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Gerardi, el obispo mártir de Guatemala

Hoy se cumplen 17 años del asesinato del obispo Juan Gerardi, que debe sumarse a la lista de mártires de Nuestramérica: Angelelli, Romero Ellacuría y tantos otros y otras. Lo que tiene de especial el martirio de Gerardi es que no fue en plena dictadura, sino cuando esa ya había concluido y se estaba intentando trabajar por la reconciliación. Pero Gerardi tenía claro que no hay verdadera reconciliación en un pueblo si no se basa en la memoria de las víctimas. Por eso, impulsó el estudio detallado y nominal de los “54 mil casos de violaciones de derechos humanos, torturas, desapariciones, mutilaciones, masacres y estupros”. A los dos días de presentar los cuatro volúmenes que documentaban estos hechos, lo encontraron muerto y desfigurado a pedradas.

El 26 de abril de 1998 fue asesinado el obispo guatemalteco Juan José Gerardi. Su gente lo recuerda con una marcha silenciosa

ALVER METALLI, desde Buenos Aires en Tierras de América

La marcha silenciosa comenzará dentro de pocas horas en la plaza de la catedral metropolitana y recorrerá las calles del centro de Ciudad de Guatemala hasta la casa parroquial de San Sebastián donde vivía, a poca distancia de la casa presidencial, y donde los pobres restos fueron llevados en abril de 2013. El cuerpo, refieren los testigos, después de la mortal agresión con piedras estaba tan desfigurado que solo pudieron identificarlo por el anillo episcopal y los posteriores análisis de laboratorio. Pasaron 17 años, pero los guatemaltecos no olvidan a Juan José Gerardi Conedera, su combativo defensor. Apenas 54 horas antes el obispo había difundido un informe sobre los actos de violencia que se cometieron entre 1960 y 1996, durante los años de los gobiernos militares, titulado “Guatemala nunca más”, que ya desde el mismo encabezamiento evoca el análogo argentino sobre los crímenes de la dictadura militar.

A la Oficina de Derechos Humanos del arzobispado de Ciudad de Guatemala, que fundó Gerardi y dirigió hasta su muerte, se unirán en la marcha silenciosa el Movimiento Gerardi, formado por grupos católicos, asociaciones de derechos humanos, parroquias y ONG de diversas extracciones, con representantes de las comunidades indígenas por las que tanto luchó el obispo guatemalteco. El resultado del minucioso trabajo al que se había dedicado hubiera podido llevar a juicio a algunos militares, por crímenes de lesa humanidad en los años que siguieron a la firma de los Acuerdos de paz con la guerrilla, suscriptos en 1996. En junio de 2001 fueron condenados a 21 años de reclusión, como autores materiales del asesinato, el capitán Byron Lima, su padre, el coronel retirado Disrael Lima y el sacerdote Mario Orantes. Las organizaciones guatemaltecas de derechos humanos consideran, sin embargo, que todavía no se ha esclarecido la responsabilidad de los autores intelectuales del hecho.

Las analogías del asesinato de Gerardi con el del Romero, en el vecino El Salvador, son muchas. Por esa razón se ha previsto una nutrida participación de delegaciones guatemaltecas en la beatificación de monseñor Romero, el 23 de mayo, a cuarenta minutos de vuelo de Ciudad de Guatemala.

La biografía de monseñor Gerardi que publica el sitio de la Conferencia episcopal de Guatemala, recuerda cuando fue elegido obispo de El Quiché en 1974. “Eran los años en que la situación de violencia crecía mucho en este territorio, uno de los más pobres de Guatemala”. En El Quiché, dice el texto, “la lucha entre el ejército y la guerrilla se volvía cada día más fuerte, alcanzando situaciones terribles entre 1980 y 1983. Cientos de catequistas y directivos de las comunidades cristianas, casi todos mayas, fueron asesinados”.

Otro momento que se menciona en la biografía oficial se remonta a 1980, el año del asesinato de Romero, cuando monseñor Gerardi era Presidente de la Conferencia episcopal de Guatemala. “Aquel año –dice el sitio- viaja al Vaticano para asistir al Sínodo de la Familia. A su regreso, se le prohíbe el ingreso al país, por lo que viaja a San Salvador, donde no le dan asilo, y finalmente a Costa Rica, desde donde siguió siendo el Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala”. Gerardi recién pudo volver a su país en 1982 y dos años después, en agosto de 1984, fue nombrado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala y párroco, al mismo tiempo, de San Sebastián.

