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Inclinar la balanza… ciencia y fe, 4

pensador

Curso-Taller de Atrio
A partir del libro inédito

INCLINAR LA BALANZA… UN CIENTÍFICO ANTE DIOS

de JORGE FELIP FERNÁNDEZ   (Ver Perfil)
Destilados de OSCAR VARELA  (Ver Perfil)

Capítulo Cuarto: LA RESPUESTA DE DIOS?

 

1. ¿Quién es el ser humano?

 

(01) Nos cuestionamos una y otra vez ¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?, ¿quiénes somos?…

(02) Del origen de nuestra especie sabemos que fue un grupo de primates. Nada hace necesario una intervención externa tal como la sobrenatural creación del “alma humana”.

Por evolución biológica un grupo se diferenció como Homo”, un nuevo género distinto a los “Australopithecus” de los que provenían.

Durante milenios convivieron diversas especies de humanos. Probablemente en una de ellas un individuo (Adán/Eva) mutó seriamente, mutación que se propagó con rapidez en sus descendientes dando origen al “Homo sapiens sapiens”. En competencia con las demás fue la única especie humana que sobrevivió.

Las causas:

Desarrollaron una alta capacidad

*de comunicación: simbólica, semántica y de lengua.

*de cooperación no dependiente de lazos familiares o genéticos.

*de manipulación de objetos y fabricación de útiles.

(03) Esta recién llegada especie humana (unos 200 mil años) está incluida en los ecosistemas naturales y sus ciclos de materia y energía.

Por tanto, nuestro valor como especie en la Biosfera es relativo tal como cualquier otra, pues tenemos una historia común compartida de miles de m.a.; y desde puntos más lejanos como del Universo: insignificante. No obstante, su valor depende del que queramos darle.

2. Orígenes de la religión en la especie humana

 

(01) El Génesis explica la actuación de Dios desde el principio de la creación y del origen del ser humano.

Las 3 religiones bíblicas (judaísmo, cristianismo e islamismo) confiesan que Dios toma la iniciativa.

Pero la irrupción de Dios en la historia humana no cuenta con hechos que marquen una fecha.

(02) Lo razonable es pensar que la religión apareció en un lento proceso de maduración de elementos ancestrales:

* de la creencia en el más allá de la muerte y

* de la creencia en la presencia de espíritus en los objetos y fenómenos del entorno

Tales creencias acompañaron y protegieron el despertar de la conciencia en un medio natural amenazante.

Los rituales de enterramientos intentan superar el terror al hecho trágico de la muerte; los espíritus del miedo al poder de la naturaleza mediante cultos mágicos.

 

3. La revelación

 

(01) En un momento clave el ser humano se “da cuenta” de su trágico final, y de su dependencia al poder de la Naturaleza, lo cual relaciona con fuerzas ocultas y poderosas que proyecta a un nivel superior sobrenatural.

(02) Este darse cuenta, esta toma de conciencia de la muerte y de su dependencia, es en definitiva una revelación.

Este darse cuenta no es una iluminación sobrenatural, sino la acomodación de un hecho, suceso o situación, en un marco razonable, en este caso mítico o religioso.

 

4. ¿Cómo encajar el hecho de la muerte?

 

(01) La muerte es una cuestión impresa en el concepto de evolución.

Las cosas tienden a su estado de menor energía, de aumento de entropía, errores y fallos en el sistema que con el tiempo se acumulan y no consiguen reparar.

(02) Sin la muerte la vida no podría existir, ni tan siquiera en formas tan simples como las bacterias.

Los primeros sistemas complejos autorreplicantes prebióticos, habrían formado una “costra orgánica” y ahí acabaría todo.

Gracias a la muerte hay vida y la hay en abundancia, diversa y maravillosa.

(03) El ser humano supo que iba a morir. Esto lo distingue netamente del resto de los seres vivos.

A lo mejor en un futuro entenderemos las causas del envejecimiento e incluso prolongar la vida cientos de años o indefinidamente.

