Estos días metamorfosean en emérito al cardenal arzobispo de Madrid don Antonio María Rouco Varela.
Tiene mala imagen y peor prensa éste señor cardenal incluso entre la derecha del PP. El presidente Rajoy, gallego como él, no se ha dignado recibirlo desde hace meses.
En mi opinión no se tiene en cuenta que el nuevo emérito es un producto cualificado, altamente eficiente, rigurosamente fiel a los parámetros que encuadraban la función sacerdotal y brillante corredor de fondo en la carrera eclesiástica. Amén de un seguidor de Jesucristo dentro de esos parámetros como aseguran quienes conocen de cerca su vida privada.
Los eclesiásticos de su edad fueron preparados y convencidos de que la Iglesia, sociedad perfecta, detenta el poder religioso único en los países católicos y en los no católicos también, en tanto pueda. Ese poder debe ser visible y ejercido coram populo. Así lo ha llevado a cabo el cardenal Rouco durante su gobierno episcopal.
Y debe ser ejercido para que la sociedad civil adopte la conducta ética derivada de la concreción histórica del Derecho Natural inscrito por el Creador en el corazón de los seres humanos ab initio et ante saecula. Basta leer los discursos del señor cardenal de Madrid para saber que a ese fin ha dedicado buena parte de su actividad.
En la larga lista de prelados desde Cisneros a Tarancón, con influencia ética y política en nuestro país, don Antonio María Rouco será el último cardenal con vocación, preparación, energía y total ausencia de respeto humano que ha tratado de gobernar la Iglesia española de modo que lograra al tiempo implantar en la sociedad española una visión política, social y cultural que solo la doctrina de esa institución garantiza y en cuyos beneficios morales confía.
A mi modo de ver esa ha sido la aventura religiosa y humana del cardenal que entra en el silencio público rodeado de un suspiro de tranquilidad de no pocos españoles, católicos o no.
El drama de este eclesiástico gallego de una pieza ha sido el tiempo en que le ha tocado vivir. Tarancón hizo política. Pla y Daniel hizo política. Gomá hizo política. Vidal y Barraquer hizo política. Segura hizo política. Los tiempos, la doctrina de la Iglesia, su influencia social, su vigor de creencias y de fieles creyentes, su potencia intelectual, la firmeza de fe y costumbres de gran numero de su clero, lo permitían.
La historia española y de la Iglesia han convertido aquella fuerza en debilidad. Pero el cardenal no ha captado la riqueza que esa debilidad supone de oportunidad para los cristianos de este país y no ha sido capaz de ponerse al frente de la marcha hacia delante. Ese ha sido su drama y su fracaso. A mí este señor cardenal, como el Piyayo, ¡me da pena y me causa un respeto imponente!
No olvidemos de paso que el abierto y agradable nuevo arzobispo de Madrid, procedente de Valencia, tiene el mismo poder que el viejo cardenal, que viene catapultado desde Roma a una iglesia local no consultada, callada, muda. El poder no se cede, se conquista. Ese es el otro Piyayo de la Iglesia católica, por muy educados, amables, cercanos y besables y besantes que sean los poderosos que detentan el poder en ella, poder que fue erigido en y sigue estando en los dos o tres reunidos en su nombre pues así está Él en medio de ellos sin pompa ni circunstancia.
Pero Javier, el cura con ébola tiene derecho a morir decentemente y en paz.
No es el tiempo que le ha tocado vivir es el talante de la persona y para muestra su permanencia en el Palacio Episcopal, amen su intervención en determinadas manifestaciones, predicaciones fuera de lugar etc
El atrincheramiento de Rouco lo resuelvo yo en dos patadas.Metemos al nuevo cura con ébola en el palacio episcopal…
Por eso estamos como estamos y por donde caminamos.
Porque son incapaces de.
¡¡¡Apearse de todo poder!!!
Eso está devastando a las nuevas generaciones, que tienen mucha más información, muchos problemas, cada día más acuciantes donde la iglesia “poder” no quiere… ni de momento piensa entrar.
mª pilar
Coincidencia o no…Madrid es menos católica com Rouco. Deja um trabajo enorme para el próximo. Espero que vuelva es E. Santo.
el No me resigno a configurar la iglesia como un monstruo inanimado, un tinglado dirigido por este o por aquel Primado, Cardenal o lo que sea. La Iglesia española como la universal son un organismo vivo y en perpetua tensión interna, en el que se enfrentan a veces violentamente tendencias diversas, contrarias y contradictorias. La Iglesia española de los tiempos de la República no era solo Vidal y Barraquer, era José Bergamín, Manuel de Falla, y la Revista Cruz y Raya, la de los curas vascos y de otros lugares fusilados por Franco por republicanos y por socialistas.. La de Tarancón era la de la JOC y la HoAc y la Acción católica rural, que contribuyeron a alumbrar la Transición democrática.
La Iglesia de Rouco, supuestamente de Rouco, ha sido la de las comunidades de base, los Congresos de Teología que se acogen a Comisiones Obreras porque la iglesia de Rouco los ha desterrado, tantos movimientos de oposición a Rouco protagonizados por seglares, sacerdotes y por obispos. La que lucha por los derechos de los inmigrantes en Ceuta y en Tarifa, y por las víctimas de los recortes.
Le reprocho a Alberto Revuelta haber reducido la Iglesia española a un aparato despótica y dictatorialmente gobernado por “caciques2 y un rebaño de ovejas sin personalidad. Eso es falsear la historia, eso es falsea el verdadero rostro de la Iglesia. Tendríamos que pasar página de una vez de esta visión falsa y míope.
¿Cómo hay que comprender el traslado de Burke desde el más alto Tribunal Eclesiástico hasta lo profundo del mero protectorado de la Orden de Malata?
Sandro Magister resaltó esta tarde con su habitual estilo insidioso que “el cardenal Raymond Leo Burke de prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica no sería promovido será degradado al pomposo – pero eclesiásticamente modestísimo – título de “cardenal patrono” de la Soberana Orden Militar de Malta” (http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350870?sp=y) parece olvidar que la Orden de Malta maneje muchos millones y ejerza enormes influencias políticas de manera secreta al estilo masónico y en muchos lugares del Planeta.
Francisco muy bien que pudiera desear que alguien con fama de honesto y aún joven para los estándares eclesiásticos (Burke tiene 66 años) se acercara a supervisar una Orden que mueve dineros en todas direcciones y en la que los seglares han permanecido relativamente libres. Los cardenales que preceden a Burke en el cargo casi ninguno ha carecido de importancia y poder en su momento: Mariano Rampolla del Tindaro, Gaetano Bisleti, Gennaro Granito Pignatelli, Nicola Canali, Paolo Giobbe, Paul-Pierre Philippe, Sebastiano Baggio, Pio Laghi.
Desde luego, mirando al caso Sodano, en la Iglesia en el Vaticano se puede caer “para arriba.”
Pues a mí “el cardenal” no me da ninguna pena. Y, respeto, el mismo que me merece cualquier otra persona. Ni más ni menos.
Y no estoy de acuerdo con quienes quieren presentarlo como un señor inteligente. Se necesita ser bastante tonto para conseguir lo que Rouco consiguió: entablar una batalla y perder dos, dos batallas. Emprendió una batalla contra el matrimonio homosexual y perdió dos batallas: la del matrimonio homosexual y la del matrimonio heterosexual, pues durante su etapa al frente de la iglesia española no solo se aprobó el matrimonio homosexual sino que los matrimonios heterosexuales católicos pasaron de ser más del 90% del total a no llegar al 30%. ¿Se puede sufrir una derrota mayor?