Hace cuarenta años que Erich Fromm, en la introducción de su excelente obra ¿Tener o Ser?, escribía: “El socialismo y el comunismo rápidamente cambiaron, de ser movimientos cuya meta era una nueva sociedad y un nuevo Hombre en movimientos cuyo ideal era ofrecer a todos una vida burguesa, una burguesía universalizada para los hombres y las mujeres del futuro. Se suponía que lograr riquezas y comodidades para todos se traduciría en una felicidad sin límites para todos”. Me parece una observación muy perspicaz, que la realidad confirma totalmente, y que ofrece una explicación muy convincente para el progresivo deterioro que las fuerzas de izquierda están sufriendo en los últimos tiempos.
Diríamos que, de acuerdo con este diagnóstico de Erich Fromm, hasta ahora el comunismo, el socialismo, y en general los movimientos progresistas de un tipo u otro han luchado para “repartir mejor el pastel”, es decir, lograr riquezas y comodidades para todos. Pero vemos que en esta línea se ha conseguido poco y cada vez menos. La desigualdad es cada vez mayor ¿No habrá llegado el momento de olvidar lo de “repartir el pastel”, un pastel propio de la mentalidad capitalista, y plantearnos “cambiar de pastel”?
Adam Smith en su obra clave: “La Riqueza de las Naciones” pone claramente de manifiesto cuál es el pastel capitalista, la riqueza. Ciertamente hoy hemos conseguido mucha más riqueza, pero tenemos unos enormes problemas sociales, y estamos empujando a nuestro planeta a una catástrofe medioambiental. ¿No sería mucho mejor plantearnos trabajar por “El Bienestar de las Naciones”?
Para el pensamiento capitalista el único camino a la felicidad es la riqueza, y la riqueza de una persona es la medida de su felicidad. Una riqueza que se consigue en una competición incesante de unos contra otros. Eso nos lleva a un mundo en permanente conflicto, a una ley de la selva donde los más fuertes aplastan y exprimen sin compasión a los más débiles. Y vemos continuamente que los más fuertes resultan ser no los mejores, sino la gente con más ambición, más astucia, con menos escrúpulos y menos honradez. Con estas premisas es imposible llegar a un aceptable reparto de la riqueza entre todos los seres humanos.
Por otra parte la ambición insaciable de riqueza, riqueza material, lleva a un consumo cada vez mayor de los recursos materiales de nuestro planeta. En tiempos de Adam Smith, con enormes extensiones de tierra prácticamente vírgenes, con métodos de extracción todavía rudimentarios, no se podían imaginar que un día llegaríamos a agotar los recursos no renovables del planeta y superar la capacidad de renovación del mundo vivo de la tierra.
Naturalmente el bienestar exige un mínimo de riqueza. Sin ese mínimo difícil tenemos lo de conseguir un aceptable bienestar. Esa es la explicación del intento de las fuerzas de izquierda de conseguir un equitativo reparto de la riqueza. Pero no podemos, como en el pensamiento capitalista, confundir la riqueza con el bienestar y tomar esa riqueza como el objetivo supremo de la vida humana. Una dosis de riqueza es la herramienta para echar a andar, pero luego hay un camino fascinante hacia una vida plena y feliz. Un camino que no es fácil descubrir entre el resplandor de los anuncios brillantes de la sociedad de consumo, pero que existe y está al alcance de los que lo buscan sinceramente.
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Bután mide el grado de bienestar de sus habitantes: no por el Producto Interior Bruto. Sino por la Felicidad Nacional Bruta.
Somos tan brutos, que no nos percatamos en términos generales, que otros parámetros que no sea el dinero, simplemente ni los consideramos.
Hay, hay ricos infelices. Lo cual es muestra, por si cavia alguna duda, de que riqueza no es sinónimo de felicidad.
