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Derechos humanos

Carlos BarberáPeter Sloterdijk es un filósofo alemán profesor en Karlsruhe, que en el año 1999  provocó gran revuelo con su obra “Normas para el parque humano”. Se trataba de una reflexión sobre la “Carta sobre el humanismo” de Heidegger y en ella el autor argumentaba paso a paso la inminente clausura de los protocolos teóricos del humanismo y sus condiciones de reproducción, sosteniendo que ese proyecto, inaugurado por Platón, ha resultado ser un fracaso.

Ya en un libro anterior había diagnosticado: “Declarar muerto a Dios implica, en una cultura condicionada por el monoteísmo, una dislocación de todos los nexos y el anuncio de una nueva forma del mundo. Con la muerte de Dios se elimina el principio de la pertenencia común de todos los hombres en la unidad de un genero creado… Con todo, el huérfano género humano ha intentado formular un nuevo principio para todos en un moderno horizonte de unidad: los derechos humanos. No es casual que fueran excristianos los primeros que se lanzaron a misionar con los derechos humanos” (En un mismo barco 1993)

En el mismo sentido el poeta y pensador Hans Magnus Esenzberger había argumentado que “la idea de derechos humanos se asocia a una obligación que en principio no tiene limites. Así se muestra un núcleo teológico que ha sobrevivido a la secularización”.

Estas reflexiones me traen a la memoria la antigua cuestión: ¿soy yo el guardián de mi hermano? Los autores citados aseguran que esta pregunta: carece de sentido: no existe tal hermano. Considerar que los humanos lo son es un “núcleo teológico” heredero de la tradición cristiana y judía que debe desmontarse una vez que Dios ha muerto definitivamente. No hay tales derechos humanos.

Quiere decirse que, pese a la aparente obviedad de las declaraciones de esos derechos, son muchos los que no los admiten o que los admiten con grandes reservas. Las mismas que tenían Voltaire respecto a los judíos (“una nación odiosa y enemiga de la humanidad”), Montesquieu respecto a los negros (“resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro”) o Rousseau para con las mujeres (“La mujer depende de nuestros sentimientos, del precio que pongamos a su virtud y de la opinión que nos merezcan sus encantos y sus méritos”).

Recuerdo que hace años, en un congreso de teología, el arzobispo de Argel refirió que, buscando un campo de trabajo conjunto con el islam, propuso el de los derechos humanos. La respuesta que recibió sonaba como sigue: Derechos sólo tiene Dios, no los hombres.

Mi consecuencia es que la aparente coincidencia universal en la aceptación de los derechos humanos no existe realmente. Por el contrario, son innumerables los escépticos respecto a su validez. Pero si esto es así ¿cómo puede hacerse que crezca el número de los convencidos?

La Ilustración pensó que la cultura, como instrumento de una razón universal, sería la partera del progreso. El marxismo defendió que ese papel correspondería a una política por fin digna del ser humano. Cuando la razón ilustrada y el marxismo han fracasado en gran medida, hay que buscar un instrumento nuevo y distinto. A mi modo de ver, es el convencimiento que van activando núcleos de militantes y que se va extendiendo a círculos cada vez más amplios. Pongamos un par de ejemplos: el trabajo de las sufragistas primero y más tarde de movimientos feministas cada vez más extendidos han dado un vuelco a la situación de la mujer en la sociedad y han cambiado finalmente la política y la cultura. Los grupos ecologistas, con su lucha decidida y persistente, han convencido a muchos y van llevando, pese a fuertes resistencias, a transformaciones políticas y culturales.

De igual modo, en mi opinión, ha de suceder con los derechos humanos. ¿Y quiénes han de ser sus militantes y voceros? La tradición cristiana ha aportado desde siempre un fundamento importante: todos los seres humanos son hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza. Más aún: Dios ha querido compartir su vida con la del género humano y al hacerlo ha derramado su espíritu en todos los vivientes. En ese sentido todos los seres humanos son iguales y cada uno goza de una dignidad inmarcesible.

