En el Día de la Tierra, ofrecemos esta oración de Thich Nhat Hanh,
compartida del facebook de María Ángeles Catalán.
Una contemplación en sintonía con Francisco de Asís, pero con lenguaje de hoy.
Bienvenida QUERIDA MADRE, me inclino ante ti con el más grande respeto y la clara percepción de que estás presente en mí y yo soy parte de ti. Tú me diste la vida y me proveíste de todo lo que necesitaba para nutrirme. Me diste aire para respirar, agua para beber, alimentos para comer y hierbas medicinales para curarme cuando estaba enfermo. Porque me diste vida una vez, sé que en el futuro continuarás dándome vida una y otra vez. Es por eso que no puedo morir nunca. Cada vez que me manifiesto soy fresco y nuevo; cada vez que regreso tú me recibes y me abrazas con gran compasión.
Estoy enamorado de la madre tierra
Eres la gran Tierra, eres Terra, eres Gaia, eres este hermoso planeta azul. Eres la Refrescante Tierra Bodhisattva- fragante, fresca, amable y pura. Eres infinitamente hermosa. Tienes la gran capacidad de recibir, cuidar y transformar todo; incluyendo todo tipo de suciedad, humos venenosos e inclusive residuos radioactivos. El tiempo está contigo para hacer este trabajo y lo harás aún y cuando te tome un millón de años. Tienes un gran número de hijos; millones de especies, entre las cuales la especie humana es solo una más. Muchos humanos, cegados por la avaricia, el orgullo y el engaño, hemos sido incapaces de reconocerte como nuestra Madre. Es por eso que nos hemos causado tanto sufrimiento los unos a los otros y hemos dañado tu salud y tu belleza. Sabemos que tienes suficiente energía para abrazar y transformar nuestros errores. Sin embargo nuestras mentes engañadas continúan empujándonos a explotarte y a crear conflictos. Esto te genera mucha tensión.
Madre, eres un ser inmensamente realizado, eres un gran Bodishattva. No solo eres una madre para todos nosotros, sino la madre de incontables Buddhas, Santos y Bodhisattvas. Nuestro maestro espiritual Shakyamuni Buddha, fue tu hijo. El Bodhisattva Avalokiteshvara y la Virgen María también fueron tus hijos. La matriarca Lieu Hanh fue tu hija. Los Bodhisattvas Sadaparibhuta y Kshitigarbha fueron también tus hijos. Aún nuestros padres son tus hijos. Muchos de nosotros que hemos sido criados y guiados por ti a través de muchas vidas, nos hemos convertido en Bodhisattvas con la capacidad de educar a otros, ayudarlos y protegerte a tí. Hay algunos de nosotros que hemos sido capaces de investigar y tratar de entender galaxias distantes, así como nuestra propia Vía Láctea, y los planetas de nuestro Sistema Solar, ayudándote así a profundizar tu comunicación con ellos. Sabemos que tus relaciones con los planetas, especialmente con el Sol y la Luna, ya son armoniosas. Rotas suavemente y en forma inter-conectada con ellos para crear los ciclos rítmicos del día y la noche, y las cuatro estaciones. Estamos conscientes de que eres uno de los Bodhisattvas más hermosas y preciosas del Universo. Estamos también conscientes de tu virtud de gran paciencia. Es por eso que podemos tomar refugio en ti con todo nuestro corazón y confiar plenamente en ti.
Tu viaje de Eones
TE MANIFESTASTE hace más de cuatro mil quinientos millones de años y la vida se empezó a manifestar en ti menos de mil millones de años después. Desde entonces, te has convertido gradualmente en el hermoso planeta viviente que eres hoy. La vida evolucionó desde la profundidad de los océanos, multiplicándose y prosperando en tu cuerpo, mejorando lentamente la atmósfera para que numerosas especies pudieran manifestarse. Después de mil millones de años, hubo suficiente oxígeno libre en la atmósfera para crear la capa de ozono, la cual impidió que la radiación dañina alcanzara tu superficie, permitiendo así que la vida se desarrollara en la tierra.
En los primeros millones de años superaste grandes dificultades para crear una atmósfera que fuera capaz de sustentar la vida. Tuviste que liberar mucho calor y emitir grandes fuegos y gases de tus volcanes. De tu corteza se liberó vapor que se convirtió en vapor de agua en la atmósfera. Junto con agua y hielo de otros proto-planetas y meteoritos, el vapor de agua te ayudó a crear los grandes océanos. Los gases que producen el efecto invernadero atraparon el calor del Sol y evitaron que los océanos se congelaran. Tu gravedad ayudó a anclar la atmósfera sustentadora de vida y tu campo magnético evitó que fuera arrancada por los vientos solares y los rayos cósmicos. Pero aún antes de que se formara la atmósfera tuviste que soportar una colisión con un gran cuerpo celestial, casi del tamaño del Planeta Rojo. Parte del planeta impactado se convirtió en ti; el resto, junto con una parte de tu manto y tu corteza se convirtieron en la Luna. Querida Madre, la Luna es una parte de ti, tan hermosa como un ángel. Es nuestra tía. Siempre te sigue, tirando de tu manga, ayudándote a disminuir la velocidad, a mantener tu balance y creando mareas lunares en tu cuerpo.
