Desde que leí este artículo publicado en The New York Times, pensé que merecía ser publicado y comentado en ATRIO. Entre los atrieros somos muchos los que superamos o estamos llegando a los ochenta años y que necesariamente somos conscientes de que la despedida no puede estar muy lejos. Este texto de Oliver Sacks es un buen viático, ayuda para el camino. AD
“En el tiempo que me queda tendré que arreglar cuentas con el mundo”
Hace un mes me encontraba bien de salud, incluso francamente bien. A mis 81 años, seguía nadando un kilómetro y medio cada día. Pero mi suerte tenía un límite: poco después me enteré de que tengo metástasis múltiples en el hígado. Hace nueve años me descubrieron en el ojo un tumor poco frecuente, un melanoma ocular. Aunque la radiación y el tratamiento de láser a los que me sometí para eliminarlo acabaron por dejarme ciego de ese ojo, es muy raro que ese tipo de tumor se reproduzca. Pues bien, yo pertenezco al desafortunado 2%.
Doy gracias por haber disfrutado de nueve años de buena salud y productividad desde el diagnóstico inicial, pero ha llegado el momento de enfrentarme de cerca a la muerte. Las metástasis ocupan un tercio de mi hígado, y, aunque se puede retrasar su avance, son un tipo de cáncer que no puede detenerse. De modo que debo decidir cómo vivir los meses que me quedan. Tengo que vivirlos de la manera más rica, intensa y productiva que pueda. Me sirven de estímulo las palabras de uno de mis filósofos favoritos, David Hume, que, al saber que estaba mortalmente enfermo, a los 65 años, escribió una breve autobiografía, en un solo día de abril de 1776. La tituló De mi propia vida.
“Imagino un rápido deterioro”, escribió. “Mi trastorno me ha producido muy poco dolor; y, lo que es aún más raro, a pesar de mi gran empeoramiento, mi ánimo no ha decaído ni por un instante. Poseo la misma pasión de siempre por el estudio y gozo igual de la compañía de otros”.
He tenido la inmensa suerte de vivir más allá de los 80 años, y esos 15 años más que los que vivió Hume han sido tan ricos en el trabajo como en el amor. En ese tiempo he publicado cinco libros y he terminado una autobiografía (bastante más larga que las breves páginas de Hume) que se publicará esta primavera; y tengo unos cuantos libros más casi terminados.
Hume continuaba: “Soy… un hombre de temperamento dócil, de genio controlado, de carácter abierto, sociable y alegre, capaz de sentir afecto pero poco dado al odio, y de gran moderación en todas mis pasiones”.
No puedo fingir que no tengo miedo. He amado y he sido amado
En este aspecto soy distinto de Hume. Si bien he tenido relaciones amorosas y amistades, y no tengo auténticos enemigos, no puedo decir (ni podría decirlo nadie que me conozca) que soy un hombre de temperamento dócil. Al contrario, soy una persona vehemente, de violentos entusiasmos y una absoluta falta de contención en todas mis pasiones.
Sin embargo, hay una frase en el ensayo de Hume con la que estoy especialmente de acuerdo: “Es difícil”, escribió, “sentir más desapego por la vida del que siento ahora”.
En los últimos días he podido ver mi vida igual que si la observara desde una gran altura, como una especie de paisaje, y con una percepción cada vez más profunda de la relación entre todas sus partes. Ahora bien, ello no significa que la dé por terminada.
Por el contrario, me siento increíblemente vivo, y deseo y espero, en el tiempo que me queda, estrechar mis amistades, despedirme de las personas a las que quiero, escribir más, viajar si tengo fuerza suficiente, adquirir nuevos niveles de comprensión y conocimiento.
Eso quiere decir que tendré que ser audaz, claro y directo, y tratar de arreglar mis cuentas con el mundo. Pero también dispondré de tiempo para divertirme (e incluso para hacer el tonto).
He sido un ser sensible, un animal pensante en este hermoso planeta
De pronto me siento centrado y clarividente. No tengo tiempo para nada que sea superfluo. Debo dar prioridad a mi trabajo, a mis amigos y a mí mismo. Voy a dejar de ver el informativo de televisión todas las noches. Voy a dejar de prestar atención a la política y los debates sobre el calentamiento global.
No es indiferencia sino distanciamiento; sigo estando muy preocupado por Oriente Próximo, el calentamiento global, las desigualdades crecientes, pero ya no son asunto mío; son cosa del futuro. Me alegro cuando conozco a jóvenes de talento, incluso al que me hizo la biopsia y diagnosticó mis metástasis. Tengo la sensación de que el futuro está en buenas manos.
