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El Sínodo de la Familia y el Concilio de Jerusalén

HayaEn el libro de los Hechos de los Apóstoles, Lucas quiere historiar el desarrollo del naciente cristianismo, desde “Jerusalén, Judea y Samaría, y hasta el confín del mundo” (Hechos 1,8).

A diferencia de Marcos, que quiso centrar en Galilea el comienzo de la andadura cristiana, Lucas sitúa los inicios en Jerusalén con la Ascensión de Jesús y el descenso del Espíritu Santo en Pentecostés. Jerusalén le cede el testigo a Roma (Hch 28,14-31), donde terminan los viajes de Pablo (capítulos 16 a 28). La promesa de Abraham, la salvación, pasa de los judíos a los gentiles.

La primera parte del libro de los Hechos es un proceso ascendente hasta confirmar en el concilio de Jerusalén la admisión de los gentiles sin pasar por la circuncisión ni someterse a los mandatos de la Ley de Moisés.

En Jerusalén dieron testimonio Pedro y Juan ante el Sanedrín. Esteban, un cristiano helenista escogido como diácono, se atrevió a decir que “el Altísimo no habita en edificios hechos por manos humanas” (Hch 7, 47-53), y murió como el primer mártir cristiano. La persecución lleva a los discípulos a Samaría; y en el capítulo 8 entra en escena Pablo. Los capítulos 10 a 14 -con la conversión del centurión Cornelio ante Pedro, y con la actividad de Pablo en el Asia menor- van a preparar el momento culminante del proceso.

El concilio de Jerusalén (hacia el año 51, Hch 15,1-32) se reúne para dirimir la disputa entre los judeocristianos, representados por Santiago y por la comunidad de Jerusalén, y los gentilcristianos, representados por Pablo y apoyados por la experiencia de Pedro con el centurión Cornelio. Los primeros exigían la circuncisión y la observancia de la Ley para obtener la salvación; Pablo en cambio declaraba que la salvación se alcanza por la fe en Jesús y no por las obras de la Ley. Finalmente Santiago, como portavoz de la asamblea, confirmó la dispensa de la Ley con la única imposición de abstenerse de los ídolos y de la sangre.

¿Es histórico este proceso y este concilio? Ningún otro autor hace referencia expresa a este concilio. Pablo sí deja constancia de las disputas entre los judeocristianos de Jerusalén y las comunidades paulinas por causa de la circuncisión y del cumplimiento íntegro de la Ley, pero no menciona este decreto que le avalaría totalmente.

Sabemos que Lucas tiene una actitud conciliadora. En el evangelio suaviza la incomprensión, el abandono de los discípulos, y las negaciones de Pedro; en Hechos le da a Pedro un papel semejante al de Pablo en la admisión de los gentiles sin pasar por la circuncisión. Sabemos también que sintetiza y escenifica con solemnidad lo que en realidad era un lento y difuso proceso. La venida del Espíritu Santo en Pentecostés es una escenificación de lo que después Juan va a simplificar como una aparición en la que Jesús sopla sobre los discípulos para conferirles el Espíritu Santo (Juan 20,22-23).

Quizás el concilio de Jerusalén sea la escenificación de un largo proceso en el que se fue imponiendo la difusión del cristianismo entre los gentiles mientras que encontraba resistencias entre los judíos. Proceso que fue aceptado a regañadientes por Santiago y con vacilaciones por Pedro. Si no es críticamente historia, es teología historizada; el pensamiento que la gran Iglesia incorporó al canon de las Sagradas Escrituras.

¿En qué sentido intervino el Espíritu Santo en este proceso? Lucas veía la intervención del Espíritu en los acontecimientos humanos: en la inspiración de los profetas, en el bautismo de Jesús, en Pentecostés, en la conversión de Cornelio. Esta intervención del Espíritu no es tan directa ni tan ingenua como en Marcos o en Mateo; donde Marcos dice que el Espíritu “empujó” a Jesús al desierto (Mc 1,12) y Mateo que “fue conducido por el Espíritu” (Mt 4,1), Lucas dice que Jesús “fue en Espíritu al desierto” (Lc 4,1). La acción de Dios se realiza “en espíritu”, en el interior del hombre que ha sido ungido por el Espíritu de Dios.

