Un destilado de
Colgados: ¿Qué hace la computadora con nuestros hijos?
de Francesco Antinucci
ENTREGA V: CREAR
CREAR
TÚ: Todos “creamos”, aunque no sea con la computadora.
YO: Lo que estuvimos viendo hasta ahora, también lo hacíamos sin la computadora: jugar, aprender. Lo que hace la computadora es eliminar los obstáculos y las limitaciones que estas actividades implicaban, y de esa manera ampliar enormemente sus posibilidades y sus efectos. Esas nuevas posibilidades pueden transformar profundamente el modo en el que hacemos las cosas y el peso que ese hacer tiene en nuestras vidas.
INNOVACIONES TECNOLÓGICAS
Cuando la tecnología hizo posible trasladarse de una manera veloz, fácil y accesible -trenes, automóviles y aviones-, cambió nuestro modo de trabajar, de habitar, de divertirnos y el peso que los desplazamientos ocupaban en la vida diaria. La imprenta eliminó las limitaciones de la escritura. Las grandes innovaciones tecnológicas poseen otra característica muy curiosa: producen enormes efectos… ¡por casualidad! La radio nació de una necesidad concreta: hacer posible la comunicación a distancia entre dos puntos sin el tendido de cables. La comunicación sin cables “uno a uno” resultó ser también comunicación “uno a muchos”. Esta propiedad “accidental” permitirá el nacimiento de las transmisiones públicas -en inglés “broadcast“-, o sea, la “radio” tal y como la conocemos hoy. Esto sirve para entender lo que está sucediendo con las computadoras en la actualidad.
La computadora es esencialmente un simulador de la realidad. Reproduce la realidad modelándola y recreándola y permite actuar sobre esas reproducciones como si actuara sobre la realidad. Pero además de poder reproducir la realidad (re-creándola), se puede también crearla, o sea, producir algo que no existe.
El procedimiento es el mismo: consiste en construir en la computadora, objetos y ambientes en tres dimensiones, como si se estuvieran construyendo modelos a escala, y luego programar a la máquina para que estos objetos y ambientes se comporten de determinada manera frente a las acciones del usuario.
Puedo diseñar un automóvil, su tablero de comandos y parabrisas desde el interior -tal y como lo vería si estuviera sentado en el asiento del conductor-, la pista de asfalto, los árboles, las tribunas, etc. Mi modelo es la realidad: la forma de un automóvil, de una pista de carreras, lo que sucede al acelerar o frenar con un automóvil verdadero. Pero puedo usar el mismo procedimiento sin tener como modelo a la realidad: por ejemplo, puedo inventar un vehículo que no existe o un ambiente que no existe, y puedo atribuirles comportamientos distintos a los que tendrían según las leyes de la física terrestre, eliminando, por ejemplo, la fuerza de gravedad.
Desde el punto de vista de la tecnología, del “saber hacer“, no existe ninguna diferencia: si puedo hacer lo uno, puedo también hacer lo otro. Pero en cada uno de los casos los resultados son muy distintos. En el primero, reproduzco la realidad; en el otro, creo, invento algo que no existe, pero que se me presenta como si fuera real: puedo percibirlo con mis sentidos, puedo actuar sobre él y verificar que se comporta como un objeto de la realidad.
De hecho, su nombre técnico es reflejo de esta característica: se la llama “realidad artificial” o, más comúnmente, “realidad virtual“, término en el que “virtual” deriva del latín y significa “potencial”, o sea, algo que no es, pero que podría ser.
El impulso de todo esto fue dado por los militares. Ellos querían crear simulaciones de batallas que permitieran ejercitar a los soldados en el uso de sofisticadas tecnologías difíciles de operar: misiles, cañones, tanques, aviones, etc. Como desencadenar una batalla verdadera a estos fines no era posible, se buscaba un sistema que reprodujera estas condiciones de la manera más realista posible, de modo tal que el soldado se “sintiera” realmente presente e “inmerso” en la situación. Esa reproducción debía permitir al soldado actuar produciendo resultados fieles a la realidad: una simulación.
Y no sólo eso, ya que tratándose de una actividad fundamentalmente sensomotríz -mirar, disparar, esquivar, reaccionar-, debía permitirle desenvolverse con gran velocidad y precisión. Por lo tanto, era fundamental que el desarrollo de una tecnología de tales características incluyera un sistema que se adaptara al aparato perceptivo y motor del ser humano. Para lograrlo, era necesario desarrollar dos tecnologías distintas;}:
* primera: se trata de una computadora muy potente y veloz que pueda “diseñar” estos ambientes completos y realistas con todas sus particularidades en la quinceava parte de un segundo, que es la velocidad con la que el ojo humano percibe los cambios de la realidad.
* En segundo lugar, es necesario desarrollar aparatos que me permitan ver y tocar estos objetos como si estuviesen físicamente presentes -no sobre una pantalla- y que sean sólidos, tridimensionales.