Soy cada vez más consciente, desde hace unos 10 años, de las muertes que se producen entre mis contemporáneos. Mi generación está ya de salida, y cada fallecimiento lo he sentido como un desprendimiento, un desgarro de parte de mí mismo. Cuando hayamos desaparecido no habrá nadie como nosotros, pero, por supuesto, nunca hay nadie igual a otros. Cuando una persona muere, es imposible reemplazarla. Deja un agujero que no se puede llenar, porque el destino de cada ser humano —el destino genético y neural— es ser un individuo único, trazar su propio camino, vivir su propia vida, morir su propia muerte.
No puedo fingir que no tengo miedo. Pero el sentimiento que predomina en mí es la gratitud. He amado y he sido amado; he recibido mucho y he dado algo a cambio; he leído, y viajado, y pensado, y escrito. He tenido relación con el mundo, la especial relación de los escritores y los lectores.
Y, sobre todo, he sido un ser sensible, un animal pensante en este hermoso planeta, y eso, por sí solo, ha sido un enorme privilegio y una aventura.
(Ultimo artículo al conocer su cáncer terminal. Se publicó originalmente en The New York Times).
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia (El País, 21 febrero 2015)
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Oliver Sacks, catedrático de Neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, es autor de numerosos libros, entre ellos Despertares y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.
Todo el cristianismo se basa en la meta final..que trasciende la muerte….Por tanto, no hay razón para el pesimismo…La vida natural corpórea y terrestre de todo ser humano llega a su fin, en algun momento….”Mors certa, hora incerta”..”.La muerte cierta, la hora incierta”…decían los antiguos….puesto que aun el enfermo grave no sabe “ni el día, ni la hora” de su propia muerte….Sin embargo, la certitud humana esperanzadora del cristiano es que la “vida se cambia”…se transforma “no se acaba”…..y terminada nuestra labor en esta vida se adquiere una casa…..no efímera o transitoria…..sino permanente….
Por tanto, es en la esperanza y en la misericordia del Señor en lo que vamos a morir….Para nosotros, pues, es el momento mas importante de la vida…el momento de la verdad…el momento trascendente….en el que “de alguna manera” vamos a ser juzgados en el amor….sea un auto-juicio o un hetero-juicio, o ambos…..ES, pues, el amor el objeto de la vida humana y el móvil de toda actividad humana…. …Como afirmaba Pablo VI en su CREDO, lo que va a sobrevivir es mi identidad personal….el propio yo…lo que en verdad soy yo….Eso es lo que va a persistir y lo que va a imprimirse como mi definitiva realidad….
Como sugiere Pascual, es la práctica del bien hasta el final, lo que nos dará la tranquilidad total ante nuestra muerte inminente, a la manera de Luis Gonzaga o de los santos “anónimos” en los que la muerte no es mas que un tránsito breve,y de cierta manera deseado, hacia la verdadera felicidad….
Hola Antonio, Asún y George
1) Estoy de acuerdo Antonio en que esta entrada está siendo muy rica. No sólo el texto de la entrada, sino los distintos comentarios. Por cierto, la anécdota del “seguiría jugando” yo siempre la escuché vinculada a Juan Bosco (el que preguntó) y Domingo Savio (el niño que contestó).
2) Gracias Asún por tus palabras y tu cercanía
3) George, muchas gracias por el vínculo al radio-blog!!! Hasta donde entiendo, efectivamente Nachón falleció hace ya algunos ayeres.
El blog “contemplaciones” es uno de los tres que tengo:
DESContando es mi blog sobre Derechos Humanos. La intención era/es divulgar los instrumentos y criterios de Derechos Humanos no en abstracto, sino desde el análisis de noticias semanales, partir de los acontecimientos cotidianos usando los “lentes” de los Derechos Humanos (la más reciente entrada es el Boletín de Prensa que emitimos en Organización Familia Pasta de Conchos con la Queja a la Comisión Nacional de Derechos Humanos por la situación e Cloete, de la que ha publicado ATRIO;
Trueno en las nubles es mi blog de divulgación del Cánon de las Transformaciones (Yi Jing), que es uno de los cinco libros clásicos/sagrados de la cultura china. La intención es ir aplicando esta herramienta del Yi Jing como fue usada en sus inicios: como herramienta analítica del gobierno de los asuntos públicos. La más reciente entrada, publicada esta madrugada (en México) tiene que ver con las elecciones andaluzas. Personalmente, creo que la realidad mostrará que estoy equivocado en mi análisis. Creo que es muy posible que me haya ganado mi preferencia por Teresa Rodríguez. En todo caso, no parece razonable creer que perderá Susana Diáz. Pero al menos nunca he temido hacer el rídiculo, ni me cause problema reconocer una equivocación
y Contemplaciones es el blog para el latido interior.
