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Pascua

ArregiEl laurel y el sauce han florecido, las yemas del chopo revientan, canta el zorzal en lo más alto de la rama, la primera luna llena de la primavera resplandece en la noche. Es la Pascua de la vida que renace cada año: hace miles de años la celebraban los agricultores con el pan de las primeras gavillas, y los pastores con la carne de los primeros corderos. La vida es imparable y siempre nueva, como el Espíritu o la Ruah que respira en todo  y reanima lo que parece muerto.

Es la Pascua que los judíos historizaron para celebrar la liberación de su pueblo oprimido bajo el faraón, imagen de todos los pueblos oprimidos.

Es la Pascua cristiana de la memoria de Jesús, el profeta mártir, el justo condenado, el Prójimo compasivo del leproso y del hambriento, el Buen Samaritano de todos los heridos, el amigo de publicanos y prostitutas, el alegre comensal de los impuros y despreciados, el sanador de cuerpos y de almas, el mensajero de Bienaventuranzas para los pobres y perseguidos.

Es la Pascua del Crucificado resucitado. ¿Pero qué significa resurrección? No pienses en ningún milagro “sobrenatural”, piensa en el milagro de la vida que eres y que ves cada día en todo. La resurrección de Jesús no es la reanimación física de un cuerpo muerto, ni significa que sus células y átomos se habrían transportado súbitamente al cielo o a “Dios”, quedando el sepulcro vacío. No se trata de un hecho único y excepcional, como si nadie hubiera resucitado hasta ese momento ni hubiera de resucitar hasta el “fin del mundo”. Ciertos, los cristianos llamaron y seguimos llamando a Jesús “primicia” de la resurrección universal o “primer nacido de entre los muerto”: es nuestra forma de decir que él es para nosotros el icono y el ejemplo de la vida resucitada de todos los vivientes en el Viviente, en la Vida, en Dios.

Es la Pascua de la Resurrección de Jesús, pero no tuvo lugar hace 2000 años, ni unos días después de su muerte en cruz. Cada día es el “tercer día” pascual. Desde que nació hasta que murió, Jesús vivió resucitando a la vida que no nace ni muere, como todos los vivientes que viven de verdad. Jesús resucitaba sobre todo cuando se compadecía y curaba, cuando tocaba a los intocables, cuando escuchaba historias de dolor y contaba parábolas de desafío, cuando denunciaba las mentiras de la religión y los abusos del imperio, cuando  anunciaba que otro mundo mejor es posible en estas nuestras pobre manos. Jesús resucitó en su vida y, cuando murió dándolo todo, resucitó del todo, como todos los que mueren dando la vida, pues dar la vida es vivir plenamente.

La resurrección de la Vida tiene lugar desde el comienzo del mundo, si hay un comienzo, y seguirá teniendo lugar hasta el fin del mundo, si hay un fin. Resucita la semilla en la flor del laurel, el árbol en la semilla, la flor en el árbol, el canto en la rama, la Vida en la Tierra, el Espíritu en la materia, Dios en el cosmos. La vida resucita cuando triunfa la bondad y es feliz. La vida resucita en el hijo cuyo padre fue asesinado por ETA y ha vencido el deseo de venganza hasta ser capaz de hablar con los asesinos de su padre y de perdonarlos. La vida resucita en la hermana de un joven torturado, asesinado y desaparecido por el GAL a las órdenes del Estado, y nunca ha odiado a los que lo hicieron. La vida resucita en el parado que lucha y en la persona deprimida que se levanta de la postración gracias a la serotonina y al Espíritu Paráclito que vive en todo.

Amiga, amigo, es tu Pascua. Tú también eres el Viviente, la Viviente, en la gran Comunión de todos los seres hermanos. Abre los ojos como María de Magdala y los discípulos de Emaús. No temas. Acoge y celebra tu vida, y cuídala en medio de todas tus cruces y luchas. La Vida puede más. El bien es más fuerte. El Espíritu te habita. Levántate y vive.

José Arregi

(Publicado el 05-04-2015 en DEIA y los Diarios del Grupo Noticias)

8 comentarios

  • Iñaki S.S., por más que nos parezca anacrónicas esas representaciones de arte sacro, son las del siglo XXI, no tengas duda. En siglos anteriores las procesiones de Semana Santa tenían mucho más parecido al día de la Ashura… con la que estoy segura que tiene relación directa. En ambos casos se trata de sufrir físicamente (en nuestras procesiones cada vez menos, afortunadamente), como si el sufrir físico nos hiciera sentir más cercanos a esos seres espirituales (Cristo en el Viernes Santo, Imam Hussain en la Ashura) que fueron torturados hasta la muerte por traer un mensaje de liberación para la humanidad.
    Esa misma idea la veo en el comentario de George. La idea de sufrir (no físicamente pero sí psicológicamente) como forma de estar más cercanos a los que sufren ¿Cómo vamos a disfrutar de la vida habiendo tantos infelices en este mundo?
    Tal y como entiendo el artículo de Arregi, el disfrutar de la vida que nos propone nada tiene que ver con la indiferencia ante la injusticia sino con ese vivir desde la paz, desde la gratitud, desde la confianza, desde el perdón, desde la aceptación de la realidad tal cual es… que paradójicamente es lo único que nos puede capacitar no para combatir la injusticia sino para construir un mundo justo y feliz.

  • George R Porta

    Bienvenido José Ramos y me alegra que se animara a escribir y postear. No soy de los más venerables en Atrio porque soy atriero reciente pero con todo le ofrezco mi bienvenida.

    Estoy de acuerdo de que entre el no-teísmo y el ateísmo haya una delgada línea, pero la veo tan delgada que me parece que como las aguas del río y del mar allí en las marismas o desembocaduras, ambas son agua y solo las diferencia la densidad.