Por ahora la muerte sigue su capricho de toca a quien quiere y cuando quiere.

¿Cómo racionalizar o asumir una muerte absurda?

Debido al sufrimiento que suele acompañarla: ¿habrá tranquilidad y entereza para afrontarla?

(04) La vida de aquí y ahora tiene su propio significado y sentido.

Algunos piensan que si la vida se prolongase en un más allá eterno se perdería la importancia de los momentos efímeros pero intensos de la vida. Pero lo que tiene importancia no depende de su caducidad, sino del valor que le damos.

(05) La vida tras la muerte no disminuye sino que refuerza su sentido:

* abriéndola a la esperanza,

* transforma su caducidad en permanencia,

* acentúa la importancia y valor de lo que hacemos.

(06) La vida más allá de la muerte se encuentra asociada a las creencias religiosas.

Se puede recuperar el significado de la muerte desde lo religioso, y así asumirla con serenidad.

 

5. La respuesta de Dios al problema de la muerte

 

(01) Un Dios impersonal (Espíritu de lo Absoluto) pide la aceptación estoica de la muerte.

No me convence: Sigo buscando.

(02) En el Antiguo Testamento No hay respuesta de Dios. El ser humano se asume mortal.

Pero en el Nuevo Testamento es tema central por la perspectiva de la muerte y resurrección de Cristo.

(03) La muerte es la fuente de la diversidad de la vida pues permite la evolución.

Lo que experimenta el ser humano es una conciencia traumática de la muerte.

Esta conciencia de muerte está ligada a su destino eterno.

(04) En el Génesis Dios castiga a la humanidad en Adán y Eva por haber pecado; “Morirás”, es decir, la conciencia de muerte se hace traumática, pues el pecado impide “ver” el destino eterno.

Queda el ser humano desgraciado solo ve el destino de muerte, el de eternidad queda oculto.

¿Estaba previsto por el Dios bíblico,

* que esta criatura se diese cuenta de su desastroso destino final?

* la injusticia de “saber” la condena que pesa sobre la vida de cada persona?

* el injusto deterioro irremisible con la vejez y su muerte?

La eternidad sería la respuesta de Dios a la condición humana.

(05) No es la eternidad lo que sostiene la fe en Dios; al contrario: la fe en Dios garantiza la eternidad.

Sin Dios la eternidad para el ser humano carece de sentido y de posibilidad. La muerte quedaría sin solución.

 

6. El sentido de dependencia

 

(01) A la brutal dependencia del mundo natural, el ser humano intenta controlarlo mediante la creencia en fuerzas superiores sobrenaturales.

Estas creencias

*fueron la base para sostener el marco de referencia religioso.

*separaron un ámbito sagrado de misterio, del profano de vida cotidiana.

(02) La dependencia del ser humano a Dios (o dioses),

* se fundó siempre en una cosmovisión mitológica,

* que daba un sentido claro a la vida de forma razonable,

* un supuesto poder mágico sobre el entorno,

* identidad personal como parte de una religión o pueblo, y

* un fundamento como guía del comportamiento ético de sus sociedades.

(03) La Ilustración y el Modernismo de s.XIX d.C., dio un golpe a esos presupuestos religiosos.

El ser humano no depende de ellos, sino que las puede poner a su servicio.

Ahora, una cosmovisión razonable no puede eludir la Ciencia.

(04) Los monoteísmos vaciaron la Naturaleza de fantasmas, espíritus y duendes. Los dioses eran más poderosos que todos ellos. Y luego un solo Dios por encima de todos los dioses hasta hacerlos desaparecer.

De la dependencia del ser humano a la Naturaleza se pasó a la dependencia absoluta de un Dios.

La Naturaleza pudo ser tomada como objeto de investigación, independiente de Dios y de la magia.

¿Desaparece con ello la dependencia respecto a un Dios-Único, Todopoderoso?