Estoy convencido de que es esa idea la que ha engendrado un convencimiento que ha ido modelando las actitudes incluso de quienes no la comparten. Sin duda habrá quienes, como Voltaire o Montesquieu o Rousseau opongan muchas reservas e incluso buenas razones como las de Sloterdijk o Esenzberger. Y sin duda el reconocimiento teórico no pasará en innumerables ocasiones de ser una declaración bienintencionada sin efectos prácticos. Pero siempre surgirán aquí y allá personas y grupos y organizaciones y movimientos defensores de los derechos humanos y en concreto de quienes son excluidos de ellos..

Los cristianos deberían estar en esa vanguardia. Al fin y al cabo, ellos son los que están en el secreto de por qué los derechos humanos existen.

18 comentarios

  • George R Porta

    He mirado el documental YouTube de los nueve años de latragedia de Pasta de Conchos. Una dolorosa pero fructífera meditación de cuaresma para quienes viviendo lejos de esos puntos de dolor que pasan inadvertidos, nos quejamos de cosas sin importancia como si fueran catástrofes: El precio del gas, no poder comprar la ropa de ýltima moda, tener que posponer un viaje por la carestía del turismo, los céntimos en la variación del cambio de moneda, etc. Vale la pena mirarlo para dejarse sacudir por el dolor y la profundidad del abandono que experimentan todas estas familias. He sentido claustrofobia durante un MRI (Imagen de Resonancia Magnética) y reflexionar sobre cómo debe ser estar atrapado bajo las rocas y la tierra, consciente, y sentir el progreso de la asfixia me ha hecho sentir ridículo comparando ambas experiencias. Después la impotencia de las familias y la inutilidad de recurrir a las autoridades ya por tantos años sin obtener la debida investigación y la debida justicia, que debe ser otra forma de desesperante claustrofobia. Gracias por publicar este documental que debe ser difundido.

  • Asun Poudereux

    Por supuesto,  Rodrigo, que hay saltos cualitativos, que tú muy bien refieres, porque también les separa milenios y eso da para muchos cambios. Sin embargo, quería remarcar lo que viene después en el comentario, que del dicho al hecho hay mucho trecho,  e incoherencias que parecen insalvables.  No obstante no está de más que nos hagas  ver cómo las palabras pueden confundir y  engañarnos, aún sin pretenderlo.  Muchas gracias.
     
    Un fuerte abrazo.

  • Rodrigo Olvera

    Hola Asún
    Preguntas en que se diferencia la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Ley Mosaica (permiteme llamarle Ley Mosaica, porque lo de “diez mandamientos” es una clasificación arbitraria de la apologética cristiana, realmente en la mentalidad judía nunca fueron diez)
     
    Para mí si que hay diferencias entre decir   Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición y decir que es aceptable esclavizar a extranjeros y paganos.  Si hay diferencia entre decir  Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio y afirmar que una mujer está obligada a casarse con el hermano de su esposo si no tuvieron hijos.
     
    Me dirás que a eso te referías con la frase salvando las distancias de las culturas, épocas, mentalidades y niveles de consciencia; pero es que con esa operación de salvar (dejar fuera) las diferencias, obvio es que no hay diferencias!!!  En ese caso, tampoco habría diferencia entre la Biblia cristiana, la Biblia de Satanás, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Leyes de Núremberg sobre higiene racial (que incluían la eugenesia, esterilización forzada y prohibición de matrimonios racialmente mixtos), claro, salvando las distancias de mentalidades y nivel de conciencia entre ellas.
     
    Pero resulta que sí existen esas distancias y sí son significativas.
     
     
     
    Un abrazo

  • Asun Poudereux

    Acabo de darme cuenta que no envié este comentario tras leer  el post hace  diez días.
     
    Gracias por el artículo y vuestros comentarios tan valiosos.
     