Tocando la Tierra
TU INMENSURABLE PACIENCIA Y RESISTENCIA te ha convertido en un gran Bodhisattva, un sólido lugar de refugio para todos nosotros. Cada vez que estamos inestables, cada vez que nos perdemos en el olvido, en la tristeza, en el odio, en la desesperación, sentimos que necesitamos regresar a ti y practicar tocar la Tierra. Tocándote encontramos un refugio; restablecemos nuestra paz y recuperamos nuestra alegría y confianza en nosotros mismos. Sabemos que todos somos tus hijos; y a pesar de que cometemos muchos errores, siempre nos perdonas. Cada vez que regresamos a ti, estás lista para abrir tus brazos y abrazarnos. Gracias a ti nos percatamos de nuestra naturaleza de no-nacimiento y no-muerte. Tú almacenas vastos tesoros de energía en formas muy variadas. Nos comprometemos a utilizar estos tesoros con habilidad para que no se sequen, para que no requieras millones de años para restablecerlos meticulosamente.
Respetada Madre, donde quiera que hay tierra, agua y aire estás tú. Tú nos das vida y nos nutres. Si alimentamos la conciencia de que estamos siempre en ti y tú en nosotros, entonces ambos estamos en paz, alegres, sanos y fuertes. Sin embargo como algunos de nosotros no somos capaces de ver esta verdad, nos perdemos a nosotros mismos. Perdemos la capacidad de reconocer que nuestros cuerpos físicos son también tu cuerpo. Nuestras mentes están llenas de confusión o arrastradas por los sueños, olvidando el precioso regalo que tú nos has dado. Por lo tanto, de ahora en adelante, nos comprometemos a dar cada paso en plena conciencia. Estaremos claramente conscientes de que estamos poniendo nuestros pies en la Tierra, a fin de estar en contacto contigo y con todas las maravillas de la vida que se manifiestan en ti. Sabemos que los pasos que demos en plena conciencia tienen la capacidad de nutrirnos, de curarnos y de ponernos en contacto contigo en el momento presente. Tú eres la Tierra Pura, en donde incontables Buddhas y Bodisattvas del pasado se manifestaron, alcanzaron la iluminación, y enseñaron el Dharma. No necesitamos buscar la Tierra Pura o el Reino Celestial en otra parte o en el futuro. Tú eres una maravillosa y hermosa Tierra Pura. Tú eres nuestro hogar verdadero y podemos regresar a ti con cada paso. No queremos seguir soñando con ningún otro Reino Celestial o Tierra de la Gran Felicidad.
Nuestro maestro, quien es también hijo tuyo, encontró el Camino al pié del Árbol del Bodhi. Él aceptó este lugar como su hogar verdadero. Queremos continuar su carrera, comprometiéndonos a permanecer contigo durante incontables vidas, ofreciéndote nuestro talento, fuerza y salud, para que muchos más Bodhisattvas puedan continuar erigiéndose de tu suelo. Cada vez que nos sentemos en quietud en la Madre Tierra, estaremos conscientes de que estás en nosotros. Aspiramos a personificar tus grandes virtudes; las virtudes de solidez, perseverancia, paciencia y tolerancia; las virtudes de profundidad, persistencia y estabilidad; las virtudes de gran valor y no-temor; la virtud de creatividad inagotable. Nos comprometemos a practicar de todo corazón para alcanzar estas virtudes. Sabemos que ya has sembrado estos potenciales como semillas en la tierra de nuestros corazones y mentes.
La Tierra No es el Medio Ambiente – la Tierra es Nosotros
LA MANIFESTACIÓN DE CADA UNO DE TUS HIJOS es hermosa y cada uno de ellos contribuye a tu belleza. Un lago claro, un pino verde, una nube rosa, la cima nevada de una montaña, un fragante bosque, una grulla blanca, un venado dorado… estas maravillosas manifestaciones de vida son todos hijos tuyos y cada uno de ellos enaltece y magnifica tu belleza. Tus hijos incluyen millones de especies, cada una con un lenguaje propio. Ya que tú eres nuestra Madre, tú entiendes todos estos lenguajes, incluido el lenguaje de los humanos. Eres un planeta, Madre de todos los seres, no sólo de los humanos, es por eso que nos sentimos en paz cuando te hablamos y te ofrecemos nuestras oraciones. Todos somos hijos tuyos, y a la vez, somos tú pues tú estás completamente presente en cada uno de nosotros.
Algunos de nosotros carecemos de un pensar correcto, consideramos este lugar en el que vivimos como algo separado de la Tierra Pura. Nos aconsejan rechazar a esta tierra y aspirar a renacer en una Tierra Pura lejana. Ellos no saben que si sus mentes son serenas y puras, llenas de amor, que si tienen la capacidad de convertir la composta en flores, de usar lodo para cosechar flores de loto, podrán ver que sus aflicciones de hecho son realizaciones y que esta misma tierra ya es la Tierra Pura. Ellos no saben que la forma en que ellos perciben, tiene mucho que ver con si esta tierra es o no la Tierra Pura. Cada manifestación física en tu cuerpo, como lo es una nube que flota o una hoja que cae, para nosotros es suficiente para ver la naturaleza de la realidad, de no-nacimiento y no-muerte, no-ser y no-dejar de ser. Entonces podemos apreciar y disfrutar la vida plenamente, sin tener miedos o preocupaciones sobre ser o no-ser, tener o no tener, incrementar o reducir, ser iguales o ser diferentes.
