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Notas al Sínodo de la familia

Honorio2

Publicamos el sábado pasado el texto completo de la Relatio que servirá de base para discusión sinodal que tendrá lugar el otoño de 2015. Y el domingo Gonzalo Haya invitaba a los atrieros a comentarla e incluso a redactar un documento alternativo. Hoy Honorio, tras leer el documento hace su aportación. Que otros sigan comentando número a número o en conjunto.

1. Estamos ante un Sínodo en el que tienen voz y voto exclusivamente jerarcas de Obispos para arriba.

Solo unos pocos laicos tienen quizá voz, pero no voto. ¿Qué valoración hace este Sínodo del tan cacareado “Sensus fidelium”? Mi respuesta es: cero.

Habida cuenta de que el tema es la familia, ¿qué rol juegan en el Sínodo los cristianos que viven en matrimonio? Mi respuesta es: puede que haya habido un diálogo previo entre los obispos y sus fieles, pero desde el punto de vista de participación en los debates o votación de los textos del Sínodo, la participación es cero.

Solo cuenta la visión del patrimonio religioso y del evangelio que tienen unos centenares de jerarcas profesionales de la religión, célibes, hombres exclusivamente, cuya experiencia de la vida familiar es también igual a cero.

Con la excepción de algunos Obispos de rito oriental, quizá casados…que podrían aportar algo de su experiencia matrimonial. (Mirar número 54 del texto). Tal vez habría sido interesante dialogar con los obispos de la Iglesia ortodoxa que no está en comunión con Roma, pero no creo que se haya llegado a ese diálogo.

El texto elaborado por el sínodo valora en un lugar la aportación que podrían hacer los matrimonios cristianos a la pastoral familiar. Pero solo los considera como simples correas de transmisión, no como elaboradores de pensamiento, de doctrina, y de propuestas pastorales. Lo cual entraña una evidente contradicción e instrumentalización. Como aquel pintor que decía: “Tú sostenme el cuadro, que yo daré las pinceladas”.

Pero si se trata de las mujeres, las “reinas” del hogar, la ausencia y el silencio clama al cielo. Evidentemente, todos estos elementos recortan y reducen al mínimo la posible riqueza del mensaje de este Sínodo… No solo la riqueza, también estas ausencias aumentan el riesgo de error y desviación del mensaje del evangelio relativo a la familia y de la pastoral que ha de transmitir ese mensaje.

2. El mensaje del Sínodo emplea un doble lenguaje un tanto contradictorio.

Porque mientras intenta dirigirse a todo el género humano en un afán de diálogo y apertura, hay momentos en que se cierra en un mensaje “hacia dentro” de la iglesia católica. Momentos, muy numerosos, en que destaca que la Iglesia católica es la única depositaria de toda la verdad, y se siente superior a todas las otras confesiones religiosas cristianas y religiones. Momentos en que proclama que solo a través de la fe católica y el matrimonio católico se puede alcanzar una familia perfecta. Momentos en los que asegura que la gracia de Dios solo desciende sobre las familias que han sido bendecidas en el sacramento del matrimonio. Con unas distinciones entre matrimonios “ad experimentum”, a tiempo definido, sin papeles o con papeles, y otras mil fórmulas en uso, que yo creo que no vale la pena subrayar…Y que son producto de situaciones culturales y económicas más o menos lógicas y previsibles.

El caso es que la salvación que nos ha llegado por medio de Cristo es universal, por aquello de que “Dios quiere que todos los seres humanos se salven”, y se manifiesta de formas a veces difíciles de entender a todo ser humano, de acuerdo con el mensaje de la Epifanía.

Es decir, que cabría admitir que por el hecho de “confesar” la fe católica y contraer matrimonio a través del sacramento bendecido por un sacerdote católico, los casados y su familia comparten el gozo de una profesión EXPLICITA de la fe y una adhesión EXPLICITA a la persona de Jesús. Y lo de que reciban por ello más gracia y ayuda de Dios que los demás, como mínimo habría que matizarlo. Pero creo que en el documento no se matiza en absoluto..

El recorrido histórico en el que se explica la evolución del matrimonio antes y después de Moisés, hasta la llegada de Cristo, con el toque clásico del “pecado original” se antoja quizá un tanto “desfasado” Se me ocurre que sería más correcto, a partir de la “voluntad salvífica universal de Dios y de la salvación de Jesús a todos los seres humanos” afirmar que la salvación de Jesús alcanzó a toda la humanidad de antes y después de la era cristiana, tanto a los creyentes como a los no creyentes. ¡Y punto!