“Cascos virtuales” para usar en la cabeza. Contienen pequeños visores que se ubican justo delante de los ojos y que generan una visión estereoscópica, tridimensional. Permiten, además, moverse en el espacio y mover la cabeza libremente para poder explorar el ambiente haciendo los mismos movimientos que se harían en la realidad. El casco posee un sensor de posición que, al instante, comunica a la computadora hacia dónde estoy mirando. La computadora genera entonces la imagen del ambiente y de los objetos correspondientes: si me muevo o giro la cabeza, la máquina modifica instantáneamente la imagen, de modo tal de adaptarla a mi nueva posición.
Además del casco hay el “guante electrónico” que permite a mi mano entrar en el ambiente creado por el simulador y tocar, asir y manipular los objetos que lo componen a través de los sensores del guante que, instantáneamente, informan a la computadora acerca de la posición de la mano y los dedos para que pueda generar la imagen de los objetos que toco en la posición correcta.
Ambas tecnologías fueron desarrolladas por los militares y sólo más tarde fueron puestas a disposición de la sociedad civil para su utilización.
La velocidad y la potencia de los procesadores han aumentado enormemente desde que comenzaron a estar disponibles para usos domésticos -como los videojuegos-, mientras que los aparatos de visión y manipulación que permiten al usuario “sumergirse” en el ambiente simulado son todavía muy costosos y están reservados para usos más “serios”.
Pero esta es simplemente una radiografía de la situación actual que, como ya sabemos, cambia rápidamente. Si hacemos una previsión razonable basándonos en lo que ha sucedido en los últimos diez años, es fácil predecir que todas estas tecnologías estarán sobre el escritorio o en el “box” o “gabinete virtual” de cada uno de nosotros. Tendremos acceso a mundos virtuales en los cuales sumergimos y actuar físicamente con solo usar un sencillo par de anteojos.
TÚ: Será una previsión razonable o incluso próxima, pero a mí me sigue pareciendo ciencia ficción.
YO: ¡Para nada! Si veinte años atrás te hubieran mostrado una oficina en la que cada empleado tenía sobre su escritorio un monitor de computadora, ¿qué habrías pensado?
Sólo quería darte una idea más precisa de hasta dónde puede llegar el realismo de la simulación y de hasta qué punto puede involucrar actividades sensomotrices. Con la realidad virtual, todo esto puede ocurrir también con ambientes y objetos que no existen en la realidad. Esto significa que puedo crearlos en el sentido estricto de la palabra: puedo percibirlos y actuar sobre ellos como si existieran materialmente y sin las dificultades a las que me enfrentaría si tuviera que crearlos en el mundo físico.
Entre las cosas inexistentes más sencillas, seguramente se encuentran aquellas que alguna vez existieron pero que ya no existen más. Muchas de ellas son muy importantes, como las que tienen un valor artístico e histórico. Edificios antiguos, estructuras monumentales, ciudades del pasado, cosas de las que sólo nos quedan ruinas y vestigios, pero a los que el paciente estudio arqueológico e histórico puede muchas veces restaurar el esplendor que tenían cuando estaban intactos. ¿”Restaurar” cómo? ¿haciendo una descripción detallada y pormenorizada de su aspecto y constitución? Leer un texto (o escuchar un relato) e intentar reconstruirlo mentalmente. Una tarea difícil, fatigosa y, sobre todo, de resultados inciertos: las imágenes que logremos reconstruir en nuestra mente serán mucho más vagas y pobres que la realidad. Se puede construir un modelo físico a escala, y con ello nos acercamos un poco más a la realidad. Lo que querríamos verdaderamente es poder ver estos monumentos en su grandeza natural, poder estar dentro o frente a ellos, poder recorrerlos y circular por ellos. Sólo así nos daríamos cuenta de cómo eran, qué impresión causaban y qué significaban para sus contemporáneos.
Lo que para nosotros existe -es real- es aquello que podemos percibir con nuestros sentidos y modificar con nuestras acciones físicas: de esta manera simple e intuitiva distinguimos lo que es real de lo que es fantástico, imaginario o mental. Ahora bien, esta tecnología tiende a anular esta distinción: permite dar entidad física, por así decirlo, a las ideas y construcciones mentales. Esta es la consecuencia más importante de las creaciones realizadas con la computadora.
IDEA Y REALIDAD
¿Por qué queremos dar entidad física a las ideas? Para comunicarlas mejor, hacerlas más comprensibles. Pero no se trata solamente de comprender. Aquel que debe producir ideas y elaborar estos conocimientos trabaja mejor con el sistema perceptivo-motor, y no sólo aquel que debe usarlos y manipularlos. Con este método es posible verificar los resultados, corregir los errores y volver a probar: aprender de manera experimental. Ahora agregamos que se puede trabajar de modo experimental no sólo para adquirir conocimientos, sino también para producirlos.
Esta actividad de crear, que antes sólo podía hacerse de manera simbólico-reconstructiva, ahora puede hacerse de manera peceptivo-motriz. Una nueva tecnología –la computadora- nos permite ahora eliminar las limitaciones que tenía el método experimental y que determinaron su abandono, y de ese modo poder volver a utilizarlo.