    La Declaración Universal de los Derechos Humanos  que intenta reconocer la dignidad de toda persona, desde  la  laicidad,  me pregunto,  en qué se diferencia de los Mandamientos, por ejemplo, como ley y norma de entendimiento entre las relaciones humanas, salvando las distancias de las culturas, épocas, mentalidades y niveles de consciencia. ¿No se traduce siempre en la práctica en un intento continuo de huida hacia adelante al olvidar, excepto muy,  muy minoritariamente,  por el camino,   los compromisos  y las responsabilidades que conllevan?
     
    Tiene que haber algo de fondo que no se tiene en cuenta y pasa desapercibido,  para que, tanto los más antiguos como la más moderna declaración, no tengan el resultado y el reconocimiento en la práctica esperados.  Pues no es así, en general, ni  por los que los enuncian, ni por aquellos a quienes se les impone. No hace falta más que un recorrido rápido por lo que llamamos Historia de la Humanidad.  Unos pocos se imponen a los muchos con el paso del tiempo en todas las épocas y culturas,  y si han apelado y apelan en un inicio al bien común, el de todas y todos,  la inercia de lo fuertemente arraigado prioriza otra cosa: la proclamación del Imperio de la Ley, de la Propiedad  y del Poder,  ídolos, que a todo buen deseo y esperanza confiada,  escombran y eliminan de una simple pasada.
     
    Por otra parte, la educación y formación en principios de adoctrinamiento,  hasta qué punto funciona, si es que tal cosa funciona, me sigo preguntando.  Porque se ha comprobado que el modo de conocer a través de la razón sólo y únicamente, cojea, no impregna lo suficiente, es como cumplir sencillamente con el expediente a raja tabla. Y el proclamarlo desde la imposición  como lo único válido puede, también añadir ceguera y hasta locura, pero no genuina transformación y cambio estructural de lo anteriormente establecido. 
     
    Vemos por experiencia que no se realiza de manera  inmediata y directa lo que no se percibe en lo cotidiano y no se siente en el adentro, porque  no se ve como lo  esencial y nuclear de la sociedad en su conjunto. Por lo que se hace difícil, casi imposible,  que sea  visible,  cercana y al mismo tiempo callada su experiencia.  La experiencia, de lo que es compartido, ha de ser vivida, nunca  puede ser impuesta  a  los otros, ni desde el Occidente ni desde el Oriente, tanto a los niños como a los mayores y adultos. El despertar viene desde el  interior,  lo hace y produce la coherencia  en hechos  y acciones,  en un fluir continuo natural, que interactúa y la sentimos, la vivimos, unos y otros,  allá donde estemos y con quien estemos.
     
    Una actitud sencilla  ante la vida, un modo de ser y vivir que no se afinca en la dualidad, no se identifica ni descansa en ella, no crea separaciones  a pesar de la inmensa diversidad,  no se enreda en juegos de rivalidades de poder, sino que se descubre de manera inmediata y directa en nuestro adentro personal y compartido, que una y otra vez  reaparece,  se deja sentir, en lo que  se es y se vive,  en  nosotros y en y desde el otro y lo otro.  La educación y la formación son llevadas a la vida en coherencia y apertura a la experiencia directa e inmediata.
     
    Por tanto, considero que sin ahondar y sin experimentar lo anterior,  nuestra cultura tan evolucionada en muchos sentidos, en lo fundamental, sin embargo, sigue estando todo bastante enmarañado,   no deja de ser un camuflaje de sistema al modo feudal en el siglo XXI, que  se resiste a disolverse y  no para de emprender  de nuevo  la  huida en aspiraciones bellamente proclamadas,  que llama universales,  pero que,   sin haberse previamente, entre todas y todos los que conformamos el Planeta, compartido y dialogado realmente,   al final,   la inercia subyacente de rivalidades  las aparta, rompe, corrompe y posterga sin solución de continuidad,  mientras no se active y penetre en la vida diaria.
     