El Sínodo de la familia

Al hablar del concilio de Jerusalén no podemos imaginarnos el radical cambio de mentalidad que exigía a los judíos. Para ellos la circuncisión era la imprescindible aceptación de la Alianza con Dios; y la observancia de la Ley era el cumplimiento individual de ese pacto. Sin ellas no había alianza con Dios ni participación en la Promesa hecha a Abraham.

De pronto Pablo les dice que la verdadera circuncisión es la del corazón (Rom 2,27-28), y que las obras de la Ley no alcanzan la salvación (Rom 3,28).

Quizás comprendamos mejor su desconcierto si lo comparamos con el de algunos cardenales cuando el Sínodo de la Familia les ha propuesto admitir a la eucaristía a los divorciados que han vuelto a casarse, o a las parejas homosexuales. Ellos aducen los textos de Mateo sobre el libelo de repudio (Mt 5,28-32).

En mi tesis de doctorado –“Impulsados por el Espíritu” (koinonía nº 47)- expongo que Lucas justifica en tres pasos el cambio radical que aceptó el concilio de Jerusalén: la experiencia de Pedro con Cornelio y de Pablo en sus misiones; la comprobación de que esta experiencia puede confirmarse con algunos textos de la escritura -“Eso concuerda con lo que anunciaron los profetas…” (Hch 15,15)-; y la aprobación final de la asamblea: “Es decisión del Espíritu Santo y nuestra no imponeros mas carga que…” (15,28). Estos tres pasos serían como un modelo de discernimiento de espíritus.

Pablo no necesitó escenificar un concilio, pero empleó el mismo criterio: ante todo tuvo una profunda experiencia religiosa sobre la salvación mediante la fe en Jesús, constituido en Señor y Mesías, y una amplia experiencia misionera sobre la fe de los gentiles conversos. Por otra parte apeló frecuentemente a diversos textos de la Escritura. A él le bastaba esto, pero hizo lo posible por ver aprobada su actividad misionera por la comunidad de Jerusalén

Estos tres pasos pueden repetirse ahora. Actualmente la experiencia de muchos sacerdotes y obispos ha ido acogiendo en la eucaristía a parejas de divorciados y de homosexuales que han mostrado su fe y su adhesión a Jesús mejor que muchos cristianos “intachables”. En el Evangelio podemos encontrar no ya un texto más o menos opinable (como el que adujo Santiago), sino muchos textos que expresan cómo acogía Jesús a los marginados por la sociedad o por la religión.

No olvidemos que “las prostitutas os precederán en el Reino de Dios” (Mt 21,31), no sea que tengamos que oír “Ay de vosotros también, juristas, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros ni las rozáis con un dedo!” (Lc 11,46); “¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, qué les cerráis a los hombres el reino de Dios! Porque vosotros no entráis, y a los que están entrando tampoco los dejáis”(Mt 23,13).

Ojalá que el Sínodo de la Familia, con  la Iglesia que está en Roma, consolide esta experiencia de fraternal acogida a quienes de buena fe acuden a ella.

61 comentarios

  • Santiago

    Rodrigo, yo no he dicho que TODOS los marxistas-materialistas “carezcan de moralidad y que rechacen el camino del bien”….Ni  mentí ni insulté a nadie…sino QUE…. para los que “el fin justifica los medios” la moralidad como norma desaparece, pues no importa si usamos el crimen o la calumnia con tal de que el fin sea ganar la guerra, o implantar una ley o ganar un juicio o ganar una revolución social…Tanto los marxistas como los cristianos que practican ese principio caen irremediablemente en un relativismo moral que ahora resulta estar muy de moda…Sin embargo, es mi opinion que eso conduce a un “caos” …que es lo contrario al orden que debe tener la sociedad……

    Como ves lo que escribí fue mas bien que si “TODOS evitamos eso, reconocemos nuestras faltas y seguimos el sendero de los
     mandamientos de Jesus..entonces estamos en el camino recto…entonces no hay distinción de ideologías…Sin embargo, en el mundo hay una gran diferencia entre los que siguen el camino del bien….y los que lo rechazan…y persisten en lo que nos aleja de Jesus”
    Yo, por lo tanto, no me refería tanto a las personas…. como al principio….. que guía a una serie de individuos…Y es mi opinion personal que este principio es insostenible socialmente….pues nunca se puede justificar un verdadero mal como medio para obtener un buen fin, ya sea de la ideología que se profese….