¿Porque pensamos y actuamos así?. Por es consabido materialismo. Para el pez, el agua es lo natural. para nosotros el aire. Pues bien, damos por natural, nadar en el materialismo. porque resulta ser, que los puntos de referencia contrarios a este materialismo, son muy muy débiles. Lo malo de esta situación, es que nos hace desgraciados. Concluyo: Ni materialismo ni espiritualismo. Un termino medio. siempre un término medio. Si nos situamos en un extremo, no estamos en el equilibrio.
Honorio, la teoría es una cosa…la práctica otra….Ni el desmedido amor a las riquezas del neo-capitalismo con toda la corrupción que ello conlleva, ni tampoco el odio que provoca la lucha de clases para consumar el poder sin importar los medios, sino el triunfo de la revolución marxista, están en consonancia con el Evangelio de Cristo…ni aunque los corifeos de ambos sistemas proclamen que aman a la humanidad…porque las consecuencias de estos sistemas son desastrosas para el mundo…También los textos evangélicos son claros ya que “por sus frutos los conoceréis” y por tanto el árbol bueno no puede dar frutos malos y viceversa….Y Jesus afirma “si me amáreis, guardaréis mis mandamientos” y “Yo rogaré al Padre” para que os de “el Espíritu de la Verdad” que el mundo no le ve, ni conoce..(Juan 14, 15-17)..Y “en esto sabemos que los hemos conocido (a Cristo): si guardamos sus mandamientos. Quien dice: “le he conocido” y no guarda Sus mandamientos, mentiroso es, y en el no está la VERDAD” (1 Juan 3-4)
Por tanto, no importa que digamos que somos buenos e intachables y que nos ocupamos de nuestros hermanos cuando nuestras obras muestran lo contrario…porque los que mienten, engañan, traicionan, matan, calumnian, trafican con humanos, defraudan el salario del inocente, explotan a sus empleados, sumergen a los pueblos en la pobreza y en la corrupción, cometen genocidio etc. etc. etc. invocando el principio de que el fin justifca los medios proporcionalmente, para conseguir el triunfo de su ideología, sea capitalista o comunista, están muy lejos del Evangelio de Cristo, diría yo, diametralmente opuestos a el…pueden llamarse Gandhi hasta Mao…pero si sus obras demuestran lo contrario…no están siguiendo a Cristo que como tu bien dices es el Alpha y el Omega, el principio y el fin…donde TODO se recapitula…Pero su esencia es el amor…el que sigue el camino del bien…del amor…de la honestidad y busca con sinceridad la VERDAD, por supuesto, aun sin que se de cuenta, está en el camino de Jesus…Pero estas mentiras, sobre todo de los últimos siglos, no son creíbles por los seres humanos de “buena voluntad” que intentan seguir el camino de salvación…La fe sin obras está muerta…El cristianismo es práctico…es la práctica visible del amor….pero el panorama mundial en el presente no es, digamos, muy optimista..
Agradezco tu interés y tu comentario….Con un saludo cordial de Santiago Hernández
De acuerdo Lola.
Se necesita una cultura de la sobriedad, que presupone una conciencia sobre la utilización de los recursos.
Y estoy pensando que esa sobriedad no es solo en función de la riqueza monetaria o patrimonial (económica en general) sino también sobre la riqueza de las capacidades de cada uno en el ámbito del espíritu:
¿En que medida estoy dilapidando mis capacidades y no las estoy utilizando parar hacer algo positivo en favor de la comunidad, de los demás? .
Pienso que el comentario de Eloy es un buen complemento al artículo de A. Zugasti. pero aún así me falta el límite, porque si siempre se desea más y más, aunque se disponga de todo lo indicado, nunca se va a terminar de ambicionar y de pelear. Paralelamente habría que afianzar una cultura de la sobriedad.
“La harmonía del evangelio…que ha sobrevivido 21 siglos en la verdad del ser humano”.
Un texto de la Biblia nos dice que Jesús es de ayer, de hoy, y de todos los siglos que vendrán”.