El Sol Mi Corazón
QUERIDA MADRE, yo sé que siempre necesitarás al Sol para continuar dándonos vida y para nutrirnos. El Sol es nuestro Padre. Se orbitan el uno al otro infinitamente, ofreciéndonos un ciclo completo de 365 días en 12 meses, haciendo las cuatro estaciones de primavera, verano, otoño e invierno. La luz que emite el Padre te provee de calor y permite que se lleve a cabo la fotosíntesis, ayudando así a mantener la vida para nosotros. Tú y el Padre, ambos formados de una vasta nébula giratoria de gas y polvo. El diámetro del Sol es más de 100 veces mayor que el tuyo, pero el rango de tu órbita se extiende una distancia de más de 200 veces a su vez. La luz del Sol tarda más de 8 minutos en alcanzarte aún y cuando la distancia es de tan solo 150 millones de kilómetros.
Sabemos que cada uno de nosotros tenemos un corazón dentro de nuestro cuerpo y que si se detiene nos moriremos inmediatamente. Pero mirando hacia arriba vemos que el Sol es también nuestro corazón, ubicado no dentro de este pequeño cuerpo, sino en el cuerpo del Sistema Solar. Si nuestro Padre el Sol desaparece, nuestras vidas y también tu vida, Madre, terminarán. Es por eso que debemos contemplar al Sol como nuestro corazón, para que podamos reconocer la presencia de nuestro Padre en nosotros y fuera de nosotros, dándonos cuenta en última instancia, que dentro y fuera son sólo conceptos.
Querida Madre, cada vez que miro, veo a mi Padre en ti y en mí. Mi Padre no sólo está en el cielo, sino también en la tierra y está presente en ti y en mí. Cada mañana él se aparece en el cielo del este como un luminoso disco rojo-anaranjado, irradiando luz en todas las direcciones, magnífico más allá de lo descriptible. Mi Padre es el Sol – Sun, Surya, Sunna. Es un gran Buda, un gran Bodhisattva. Él es el Gran Sol Tathagatha, Luz Infinita, Duración de Vida Infinita. Él es Amitabha. La forma física de mi Padre es mucho más grande que la de mi Madre. Sin embargo él es de corazón amable y capaz del perdón, él tiene gran fuerza y valor y puede ser muy feroz. La temperatura de su corona es de más de 5,500 grados Celsius y su forma física es plasma. Él no tiene una capa externa dura y estable como la graciosa, verde y fresca capa que tú usas. Él es una de las pocas grandes estrellas en nuestra galaxia. El ochenta y cinco por ciento de los 200 mil millones de estrellas en la Vía Láctea son más pequeñas y menos brillantes que nuestro Padre. Pero su gran masa física 330,000 veces la de nuestra Madre, está disminuyendo lentamente. Cada segundo él ofrece una pequeña porción de su masa al Universo en la forma de energía luminosa. Aún y cuando la duración de su vida es infinita, mi Padre es también temporal, y dentro de los siguientes 10 mil millones de años, la mayor parte de su masa se transformará en energía. Después de eso, él no será capaz de conservar su forma actual, pero se continuará manifestando en otras formas, a través de la energía emitida por miles de millones de años. La luz que emite el Padre es su continuación y ni un solo fotón de su luz se perderá. Es por esto que la duración de la vida de Padre es infinita.
Nuestra Familia Solar
NUESTRO SISTEMA SOLAR está conformado por un Buda, rodeado por una asamblea de planetas que se mueven juntos dentro de la Vía Láctea. Mercurio es el que orbita más cerca de Padre. Le sigue Venus y luego la Madre Tierra, la más hermosa de todos. Después de Madre sigue Marte. Entre Marte y Júpiter está el cinturón de asteroides, decenas de miles de asteroides de Ceres cruzando casi 1000 kilómetros hasta poco más que partículas de polvo. Júpiter está aproximadamente a 900 millones de kilómetros del Sol, nuestro Padre, y tiene su propio séquito de 64 planetas satélite o lunas. Una de estas lunas llamada Europa tiene una gruesa capa de hielo, debajo de la cual podría haber agua líquida – tal vez albergando vida. Más pequeño y más afuera que Júpiter está Saturno – el cual es inclusive 100 veces más grande que la Madre Tierra y está acompañado por más de 60 lunas. Urano y Neptuno son los últimos dos planetas de tamaño completo en nuestro Sistema Solar. La asamblea de nuestro Sol, el Buda, es numerosa. Sentimos que es nuestra verdadera familia, una cálida sangha, que baila junta, alegre y consciente, en la Vía Láctea.
Los abrigadores brazos del Padre son muy anchos. Sabemos que si el Padre abraza a la Madre y nos abraza a todos nosotros nos convertiremos en ceniza, vapor y líquido. Tú, Madre, sabes cómo cuidar bien de nosotros. Proteges la vida usando oxígeno de la fotosíntesis para crear la capa de ozono en el nivel superior de la atmósfera, limitando así la cantidad de radiación UV que llega a tu superficie. Los pájaros son los más felices en el vasto cielo y los venados disfrutan corriendo libremente en los bosques, gracias a tu capacidad de contener y proteger. A través de los eones has cosechado hábilmente y acumulado luz de sol para nutrir a tus hijos, mientras que a la vez te has ido haciendo más y más hermosa. Sabemos que tu futuro, nuestro futuro, depende en el futuro del Sol, nuestro Padre. Su emisión de energía de luz puede incrementar hasta en un 400% en los próximos miles de millones de años y si no eres capaz de adaptarte y cambiar tu órbita, todos tus grandes océanos se secarán rápidamente y la vida no seguirá siendo posible.