    Gracias, Rodrigo,  por darme la oportunidad de aclarar mi comentario. Aprovecho la occasion para saludarte y desearte lo mejor

    Santiago Hernández

  • Rodrigo Olvera

    Por otro lado, a los marxistas-materialistas no les importa mucho nuestra fe….Y ellos pueden camuflarse de religiosos y hasta de católicos, y hacerse pasar por ellos….cosa que nosotros no podemos hacer…para ellos “el fin justifica los medios”…pero nosotros estamos sujetos a  una moralidad íntrínseca
     
    Ojalá tu “moralidad intrínseca” incluyera no mentir y no insultar a quienes no piensan como tú, implicando que los “marxistas-materialistas” carecen de moralidad y que rechazan el camino del bien.

  • Santiago

    Juanel,   probablemente lo veremos tu y yo pero en “otra vida”….Esta de aquí nos desaparece a todos….y la promesa de la inmortalidad no es científica sino teológica, no ha sido dada a los seres humanos por la Ciencia sino por Jesus, el Hijo de Dios…ya que el mismo tiene en si mismo la inmortalidad……y solo Dios puede darnos la trascendencia….
    La ciencia cósmica no solo apunta a un comienzo del Universo en que vivimos sino que predice un cataclismo de destrucción….Las galaxias se están alejando cada vez mas, existe un aumento de la entropía, hay un desgaste progresivo ya que la materia no es eterna sino que cambia y lo mas probable es que lo que “comenzó a existir” deje de hacerlo…

    La evolucion fisico-biologica no es de naturaleza espiritual..Esta sujeta a las leyes naturales..que se acabarán cuando Dios deje de sostenerlas….Por otro lado “el cielo Nuevo y la tierra nueva” del que habla el Apocalipsis no se pued entender materialísticamente…Estas frases estan tomadas del profeta Isaias  Seran NUEVOS por el cambio que la destruccion del pecado y de la muerte traerán consigo. San Pedro reproduce esta idea de los profetas indicando que la RENOVACION es de naturaleza espiritual..La JERUSALEN celestial trasciende a este mundo “que pasa”….ya que el Reino de Jesucristo “no es de este mundo”…pertenece al espíritu….Conservaremos la identidad corporal y cósmica pero será “otra cosa”, otra dimension no imaginable por nosotros…una transformación en Dios…No importa que no lo podamos abarcar con nuestro intelecto…Tenemos la promesa de Jesucristo…y sus palabras “no pasarán”…pero el cielo y la tierra, seguro que si, amigo Juanel…y nosotros con ellos…..

    Por otro lado, a los marxistas-materialistas no les importa mucho nuestra fe….Y ellos pueden camuflarse de religiosos y hasta de católicos, y hacerse pasar por ellos….cosa que nosotros no podemos hacer…para ellos “el fin justifica los medios”…pero nosotros estamos sujetos a  una moralidad íntrínseca….puesto que el mal es el principio de la destrucción de la vida espiritual y de la vida del mundo…y no es relativo…Por tanto, nuestra cooperación puede ser al bien……pero nunca a la obra mala…La infiltración ha de ser hacia lo que predicaba Jesus…pero no al odio, al crimen, a la venganza y a la destruccion…Si TODOS evitamos eso, reconocemos nuestras faltas y seguimos el sendero de los mandamientos de Jesus…entonces estamos en el camino recto….entonces no hay distincion de ideologías…Sin embargo, en el mundo hay gran diferencia entre los que siguen el camino del bien…y los que lo rechazan…y persisten en lo que nos aleja de Jesus..

    Un abrazo   de Santiago Hernandez

  • Juanel

    Es estupendo el respeto y el cariño que manifestamos aquí en Atrio entre nosotros. A veces polemizamos con dureza con opiniones opuestas, pero sólo se trata de ideas distintas al ver las mismas cosas con diversas perspectivas, enriqueciéndonos mutuamente.

    Santiago, dices algo que quiero comentarte “las bienaventuranzas no se cumplirán totalmente sino en la Plenitud de la vida eterna… la justicia solo será perfeccionada en el otro mundo”. Mi perspectiva es otra, pues lo que dices implica un abandono de nuestras responsabilidades en las manos de Dios. Decir que Dios está con nosotros implicado en la realización de la Plenitud, no significa que la justicia en plenitud sea cosa del otro mundo. Al contrario es cosa nuestra, de nuestro mundo. Lo que ocurre es que hemos nacido demasiado pronto en la historia humana. Nosotros no veremos aquí la justicia plena realizada, pero yo tengo la esperanza de que otros dentro de unos cuantos siglos vivan en ella como ambiente humano común de todos. Y esto será posible porque sus antecesores que somos nosotros nos esforzamos y nos implicamos en conseguirlo, (por supuesto con la ayuda de Dios que creo necesaria). Es responsabilidad nuestra colaborar en la plenificación de la justicia, de mejorar las condiciones de vida para todos en dirección hacia la Plenitud.