Los tres los tengo muy descuidados, por falta de tiempo para escribir, desde que regresé a mi país. Siempre ha habido gente que me anima a no abandonarlos. Uno de mis propósitos para 2015 es retomarlos y darles espacio. Gracias por tu invitación, que así es como leo tu comentario
Abrazos y esperanzas
Aclaraciön, por error en mi última entrada y en la décimo tercera línea donde debiera leerse “gracias a Atrio, en el Mundo real en el que vives más allá de las fronteras de este país en el que vivo.” y se lee “gracias a Atrio en el Mundo más allá de las fronteras de este país donde vivo y en el que vives” pero Rodrigo vive en México y no en los EE UU. Gracias.
Gracias Rodrigo: Extraordinaria canción “Canción sin Nombre” y la interpretación muy impresionante. Quizás el video sea fuerte como señalas pero te agradezco la sacudida. Mi vida es tan muelle aquí en los EE UU, en el aislamiento y la pasividad de mi jubilación que me avergüenzo de mis seguridades al escuchar el dolor sereno y terrible de estos poemas-canciones o al mirar algunos de los correspondientes video-clips.
Anoche me apunté para seguir el blog “Contemplaciones” del mismo Rodrigo Olvera: (http://rodrigolverab.blogspot.mx/). Leí todas sus entradas en archivo que, comprensible pero lamentablemente, hasta el 8 de marzo de 2015 son solo 77 entradas “hilos”, decreciendo desde 43 (2009) hasta 3 (2015). No digo esto como crítica sino como lamentación y hasta esperanza.
Muy posiblemente a Rodrigo más que le sobre inspiración, talento, sensibilidad e “insight” en esta historia terrible de su país (y de tantos otros) de cuya sangre se nutre en gran medida el bienestar de este donde vivo, los EE UU pero por eso mismo, viviendo inmerso en su vida le falte el tiempo que solo parece poder durar 24 horas cada día. Gracias Rodrigo por lo que hagas aunque te lo agradezca tímidamente porque a medida que he ido entrando, gracias a Atrio en el Mundo más allá de las fronteras de este país donde vivo y en el que vives, cada vez me parece más dolorosamente desconocido y descubrirlo a una edad en la que ya no puedo remediarlo. He pasado mi vida pateando el agua para mantener mi nariz a flote y eso me ha arrebatado la verdadera vida, o el auténtico vivir.
Después de leer las entradas del blog de Rodrigo: y los comentarios de cada hilo, busqué más canciones de José A Nachón y quedé con la pena de que quizás haya muerto o al menos desaparecido por el tono de despedida, homenaje o duelo de las introducciones a algunas de las 19 canciones que encontré archivadas en un radio-blog canadiense (¿?) por este enlace: (http://sonichits.com/artist/Jos%C3%A9_Antonio_Nach%C3%B3n, escribiendo José A Nachón en el recuadro de búsqueda (search).
Quizás si cuando se vive tan intensamente y dolorosamente, con tan sinceridad y la piel tan expuesta, la vida solo tenga que ser breve aunque contrario a Milán Kundera, ser no pueda ser leve de ninguna manera.
Muchas gracias, Rodrigo, por tus testimonios tan humanos de tantas cosas indignantes, inconcebibles y que nos sacan del ostracismo occidental y de la comodidad indiferente de los que lo tenemos en la vida más fácil.
Siento mucho que, esto y más, esté pasando en Méjico, sin que parezca salir nunca la luz que devuelva la justicia y la dignidad perdida a tantas víctimas , los fallecidos o desaparecidos, a sus familiares, compañeros y amigos, en fin a todos y todas las personas que lo sienten y lo viven como tú.
Llevas razón, Nachón canta y habla directamente de corazón a corazón.
Un fuerte abrazo.
¡Qué buena esa Canción sin nombre, de Nachon!
Y, tirando más desde abajo de este interesante y existencial hilo, me encuentro con una referencia a Luis Gonzaga que hace Pascual. ¿Cómo se nota que estuviste en Jesuitas? ¿Fuiste de “los Luises” en Madrid? Un grupo casi tan famoso en personalidades como el Colegio del Pilar.
Pero a lo que me ha llamado la atención. Esa frase (“yo seguiría jugando”) que yo recuerdo tanto y encierra una válida espiritualidad lo oí yo a atribuida no a a Luis, el noble Gonzaga (el que nunca miró a su madre porque era demasiado guapa… según se decía ¡Terrible!) sino al belga Juan Berchmans, el otro joven jesuita de quien se citaba también otra terrible frase: Mea máxima poenitentia vita communis est. ¡Qué absurda pero realista concepción de la vida religiosa!
pd ahhh… les tengo que agradecer!!!! volví a buscar a Nachón en Youtube y encontré que alguien subió “Canción sin sombre”. Esa fue la primer canción que escuché de Nachón y hasta el día de hoy me estremece. La escuché en el disco “Tributo a Acteal”, disco dedicado a recaudar fondos para atender a los sobrevivientes de la matanza de Acteal, donde paramilitares del gobierno de México asesinaron a 45 indígenas tzeltales mientras oraban por la paz en una capilla. La canción es muy dura, y el video de quien la subió más; la comparto con la advertencia de que habrá quien prefiera no ver las imágenes de la violencia en México.