El tiempo es una categoría mental humana, no existe en las categorías del Ser Supremo, amigo Santiago. Jesús y el evangelio esta presente entre nosotros desde el principio de los tiempos, no solo en estos XXI siglos que algunos cuentan. Y el evangelio está presente y es practicado por seres humanos no bautizados: por Confucio, por Gandhi, por San Suuj Kyi, por Nelson Mandela…
Parece como que seguimos la clásica canción de que capitalismo y comunismo son igualmente malos, intrínsecamente perversos en un mismo grado. Bueno, el capitalismo persigue el enriquecimiento del individuo a toda costa, el comunismo persigue el disfrute del bienestar por parte de todos los seres humanos…Esto en la teoría. O sea que no se parecen nada, o sea que el comunismo está más cerca del evangelio que el capitalismo. A cada uno lo suyo, por favor..
Cierto, el comunismo en muchos casos se ha pervertido, pero eso no le quita ni un ápice de su teoría y de su orientación, ni de la simpatía que cuenta entre los desposeídos de la fortuna…Ocurre que la vida del ser humano sobre la tierra es un permanente volver a empezar, remar contra corriente, cantar el Magnificat de Nuestra Señora, perseguir sin cansancio lo aparentemente imposible de alcanzar.
Y en esas estamos, amigo Santiago, algunos que nos decimos cristianos como un tal Ellacuria, un tal Monseñor Romero, y tantos otros, y miles, quizá millones de hombres de buena voluntad que buscan a Jesús a ciiegas, a tientas. Como Gandhi, como Nelson Mandela, quizá también, con todods sus errores, como el Che Guevara, como Mao Tse Toung que ha puesto a China del hazmerreír de las grandes potencias en una potencia económica mundial…
De acuerdo, seamos críticos, pero a cada uno lo suyo…
Muy interesante el artículo de Antonio en su acertado análisis de la realidad actual…De acuerdo también con Eloy con su comentario…El mundo actual está presenciando una des-humanización progresiva y virulenta….basada principalmente en una falsa concepción filosófica de lo que es el bien y la felicidad humana…ya que podemos usar la riqueza en beneficio de lo que nos humaniza…a favor del espíritu que es la base fundamental de la persona…Pero la sociedad actual ha querido cifrar el objeto de la felicidad en el consumismo desenfrenado…y tanto el neo-capitalismo como el populismo totalitario de izquierda han equivocado el camino….tratando de crear solamente 2 clases sociales en la que una domina…a la otra…. que se consume en la miseria y en la pobreza….En el capitalismo desenfrenado enriqueciéndose al máximo por la explotación de los que trabajan y consumen en favor de una clase…y en el neo-comunismo populista dictatorial creando la nueva clase elitista que goza del bienestar supremo y viven como príncipes, despojando al resto del pueblo de todo, hasta de lo mas necesario y peor…infiltrando una filosofía materialista que despoja al ser humano de todo valor espiritual…Ambos son dos lobos rapaces capaces de destruir a la humanidad…Sin embargo, nos queda la esperanza en la armonía íntima del Evangelio…que ha sobrevivido 21 siglos en la verdad del ser humano….Adentrándonos en el veremos que es posible la paz…sino se puede lograr socialmente y globalmente…si podemos adoptarlo individualmente…
Un saludo cordial de Santiago Hernández
Hola!
Leo:
– “plantearnos “cambiar de pastel”–
Ok!
¿Podrías A.S. indicarnos
* los ingredientes,
* la Panadería-Confitería y
* los Panaderos-Confiteros
del “nuevo-otro” Pastel?
¡Gracias! – Óscar.
De acuerdo, de acuerdo.
Hay otra riqueza que no es la monetaria ni la económica y hay que aprender a descubrirla y disfrutarla: la riqueza del bien y de la bondad, del conocimiento, de la expresión artística o literaria, de la comunicación personal …. de tantas y tantas manifestaciones del espíritu humano. De las que nos “humanizan” y el consumismo desprecia.