3. El ejército de laicos que trabajan en la pastoral de la familia se encuadra en una estructura jerárquica de la iglesia cuyas dotes pedagógicas quizá dejan mucho que desear.

El documento sinodal pasa por alto todas aquellas conductas de los pastores y educadores en la pastoral de la familia que deben considerarse quizá como una rémora y una contraeducación en la familia.

Por ejemplo, la pederastia bastante extendida entre los sacerdotes comprometidos con el celibato. Por ejemplo, las infidelidades de los pastores que han prometido el celibato de por vida y viven en concubinato con esta o aquella mujer, con este o aquel hombre.

Problemas que podrían tener un origen hasta sistémico, dado que la iglesia se ha dotado a sí misma de una estructura en la que el poder y la enseñanza quedan reservadas a los que se comprometen con el celibato de por vida. Dado que en la estructura de la iglesia la mujer no tiene ningún acceso a puestos de poder.

En esta estructura de desequilibrios, ¿no debería la Iglesia católica confesar sus errores y limitaciones, y comprometerse a corregirlos? ¿No debería intentar arrojar por la borda tanto lastre y peso muerto que le impide evangelizar y le resta credibilidad? Lo cual la capacitaría para ser verdaderamente madre y maestra de la humanidad en un clima de respeto y diálogo y servicio con relación a todos los seres humanos, a todas las religiones, a todos los pueblos del mundo.

4. El texto elaborado por el Sínodo hace alusiones escasas a las fórmulas familiares de otras civilizaciones ajenas a la cultura occidental.

Además tiene establecidas fórmulas jurídicas para definir la estructura de la familia, en las que saltando por encima de la opinión o deseos del sujeto afectado le impide el acceso a la formación de una familia y al disfrute de la sexualidad y de la vida en pareja. ¿Acaso puede coexistir un clima de leyes e imposiciones con el espíritu del evangelio basado en la libertad y la conciencia del individuo, en la vocación de felicidad y disfrute de los placeres del sexo, del amor y de la fecundidad que nos ha sido concedida por el mismo Dios?

Quizá me equivoco, pero creo que habría que suprimir o redefinir los tribunales de índole matrimonial. Tanto más que han tenido hasta ahora una trayectoria de altas finanzas y precios exorbitados y puro entretenimiento de ricachones, inaccesible para las fortunas poco pudientes…Ya por aquel entonces Jesús expulsó a latigazos a los mercaderes del templo…Resulta quizá chocante que los tribunales y el Derecho canónico persigan y debatan tan al detalle las posibles desviaciones en la moral matrimonial (¡que no en la moral sexual!) y pasen por alto los delitos relativos al séptimo mandamiento, especialmente en las prácticas del sistema financiero y la corrupción política. ¿Tal vez la fijación en lo matrimonial refleja una cierta obsesión morbosa?…

Cabría quizá sugerir que la iglesia arbitre una pastoral para encaminar a las “solteronas” condenadas a vestir santos hacia una vida en pareja? ¿Qué pedagogía tenemos para abrir a los seres humanos que empiezan la carrera de la vida el paisaje del sexo y del amor y la familia que se avecina, y prepararlos para hacerle frente? ¿Por qué la iglesia se dota de un personal célibe que tiene que contar con una intendencia de “amas de cura” que deben renunciar a tener una vida propia y una experiencia del amor y de la procreación para servir a un jerarca célibe?

Cabría además una pastoral específica para situaciones de viudedad, tanto para ellos como para ellas. El crecimiento de la tercera edad en número y en longevidad, y la convivencia a través de los hogares de jubilados, les permite trenzar relaciones de pareja que hasta ahora apenas llegan a nada concreto. Más bien la pastoral ensalzaba el estado de viudedad “sin esperanza”. Hoy, quizá convendría cambiar de enfoque, habida cuenta del papel del sexo y del amor conyugal en los destinos del Creador.