Hola Pili y George
Como escribí en 2011, hay muy poco en internet de Nachón. Yo publiqué la Canción de la muerte enamorada en mi canal de youtube
Hay en youtube otra canción que también me gusta, se llama Doña Sol. Esa canción también alimenta mi esperanza en los tiempos duros
Entre cajas que no he podido desempacar, de cuando tuve que salir a EEUU, debo tener un CD de él. Si alguna vez lo recupero, subiré más canciones.
Gracias Pili por tu sensibilidad y cercanía
Qurido Rodrigo…!Qué decirte en momentos tan duros y con la muerte pegada a los talones por levantar la voz, y por estar cerca de los siempre apaleados!
Comparto tu sentir… he escuchado la canción y me ha parecido hermosa y la voz tambien hermosa de quien la canta, parece querer abrazar al corazón que sufre.
!Gracias por compartirla!
Ya conocía tu escrito… he intentado poner la canción en fade… pero no he podido, mañana lo intentaré de nuevo. El vídeo no he podido verlo, parece que ya no está visible.
Un abrazo entrañable.
pili-m* pilar
Gracias por los enlaces, Rodrigo. Me gustaría leer más poesía de Nachón, tiene algún sitio propio?
Gracias, amiga Asun. Un abrazo fuerte.
Toda mi solidaridad a Olga y Oscar, ante los robos que han sufrido. Quizá no sirva de gran cosa a nivel pragmático, pero no podría quedar indiferente aún a la distancia.
La entrada me ha parecido muy lúcida y bien escrita. Me hace caer en cuenta nuevamente que yo llevo jugando 40 años en tiempos extras.
Comparto, si a alguien le interesara, dos textos que he escrito; que pueden venir al caso… o no.
SI VIENE LA MUERTE, SI VIENE A BUSCARME
http://rodrigolverab.blogspot.mx/2011/12/si-viene-la-muerte-si-viene-buscarme.html
Y LA CAMPANA NO DEJA DE SONAR EN MI PAÍS
http://rodrigolverab.blogspot.mx/2011/09/y-la-campana-no-deja-de-sonar-en-mi.html
Hola George:
Gracias de nuevo a ti y a todos/as por estar. A la pregunta inicial del comentario 20-Marzo-2015 – 14:52 pm, se dan respuestas, no científicas por supuesto, sino sentidas e intuidas intentando abrazar todo, sin dejar nada fuera.
Por una parte intentando quitar miedos al protagonismo buscado y deseado del yo, nuestro constructo íntimo, religioso o no, en el que ubicamos la vida y es filtrada por él.
Por otra parte lleva implícito preguntarse ¿Quién soy yo? Y no errar en la respuesta, pues no la hay. Y al situarse en el no-lugar abierto, se ve la muerte dulce compañera de la sabiduría de la vida, que todo sostiene y entrelaza en interconexión continua.
En la No-Dualidad, las separaciones mentales con sus consecuencias, propias de la consciencia racional (que no digo mágica ni mítica, por considerarlas en vías de superación), que tanto sufrimiento causa y nos causamos los unos a los otros, se difuminan hasta desaparecer. Y el tiempo es un todo presente incluyente, por lo que no hay nada que temer, nada que conseguir, nada que grabar o imprimir para recuerdo de nuestro yo, pues todo ya es y emerge de alguna manera, con o sin nosotros.
Aquí no puedo dejar de hablar de Jesús, que, creo, experimentó el nivel de consciencia transpersonal en su máximo despliegue, que era más fuerte en él que la herencia de su cultura y medio. Y es bastante significativo que a nadie impusiera que escribieran sobre su vida y sus memorias, ni creo que quisiera seguidores dependientes de su persona. Al contrario, puso sus esfuerzos en que despertemos , veamos y vivamos la vida siendo coherentes con nosotros mismos, lo que somos de fondo ( libres de cargas y ataduras idólatras), y con todo lo que es, no cegados y atrapados por lo que nos lo impide y dificulta, el deseo y los miedos del yo prepotente y egoísta.
Y me gustaría también dejar claro que todo lo anterior no quiere decir que haya que rechazar el centro operacional que nos conforma e influye por doquier, qué duda cabe, sino la identificación sola y únicamente con ello. Por lo que hablar de uno/a mismo/a como terapia y desahogo es comprensible y hasta, si me apuras, necesario, pero no impuesto por nuestro deseo y falsa identificación replegada en sí misma, sino por sentirse impulsado a ello con gratitud y humildad, y de algún modo, al pronto trascenderlo en el despliegue constante de consciencia o como quieras llamarlo, que nos desborda y sorprende sin parar, y que vislumbras hace todo posible y en la que confías, sin saber por qué.
