Impresionante cambio el que nos cuenta ABC (lo mismo que otros medios) sobre la posición de la Iglesia (y su diario Osservatore Romano) respecto a la película de Pier Paolo Pasolini El Evangelio según san Mateo.
Pero más que a la anécdota sobre este cambio y a la atribución que se hace al papa Francisco, nosotros quisiéramos prestar atención a la misma película que hoy nos ofrece en su versión total en YouTube. Ver o volver a ver la película, dedicada por Pasolini ‘al recuerdo querido, alegre y familiar de Juan XXIII’ es una experiencia que nadie puede perderse:
El Vaticano bendice, 50 años después, «El Evangelio según san Mateo» de Pasolini
«L’ Osservatore Romano» afirma que «es la mejor obra sobre Jesús en la historia del cine»
Una escena de «El Evangelio según san Mateo», de Pasolini
En la Iglesia de Francisco, Pasolini va al Paraíso. Su «Evangelio según San Mateo», es celebrado por «L’Osservatore Romano»: «Es la mejor obra sobre Jesús en la historia del cine». Esta es la información sorprendente que recogía en recuadro en su primera página el diario «La Stampa», al igual que han hecho otros medios nacionales.
Cuando se cumplen los 50 años de la presentación de la película «El Evangelio según san Mateo», es inesperado, y al mismo tiempo estimulante, que su realizador Pasolini sea elogiado por el medio informativo oficial de la Santa Sede, «L’Osservatore Romano», cuyo director, Giovanni Maria Vian, ha dicho: «Elogiar a Pasolini es una señal de la Iglesia de la misericordia de Francisco».
Pier Paolo Pasolini, considerado como uno de los mayores artistas e intelectuales italianos del siglo XX, era visto también como «un intelectual hereje», pero ahora se transforma en cierta forma en «un padre de la Iglesia en película: Pasolini se convierte en maestro de la fe mediante imágenes», afirma «La Stampa». En línea con el pontificado de Francisco, que pone al centro «las periferias geográficas y existenciales», el periódico de la Santa Sede reconoce en Pasolini «la inspiración digna de un creyente».
Acusado de blasfemia
La Filmoteca vaticana ha digitalizado la película, que es bendecida por el diario del Papa como «una representación que toca cuerdas sagradas y construye un sincero realismo». «L’ Osservatore Romano» elogia «la humanidad que el realizador traslada a la pantalla, dando un vigor nuevo al verbo cristiano». Es más, el Evangelio «en este contexto aparece todavía más actual, concreto, revolucionario».
Pasolini se declaraba ateo, pero la religión le atraía
Cuando el filme se presentó en la Mostra de Venecia, fue recibido con críticas positivas, pero también con acusaciones de blasfemia. También cuando llegó a las salas fue censurado y contestado por algunos sectores. Pero los cardenales lo aplaudieron. El productor, Alfredo Bini, ha contado que fueron necesarios treinta taxis para llevar a los purpurados al cine Ariston de Roma, donde había organizado la proyección de la película de Pasolini.
Eran los tiempos de la celebración del Concilio Vaticano II. Los padres conciliares, cuando leyeron en los títulos de cabeza la dedicatoria al Papa Juan XXIII, aplaudieron felices, y al final salieron contentos de la sala. A partir de entonces, el filme se proyectó en muchos seminarios y centros religiosos, con la bendición de la jerarquía eclesiástica. Incluso se organizó una proyección en Nôtre Dame.
Aunque después «L’ Osservatore Romano» de la época escribió que la película era fiel a la narración, pero no ciertamente a la inspiración del Evangelio. En realidad, el filme sorprendió a todo el mundo: en forma positiva a la jerarquía católica; en negativo, a la izquierda, que se quedó perpleja.
Pasolini se declaraba ateo, pero la religión le atraía, sin duda, hasta el punto de que el sacro es un tema que atraviesa toda su obra poética. El propio Pasolini confesó haber leído los evangelios una primera vez en 1942, y después en 1962 en Asís.
La mitología pasoliniana precisa que la idea del «Evangelio según san Mateo» nació en una tarde de dudas y tormentos del realizador, en un albergue de Asís, el 2 de octubre de 1962, esperando la visita de Juan XXIII, al que le dedicaría el filme. ¿Por qué el Evangelio de san Mateo? A Pasolini le atraía el más duro y severo de los evangelistas, porque además la figura de Cristo está evidenciada más en su humanidad que en el aspecto divino. En definitiva, el «Evangelio» de Pasolini es, a los 50 años de su presentación, perdonado y bendecido por la iglesia del Papa Francisco.