¿Por qué los divorciados, culpables o no culpables de la ruptura de su primer matrimonio no pueden acceder a una nueva experiencia matrimonial? ¿Hasta qué punto la virtud de la castidad es definida de forma correcta, o más bien como una fórmula para amargar y atormentar la vida de los creyentes? Parece sobrenadar este siglo XXI la vieja herejía maniquea de un dios que solo se siente feliz viendo a los humanos cargados con una pesada cruz, malviviendo en este valle de lágrimas, negándose a sí mismos, atormentados por la tendencia de la carne hacia la corrupción…”el ángel de Satanás que me azota” que decía San Pablo…

Por supuesto que esta sociedad vive en un clima de hedonismo enfermizo, sobreexcitado por la publicidad, la pornografía, la informática, el desnudismo, etc. etc. Pero todo no es obra del diablo y Lucifer: el hambre de felicidad y disfrute de la vida nos viene directamente del Dios que nos creó, dotados de un sexo abrasador, de un corazón propenso al enamoramiento, de un instinto procreador impetuoso…

5. Curioso: los párrafos y las opiniones que marcan un nuevo ritmo, un mayor “aggiornamento” de la doctrina sobre la familia y el matrimonio, registran un número mayor de votos negativos.

Lo cual podría significar dos cosas: o bien que un número equis de padres sinodales se mantiene de espaldas a los signos de los tiempos, o tal vez que el Sínodo no ha acertado con la tecla correcta para expresar y precisar el sentido de su mensaje. Tal vez el Sínodo se ha pasado en el recuerdo y puesta en relieve de los mensajes sobre la familia heredados de un pasado reciente, por ejemplo la Humanae Vitae, que no fueron precisamente afortunados ni muy bien recibidos por el pueblo fiel…

6. Una última reflexión: el párrafo marcado con el número 60 hace alusión a la educación religiosa y a los colegios de la iglesia.

Haría bien el documento en reconocer y pedir perdón por el fuerte tufo clasista y aristocrático de todos los centros de enseñanza gestionados por entidades católicas, y en elogiar los valores de la enseñanza pública con relación al acercamiento y sentimiento de igualdad y respeto mutuo entre todos los ciudadanos, inculcados desde la cuna hasta la universidad. Es lamentable, la educación religiosa al uso, en vez de integrarnos a la sociedad como levadura o como luz que alumbra desde la azotea, como semilla de trigo, se empeña tercamente en apartarnos y segregarnos de los pecadores, de la chusma, de la plebe… !Qué manía la de Jesús en comer con publicanos y pecadores y revolverse con el pueblo llano!

7. El tema de la natalidad y del aborto se trata en el texto sinodal quizá con una cierta superficialidad  y con no mucha atención.

Hay una evolución radical en el tratamiento médico y terapéutico de la fecundidad, en el tema de vientres de alquiler o fecundación in vitro, en la planificación de la natalidad por parte de los gobiernos y de la misma ONU. Es evidente que la natalidad está en función, o debería estar, de las posibilidades de supervivencia y de los recursos económicos de las familias, de los países de los que tratamos. Desgraciadamente, la natalidad más alta se da allí donde la miseria es mayor. La pastoral familiar debeería tener en cuenta todos esos datos, y sobre todo, aspecto que no se tiene tan en cuenta, ajustar el nivel de natalidad y de fecundidad a las justas aspiraciones de la madre y de la pareja a disfrutar de la vida en alguna medida a precisar.

8. Dicho esto, en buena parte negativo y crítico, justo es reconocer que hay elementos muy valiosos en el texto elaborado por el Sínodo.

Los señalo por el número que se les asigna en el texto: 33, 34 y 35; 42 ; 46 y 47; 54 y 59.

Se alude “de pasada” a las celebraciones del matrimonio católico fastuosas yde tirar la casa por la ventana. El fenómeno es común a las primeras comuniones. Uno diría que, con los tiempos que vivimos, la celebración de los sacramentos de la iglesia católica debería ser hecha en un tono de austeridad y sencillez, de manera que no hiciese difícil o imposible a los católicos pobres el decidirse a casarse por la iglesia, por aquello de que “no se pueden permitir tantos gastos”.

Muy acertada la sugerencia de que opinen sobre el tema las firmas de Atrio. Por mi parte sugeriría que el Sínodo debería invitar a asistir a él a muchas de las mujeres que escribís aquí. Creo que podríais aportar muchísimo. Por supuesto, sin menospreciar las posibles aportaciones de firmas masculinas de Atrio… Solo que quizá ya hay demasiados hombres en el Sínodo de la familia… Y de la familia, confieso que las mujeres saben mucho más que nosotros, que tenemos tendencia a escaquearnos y escurrir el bulto.

