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Recordando a Antonio Vicedo

Vicedo2

Casi nadie entre los atrieros asiduos conocimos a Antonio Vicedo de joven. Yo mismo lo he conocido solo hace alguna decena de años.

Por eso le pedí a Julio Badenes, sacerdote de la diócesis de Valencia y compañero suyo de curso que escribiera algo sobre él. Yo sé que se han mantenido muy unidos todos los condiscípulos, tanto los que permanecen como clérigos como los que eligieron ser laicos.

A este mismo curso pertenecía Teodoro Úbeda, que murió siendo obispo de Mallorca, y Ramón Gascó, también cura casado, que ha publicado alguna cosa en ATRIO. AD.

Escribe Julio Badenes:

Con su familia, los condiscípulos, colaboradores y lectores de Atrio, comparto la noticia con “profundo dolor y esperanza”.

Sobre la persona de Antonio, todos los que le conocemos, seguro que hacemos nuestro el comunicado de su muerte que no envío puntualmente su familia:

“la luz y el amor que compartió durante toda su vida con tanta generosidad”… “nos queda la alegría y la celebración de una vida plena y buena, dedicada a los demás, y enfocada a la construcción de un mundo más justo… El amor que compartió con todas las personas nos servirá de ejemplo, una vez más, y para toda la vida…”

Por ello, como amigo y condiscípulo, me referiré a algún hecho, que manifieste lo coherente que ha sido con su fe toda su vida. Y como se gestó su rica y humana personalidad.

  • ANTONIO SEMINARISTA

Fue muy disciplinado ,piadoso, y amigo de todos. Sus lecturas favoritas fueron Juan de Ávila, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz… y más tarde Congar, Evely, Scheeben. Y, en otra línea, Unamuno y los clásicos. Parecía un verdadero místico, en el mejor sentido de la palabra: Dios pasaba por su vida…

Servidor generoso de todos. Hombre de fiar: llevaba la librería del seminario con lo que pagaba sus estudios, y lo hacía como un servicio importante,

Destaco su vena artística como actor. Le estoy viendo con el papel del Parasito Ergasilo, en le representación de Captivi (“Los Cautivos “) de Plauto, que en el original latino, representamos en el teatro romano de Sagunto, preparada por nuestro gran profesor de literatura latina, D.Guillermo Hijarrubia.

Su piedad nunca le apartó de un sano humor.

Una anécdota relata su carácter de estudioso y cumplidor de sus obligaciones. Cuando estudiábamos el primer curso de teología, el Arzobispo D. Marcelino Olaechea, dispuso, como condición “sine qua non” para recibir la tonsura clerical, que los seminaristas aprobáramos aquel costoso Examen de Estado, previo al paso a la universidad civil. A la mayoría no pareció acertado. Nos obligaron a permanecer en el Seminario todo el mes de Agosto, preparando el examen que se haría en Septiembre. Como era tiempo de vacaciones nos lo tomábamos todos con mucha calma. Un superior, muy conocido por su rigor, comentó molesto: “Quitando a Antonio y alguno más, yo os expulsaría a todos del seminario.”Antonio, era un referente ejemplar de estudio y esfuerzo

En 4º de teología, recibimos el diaconado 48 compañeros. Me impresionaba, cada vez que Antonio abría el sagrario, para dar la comunión. Permanecía de rodillas, como extasiado, contemplando el misterio de Dios, hecho pan de vida y en nuestras manos. “Misterium Fidei”

  • EL SACERDOTE

Recibimos la ordenación el 26-6-55, en la basílica de S Vicente Ferrer. En el primer año de trabajo pastoral, por decreto, se hizo una nueva partición de la diócesis de Valencia y Antonio, con otros sacerdotes, pasaron a la Diócesis de Orihuela-Alicante, ya que ejercían el ministerio en pueblos de esa provincia. Ni una queja. Disponibles para servir a la iglesia y al pueblo en que trabajaban.

Siendo párroco de Elche, y Consiliario de la HOAC, realizó la visita pastoral el Dr Barrachina, (del ala más conservadora del episcopado), El. Obispo, hablaba, predicaba… y Antonio, en un memento de silencio, solicitó humildemente a su ilustrísima, que dejara hablar a la asamblea. “Sr. Obispo, decía, deje que hable el pueblo”. Ni caso. Por tres veces Antonio siguió diciendo: “Sr. obispo; deje hablar al pueblo”.

Al entrar a la sacristía, el obispo, enojado, le ordenó, dejar la parroquia. Obedeció, aunque a partir de este momento, y tras un proceso serio de reflexión, y con los aires del Vaticano II, decidió, de acuerdo con su coincidencia, dejar el estado clerical.

  • EL AMIGO

Mantuvo siempre la amistad y buena relación con todos: secularizados y en activo. En el aniversario de la ordenación, participaba con algún mensaje, y a veces con su presencia. A algunos, entre el grupo de amigos,casi a diario remitía correos, mensajes adjuntos, reflexiones serias y no desprovistas de buen humor

Cuando recibía la noticia de la muerte de un condiscípulo, siempre nos remitía un comentario, como hombre de gran fe, centrado en el amor a Jesús, y en la esperanza de comunión y encuentro en la casa de Padre.

Un último detalle, que resume toda su vida ejemplar y de servicio , es su última voluntad, de donar su cuerpo para la investigación. Y así se ha hecho , nos informa su querida familia,

Humano, hombre de gran fe, coherente con el evangelio y su conciencia, atento a la vida, trabajador incansable, hasta la enfermedad de que murió

Me recuerda y hago mío el final del salmo 91 “ en la vejez, siguió dando fruto, y estará lozano y frondoso, para proclamar que el señor es Justo, que en mi roca no existe la maldad

2 comentarios

  • Maite Lesmes

    Lamento sinceramente el fallecimiento de Antonio. A través de su asidua participación en ATRIO hemos podido entrever a una buena persona sobre todo, además de alguien centrado en el mensaje evangélico que intentaba aplicar a su interés por la actualidad sociopolítica.
    Le echaremos de menos.

  • mª pilar

    ¡¡¡Gracias, creo que todo Atrio, así le recordaremos, por su lucha constante, su deseo de cambio, y su entrega personal!!!
     
    No estará lejos… como nos sucede con Gabi…
     
    Un gran abrazo a los suyos.
    mª pilar