Se trata, por lo tanto, de algo completamente nuevo. Nuestro sistema primario -el más poderoso y el que utilizamos mejor y preferimos usar- es el sistema perceptivo-motor, resulta natural que su acceso a este nuevo campo de acción incremente la capacidad, la riqueza y la eficacia con que llevamos a cabo las actividades creativas. Y las consecuencias pueden ser realmente asombrosas, porque la creación, la invención de cosas nuevas y la producción de conocimientos constituyen las tareas más preciosas y valiosas del ser humano, como lo atestigua la larga historia de la creación artística, científica y tecnológica.
TÚ: Esto me parece un poco tirado de los pelos. A mí me parece que esto es verdad sólo respecto de cierto ámbito “espacial”, físico. También puedo imaginar que puedan ser utilizados para inventar nuevos vehículos o máquinas. Pero siempre algo concreto, que ocupa espacio. Pero muchos conocimientos nuevos no son de esta naturaleza sino abstractos, como el conocimiento científico o las teorías de la física y la química, cosas puramente mentales, y que no tienen relación con la experiencia perceptiva o motriz.
YO: Aunque estas tecnologías quedaran confinadas exclusivamente a los ámbitos de los que hablas, el paso hacia delante igualmente sería enorme. Pero no es así: también se puede trabajar de manera perceptivo-motriz con cosas abstractas.
Un colega bioquímico me preguntó acera de una computadora que debía adquirir: máquina muy potente, especializada precisamente en la construcción de objetos y ambientes en la realidad virtual. Le pregunté por qué. La respuesta fue simple y directa: “Porque queremos ver”. “¿Pero ver qué?”. Mi colega estudia las constantes que son fundamentales para nuestro funcionamiento biológico: moléculas que se “pegan”, por así decirlo, a nuestras células. Sobre la superficie de nuestras células existen receptores que sólo pueden ser atravesados por determinados compuestos con determinadas características, y así producir ciertos efectos. Algunas sustancias producidas por nuestro cuerpo y algunos medicamentos funcionan de esta manera. Estos mecanismos son de gran complejidad y resulta importantísimo comprenderlos porque al hacerlo logramos controlarlos y utilizarlos, por ejemplo, para producir medicamentos más eficaces. Es posible comprender estos procesos mucho mejor si se pueden ver estas sustancias y estos receptores. No se trata simplemente de ver, de agrandarlos a la manera de un poderosísimo microscopio. Se trata de hacer perceptible a los ojos algunas de sus propiedades: de qué átomos están hechos, qué tipo de unión hay entre esos átomos, qué tipo de propiedades eléctricas tienen, etc. Se trata, por lo tanto, de poder percibir algunos datos, haciendo visibles ciertas propiedades: los átomos de carbono representados de determinada manera, los de hidrógeno de otra, las uniones con determinadas formas y las propiedades eléctricas con un determinado color.
¿Pero por qué se quiere hacerlos perceptibles? Aparentemente, este procedimiento no agrega nada a lo que ya se sabe: para construir esta representación -este modelo- es necesario usar los conocimientos que ya se tienen. Necesitamos saber cuántos y cuáles átomos, su disposición, el tipo de unión, etc. Una cosa es saberlo y otra muy distinta, verlo.
Si necesito trabajar con estos datos con la forma que tienen -números, nombres y símbolos-, puedo utilizar el sistema simbólico-reconstructivo, pensarlos y elaborarlos mentalmente. Pero si los traduzco a su forma física, puedo trabajar de manera perceptiva y motriz: puedo mirar y manipular. Y es exactamente esto lo que mi colega quiere hacer, porque -como dice él- viendo se entienden otras cosas: los compuestos pueden ser rotados, aplicados a sus receptores respectivos, comparados, modificados en alguna de sus características, a la vez que se observa.
Efectuar estas operaciones implica elaborar estos datos, pero de esta manera son elaborados por nuestra vista y nuestras acciones, y no por el arduo y lento trabajo de la mente. Se trata de un método poderoso que permite a nuestro cerebro funcionar a su máxima capacidad: elabora con mayor rapidez y en mayor cantidad; y es por esa misma razón que preferimos trabajar de esa manera. No es de extrañarse entonces que mi colega prefiera y elija trabajar “viendo” y “tocando”, aun cuando esto pueda sorprender a quien piensa que el trabajo científico es de lo más “abstracto” y “mental”. La construcción de estos modelos físicos es un proceso exactamente inverso: la traducción en modo perceptivo-motor de conocimientos simbólico-reconstructivos.