Un gran abrazo.
Gracias Antonio Viciedo. Un abrazo.
Sin duda que la conocéis, damas y caballeros, colegas, que habéis intervenido sabiamente en este lugar. Al leer el artículo inicial y las de los amigos que han seguido tras él me vino a la mente la leyenda que se cuenta de San Luis Gonzaga, ese jovencito jesuita místico que nos lo enseñan agarrado al crucifijo y que me repelía un poco hasta que me contaron la leyenda ya hace bastantísimos años. Como bien la sabéis me vais a perdonar que la repita. El chaval estaba jugando en el patio de su colegio alegremente, y le preguntaron así porque sí -¡vaya gracia, digo yo!- ¿Qué harías si te dijeran que vas a morir dentro de un rato? Y dice la leyenda que Luis, el niño místico -¿Quién lo hubiera pensado?- respondió: “Pues seguir jugando? Pues desde el principio de todo esto es lo que pienso y he pensado siempre: seguir jugando, ni más ni menos. Nada más.
Amigo George, me pides que aclare cuanto pueda lo que expongo, sobre todo en forma de preguntas y en ellas precisamente, en tanto preguntas tengo para mi la explicación como tarea para irlas contestando en el mismo proceso vital hasta el final de su modo actual terrenal.
Porque, si la ciencia nos ofrece el que lo que somos se reduce a energía, y ello es algo cuya realidad es acción, nos queda el considerar los modos en los que esa energía, se actualiza en materia, unos más perceptibles que otros.
Continuamente constatamos, desde nuestra condición de sujetos, que mucho en nosotros va dejando de formar parte nuestra quedando al margen de nuestro vivo yo, que siendo una realidad en constante cambio de momento a momento, de tal calidad es que la vivenciamos como pensamiento o sentimiento o lo que sea, pero conservando siempre y permanentemente identica identidad, valga la redundancia.
¿Qué clase de energía es esa que no se transforma en masa, pero si se diversifica con tan plena y maravillosa amplitud de capacidad y realidad?
Pensar, querer, amar, ser vida consciente o inconsciente ¿Qué modo de energía es?
Pero ES, ha venido SIENDO y parece que nada, como evidente prueba, nos da pie a estar seguros de que llegará a NO SER.
Desde la Fe en JESÚS y en su DIOS PADRE, su HUMANIZACION hasta su resurrección y ASCENSION, es LUZ que nos orienta, si hacia ella queremos ir.
Un abrazo.
Amiga/o Asun y Antonio Viciedo: ¿Fuera mucho pediros que ampliáseis vuestras reflexiones? Comprenderé que quizás no deseeis o podáis hacerlo en este momento u otro. Pero estoy seguro de que vuestras preguntas de alguna manera ya evocan respuestas de vuestra parte.
La evidencia biológica apunta a que la vida se origina de la muerte (divisiones sucesivas), que la sinergia ecológica dependa del permanente reciclaje de la materia natural. Incluso los minerales se forman a base de donaciones y recibimientos de energía, masa, siempre muy versátiles, que aseguran la diversidad inagotable, de la realidad.
Por lo tanto parece realmente cierto (al menos para mí)que este vivir que he venido conociendo constituya en realidad el resultado de millones de muertes mías a niveles profundos; que de ese morir viviendo resulte mi progresiva y ahora regresiva complejidad identitaria, que si desea morir para resurgir de alguna manera, más bien está orientada naturalmente a llegar a un punto de desintegración y desespera por hacerlo, por poder llegar a entregarse a la tierra en su totalidad a pesar de todos los egoísmos y todos los vericuetos y distracciones, desvíos, idas y regresos, círculos y avances o regresos lineares, circulares, etc., que la hacen desear resurgir de sus cenizas, como en el mito del eterno retorno, el ave Fénix, etc., porque no hay ningún movimiento que carezca de trayectoria, si no la va marcando a su andar (Machado) en lo microscópico, en lo macroscópico cuando se le puede contemplar de conjunto. Incluso esa cualidad pudiera engendrar la fantasía del tiempo direccional.
Considerar o contemplar o mirar a esta paradoja de la vida que es muerte y es generativa a base de desintegrarse, todo a la misma vez me causa el ansia de silencio y un profundo sentimiento decomprensión de aquello que el lingüista Mark Turner afirmara poéticamente acerca de en su visión del Mundo la muerte fuera la madre de la belleza.