    En cuanto a mí, permítame que se lo exprese, me anima y sostiene la esperanza confiada que no se irrita ante la incertidumbre y que la acepta como lo que es, uan certidumbre cuya probabilidad de error me satisface porque no sé mejor o más de la realidad pero no se me ocurriría pensar que equivalga al conocimiento cierto sin posibilidad de error que no me lo puedo imaginar siquiera. Un saludo cordial.

  • Antonio Vicedo

    En el linde del consenso científico nos encontramos todos solidarios, cada uno desde nuestras propias arzones y motivos, con capacidad de opción libre  de fe para algo que no alcanza la racionalidad probatoria.
     
    Desde el máximo respeto a las razones aducidad por cada cual todos tambien hemos de respetar alas ajenas opciones que son concreciones activas de las particulares libertades.
     
    A lo mas podemos dar razón del por qué de la orientación de nuestra propia opción y de ello y de la coherencia con que la vienciemos ofrecer a los demás lo que creemos ser valor de nuestra propia opción libre de fe.
     
    Cuanto ganariamos individual y coletivamente, si cuanto aportamos en ideologías, y desde ellas entablamos debates, enfrentamientos y divisiones, lo trasladaramos a la serena y valorada constatación relacionel practica a nivel de vivencias y estructuras humanas, desde la pareja y familia hasta la ONU.
     
    Y para el clima cristiano, asegurar que siempre y del todo, dependa de qué  es lo que significó y significa religiosamente el que  EL SABADO sea para LA HUMANIDAD y no esta para aquel.

  • José Ramos

    Soy esceptico.Los atomos que nos constituyen van a los gusanos,insectos y bacterias que descomponen los cadaveres
    Por otra parte me parece que el no teismo y el ateismo estan separados por una delgada linea.
    Es la primera vez que escribo un comentario aunque llevo tiempo
    leyendo esta página. 

  • George R Porta

    Comprendo y acepto mis limitaciones pero no deja de maravillarme que alguien sepa en qué consiste o no la resurrección pero esto es lo que el DRAE dice de la voz “resucitar”: (Del lat. resuscitāre; de re y suscitāre, despertar). 1. tr. Volver la vida a un muerto. 2. tr. coloq. Restablecer, renovar, dar nuevo ser a algo. 3. intr. Dicho de una persona: Volver a la vida.”

    Y resulta que cuando la ciencia hace imposible la interpretación literal de los mitos (el del eterno retorno, la resurrección, la vida después de la muerte, etc.) entonces todo estaba equivocado. Por qué es tan difícil aceptar con humildad que haya áreas de la realidad que mientras no haya evidencia contraria o tienen que ser aceptadas como misteriosas o desconocidas pero que no se puede crear una industria de indulgencia y sacramentos y otros rollos similares precisamente para satisfacer la angustia de la incertidumbre.

    Por otra parte hay millones de personas que no pueden celebrar la vida con alegría porque viven una vida de opresión y muerte y no es extraño que no les importe arriesgarla con tal de hacer cesar para las generaciones propias o venideras esos sistemas de opresión y muerte. A veces esta apreciación ideal de la vida carece del pudor que demanda la miseria de tantos por parte de quien la mira pero no la participa.

    Hoy día he tenido en el corazón y la mente más claro que nunca el respeto que merece el Sr. Herrero a quien no conozco personalmente y quizás me ha ayudado a concluir que denunciar la injusticia es el mínimo que se puede hacer a cualquier precio. Cada uno ha de ser responsable de decidir en su propia vida cómo hacerlo, pero hay una obligación moral que algunos pueden sentir y reconocer de renunciar por solidaridad al disfrute egoista, hedonista de lo que tengan. No que no deban disfrutarlo, pero que lo disfruten sin olvidar los millones que no puedan hacerlo del mismo modo.

  • Iñaki S:S,

    Un año más hemos tenido la ocasión de contemplar arte sacro en nuestra calles. En mi modesta opinión, esto de las representaciones y procesiones de todo tipo, es el algo muy interesante desde un punto  de vista cultural e histórico. Ahora bien, en pleno siglo XXl se ve mas bien como una cosa que llama la atención,  una curiosa tradición, utilizada en demasiadas ocasiones  como reclamo turistico. Formas de gran teatralidad y sensiblería que no pasan de ser un espectáculo sin calado suficiente, en los tiempos que vivimos.
    Por lo menos a mi, me cuesta entender la figura de Jesús, el Nazareno, envuelta en tanto sacrificio truculento  mezclado con maravillosos mensajes de amor.

  • oscar varela

    Hola!

    Canto poético. Es lo propio de Arregui ¿no?

    Y así, metáfora va, metáfora viene, se van esfumando los dogmas “férreos”.

    Vuelve la Vida a ilusionarnos

    Vamos descubriendo que la Vida vale por sí misma y no para otra cosa.

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • ¡Feliz Pascua! ¡Feliz Primavera! ¡Feliz Año Nuevo!
    No siempre es primavera. Después vendrá el verano, después de este el otoño, y finalmente el invierno, para nuevamente volver a comenzar. No todos los días son primavera, no todos los días florece el laurel, pero mientras sigamos viviendo en el mundo de luces y sombras tenemos la certeza de que su vuelta sólo es cuestión de tiempo.
    Ojalá que en algún momento, tal como nos indica el artículo, lleguemos a trascender las luces y las sombras, y comprendamos que en realidad principio y fin son una misma cosa 😉
    ¡Feliz Pascua, amigos cristianos! ¡Feliz Año, amigos bahá’ís!