Hola honorio!
Tu actitud, tu relato vale! conmueve por el amor que destila!
Abrazo y suerte! – Oscar.
Hola, Oscar: Porque en la iglesia hacen falta ovejas negras, ovejas que desentonen, que balen fuera del coro, que toquen las pelotas que tú dices a los que hay que tocárselas, se planteen interrogantes a las ovejas y rebaños que…
Necesito, necesitamos, contra viento y marea, contra toda esperanza, que nuestra iglesia asuma en esta España y en este mundo el papel que entre otros papa Pancho parece reclamar para ella. Necesito una iglesia española sembradora de paz y convivencia de todosen armonía, desligada de una vez para siempre de todo asomo de franquismo y de todo complejo de vencedora de la guerra civil.
Por eso voy a donde te digo que voy. Y todos entienden mi silencio, y temen mi palabra….
en cuanto a lo que decís:
-“antes de empezar a avanzar
necesitamos salir del punto muerto“-
Parece que querés “salir del punto muerto” empujando;
Pienso que “del muerto” (sea o no un “punto”)
se sale dejándolo
– “con aviso“, p’a no quedar mal-
pero ¡DEJÁNDOLO!
¡Domani e troppo tardi!
¡Vamos todavía! – Oscar.
Hola honorio!
¿Y pa’ qué vas donde te hinchan las pelotas?
Amigo Oscar. En este domingo en que estamos se lee en la misa la parábola del que encontró un tesoro en un campo y compró el campo para hacerse con el tesoro, que es el Reino de los cielos.
El cura nos ha enjaretado o arrojado sobre la cabeza, como un cubo de agua fría, un discurso sobre el Reino de los cielos al que accederemos después de la muerte. Y todos los textos de la misa iban en esa línea…
Yo no sé si es demasiado tiempo, como tú dices. Pero lo cierto es que nos siguen sirviendo el Reino de los cielos en cubiertos y con menú de los de más allá de la muerte. Al parecer, todavía no nos hemos enterado de qué es eso del Reino de Dios o de los cielos. Necesitamos todavía a Pasolini, para seguir avanzando, porque antes de empezar a avanzar necesitamos salir del punto muerto en que estamos desde hace 50 años.
Entonces estamos todos sintiéndonos en cierta manera uno ¿No?
Un gran abrazo.
Gracias, Eloy, yo también te leo con interés porque sé que siempre dirás algo interesante, realista, razonable y enriquecedor.
Un abrazo
Hola Ana Rodrigo,
Yo me quería referir efectivamente a Asun Poudereux. Gracias por tu aclaración-
Pero lo que digo respecto a ella y a Oscar puedo decirlo también de ti:
Leo tus comentarios siempre con interés, aunque muchas veces no intervenga en el correspondiente “hilo”.
Gracias de nuevo. Un abrazo.
Querida Asun, se ve que estábamos escribiendo a la vez. Gracias por hacernos partícipes de este comentario de Martínez Lozano.
Querido Eloy, las gracias debes dárselas a Asun por su magnífico comentario, no a mí, que aún no he dicho nada sobre esta película.
Y, como dice Pilar, yo poco más tengo que añadir, si no es que esta película tuvo su momento, que hay que verla desde la mirada no sólo de Pasolini, sino desde la época en que se realizó.
Poner cara a personajes bíblicos y/o míticos colaboró, como otras películas basadas en la Biblia, a que la gente de buena fe viese la peli como si de una historia, en el sentido literal, se tratase. Y, todo el mundo sabemos, que la literalidad del evangelio en clave estrictamente histórica ha dado como resultado mucha ignorancia al pueblo creyente, al no aparecer por ninguna parte una buena exégesis. Y todo ello para fundamentar una teología oficial y tradicional, dogmática e incuestionable. Estamos en otros tiempos.
El que Francisco la saque de las catacumbas, no quiere decir que no venga de las catacumbas. Un poco tarde e innecesario, porque la gente actual o no la conoce o no le importa, a no ser por el gran artista que fue Pasolini, no por la temática.
Gracias, M.Pilar, por otorgarme la autoría del contenido del comentario. En realidad es de Enrique Mártinez Lozano, en el que hace una reflexión al pasaje de Mateo, correspondiente al domingo próximo.
A mí también me parece que es esclarecedor, sin nada más que añadir.
Un gran abrazo.
Antes de comentar… he querido visionar otra vez esta película.
Pienso como Oscar: ¿Qué se busca con “resucitarla” con el complemento adjunto… de que al papa Francisco le gusta?