Ante la belleza no solamente cabe la prehunta de Dostoievski, cabe también, al menos en mi ignorancia y asombro, el deseo de la quietud y el silencio sobre todo pasado el flechazo de la seducción inicial.
Amiga Asun: Es bueno tener un espacio como este de Atrio y, aunque mi apreciación no represente mucho, te aseguro el aprecio de tus contribuciones. Un abrazo cordial.
¿Pero cómo vamos a saber lo que es la muerte, siendo la vida aún no vivida y siendo la vida algo que se vive, sin saber claramente nada de ella?
Viviendo llegamos a esta vida sin conciencia ni de cuando, ni como, y así vamos empalmando en el fugaz presente, el pasado y el futuro, quedando en nuestra mano optar solo por algún que otro modo.
Ante de lo que nada sabemos ni podemos saberlo, bien vale la pena el que , teniendo que creerlo, queramos libremente querer lo que esperamos sea mas que bueno.
Porque, si certeza tuviéramos de de alguno de los modos, bueno fuera esperar el cierto, pero habiendo de creer sin impedimento absurdo, ¿por qué no llenar de esperanza el sucesivo presente para un FUTURO lleno?
Si humana ha de ser la fe, aunque Dios nos la regale ¿Por qué no vivirla plenamente mientras la vida no se acabe?
¿Acaso el divino Padre, que imposibles no pide, no nos va regalando, como instinto, que apreciemos ahora su don, confiando en que a El le corresponde lo que aún no nos concede?
Por ello es grato y muy bueno, irnos convenciendo de que: hay muerte, pero… no hay MUERT*S.
Gracias a ti, George, en realidad a todos y todas que lo hacéis posible.
Un abrazo abierto e inclusivo.
Amigo Eloy: Agradezco tu comentario.
Permíteme, por favor, compartir y solamente tratando de hablar en tu misma línea de pensamiento, alguna experiencia similar. En efecto, me parece imposible retrospectivamente hacer una lista siquiera breve de la catidad de personas que en algún momento de tribulación, por ejemplo, en Cuba durante los años más duros de mi juventud, me sonrieron o trtaron de ofrecerme algún apoyo accidental, gratuito, en situaciones puntuales y muy seguramente sin saber lo que me ocurría porque no era entonces una buena idea explayarse con desconocidos, aunque y sobre todo si parecían empáticos.
Del mismo modo o parecido no sé las veces que me ha sorprendido la actitud o la respuesta de alguien a quien solo he sonreido o saludado, posiblemente de modo reflejo, el habitual “buenos días”. Esto me sugiere que quizás yo respondiera del modo que me han respondido dichas personas (no lo recuerdo con certeza, pero siento y pienso que sea una respuesta muy humana la de tardar en reaccionar ante lo inesperado) a aquellas otras de entonces, que gratuitamente me saludaban o me demostraban empatía cuando yo no era quizás receptivo o sensible, o estaba absorto en mis propias cavilaciones.
George R. Porta, gracias.
Intento contestar a lo que planteas.
Mi comentario no quiso ser limitativo, sino inclusivo.
Quise trascender al ámbito familiar de los hijos al que me pareció que tú te referías explícitamente.
Limite la observación a los conocidos (reales o virtuales) quizá con error, y por ello no me importa extenderlo a los desconocidos, porque seguro que también de ellos me llegan cosas buenas aún sin saberlo.
Gracias.
Amiga Asun: Pudiera suscribir tu comentario sin reservas y permíteme agradecértelo con un saludo cordial.
Amigo Eloy: No comprendo tu comentario sobre todo la especificación de los conocidos. De cualquier modo te ofrezco un saludo cordial a ti también significativo dl deseo de que logres lo que te propones en tu vida.
¿Y qué es la muerte? Me dicen los cuatro vientos.
Venir por donde se vino. Que no se queda aquí nadie para narrarse a sí mismo.
Las dudas e incertidumbres cobran espacio infinito, naciendo a lo que no muere, por sentirse sostenido.
Agradecer sin saber en un ritmo que respira y nos une al universo: confianza que no espera ni se rellena en deseos.
La vida penetra todo y nos engañan las formas, que los ojos delimitan poniéndole dos nombres: nacimiento y muerte.
La vida no es mi vida, por mucho que yo lo crea y con fuerza lo repita, pero sí que me conecta con lo que creo no- vida: Con los que sufren de mi ignorancia imponiendo mi torpeza. Torpeza que es de todos y la ignorancia refuerza, cambiamos los escenarios, reforzamos sus destrezas, y no viéndola más que en otros, la injusticia se hace dueña con las puertas bien abiertas.
Amigo George R. Porta, los “conocidos” que han de sobrevivirme no son solo hijos y nietos, son todos aquellos con los que he tratado (real o virtualmente) y que de una forma u otra, a favor, en contra o con indiferencia ante mis creencias y aspiraciones, ante mi esfuerzo explícito e incluso, en su caso ante mi indolencia, han contribuido a forjarme, quisiéralo o no, en la realidad de lo que ahora soy, pienso y creo.
