Extraordinaria carta de cinco teólogos y obispos.
Donde las referencias a Jesús e, incluso, al demonio cobran pleno sentido.
Su Excelencia
Presidente Barack Obama
La Casa Blanca
1600 Pennsylvania Avenue N.W. Washington, D.C. 20500
Estimado Presidente Obama,
Le saludamos como a un hermano en Cristo Jesús nuestro Señor, con amor y respeto, en cumplimiento del mandato que debemos amar incluso a aquellos que se comporten como enemigos contra nosotros.
¿Qué le pasó a usted, querido hermano? ¿Qué fue de ese valiente e inteligente Obama que en 2008, y a lo largo de su campaña presidencial, habló de cambio, cambio verdadero, en el que la gente pudiera creer? Usted inspiró esperanza a millones de personas, tanto en los EE.UU. como alrededor del mundo, incluyendo a nosotros.
Recordamos las encuestas de opinión que registraban un número peligrosamente significativo de afroamericanos que no estaban a favor de su elección, pero no porque no les gustaran las cosas que decía y prometía. Ellos le amaban demasiado. Ellos no querían que usted fuera asesinado por el complejo militar-industrial-financiero en caso usted tuviera la valentía para seguir adelante con su visión y su promesa de que los Estados Unidos retornase a la comunidad humana. Es decir, impedir que los EE.UU. siguiera comportando de una manera que solo generaría guerras más y más grandes hasta el punto de eliminar a nuestra propia especie humana.
Usted personalmente sabía que Estados Unidos era el país más odiado en la historia del mundo por su arrogancia y su diabólico objetivo nacional de dominación de espectro completo. Contrariamente a lo que fue el caso de dirigentes como Ronald Reagan y George W. Bush, que nunca jamás fueron acusados de ser inteligentes, usted es claramente una persona inteligente. Además de eso, mostró signos de tener muy arraigados valores éticos y morales y adhesión a los principios y valores proclamados por Jesús y, de hecho, por todos los grandes líderes espirituales del mundo, independientemente de su religión.
Lo que nos impulsa, querido hermano, a escribir esta carta es su extremadamente vergonzosa Orden Ejecutiva del 9 de marzo 2015 declarando una emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de los Estados Unidos planteada por la situación en Venezuela. No podía dejar de recordarnos de una Orden similar emitida por Reagan hace más de tres décadas para tener las manos libres para el lanzamiento de su guerra de la Contra, contra su más que legitima Revolución Sandinista en la década de 1980. Decimos vergonzosa y extremadamente hipócrita, pero también su Orden Ejecutiva es una flagrante violación del derecho internacional por constituir una amenaza del uso de la fuerza contra Venezuela y, al mismo tiempo, servir como estímulo a sus lacayos venezolanos a continuar en sus esfuerzos para desestabilizar el país.
Usted debe saber, querido hermano, que en América Latina hay un creciente sentimiento de unidad y solidaridad en lo que la gente de la región considera su extendida Patria Grande indolatinoamericana-afrocaribeña.
Mientras rechazamos totalmente su arrogante e intervencionista Orden Ejecutiva, le instamos que vuelva a Jesús, a la fraternidad, la solidaridad y la paz y a que, de una vez por todas, rechace los demonios de la codicia, de la guerra y de dominación sobre nuestra planeta.
Usted seguirá estando en nuestras oraciones por usted, sus seres queridos, su país y nuestro mundo. La asombrosa gracia de Dios no le faltará sí usted no le da la espalda a Él.
Amor y bendiciones,
Miguel d’ Escoto Brockmann, M. M.
Nicaragua
Leonardo Boff
Brasil
Obispo Pedro Casaldáliga
Brasil
Obispo Thomas Gumbleton
EE.UU.
Ramsey Clark
EE.UU.
Cc. Papa Francisco
Efectivamente, Pepe Blanco, como autor de la entradilla reconozco que esa lectura metafórica al término demonio y diablo, que la RAE expresamente reconoce, se puede hacer tanto cuando hablan esos teólogos que cuando habla Bergoglio.