    En cuanto a lo que dices del marxismo, yo no tengo claro que los cristianos no podamos colaborar con ellos, sobre todo cuando hay puntos claros de coincidencia en la idea y contenido de justicia. Basta trabajar juntos en lo que coincidimos y dejar por parte de ambos las discrepancias. Prefiero unir y colaborar que separar, necesitamos “todas” las manos pues queda aún mucho por hacer.

    MªPilar, ¿fuiste alumna de González Faus? ¡qué suerte! Lo considero mi maestro aunque no siempre estoy de acuerdo con lo que dice, me abrió los ojos a entender mi fe de otro modo. He estudiado varias obras de él con espíritu crítico, pero “la Humanidad Nueva” fue clave para mí. Quizás debería haberme puesto en contacto personal con él al menos para agradecerle lo que hizo por mí, pero no sé no es mi estilo. Siempre temo que el contacto personal me defraude (como también temo el defraudar yo a otros), y quiero mantenerlo con su aura extraordinaria que tiene para mí.

     
    George, todo aclarado. Me extrañó lo que decías de ahí mi comentario.

  • Santiago

    Estoy de acuerdo contigo, Juanel, que en este diálogo uno no se puede sentir ofendido por cualquier comentario que se haga…puesto que no existe la intención expresa de ofender a nadie…En ese sentido, cada uno de nosotros se podría ofender, particularmente cuando las opiniones de los otros son diametralmente opuestas a las nuestras….Como tu, yo considero este “esfuerzo” de escribir aquí un mero intercambio de ideas…una polémica amistosa….donde cada cual tiene el derecho de expresar su opinion…y cada cual tiene la libertad de leer esa opinion o no hacerlo….o sea “pasar de largo”……….. o por el contrario, responder al tema de la forma y con el estilo que cada cual escoja….mientras todo esto sea expresado “con benevolencia y respeto”…Lo mejor de ATRIO es esta libertad de sus colaboradores que denota una gran madurez psicológica….y social y religiosa….
    Por lo demás en los ya muchos años que llevo por aquí nunca me he sentido ofendido por ningun comentario, incluyendo “los muy
     fuertes” u “acalorados” que me han sido dirigidos   ¿Por qué habría de ofenderme por una opinion diferente de la mía? ¿O es que la mía es la única que existe? Pero por lo general, la mayoría de las veces he encontrado deferencia, respeto y un profundo afecto….Es mi intención debatir la ideología solamente….y no la persona en si…pues la persona siempre merece el mejor bien, aunque se inevitable la mezcla de lo personal…….no es por tanto arrogancia querer expresar la opinion de la forma que uno la considere oportuna….pero sin querer establecer normas de como hacerlo, pues eso ya no nos pertenece a nosotros….ya que el foro ya las tiene formuladas…

    Por otro lado Juanel, si que me refería a la forma extrema muy en boga en los últimos tiempos de reducir el Evangelio reconstruyéndolo de manera que se ajuste al tema politico-social, incluyendo el marxismo…que ha tratado y trata de infiltrarse por todos los medio en la profundidad del Pueblo de Dios…..Pero, estos sistemas son íntrinsecamente materialistas……donde su trascendencia es meramente terrestre….y, es mi opinion que ni siquiera como método de trabajo, pueden formar parte del cristianismo, ya que  son lo opuesto al crististianismo….donde existe no solamente una justicia social evangélica para los bienes de este mundo….sino que su principal objeto no es materialista, sino espiritualmente humano y  trasciende nuestra vida terrestre….ya que el mensaje de Cristo va mucho mas allá de cualquier concepción mental humana….pues nos habla de una vida que no muere….incorruptible   Jesus es “la Resurrección y la Vida” y quien cree en Jesus “aunque muera, vivirá” (Juan 11, 24)….Por eso, la justicia social evangélica no se basa en el odio y la venganza, sino en el perdón y en el amor….Las bienaventuranzas no se cumplirán totalmente sino en la PLENITUD de la vida eterna….pues allí no habrá ya mas llanto…ni querella….No habrá ya mas mentiras….ni mas desequilibrios sociales…..Solamente entonces la justicia será realizada totalmente…Nuestra lucha social acabará en la otra….La justicia solamente será perfeccionada en el otro mundo, sin que esto quiera decir que no debamos luchar por ella en esta vida…

    Un saludo cordial   de Santiago Hernández

  • George R Porta

    Hice el comentario sobre estilo o sobre sugerencias por error en este hilo. Debí haberlo hecho en el “Somos atrieros” pero ni me referí a Juanel ni a María Pilar.