Muchos de nosotros, viendo al Padre viajar cada día del Este al Oeste, podríamos pensar que su hogar verdadero, su Tierra Pura, es en dirección del Oeste. Pero al igual que tú, entendemos que esa es sólo una idea. El Padre está presente en todas partes. Si nos paráramos de este lado del globo para observar, parecería que él está en el Oeste; pero si al mismo tiempo nos paráramos en el otro lado del globo, parecería que él está en el Este. El Buddha no distingue entre Norte y Sur, Dentro y Fuera. Nuestro Padre se extiende arriba de nosotros pero a la vez está en nosotros y en ti. Habiendo visto al Padre y a la Madre y al Sistema Solar completo en nosotros, no necesitamos seguir buscando nada más.
El Surgir de la Conciencia
¿RECUERDAS cuando tú y el Padre primero se formaron de polvo de estrellas que explotaron y gas interestelar? Tú aún no usabas la capa de seda de la frescura que usas ahora. En ese entonces, Madre, tu bata estaba hecha de rocas fundidas pero pronto se enfriaron y formaron una cubierta dura. La luz del Padre era de tan solo el 70% de la que es ahora, pero las emisiones de gas de invernadero en tu atmósfera ayudaron a atrapar el calor y evitaron el congelamiento de los grandes océanos. Aproximadamente hace 4 mil millones de años, moléculas complejas, tal vez traídas por ti del espacio exterior, se empezaron a unir en estructuras auto-replicables. Eventualmente, éstas se convirtieron más como en células vivientes y fuiste capaz de ayudar a que surgiera la vida. Partículas de luz de estrellas distantes, a millones de años luz, vinieron de visita y se quedaron contigo. Células pequeñas se unieron y se convirtieron en células de mayor tamaño. Organismos unicelulares lentamente evolucionaron en organismos pluricelulares. La vida se fue extendiendo del agua a la tierra y hoy tienes una hermosa bata verde. Pero como la impermanencia es la naturaleza de todos los fenómenos, la vida sobre vastas áreas de la Tierra se ha destruido más de cinco veces, incluyendo la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años.
A penas hace unos pocos millones de años, los precursores de nuestra especie humana empezaron a aparecer en la forma de monos tales como orrorin tugenensis, que tenían la habilidad de pararse, dejando sus manos libres. Aprendieron a usar herramientas y a comunicarse entre ellos, dando así oportunidad de que sus cerebros crecieran y se desarrollaran, evolucionando gradualmente a humanos. Las actividades agrícolas y el surgimiento de la sociedad permitieron a los humanos adquirir un tipo de habilidad que ninguna otra especie en la tierra tiene. Los humanos pueden ser malos, crueles y violentos, pero con la práctica espiritual tienen la habilidad de convertirse en Budas, Santos y Bodhisattvas – compasivos y serviciales no sólo hacia su propia especie sino también hacia otras especies – seres iluminados con la capacidad de protegerte y preservar tu belleza.
Querida Madre, nuestra especie humana, gracias al regalo de la conciencia, ha sido capaz de reconocer su propia presencia y ha encontrado su verdadero lugar en ti y en el Universo. Sabemos que somos pequeños e insignificantes, sin embargo nuestras mentes son capaces de abarcar tres mil mundos. Ahora sabemos que nuestro hermoso planeta Tierra no es el centro del Universo pero aún podemos apreciar que es una de las más maravillosas manifestaciones del Universo. Hemos desarrollado la ciencia y la tecnología, descubierto la verdadera naturaleza del no-nacimiento y no-muerte, ni el ser ni el no-ser, ni incrementar ni decrecer, ni igual ni diferente. Nos damos cuenta que el uno contiene al todo, que lo más grande está en lo más pequeño, y que cada partícula de polvo contiene al Cosmos entero. Estamos aprendiendo a amarte más a ti y al Padre y a amarnos los unos a los otros a la luz de dicha intuición. Sabemos que esta forma no-dualista de ver las cosas y la enseñanza del inter-ser nos ayudan a trascender la discriminación, todo temor, los celos, el odio y la desesperación. Aspiramos a transmitir esta intuición a las generaciones futuras.
Ya no somos inocentes al pensar que los humanos son los amos del Universo. Muchos de nosotros hemos ido más allá de las visiones dualistas de lo correcto y lo incorrecto, y ya no estamos perplejos ante lo que solíamos llamar la Voluntad del Cielo y la Tierra. Hemos trascendido el concepto de un creador en forma humana – ya no somos capaces de creer que Dios es un hombre anciano con barba blanca, sentado en el cielo controlando todo en la Tierra, o que hay una Diosa en una nube encontrándonos y ayudándonos cada vez que estamos en peligro. Dios, para nosotros, es la Realidad Última, la verdadera naturaleza de no-nacimiento, no-muerte, no-llegada y no-partida, de todas las manifestaciones de los fenómenos. Pero algunos de nosotros, cuando pasamos por el sufrimiento, pensamos que sea lo que sea que nos traiga el sufrimiento es algo malo y sea lo que sea que nos trae felicidad es algo bueno; sin saber que el sufrimiento y la felicidad son sólo percepciones. Todas nuestras percepciones están basadas en nuestros órganos sensoriales los cuales son inherentemente limitados. Si nuestros órganos sensoriales estuvieran formados de diferente manera, entonces nuestras percepciones serían consecuentemente diferentes. Así vemos que la felicidad o el sufrimiento, la Tierra Pura o el mundo terrenal dependen en gran medida en nuestra forma de percibir.