10 comentarios

  • h.cadarso

    Amigo Gonzalo: He intentado ser concreto en mi aportación. Pero admito que es preciso matizar y precisar algunos conceptos, me he reprimido a la hora de comentar los puntos que he apuntado, en parte por no hacerme demasiado largo. Pero estoy de acuerdo contigo en que habría que intentar un texto tal como tú lo pides. Seguiré aportando lo que pueda, y quizá tú podrías señalarme la manera de hacerlo…
    En todo caso, creo que quizá me cargado demasiado las tintas en lo negativo, no en lo que digo sino en la manera de decirlo. Y creo que algunas de las aportaciones que aquí se hacen son excesivamente pesimistas, o están redactadas en un tono demasiado pesimista y negativo. La Iglesia es una sociedad muy humana, excesivamente humana, pecadora y manchada; pero es también un manantial de esperanza inagotable, un ente vivo animado por el Espíritu de Dios. Deberíamos pensar muy a largo plazo, con esperanza a largo plazo. Digo yo…
    Espero tus observaciones, Gonzalo, y las dee todos los demás…

  • Pascual

    Bonita la carta de la loca.Cuánta humanidad.
    Pero el asunto al que voy es el del “jesuita” que me deja boquiabierto no por el “jesuita” sino por la gente impaciente que estima que el cambio en la Iglesia de Roma se puede hacer en una “legislatura”. Opino que el cambio llegará y tanto que llegará, generado por la dinámica no de la Verdad/Dogma sino por la Vida/Verdad, y que el “jesuita”, igual que sus antecesores, está poniendo las piedras para su edificación, la de la nueva Iglesia, pero tardará generaciones, por más impaciencia que tengamos todos. De modo que, creo, que no tenemos derecho de culpar al “jesuita” de prestigitador sino de colaborador. Tengamos en cuenta que se han dado pasos, gestos, testimonios pero no trucos y malabarismos. Sí, es cierto que hay salidas de Pero Grullo, pero es que es muy pero que muy difñicil mover la vieja roca de Pedro el galileo y de Bertone; pero si analizamos con calma las innovaciones del “tradicionalista” “jesuita”, de ese hombre “de derechas pero inteligente” como dice Kasper, varemos que la cosa marcha, muy lenta, sí pero marcha. ¿Veremos el final? Pues creo que no. Pero tenemos el privilegio de ver el principio, que no es poco.

  • Antonio Duato

    Es magnífica esa carta de la “loca” que nos reproduce Oscar a partir de la magnífica Página 12.

    Estoy totalmente de acuerdo y si Francisco y su sínodo no dan un volantazo firme y siguen  considerando diabólicas las opciones y prácticas homosexuales porque así lo ha revelado Dios y siguen crucificando sus cuerpos o mandándolos al fuego eterno en honor del Ser Supremo, será un fracaso horrible, una mera jugada estratégica de Francisco para hacerse simpático y ganar seguidores.

    Quiero que sepáis todos que aunque mi estilo no sea el mismo que el de Alejandro Modarelli pienso exactamente como él. Y, sobre todo, en la manera como concluye: “Dejen al Estado laico en paz. No ejerzan la violencia, ni física, ni simbólica.”

    Pero ¿sabéis que ya están acusando a Francisco de dejarse engañar por el lobby homosexual y por la diabólica “ideología de género”? Dicen que el Sínodo ha ido mal porque no dominó en él la voz de los matrimonios neocatecumenales. Mirad lo que escribe Pezzi, el jefazo cura de los Kikos y publica un gran blog italiano católico: Chiesa.it

    Y algo peor: hace poco se celebró en Roma una reunión interreligiosa de personalidades fundamentalistas del cristianismo, del islam y del judaísmo para hacer un frente común que detenga el avance que está teniendo en el mundo la aceptación civil de los LGTBI. Creo que no hubo representación oficial de la la Santa Sede, pero sí varios obispos, entre ellos Chaput, el arzobispo de Filadelfia. ¿Sabéis algo de esa reunión?

    Me parece una tarea fenomenal acumular a través de ATRIO información y opinión sobre el tema de sexualidad y familia. A ver si somos capaces. No hay que insultar a nadie, aunque sea kiko, si opina aquí sin insultarnos a otros. Pero, entre todos, dejemos claras algunas ideas: el carácter ideológico y no cristiano auténtico que tiene la moral sexual católica, impregnada de ideología de género patriarcal.

