En la España plural y plurinacional que acaba de visualizarse en las últimas elecciones, la minoría que maneja la mayoría del dinero está inquieta. La incertidumbre de los cambios que podrían avecinarse les preocupa y pretenden contagiar sus miedos al conjunto de la ciudadanía. Se entiende un poco lo que les pasa, porque últimamente no dejan de crecerles los enanos. Que si viene Podemos. Que si Cataluña se va. Que si la justicia pretende perder el respeto a los corruptos intocables. Que si la marabunta de inmigrantes avanza sin freno. Que si el milagro económico del gigante chino y de unos cuantos países emergentes se tambalea. Que si el petróleo barato empieza a ser más un problema que una solución. Que si la deuda y el déficit público no están para bromas, etcétera. Por si esto fuera poco, la clase política más involucionista sigue empecinada en la caza de brujas, aferrada al clavo ardiendo de la no disolución de ETA. Se diría que se han quedado sin coartada. La paz y las nuevas tecnologías han dejado al descubierto muchas de sus miserias y no saben dónde esconderlas. Normal que nos anuncien toda clase de desgracias, si el pueblo soberano se pone gallito y deja de conformarse con las migajas que caen de sus opulentas mesas.
Hay que preocuparse, pero no dejarse engañar. Las cosas están complicadas, pero no va a ser el cambio quien nos traiga el caos o el apocalipsis. El Estado español está mejor que nunca y, sin embargo, la gente está más enfadada que nunca. ¿Por qué será? ¿No será que las exageradas desigualdades sociales se nos hacen a todos cada vez más insoportables? Lo evidente es que no se les puede echar la culpa de la situación a los recién llegados, tengan o no tengan coleta. Está por ver lo que hará el conglomerado de gentes que se han agrupado en PODEMOS. Ahora bien, la responsabilidad de lo bueno y lo malo que se ha hecho hasta ahora, en política, no cabe duda que corresponde al tándem PP-PSOE.
Tenemos la suerte de vivir en un país relativamente privilegiado, capaz de ofrecer una vida, no igual pero si digna, a todos su ciudadanos. Para que eso pueda ser así harían falta, al menos, un par de cosillas. La primera que la justicia española deje de darnos a entender…que los mayores ladrones son gente honrada. Si en esta nueva etapa se acabara controlando a los grandes corruptos, sería ya un triunfo importante. La segunda que los poderes fácticos españoles no renieguen de una España plurinacional negociable, siempre viable dentro de Europa.
Pablo Iglesias ha vuelto a dar la campanada y su sonido no parece gustar ni a sus oponentes, ni a la mayoría de los comentaristas. ¿Y que dice el pueblo soberano?. ¿Habrá que escucharle en unas nuevas elecciones?.
Muy bien Iñaki.
Estoy del todo de acuerdo con lo que dices. Y añadiría que el caos, la descomposición, y el Apocalipsis, lo estamos viviendo ahora en estos días.
Sabemos es una crisis sistémica, la que nos toca vivir. Lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo de desaparecer. Es un nudo gordiano en lo personal y social, que nadie acaba de desenredar. Es la hora propicia de la “imaginación al poder”. Pero ¿quién imagina?. Quien marca el rumbo para que las nuevas generaciones se lancen con el vigor de la juventud, por este rumbo.
Por la foto, adivino que debes ser “de mi quinta”. A los mayores hoy no se les hace caso. Pero depende de lo que digamos…, si, creo que tendríamos audiencia. Nosotros los mayores acumulamos experiencia, y normalmente tenemos tiempo para reflexionar. Podríamos hacer un destilado de nuestros sueños fracasados, junto con las esperanzas que nos mantienen expectantes, y dárselo a beber a los jóvenes. Entonces empezarían donde nosotros lo dejamos, empezarían con alguna ventaja.
En nuestra juventud, los obreros rabiábamos por causa de la explotación capitalista. Hoy muchos estamos tirados en la calle, porque ni explotados el capital nos procura trabajo. Hoy más que ayer es la hora de la revolución. Pero nos pilla desfondados, sin creer en las ideologías que pretéritamente nos hacían vibrar.
Lo que ocurre es que siempre hay esperanza. Solo diré que si la revolución del exterior que compartimos todos, ha sido un fracaso, es porque es reflejo de nuestro interior. Cambiemos a mejor el interior y el exterior reflejará lo que tenemos dentro. Ah, y para eso. Como es un trabajo que cada cual ha de hacer consigo. Sobran “líderes carismáticos”.
El último párrafo de tan espléndido artículo hace su tesis. Si somos un país privilegiado ha sido a costa de muchísimo sufrimiento, cuyas desgracias nos sirvieron de catharsis para ahogar nuestro odios enfrentados, en la seguridad jurídica que nos trajo la democracia. siempre hacen falta un par de cosillas para terminar de arreglar las cosas, pero para ello la voluntad popular pronunciada en las urnas recientemente nos obliga a retornar a la senda que nunca debíamos haber abandonado dentro de la paz de la convivencia en esa patria común donde nadie sobra y todos caben
Hemos heredado una mala lectura del apocalipsis por la pertinaz impertinencia de quienes estaban pronto para fantasear con la historia, especialmente en las encrucijadas y los momentos difíciles para darse el ánimo que en su momento existencial no encontraban. Los judíos inventores de la escatología mesiánica veían que llegaría con el Mesías “los tiempos del fin”, que no era nada más que una nueva etapa de plenitud en el devenir histórico, pero no el fin de los tiempos.
Pero no nos hemos propuesto hablar de religión, sino de hacer una lectura amable del texto de Iñaki.
El tremendismo y la incertidumbre del caos, siempre ha sido una argucia de la derecha, o de quienes han estado al mando y control de “la cosa”, porque instalados en su seguridad, no temen perderla, sino que les incomoda que alguien venga a molestarles. Y agitan los vientos sabiendo que tienen el mando y el control del ventilador. El poder no tiene color, como el dinero tampoco tiene patria. Castigar a los corruptos para estas instancias del poder sería echar a los cerdos a los tontos que se han dejado coger, como sería dejar caer al PP y levantar un nuevo Ciudadanos.
Que otros gobiernen mientras nosotros seguimos mandando.
Cuando entramos en democracia lo hicimos con el reconocimiento de una España “plurinacional”, hasta el punto que hasta el remiso PNV se apuró en negociar un Estatuto en Guernika bajo el paraguas constitucional. La extrema derecha tuvo que aceptar la realidad un mes de febrero de 1981. Los nostálgicos, que son redivivos se esconden bajo la sombra también de cierta Iglesia institucional ahora carcomida por la nostalgia, y en algunos ( muy escasos) despachos donde tienen todavía la bandera con el águila.
PSOE está demostrando que no es derecha, sino izquierda y hasta Podemos parece entenderlo. ¿Será una iluminación, o un choque de realismo?
Perdón por la errata, se incrementa el 2.000%
El País de hoy cita un informe de Oxfam Internóm según el cual “en 2014 la inversión de España hacia paraísos fiscales se incrementó en 2.00%”