Esta consideración es interesante porque nos muestra hasta qué punto es radical la revolución tecnológica que las computadoras están realizando. Ya no se trata, como en el caso del aprendizaje, de volver a trabajar de manera perceptivo-motriz sin las limitaciones que este método siempre ha tenido: la tecnología de la computadora está extendiendo la posibilidad de trabajar de modo perceptivo-motor incluso con las cosas sobre las que nunca se ha hecho ni era posible hacerlo. El uso “creativo” de esta tecnología -como lo hemos llamado para distinguirlo del uso “reproductivo”- permite exactamente eso: “materializar” cosas que no existen físicamente y hacerlas objeto de nuestra percepción sensorial y de nuestras acciones motoras.
TÚ: Si he entendido bien, en esencia lo que estás diciendo es que será posible trabajar con ideas y conceptos –o sea, cosas mentales y abstractas- con la vista y con las manos.
YO: Sí, y a partir de allí es posible que realmente suceda cualquier cosa. Como decía antes, la actividad creadora -la de descubrir y crear cosas nuevas- es la más preciada y la que siempre ha tenido mayores consecuencias sobre la vida humana.
La investigación científica ha sido llevada adelante casi exclusivamente por nuestro aparato simbólico-reconstructivo. ¿Qué sucederá cuando podamos llevarla a cabo con nuestro aparato perceptivo-motor, o sea, con el sistema cuya capacidad de elaboración es mucho más poderosa? Como se trata de un hecho completamente novedoso, es difícil arriesgar algún pronóstico. Sin embargo, ya está produciendo algunos efectos: estas herramientas creativas tan poderosas estarán en poco tiempo al alcance de todos. Y esto sucede por dos causas:
- En primer lugar porque, en relación con los servicios que prestan, los costos están bajando rápidamente y por lo tanto serán accesibles para todos: la capacidad de crear gráficamente objetos tridimensionales que tiene la computadora que está sobre el escritorio de tu hijo es casi idéntica a la capacidad del enorme y costosísimo procesador gráfico con el que, diez años atrás, intentábamos crear las primeras reconstrucciones virtuales.
- En segundo lugar, y más importante aún, porque el software que permite realizar el trabajo creativo es cada vez más fácil de usar y menos reservado a los especialistas: en poco tiempo, con un poco de práctica, todos estarán en condiciones de dominarlo. Si todos hemos aprendido a escribir en la computadora, es también porque el software que permite hacerlo -el “procesador de textos“- se ha vuelto más fácil, práctico y transparente. Será como tener un extraordinario juego de construcción, como aquellos compuestos de ladrillitos que les regalamos a nuestros hijos cuando son pequeños. Pero en este caso las “construcciones” que se podrán realizar serán infinitamente más numerosas, más ricas y más flexibles.
TÚ: ¿Estás completamente seguro de lo que dices? ¿Son cosas que todos podrán hacer? A mí me resultó muy difícil algo que consideras fácil, como es aprender a escribir en la computadora.
YO: La dificultad que encontraste se debió a varios factores:
* Primero, porque era la primera vez que ponías las manos sobre una computadora. Tuviste que incorporar de una sola vez todas las funciones básicas para hacerla funcionar: desde cómo se enciende y apaga -algo por cierto para nada banal-, hasta dar formato a los discos flexibles, mover archivos, guardarlos, copiarlos, etc. Se trata de una serie de procedimientos bastante “raros” y no intuitivos. La tarea específica de aprender a escribir ha sido, si lo piensas, mucho más fácil.
* Pero seguramente intervino también otro factor: la interferencia. Los que pertenecemos a nuestra generación, aprendimos a escribir de una determinada manera -sobre papel, con la lapicera y la máquina de escribir-, y en función de eso desarrollamos toda una serie de hábitos.
Al pasar a la computadora, algunos de estos hábitos deben cambiar, pero no nos damos cuenta y experimentamos estos cambios como obstáculos o con fastidio. Por ejemplo, el hecho de escribir en hojas que están una sobre la otra -en una pila o en un cuaderno- hizo que nos acostumbráramos a “memorizar” dónde estaba lo que ya habíamos escrito, en función de esta ubicación de las páginas. Como la computadora nos presenta un largo “rollo” de páginas poco distinguibles que debemos hacer correr de arriba hacia abajo para encontrar lo que hemos escrito, nuestra “memoria” se desorienta y esto nos da fastidio, por lo menos hasta que logramos adaptarnos.
Digo esto porque no debemos tomar nuestras reacciones y nuestra experiencia como patrón, sobre todo porque todas estas cuestiones son muy recientes. El patrón de medida debe ser la generación de nuestros hijos y la que venga inmediatamente después: debemos observarlos a ellos. Si ellos tienen la posibilidad de crecer en contacto con estas tecnologías –y esto depende del país al que pertenezcan, pero también de sus familias-, todo esto les será fácil y sencillo. No tendrán interferencias ni deberán adaptarse. Usarlas les resultará espontáneo y natural, y podrán disfrutarlas plenamente, como nosotros nunca podremos hacerlo.