(05) Un materialismo-cientista afirma que Dios ha muerto, y que además sin incluir a Dios en el conocimiento científico, (cosa que creo necesaria):

* se avanzará mejor sin interferencias en el conocimiento del entorno natural y humano

* se conseguirá controlar todo, eliminar la impotencia y el sentido de dependencia humano.

(06) Pero ese futuro se ve lleno de barreras y negruras, que la Ciencia no asegura poder superar.

Tiendo a un futuro espléndido, con el esfuerzo humano por la Ciencia, pero con la ayuda de Dios, si Dios quiere.

 

7. El sentido de dependencia a nivel personal

 

(01) Nadie –ni práctica ni científicamente- puede controlar el azar, suerte o fortuna.

Se han elaborado desde antiguo complejas poéticas mitologías para comprender las dependencias humanas.
Hoy se ignoran como si no existiesen.

El sentido de dependencia puede tomarse como prueba de la existencia de Dios, aunque no para todos.

(02) Para mí, Dios (Fuerza y Sabiduría creadora y sostenedora, que “elige” cada presente entre las alternativas posibles que la Naturaleza y el ser humano autónomamente proponen) forma un todo único y armónico con el sentido de dependencia.

Que el hombre y la mujer proponen y Dios dispone, tiene, para mí, valor y sentido.

 

8. El sentido de trascendencia

 

(01) Por la dependencia, si le damos una respuesta, la vida puede cobrar un nuevo sentido, lo cual implica una cierta trascendencia.

(02) El hundimiento religioso, valores o trascendencia, se debe al abandono indiferente.

Se vive la vida cotidiana sin ninguna proyección de sentido ni fundamento.

Este medio es hostil para cualquier religión, ideología o creencia, y también para la esperanza.

La indiferencia está alimentada, además, por un pesimismo, fruto de esfuerzos ineficaces.

(03) Sin embargo, asumir valores humanistas puede llenar de sentido y finalidad la vida.

(04) Pero el postulado de un mundo mejor no me es suficiente, porque no hay seguridad de lograrlo.

Y además:

* ¿Da todo ello respuesta al sentido de la vida?

* ¿Por qué y para qué vivimos?

* ¿Se trata solamente de tener una vida confortable para todos?

No me es suficiente si el esfuerzo no cuenta con una meta alcanzable.

La mera supervivencia roba el futuro y la esperanza, personal y del colectivo humano.

 

9. Escepticismo/ nihilismo/liberación

 

(01) Lo más razonable, más que una convicción religiosa o que el rechazo ateo, es el escepticismo de la duda.

No hay seguridad ni pruebas para afirmar o negar la eternidad o trascendencia de la vida, ni de Dios.

Aunque las razones existenciales del escéptico son pobres: no pasan del gusto y el capricho.

(02) Un Dios improbable, desliza hacia el ateísmo de vivir como si Dios no existiese.

Un Dios probable, hacia una vida religiosa como si Dios existiese.

(03) Vivir como si Dios no existiese, parecería una liberación del sentido de culpa.

No encuentro liberación en el nihilismo si el destino humano, personal y colectivo, es la nada.

El nihilismo no tiene pruebas; es una elección entre otras alternativas posibles.

(04) En lugar de elegir el futuro cerrado en la nada, yo elijo abrir un hueco a la esperanza.

Yo elijo vivir como si Dios existiese. En esto sí que encuentro liberación.

 

10. La creencia religiosa

 

(01) La creencia religiosa consiste en un clamor desesperado en rebeldía contra la condición humana.

Si Dios existe, no puede permanecer impasible, inmutable.

Aquel clamor rebelde por el angustiado sufrimiento humano le exige a Dios una respuesta.

Necesita un interlocutor que le escuche.

Yo creo que Dios ha escuchado ese clamor de hombres y mujeres, y sale a su encuentro.

(02) Pero Dios en su respuesta no cambia al ser humano, ni espera a una especie mejor preparada, sino que lo deja tal cual es en su sufrimiento responsable e ideando para él una salida.

