Corrillos de sacristía hacen quinielas sobre el sucesor de Monseñor Rouco en la sede episcopal de Madrid, que normalmente acoge al líder in pectore de la Conferencia episcopal española, y que, según los cánones nada democráticos de la Iglesia católica, será designado por el Papa Francisco.
De momento, según comenta Religión Digital, a pesar de los deseos que habría dado a entender Monseñor Rouco de seguir en esta sede episcopal el mayor tiempo posible, congelando así el cese previsto por las normas a la edad que ya ha cumplido el prelado gallego, el Papa parece ser que ha dado señales de que nombrará este mes o el de setiembre al nuevo obispo de Madrid. También se comenta que el obispo de Madrid no ha recibido demasiado bien la decisión de Roma de “cesarle”.
Otro obispo de Madrid, el Cardenal Enrique y Tarancón, corrió la misma suerte a manos del Papa Juan Pablo. En Atrio se ha recogido cómo este domingo El País nos recordó que el Papa polaco ni siquiera le dio oportunidad a Tarancón de poner su cargo a disposición de Su Santidad, ni de aceptarlo, sino que fue “dimitido” de su Sede madrileña ipso facto al cumplir los 75 años. Monseñor Enrique y Tarancón, el que fue aclamado por la extrema derecha española al grito de “Tarancón al paredón”. El que desde su puesto de eclesiástico ayudó y favoreció la transición democrática y los primeros pasos tambaleantes de la democracia.
Como se da por supuesto que el Papa Pancho lleva una línea pastoral muy distinta de la de Juan Pablo II, se da por supuesto también que designará par la sede de Madrid a un obispo menos proclive a la derecha o más “humano” que Monseñor Rouco. Religión Digital lanza nombres como Cañizares, Blázquez u Osoro…
A estas alturas de la película, los soldados rasos de la iglesia española parece que solo tendrían o tendríamos recurso a la oración para influir con nuestro “voto” en la designación del futuro líder de su institución. Sería un voto en la urnas de la Corte celestial, o un voto delegado en al Espíritu Santo…
Tuvimos un líder de la iglesia española allá por los tiempos de 1936, cuando la Guerra incivil: se llamaba Vidal i Barraquer, Arzobispo de Tarragona, Sede que discutía con Toledo entones la condición de primada de la iglesia española. Como el cardenal Segura, monárquico y teocrático hasta el exceso, promovido por el Rey Alfonso XIII a la Sede Primada de Toledo tuvo que abandonar España durante la república, Vidal i Barraquer en 1936 compartía el primado con el cardenal Gomá de Toledo.
A diferencia de este, el Cardenal Vidal i Barraquer, apostó valientemente por respetar los resultados de las elecciones de aquel año y salvaguardar el funcionamiento de la República y de la democracia y se negó a firmar la Pastoral colectiva del episcopado español promovida por Gomá a petición de Franco en la que se justificaba y aplaudía el golpe de estado del ala conservadora y golpista del ejército. Tras la victoria golpista, se le negó la vuelta a su Sede de Tarragona y murió en el destierro.
Desde 1936 hasta el Cardenal Enrique y Tarancón, la iglesia española fue gobernada por Obispos cuyo nombramiento fue sometido a un derecho de presentación o “derecho de veto” del General Franco. El mismo Enrique y Tarancón, que tuvo que pasar el filtro de la dictadura, tuvo suficiente valor para hacerse eco y respaldar el clamor de los fieles católicos del Estado español y dejar vía libre e incluso colaborar de forma decisiva en la transción democrática. Digamos que fue como un Adolfo Suárez en versión eclesiástica…
¿Qué ocurrirá ahora, optará el Papa Pancho por una persona capaz de seguir la línea de respeto a la autonomía del poder civil y la libertad de acción de la iglesia, al principio de separación de la iglesia y el estado consagrado por la Constitución española y no respetado hasta ahora ni por el poder civil ni por el eclesiástico?
Hay un precedente un tanto desalentador: hace unos meses, 500 católicos ejecutados por fuerzas del lado republicano fueron beatificados en Tarragona. Algunos pensaron que el Papa Pancho iba a parar en seco ese proceso que ensalza a los que cayeron del lado de los rebeldes y mantiene en el olvido y el desprecio a los que cayeron del lado republicano.
De todos modos, ¡hagan quinielas, fieles católicos! Si esto ocurriese en Inglaterra, los anglicanos de la Isla y de la Commonwealth estarían madurando su voto en una campaña electoral al más puro estilo inglés. Incluso podrían jugársela y lanzar un órdago elevando a la Sede Primada de la Westminster a una “obispa”.
Pero lo nuestro ni es la Iglesia anglicana ni el fair-play inglés, ni entre nosotros la mujer ha alcanzado cotas de elegibilidad de las que disfruta en el Reino Unido y sus territorios de ultramar…
¿Qué hacer, hermanos míos en la fe?