    Nos podemos seguir enfrascando en tendencias  religiosas o laicas,  como os guste más, pero sigo insistiendo,  que,  en lo que somos todos de fondo,  no hay  realmente tales diferencias, son simple y  llanamente  meros envoltorios y constructos con los que nos hemos identificado y apartado unas culturas de otras con religión incluida,  unos sexos de otros,  unas generaciones de otras y lo que es peor,  unas clases sociales,  con todas las razas incluidas, de otras. Hay todavía mucho miedo a perder lo que creemos es “nuestro”.  El  “Es Mío”  infantil  sigue teniendo muchísimo peso;  abrir bien los oídos y lo percibiréis en cualquier tipo de discurso, incluyo a todos. Hay un eco universal que no para.

  • Carlos F. Barberá

    Parece que he cometido unplagio sin pretenderlo. En realidad la frase venía en una resumen ciclostilo de una charla pronunciada por Reyes Mate en le presentación de un libro. No venía como cita de nadie y yo la copié tal cual. Podía haberla cambiado pero, al no tener como tal autor, la cipos tal cual. Debís ser más precavido, lo siento

  • Rodrigo Olvera

    Por razones de una tarea escolar que estoy haciendo sobre el desarrollo de la Teoría Crítica de los Derechos Humanos, acabo de leer un artículo de Adolfo Vázquez Rocca sobre la obra Normas para el parque humano. Sincronicidades de la vida, una valoración de la obra en ese artículo me causó mucho ruido, y de inmediato la asocié a la misma valoración que hace aquí Barberá. Regresé a esta entrada, y me llevé un fuerte disgusto.
     
    Comparen ustedes:
    Dice Barberá aquí:  Se trataba de una reflexión sobre la “Carta sobre el humanismo” de Heidegger y en ella el autor argumentaba paso a paso la inminente clausura de los protocolos teóricos del humanismo y sus condiciones de reproducción, sosteniendo que ese proyecto, inaugurado por Platón, ha resultado ser un fracaso.
    Dice Vázquez Rocca (artículo publicado en 2009): En ‘Reglas…’ Sloterdijk argumenta paso a paso la inminente clausura de los protocolos teóricos del humanismo y sus condiciones de reproducción. El escándalo contemporáneo demuestra que ese proyecto, inaugurado por Platón, resultó un fracaso
     
    (énfasis en Itálicas propio)
     
    Ya sé que este blog no sigue los criterios estrictos de otro tipo de publicaciones en materia de citas, referencias y prevención de plagio; pero sería bueno invitar a quienes escriben/escribimos entradas a cuidar no presentar como propias las frases de otras personas.
     
    Saludos
     

  • George R Porta

    ¿Por qué el autor propone que los cristianos deben integrarse a la lucha por los derechos humanos si además afirma que, en efecto, los mismos se deban a la tradición cristiana en tan gran parte?
     
     
    La respuesta es simple: El autor sabe que sea incierto que la lucha por los derechos humanos se deba a los cristianos ni que los cristianos sean más o mejor capacitados para comprender la importancia de esa lucha. Baste recordar la coalición de luchadores de toda procedencia en ela resistencia clandestina contra el nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
     
     
    Este enlace conduce a la descripción de una iniciativa de la Hermanas de la Misericordia (unas monjas norteamericanas) luchando contra la Escuela Militar de las Américas (Fuerte  Benning, Georgia) que ha formado a los cuerpos armados represivos de infame memoria en Nuestramérica:  http://www.sistersofmercy.org/espanol/recursos/abogar-por%20la-justicia-social/nuestras-iniciativas/escuela-de-las-americas/
     
     
    Aunque se trata de una valiosa iniciativa, si se mira a la paupérrima aplicación de la Doctrina Social Católica en los EE UU y en los países de mayorías bautizadas en el catolicismo, es fácil comprender que la Iglesia Católica (en conjunto jerarcas y seglares) no practique lo que predica al respecto de los derechos humanos.
     