El sufrimiento de un lado y la decisión libre de otro, colocan al ser humano en tensión.

Esta tensión –iniciada por Dios-, sólo se puede contrarrestar apelando a las creencias.

(03) Ni ateo ni agnóstico, he elegido la fe en Dios personal: creo que Dios sí puede ayudarnos.

Un Dios impersonal es indiferente a la realidad humana: ni la justifica ni le da valor alguno.

(04) Las respuestas de Dios (trascendencia y eternidad) dan a la vida sentido, valor y finalidad, en este nuestro mundo, pero también abre todo el futuro en otra vida más allá de la muerte.

(05) Pero ¿quién es el hombre y la mujer para que Dios se fije en él y en ella?

¿Cómo es posible que Dios se preocupe de sus necesidades, les responda a sus preguntas, y no los abandone al flujo de la vida tal como hace con las demás especies?

En el Cap. 6: Un Dios personal miraremos al ser humano de otra manera de la que hemos hecho hasta aquí.

11. Inclinar la balanza. Mi decisión

 

(01) La dependencia y la muerte, trascendencia y eternidad, es lo que pone en tensión la vida humana, volviéndose en angustia y temor, cuando no se encuentran respuestas.

Esa tensión la podemos ocultar, disimular, sustituir u olvidar, pero siempre se replantea.

Y se nos exige que nos definamos.

(02) No se puede permanecer en el medio de la balanza, sin decantarse en un sentido u otro.

Porque una vez planteado el problema, hay que responder -por sí o por no-, no cabe la abstención, pues se vive necesariamente en uno de los dos lados, incluso a la espera de poder decidir.

(03) Un forjado Dios impersonal Absoluto Incognoscible no responde porque ni habla ni escucha.

Pero Dios es un concepto radicalmente humano, forjado en la historia precisamente con el fin de responder a los hombres y mujeres las cuestiones fundamentales de sus vidas.

Yo elijo un Dios que responda y una vida como si Dios existiese.

Entonces, ¿es igualmente válida cualquier idea que se tenga sobre Dios?

…………………..

(FIN del Capítulo Cuarto)

57 comentarios

  • Jorge

    Santiago, en la cuestión que planteas libertad/gracia, similar a la cuestión humanidad/divinidad de Jesús, es en mi opinión una cuestión de acentos, que a lo largo de la historia de la Teología se han desplazado de un lado a otro, sin eliminar ninguno de los dos términos. Se afirman ambas cosas hay libertad y hay gracia. Pablo de Tarso pone el acento en la gracia, todo es gracia, gracia que mueve e ilumina la voluntad, pero si esto fuese así ¿dónde queda la libertad? ¿qué papel jugamos nosotros? ¿sólo aceptarla o rechazarla como propones? ¿es sólo esa pasividad de aceptar un don o no, el origen de nuestra responsabilidad? ¿nada más? Creo necesaria nuestra implicación personal en el Reino con nuestra propia ilusión, esperanza, capacidad, esfuerzo,… y no por el mero abandono en las manos de Dios y su gracia.
     
     
    Cierto, tiendo a poner el acento en nuestra libertad, en nuestra responsabilidad al decidir, y la gracia la sitúo detrás en segundo plano, reforzando o confirmando nuestras decisiones, quizás orientándonos en la ruta, dándonos la fuerza necesaria para llevarlas a cabo y llegar a buen puerto en el seguimiento a Jesús. Pero yo no quiero renunciar ni a mi vida ni a mi libertad ni creo que es lo mejor, les doy un valor muy alto quizás el mayor. No le doy valor a la sumisión y la obediencia. Pablo parece hacerlo al decir que ya no es él el que vive sino que es Cristo el que vive en él, si una cosa como esa fuese posible. Por mucho que Pablo lo diga tal cosa no es posible. Pablo no es Jesús. Puede que estén muy unidos, como lo estamos yo y mi mujer, pero yo no soy ella aunque forme parte esencial de mi vida y transcurra en común. Esa forma de hablar de Pablo sólo lleva a confusiones espiritualistas, que hay que traducir e interpretar en otro contexto diferente.

