El interés creado por el oportuno artículo de Blas sobre El buen Negociador es enorme. Él mismo, para responder y animar al diálogo, me ha enviado otro artículo. Que fue ya publicado en 2008 en Tendencias 21. Como para mañana ya hay algo programado, lo publico ahorita mismo, sin más. ¡Animo! AD.
Los avances de las ciencias y las tecnologías han transformado totalmente el entorno del hombre occidental en los últimos 150 años. Es legítimo preguntarse por qué misteriosas razones hemos progresado tan poco en algo tan fundamental como es la superación, la eliminación o, cuando menos la disminución, de la conflictividad entre los países, en la sociedad y hasta en la familia. Bertrand Russell solía decir que el hombre es un animal cuyo saber técnico sobrepasa con creces su saber político. ¿Por qué es tan difícil mejorar la convivencia entre los individuos y entre los grupos?
Ciencia y tecnologías han invadido el espacio de comunicación
El espacio de comunicación ya ha sido invadido no sólo con nuevos objetos que son realidades físicas tangibles, como por ejemplo los artefactos informáticos, la telefonía móvil o los que nos aportan los diferentes medios de comunicación. Me refiero también a la invasión de lo intangible, algo que condiciona nuestra vida de cada día mediante complicados sistemas organizacionales, con sus extraños conceptos, sus iconos y códigos de operación y señalización en la ciudad, en las administraciones, los hospitales, la banca, los transportes, etc. Vivimos en un mundo de máquinas y de organizaciones algoritmizadas.
La mecanización de todos los dominios de la vida es una tendencia evolutiva irreversible, característica de nuestra época.
Los conflictos, ¿son objeto posible de ciencia?
¿Por qué no sería posible aplicar también la ciencia y los métodos racionales contemporáneos a esos otros dominios tan profundamente humanos como son la interacción, la negociación y el conflicto?
No es cosa fácil. Está por medio la huidiza psicología del individuo que hace difícilmente inteligibles, y menos aún previsibles, los fenómenos de interacción humana.
Para empezar, y antes de pensar en qué modelo aplicar, hay que extraer la substancia inteligible de los conflictos. Lo que puede existir de racionalizable en ellos. Nadie puede negar que haya en cada conflicto una cierta inteligibilidad, por ejemplo en una acalorada disputa de familia. Hay inteligibilidad puesto que se puede hablar de la disputa, sin sentido y hasta con sentido. (Lo mismo podríamos decir de un fenómeno tan difícil de modelizar como es un partido de fútbol). Pues bien, si hay inteligibilidad en un fenómeno, y si se puede hablar de él con sentido, hay también esperanza de poder construir modelos lógicos para representarlo (2). Quizás demasiado burdos e imprecisos, pero a priori esa posibilidad y esa esperanza existen.
Invasión del espacio de interacción
En estos últimos tiempos comienzan a ver el día modelos formales de la interacción humana. No hablo solamente de la Teoría de negociación vieja ya de casi un siglo, sino de un conjunto de nuevos instrumentos de interacción en las áreas de la negociación y el conflicto. (Por ejemplo, para situaciones de conflicto laboral, de divorcio, de transacciones de bolsa, etc.)
Estos instrumentos serán:
– modelos algorítmicos,
– programas de ordenador que aprenden el entorno social y amplían su panoplia de respuestas como lo hace el ser humano desde su infancia,
– diversas arquitecturas simbióticas hombre-máquina que se completan.
Pero para inducir cambios societales a la raíz se necesitan también instituciones de soporte. Sin ellas las más bellas y prometedoras ideas se quedarán en telarañas intelectuales, que hubiera dicho Nietzsche.
¿Es posible formalizar la interacción humana?
Una máquina ejecutando un programa es últimamente la materialización de ese programa, de un algoritmo. Se puede decir que son formalmente equivalentes.
Los límites de lo que puede hacer un ordenador han sido definidos teóricamente, pero no están establecidos de manera muy concreta. (Teóricamente sí. Ahí tenemos las referencias clásicas de Turing –la máquina–, de Church, y otros. Pero tan teóricos son esos límites que quedan muy lejanos de lo real).
Como muchos estudiosos han demostrado, recordaremos que los límites de la simulación de nuestras capacidades por la máquina corren paralelos con las posibilidades de formalización de los procesos mentales. Vistas así las cosas, el horizonte es muy amplio. La cuestión que surge es la de conocer más concretamente:¿Qué es lo que no es formalizable?
La máquina y los algoritmos nos asedian. ¿Por qué no podría un ordenador negociar con el hombre o en lugar del hombre?
