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La enfermedad del fundamentalismo

BoffTodo lo que está sano puede enfermar. La religión, al contrario de lo que dicen sus críticos como Freud, Marx, Dawkins y otros, se inscribe dentro de una realidad saludable: la búsqueda de la Última Realidad por el ser humano, que da un sentido último a la historia y al universo. Esa búsqueda es legítima y se encuentra atestiguada en las más antiguas expresiones del homo sapiens/demens, pero puede conocer expresiones enfermizas. Una de ellas, la más frecuente hoy, es el fundamentalismo religioso, que también se manifiesta donde reina el pensamiento único en política.


El fundamentalismo no es una doctrina en sí, sino una actitud y una forma de vivir la doctrina. La actitud fundamentalista surge cuando la verdad de su iglesia o de su grupo es entendida como la única legítima con exclusión de todas las demás, consideradas erróneas y por eso sin derecho a existir. Quien imagina que su punto de vista es el único válido está condenado a ser intolerante. Esta actitud cerrada conduce al desprecio, a la discriminación y a la violencia religiosa o política.

El nicho del fundamentalismo se encuentra históricamente en el protestantismo norteamericano de finales del siglo XIX cuando irrumpió la modernidad no solo en lo tecnológico, sino también en las formas democráticas de convivencia política y en la liberalización de las costumbres. En este contexto surgió una fuerte reacción por parte de la tradición protestante, fiel a los ideales de los «padres fundadores», todos procedentes del rigorismo de la ética protestante. El término fundamentalismo está unido a una colección de libros publicados por la Universidad de Princeton por los presbiterianos que llevaba por título Fundamentals. A Testimony of Truth, 1909-1915 (“Los fundamentos, el testimonio de la verdad”).

En esta colección se proponía un antídoto a la modernización: un cristianismo riguroso, dogmático, fundado en una lectura literalista de la Biblia, considerada infalible e inequívoca en cada una de sus palabras, por ser considerada Palabra de Dios. Se oponían a toda interpretación exegético-crítica de la Biblia y a la actualización de su mensaje para los contextos actuales.

Esta tendencia fundamentalista ha estado siempre presente desde entonces en la sociedad y en la política norteamericana. Adquirió expresión religiosa en las llamadas «electronic Churches», esas iglesias que se valen de los modernos medios televisivos de comunicación que cubren el país de costa a costa y que tienen otras semejantes en Brasil y en América Latina. Combaten a los cristianos liberales, los que practican una interpretación científica de la Biblia y aceptan los movimientos modernos de las feministas, de los homoafectivos, de los que defienden la descriminalización del aborto. Todo eso es interpretado por ellos como obra de Satanás.

La vertiente política asimiló a la religiosa, uniéndola a la ideología política del «destino manifiesto», creada después de la incorporación de territorios de México por parte de Estados Unidos, según la cual los norteamericanos tienen el destino divino de llevar claridad, los valores de la propiedad privada, del libre mercado, de la democracia y de los derechos a todos los pueblos, como lo afirmó el segundo presidente de Estados Unidos, John Adams. Como rezaba la versión popular y política, los americanos son «el nuevo pueblo escogido» que va a llevar a todos a la «Tierra de Emanuel, sede de aquel Reino nuevo y singular que será concedido a los Santos del Altísimo» (K. Amstrong, En nombre de Dios, Companhia das Letras, São Paulo 2001).

Esa amalgama religioso-política ha dado origen a la arrogancia y al unilateralismo en las relaciones internacionales de la política exterior norteamericana que perdura también bajo Barack Obama.

Un tipo semejante de fundamentalismo lo encontramos en grupos católicos extremadamente conservadores que todavía sostienen que «fuera de la Iglesia no hay salvación». Se afanan en convertir al mayor número de personas que pueden para librarlas del infierno. Algunos grupos evangélicos, especialmente en sectores de las iglesias carismáticas con sus programas de TV, revelan discursos fundamentalistas, particularmente de cara a las religiones afrobrasileras, pues consideran sus celebraciones como obras de Satanás. De ahí los frecuentes exorcismos y hasta invasiones de terreiros para «purificarlos» del Exu.

