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Un cura chileno confiesa feliz que espera gemelos

Lo ha publicado La Nación de Chile. Nos lo ha comunicado Enrique Orellana con un correo en el que expresa esta felicitación:

Ignacio Miranda Morales:
¡¡ QUE TE VAYA ESTUPENDO !!
Fraternalmente, Enrique

Lo mejor es la media hora de charla por la radio local con el bueno y feliz Ignacio Miranda: [Ir al flashplayer que aparece al final de la página y de esta frase]:

ESCUCHE EL AUDIO COMPLETO

CURA DE CABILDO CONFIESA QUE SERÁ PADRE DE GEMELOS: ESTO NO ES UN ERROR

Ignacio Miranda Morales, que está en trámites para dejar el sacerdocio, pidió que “oren por nosotros 4 para que el señor nos acompañe e ilumine en nuestro camino”.

Viernes 8 de agosto de 2014 | por Nación.cl Publicado por: Patricio Gutiérrez – Foto: Agencia Uno + Sigue aNación.cl en FacebookTwitter

No fue una noticia fácil de dar, pero como él mismo dijo, “lo que estoy viviendo ahora no es un error”: el cura de Cabildo Ignacio Miranda Morales se armó de valor y sin importar el qué dirán confesó que será padre de dos niños, “son gemelos”, dijo en “Maxx Radio Chile”.

“No es fácil conversar este tema y menos por la radio. Creo que es el momento porque se ha hablado mucho, se han especulado muchas cosas”, fueron las primeras palabras del sacerdote de cabildo al contar su historia que venía sumando interés desde hace algunos días.

El religioso prosiguió dejando en claro que “lo que estoy viviendo ahora no es un error, no estoy equivocado, acá hay una decisión tomada con el cariño a Dios y con la persona que quiero comenzar una nueva vida”.

“Es una decisión que yo tomé, una decisión libre, basada en el cariño hacia Dios, hacia la persona con la que yo quiero comenzar una nueva vida (…) ayer fui a conversar con mi abuelita que tiene 99 años y le conté, y mi abuelita se puso a reír y me dijo, ‘gracias por darme dos nietos’, porque voy a ser papá de dos niños, son gemelos”, dijo.

Aunque complementó que “no es para hacer una fiesta ni mucho menos”, el cura también pidió “ponerse en el lugar de lo que estoy viviendo: es un momento de reflexión, alegría, creo que los hijos son una bendición, una alegría”.

Ignacio Miranda explicó que ya se fue “oficialmente” de la parroquia y que está en el trámite para “dejar el sacerdocio”, todo con el fin de no seguir dañando a la iglesia porque “con todos los golpes ha sufrido mucho”.

Eso sí, afirmó que “sigo siendo el padre Ignacio, estoy suspendido en cuanto a los ministerios, perotodavía sigo siendo sacerdote”. Es más, no piensa por ningún motivo dejar de lado la religión: “Cuenten conmigo que yo voy a orar porque no es una exclusividad de los curas a rezar, pero también les pido que oren por nosotros 4 para que el señor nos acompañe e ilumine en nuestro camino”, puntualizó.

6 comentarios

  • Antonio Vicedo

    Oscar, de acuerdo con esto tuyo (Pienso que es más saludable mirar hacia “lo que tenemos que hacer”,
    que andar mirando lo que la vida honesta nos exigió ir dejando
    .) que llevo ya viviendo 25 añitos; eso que llaman “de plata.
    Un abrazo para ti, para Ignacio y para tant*s otr*s que seguimos siendo Iglesia en, con y por l*s herman*s, si nos amamos. Ju.XIII,35.