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APRENDER A CAMBIAR
A fin de cuentas, el sentido de toda esta charla que hemos tenido radica también en la importancia de ese efecto de familiaridad “nativa”. Tomamos como punto de partida los juegos y vimos por qué, además de hermoso y divertido, jugar es útil. Podríamos agregar que a través de esa puerta nos familiarizamos por primera vez -y quizás de la manera más importante- con la computadora, no sólo como objeto físico, como máquina, sino sobre todo como “mundo” en sí mismo.
La interactividad y la simulación de los videojuegos contienen toda la lógica propia de la computadora: con ellos ingresamos y nos acostumbramos a pensar y trabajar con la computadora.
El juego y el aprendizaje, como hemos visto, son la misma actividad pero con objetivos diferentes. Pero se trata de aprender de manera distinta a la que estamos acostumbrados: se aprende de un modo útil, funcional, ameno, sin la “hostilidad” propia de gran parte del aprendizaje formal.
Se aprende a construir los propios conocimientos sin necesidad de “atiborrarse”. Y cuando hemos llegado a ese punto, estamos en condiciones, técnica e intelectualmente, de inventar, de crear cosas nuevas -capacidad que la tecnología no tiene, obviamente, pero para lo que nos da herramientas inigualables.
A través de todo este proceso -elección de contenidos, acciones en primera persona, observación de sus consecuencias y capitalización de las mismas en función de acciones futuras-, se desarrollan en nosotros los requisitos intelectuales necesarios para la invención y creación de lo nuevo.
Si, como se escucha tanto repetir hoy en día, el futuro está en la flexibilidad y en la inventiva, es casi imposible imaginar un método mejor para alcanzarlas.
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Hola!
La cosa de la Compu tiene su secuencia en el mundo de hoy y muy rápidamente.
Las nuevas generaciones –sub 30- están en ese “otro mundo” que que anda no slo por las calles, sino en sus almas, estructuradas muy de otra forma que las de los “supra 40”; ni qué hablar de las de los “supra 60”.
NOTA CONFIDENCIAL: no me son ajenas las posibles “mareaduras” de cabeza que puedan andar por las del EQUIPO ATRIO (o tal vez estoy equivocado)
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MEDIOS: “La tecnología cambió la forma de escuchar y ver”
Mario Pergolini habla de la RADIO, TV y su FUTURO
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/19-33872-2014-11-02.html
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Pergolini dejó la era de la boludez para asumir una visión más empresarial al momento de hablar sobre el presente y futuro de la radio, los medios, la televisión y el país.
“Vorterix es multiplataforma, pero ninguna de las tres plataformas podría trabajar separadamente una de otra: ni la radio (FM 103.1), ni el teatro, ni la web son medios independientes”
La radio es fundamental, porque el consumo cultural de hoy funciona como una suerte de “¡llame ya!”. Tiene que ver con la vida actual. Ahora hay todo el tiempo intermedios de ocio. Vorterix son tres patas de algo que es muy difícil de definir.”
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–¿Un multimedio que intenta captar el clima de época?
–Es una multiplataforma con un concepto muy claro.
Son 1,5 millón de personas que ven Vorterix diariamente, la web tiene 800 mil visitantes únicos diarios y la permanencia de tiempo promedio en la página es de una hora y cincuenta y seis minutos.
Ya sólo el streaming triplica a cualquier radio líder. Hay una realidad:
* de todos los que escuchan radio, sólo el 25 % escucha AM,
* mientras que el 75 % elige FM.
* Del 100 % de los que escuchan FM, el 70 % ya no lo hace a través de un dispositivo llamado radio.
* Hay un montón de gente dispuesta a, además de escuchar, recibir algo más.
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–¿Vorterix es el futuro de los medios o un plan artístico-económico para hacer sustentable la radio en la era digital?
–Tuvimos que aprender ciertas conductas del usuario porque no teníamos ni estadísticas ni formas de saber qué quería. Fue prueba y error.
* Aprendimos que el contenido es nuestro por muy poco tiempo.
* Lo que hoy entusiasma mañana ya no.
* El consumidor de la era digital es voraz.
* Lo nuevo deja de serlo al instante de publicarse, para transformarse en estándar.
* Todo lo que hacés es de propiedad corta.
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–Su visión parece más cercana a la de un empresario que a la de un comunicador.
–Bueno, pero es que… Yo me fui de Cuatro Cabezas con casi 270 empleados… Está bien, era el que daba la cara o el que estaba en otro lado, pero había que bancar todo eso…
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–Suena a que al comunicador lo aplastó el empresario.
–No.
* Me vuelvo empresario pero no por intentar optimizar el negocio.
* Me interesa mucho la tecnología, cómo modifica los medios.
* No, me mueve poder ampliar las posibilidades…
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–¿Cree que la tecnología en sí misma puede atraer usuarios?
–No. Está la tecnología, que junta tres cosas que son llamativas.
* Un teatro para 1400 personas,
* una radio con un sonido tremendo y
* una web que transmite en HD con un mega y medio.
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–¿La radio es la base de todo esto?
–Sí, por el momento. Las cosas han cambiado mucho.