Debo reconocer que a mí también me choca oírla tantas veces en sus labios. Y reflexioné sobre ello a raíz de un vídeo en el que hacía una catequesis a niños de una parroquia de suburbio en Roma (si interesa la buscaré). Contraponía la riña y la amistad como cosas que proceden del diablo o de Dios. Y me dí cuenta que nunca se ha referido al diablo como una persona o un ángel rebelde realmente existente y actor desde fuera en la historia humana. Si no como un símbolo didáctico.
¿O tal vez sí que hay textos en que la acepción realista es inequívoca? No sé. Desde luego, según la tradición de la teología popular latinoamericana, Bergoglio tiene un gran respeto a la religiosidad popular que tal vez nos choca a quienes queremos que toda la teología pase por el filtro de un pensamiento moderno desmitificador. Mi duda es: ¿hasta dónde debemos llevar este criterio y luchar contra todo lo que no es comprobado históricamente, como la devoción popular al Pilar de Zaragoza o la oración de petición, con mediadores o no?
Yo opino que lo que debe existir es un pluralismo de expresiones de fe y creencias, aunque lo esencial es que todo se dirija a una mayor exigencia de apoyar la libertad, la justicia, la libertad y la solidaridad en la humanidad. Y en ese sentido “me cae bien”, al menos por ahora, el papa Bergoglio.
No encuentro ninguna referencia al demonio en la carta. Solamente el uso del adjetivo “diabólico”, aparentemente con el significado de ” perverso” (DRAE) y la expresión “rechace los demonios de la codicia, de la guerra y de dominación sobre nuestra planeta”, donde la palabra” demonios” parece usada con el significado de “obsesión persistente y torturadora” (DRAE).
Si con el comentario de la presentación se buscaba justificar de alguna manera, o suavizar, o untar con mantequilla las referencias de Bergoglio al Diablo, me temo que el objetivo no se ha conseguido… 😉
He escrito en dos partes para ser menos cargoso Hum!
Permítaseme, sin embargo opinar que desde fuera de las situaciones lo procedente fuera exigir la solidaridad del pueblo norteamericano, de los religiosos norteamericanos, de los teólogos y filósofos norteamericanos y de todos los residentes en los EE UU, documentados o no, creyentes o no. Se trata de un problema de humanidad no de nacionalismos o regionalismos.
Obama no ha actuado en sus períodos ni como “buen” político y menos como cristiano. La política no puede ser sino eso, política. Ni siquiera puede haber una política liberadora. La base de la política es la convicción filosófica o ideológica.
Obama tampoco ha actuado como demócrata ni siquiera en el sentido de pertenecer a ese partido político: Su cantinfleo político (con perdón de Mario Moreno) ha sido predeciblemente proverbial.
Parece que praxis política e ideología religiósa no sean realidades complementarias. La religión es función de la política y nunca pudiera realmente legitimarla. La política no es función de la religión. En materia de política (por lo tanto de religión) no se puede ser “justo” porque no se puede actuar contra el contexto referente sin infligirse daño. Los políticos pueden ser auto-destructivos pero no sacrificados como “alter Christi”. Como en política, los religiosos no actúan contra su institución religiosa porque la persona religiosa siempre cree ser más legítima que las demás. El ecumenismo es una estrategia casi táctica y posiblemente hipócrita en la medida que se niegue su naturaleza “política”. La pobreza y la opresión solo pueden ser eliminadas no negociadas y de ahí que no puedan ser objeto de diálogo y posiblemente sean las dos únicas contradicciones antagónicas comunes a todos los sistemas políticos conocidos o existentes.
Sólo la persona puede ser justa. Consecuentemente un grupo de personas actuará en justicia solo en la medida que sus integrantes lo hagan. De ahí la significancia jesuánica de la praxis personal (testimonio para validad la palabra) al dar una medida para reconocer la identidad cristiana (Nuevo Mandamiento). Esa hace inmoral al proselitismo y espurias o injustas a las “facciones” cristianas.