Estaremos en lo mismo de siempre…
El comienzo es ¡terrorífico! Y otras muchas circunstancias que en ella ocurren.
Cada vez se puede comprobar con más fuerza, que este tema, no se puede seguir al pie de la letra, ni en la película ni en la lectura de la Escritura.
Rechinan tanas cuestiones… que hoy, más que nunca, hay que “corregir” explicar, enseñar desde otra mirada, otro paradigma… (para decirlo con lenguaje del presente).
Hay que desmontar todo aquello, que para hacerlo “casar”… (por intereses…nunca aclarados ni confesados) como debería ser, con el A.T. que ya se hicieron en los primeros escritos.
Es, que sólo atendiendo a la Palabra… se pueden comprender casi con claridad meridiana, y sale un:
¡No es posible un Dios así!
(En la infinidad de nombres o maneras de llamarle, a ese… que no sabe el ser humano que es, pero rezuma en su misma entraña)
No voy a dar una explicación más amplia, me uno por completo a la dada por Asun P. no podría decirlo tan claro y bien como ella lo ha hecho.
¡Como nos cuesta desnudar el hermoso Proyecto de Vida, que Jesús nos dejó!
Me ha dado mucha tristeza comprobar… lo poco que la iglesia jerárquica (sobre todo las altas figuras) han cambiado… en sus maneras de enseñar la Palabra, de vivir, de vestirse, de comportarse con los ¿diferentes?… sobresaliendo por encima de todas las personas que les rodean… de manera muy especial… los seres pequeños, los sin voz, los siempre abandonados.
Seguir el Proyecto de Jesús, para mí… es una manera de vivir en toda la extensión, de lo que vivir conlleva; dentro de mis grandes limitaciones, pero desde una mente y un corazón, totalmente entregado a pesar de su pequeñez.
mª pilar
Hola Oscar. Hola Ana
.
Como siempre agradezco vuestros artículos y comentarios en los distintos “post”, que siempre leo, aunque no siempre tengo tiempo y ocasión de participar en ellos.
Sí tuve ocasión de ver esta película de Pasolini en su época, en el Cine Club de Santiago de Compostela en el que brillaba por sus cualidades un joven estudiante que hoy, ya jubilado, nos habla de cine periódicamente en el Huffington Post: Ezequiel Méndez Vidal.
Precisamente creo recordar que a principios de este año ya hicimos referencia en ATRIO a esta película a la vista del estupendo comentario de Ezequiel Méndez en El Huffington Post, titulado << Medio siglo de cine: ‘El evangelio según Mateo’, de Pier Paolo Pasolini”, y publicado el 19 de enero pasado.
En dicho comentario, que mucho recomiendo y con el que adjunto al final enlace, se puede leer:
<< (…) Todo comenzó en el mes de octubre de 1962 cuando Pasolini, invitado con otros cineastas italianos, fue huésped en la cittadella de Pro Civitate Christiana -asociación laica de inspiración católica de Asís- en el marco de unos debates sobre la relación entre cristianos y marxistas, debate muy vivo en la Italia de la época. En su habitación había un ejemplar del evangelio de Mateo, cuya atenta relectura le impresionó sumamente: “La mezcla de violencia mítica y de cultura práctica […] de Mateo […] proyectaba en mi imaginación una doble serie de mundos figurativos, a menudo relacionados entre sí: el fisiológico, brutalmente viviente, de la época bíblica […] y el reconstruido por la cultura pictórica del Renacimiento italiano. […] Nada me parece tan opuesto al mundo moderno como aquel Cristo afable en su corazón, pero ‘violento’ en su razón”.
En el arrebato de aquella lectura nació la idea de hacer una película, convencido de que no era preciso elaborar un guion literario: bastaría con traducir a imágenes el texto de Mateo, sin omisiones ni añadidos, respetando el estilo abrupto, elíptico y sincopado del evangelista, “porque ninguna otra palabra podrá alcanzar la altura poética del relato”. A Pasolini solo le interesaba el contenido mítico-poético de aquel libro, excluía cualquier pretensión religiosa o ideológica; su discurso no sería histórico-crítico sino predominantemente épico-lírico, sintiéndose además protegido por la aceptación de sus propias contradicciones y trabajando bajo el signo de lo que él denominaba contaminación: “Yo no creo que Cristo sea hijo de Dios, porque no soy creyente. Pero creo que Cristo es divino: es decir, creo que en él la humanidad es elevada, rigurosa, ideal. […] Como escritor nacido de la Resistencia, como marxista, mi trabajo ideológico se dirige hacia el racionalismo, pero la idea de hacer esta película, debo confesarlo, es fruto de una furiosa oleada irracionalista”. La lectura de sus poemarios -L’usignolo della Chiesa católica (sobre todo, La scoperta di Marx), La religione del mio tempo, Le ceneri di Gramsci- ayudará a entender la actitud de ese Pasolini contaminado: “Soy anticlerical (¡no tengo miedo alguno al decirlo!), pero sé que hay en mí dos mil años de cristianismo. Con mis antepasados construí las iglesias románicas, y luego las iglesias góticas, y luego las barrocas; ellas son mi patrimonio, tanto en el contenido como en el estilo. Sería loco si negase tal poderosa fuerza que hay en mí…”.(…) >>
En lace con el artículo completo:
http://www.huffingtonpost.es/ezequiel-mendez/medio-siglo-de-cine-el-evangelio-xyz1_b_4617158.html
Más sobre el Evangelio de Mateo hoy:
EVANGELIO DE MATEO 13, 44-52
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
— El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.