Creo que estamos de acuerdo, amigo Valderas, en que un asesinato es un asesinato, sea quien sea el verdugo y sea quien sea la víctima. Pero su primera entrega solo hablaba de asesinatos de un lado, ahora le entiendo mejor, perdone mi falta de reflejos. A decir verdad, hubo una iglesia perseguida por Franco, hubo curas fusilados del lado de Franco, justamente por haberse identificado con los ideales de justicia social de los republicanos, socialistas etc. Y no solo curas vascos, también de otras “comunidades autónomas”. Por ejemplo de la Rioja, de donde soy. Y hubo un Manuel de Falla, un Juan Ramón Jiménez, un José Bergamín, y otros católicos fervorosos que tuvieron que exilarse de por vida o esperar a la muerte de Franco para volver.
Es decir, que hubo como dos iglesias, una inspirada en Cruz y Raya, en Emmanuel Mounier y los católicos antifascistas de toda Europa, otra demócrata a su manera, estilo Alcalá Zamora, según dicen amigo de Vidal y Barraquer, estilo Gil Robles, y otra rabiosamente aliada con los militares rebeldes y la violencia contra los enemigos de la que ellos creían o fingían creer la religión verdadera. Creo haber oído que Indalecio Prieto y Dolores Ibárruri hicieron lo imposible por salvar la vida del obispo de Teruel, Polanco…
Tendríamos que enjuiciar aquel tiempo pasado con suficiente serenidad y objetividad. Le agradezco los datos y juicios que emite sobre el presente de la iglesia de hoy en Cataluña, a los cuales podría añadir datos del País Vasco donde vivo, y de todos los rincones de este país tan variopinto. Tengo familia en Cataluña, sus puntos de vista no me son del todo ajenos. Sería muy importante que la Iglesia fuese capaz de generar corrientes de sensatez, de respeto a todas las opciones políticas, de comunión dentro de la diversidad, de distinguir la fe que nos une de las opciones políticas que nos van a cada uno…Creo que ese es el papel de la Iglesia, el papel que no fue capaz de cumplir en la República, y por lo que usted dice y yo también reconozco, tampoco hoy está cumpliéndo….
Hay claves para saber, conjeturar, en qué direcciones irá el proceso.
En los años 70 reinaba el desconcierto, los cambios estaban sometidos a la violencia, institucional u opositora.
las aspiraciones de fraguaban en la intimidad de las conciencias, el intelectualismo era una herramienta necesaria y los centros docentes ( universidades, seminarios) tomaron la iniciativa en las propuestas.
El desconcierto de las masas se veía condicionado por la crisis económica y los sindicatos armas del Gobierno al servicio de la patronal. Círculos parroquiales ( había una gran diferenciacion entre el clero bajo y la más alta jerarquía) servían de refugio y de cauce para la causa obrera. y también para los movimientos vecinales.
El desconcierto se hizo más agudo porque la España salida de la guerra fue la España rural y la sostenedora de la economía en los duros años de autarquía, pero fácilmente controlada en los soportes patriarcales. El cabeza de familia, tenía alguna forma de representación y detentaba la autoridad frente a las mujeres y los hijos. Los hijos no eran adultos hasta después de hacer la mili y casarse. Las mujeres permanecían permanentemente sometidas por la autoridad representativa del hombre o por los roles asignados socialmente.
La reforma tuvo que hacerse desde arriba ( las élites, junto a los que ya mandaban) necesariamente
La Iglesia ( en su clero, especialmente obispos y parte del curato) no logró pasar el Rubicón de la mano de Tarancón, a causa de los aires conservadores llegados desde Roma,y las fuerzas involucionistas (Por ejemplo el Opus Dei).
Ahora tenemos que analizar la realidad desde unas claves distinta, aunque estemos igualmente dentro de una grave Recesión de la economía y un cambio impuesto de modelo.
Para el tema que nos ocupa, el Papa Francisco no es Juan Pablo II y el mundo católico español tiene la oportunidad de enfrentarse a sus miedos con valentía. (Aunque ya el sector católico no sea más que una parte mucho más pequeña de la sociedad civil, libre de sus ataduras tradicionales en política)
La generación de la guerra ha concluído. La generación de la Transición ha perdido protagonismo.
La nueva sociedad española ha vivido más de treinta años en democracia y está dotada de una mentalidad europeísta ( Por eso no me da miedo, la consulta posible en Cataluña, perdón por la disgresión)
La España analfabeta ha dejado de existir y nuestros hijos tienen una educación muy superior a la que recibímos los hijos de la posguerra.
Y lo que para mí es el dato más importante: Podemos sólo es un exponente de todo lo que significa y abarca el Movimiento del 15 de Mayo, uno de los varios causes para la indignación ciudadana, que no necesitó ni de Universidades, ni de parroquias, ni de la clandestinidad, ni de la violencia callejera para construir alternativas dentro y fuera del sistema.