    Decir hoy que lo que llaman mal “ideología de género” es como acusar de “ideología liberal o comunista” a quienes luchan por cambiar “lo establecido” para que no haya hoy en el mundo esclavos o víctimas de la economía neoliberal.

  • mª pilar

    Agradezco a Honorio su interés y al mismo tiempo, me uno al ¿”desánimo”…? de Asun.
     
    Como nos dijo una vez Pagola, ante la pregunta de:
     
    ¿Cómo ve Vd. a la iglesia ahora… (Esto fue, cuando lanzaba su estupendo libro “El Jesús histórico”)
     
    Respondió: Todavía empeorará más… pero no se asusten, de sus cenizas, sin duda, saldrá de nuevo con más vigor y fuerza y asentada en el presente y desde el Proyecto de Jesús.
     
    Pienso que mi personilla no lo verá; y espero, confío, que de alguna manera las circunstancias presentes…:
     
    ¡¡¡Cambiarán a mejor, o será de otra manera… o no será!!!


    Como todo en esta vida: Renovarse o morir.
    mª pilar
     

  • oscar varela

    Hola!
     
    Carta de una loca a los pastores de los Pasos Perdidos
    Por Alejandro Modarelli
    http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-3705-2014-11-15.html

    Es a ustedes, hombres de negro y cuello clerical, que culebrean nocturnos, florentinos, por los pasillos cautos del Congreso, a quienes van dirigidas estas líneas, a un día apenas de la XXIII Marcha del Orgullo Gltbi, y cuando los poderes de la Constitución se aniñan frente a sus últimas arremetidas. Es que ustedes son insistentes disciplinadores, como el FMI. Pero el rebaño, sin embargo, está menos dócil. Deben admitir que el virus de la secularización no es tan fácil de extirpar, y la palabra de la Iglesia junto a la figura viralizada de un hombre que fue niño abusado por un obispo, en estos tiempos ya no se digiere como en la catequesis. Cuesta mantener el orden eclesiástico en la cultura de masas. Para ellas resulta más confiable el jurado de Bailando por un sueño.

    Sin embargo, los políticos temen al zorro que despierta haciéndose el cordero. Observan con envidia las dotes del mago Francisco, el jesuita bonapartista que hechiza a las masas desde el balcón de San Pedro. El as de espadas que llevó al mazo a Ratzinger, aunque no a su cría, que ahora en el último Sínodo le complica los planes de lavado de fachada. Los políticos le reconocen al petrino la astucia de la que ellos ya carecen. Caen rendidos a sus pies. No obstante, setenta diputados optaron por la resistencia, y firmaron a favor de la legalización del aborto, disputándole sus verdades in saecula saeculorum: que la vida biológica es un valor absoluto a conservar sin interrogantes, más allá de cualquier contexto, y por lo tanto es lícito asestar a una mujer violada y desesperada el dolor de un embrión amargo. Como si las sangrientas cruzadas al Santo Sepulcro fuesen cosa ajena, pontifican que la vida emerge y acaba como un show que ellos producen, pero del que uno nunca es protagonista. Siento tan justa la eutanasia –y a veces tan bella– como el derecho a recrear mi anatomía. Que no me obliguen a padecer el pudrimiento de mi carne, ni una imagen propia que mis ojos y mi razón repudian. No soy templo de ningún dios sino en todo caso habitación de algún chongo.

    Su otra verdad es la supremacía moral de las religiones monoteístas, cuyos pingües cultos los gobiernos deben sostener. Y no se trata de despreciar el divino libro de los judíos y cristianos, o el Corán, sino de aceptar que si hay ciudadanos que los eligen (y lo hacen muchas veces de manera literal, sin analizar el ámbito material en el que aparecieron), hay otros como nosotrxs que se enamoran y se aparean con el sexo y el género (ay, qué palabra que les duele) que en una noche lúcida y lúdica se nos cantó el ojete. Que el placer es cosa pluriforme y conocida desde que los cuerpos poblaron el planeta, tanto como la angustia y el dolor. Antes que el valle de lágrimas de las Novenas del Rosario, prefiero un bosque junto a una playa nudista, a pesar de que estoy tan gorda.

