¿Qué vergüenza? ¡Qué asco!

Y que se feliciten los lectores de que no voy a recurrir a mayores para calificar la situación universal actual. Si hay una situación absolutamente despreciable es la de mirar para otro lado, pero hay otra peor que consiste en disimular que se mira para otro lado adornando el aspecto con palabrería, dificultades de comprensión de los homólogos, prudencia, necesidad de hacer planes, conveniencia de controlar y bla, bla, bla….

La gente honrada tenemos nuestra conciencia y no nos vale lo que decidan los demás ante casos de humanidad. Comprendemos perfectamente que la prudencia es inevitable pero no es superior a la humanidad. También comprendemos que la imaginación y la iniciativa son el mejor resorte para resolver situaciones difíciles. Y estamos preocupados porque ahora hemos puesto de moda a los refugiados, quienes lo merecen, pero tenemos sin atender a nuestros pobres, a nuestras familias sin medios económicos, sin trabajo y sin futuro. Y tenemos sin atender a los subsaharianos que huyen del hambre, de la falta de cultura, de la falta de salud y también de las bombas. Por consiguiente, la gente honrada pedimos que se pongan en un paquete equivalente: a los Pobres nuestros, a los Refugiados que llegan por el Mediterráneo Norte y a los que llegan por el Mediterráneo Sur. Para simplificar podríamos llamar PR+MN+MS al paquete. Sabemos que hay disposiciones anteriores que clasifican a los necesitados, pero las disposiciones se cambian y se mejoran. ¿Cree alguien que si se llevara al parlamento español el asunto de los PR+MN+MS ¿no se le ocurriría nada rápido a nadie?

Los pobres no son tontos y tienen algunas sospechas que no estaría mal aclarar. Habiendo tantas guerras declaradas o soterradas ¿no será que los sirios que se exilian son de clase media con dinero y cultura y son mucho más apetitosos para los países receptores? Y la prueba de que los sirios se manejan en un plano superior es que los sirios que hemos liberado en Ceuta o Melilla después de un año o dos de espera, nos han sacado la lengua y han sacado sus billetes de avión y salido sin pausa hacia otro país. Tenemos mala imagen que a los pobres escandaliza, porque ahora el tema de Cataluña es un tema de segunda fila.

Aspirar a la solución maravillosa y eterna puede ser tan cruel e injusto como mirar para otro lado. Hay soluciones provisionales que ayudan de verdad y que dan tiempo a mejorar la solución paulatinamente. ¿De qué vale que pensemos en una maravillosa solución para que nuestras –nuestras- víctimas de hoy lleguen a la adolescencia si se nos mueren en el agua? Si queremos, hay una solución para todos durante un tiempo especificado y es subvencionar a las ONGs y recurrir a la solidaridad de los particulares con corazón. Es comprensible que asuste tomar una decisión solidaria de por vida ¿pero asusta tanto si se trata de un tiempo concreto para una emergencia?

La misma confianza inspira la buena gente no creyente y la buena gente creyente en su religión. Pero en mi caso, me permito anotar alguna advertencia a los católicos. Si la fe sin obras no es fe, propongo que la próxima estadística sobre los católicos españoles se base en sus obras de solidaridad, no en sus corazonadas, ni siquiera en si van a misa el domingo o no. Y cito la misa del domingo intencionadamente, porque he hecho mi propia estadística recorriendo unas pocas parroquias estos últimos domingos y tomando nota de qué se dice en las preces. Lo que yo he visto son alusiones lánguidas, lo de siempre, eso que llevamos años oyendo sin que nos conmueva ni ante los necesitados de siempre, ni ante los necesitados de ahora. Tampoco he oído en Misa nada concreto sobre la sugerencia del Papa Francisco: una familia acogida por cada bien que posee la Iglesia.