La Naturaleza No-dual de la Realidad
Sabemos que la absoluta realidad no puede ser abarcada por los puntos de vista dualistas de nacimiento y muerte, ser y no-ser. Un Buda puede ser una persona pero también se puede manifestar como una estrella en una constelación, o un planeta, como tú, querida Madre. De hecho, muchos Budas y grandes Bodhisattvas se han manifestado desde siempre en formas distintas a las humanas. Como nuestro padre el Sol, tu verdadera naturaleza es de no-nacimiento, no-muerte. Como tu, nuestra naturaleza debe ser la misma. Te agradecemos tu presencia como un Bodhisattva, no en la forma humana sino en la forma de planeta. Te personificamos llamándote Madre – tal como lo hacemos con nuestras madres humanas – pero sabemos que eres la Madre de todas las especies.
Querida Madre, hay personas que llaman el nombre del Padre durante todo el día, sin saber que su Padre está presente en sus mismos cuerpos también así como en la luz sobre sus cabezas. No están conscientes que su verdadera naturaleza es la naturaleza de Amitabha, de luz ilimitada y de duración de vida ilimitada. Ellos no saben que son los hijos de nuestro Padre, hijos del Sol. Muchos se han referido a El Honrado por el Mundo, Shakyamuni, nuestro maestro, como ‘pariente del Sol’. Día y noche nos encontramos con nuestro Padre como una milagrosa realidad, y no solo como un nombre. Si nuestro Padre es ilimitado en luz e ilimitado en duración de vida, entonces también lo somos nosotros. Cada célula de nuestros cuerpos puede emitir esa luz y continuar hacia el futuro.
El Reino de los Cielos está en la Tierra
Querida Madre, están aquellos que caminan sobre la Tierra aun deseando buscar una Tierra Prometida en otra parte, sin saber que tú eres la maravillosa Tierra Pura, presente en este momento. No son capaces de ver que el Reino de los Cielos existe en sus propios corazones. No son capaces de ver que si sus mentes están calmadas y en paz, entonces el mismo suelo sobre el que caminan se convierte en la Tierra Pura. Somos capaces de jugar y disfrutar esta Tierra Pura día y noche gracias a esta intuición, gracias a la práctica de morar pacíficamente con plena conciencia en el aquí y el ahora. Tenemos el Reino aquí y ya no lo seguimos buscando en otro lado. Tienes la capacidad de llevarnos ciento de millones de años en el futuro, después de lo cual tu puedes manifestarte como otro planeta y nosotros como maravillosas formas sobre ti.
Madre respetada, tienes hijos que se sienten orgullosos de si mismos como matemáticos brillantes, maestros artesanos, arquitectos talentosos, pero pocos son capaces de ver que tú eres la matemática más brillante, la artesana más perfecta, y la arquitecto más talentosa. Sólo tenemos que mirar la rama de un cerezo en flor, la concha de un caracol, o el ala de un murciélago para ver esta verdad. Tenemos artistas talentosos, pero ¿como se pueden comparar nuestras pinturas a las obras de arte que tú nos revelas durante las cuatro estaciones? ¿Cómo podemos pintar esos amaneceres tan irresistibles o crear crepúsculos tan radiantes? Nuestros músicos son geniales pero ¿como pueden estar a la altura de la maravillosa orquestra de la tierra y del cielo o del magnífico sonido de la creciente ola? Tenemos soldados valientes – caballeros y héroes quienes han soportado las extremidades de calor y de frío, y recorrido montañas y ríos – pero ¿cuántos de nosotros tenemos tu paciencia y capacidad para abrazar? Tenemos grandes historias de amor, pero ¿quién entre nosotros tiene tu inmenso amor que incluye a todos los seres sin discriminación?
Interser – Nuestra Verdadera Naturaleza
Querida Madre, cada vez que doy un paso sobre la Tierra, ahora soy capaz de trascender las nociones de mente y materia. Tu realidad sublime también trasciende las nociones de mente y materia. La materia y la mente son sólo ideas, dos caras de la misma realidad. Aquel pino no sólo es materia ya que posea un sentido del saber. Una partícula de polvo no sólo es materia ya que cada una de sus átomos tiene inteligencia y es una realidad viviente. Nuestra naturaleza es tu naturaleza, que es la naturaleza del Cosmos. Esta es la naturaleza del interser, ni el ser ni el no-ser, no-nacimiento no-muerte, no incremento no disminución, no materia y no mente, no dentro no fuera, no llegada no partida. Se cree que la Tierra es uno de los cuatro elementos básicos, pero la Madre Tierra también está compuesta de los otros tres elementos no-tierra – agua, aire y fuego. Los cuatro elementos llevan en sí mismos el tiempo, espacio y conciencia. Cada paso nos revela el interser de todos los elementos. La naturaleza Búdica no sólo está presente en los humanos, sino en todas las cosas.