Quizá yo también les fui dejando un rastro de lo mío que ha contribuido a forjar lo suyo.
Hay algo que cabe destacar, para mí, como eje del sentido de la vida: “porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber..”
Esto que voy a comentar no persigue el objetivo ni es una reacción automática a lo que Oscar y Eloy escriben. Este es un tema extraordinariamente importante para mí. Creo en el valor de la esperanza abandonada lo posible y desconocido que solo es predecible por el deseo. Así he estado viviendo ya por algunos años y deseo poder seguir viviendo así hasta que cese mi morir.
Lamento los robos y las violaciones espaciales que han sufrido Oscar y Olga. Celebro su entusiasmo por la vida y su coherencia filosófica. (Oscar como siempre me lleva cinco años, pero no me importara regalarle algunos de los de mi futuro, sinceramente Oscar y otros tantos a Olga o a quien los deseara).
También celebro que Eloy valore la oportunidad de vivir. Deseo que pueda legar aquello que desee y describe: “la esperanza, en lo trascendente, que pienso va muy unida , desde mi perspectiva, al “sentido de la vida” que , con aciertos y errores, valentía y desfallecimientos, ha sido siempre un Norte con el que he procurado orientarme“. Y lo deseo también sinceramente.
Quizás se trate de lo único que me reprocho: No tener hijos/as aunque lo digo con cautela porque desafortunadamente conozco muchos casos que han pasado por la terrible experiencia de perder hijos/as o por la de tener que ser testigos de su destrucción por la droga, el crimen, etc.
Una buena amiga me ha atribuido depresión y pesimismo al leer lo que escribí en este hilo. No me siento triste, simplemente mirando a la miseria tan repartida injustamente, he perdido la noción de que la vida, engeneral como la experimentan esas enormes capas de población por doquiera en el Planeta, sea siempre un regalo. Pienso en mis pacientes psicológicos. Piensos en aquellos que se suicidaron (afortunadamente pocos) con el pasar de los años porque la vida parece que se les hiciera insoportable. Hay algo muy bueno en ser objeto de compasión sin aprovecharse de ello y para eso sirve casi todo el mundo, en efecto, diría que una abrumadora mayoría de personas. Por la misma razón hay algo muy bueno en compadecer gratuitamente, agradeciendo hasta la oportunidad de compadecer. Pero me parece igualmente justo desapegarme de todo no con ánimo budista, sino en función de una esperanza abierta a lo que no soy capaz de barruntar siquiera con ningún grado de certidumbre.
Hola!
Está escrito para Atrio (mi Perfil) y en su momento terminaba así:
* Casi al cumplir 75 años se da un porrazo que le revienta la cadera. Alguien del Espacio se conduele y le escribe a Duato, Jefe de Atrio.org, quien “pícaramente” le remite la condolencia con Dir. de Correo de la condolida.
* Correo va; Correo viene: Visita va; Visita viene. Desde hace casi 20 meses vive feliz en Santiago de Chile con la condolida.
* Y ahí sigue yendo todavía!
* ¿Cuánto le quedará de cuerda?
………………………..
De esto debe hacer unos 2 añitos.
Había terminado mi casita en Bs. As. y pensé que –“¡Ya basta, es la última”–
Y ahora me encuentro que sigo construyendo (lo que el Constructor abandonó) y reparando y aguantando los ya 4 robos que nos han realizado en la casa (con corte de alambre de cercado y antenoche el destrozo de la puerta de entrada.
Ya tengo rifle. Estamos en busca de un perro guardián.
¿Se estará aflojando la cuerda?
¡Veremos! Acá nos sentimos bien y fuertes. Recuperamos el sabor de los frutos de huerta, el aire puro y el sol constante y amigable.
Mi familia en Bs. As. (hijo-nuera y mellizos de 10 años) luchando bien y felices.
Me re-eligieron Secretario del Curerío casado de la Federación Latinoamericana porque los quiero y nos queremos. Gente buena. ¿Qué más, no?
¡Viva la Vida! – Oscar.
………………………
PS.: Mi “culatazo” orteguiano pareciera ser leve como el de mi rifle!
Hola!
En una conversación de Fernando Vela (Secretario de la Revista de Occidente) con su Director Ortega y Gasset, cuenta (OCT4,386) cuenta que éste le dijo:
– “¡Hombre! Me obliga usted a leer lo que he escrito. Eso no lo he hecho casi nunca. Obedece a que me importa ante todo el futuro. El pasado solo importa desde y para el futuro. La memoria no es sino el culatazo que da la esperanza.