    Cada uno debe tener derecho y lo respeto a expresarse como desee. Se trataba de seguir una idea que enganché en otro momento, que me parece importante para mantener un estilo civil (lo cual require algo más que no insultar activamente) y nunca más le había dado seguimiento.

    Lamento mucho haber errado al postearlo y os pido perdón por ello.

  • mª pilar

    ¡¡¡Gracias George, eres un buen amigo, gracias…!!!


    Disculpas a aquellas personas que pueda haber hecho sentirse mal. Hay cuestiones… que pueden conmigo.
     
    Un abrazo cordial y agradecido.
    pili-mª pilar

  • mª pilar

    Ummm…:
    No sabes Juanel, como me alegra que fuese importante para ti el libro de J.I.González Faus:
    “La humanidad nueva”
    ¡También para mí lo fue hace ya… ni sé los años!
    Entre otros maravillosos libros que nos ha regalado en su fecunda vida de “vocero” enamorado del Proyecto de Jesús.
     
    Poder tener como profesor a J.I Gomzález Faus, ha sido un hermoso regalo. Es un hombre extraordinario en su sencillez y una entrega total y absoluta.
     
    Fueron años muy fecundos, profundos, entusiasmantes, gozosos,  de un trabajo y compromiso… geniales.
     
    Ahora disfruto de todo aquello sembrado profundamente en mi misma entraña…
    Es tiempo de gozar, acoger, vivir, luchar… para hacerlo Vida en mi sencilla vida y en cuantas personas pasen por mi lado… o yo por el lado de quienes la vida ponga en mi camino.
     
    ¡Gracias por responder siempre, por nunca sentirte mal con quien pueda parecer que está en contra…gracias de corazón!
     
    Estoy muy cerca de muchas de tus exposiciones, ideas, experiencias, que estás haciendo vida… en ti.
     
    Uno de mis graves problemas…(o carencias) es:  me puede el corazón… y me convierto en una persona impulsiva y contestataria.
    Debe ser la edad, cuando era joven, solo hablaba así y en directo, con las personas que me acompañaban en mi camino.
     
    Ahora… aunque en algunas cuestiones…voy donde me llevan… en mis decisiones personales las asumo con toda la fuerza,  con todo mi ser, con todo mi corazón y espíritu.
     
    Un abrazo entrañable y agradecido.
    mª pilar

  • Juanel

    Santiago, hablas contra aquellos que quieren transformar el proyecto de Jesús en una “religión socio-política” y argumentas que el mensaje de Jesús es trascendente, que Jesús el Maestro es el Salvador, verdaderamente el Hijo de Dios. Yo creo Santiago que lo que no puede hacerse es tapar las consecuencias socio-políticas evidentes del mensaje de Jesús por agrandar en exceso la trascendencia, como nos ha hecho ver la Teología de la Liberación. Es que en mi opinión, lo humano en Jesús, la causa del Reino (la Plenitud Humana) es la causa central de su mensaje, aunque sea verdad que no sólo tenga como fin la plenitud de la vida humana sin exclusiones para nadie (incluso para los que han optado por el mal o por oponerse a su mensaje como Nietzche), sino que se proyecta hacia la vida eterna y por tanto culmina en el ámbito divino, en Dios. No es consecuente con el proyecto de Jesús ocuparse de las cosas de Dios sin ocuparse de lo humano. Y ocuparse de lo humano implica mojarse en los problemas sociales, políticos, económicos, sanitarios, de vivienda, alimentarios, educativos, ambientales,…., tanto de las personas concretas como de los estructurales de la sociedad. Todo esto lo sabes y así más de una vez lo has manifestado.

