpa es que cada cual da la impresión de estar más firmemente afianzado en aquello de lo que está convencido. Queremos que cambien los demás, pero nadie consiente poner en cuestión sus propios convencimientos.

        Por lo menos, ¿no podríamos coincidir en que lo más urgente y lo que no puede esperar es que, en Europa o a las pertas de Europa, siga habiendo tantas familias destrozadas, tanta hambre, tanto abandono para los últimos, tanto sufrimiento que soportan gentes que han perdido la esperanza?

        No me quita el sueño el futuro que nos espera en Europa. Lo que me angustia es el presente. El dolor, la desesperación que se ven obligados a soportar, tantas criaturas que no le ven futuro a sus vidas, al tiempo que quienes tenemos casa y comida andamos interesados con la pregunta de si el gobernante de turno será ahora el que a mí me gusta o el que le interesa al otro.

9 comentarios

  • ana rodrigo

    Oscar, la cita la refería a la participación ciudadana en el último párrafo de mi comentario, no quería decir que sea la solución a la gran política.

  • oscar varela

    Hola!

    Leo de ana rodrigo:

    – “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

    Ok! Pienso que está bien; aunque tal vez se hay obviado una palabra final:

    – “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo PEQUEÑO“.

    Y la cosa parece no estar para ringrrangos “espíritu-opiantes”

    ¡Quizás ¿no?!

    ¡Voy todavía! – Óscar.

  • ana rodrigo

    Yo pienso que hay que deslindar las convicciones y las conductas individuales, de las convicciones o la ausencia de las mismas de quienes rigen y legislan en y para la UE.

    A nivel individual es muy difícil juzgar a nadie por mil razones además de que nuestro campo de acción es muy limitado y llegamos hasta donde podemos, pero eso no cambia el rumbo de la historia de Europa.

    En este aspecto habría que destacar, en cambio, que la suma de individualidades que configuran una ONG del tipo que sea, está haciendo más en los distintos aspectos que las políticas grandilocuentes e inútiles de los capitostres del Parlamento Europeo. Diríamos que la base social se ha convertido en la conciencia de lo que se debiera hacer por justicia desde los organismos públicos que nos representan y, en cambio, se hace por generosidad, solidaridad o caridad. Sería un camino ético social.

    Y además, se necesita un nivel ético institucional, europeo que guiase las instituciones votadas, elegidas y pagadas por nosotros para que fuese  por ley, desde las políticas económicas y legislativas desde donde se aplicasen los derechos humanos tanto para los europeos como para quienes llaman a las puertas de Europa pidiendo refugio, trabajo y acogida.

    Además de lo que acabo de decir, no debemos olvidar que la denuncia, la protesta, las manifestaciones, el periodismo, las universidades, la educación en la escuela, etc. etc. son la fuente de cambios políticos y sociales importantes. Léase Revolución Francesa o 15M. “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”

     

  • h.cadarso

    Está bien mantener alta nuestra autoestima de europeos… Pero quizá deberíamos introducir ciertos retoques en nuestra historia y nuestro vocabulario….

    Yo borraría nombres como Adolf Hitler, Franco, Auschwitz, Buchenvald, la Inquisición, o palabras como genocidio…Cierto, llevamos una temporada sin guerras, si omitimos la pequeña guerra de los Balcanes. Tendríamos que suprimir la palabra “genocidio” por si nos la echan en cara los aborígenes de América, Australia, etc. etc.

    El caso es que seguimos produciendo armamento a todo gas, pero nos hemos inventado la fórmula de promover guerras fuera de nuestro territorio. Así, ni mueren europeos, ni se destruyen ciudades europeas, y luego tenemos que reconstruir lo que han destruído las guerras que sembramos fuera de nuestras fronteras a precios…Sin olvidar que las guerras del 40 y de 1914 las hicieron sobre todo africanos o afroamericanos, o indios, enrolados como “voluntarios” en los ejércitos de los aliados.

    Tenemos igualdad, si hacemos unos pequeños retoques y borramos a los clochards de Paris, a los pobres cada vez más numerosos de Grecia, España, etc. etc.

    Quizá sería más correcto decir que los europeos somos los más listos dee la clase, y al mismo tiempo los más c.