  • Santiago

    Jorge,  creo que no es solo Dios, ni solo nosotros,… sino “ambos”…. porque no somos robots, ni tampoco dioses, sino seres dotados de razón y de libertad…que interaccionan con todo lo que es interno y externo, lo que esta dentro y lo que está a su alrededor….Estamos, pues, inmersos en una compleja realidad…en la que nos vemos, muchas veces, vulnerables…Es por eso que el Psalmista dice: “Ilumina mis ojos porque temo dormirme en la muerte” y “Enséñame a respetar tu Ley y a como observarla con todo mi corazón” (Ps. 11, 34)…por eso existe una armonía y un balance entre la gracia y la acción….”a Dios rogando y con el mazo dando” es un refrán que hemos oído desde pequeños pero revela la dinámica del cristiano…lo que debe ser…Por eso la Iglesia rechazó todo lo que se oponía a esta doctrina del Evangelio como lo afirmaba el quietismo, el jansenismo, el pelagianismo etc. que dislocaban la acción de la oración, la gracia en relación a nuestra libre voluntad…

    El Evangelio mismo está lleno de armónicos contrastes….Jesus no solo es un activista y predicador itinerante, sino un hombre de oración que se retira, muchas veces, a la soledad del desierto a orar…ES manso y humilde de corazón, y obediente a la voluntad del Padre, y al mismo tiempo predica incesantemente Su mensaje, sale al paso a las mentiras y la malicia de los fariseos, y fustiga constantemente al pecado y al imperio del mal..Se escabulle muchas veces de los que intentan dañarle y da respuestas sagaces a sus enemigos…La obediencia a la voluntad del PADRE no le impide “actuar” en busca de la VERDAD para El y para los que le siguen y para los que creen en El por su Palabra….ES un ser humano completo…con inteligencia y voluntad…un ser racional como nosotros..

    Pero el mismo nos dice, hablando de nuestra vulnerabilidad y incapacidad para llegar al bien, que “sin Mi nada podéis hacer”…ya que El se encuentra en el centro de la historia…punto culminante en el tiempo y en la Creación…donde todo se ha recapitulado en El mismo…y, por eso, ES su perseguidor convertido del judaísmo, Saulo, que llega a escribir que es Dios mismo el que actúa en ambos, tanto en la voluntad de querer y en la obra en sí…ya que si si no ocurre nada en la voluntad por la cual ella es invitada y atraída, no puede ser movida efectivamente a la acción buena….Dios, así obra en el¨”querer y en el obrar” sin detrimento de nuestra libertad puesto que SI “Dios toca el corazón humano con la iluminación del Espíritu Santo, ESTA inspiración tambien puede ser rechazada”…Dios, en su infinita misericordia, nunca nos pedirá nada imposible, aunque lo “imposible” no está limitado a nuestras fuerzas naturales. Dios ofrece a cada ser humano la gracia suficiente para caminar hacia El y para cumplir nuestro destino final, no solamente en la tribulación y en la tentación, pero nos ofrece su gracia constantemente, en TODAS las circunstancias de nuestro corto peregrinar hacia el Padre…

    El Apóstol Juan que conoció mas de cerca el corazón de Jesus escribe sobre esta luz de la gracia: “En el principio existía el Verbo y……existía la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Juan 1, 1 y 9)….”Nadie puede venir a Mí, si no le trajera el Padre, que me envió” (Juan 6, 44)

    Las citas son solo para explicar lo que yo creo sobre este tema a la luz del Evangelio, y creo que valen, siempre que se encuentren dentro del consenso y contexto en la unidad que es propia de la lectura de la Escritura exegética.