    Tu afirmación va más bien por crítica al reduccionismo a lo socio-político exclusivamente del proyecto de Jesús. Y en esto estoy de acuerdo. El cristianismo no es sólo un humanismo, es una religión cuya base y fundamento está en Dios. Pero para seguir a Jesús es condición necesaria ocuparse de lo humano, de la plenitud de vida humana para todos. Sin esto no hay seguimiento a Jesús posible. Mi hermano el cura decía en un sermón que el que carece de amor a los demás no tiene capacidad cristiana, y es verdad para mí. No se es cristiano por mucha mística o Misas o sacramentos o devociones, …. que se practiquen, si no hay caridad. Ya lo decía Pablo sin caridad nada me sirve. Y la caridad incide directamente en las condiciones socio-políticas en las que vive la gente. Prefiero el que se ocupa sólo de los problemas socio-políticos en la dirección hacia la plenitud, que aquel que se ocupa sólo de la trascendencia, o de Dios. Por ello me he ocupado y preocupado de ponen en primer plano de mi fe el ámbito humano (la Plenitud Humana) y dejar el ámbito divino en el segundo, sólo como fondo o fundamento sin eliminarlo.

    ¡Ah! no sé George cuales son los motivos de tu comentario. En general estoy de acuerdo con lo que dices, pero cuando en un diálogo se dicen cosas fuertes o se afirman cosas con rotundidad como si fuesen verdades sin réplica, pues nunca me las tomo por la tremenda o en serio. Son sólo modos de hablar que se usan a veces para enfatizar lo que se dice. Difícilmente me siento ofendido en el acaloramiento de un diálogo controvertido.
     
    Saludos cordiales

  • Juanel

    MªPilar, me gusta el ejemplo de Casaldáliga y el de tantos otros que siendo críticos con la Iglesia oficial permanecen en ella sin renunciar a su espíritu crítico. González Faus fue para mí un autor importante, su libro “La Humanidad Nueva” ha sido durante décadas mi libro de cabecera que estudié en profundidad y aún consulto con frecuencia. Libros sobre Jesús como el de Pagola o el de J.Sobrino o el de A.Puig incluso el de Cardenal, entre otros, más que decirme algo nuevo sobre Jesús vienen a confirmar mis ideas sobre él. Pero por ejemplo el de R.Haight “Jesús, símbolo de Dios” cuyas notificaciones de Ratzinger como prefecto de la CDF tengo unidas al libro, estoy más de acuerdo con Ratzinger en este caso que con el autor del libro, no así fue con J.Sobrino sino al contrario, no encuentro la razón para decir al autor que no está clara la divinidad de Jesús, me parece que las objeciones de la CDF están más influidas por la política que por la teología.

    Admiro la tenacidad de J.Sobrino para seguir como teólogo en la Iglesia. En mi opinión, no es bueno que la presión sobre algunos autores de espíritu crítico termine por hacerles abandonar la Iglesia. La solución no está en apartarse de ella y formar Iglesias separadas. De esto la historia de la Iglesia tiene más que suficiente. Además si teólogos renovadores se van de la Iglesia ¿cómo podría ésta renovarse?

    Claro que tienes razón cuando dices que la Iglesia la formamos todos, sumisos y críticos hasta los más radicales en ambos sentidos. Pero a mí lo que me preocupa es la renovación del pensamiento OFICIAL de la Iglesia y siempre creo que hay que estar tirando de ella “palante”. No quiero que mi Iglesia siga dependiente del medievo, de su triunfo de entonces en cuanto al dominio, poder y autoridad sobre toda la cristiandad y por ello la disidencia, la renovación DENTRO de ella son para mí muy importantes. Y es muy importante porque la distancia entre el mensaje diáfano de Jesús y lo que dice y hace la Iglesia es enorme, y no es posible conformarse por pura coherencia.

     
    Un abrazo con cariño, mi querida amiga.

  • George R Porta

    Hace tiempo sugerí (en forma de solicitud) que si había alguien capaz de hacerlo que preparara una especie de manual de estilo o de directivas para de alguna manera hacer más productiva la conversación en Atrio. Yo no tengo esa capacidad pero he ido averiguando algunas cosas, detalles, por ejemplo los/las siguientes.
     
