Una editorial sobre el silencio oficial del Vaticano ante el genocidio de Gaza
“No es una guerra, es un genocidio”, decíamos en el anterior editorial sobre Gaza. Es un genocidio, volvemos a repetir ahora después de un mes de violencia y destrucción. El ensañamiento de Israel contra Gaza poco tiene que envidiar al exterminio que hicieron sus antepasados en las bíblicas ciudades de Jericó y de Ay (Cfr. libro de Josué). La violencia practicada contra Gaza ha dejado cerca de 2000 personas muertas, la mayoría de población civil, de las que una tercera parte son niños y niñas, y más de 9.000 personas heridas, muchas de gravedad, medio millón de desplazados y unas 5.000 viviendas arrasadas. Israel, entre tanto, ha perdido 64 militares y 3 civiles.
La masificación en los refugios, gestionados por la ONU, y el estrangulamiento de los servicios básicos están complicando las tareas destinadas a cubrir las imperiosas necesidades más elementales. Un millón y medio de personas no tiene acceso al agua y la falta de electricidad está afectando a los servicios de distribución de agua, saneamiento y salud. A juicio de June Kunugi, representante de UNICEF en Palestina, “el costo humano y material —de esta que Israel llama Operación Margen Protector— no se puede describir con palabras”.
Como seres humanos nos humilla e indigna el cinismo de las grandes potencias que, por intereses geoestratégicos, están directa o veladamente amparando este genocidio de Israel contra la población indefensa recluida en la franja de Gaza. Venderle armas y estar pidiendo al mismo tiempo ayuda humanitaria es éticamente inaceptable; entregar anualmente 3.000 millones de dólares, como hace EE.UU. con el silencio culpable de la UE, para recompensar el trabajo sucio que Israel está haciendo en la zona, es vergonzante. No se puede encubrir tanta desvergüenza bajo el político recurso del “derecho a defenderse de un país agredido”. Este no es el caso. Tampoco lo son las otras agresiones que el imperio ha llevado o está llevando a cabo en Irak, Siria, Ucrania y tantos otros lugares del planeta.
Desde Redes Cristianas, además del apoyar a las víctimas y condenar sin paliativos el genocidio, además de exigir a nuestros gobiernos el cese del envío de armas, ruptura de relaciones culturales, comerciales y diplomáticas y boicot a los productos de Israel mientras dure el conflicto —y mantenga la ocupación del 78% de las tierras palestinas, los asentamientos y el muro—, nos cuestionamos el clamoroso silencio de Roma, y más aún de la Conferencia Episcopal Española ante una catástrofe de tal magnitud. ¡Como si todo se hubiera hecho ya con la visita a los lugares en conflicto y el poético rezo de sus líderes en los jardines del Vaticano! Ante una situación similar en 1511 y ante la presencia del entonces encomendero fray Bartolomé de las Casas, fray Antonio de Montesinos pronunció un sermón memorable que cambió la historia de la conquista: “¿Con qué derecho y justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Estos no son hombres?”. Por el dolor que nos causa este silencio en un mundo falto de un referente moral que creíamos estaba emergiendo desde el Vaticano, traemos hoy el recuerdo de Montesinos mirando a Gaza: ¿No están exigiendo estas víctimas de Gaza algún gesto profético y urgente desde el Vaticano? ¿Seguirán guardando silencio los obispos españoles, tan locuaces a otros propósitos, ante este infanticidio y este crimen contra la humanidad?
Redes Cristianas 15 de agosto del 2014
¿Esatmos dormidos?
Esto sí clama-grita a la humanidad entera, que sigue su vida como si nada estubiese ocurriendo.
¿Seremos capaces de no levantar de verdad la voz para que se pare este genocidio?
mª pilar