     
    Juan Pablo II y Benedicto XVI de manera muy agresiva defendieron el carácter cristiano de Europa, no obstante en el presente reina la desigualdad de valoración de los hombres y las mujeres en una serie de parámetros sociales. Este enlace muestra un resumende : “Panorámica Latinoamericana” que se autodescribe como una plataforma informativa, de investigación y análisis, especializada en las relaciones birregionales Unión europea-América Latina y Caribe o CELAC-UE” cuyo objetivo sea “lograr mayor acercamiento, entre estas regiones y…constituyen una entidad privada,  no partidaria” si bien reconoce que siga “los trabajos del Vaticano que están cambiando de manera transcendental la sociedad mundial con el latinoamericano Papa  Francisco” : http://www.panoramical.eu/union-europea/la-desigualdad-entre-los-hombres-y-las-mujeres-en-la-ue/

  • Román Díaz Ayala.

    Resulta siempre muy gratificante que el autor de un post intervenga en los comentarios. Y tratándose de  alguien que es introducido como parte integrante del “Equipo Atrio”, entonces se hace recomendable.
    La doctrina sobre los Derechos Humanos ocupó el centro de la llamada “Filosofía del Derecho”, y tras los Juicios de Nueremberg, fueron introducidos en la jurisprudencia internacional. Estamos viviendo de esas doctrinas a través de las Instituciones Internacionales y organismos creados. como Tribunales y Cortes  Internacionales, o Las Naciones Unidas sin ir más lejos.
    Pero no deja de ser de  un perfil europeo occidental, cuya civilización hunde susraíces en nuestra tradición judeo-cristiana.
    Aquí en España ( no me canso de repetirlo) durante cuarenta años ( antes y después de la II Guerra Mundial) nos vimos impedido de sufrir en propias carnes  la profundidad de la crisis de la Modernidad, por lo que nos acercamos a estos problemas casi siempre  de una manera académica o de curiosidad intelectual, como si hubiésemos estado viviendo fuera de Europa durante siglos.
    Creo que el argumento que identifica los derechos humanos con la doctrina cristiana, sólo por el hecho de unas mismas raíces y fundamentos civilizatorios, tal arguento es muy débil dado que la seculalrización más propia de nuestro cristianismo latino (La Iglesia Latina de Occidente) no sólo es anterior a la Ilustración ( siglo XVII) sino que es un producto de la Teología (filosofía) Medieval que hacía separación de lo divino y de lo humano como entes de razón.

  • pepe blanco

    Le agradezco a Carlos Barberá que haya aportado algo acerca del tópico del fracaso de la razón ilustrada, interpretación con la que personalmente no estoy de acuerdo, por muy lugar común que sea en ciertos ámbitos.
     
    Es un asunto que me parece importante y que me gusta. Intentaré sacar tiempo para escribir algo sobre él, aunque en este artículo solamente sea una idea colateral.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Leo del Autor:
    ” Algunos la encontramos en la tradición cristiana.”

    Pregunto:
    ¿La “Ilustración” no pertenece, acaso, a la Tradición cristiana?

    Históricamente aparece en un contexto socio-histórico “cristiano” ¿no?

    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Carlos F. Barberá

    Nunca sé si el autor de un artículo debe contestar a sus críticos o no. En las líneas que siguen pretendo argumentar muy brevemente lo que yo creía que era un lugar común, el fracaso de la Ilustración.

    Es cierto que la razón ilustrada ha dado lugar a enormes avances científicos y tecnológicos pero ya la escuela de Frankfurt puso de relieve que esa razón se había convertido en una razón instrumental, causante de las desgracias que han azotado al siglo XX, el más sangriento de la historia de la Humanidad. La misma crítica viene de los “posmodernos”, que dan ya por clausurados los “grandes relatos” de la razón ilustrada y dan gracias por ello. Idéntica postura es la de los llamados “comunitaristas”, pensadores anglosajones de fines del siglo XX (McIntyre, Charles Taylor) para los que la autonomía de la razón fundada en sí misma ha desembocado en el “emotivismo” en el que todo vale. Ya no es la razón ilustrada quien sirve de guía sino las consecuencias del pensamiento de Nietzsche.