    Menospreciar las ideas de quien disiente de uno/a no es evangélico, por ejemplo llamarlas “peregrinas” o “extrañas” o malas, etc. No es necesario y es pedante. Basta aportar sugerencias para que la propia persona verifique la validez de lo que cree o piensa o sienta. Por ejemplo, en cuanto a “idea peregrino” la quinta acepción que ofrece el DRAE de “peregrino., na. Es la siguiente: “5. Adjetivo. Extraño, especial, raro o pocas veces visto. Es arrogante expresarse así de las ideas de otro/a porque lo que me parece raro puede parecérmelo debido a mi ignorancia y no necesariamente porque se estrafalario o infrecuente.La indiferencia, que San Ignacio aconsejaba, puede ser Buena y en la distancia las pasiones se pueden calmar y la Mirada volverse más objetiva.
     
    Lo mismo cuando simplemente se censura una idea o modo de pensar o actuar y se pontifica eliminándola como falsa. Nadie tiene la autoridad que corresponde a la sabiduría total para afirmar conclusivamente que una idea de otra persona sea falsa sin simultáneamente aducir las evidencias de ello. O lo contrario, defender las propias ideas como incuestionablemente ciertas, por la misma razón. Quien no las comprenda muy bien que tiene el derecho de cuestionárnoslas para poder entenderlas. Es pura arrogancia atribuirse la infalibilidad. Sobre todo en materia interpretativa.
     
    Es deshonesto en ciencias o en una conversación razonable acudir a la autoridad propia o de otro para silenciar a alguien. Cuando se razona no se ha de razonar a partir de una premisa a la que se le atribuye certidumbre dogmática, por autoridad o necesidad del propio argumento. El círculo hermenéutico resta validez al razonamiento, es decir partir de una premisa sin demostrar su certidumbre o validez en el argumento en cuestión. Hablar en círculos como por ejemplo cuando es necesario admitir que Dios existe (existe quiere decir que obra en la Historia o la Historia) o que Dios es (el ego eimi atribuido a Jesús en Juan) “yo soy” y basta. Quizás Jesús la tuviera pero nadie más la tiene como para que haya que creer a pie juntillas su argumento.
     
    La controversia no es evangélica como no lo es la competición. Ambas son excluyentes. El diálogo para ser cristiano debe ser incluyente (tema tratado ampliamente en BAC. VV. AA. Comentario a la Ecclesiam Suam, Tomo VIII dedicado por entero a la revisión de la noción de diálogo en el pensamiento de Pablo VI) Uno de los contendientes ha de derrotar a los otros. El evangelio exige que unos/as ayuden a los/las demás a encontrar la verdad. A la luz del evangelio parece difícil legitimar la controversia simplemente porque me ayude a esclarecer mi punto. Nadie tiene derecho de apropiarse del razonamiento de otro o de tratar de destruírselo por esa sola o principal razón. Lo que parece evangélico en cambio es el método mucho más socrático de ayudarle a pensar hasta que o para ayudar a que él o ella misma arribe a la verdad por sí mismo/a.
     
    El uso coloquial si es caprichoso del lenguaje es también problemático. Si cada uno se inventa el significado de una palabra pronto habremos llegado a la Torre de Babel en su peor momento. Las imprecisiones lingüísticas en materias de las que el lenguaje se hace fácilmente equívoco demandan cuidado en el uso de las palabras, de las expresiones. Las generalizaciones por ejemplo son altamente cuestionable y peligrosas. Los adverbios todo, nada, siempre, nunca, que sirven al pensamiento que Ellis llamó irracional no ayudan y crean problemas. La realidad tiene muchos más que “50 tonos de gris”.
     
    Antes que saltar a conclusiones por inferencia o deducción nada cuesta pedir clarificación o dar oportunidad para que el interlocutor se aclare en lo que uno ha creído entender como contradicción o erróneo.
    Citar opiniones de otras personas no es inapropiado en un blog o en un foro como el de Atrio si se trata de argumentar en contrario, si lo es negar a los demás la oportunidad de verificarla por sí mismo/a. Además el autor/a original merece el crédito por la opinión que uno cita. Las referencias educan y enriquecen la conversación pública. Nadie desea el estilo académico que puede ser pedante, pero un poco de responsabilidad cuando se atribuye y se cita una opinión ajena no solo merece evadir el riesgo de plagio sino cumplir la obligación de citarle íntegramente. Es una cuestión de respeto. Expresiones tales como “Los Papas han dicho” sin al menos señalar uno y por lo tanto des generalizar la atribución especificándola es una cuestión de mínimo decoro.
     
    Imagino que hay otras ideas similares. Estas son la poquísimas que he ido encontrando o escuchando de modo informal y que desde luego pueden ser perfectamente rechazadas.