El fundamentalismo más visible tanto en grupos católicos como en algunos grupos evangélicos se muestra en las cuestiones morales: son inflexibles ante los problemas del aborto, las uniones de los homoafetivos, el empeño de las mujeres por su libertad de decisión. Promueven verdaderas guerras ideológicas en las redes sociales y medios de comunicación contra todos los que discuten tales cuestiones, aunque estas formen parte de la agenda de todas las sociedades abiertas.

Lamentablemente tenemos una candidata a la presidencia de la República, Marina Silva, que manifiesta un tipo de fundamentalismo que es el biblicismo. Hace una lectura literalista de la Biblia, como si en ella se encontrase la solución de todos los problemas. Como bien dijo el Papa Francisco, la Biblia antes que un depósito de  verdades es una fuente inspiradora para la iniciativas humanas benéficas. Hay que ponerla detrás de la cabeza para iluminar la realidad, no delante de los ojos, tapando así la realidad.

El Estado brasilero es laico y pluralista. Acoge todas las religiones sin adherirse a ninguna. Según la constitución no es lícito que una determinada religión imponga a toda la nación sus puntos de vista. Una autoridad puede tener sus convicciones religiosas pero no es por ellas, sino por las leyes como debe gobernar. Existen cuatro evangelios, no solo uno. Y todos ellos conviven entre sí en la diversidad de las interpretaciones que dan del mensaje de Jesús. Es un ejemplo de la riqueza de la diversidad. El mismo Dios es la convivencia eterna de Tres Divinas Personas que por el amor forman un sólo Dios. La diversidad es fecunda.

Traducción de Mª José Gavito Milano

4 comentarios

  • Dracir Abad

    Aclaración: En mi comentario de las 17:18 PM, en la séptima línea de abajo hacia arriba debe decir “que a diferencia de los otros trigres” y al traducir cometí un error. Lo siento.  

  • Dracir Abad

    Según el DRAE “fundamentalismo. 1. m. Movimiento religioso y político de masas que pretende restaurar la pureza islámica mediante la aplicación estricta de la ley coránica a la vida social. 2. m. Creencia religiosa basada en una interpretación literal de la Biblia, surgida en Norteamérica en coincidencia con la Primera Guerra Mundial. 3. m. Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida.” (Bastardillas nuestras).
    Hay fundamentalismo cristiano pero no parece haber fundamentalismo budista. La palabra “intransigente” guarda relación con intolerancia, y estas son las dos primeras definiciones que el DRAE frece de: tolerancia. (Del lat. tolerantĭa). 1. f. Acción y efecto de tolerar. 2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.” (Bastardillas nuestras)
    Dejarse interpelar por aquello que nos parezca opuesto contribuye a educar y a educarse contra cualquier fundamentalismo. A quien piensa diferente no hay que difamarle o destruirle o acusarle de nada, basta escucharle y pedirle que se aclare o explique mejor antes de juzgarle personalmente y, subsiguientemente, mostrarle su error.
    Esto dice el calendario chino acerca de la actitud del tigre, lo cual pudiera ilustrar cuatro actitudes frente a lo diferente:
    Tigre de Metal –Asertivos, competitivos y fuertes, una vez que los Tigres de metal han puesto sus ojos en sus objetivos no hay nada que los detenga. Siempre harán lo necesario para permanecer en el centro de atención. Los Tigres de metal tienden a saltar a conclusiones, un comportamiento sobre el cual necesitan trabajar para mejorarlo. Este fuera un tigre que en lo profundo de sí vive dominado por el miedo instinto a ser dominado o a perecer, por lo tanto predispuesto a eliminar o desacreditar lo opuesto sin pensárselo mucho.
    Tigre de Agua: Son sensibles y tranquilos. Se dan cuenta de que otras personas tienen opiniones muy dignas. Los Tigres de Agua son muy intuitivos lo que los hace buenos para juzgar con precisión las diferentes situaciones. Este fuera un tigre predispuesto a la conversación civil.
    Tigre de Madera: No sienten la necesidad de estar a cargo. Trabajan bien con los demás. Los otros disfrutan de estar cerca de los Tigres de madera porque son individuos muy generosos. Son compasivos y dispuestos a hacer lo que sea necesario para ayudar a otros. Este fuera el tigre educador, formador, paciente, a menudo tomado por débil, pero en realidad movido por la confianza en lo bueno de los demás.
    Tigre de fuego: Expresivos, vibrantes y un poco excéntricos, siempre están buscando el lado positivo de cada situación. Porque son capaces de generar entusiasmo en otros, son considerados excelentes líderes. Cuando los Tigres de Fuego hablan, los otros escuchan y hacen los que les dicen. Este fuera el tigre que a diferencia del Tigre de Fuego, muy bien que puede esconder al oportunista y manipulador pero no obligatoriamente, como frecuentemente ocurre con cualquier líder.
    Tigre Tierra: Más basados en la realidad, no se dejan llevar por las circunstancias de la situación. En su lugar, se sientan y evalúan todos los ángulos antes de saltar. Son capaces de concentrarse en sus tareas, un rasgo que ayuda a asegurar el éxito. Este fuera el tigre que no puede ser líder pero puede ser un excelente entrenador o coach.