Querida Madre, eres un gran Bodhisattva, dando vida a un sinnúmero de Budas y Bodhisattvas. Tu corazón abraza a todo el Cosmos y tu sabiduría irradia en diez direcciones. No podemos comparar nuestra capacidad de entender y amar a la tuya. Algunos de nosotros resentimos el hecho de que hayas dado vida a algunos de ellos, causándoles sufrimiento, porque ellos todavía no son capaces de entenderte y apreciarte. Con la práctica de mirar profundamente, podemos ver que podemos superar todo nuestro sufrimiento y resentimiento. Poniéndonos en contacto profundamente con la Dimensión Histórica, podemos ver la Dimensión Última y así llegar a un mejor entendimiento de lo que está pasando en la Dimensión Histórica. En la Dimensión Última, no hay nacimiento, no muerte, no sufrimiento, no felicidad, no llegada, no partida, no bien, no mal. Debemos aprender a ver el mundo de signos y apariencias desde la perspectiva de la Dimensión Última. En la Dimensión Histórica, si no hay muerte, no puede haber nacimiento. Si no hay sufrimiento, no puede haber felicidad. Sin el mal, no puede haber bien; sin lodo no pueden crecer los lotos. El lodo y los lotos no son enemigos. Los lotos y el lodo dependen el uno del otro para manifestarse. Lo mismo es verdad para el sufrimiento y la felicidad, el bien y el mal. Pero como nuestro entendimiento del bien y el mal es todavía muy dualista, algunos de nosotros todavía resentimos, culpamos y reprochamos la Tierra y el Cielo. Usamos nuestras pequeñas mentes para juzgar la gran mente de la Tierra y del Cielo.
Las inundaciones, tornados, terremotos y tsunamis no son manifestaciones de tu ira o castigos, sólo son cosas que deben ocurrir ocasionalmente en la Dimensión Histórica por necesidad, para que el equilibrio se pueda restablecer; lo mismo sucede con una estrella fugaz. Para que se logre el equilibrio en la naturaleza, a veces, algunas especies tienen que sufrir pérdidas. Pero cuando la necesidad de sobrevivir es remplazada con avaricia y orgullo, entonces hay violencia, que siempre lleva consigo una devastación innecesaria. Hemos visto que cuando una especie se desarrolla demasiado rápido, excediendo su límite natural, causando grandes pérdidas y daño, amenazando a otras especies, entonces de forma natural van a surgir causas y condiciones que van a lograr la destrucción y la aniquilación de esa especie. El equilibrio se puede restablecer entre las especies restantes. Estas causas y condiciones a menudo emergen desde dentro de la misma especie que está causando la destrucción. Hemos aprendido la lección que cuando perpetuamos violencia hacia nuestra propia y otras especies, somos violentos hacia nosotros mismos; y cuando sabemos como proteger a todos los seres, estamos protegiéndonos a nosotros mismos.
Continuando la Mente de Amor
Querida Madre, cada uno de nosotros tiene la Naturaleza Búdica porque todos somos tus hijos; ya seamos humanos, animales, plantas o minerales. Los humanos somos a menudo orgullosos de nuestra conciencia de mente, pero esta es sólo una de las muchas funciones de la mente, está la Conciencia de Archivo y la Conciencia Vimala (pura, no contaminada). Nuestra conciencia de mente nos da la habilidad de reconocer nuestra propia presencia y la presencia del Cosmos en este momento; pero está limitado por nuestra tendencia habitual de diferenciar entre ser y no-ser, nacimiento y muerte, dentro y fuera, individual y colectivo. Algunos de nosotros hemos practicado, contemplado, nos hemos purificado, y alcanzado la Sabiduría de la No-Discriminación. Somos capaces de estar en contacto con el Nirvana con la naturaleza de no-nacimiento y no-muerte en nosotros mismos. Debes estar muy orgullosa de todos nosotros que somos capaces de continuarte en el camino de la evolución; aquellos que tienen la capacidad de guiar y conducir a otros hacia la intuición de la no-dualidad, transformando toda diferenciación, discriminación, temor, odio y desesperanza.
Has dado vida a muchos grandes Budas y Bodhisattvas, tomamos un profundo voto de seguir a aquellos quienes nos han precedido en este camino. Tomamos el voto de encarnar confiadamente tu maravillosa y sublime conciencia, para ser dignos de ser llamados tus hijos. Comprendemos que todas las cosas son impermanentes y sin una propia-naturaleza separada; tu, nuestro Padre el Sol, y todos los Budas y Bodhisattvas son de la misma naturaleza. Sabemos que en la Dimensión Última, tu duración de vida, el de nuestro Padre, el de todos los seres, incluyendo las hojas y los botones de las flores, son sin límite – trascendiendo el nacimiento y la muerte, ser y no-ser. Sin embargo en la Dimensión Histórica, queremos seguir protegiéndote, nuestra Madre Tierra, para que puedas continuar por mucho tiempo en esta hermosa y preciosa forma; no sólo 500 millones de años, sino más allá. Queremos protegerte para que puedas estar aquí con nosotros dentro de este acogedor Sistema Solar, por un muy largo tiempo.
Regresando a la Intimidad con la Madre Tierra
Respetada Madre, algunos de nosotros nos preguntamos ¿qué pasará con nosotros una vez que nuestra forma física se haya desintegrado? Todos sabemos claramente que regresamos a ti. Esto es natural. Si sabemos como contemplar, de ver profundamente, reconoceremos la verdadera naturaleza de no-llegada, no-partida, de todas las cosas. Ya no tendremos preguntas sobre llegar y partir. Sabiendo que hemos manifestado de ti en el pasado y que continuaremos manifestándonos de ti una y otra vez en el futuro, cada vez frescos y nuevos, ya no tenemos más preocupaciones, ya no tenemos temor.
Querida y respetada Madre, veo a todo el Cosmos en ti y tú en mí. Aunque eres la Madre de todas las especies, como humanos, somos capaces de conversar íntimamente contigo, capaces de verte y comprenderte. Sabemos que quieres que vivamos de tal manera que en cada momento de nuestras vidas cotidianas podamos producir las energías de Plena Conciencia, Paz, Solidez, y Amor. Nos comprometemos a obedecer tu Deseo y responder a tu amor. Tenemos la convicción de que si seguimos produciendo estas energías sanas, seremos capaces de ayudar a reducir el sufrimiento en la Tierra, especialmente el sufrimiento causado por la guerra, el hambre y la enfermedad. Aprenderemos a apreciar y disfrutar nuestra propia presencia y la presencia del Cosmos. Con estas energías sanas podemos ayudar a reducir el número de desastres naturales como inundaciones, tormentas, terremotos y tsunamis.