    Mi autoridad para opinar no es sagrada, pero es legítima. No me opondré a que hagan otros sínodos obispales sobre la familia; a que debatan sobre el sexo de los ángeles en el siglo XXI; la comunión a los divorciados. Pero les recomiendo que se pongan a tono con el gran demagogo jesuita. Aprendan de sus habilidades retóricas, que hacen sonar simpática una atrocidad. ¿Saben cómo aconsejó a una madre que se quejaba de que su hijo tenía novia, pero que no le ofrecía casamiento? “Deje de plancharle las camisas y verá cómo se casa pronto.” ¡Qué bella idea sobre el papel de la mujer! Muerdan de su manzana, aprendan de sus trucos, como cuando pronuncia almibarado el término “gay”. Siempre alguna marica de San Isidro regresa a misa.

    Convoquen como él al “acogimiento de homosexuales”, no tengan miedo, que total de un plumazo los más radicales borrarán del documento final la mención de nuestras “cualidades y dones”. Ni vale la pena hacer las obvias bromas al respecto.

    Para terminar, les voy a confesar que leyendo a dos pensadores cristianos –Girard y Vattimo– aprendí que el cristianismo, a través de la Crucifixión, reveló al mundo el mecanismo sacrificial de las comunidades humanas. Esa cuestión del chivo expiatorio, de la víctima. Por eso se dijo por primera vez: no matarás para calmar la sed de venganza ni para restituir ningún orden social en momentos de crisis. Les pido entonces ser consecuentes con aquella rica herencia ética, justo cuando el concepto de Caritas regresa por sus fueros al debate filosófico. No se abusen de nosotrxs los putos, las travas, las tortas, imponiendo a fuego secreto sus órdenes y leyes. No se abusen de las mujeres abusadas ni se adueñen de su cuerpo, que el aborto puede llegar a ser un momento de desdicha, pero también de libertad. Porque no queremos ser chivos de ninguna expiación, ni carne como la de Cristo, ni muñecos quemados de ninguna festividad pagana, musulmana, evangélica, judía o vaticana. Buscamos solamente compartir el mundo en su justa medida y armoniosamente. Dejen al Estado laico en paz. No ejerzan la violencia, ni física, ni simbólica.

  • Asun Poudereux

    Es de agradecer este esfuerzo de Honorio  de concretar y  mencionarnos a las mujeres  más allá o acá de lo que es hasta ahora lo normal.
     
    ¡Cuánto me gustaría ser optimista!  Pero tengo que confesar  lo que en realidad percibo y siento: Es lo de siempre un sí pero no, un no pero sí, dando incansables vueltas sobre lo mismo. La Iglesia  sigue apoyándose y sosteniéndose de extensos constructos mentales desde lo que sus dirigentes, exclusivamente hombres y además célibes,  consideran es conveniente dentro del espacio familiar y  la convivencia del día a día en ella,  siéndoles, como lo es, singularmente ajeno.
     
    La Iglesia es como es,  y ha llegado así hasta aquí ésa su peculiaridad,  precisamente por ser imperturbable. Y realmente hay muchos católicos,  que a eso mismo,  le dan todo su sentido. Se antepone la realidad de la persona, lo que es y hay mejor en ella, la consciencia o conciencia,  a la norma.
     
    Solo me queda humildemente aceptar que las cosas son como son, las entendamos o no. El aparato eclesiástico está muy bien soldado en lo que se ha ido priorizando y buscando, desde una interpretación de la realidad cerrada en sí misma.
     
    Pero el ser humano descubre en su fondo el más hermoso regalo de todo lo que es y somos: un espacio abierto que no es propiedad de nada ni de nadie. Y en ese descubrimiento Jesús es el espejo en el que nos sentimos, todos sin exclusión,  reflejados.   

    Esto es lo que más deseo que no se lo lleve el viento. Un abrazo a todos.

  • Antonio Vicedo

    La familia es la primera estructuración relacional de los seres humanos ,iguales en valor, dignidad, racionalidad, libertad responsable y finalidad.
     
    Admitido esto, tanto desde el prisma de la fe cristiana, como del de la realidad  específica de SUJETOS, nunca medios ni objetos, por el hecho de ser mujer o varón, esposa o esposo, padre o madre, hija o hijo, hermana o hermano, debe quedar superado cualquier factor que entrañe posesión o poder que aporte incoherencia a esta fundamental y originaria condición  de los seres humanos en tanto inalienables.
     