  • Laura

    No profeso fe a ninguna creencia religiosa, a pesar de que fui educada en valores cristianos, que me han ayudado mucho a lo largo de mi vida a afrontar situaciones diferentes y a reforzar mis códigos  éticos. Respeto a quienes sí profesan. Yo creo que el fundamentalismo  desmedido nace de un trastorno de la personalidad inducido por el ambiente social en el que la persona desarrolla su vida. Todo fanatismo se engendra en la sinrazón en la falta de diálogo, y su peligro depende no del campo en el que se afinque, ya sea el religioso, el político, el económico, deportivo, etc…., sino en el número de seguidores que es capaz de aglutinar, que pueden arrastrar a grandes masas de personas a creencias, planteamientos y costumbres que imponen estos principios incluso con la violencia para lograr la imposición sin ningún limite, rechazando por inválidos y falsos los opuestos a sus tesis.

    Ahora bien, no debemos de caer en calificar a todas las religiones e ideologías de la misma forma, es evidente que las comparaciones son injustas y hay que ajustarlas en su contexto y en su tiempo, esto es algo que se suele hacer para descalificar por ejemplo con el cristianismo con respecto  al fanatismo islamista, o al capitalismo  con respecto al socialismo real.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Leo:
    – “La religión (es):
    * la búsqueda de la Última Realidad
    * por el ser humano,
    * que da un sentido último a la historia y al universo.“-

    Yo estoy de acuerdo, pero con algunas salvedades más importantes aun:
    1.- que esa definición de la “religión” es valedera (que le otorga “verdad”) para el Conjunto de Gente que vive en situación “religiosa” (pueblos antiguos; gente supersticiosa, gente “dedicada” a la religión; gente “cautivada” por divinas costumbres de sus ante-pasados).
     
    2.- que esa definición de “religión” no es valedera para Gente que tiene Dudas de que las cosas sean según lo que dioses hayan decretado).
    …………………..

    Por lo dicho, considero que son precisamente las religiones el caldo de cultivo de todo “fundamentalismo“.

    ¡Voy todavía! – Oscar.

    PS: A la base de cualquier ANTI-FUNDAMENTALISMO está la actitud ESCÉPTICA, que es el Principio de toda actitud filosófica, aunque solo el Principio.
    Por eso todo “religioso” puede soportar y comprender casi todo; lo único que no sabría dónde meter el el ESCEPTICISMO y se vuelve muy “hinchapelotas” con el que no le da bolilla.