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Economía incontrolable

Caselles

Juan, amigo entrañable y abuelo de 15 nietos, hasta su jubilación, ejerció como corredor de comercio y notario en Valencia. Conoce bien el funcionamiento de la economía en la teoría y en la práctica. Pero lo que lo caracteriza es que desde hace ya muchos años, antes incluso de su jubilación, ha puesto esos conocimientos y su capacidad crítica al servicio de los grupos de la HOAC, al servicio del pueblo. No es este su primer escrito que publicamos en ATRIO. Ved, por ejemplo, La gran revelación. Hoy vuelve aquí con este escrito sencillo que nos hace ver cómo con la mejor buena voluntad muchas veces caemos en las trampas del lenguaje que tienden a disminuir la responsabilidad de las personas. Más que condenar “el sistema” hay que destapar las tremendas desigualdades, la lucha de clases que tiende a ocultar ese anónimo sistema. Esperamos , Juan, que nos acompañes más en nuestra búsqueda de la realidad destripada. AD.

Se dice con frecuencia que la economía se pone por encima de los hombres, y hasta al papa Francisco se le ha escapado en un reciente y famoso discurso aquello de “un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre”. Naturalmente, se refieren al capitalismo y no a ningún otro sistema económico.

Bien, veamos si esto es verdad. En general, cualquier economía, incluso la capitalista, consiste en la actividad humana para la producción de bienes y su reparto.

¿Y cómo una cosa que hacen los seres humanos puede estar por encima de ellos?

¿Cómo una actividad humana puede ser equiparada a cosas como el clima, los desastres naturales, los terremotos, la peste, los huracanes o cosas así?

Y más claro. ¿Alguien piensa que la economía está por encima de Bill Gates, de Ana Botín, de Soros, de Alicia Koplowizc o de Amancio Ortega? ¿Acaso ellos no son seres humanos? ¿No será que la economía, la economía capitalista (igual que sistemas que ha existido a los largo de la historia), coloca a unas personas por encima y a otras por debajo de ella, o, mejor dicho, la economía está al servicio de ciertas personas, los ricos, para aprovecharse de la debilidad de la inmensa mayoría, especialmente de los pobres?

Es necesario caer en la cuenta de que la mera enunciación de este desdichado aforismo que intenta hacer ver que la economía se impone a la totalidad de los seres humanos sin distinción, tiene como finalidad la de exculpar a los beneficiados de la estructura y la de presentar como inevitable la situación de los desfavorecidos. Si la economía se impone sobre los designios de las personas, los ricos no tendrían ninguna culpa de serlo y nadie podría pedirles cuentas o tratar de quitarles lo que el dios economía-mercado les ha dado. Y a los pobres no les queda otra que resignarse, puesto que nadie puede evitar su situación. Así el capitalismo se convierte en algo que esta ahí, no se sabe como ni porqué, que es verdad que causa hambrunas, miserias, limitaciones, etc., pero que de eso nadie es responsable.

Tonterías como estas son las que convierten a nuestras sociedades en sociedades de inocentes, en las que cada uno va a la suya sin tener en cuenta a nadie más, pero nosotros no somos culpables de nada porque, como Caín, podemos decir aquello de: “¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?”

Cegados por el egoísmo somos todos, en mayor o menor medida, responsables del funcionamiento de un sistema en el que una minoría, entre la que nos encontramos, disfruta de innumerables ventajas a costa de la inmensa mayoría de los pobres de todo el mundo.

Ya está bien de falsas inocencias y de comulgar con ruedas de molino, de tonterías que aceptamos porque, consciente o inconscientemente, nos vienen bien para disimular nuestro egoísmo.

4 comentarios

  • mª pilar

    Escuché en una emisora de radio, a un hombre de bien, escritor, profesor de una universidad, que acababa  de lanzar un libro; entre las preguntas que le hicieron fue la que ahora está de moda:

    “¿Se ha “afincado” en España  el “puedo…me lo llevo” = corrupción?

    Él contesto: “Tristemente, así parece; aun así,  pienso que la pregunta se debería plantear de otra manera:

    “¿Soy corrupto/a,  porque puedo, o porque mi “ética y moral”  no es patrimonio de mi identidad?

    Ahora se oye constantemente “¡Son todos/as iguales!
    Y me niego a pensar, que todas las personas que tienen ocasión, toman de manera fraudulenta lo que no es suyo y abusan de su autoridad o cargo en la política y fuera de ella.
     

    Creo sinceramente, que esa decadencia de la ética y la moral, es patrimonio personal, y que habrá muchas personas que aun teniendo  la oportunidad, nunca lo harán.
     