El gesto de estos teólogos debe estar bien intencionado pero adolece de al menos un defecto para mí importante. No tratan de echar claridad sobre la hipocresía política de Obama. Se sorprenden y le reprochan desilusión o desengaño. ¿A estas alturas del partido? No se defiende una causa política sobre la base de la conciencia religiosa personal, sino con un argumento, en este caso, de legalidad internacional aunque ya se sepa que la legalidad sea contínuamente violada por los políticos.
¿Qué identifica a Obama como cristiano? ¿Cómo se puede ser ingenuo al punto de suponer o esperar que quien llegue a la cima del poder político en los EE UU, Rusia, el Vaticano o Cuba, o cualquier corporación privada o pública pueda funcionar con criterios éticos personales?
Los líderes corporativos, políticos, gubernamentales solo son responsables ante la Ley y no ante la Ética. Esa dualidad precisamente la crea la naturaleza confusa de la política. Por definición no puede existir una ética-política (oxímoron) si en el terreno de lo político hay que discernir la actuación según necesidad, negociación y consenso. En política el objetivo final es preservar y promover el sistema pertinente igual que en religión por ser ésta una función de aquella.
La política es pragmática y responde a los intereses del sistema en cuyo contexto ocurre. No veo cómo pudiera ser diferente y por eso afirmo que nunca lo fue ni lo será.
Confunde que se le llame a Obama cristiano y diferente de Reagan o de Bush o de cualquiera otro.
¿Qué pudiera convencer a la opinión pública de que si un ave parece un pato, nada como un pato y suena como un pato, se trata de un pato?
¿Tiene derecho un admirador o seguidor de Jesús a esperar un Mundo justo? La respuesta es no. Eso, sin embargo no lo libra de la obligación de actuar como si lo fuera, pero sin hacerse ilusiones vanas. A fuerza de compromiso solidario no de expectativas de efectividad. Eso es mejor dejárselo a Darwin y a los darwinistas.
¿Se sabe si los firmantes de esta carta invitaron a los teólogos de la Academy of Catholic Hispanic Theologians of the United States o Academia de Teólogos/as Católicos Hispanos de los EE UU y si los mismos/as se negaron a firmarla?
Criticar desde afuera es siempre inútil y solo satisface la propia conciencia utilizando la del otro. No me atribuyo ni justicia ni virtudes. Debiera quizás callar (Pepe Salas me lo “ordenó” en su momento y no le hice caso). Quizás la mía sea la situación del personaje del cuento que habiendo merecido el infierno deseaba alertar a sus parientes para que se convirtieran.
No soy pro-Obama. Nunca he votado ni votaré en elecciones si no conozco suficiente acerca del candidato. Nunca he podido conocer suficiente de un candidato para, con conocimiento de causa y en conciencia, poder votar por él o ella.
Sé que mi actitud sea criticable por muchos pero yo no creo en la “anti” ética del “doble efecto” ni en la suficiencia del discernimiento del “menor mal”. Rrechazo fundamentalmente los mismos como reglas de discernimiento. Por eso mi vida ha sido un fracaso.
Quien sepa a quién elegir y pueda en conciencia hacerlo que vote. Yo prefiero no protestar por la elección que hagan. No importa que me imputen ser un mal ejemplo de ciudadanía, patriotismo, etc. Todos tenemos zonas oscuras y esa es una de las mías. Jugar según las reglas de juego que sostienen el sistema es lo que sospecho que eligió Papa a Francisco. Yo no creo que sea una opción y me parece que Jesús mo podía aprobar ninguna opción política de su tiempo (ni religiosa) y por eso sucumbió. Pues bien. Sea.
¿Cuántas veces he escuchado que quienes votaron una vez maldigan haberlo aquella votación cuatro u ocho años después? Todas las veces desde que llegué a los EE UU y ha habido elecciones.