Sí, Honorio, discrepamos de la valoración de los asesinatos. Un asesinato es siempre un asesinato. Es decir, que incluyo aquí los del bando que acabó con personas significadas de la república (alcaldes, maestros, políticos, jueces, etcétera). En alguna ocasión he citado aquí la muerte violenta de un familiar juez. Pero, siendo hijo y nieto de “rojos”, mi padre estuvo con Lister, con El Campesino tíos carnales, puedo atestiguar que la muerte de curas (monjas, religiosos, creyentes) fue en su mentalidad una lucha contra la Iglesia. Alguien me robó el libro de Tusquets sobre la masonería barcelonesa escrito en plena república. Para mí fue como tirar del hilo de tanto odio, de tanta animosidad. He leído los entresijos de la famosa Carta; los trabajos en ella de Menendez Reigada y otros de Salamanca, el enfrentamiento del catolicismo francés (Bernanos, Maritain, Mauriac, etc.), las consultas teológicas en Roma (Garrigou-Lagrange). Procuro ver las cosas con distancia. He vivido el acoso constante en casa de la Guardia Civil. Los asesinatos son asesinatos. Pero hubo una Iglesia martirial. ¿Que hubo obispos y curas políticos? Por supuesto. Como los hay hoy. Vivo –consecuencia de la guerra– en Cataluña desde hace más de cincuenta años. Y veo hasta qué punto el cardenal de aquí, arzobispos y obispos se han entregado con armas y bagajes a la división secesionista. En más de una ocasión he escrito que, con esa postura cizañera, se convierten en mala gente. Si corriese, Dios no lo quiera, alguna gota de sangre, yo no exculparía a cuantos han convertido el altar (o el torreón de la Iglesia, o la cátedra de teología moral) en tea contra la justicia y el derecho natural. Para más inri, en nombre de Cristo.
Oye, Román, lo más interesante sería saber en que direcciones va “el proceso”.
Amigo Valderas Gallardo: He tomado los datos biográficos de Vidal y Barraquer de Wikipedia; yo no digo que huyese con la victoria de Franco…Y por otra parte pienso que Wikipedia tiene cierto crédito…
Usted califica de persecución religiosa las muerte de miles de religiosos y religiosas en el lado republicano. Me parece un tanto aventurada esa afirmación; ¿tendríamos que calificar también de persecución religiosa las muertes de sacerdotes a manos de militares rebeldes en el País Vasco y fuera de él? Muchísimos españoles le recordarían a usted que la Iglesia española se alineó del lado de los militares rebeldes en 1936 y luchó contra la República desde 1930…Y que ese hecho permite quizá poner en tela de juicio su afirmación de que las represalias sobe los católicos obedecían a motivos de índole religiosa, y no de índole política o de lucha de clases…
Yo no quería entrar en este terreno. Simplemente he querido recordar que la Iglesia, hoy, haría bien en mostrar un cierto respeto y un discreto silencio ante las víctimas de la guerra de 1936 de ambos lados, o quizá incluso adherirse a la ONU que reclama al gobierno español la aplicación de la Ley de la Memoria histórica, y a las decisiones de los juzgados argentinos que reclaman el reconocimiento de los derechos de las víctimas de la violencia franquista.
“Nadie es más que nadie” dice un adagio muy español. Pero en nuestro caso los muertos de un lado parece ser que son más que los del otro. Al menos para la iglesia que gobierna, porque bien sabemos de curas que han ayudado a recuperar y honrar la memoria de muchos fusilados enterrados en los campos y en las cunetas.
Dice usted que no le consta que le dieran a Vidal y Barraquer la posibilidad de firmar la Carta Colectiva de apoyo a la sublevación militar…Me lo pone usted todavía peor, al aventurar que quizá algunos obispos no fueron consultados sobre aquel documento…O sea que no fue tan colectivo como algunos pretenden…
Parece como si la historia se esforzarse en repetirse una vez más.
El momento “eclesial” en España parece coincidir con el momento “político”
Horizontes de cambios, ?Desde arriba? ¿Desde abajo?
¡Qué más da!
Lo importante es el proceso…
La iglesia sigue fuera de la órbita participativa de la comunidad; Juan Pablo II señaló con el dedo la puerta de salida a Tarancón y utilizó ese mismo dedo para nombrar a su sucesor. Pues Francisco va a hacer lo mismo.
Bueno, para tener aspecto, cara y gestos más humanos que Rouco no hacen falta muchos méritos.
Las circunstancias del pasado, cuando los obispos llevaban el timón de la historia política de España, no creo que se den en la misma medida ahora, eso quiero creer, aunque no estoy muy segura, visto lo visto con Gallardón y su ley del aborto.
De cualquier forma, las mentes jerárquicas son inescrutables.
Honorio, Vidal y Barraquer no huyó con la victoria de Franco. Huyó de España durante la persecución religiosa que asesinó a muchos párrocos bajo sus órdenes, incluido su obispo auxiliar. Sus amigos de Esquerra Republicana, que tantos asesinatos cometieron, le salvaron el pellejo facilitando su huida y abandono consiguiente de la grey. No soy quién para juzgarle. No consta que le presentaran la posibilidad de firmar la carta conjunta del episcopado español. Lo que hizo la Santa Sede fue no retornarle la diócesis. Unos dicen que por presiones de Franco. No tengo datos suficientes ni para confirmarlo ni para negarlo.