    Porque esta lacra, anida  en todos los estratos de la vida; en los llamados altos, y en todos los demás.
    Sí , que los siempre  ganadores, son aquellas personas que pueden seguir haciendo el mal,  sin dar cuentas a nadie.
     

    ¿Hacia dónde vamos con estas premisas de ética y moral, a lo largo y ancho de este fracasado mundo?

    mª pilar

  • Asun Poudereux

    Muchas gracias, por este artículo sencillo, pero tan lleno de sabiduría.
    Mirar antes la viga de nuestro ojo que la mota del ojo ajeno. De acuerdo. Pero la complejidad es inmensa.
     
    Por una parte, la economía ha sido y es incontrolable, desde el momento en que SIN poner servicio, esfuerzo, trabajo y dedicación personal en producir bienestar a otros, se obtienen cada vez más y más beneficios y tanto más cuanto que éstos no repercuten en la distribución de la riqueza para disfrute de todos los ciudadanos, sino que, al contrario, se reinvierten  sólo y con el único objetivo de amontonar enriquecimiento ya sea individual o familiar, con todos los medios al alcance y sin seguir produciendo absolutamente nada.
     
    Con el ánimo de lucro y NO con el ánimo de producir un beneficio a repercutir equitativamente  entre los ciudadanos,  comenzaron “empresas” a nivel nacional con el objetivo claro de sacar provecho de las necesidades primarias de los ciudadanos de por  vida,  sabiéndose hacer imprescindibles a todos los niveles, nacional e internacional,  porque, así es  precisamente, se han hecho indispensables para los que consideran, entre otras cosas,  sus “súbditos”, teniendo todo el campo libre para establecer  normas y precios.
     
    Por otra parte, no nos acordamos de los que primero sufrieron las grandes injusticias y ese mismo fenómeno, siempre presente,  se ha vuelto más visible en los últimos tiempos contra nosotros, los occidentales,  sin que haya aparentemente nada ni nadie en especial que pueda pararlo.
    Se está hablando mucho de ética aquí y allá, en todas partes, precisamente desde esas mismas “empresas”. Lo que me hace pensar que echamos mano de ella, la ética,  como si fuera un remedio externo que nos sacara de esta crisis, digamos de época, cuando la solución viene desde el cambio interior de la persona, esté donde esté y con quien esté y haga lo que haga. Menos discursos y más hechos por parte de todos, en los que me incluyo.
     
    Desde que el egoísmo  del ser humano instituyó  e inoculó al dios mamón como lo más preciado,  las desigualdades comenzaron a dispararse,  unos y otros fuimos cómplices en todas las épocas y culturas, pues masivamente, como seres humanos egocéntricos,  hemos ido olvidando, y escombrando con desprecio o indiferencia,  lo mejor en cada uno de nosotros: vernos y reconocernos en el otro, compartiendo todo lo que es y somos todos, sin que pueda haber separación o exclusión alguna.
     
    Quizá esto que está sucediendo con repercusiones inimaginables, es el ingrediente que pone todo en conexión y produce el inicio de  la transformación profunda de la consciencia del género humano individual y  colectiva,  que, creo,  está latente, siempre presente en su anhelo y despliegue. 
     
    Gracias a todos y todas.

  • Rodrigo Olvera

    Excelente, y breve. Ojalá le leamos más seguido por acá

  • Antonio Vicedo

    ¿Y por qué, siendo tan clara la aberrante condición inhumana del sistema capitalista y sus mercados falsamente llamados libres, hay tanto ardor y entusiasmo en llamar a cualquier certera oposición al mimo POPULISMO, DEMAGOGIA y UTOPIA que nunca conseguirá hacerse realidad?
     
    ¿Hasta ahí es capaz de seducirnos la falsedad, incluso a quienes creemos en Jesús que dijo:  SOY LA VERDAD?
     
    ¿Nos aclara algo lo que por estas fechas  provoca tal adhesión y entusiasmo ludópata con tantas ilusiones acumuladas por conseguir los mayores premios millonarios, incluso con participaciones negociadas por parroquias y organizaciones benéficas?
     
    Y ¿Quë decir de la pasiva resignación con la que se va forzosamente aceptando la rebaja salarial y los aumentos de exigencias laborales?
     
    Muy interesante y necesario sería que escrutáramos bien TODOS los programas electorales para encontrar y apoyar a aquel o aquellos en que clara y eficazmente se valore a los más débiles de los SERES HUMANOS por encima de cualesquiera otras distintas valoraciones materiales, incluidos despersonalizadas PATRIAS , o religiosos SÁBADOS-