El ordenador juega y gana al ajedrez contra el hombre. Existen algoritmos para ello. Igualmente, para poder negociar con el hombre o en sustitución del hombre, bastaría en principio que existiesen los programas apropiados. Las características de esos programas serán las que fueren y no las discutiremos ahora, pero que partirán en todo caso de una estructura formalizada y fija, o de un proyecto formalizado de aprendizaje.
Se puede objetar que las situaciones de vida no son isomórficas con las de una partida de ajedrez. Es verdad, pero tienen mucho en común. En otra bitácora, al hablar de estrategias, discutiremos la cuestión.
Invito al lector a imaginar potencia fascinante de un buen “symbiont”, producto de una simbiosis inteligente hombre–ordenador.
Una conclusión provisional: nos queda aún un largo camino en esta cooperación –o confrontación titánica– del hombre y la máquina.
La gran esperanza
En efecto, hay algo de providencial en el hecho de que, periódicamente, en determinados momentos de la Historia, surjan a punto grandes descubrimientos científicos y grandes desarrollos tecnológicos que vienen a aliviar grandes necesidades y evitar grandes catástrofes.
Quizás el nacimiento de la teoría científica de la racionalización de los conflictos sea una de esas “emergencias” –en el sentido de N. Whitehead– providenciales que ha surgido a tiempo para que podamos sobrevivir frente a la terrible amenaza que suponen las nuevas armas en manos de unos locos. Hoy más que nunca hay necesidad imperativa de que se imponga una racionalidad colectiva y universal. Hoy, cuando la malicia de algunos acrecienta la agresividad y el nivel de conflicto entre países, confesiones religiosas y etnias.
No se trata de crear nuevos órdenes del mundo, ni de nuevas utopías políticas que imaginan tipos nuevos de sociedad que al cabo acabarán en sangrientas realidades, como acabaron los sueños del siglo XIX en las inmensas tragedias del XX, el siglo más sangriento de la historia.
Más bien se trata ahora de crear instituciones de racionalidad colectiva en el seno de la sociedad civil.
Para hacer frente a las pasiones y a las obcecaciones de los hombres que imposibilitan la resolución de los conflictos, nos son indispensables nuevos instrumentos sociales científicamente diseñados, dotados de tecnologías basadas en el saber científico. Gracias a ellos será posible un análisis objetivo y frío de situaciones conflictivas, liberado de prejuicios e intereses, con el necesario distanciamiento que aporta el análisis científico. Y eso en todas las escalas, en la política internacional, la nacional, y en la esfera más restringida de las relaciones entre individuos y grupos sociales.
Finalmente para ser realistas y eficaces, nos hace falta soñar en otra utopía paralela. La de poder contar con las indispensables instituciones de soporte para esa racionalidad colectiva.
Proposiciones utópicas
Por ejemplo, sería de gran interés estudiar la posibilidad y condiciones de éxito de algunas instituciones como las que siguen:
1) Fundar una especie de Tribunal Internacional de Moralidad y Racionalidad compuesto por expertos de probada moralidad. Con mecanismos diferentes de la ONU o de los tribunales internacionales existentes. Me refiero a instancias ciudadanas, fuera de la dependencia directa o indirecta de los Estados, y que sin entrar en el dominio de la administración de la Justicia, se dediquen al estudio y a la resolución racional de los conflictos, como objeto científico. A instancias de lo que fue el tribunal Russell.
2) Imaginar Tribunales Públicos de Mediación que complementen la labor de los tribunales de justicia para hacer frente a la conflictividad cotidiana que está en vías de crecimiento en sociedades multiétnicas actuales.
3) Constituir agrupaciones de ciudadanos que analicen independientemente las causas de los que sufren los abusos de instituciones. Internet debe ser el instrumento adecuado para hacer operacionales estas agrupaciones. El trabajo que realicen será inmensamente beneficioso.
Las utopías –Moore, Owen, Fourier, y Platón muy anteriormente– nunca llegan a realizarse. Pero nadie negará que ponen gasolina en el motor de la Historia. Además de dar oxígeno a los pulmones de muchos individuos deseosos de contribuir al bienestar de sus semejantes.
Es bueno raciionalizar los conflictos en el arte de negociar. En terminos legales este arte es la mediacion para evitar un oneroso juicio civil.Sin embargo, el mediador tiene que ser imparcial al punto de querer lo mejor para las partes envueltas sin ninguna clase de prejuicios. Por eso las maquinas pueden ayudar pero no sustituir a la persona ya que esta informatica tecmologica esta a nuestro servicio y no al reves. La racionalizacion es efectiva cuando se basa en una realidad factible para negociar con exito y se orienta correctamente al bien.