    Un saludo cordial de Santiago Hernández

     

     

     

     

  • Santiago

    Isidoro,   me ha gustado mucho la definición oriental que citas de unidad o “no-dos” porque aclara bastante el concepto que puede prestarse a confusión  y de hecho sucede muy frecuentemente, principalmente al aproximarnos al movimiento ecumenista en la Iglesia Católica..

    Por eso, coincido en que UNIDAD no quiere decir, ni remotamente, intentar “monopolizar”absurdamente al Espíritu Santo. Creo que esto sería repugnante. La jerarquía, o sea la Iglesia magisterial, tiene su función como parte del Cuerpo Místico de Cristo, como la Iglesia de los laicos tiene la suya, ya que una se ordena a la otra, y viceversa….pero ni una, ni otra pueden nunca actuar contra el Evangelio, ni contra la Revelación como dice el Vaticano II pues ambas estan sujetas a esa revelación, históricamente anclada en Jesús de Nazaret…El mismo es la fe que  llegó.hasta nosotros en el siglo XXI…El mismo es la palabra que salva..que nos va a salvar en esperanza..

    Es por eso que la FE, nuestra FE, que ha de ser la FE de la IGLESIA, nunca puede ser “forzada” a nadie…no puede existir coacción…. porque la VERDAD es siempre libre…y nos hace realmente libres..en todos los aspectos de nuestra vida…pero especialmente en la verdad Revelada y que es aceptada por nosotros…LA FE pues es un movimiento suave y anhelante…un deseo de lo profundo de nuestro espíritu que nos empuja hacia esa verdad trascendente, misteriosa…incomprensible en su totalidad…pero intuída al incoarse como posible certeza…que se ilumina y puede iluminarse cada vez mas por la gracia….La UNIDAD en la FE es libre y voluntaria porque realmente deseamos pertenecer y participar plenamente en esa comunión de los creyentes en la caridad del Señor, sin partidismos o prejuicios, sin exclusiones y porque creemos que es el “camino mejor” para nosotros..

    Por eso la mayoría de los relatos de los cristianos de la primitiva Iglesia de Jesus hablan de la amistad establecida con los que querían acercar a la FE y los invitaban a esos fraternales agapés que citan ..La unidad de la Iglesia se encuentra en el vínculo del amor y no fuera de el…Por eso el Espíritu Santo ilumina a los que buscan la VERDAD y como bien dices y citas tu, Tomás de Aquino dice que la verdad ha de venir de ese mismo ESPÏRITU que ilumina para poder acceder al misterio trascendente que es Jesus de Nazaret..

    Un saludo cordial de Santiago Hernández

  • Isidoro García

       Respecto al tema de la unidad y la uniformidad, justo ayer leía una cosa en CETR, sobre el significado de lo “uno”, que los orientales, mucho mas metafísicos y sutiles que los occidentales, denominan “no-dos”. Es un concepto equívoco, que hay que entender, para explicar lo del dualismo y el no dualismo, (ad-vaita).

        Shitou Xiqian: “Los sabios no piensan nunca en sí mismos, y sin embargo contienen todo dentro de sí. El Cuerpo de la Verdad no posee forma alguna. ¿Quién puede hablar de uno mismo y de los demás? Si posees la mente de la iluminación, las diez mil cosas se manifiestan naturalmente en ella. El conocimiento y sus objetos no son uno ni dos”. 

         Yo creo que cuando se dice que dos cosas son “uno”, no significa que son lo mismo, sino que son similares, de la misma naturaleza, o que tienen una relación muy directa y específica. Y por eso se expresa como “no-dos”. El poema se llama “La esencia y los fenómenos son No-dos”, (Candongqi en chino, Sandokai en japonés). El título pone de manifiesto la esencia misma de la Vía del zen: caer en la cuenta de la realidad tal cual es, igual y diferente, una y diversa, todo a la vez.