Querida Madre, hubo tiempos en que tus hijos sufrieron inmensamente como resultado de estos desastres naturales. Sabemos que cuando sufrimos, tú también sufres en nosotros. En esos momentos, acudimos a ti, querida Madre y te preguntamos si podíamos o no contar contigo, con tu estabilidad y compasión. No nos contestaste enseguida. Y después mirándonos con gran compasión, dijiste: “Sí claro que pueden contar con su Madre. Siempre estaré ahí para ustedes. Pero queridos hijos, deben preguntarse si su Madre puede contar con ustedes”. Querida Madre, hemos pasados muchas noches sin poder dormir por este Koan que nos fue entregado. Hoy, con nuestras caras cubiertas en lágrimas, nos arrodillamos ante ti, Madre compasiva y sagrada, y te decimos, “Si Madre, puedes contar con nosotros”.
Tocando La Dimensión Última
Porque estás dotada de Naturaleza Búdica, todos tus hijos llevan dentro de sí mismos la capacidad de despertar y vivir felizmente en el espíritu de la responsabilidad. Tus hijos han sido capaces de construir poderosos telescopios capaces de capturar muchos tipos de luz que son inaccesibles al ojo humano, tal como la luz infrarroja, la luz ultravioleta, los rayos X, y los rayos gamma. Hemos puesto estos telescopios en observatorios espaciales, arriba del velo opaco de la atmósfera, varios miles de kilómetros arriba de la superficie de la Tierra. Hemos podido observar al Cosmos en todo su esplendor. Hemos visto galaxias y estrellas lejanas, cuyas imágenes han tomado cientos de millones de años en llegarnos. De esta manera hemos llegado a apreciar tu belleza, querida Madre, y la maravilla que somos nosotros. Nuestra conciencia es de la misma naturaleza que la conciencia del Cosmos y tu conciencia. El radiante y elegante Cosmos que vemos a través de nuestros telescopios es esta misma conciencia en sí, y no algo fuera de ella. Sabemos que cualquiera de tus hijos que practique la mirada profunda con plena conciencia y concentración, también podrán desarrollar esta Sabiduría de la Maravillosa Observación.
Querida Madre, sabemos que la Dimensión Última de la realidad es nuestra verdadera naturaleza de no-nacimiento, no-muerte, no-llegada, no-partida; si somos capaces de ponernos en contacto con ella, podemos experimentar la paz y las bendiciones de no-temor y no-ansiedad. Sabemos que la Dimensión Última de la realidad no existe separadamente de la Dimensión Histórica. Si somos capaces de tocar profundamente la Dimensión Histórica – a través de una hoja, una flor, una piedra, un rayo de luz, una montaña, un río, un pájaro, o nuestro propio cuerpo – estamos tocando al mismo tiempo la Dimensión Última. La Dimensión Última no puede ser descrita como personal o impersonal, material o espiritual, objeto o sujeto de cognición – decimos solamente que siempre está brillando y dando brillo a sí misma a la vez. Tocando la Dimensión Última, nos sentimos felices y confortables, como los pájaros disfrutando del cielo azul o como los venados que disfrutan de campos verdes. Sabemos que no tenemos que buscar la Dimensión Última fuera de nosotros – está disponible dentro de nosotros, en este mismo momento. Practicando la plena conciencia, tocando la naturaleza de la interdependencia, interser, y vacío, podemos ponernos en contacto con la Dimensión Última justo aquí mismo, en el aquí y en el ahora.
Thich Nhat Hanh
Demasiado tarde esta meditación. Dice san Pablo: “La tierra gime como dolores de parto”. Aquí está la síntesis de toda esta meditación. Seguimos fabricando bombas atómicas, barcos de guerras, aviones de guerra, destruimos jardines y parques para dar paso a la “modernidad”, contaminamos los pocos ríos que tenemos por los “benditos” relaves mineros, fabricamos billones de armas que tienen por finalidad matar al “otro” que se ha convertido en nuestro enemigo.
Así como están las cosas, dentro de 50 años la tercera guerra mundial, no va a ser por el petroleo, sino, por el agua.
No es una visión pesimista, sino una realidad que hoy tiene mucha actualidad. Todas las armas que almacena nuestra pequeña tierra, están hecha precisamente para que la tierra se destruya. Solo falta un “loco” que apriete el botón rojo.
¿No será por el hecho de estar ya los seres humanos constitutivamente inmersos en la realidad lo que hace posible la familiaridad y comprensión de tan excelente meditación?
El núcleo principal de esta reflexión no nos sitúa tanto frente al “ser” el cual ha sido fruto del objetivismo Occidental como frente a un previo “estar” en el que en él nos encontramos ya inmersos en la realidad de la Madre Tierra, partiendo por tanto de la materia y de ahí al ser, pero no a la inversa….
Bien, debido a que hoy en casa estamos de celebración, sólo he podido hacer una síntesis tras una rápida lectura, pero siguiendo el consejo de Antonio por descontado que le dedicaré más tiempo!!