    Sólo hay que mirar en torno para ver una moral de la violencia, de los nacionalismos agresivos, del aprovechamiento personal.

    Ante esta situación es necesario y urgente buscar una nueva fundamentación. Algunos la encontramos en la tradición cristiana. Otros deberán buscarla en otro lugar. Yo estoy dispuesto a escucharlos.

  • pepe blanco

    Los cristianos deberían estar en esa vanguardia. Al fin y al cabo, ellos son los que están en el secreto de por qué los derechos humanos existen.
     
    Pues para ser los que están en el secreto, resulta sorprendente que los cristianos católicos, institucionalmente, aún no los hayan firmado ni asumido.
     
    Además, resulta que los que no son cristianos no están en el secreto de por qué los derechos humanos existen. Vaya, que se los aprenden de memoria sin entender ni su origen ni su significado. ¡Jesús, qué cosas hay que leer! El otro día era que solamente el evangelio puede solucionar la crisis económica, social, cultural e histórica. Hoy esta joya sobre los derechos humanos. Voy a empezar una colección de citas inolvidables de la soberbia cristiana.
     
    Y no podía faltar, claro, una mención al fracaso de la razón ilustrada, esa idea que tanto le gusta a los creyentes pero ninguno explica a qué se refiere exactamente.

  • George R Porta

    Recuerdo el ejemplo que Martí puso del decoro: La Llama de Los Andes que según él la conoció no tolera el exceso de carga y se echa al suelo hasta que la liberan de la sobrecarga.

    La belleza de la naturaleza y su fuerza abrumadora me resultan indicadores de que haya una benignidad y una dignidad propia y quizás ontológica, propia de la esencia del ser y por eso omnipresente, hasta en la mesura de los animals que solo comen hasta saciarse o de las plantas que se curvan para reclamar su rayo de sol y no incurren en el espacio ajeno o del terremoto que solo reverbera hasta descargar su energía tectónica.

    El ser humano que debiera estar informado de esa tal dignidad natural, curiosamente, tiene como exclusivo la posibilidad de desbordarse. La cultura consistiera, escuchando a Olga, en que aprendiese de su entorno y aceptara la muerte en paz pero viviera únicamente en paz, como el resto de la naturaleza.