    Las relaciones propiamente familiares tienen que vivenciarse en un modo de constante realidad de sujetos, personas, cuyo cometido principal y originario es la relación con finalidad de compensación y ayuda para que lo que en un*s abunde vaya a cubrir las deficiencias de otr*s, y esto siempre bajo el bagaje del principio de subsidiariedad para no forzar desviaciones en el proceso de desarrollo de los seres humanos.
     
    La naturaleza material e inconsciente, nos da ejemplo y muestra  la orientación y el camino del adecuado crecimiento del ser humano desde la concepción hasta la adultez.
     
    El normal proceso de crecimiento excluye tanto la sobrecarga como el atrofiamiento.
     
    Pues eso que pasa en el proceso realizador del ser humano, debe darse igualmente en el proceso de su personificación libre y responsable.
     
    De ahí que sea el AMOR y no cualquier tipo o modo de interés el elemento vital fundamental de toda estructura relacional humana empezando por el que necesariamente requiere por lo menos dualidad de personas: “Dos o más …..” constituyen de hecho una estructura familiar.
     
    Desde esta realidad natural humana, es desde don Jesús vivió la familiaridad del Dios Humanizado; y desde esta realidad  se liberó del molde familiar tradicional, hasta el punto de aclararlo nítidamente cuando yendo su madre y hermanos a por Él, soltó aquello de: ” ¿Y quien es mi madre y quienes son mis hermanos? Y, mirando a la multitud que le escuchaba la señaló como la Familia  en la que se concreta adecuada y coheréntemente la voluntad del Padre Celestial.
     
    Y en otra ocasión clama y nos recuerda claramente que: “A nadie consideremos, ni llamemos padre sobre la tierra, pues UNO SOLO, EL CELESTIAL ES VUESTRO PADRE.”
     
    Esto supondría que el Sínodo sobe la familia fuera, en realidad una profunda reflexión sobre el PERSONALISMO HUMANO HERMANADO, en el que un quehacer, pero no exclusivo, ni principal, es  el Pro-creacional y E-Ducacional subsidiario. orientado hacia la HERMANDAD HUMANA UNIVERSAL.

  • Pascual

    Pues sí; habría que alentar que estas Notas de Honorio trascendieran el ámbito de Atrio, y habría que ver la manera de que llegases a oidos de los que se han atribuído la total responsabilidad, nada menos, que de todo esto. Como dije antes, Honorio está claro, sencillo, cortés y profundo; y además no ha enmarañado su escrito, como sí lo está el “Documento Sinodal”
     Además, animo y me apunto ¡pobre de mi! atrabajar con tanta gente con sus cabezas muy bien amuebladas, que destacan en Atrio, para que estudiáramos punto por punto el Documento, y en fecha oportuna darle aire y mandarlo con antelación a los “protagonistas (por ahora) de toda esta problemática, que en el fondo tiende a lo que tiende, pero que le va a costrar muchísimo trabajito pasarlo a limpio sin los errores de fondo y forma a como ha salido el dichoso Documento. No sé si me explico.

  • Pascual

    “Gracias, Honorio, por esta acertada reflexión sobre el conjunto del documento, pero me temo que, dicho así de golpe, no logre arraigar y se lo lleve el viento”
     Ya ves , Gonzalo, que copio tus palabras porque estoy totalmente,como tú, con las de Honorio. Y además estoy con tu siguiente contenido
    Luego entraré, ahora no podría.

  • Gonzalo Haya

    Gracias, Honorio, por esta acertada reflexión sobre el conjunto del documento, pero me temo que, dicho así de golpe, no logre arraigar y se lo lleve el viento. En razón de la eficacia, me gustaría que dialogáramos tranquilamente sobre cada sección o número importante, y fuéramos fijando posiciones para entregársela finalmente a un obispo, a la Secretaría del Sínodo, o a nuestro hermano Francisco. Me permito invitar a Honorio o a alguna colaboradora de ATRIO -también a ATRIO por aquello de la subsidiariedad- a estimular y coordinar esta acción. Todo grupo, por más igualitario que sea, necesita un mínimo de organización. Si queremos una Iglesia igualitaria y participativa, debemos participar. El que quiera peces… Gracias a todos, por participar y por escuchar.