El problemilla con esta “oración” de Thich Nhat Hanh, es que uno espera un Ave María, y se encuentra con todo un rosario, que sigue y sigue… Pero una vez aguantado el tirón, resulta todo una visión lúcida y alegórica de la realidad científica que vamos conociendo del universo.
En estos tiempos en que la información cada vez es más barata, y la sabiduría, cada vez más cara, (Maria Popova), lo primero que se ve, es que algunos de estos budistas, (al menos Thich), conocen muy bien la ciencia moderna, y que a pesar de las túnicas naranjas y la pinta de antiguo, hay personas, que “saben” mucho más que nosotros.
“Muchos de nosotros hemos ido más allá de las visiones dualistas de lo correcto y lo incorrecto, y ya no estamos perplejos ante lo que solíamos llamar la Voluntad del Cielo y la Tierra. Hemos trascendido el concepto de un creador en forma humana – ya no somos capaces de creer que Dios es un hombre anciano con barba blanca, sentado en el cielo controlando todo en la Tierra, o que hay una Diosa en una nube encontrándonos y ayudándonos cada vez que estamos en peligro. Dios, para nosotros, es la Realidad Última, la verdadera naturaleza de no-nacimiento, no-muerte, no-llegada y no-partida, de todas las manifestaciones de los fenómenos”.
(¡Qué finura de conceptos las del imaginario oriental, comparado con la doctrina infantiloide del catecismo cristiano, que varía muy poco del catecismo de Primera Comunión!. ¡Cuánto tenemos que aprender los occidentales en estos temas! ¡Qué imaginario, más creativo y libre, repleto de imágenes enriquecedoras, que son perfectamente compatibles con un conocimiento científico exhaustivo! ¡Nosotros los occidentales, que en cuanto oímos hablar de otros seres inteligentes en el Universo, sacamos la cruz y hacemos el vade retro! ¡Qué atrevida es la ignorancia!.).
Yo veo que este maestro vietnamita, (¡ni siquiera es chino o japonés!), está mucho más adelantado que la inmensa mayor parte de los cristianos, aunque su excesivo gusto oriental por la metáfora poética, haga difícil llegar a entenderle, por lo menos para nosotros, occidentales.
Pero de entre su abigarrada retórica, se desprende que es verdad que desde todos los lados de la montaña del saber, se sube, y se converge arriba. Todas las espiritualidades, si se saben entender, y sabemos separar lo fundamental de lo accesorio, son universales, y constituyen lo que Huxley denominó “sabiduría perenne”.
Aprovechando la ocasión, coloco aquí, un pequeño trabajo relacionado con el tema. (Yo comprendo que visto con nuestra mentalidad tradicional, todo esto suena a cosa de “chinos”).
“De las inteligencias exteriores, no estrictamente humanos, que nos visitan y ayudan, el budismo Mahayana habla de los Budas míticos, (trasuntos del “Padre”), que se supone moran en las diez direcciones del espacio. Por ejemplo Akshobhya, “el imperturbable”, reside en el este, y Amitabha, el de “la luz infinita”, en el oeste, también denominado Amida, y al que también se asocia con Amitayus, “el de la vida infinita“. (A estos seres personales, poderosos y de otras zonas del Universo, gente imaginativa, podría denominarlos como “extraterrestres”).
Muy curiosamente se vuelve a repetir el mito de que del ojo derecho de Amitabha, (el de la Luz infinita), surgió un rayo luminoso, que dió lugar al “Jefe” de los seres mediadores universales en la Tierra, al que se le denomina Avalokitesvara, que es el “dios que mira hacia abajo“ y se compadece de las miserias del mundo, ayudando a la humanidad con su misericordia a llegar al Paraíso de Amitabha, con el que tiene una estrecha relación. (Sería como un trasunto del “Espíritu Santo” y su labor “consoladora e inspiradora”).
Este mito del rayo luminoso, recuerda mucho al mito hermético, de seres que se transportan vía emisión de ondas, (“rayos de luz”), o que reciben instrucciones mediante esa vía de comunicación.
Otros personajes divinos-humanos que ayudan a Avalokitesvara, (en su labor inspiradora y consoladora), son Maitreya, Mañjusri, Kshitigarbha, Samantabhadra o Vajrapani, que son figuras míticas, con denominaciones de claro origen iranio, y que reflejan que el “Espíritu Santo” = Mundo Espiritual, sería una organización colectiva, con una Cabeza, (el Cristo), pero compuesto de seres humanos: santos, budas, o simplemente humanos debidamente enseñados.
Y es en esa organización en la que nos integraremos todos, una vez pasado nuestro periodo de aprendizaje de lo que no hayamos podido aprender por estos lares”.
Y acabo con una idea de Thich Nhat Hanh, que nos indica la finura de este “chino”.
“Comprensión significa percibir la profundidad de la oscuridad, del dolor y del sufrimiento de la otra persona… Crear felicidad es todo un arte”. Amar sin saber amar, causa heridas a la persona que amamos”.
Este artículo-meditación no es para leerlo apresuradamente. Quien disponga de tiempo que lo lea-medite tras un breve silencio y sin mente crítica esta vez a cada frase y metáfora, sino con espíritu contemplativo de la realidad global.
La sabiduría consciente no está fuera de nosotros, somos parte y todo de ella. GRACIAS.
La Voz de la Tierra habla y tiembla desde lo hondo que nos atrapa: tres vídeos de José Larralde. Gracias, Oscar. Magnífica tarde.
https://www.youtube.com/watch?v=GLJjeJDn_FA&list=PL53DFE574DEF56963