  • olga larrazabal

    El ser humano es gregario, no puede vivir solo, necesita de la sociedad humana por mucho que defienda sus derechos individuales.  Si no fuera así, no tendríamos un lenguaje, no obedeceríamos a la cultura creada en común que modula nuestro cerebro junto con algunos instintos, porque somos más cultura que instintos, pero ambos están ahí.  Así hemos evolucionado durante millones de años, cuando nos separamos de los simios para seguir un camino singular. De este modo podemos crear sociedades estables en el tiempo, que pueden ser tipo hormiga o abeja, en que la pirámide jerárquica  de amos y esclavos se ha convertido en instinto fosilizando a estas especies.
    Así las sociedades creadas por la Europa “Kurgan”, desde hace mas de 5000 años, ha sido de tipo militarista y feudal, de conquista y saqueo, con un Dios alejado, con rituales de sacrificio, con una clase sacerdotal, y este tipo de civilización, eficiente para la guerra, justificador del saqueo el asesinato y la violación nos ha llevado al desastre en que estamos ya que la han aplicado a toda la humanidad.
    La contracorriente  que poco a poco  le da derechos mínimos a las personas, del sexo que sean, solo por ser personas, que puede haber sido idea de Buda , de los Profetas o de Jesús, ha ido creciendo hasta perder autoría, y muestra que puede existir una sociedad más estable, más amable, si existe algo que se llama amor, respeto, bonomía, buen trato y esto pasa por lo que llamamos Derechos Humanos.  Y estos derechos no son una locura idealista, son algo que se puede cultivar en los seres humanos, que naturalmente son creaturas amorosas, según dicen los biólogos, y no asesinos seriales, los cuales serían solo una excepción debido a problemas orgánicos, no a una ideología.
    A nadie le gusta vivir rodeado de cercos eléctricos y con una metralleta en la mesilla de noche.  Nadie espera que su cónyuge lo asesine mientras duerme o que su vecino le viole a su mujer y la venda como esclava, y para eso hay que aceptar que el camino más corto para lograrlo es que se establezcan derechos básicos igualitarios para todos y se normen las diferencias.  Que la confianza prevalezca por sobre la depredación, que se acepten lo que se llama “Derechos Humanos” con el mismo respeto que otros aceptan los Mandamientos, que en su tiempo fueron la cartilla de derechos humanos.
    Pero para eso las religiones, que tienen un impacto emocional sobre la población, debieran aceptar el derecho de los humanos a darse leyes adecuadas a los tiempos y no pensar que todo ha de encontrarse en algún libro escrito hace 2000 años y seguramente mal interpretado y peor traducido.
    La particularidad del mundo y de la sociedad humana y de sus individuos, es que tal como el resto de la naturaleza es evolutiva y obedece a los estímulos que los rodea, y además en el caso humano, a los pensamientos de este complejo cerebro del cual estamos dotados.  Y estos pensamientos pueden ser inteligentes y amorosos o perfectamente ilógicos y agresivos, y esa elección queda en nuestras manos y en parte esta elección es producida por la educación o los estímulos que hemos recibido desde nuestra concepción.
    Y aquí está la contribución individual que hacemos con nuestros pensamientos y acciones a nuestro entorno social.
    Como sugirió el Dalai Lama en una entrevista acerca del hecho que los occidentales no tengamos disciplina en el control de nuestros pensamientos, y por lo tanto de nuestras emociones, aprendiendo a rechazar los pensamientos reactivos y violentos que estimulan emociones negativas y llevan a acciones idem.
    Y un ejemplo triste está en los caricaturistas franceses que fueron asesinados. Ellos se dejaron llevar por la actitud de ironía y desprecio al reirse del prójimo haciendo caricaturas de lo que era sagrado para otros, que tampoco han aprendido tolerancia y actúan violenta y reactivamente y el resultado fue un asesinato masivo.
     
     

  • George R Porta

    Parece que se pueda afirmar que los Derechos Humanos no sean respetados universalmente pero al menos son conocidos universalmente y nadie en realidad se atreve a cuestionar seriamente la validez de los mismos. Pedro quien los niegue, los viole o los olvide yerra inexcusablemente.
     
    Parece que la dignidad humana se la raíz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y no al revés. Los Derechos Humanos no confieren dignidad a la persona. La reclamación de justicia por parte de quien ha sido perjudicado es anterior al cristianismo y posiblemente sea tan antigua como lo humano.
     
    En el caso de los pobres y oprimidos, porque carecen de poder, dichos derechos son aún más la articulación de su dignidad humana porque es lo único que poseen. Aún y, sobre todo, en cada situación en la que dichos derechos son violados o renunciados para sobrevivir.
     
    La Iglesia tardó en reconocer la Declaración de Derechos. Más aún, sigue violando en determinadas ocasiones (por ejemplo en cuanto al rol de la mujer en las decisiones de gobierno) y en cuanto al carácter inapelable de ciertas decisiones jerárquicas que los seglares no podemos siquiera cuestionar (la infalibilidad del Papa, la examinación y condena unilateral de opiniones teológicas, la revisión de la necesidad o validez de definiciones dogmáticas que son abiertamente irracionales al menos en su formulación); o en cuanto a la ausencia de mecanismos adecuados para ejercer derechos que el Concilio Vaticano II reconoció como el de los seglares a comunicarse con los Obispos libremente.
     