La globalizacion es un producto del avance de la comunicacion interhumana pero no puede convertirse en una dictadura mundial que anule nuestras libertades individuales y nuestros derechos humanos que son inalienables y debe estar en funcion del bien comun del globo terraqueo que es el verdadero sentido de la Creacion ya que Dios “hizo que todas las cosas buenas” y nosotros somos los que abusando de nuestra libertad hemos frustrado el plan divino siempre orientado al bien que es nuestra vocacion inicial…,Es por eso que el triunfo final ha de ser del bien y no de la corrupcion de el…El mal es transitorio en el mundo. Es en el final donde se vera lo que es trascendente y como el plan original se realizara perfectamente y completamente en lo bueno y en la total felicidad.
un saludo cordial. Santiago Hernandez
!Gracias Blas, por este esperanzador art.!
Mirando la realidad que nos rodea … de verdad podrá realizarse lo que nos expones?
Lo deseo de todo corazón … porque siento que este mundo en estos momentos … presenta graves carencias para poder llevar a cabo ese hermoso futuro.
!Gracias!
m* pilar
Las reflexiones sobre la naturaleza y origen del pluralismo ideológico nos son útiles en la reflexión sobre la gran Comunidad Humana en formación, en la que estamos incorporados: la gran Comunidad crística de los Santos. Porque nuestros espíritus siguen teniendo los mismos vicios y virtudes que nuestras mentes cerebrales de las que son copias.
Por ello como dice Llul, en “el amado”, o sea en la gran Comunidad Crística global humana, hay que encontrar un sistema organizativo que consiga conciliar, (hacer iguales, dice Llull), la humana pluralidad, con una unidad de acción que es precisa en toda organización colectiva.
Estamos en los inicios de un proceso, en cuyo final nos encontraremos ante una realidad de una gran complejidad, que englobará a todo el mundo, y que mediante la conectividad global, se habrá convertido en un único gran sistema coordinado, compuesto de multitud de subsistemas. Esto será el fruto de un largo proceso de evolución cultural de la humanidad, a lo largo de la historia, que se habrá producido en varias fases.
En la primera fase de nuestro desarrollo cultural, las mentes individuales estaban subsumidas en una mente comunal, grupal, que inhibía la creatividad individual, y estaba dirigida a la mera supervivencia física.
En la segunda fase de dicho desarrollo, que es nuestra fase actual, se produce la potenciación y el desarrollo de la mente autoreflexiva del individuo, lo que ha generado una gran creatividad y aprendizaje en los individuos, lo que paralelamente ha generado además de un gran avance cultural, un gran desorden y conflictividad sociales, que suponen un gran freno y un grave peligro de colapso y fracaso del proceso de desarrollo de la humanidad.
La tercera fase de nuestra evolución, que es la que estamos empezando a encarar en este inicio del siglo XXI, se caracteriza por la constitución de múltiples grupos primarios, con una clara identidad y homogeneidad ideológica y/o de objetivos de acción común, que por una parte estimulen la creatividad y el progreso del conocimiento de los individuos que los constituyen, generando sinergias y apoyos mutuos, tanto a nivel cognitivo, como psicológico, proporcionando estímulo y seguridad personal a sus integrantes.
La cuarta fase que se debe empezar a desplegar simultáneamente con la tercera, será la de la coordinación intergrupal e interdisciplinaria, generando macrogrupos de mayor nivel, integrados por múltiples grupos primarios, generando una convergencia ideológica, dentro del respeto de la pluralidad y de una sana competencia socioeconómica, creativa y de aprendizaje.
La manera de conciliar el pluralismo o de los individuos y de los grupos primarios homogéneos, no está en que alguna de las partes renuncie a parte de sus planteamientos y asuma los del contrario. Ese pluralismo se obtendrá de dos maneras. La primera y principal es aceptando la realidad de una unidad en lo estrictamente esencial y una diversidad natural, en el resto.
Hay que tener muy claro que la unidad nunca supondrá uniformidad, sino la coordinación y convivencia del pluralismo. Por eso señalaba Karl Barth, que la unidad de las iglesias no se hacía, (con trabajo y esfuerzo), sino que se descubría y lo mismo se puede decir de toda la diversidad ideológica.
Ya somos iguales, aunque pensemos distinto, y por eso no es imprescindible, aunque sí conveniente, el trabajo y el esfuerzo de unificar ideas, pensamientos y credos.
La clave está en darse cuenta de qué cosas son esenciales y cuales accesorias. Y muchas de las diferencias que mantenemos sobre ideas concretas, son cuestiones secundarias, que se pueden intentar globalizar mediante el algoritmo adecuado.