Lo hago para los cientos de miles de pibes que entienden que en el entretenimiento o los videojuegos pueden hacer algo, y justo en el momento en que están en sus casas. Es el momento del pico de Internet.
Cada mañana más gente se levanta y en vez de prender la radio enciende su teléfono o computadora.
El promedio de downloads de aplicación en Smart TV en la región, sacando YouTube y Netflix, es de 3 mil. La de Vorterix se la bajaron 33 mil.
Algunas cosas las hacemos a la vieja escuela, sin imágenes.
Somos una combinación, pero no sé cómo será el año que viene.
Vamos aprendiendo sobre el camino porque no hay experiencia mundial.
La radio es una persona acompañándote detrás de un parlante, poniéndote música, una estructura que la TV no tiene, un tipo que habla y crea clima, poniendo música. …………………
–Antes no existía la opción de ver la radio.
–La radio cambió porque la tecnología cambió la forma de escuchar y ver.
* Hace cinco años, Facebook no existía y hoy es el “tercer país” más habitado del planeta. (China tiene 1300 millones, India 1100 millones y Facebook 1000 millones de usuarios).
* Facebook es una supernova: a lo mejor dentro de tres años no existe más.
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–Acaba de cumplir 50 años, ¿cómo recibió la nueva década?
–Se dice que con los años las personas se vuelven más conservadoras.
–Cuando encaré Vorterix supe que era mi última megaoperación en los medios.
Todavía me mueve el culo hacer algo nuevo.
Me encantaría poder frenar la cabeza, pero no puedo.
No me puedo quedar con la duda de saber si algunas ideas funcionan o no.
Tampoco puedo seguir generando proyectos interminables.
Uno tiene saber cuándo dar las hurras a tiempo…
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–¿En algún momento sintió que el personaje lo estaba asfixiando?
–No quiero volverme una caricatura.
* Levantar ciertos programas era dejar a cien personas en la calle…
* Los medios son como la mafia: no te vas cuando se te antoja.
* De ese mundo yo no puedo escapar. No puedo ahora decirles a todos arréglense.
* Pero me voy a ir de esto en menos tiempo de lo que la gente cree.
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Oscar ¡¡¡Gracias por tanto trabajo!!!
A mí… ya me queda grande… mi PC. me sirve para salir un poco al exterior, comunicarme con quienes quiero, leer, escuchar música, jugar juegos sencillos para mantener ágil la mente… y poco más.
Pero admiro tu entrega y la ilusión que pones en todo cuanto haces; te sigo… pero tengo poco que comentar.
¡Gracias, un abrazo entrañable!
pili- mª pilar
Hola!
“UNA DE CAL – UNA DE ARENA”
Un Taller “de CAL”
Acá: Un Artíclo “de ARENA”
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-258384-2014-10-26.html
¡Voy todavía! – Oscar.
Gracias, Oscar, por desvivirte tanto en este particular tuyo seguir yendo todavía.
Me ha gustado mucho el intercambio de comentarios con Isidoro, al que agradezco mucho también sus aportaciones.
Cada cual sabe bien dónde le están apretando los zapatos, dices. ¿Seguro? ¡Cuánto me gustaría que fuera así!
La humanidad se renovaría con más rapidez y profundidad, si el ser humano no espera con pasividad a que le den hechas las hormas prefabricadas.
Un abrazo a los dos.
Gracias, otra vez, Isidoro!
Quisiera expresarte que mi “planteamiento” (donde me apoyo para andar comprendiendo) es “humanístico” (lo de la Gente en el modo de ser pensado y de hacerme cargo).
Quiero decir que “incluye e integra” lo “científico”, pero no se apoya en él, sino todo lo contrario; es lo científico que se apoya en “lo humano” del vivir.
Tampoco se apoya en en nada “divino-religioso”, sino también todo lo contrario: es la “religiosidad” una de las formas emergentes del humano vivir.
Así que nada de misteritos ni dificultosidades. Cada uno sabe muy bien dónde le están apretando los zapatos; y entre todos vamos descubriendo quiénes nos lo fabrican y venden según sus hormas de sus conveniencias, que no las nuestras.
¿No te parece?
¡Voy todavía! – Oscar.
Amigo Oscar. Abres una perspectiva nueva, la de la realidad o virtualidad de nuestro mundo.
Aunque sé que la realidad puede ser mucho más compleja de lo que ni siquiera podemos imaginar, yo siempre he sido muy conservador en ese terreno, porque cuando noto que “no hago pie”, me pongo muy nervioso, pues detecto que no controlo la situación.
Se sabe por ejemplo, que según la teoría de Cuerdas, el Universo, debería contar con once dimensiones, para ser matemáticamente consistente. Y eso abre todo un mundo de posibles especulaciones sobre las otras siete, además de las tres conocidas y el tiempo. Pero yo creo que liarse en esas especulaciones no nos lleva más que a callejones sin salida lógicos, para nuestros limitados cerebros, así que prefiero ignorarlas, un poco reduccionistamente.