  • Tomás

    Me llama mucho la atención que la preocupación sea por los miles de personas que están a las puertas de Europa, esperando entrar y encontrar refugio, paz y medios de subsistencia. Seguramente querrá decir algo a favor de la zona donde se quiere entrar, y desde luego apoyo que se actúe con solidaridad y acogida con todos estos seres humanos.
    Pero es que hay muchísimos millones más que no están a nuestras puertas porque seguramente no han visto la posibilidad real de llegar. En Siria, Irak, Pakistán, Afganistán , India, países africanos , latinoamericanos, etc, etc.
    Como no los tenemos a las puertas, es un problema al parecer menos acuciante. Pero el sufrimiento de millones y millones de personas es el mismo o mayor.
    Y no es de ahora. Es de siempre, ahora más evidente por los medios de comunicación, que prestan a estos millones de personas una milésima parte de la cobertura informativa que reciben los que tenemos en nuestras fronteras.
    Gran hipocresía y seguramente gran impotencia, pero el reto mayor no ya sólo para Europa, sino para todos los paises que se denominan civilizados creo que debería ser contar con capacidad de intervención para evitar las masacres, torturas,esclavitud,hambre y miseria a la que se ven sometidos tantos millones de personas a lo largo del planeta.
    Sin desatender a los más cercanos, pero sin olvidar a los que no vemos, pero que están ahí , con tanta o más necesidad de ayuda.

  • pepe blanco

    Me parece un artículo parcial y neuroticamente pesimista. Igual es que Castillo ha decidido reservar toda su esperanza y toda su alegria para el Papa Francisco y ya no tiene optimismo para nada ni para nadie más.

     

    Europa es un “imperio” de 28 Estados y más de 500 millones de habitantes. Pensemos, por ejemplo, que:

     

    – No se recuerda un período de paz tan largo entre las potencias europeas como el transcurrido desde la segunda guerra mundial. Y, si no fuera por la reciente guerra de los Balcanes, habría que retroceder unos cuantos siglos en el tiempo para encontrar un periodo de paz tan largo de en el continente europeo.

    – A pesar de que aún falte mucho por andar, desconozco un territorio con una población tan grande donde se hayan alcanzado las cotas de igualdad entre hombres y mujeres que se han alcanzado en Europa.

    – Aunque el nacimiento de la lucha contemporánea por los derechos de los homosexuales nació en los USA en los 60, sin duda el gran impulso que ha disfrutado en los últimos 10 años ha tenido lugar en Europa.

    – A pesar de los recortes que han tenido que hacerse por la crisis, los países europeos siguen ofreciendo unos servicios publicos, en particular de educación y sanidad, que están bien o muy bien.

    – Y un largo etcetera.

     

    Tres años después de la llegada de Francisco al papado, el Estado del Vaticano sigue siendo un estado mucho más injusto, socialmente mucho más atrasado y economicamente mucho mas opaco y corrupto que cualquiera de los estados de la Unión Europea.

     

  • Antonio Rejas

    Ignoro si la queja repetida ayuda en algo y, sin embargo, considero necesario que esta repetición no cese. Es necesario que “la abundancia enloquecida de unos cuantos” no deje de oír el clamor de los que gritan en nuestras fronteras y fuera de ellas. Si a los insaciables multimillonarios les queda algo de sensibilidad, las quejas resonarán en sus oídos y, al menos, harán menos feliz el disfrute de su abundancia. Ante la falta de solidaridad, siempre la denuncia, nunca el silencio.

  • Iñaki S:S,

    Para que cambiemos nosotros msmos quizá tendríamos que dejarnos embriagar, individualmente, en familia y en comunidad, por algo así como la felicidad samaritana. Algún día llegará, digo yo, pero de momento parece algo complicado. Individualmente muchas veces te flagelas porque, al volcarte en alguien en concreto,  siempre acabas dejando en la estacada a algún otro. Total que, dadas las propias limitaciones,  la felicidad samaritana nunca acaba siendo completa.

    En el aspecto comunitario, diría que son precisamente la Iglesia Católica romana y demás confesiones cristianas las que más tendrían que empujar hacia esa evolución positiva de la Humanidad. Sin embargo, con sus comportamientos y malos ejemplos, demasiadas veces dan la sensación de no querer hacerlo o de no poner toda la carne en el asador.

    Total que el Occidente cristiano en general y Europa en particular, en estos momentos dejan bastante que desear.

     

  • oscar varela

    Hola!

    La QUEJUMBRE no está mal.

    Pero, repetir, repetir y repetir la MISMA Queja ¿ayuda en algo?

    ¿Será?

    ¡Voy todavía! – Óscar.