Po ello es conveniente cultivar y practicar la interdisciplinariedad. A todos suelen faltarnos en nuestros mapas mentales elementos de la realidad, lo que hace que al disponer de ellos veamos las cosas de diferente forma. Por ello el ideal es que cada parte reciba una información adicional complementaria a sus planteamientos previos, de tal forma que todos vayan confluyendo paulatinamente en un planteamiento compatible, o al menos convergente.
Pero para ello es preciso previamente aceptar el pluralismo como fruto de nuestra naturaleza humana y así eliminar totalmente en el discurso el afán beligerante contra el opuesto, el odio hacia el que opina distinto, la sectarización de pensar que el que piensa distinto que nosotros lo hace por mala voluntad o solo para defender intereses espurios, que es el veneno que el pensamiento político, (no de la alta política, sino de la politiquilla del día a día), introduce en el discurso intelectual. Por eso o se hace política o se piensa seriamente. No cabe alternativa: los métodos son totalmente incompatibles.
Muchas personas no pueden impulsarse más que mediante el odio, que es un motor psicológico muy potente. Ya es sabido que donde falta el conocimiento y la reflexión, afloran inevitablemente las emociones y sentimientos. Pero la humanidad también necesita gente que piense limpiamente, aunque eso no les exime de poderse equivocar, naturalmente.
Esta es una tendencia de plena actualidad, que se refleja en el gran auge de la ciencia del management empresarial, en el campo económico o en el del entrenamiento de los deportes de equipo, en los que la clave está en que cada individuo integrante mejore su técnica y su motivación personal, pero siempre dentro de la coordinación de un trabajo de equipo.
El resultado final, que en el caso de la humanidad será la Mente Global soñada por Teilhard, tiene que ser el resultado de la coordinación de unos seres individuales plenamente autónomos y autosuficientes, a través de su incorporación en grupos o comunidades de niveles cada vez superior y organizadas mitad piramidalmente y mitad en red. Con nuestra integración en ella, el hombre no debe perder nada, sino por contrario añadir a nuestra esencia algo muy superior. Es hacer verdad que lo que se da no se pierde, y a cambio se gana mucho del conjunto.
Hola!
Interesante y valedero lo de Blas y lo de Isidoro ejemplificando en la misma línea.
Algunas preguntas:
1.- ATRIO, al ser un “lugar de encuentro” ¿está en línea con el Post?
2.- Los “Foros sociales mundiales” ¿serían ya una realización?
3.- La “catolicidad” del jesusismo ¿facilita esa tendencia?
4.- ¿Cómo y quién pagará el Alquiler, la Cuenta de la Luz y demás “gastos” de la tal Organisación?
¡Voy todavía! – Óscar.
Casi todo el mundo conoce el Siri, un eficiente procesador/buscador de información, de los iPhone, pero se conoce menos que utiliza otro procesador/buscador mas desarrollado, el Wolfram|Alpha, desarrollado por la compañía Wolfram Research, que es “un motor de respuestas que nos responde preguntas que podamos tener sobre determinados hechos, productos y otras cosas, a través de una base de datos estructurada”.
“O sea que, a diferencia de motores de búsqueda como Google o Yahoo!, que nos ofrecen un link para que accedamos a la información, Wolfram|Alpha también se encarga de procesarla y darnos respuestas ya “digeridas” de las páginas que contienen la información”.
Todo esto gracias a las 15 millones de líneas de código del lenguaje “Mathematica”, que se encarga de administrar la información provista por las múltiples bases de datos con las que cuenta Wolfram|Alpha, y que se procesan en más de 10 mil CPUs de Wolfram Research.
Pero se necesita una forma de comprender la forma en la que se comunican los humanos. Esto se lleva a cabo a través de un nuevo algoritmo, que se encarga de justamente hacer esta traducción. La pregunta que hacemos se pasa a lenguaje de Mathematica, y así obtenemos una respuesta.
Pero las bases de las que se extrae la información se elabora manualmente. “Se eligen las mejores fuentes, que son seleccionadas por el staff de Wolfram|Alpha, lo que quiere decir que muchas veces tienen acceso a bases de datos a las cuales Google u otros buscadores no tienen (porque, por ejemplo, pueden ser de pago). Aquí lo que se prioriza es la información, por lo que podemos tener acceso a datos que no están usualmente disponibles online”.
Como anécdota se dio el caso curioso de que se preguntó a Siri, (de los iPhone de Apple), cuál era el mejor móvil, y éste respondió que el Nokia Lumia, con Window. A los pocos días desapareció esta respuesta. (La respuesta había salido de Wolfram, que es neutral).
Esto es ya el presente. Dentro de diez años, ¿quién sabe?. La Wikipedia y el buscador de Google, son el pleistoceno de la cultura.