        En diferentes traducciones la palabra “no-dos”, advaita es sánscrito, se traduce como “Identidad” (D.T. Suzuki), “Unidad-no Diferencia” (Mitchell&Lou), “Diferencia e Igualdad” (T. Cleary), “se interpenetran”, (Deshimaru).

        Unidad en lo esencial, unidad; en lo secundario, libertad; y en todo, caridad, decía San Agustín.

        Cuando vamos dándonos cuenta, (ampliamos nuestra conciencia), de la realidad, vamos coincidiendo en el conocimiento de la verdadera naturaleza de las cosas, y vamos discerniendo mejor, lo que son accidentes individuales y personales.

       Por eso la unidad, no puede ser fruto de una decisión voluntarista bienintencionada, sino de una comprensión cabal de la realidad generalizada.

       Y debe haber un respeto hacia la Verdad de los que no están en nuestro grupito. Todo intento de monopolizar el Espíritu, basándose en unas frases evangélicas de origen dudoso, pero que sirven de apoyo a la autoridad jerárquica, es jugar sucio. Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo. (Santo Tomás de Aquino)
     

        (Al igual, que en investigación criminal, existen una reglas básicas, como “cherchez la femme”, o “a quien aprovecha”, (Cui prodest, -esto de la Wikipedia es una maravilla), en hermenéutica evangélica, se deben poner en cuarentena como muy sospechosas, todas las frases, que favorecen a la autoridad del dueño de cada “chiringuito” religioso).

  • Jorge

    Yo creo también Santiago que la unidad pasa necesariamente por Cristo, porque para mí es Cristo desde siempre la Plenitud, y ésta es el punto omega, el punto de confluencia de todos los caminos, cristianos o no, el punto de unión de toda la maravillosa diversidad humana. Es para mí la obra perfecta y creadora del Padre. A él se debe su planificación, su origen, su desarrollo, su sostenimiento y su culminación.
     
    Pero dices que la unión o la Plenitud no puede venir exclusivamente por el esfuerzo humano. Supongo que lo dices en sentido anti-pelagiano. En esta dirección, la Iglesia durante siglos ha puesto el acento en la gracia de Dios, en la obediencia y la sumisión a su voluntad, oraciones y sacrificios para mover la voluntad del Padre, como si la Plenitud fuese exclusivamente obra del Padre y no nuestra. Colocado el hombre a una distancia infinita del Creador, su valor no es aquí sino una mota de polvo una nada insignificante. Su salvación y la Plenitud aquí es un asunto exclusivo del Padre, los hombres poco o nada pueden hacer al respecto. Sólo queda confiar en Dios y acatar sumisamente su voluntad sea la que sea.
     
    Este planteamiento olvida la encarnación. Lo humano no es una nada, una mota de polvo insignificante, sino que, nada más ni nada menos, Dios tomó la condición humana para sí con todas sus consecuencias. Y Jesús de Nazaret nunca actuó imponiéndose, exigiendo obediencia y sumisión, con la espada como Mahoma, que se hizo jefe de su pueblo dictando leyes para sujetar a su pueblo a su autoridad. Jesús invita a seguirle si se quiere, con el proyecto de vida hacia la Plenitud o el Reino. Respeta la libertad de las personas y cuenta con ellas tal y como son, con sus vicios y virtudes, con sus capacidades y sus defectos,…., para construir el Reino y desarrollarlo.
     
     
    El Reino es cosa del Padre, pero no mediante actos milagrosos o efusión de gracias especiales, sino que cuenta con nuestra colaboración. Pienso que sin nuestra implicación activa la culminación del Reino se retrasará. La Iglesia tiene que cambiar el acento, y creo que ya lo está haciendo con Francisco a la cabeza, tratando de implicar a los cristianos en el proyecto de Jesús y no mirando al cielo en súplica orante, esperando pasivamente un milagro.