  • h.cadarso

    “Dejar el sacerdocio, con el fin de no seguir dañando a la Iglesia”
    Amigo Ignacio: ¿Y por qué piensa usted que lo que ha hecho daña a la Iglesia? ¿Podría explicarme usted sus razones para decir esto?
    Perdóneme, yo creo que su gesto es bueno para la Iglesia, enormemente positivo y esperanzador. Y me gustaría que si acaso la ha perdido usted recupere su más alta autoestima como persona, como ciudadano, y como miembro de la Iglesia.
    Perdóneme un pequeño desahogo. En mis trámites de secularización, refugiado en París, el Obispado de París me sometió a interrogatorios estúpidos y dilaciones sin fin. Eran los años 1970. Cuando me harté de tantas dilaciones, escribí una carta al Cardenal Marty en la que le anunciaba que “ya tengo mis papeles en regla para residir en Francia, mi permiso de trabajo, ya me he casado por lo civil, y estoy esperando gemelas. Ahora no tengo ninguna prisa, ni voy a seguir esperando sus santas bendiciones. Hagan ustedes lo que mejor les parezca. Adieu!” Adieu en francés quiere decir “hasta nunca”. El Cardenal me contestó, por primera vez, muy afable.
    Y al tiempo un amigo gestionó los oportunos permisos, y la Iglesia bendijo mi matrimonio.
    Amigo Ignacio, mi más cordial enhorabuena por su paternidad, por su coraje, por todo. Y mi saludo cariñoso para la futura mamá y para la futura abuelita.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Cabildo es una localidad a unos 100 km Norte de Santiago.
    En este Enero pasamos por ahí y almorzamos en un gran Salón nuevo del Club. Buena y sencilla comida y buenos precios. Llegamos acompañados de una joven maestra que “hacía dedo” en un pueblo vecino y regresaba a su casa. Cabildo es muy antigua en un precioso Valle que como casi todos los de la zona Central p’arriba están amenazados de sequías.
     
    En cuanto al asunto del curita ya cada cual tomará la postura o partido que su imagen tenga de la Religión en general y de la Iglesia en particular.
     
    La mía es que el tipo –por lo que sé- agarró para la libertad de conciencia honesta. Yo no le doy más vueltas que esa. Y me alegra ver libertades honestas. La Felicidad no es sino eso: coincidir con uno mismo.
     
    Con esto voy queriendo decir que el personal y comunitario futuro humano de cada uno de nosotros no está adscripto a que ahora
    * el curita y su esposa se liberaron de la Promesa obligatoria de celibato, y
    * la Iglesia canónico-jerárquica merezcan algún improperio.
     
    Pienso que es más saludable mirar hacia “lo que tenemos que hacer”,
    que andar mirando lo que la vida honesta nos exigió ir dejando.
     
    Y esto no solo pasa a los curitas “que dejan” ¿no?
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • m. pilar

    ¡Adelante amigo!

    Algún día (deseo que sea pronto) que, el hecho sacerdotal pase a la historia, las personas que presidan una comunidad, deben elegirlos/as  la misma comunidad sean casados/as  o solteros/as.
     
    El hecho de servir a la comunidad, lo “unge” como tal y además:
    ¡No por los siglos de los siglos!
     
    Si no durante el tiempo que las comunidades decidan.

    ¿Por qué sacerdote para toda la vida? ¿Por qué no puede administrar los sacramentos si descubre que ama y quiere compartir su vida como pareja?

    Todo ser bautizado = con un compromiso con la religión  que asuman; desde ese momento:

    ¡¡¡Ya son ungidos y consagrados con el mismo óleo que se unge a cada ministerio!!!

     
    ¡Todas las personas bauticidas = comprometidas como cristianas:
    ¡Somos enviadas, dignificadas, entregadas a la labor de vivir de acuerdo con el compromiso adquirido!

    El lugar, la responsabilidad, el tiempo de obstentar un cargo = trabajo…:
    Entre toda la comunidad deberían decidirlo.

    mª pilar

  • Antonio Duato

    El absurdo problema y la disyuntiva en que esta ley coloca a muchas personas, antes o después de la ordenación, es de sobre conocido como dices, Ana.

    Pero lo que me ha llamado la atención en este caso de Ignacio Miranda es la naturalidad y alegría con que ha sido vivido y comunicado por los protagonistas (“somo ya cuatro” los que hemos tomado la gozosa decisión, se insiste). Esto se ve más claro si uno dedica un poco de tiempo a oír ese trocito de una emisión de radio local, donde se habla de las diversas reacciones de la gente, incluida la de la abuela de 99 años. Qué naturalidad. Esto ya es un avance, se quiera o no.

  • ana rodrigo

    Qué absurdo, qué pena y qué tristeza que el que un hombre viva el amor con una mujer y vaya a ser padre de dos hijos, lo tenga que vivir desde la angustia, la mala conciencia y el sentido de culpabilidad y, encima, teniendo que dar explicaciones públicas.
    Algo tan maravilloso, tan humano y tan natural, hace que la ley del celibato lo haya convertido en una auténtica tortura moral para hombres normales, que quieren vivir el amor humano y que se les pone en la tesitura de que lo vivan como contrario al amor “divino”, como algo delictivo y pecaminoso.
    Casi da vergüenza decir las obviedades que estoy diciendo, pero lamentablemente, es así de lamentable (perdón por la redundancia).