    Más aún la condena sistemática durante el pontificado de Juan Pablo II y la persecución de los teólogos de la liberación y de los sacerdotes, religiosas/os, y seglares enfrascados en la lucha por defender modos socialistas de gobierno o de organización obrera, fueron y aún dejan sentir la identificación de una cierta parte de la alta jerarquía eclesiásticas con las clases dominantes u opresoras en muchos países donde la jerarquía debiera ser la primera en defender a los pobres y oprimidos.

  • mª pilar

    Desde el principio del ser humano (ahora se están descubriendo retazos de nuestra historia humana, que indican que no eran tan… terribles e intratables, los primeros habitantes de la tierra) ha habido personas que sentían que era bueno… acoger, admitir, compartir, con otros “nómadas” en busca de alimento o lugar donde pernoctar según sus necesidades; incluso mezclarse entre si, si así lo decidían.
     
    Y en todas la épocas de la historia, incluso en medio de guerras y enfrentamientos, había personas que luchaban ayudando a los heridos, despreciados, abatidos.
     
    No todo es negro o blanco en la historia de la humanidad; siempre han existido varias   maneras de caminar por la vida; personas generosas,  personas avaras y crueles y personas indiferentes.
     
    Pienso, que los hombres que han dejado su impronta,  y han sido seguidas como si de un movimiento se tratare… sus ideas, pensamientos, estudios; solo quiere  decir una cosa… que hay  personas que “necesitan” apoyarse porque son de su agrado, sintiéndose así,  arropados por esas ideas o pensamientos y los siguen como si de una religión se tratara.
     
    Recuerdo un cursillo sobre Kazca,  que al entrar en el aula, había un grupo bastante numeroso que vestía de negro, largos cabellos, daban una sensación de “oscuridad”
    Todos con los libros del autor; según el profesor hablaba, si estaban de acuerdo, se miraban entre si, como reafirmados en lo dicho; cuando explicó como y porque llegó su degradación humana… no les gustó mucho.
     
    Es, como si gustar de su poesía y leer sus libros, llevara como condición hacer lo que él hizo.


    Hay que leer y estudiar lo más y mejor posible, pero eso no puede anular la capacidad personal de pensar.
     
    Desde el principio de los tiempos, parece desmostar el comportamiento de los humanos, la necesidad de agradar, agradecer, pedir, inmolar… a algún ser que sentían era mayor que ellos, de ahí la necesidad de ritos y creencias, figuras, inmolaciones etc.
     
    Pero siempre han existido las dos (o alguna más) tendencias, el hacer el bien o hacer el mal, este, culpando siempre a otros.
    De ahí la existencia y la necesidad de “dioses,  señores,  reyes.  jefes, oráculos, o…
     
    Pienso que todo ser humano lleva algo en su interior que le anima a buscar “un no se qué”.
    Al mismo tiempo que hay quienes se elevan por encima de todo poder, orden o ley… se hace fuertes,  sin poner ningún pero al precio que las demás personas tienen que pagar por ello.
     
    Si ese es nuestro porvenir… dado,  donde estamos ahora en tantas partes del mundo… apaguemos y vayámonos… esto no tiene un buen final.
     
    Aniquilaremos la vida, también la de aquellas personas que nos están llevando hacia ese “caos”,  por un sentido de propiedad por encima de todo derecho natural a una vida digna y justa.
     
    mª pilar

  • ELOY

    Al pensar y exponer los temas en profundidad, Carlos Barberá  (me ) facilita su comprensión operativa transformando la mejor comprensión  en impulsos de acción.

    Gracias Carlos.

  • Gonzalo Haya

    La inteligencia racional no puede demostrar  ni la dignidad ni los derechos humanos, pero la inteligencia espiritual percibe esa igualdad y esa dignidad. Y la inteligencia espiritual es una cualidad inherente a todo ser humano, aunque puede ser anulada por los intereses personales y por un exceso de confianza en la razón.