Es muy posible en el siglo XXXI, nos consideren a los del XXI, como unos catetos culturales, como nosotros consideramos a los aborígenes y sus mundos. Pero tampoco es bueno morder más de lo que se puede masticar, porque al final, el ansia no nos aprovecha porque nos atragantamos, lo devolvemos todo fuera, y encima pasamos un mal rato.
Por eso, sin excluir la posibilidad de muchas otras alternativas, yo considero nuestro mundo como muy real, con sus tres dimensiones y el tiempo. Lo que sí que considero es que muchos fenómenos del Mundo Espiritual, podrían ser de naturaleza de “realidad virtual”. Y que tanto nuestro espíritu, (una copia permanentemente actualizada de nuestra mente cerebral), como las interacciones con otros espíritus, (fenómenos de espiritismo, telepatía, y de influencia espiritual con la “trascendencia=lo que está fuera”, que llamamos “gracia” o inspiración), podrían tener todos una realidad real, pero “virtual”, o sea de naturaleza cibernético-informática.
Parece una locura, y a lo mejor lo es. Pero esa hipótesis explicaría muy bien muchas cosas.
Naturalmente todo ese montaje necesitaría la existencia cercana de una Organización “divina”, muy poderosa y sabia. Y esa hipótesis también explicaría muy bien que en ese plan cósmico, de esta zona de la galaxia, la humanidad tendría una misión, “un QUEHACER de los humanos en el mundo”: un destino, un papel que tenemos que descubrir, y realizar.
Ese destino de especie, lo presienten muchas personas “sensitivas” de una forma intuitiva. Como dices tú: “Por una Pre-Tensión que nos sentimos insobornablemente ser. Lo que ha solido llamarse “FORZOSAMENTE INVITADO”, o también “VOCADO” (la famosita “vocación” cooptada por lo “religioso”).
Y esa intuición “vocacional”, la debemos concretar cognitivamente. Ya estamos en el tiempo, en que disponemos de casi todos los conocimientos necesarios para expresarla claramente. Los antiguos, no disponían de esos conocimientos, y podían andar con vaguedades. Nuestra responsabilidad actual, es dar ese paso cultural adelante, de una vez.
Con nuestros conocimientos científicos actuales, y con esta visión cósmica hacia la meta que debemos conseguir, los mensajes de todas las religiones, adquieren un sentido clarificador, y una y otra vez, comprobamos que concuerdan, y especialmente de la cristiana, que creo es la que más lejos ha llegado en el descubrimiento de este objetivo oculto. Oculto por ahora, pero es misión de la antropología y de toda la cultura y la ciencia en general, el descubrirlo.
Y en esa tarea pueden dar unas pistas muy orientativas, muchas de las expresiones simbólicas que quizás han sido inspiradas a muchos “espirituales” de todas las religiones. Y por eso el estudio de las espiritualidades, puede servir de mucha ayuda a las ciencias cognitivas, no porque aporten datos, sino porque pueden reafirmar la perspectiva de nuestra meta como especie: el sitio a donde nos dirigimos, sin ser conscientes de ello.
Antes de Colón, América era una entelequia, después de Colón era una realidad. Nuestro Colón de nuestra época, ha sido Teilhard de Chardin, el gran profeta que aún no ha recibido el homenaje que se merece.
Gracias Isidoro!
Te leo:
-“¿Y si no existe el mundo de lo “sobrenatural”, sino un mundo “hipernatural” virtual, pero de una virtualidad indistinguible con la realidad?”-
Ok! Pienso que ese es el “paso” acertado para comprender y comprendernos: el Asunto de la REALIDAD como un QUEHACER de los humanos en el mundo.
Ese QUEHACER no nos esta DADO por nada ni por nadie sino por una Pre-Tensión que nos sentimos insobornablemente ser. Lo que ha solido llamarse “FORZOSAMENTE INVITADO”, o también “VOCADO” (la famosita “vocación” cooptada por lo “religioso”).
En el esquema básico de la Vida humana (sino no hay “vida humana”) ese QUEHACER es “LO QUE TENGO QUE HACER”; un “faciendum” no un “factum”.
Por eso decimos -Ahy! la vida da mucho que hacer”- y el primero es tratar de elegir el camino por el que andemos “alegremente” (áliger) volando al viento “aligerado” de pesos, trampitas y cadenas es-clavadoras; sino abrazando con todas nuestras fuerzas a las “faciendas” con las cosas del mundo. Ortega llama a esto el Destino concreto del ser humano: la reabsorción de la circunstancia (la suya, la de cada cual).
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En “el retablo del maese Pedro”, Cervantes plasma su comprensión de la vida humana como una “virtualidad” (argumento en el teatro) como succión de toda la realidad habida en pos de una otra realidad seductora e impostergable para lo que sentimos tenga que ser nuestra vida.
Por eso Cervantes es el creador del género “Novela” (personajes virtuales en un mundo virtual).
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Siempre el ser humano se ha construido en ese mundo virtual. La Historia no es sino el esfuerzo de comprender los mapeados caminos para explicarnos por qué estamos donde estamos, con el peligroso cuidado de acertar el próximo paso a dar hacia el logro soslayador del malogro.