  • Santiago

    SIN EMBARGO, unidad no se puede identificar como uniformidad…Podemos estar unidos en la pluralidad ya que a los seres humanos nos une la igualdad en la naturaleza con los mismos problemas de la existencia, con los mismos defectos…y asi los psiquiatras y confesores, entre otros, relatan que oyen siempre los “mismos” problemas, los mismos conflictos, los mismos sentimientos, los mismos complejos…pero con diferentes matices…ya que la estructura con la que Dios nos creó fue diversa desde el comienzo…Es con la diversidad como podemos trabajar en la unidad…pues no es posible armonía y paz, sino existe un grado esencial de unidad, aun en las instituciones meramente humanas…

    Por eso, Cristo en su postrera oración sacerdotal refiriéndose a los Apóstoles presentes dice: “(Padre) santíficalos en la verdad..Como a Mi me has enviado al mundo, asi Yo los he enviado al mundo….No ruego solamente por ellos, sino también por los que han de creer en Mí por su palabra. Que todos sean UNO, como Tu, Padre, en Mi y yo en Ti” (Juan 17, 17’21)….Esta unidad que es evidentemente querida por Jesus para su Iglesia no puede darse exclusivamente por el esfuerzo humano…ya que los humanos tendemos a lo contrario, que es la desunión…La UNIDAD solamente puede venir del Padre a través del Hijo que es Jesús…con su presencia en el Espíritu Santo que es el fruto de la Cruz y la transformación de Jesús en su muerte y Resurrección…Por eso rogaba Jesus antes de morir en la cruz…porque en la unidad pudiéramos ver al Padre actuando en el mundo…LA FE, entonces, es mas que una idea o una palabra porque envuelve e implica la entrada en la comunion con el mismo Jesus, el Cristo, y a través de El, con el Padre.

    Es por eso el doctor de la Vieja y de la Nueva Alianza, el premier cristólogo, Pablo de Tarso, escribe sin dudarlo sobre la unidad: “A cada uno de nosotros le fue dada la gracia según la medida con que la da Cristo…El que descendió es el mismo que también subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo…Y El dio a unos ser apóstoles, a otros profetas…a otros evangelistas..a otros pastores y doctores…en orden a la perfección consumada de los santos…hasta que lleguemos TODOS JUNTOS a encontrarnos en la UNIDAD DE LA FE y del PLENO CONOCIMIENTO DEL HIJO DE DIOS, a la madurez del ser humano perfecto, a un desarrollo orgánico proporcionado a la PLENITUD de Cristo..” (Efesios 4, 7 al 13) (Las mayúsculas y los puntos suspensivos son míos)

    Un saludo cordial de   Santiago Hernández

  • Isidoro García

    La Asamblea universal de la humanidad, actualmente está fragmentada porque somos plurales, y diversos. Una unidad, en esta fase actual, sería ficticia, forzada, contra natura. Sería forzar la uniformidad artificial, y vacía: “donde todos  cantan a coro, la letra importa muy poco”.

       Como decía ayer, la convergencia se irá produciendo naturalmente, cuando se vaya progresando en alcanzar el estado de plenitud personal. Y se llegará a la Unidad, cuando lleguemos al Punto omega de Teilhard, a la gran cumbre del proceso.

       Y respecto al compromiso, tengo recortada una frase de Rob Preece, en “The wisdom of imperfection”:

         “Casi inevitablemente llegaremos a un punto en el que se nos pide que demos un paso que nos comprometa verdaderamente con un proceso de transformación. La alternativa es quedarse comprometido a medias, aunque se pueda tener mucho conocimiento…
         A menudo el proceso del compromiso es como saltar a lo desconocido. Exige la disposición a abandonar la seguridad de lo que era familiar pero constreñía. El compromiso puede evocar el miedo a la restricción de una libertad aparente, puede parecer una pérdida de opciones.
     
          Lo que el compromiso normalmente trae, sin embargo, es la pérdida de la libertad de no ser responsable del todo (…) El compromiso es más que afiliarse a un club o apuntarse a un curso de formación: es dedicarse a nuestra verdadera naturaleza, a nuestro verdadero potencial”.