– ¿Y entonces los viejos? En los viejos el recuerdo vive por sí mismo porque no hay esperanza.
– Claro, eso apoya mi idea. Eso quiere decir que la vejez no es sino culatazo. Es que la vida ya se ha disparado toda”-
(el texto es de 1932; Ortega tenía 39 años de edad)
Este artículo es parte de una vida, o mejor, de una reflexión sobre una vida: la del autor.
Y como reflexión vital la puedo entender muy bien. El tema que trata no me es ajeno porque muchas veces a lo largo de mi vida he tenido ocasión de reflexionar sobre la muerte.
Y quizá la he tenido cerca, pero cuando esto sucedió quizá no siempre fui consciente del riesgo.
En todo caso, en esos momentos críticos ,y ahora, he mantenido la esperanza de lo trascendente.
Cada vez valoro más la oportunidad de vivir y disfrutar de los “momentos”.
Me gustaría tener la capacidad suficiente para poder legar a los que me sobrevivan la esperanza, en lo trascendente, que pienso va muy unida , desde mi perspectiva, al “sentido de la vida” que , con aciertos y errores, valentía y desfallecimientos, ha sido siempre un Norte con el que he procurado orientarme.
He vuelto a leer lo último que comenté en el hilo sobre Venezuela y , con respecto a la carta de los teólogos a Obama.
No es indiferencia lo que hace que no me interesen los políticos y la política y la patriarcal Patria, etc., y lo que me haga mirar con tanto escepticismo las gestiones filantrópicas que posiblemente otras personas sinceramente desean y sienten que deban emprender.
Después de leer a Sacks me aparece aún más claro que quizás aunque mi vida no es comparable a la alguien como Sacks ni mucho menos, en cuanto a longevidad mi vida deba ser breve como la de Humes (no comparación en mérito con la éste tampoco).
Quizás por eso vengo sintiendo este desapego con respecto a la religión y la actividad protagonista. He sido siempre de temperamento apasionado y vehemente, de joven muy impulsivo, de mayor más bien lo contrario, reflexivo, lento, distante excepto de mis pacientes, de mi familia y de los amigos/as que siempre me han durado (he perdido muy poco/as, quizás cuatro al menos por mi parte de la amistad).
Ha sido bueno leer la reflexión de Sacks. No siento miedo a la muerte y hasta la miro con la esperanza de que no se tarde ni sea demasiado difícil. Mis años de trabajo en cuidados paliativos y terminales, mis pacientes murientes me enseñaron un poco del arte de morir y de la necesidad de desapegarse o de proponerse desear el silencio y la soledad como una especie de metáfora anticipatoria.
Quizás por eso me sienta confortable rechazando toda certidumbre dogmática, absoluta, incuestionable.
El reino de la duda se me ha vuelto el espacio de la esperanza a pesar de los riesgos que implica: Que no haya nada del otro lado de la conclusión de este morir que para mí no ha sido relevante y que estoy seguro de que, en mi caso, no haya cambiado mucho la realidad que le ha venido rodeando.
La única cosa que puedo en alguna medida reconocerme es haber deseado e intentado acompañr lo mejor posible a quienes agradezco que me permitieron acompañarles. Agradezco esa oportunidad tanto cuanto agradezco que su necesidad de compañía me concediera compañía a mi vez. Y, desde luego, no pudiera (ni me atreviera por una noción elemental de justicia) listar a todas las personas de las que he recibido bien y tanto además de mi familia.
Voy a dejar de morir cuando sea, no lo sé, sin hijos, sin una familia propia, sin mi cultura de origen, sin riquezas, sin sabiduría…y quién puede saberlo, quizás desmemoriado. Eso ha de hacer mi “tránsito” ligero o al menos así lo espero. No comprendo por qué cesar de morir tiene que ser una experiencia triste más allá de anticipar la ausencia de tanta gente amable y amada, tan cercana, en ambos sentidos de mí y hacia mí.
Deseo que la confianza que he puesto en la posibilidad de la resurrección no haya sido vana, no solo por mí mismo (aprecio la vida, mi vida como haya sido y como termine) pero porque la anticipo mejor, si no por otra causa, porque ya no consistirá en este morir y laborar “sudando”; sino porque también pienso en cuan injusto fuera que quienes hayan llevado una vida menos buena que la mía, bajo el peso de la opresión, el rechazo, la miseria, las enfermedades, las limitaciones que impiden conocer y pensar y comunicarse y disfrutar de la belleza, se hundan en la noche de la eternidad, sin haber disfrutado al menos tanto cuanto he podido hacerlo yo. Realmente no hay ninguna experiencia más benigana que la de poder agradecer y agradecer mucho. Agradecer hasta la oportunidad de dar y dar lo que se sea capaz de dar.
Gracias a Antonio y a Atrio por este hilo.