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¡Vamos todavía! – Oscar.
Interesantísimo este capítulo final, que hay que agradecer al magnífico esfuerzo de síntesis del amigo Oscar, (al que le pido disculpas personalmente por algunas intemperancias mías del pasado reciente: sé por sus huellas que es un hombre “de verdadero peso”).
Y sobre todo debe ser para nosotros, muy estimulante de nuestra imaginación y creatividad, para sacarle “provecho” a todo este torrente de buena teoría. (No hay nada más práctico que una buena teoría).
A mí me suscita de inicio, dos líneas de comentario. La primera, una idea que tengo yo como fijación mental. Y es que hay que huir de las abstracciones todo lo que nos sea posible. Porque valen para un ratito, pero cuando pretendemos utilizarlas sucesivamente, en la construcción de un edificio mental, acabamos perdiendo el norte, porque nuestra mente no las acaba de comprender y por ello no las procesa bien.
El tema de la gran utilidad de la “modelización visual”, es perfectamente conocido en el mundo científico. Watson y Crick, cuando eran unos desconocidos investigadores, se gastaban una buena parte de sus recursos de investigación, en los servicios de un artesano, que les hacía, siguiendo sus instrucciones, unos modelos físicos, con bolitas y alambre, para representar la molécula del ADN que investigaban.
Pero esta nueva línea de investigación de “modelización visual”, se ha empezado a utilizar en las ciencias de la naturaleza, pero el siguiente paso es el de las ciencias sociales, con sus modelos y algoritmos procesables, que en un futuro relativamente próximo, va a dar la vuelta del calcetín a todas ellas, y va a dar resultados hoy día cuasi inimaginables.
Pero yo voy todavía mas lejos. Este proceso de “modelización visual”, tendrá efectos en la teología, como una de las subsecciones que es de la cosmología. Pannikar ya lo previó proféticamente: “La mayor parte de los supuestos problemas teológicos, son en realidad problemas cosmológicos, de encontrar la verdadera situación del hombre en el cosmos”.
La segunda línea de reflexión que sugiere este escrito, es el de las enormes posibilidades de la “realidad virtual”. Una inteligencia computacional gigantesca, (lo cual no está lejano en el futuro), será capaz de crear mundos de realidad virtual perfectos, indistinguibles con la realidad, (película Matrix, y otras). Y entonces la distinción entre el mundo natural y el “sobrenatural”, será imposible. ¿Y si no existe el mundo de lo “sobrenatural”, sino un mundo “hipernatural” virtual, pero de una virtualidad indistinguible con la realidad?.
Dice Louis Cattiaux, en su libro “semiinspirado”, “El manuscrito reencontrado”: “Dios no es una abstracción delirante del espíritu humano como podrían hacer creer las descripciones de ciertos creyentes” (MR 26, 24).
Hay tres imágenes que nos hacemos de Dios-Padre, (no del Dios profundo, primero y creador del Cosmos, que es inimaginable). La inicial, que todos nos hacemos, aunque a muchos les cuesta reconocer, es la del anciano de barba blanca, que nos mira cariñoso. Cuando subimos de nivel cultural, nos molesta tanto “antropomorfismo”, y lo sustituímos por un una idea abstracta que es inmanejable y a la larga nos paraliza mentalmente. Y la tercera, (de nuevo el pensamiento circular del yin y el yang), puede ser la de un ser cósmico, natural, y material, que alterna esa realidad “real”, con un mundo virtual diseñado y fabricado por él y sus ayudantes, y que a nosotros nos desconcierta porque no sabemos distinguirla de la otra.
Sé que a muchos todo esto les parecerán fantasías y locuras. Pero será porque no han comprendido las implicaciones profundas del magnífico escrito que el amigo Oscar nos ha regalado.
Hola!
Recuerdo que mi in-quietud por lo que me impulsaba a comprender a esos escolares que “había que meter a patadas en la Escuela” y “sacarlos a patadas del Cyber” me llevó a encontrar este librito de Antinucci en una Biblioteca Popular de Argentina.
A mí me resultó esclarecedor. Ideas como la de “SIMULADOR” me mostraban la posibilidad de plasmar con propias manos y sentidos los MODELOS que nos in-spiran (los spiritus soplantes de nuestra intimidad).
A los pocos años ya me encuentro en un “mundo cibernético”. Esto quiere decir un modo de ser humano “OTRO”.
Ese Otro que puede ser un hijo, un nieto y la pléyade de sus compañeritos, para los que somos un Pasado infinitamente lejano.
Sigo con el “AFÁN DE COMPRENDER”.
Tal vez sea bueno que lo diga casi en fórmula: “AFÁN DE COMPRENDER”.
Tal vez sea ese el mejor legado que pueda ir dejando al irme despidiendo de la vida, de la mía, de la única que tengo y respondo.
¡Vamos todavía! – Oscar.