Las circunstancias que sellaron el destino de Gerardi ocurrieron en 1988, cuando la Conferencia Episcopal delegó a Monseñor Rodolfo Quezada Toruño (posteriormente creado cardenal por Juan Pablo II en 2003) y a monseñor Juan Gerardi para participar en la Comisión Nacional de Reconciliación que se forma ese año. Gerardi creó la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, que se ocupa hasta hoy de tutelar los derechos de los desaparecidos o asume nuevos casos de violaciones. En este contexto comenzó el proyecto interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica, al que el obispo se dedicaba casi por completo. Cientos de testimonios desfilaron por las oficinas de la Comisión presidida por Gerardi, permitiendo reconstruir un cuadro de violaciones sistemáticas cometidas sobre todo por el ejército o grupos de civiles que actuaban junto a ellos en la obra de represión. Los cuatro volúmenes de la investigación documentan más de 54 mil casos de violaciones de derechos humanos, torturas, desapariciones, mutilaciones, masacres y estupros.

El resultado del trabajo se presentó al público el 24 de abril de 1998. El 26 de abril de 1998 Gerardi fue asesinado.

2 comentarios

  • Antonio Vicedo

    Creo es ya el momento, con mucho retraso de llenar de contenido vital eso que proclamamos en EL CREDO: LA COMUNION DE LOS SANTOS y, si de testimonios se trata, hacerlo a la LUZ de aquello proclamado y avisado por Jesús: “-No es el siervo mejor tratado que su Amo, ni el discípulo es mas que su Maestro; si a MI me han perseguido,( quienes a estos perseguidores los actualicen en tiempos y lugares diversos) también os perseguirán a vosotr*s (Si os identificais en la lucha por la Justicia de mi CAUSA)
     
    Hemos de admitir, por el modo como Dios Padre entiende su modo de tratar definitivamente a TOD*S SUS HIJ*S, que la entera globalidad de la Humanidad que ha pasado por la muerte, es una HUMANIDAD TOTALMENTE SANTA, pero, si de SANTIDAD TESTIMONIAL EN ESTA VIDA SE TRATA,  hay que resaltar la de aquellos que fueron y son perseguidos y condenados como Jesús.

  • Ramón Firme

    Señor Director:
    Pido perdón por volver con un comentario, que nobleza obliga. Tengo una relación afectiva con Guatemala. Es como mi segunda Patría. Desde luego, que esos años al que refiere Gerardi fueron muy duros. Uno vivia casi todo el tiempo de traje negro para asistir a velorios.
    Pero quiero detenerme en un aspecto, sobre el cual reflecciono mucho. En Informe tiene muchos nombres. Y hay que subrrayar que la mayoria son de indigenas de las diferentes etnias que conforman el pueblo Maya. Son acompañados por importante número de apellidos de religiosos, de religiosas, sacerdotes, de diferente paises.
    Monseño Gerardi, como buen Pastor muestra las ovejas perdidas por la barbarie.
    Muestra un gran genocidio de nuestra América. Los heroes martires solían ser indigenas que hablaban poco “castilla”, pero un corazón repleto del amor de Cristo.
    Me atrevería a decir que son contados con los dedos de una mano los indigenas que había aoído nombrar la Teología de la Liberación entre las miles de catequistas asesinadas.
    Pero el dolor era grande, inmenso no sólo por las perdidas. También porque el Vaticano estaba mas interesado en combatir a los Teologos. En nuestra retina ha quedado la imagen del Papa de la época, retando a un Ernesto Cardenal, sin hacer mención de la entrega de tantos religiosos.
    Gerardi trabajo, en un habitat de incomprensión. Y es muy cierto y válido la comparación con Monseñor Romero. Oro a Dios, por habernos aportado el ejemplo de tantos y tantos que de alguna manera cimentan el camino recorrido por Francisco. Por invitarnos a dar testimonio, mas que palabras. Un abrazo. Ramón.