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LO QUE NO ES EL REINO DE DIOS
Jesús lo tiene claro: el “Reino de los cielos” es el tesoro por antonomasia, aquel que, al descubrirlo, llena de gozo desbordante y te capacita para desprenderte de todo lo demás.
El siguiente paso consiste en preguntarnos en qué consiste exactamente ese “Reino de los cielos”.
Durante mucho tiempo, se pensó que se trataba del cielo posterior a la muerte, o de la fe que nos garantizaba la salvación, o incluso de la propia Iglesia. Sin embargo, estas lecturas nos resultan hoy insuficientes y, en último término, inadecuadas para comprender lo que Jesús quería transmitir.
El “Reino de Dios” no es el “cielo”.
Uno de los motivos por el que se cayó en esa confusión se debió al hecho de que fuera el propio evangelio de Mateo –el más leído en toda la historia de la Iglesia- el que hablara de “Reino de los cielos”. Sin embargo, es claro que tal denominación se debe únicamente al hecho de que, en el judaísmo, se evitaba pronunciar el nombre divino, sustituyéndolo por algún otro término equivalente: Señor, Altísimo, Gloria, Cielos… Pero parece claro que Jesús no hablaba de un reino que sería posible “post mortem”, sino del “Reinado de Dios” en medio de nuestra vida, aquí y ahora.
Al identificarlo con el cielo, el proyecto de Jesús se espiritualizó y se pospuso, al tiempo que, en la práctica, fue adquiriendo un tono cada vez más doctrinal y más individualista, en una línea similar a como se entendía la “salvación del alma”.
Pero a Jesús no le preocupaba el “más allá” de la muerte, sino el “más acá” de la vida de los humanos. Por eso, no habla del “tesoro” como de una realidad futura, sino como un acontecimiento presente, que solo necesita ser descubierto, acogido y vivido.
Para él, el “Reino de Dios” constituye el secreto último de lo real: por eso es fuente de gozo y, al mismo tiempo, de transformación personal en radicalidad. Se trata, en definitiva, de otro modo de ver y, en consecuencia, de otro modo de vivir.
El “Reino de Dios” no es equivalente a la fe.
A veces se ha identificado el Reino con una adhesión mental a determinadas creencias. El motivo es que, según se enseñaba, era precisamente la fe la que garantizaría nuestra salvación eterna. De ahí que se concluyera que se entraba en el Reino a través de la fe.
Sin embargo, el Reino no es objeto de fe, del mismo modo que un tesoro no es algo “creído”, sino descubierto. Por eso, al reducirlo a un objeto de fe, el tesoro dejaba de ser tal, porque no se veía ni se experimentaba.
El “Reino de Dios” no es la Iglesia.
Durante siglos, en una eclesiología que no está del todo superada, se llegó a identificar, en la práctica, el Reino con la Iglesia, a veces incluso contraponiéndola con el “reino del mundo”.
Esta confusión llevó a absolutizar la Iglesia –y el poder jerárquico dentro de ella- y a vivirla enfrentada al “mundo”, que se consideraba pecador y adversario. Las consecuencias de tal postura se manifestaron pronto en forma de dualismo casi maniqueo, fundamentalismo, fanatismo y proselitismo.
Si tenemos en cuenta que Jesús ni siquiera fundó una iglesia, advertiremos fácilmente que tal “deslizamiento” –del Reino a la Iglesia- no solo carecía de cualquier fundamento, sino que fue origen de peligrosos malentendidos y de creencias sectarias.
El “Reino (reinado) de Dios” es una expresión que designa el proyecto de Jesús. Con él se apunta a un tipo de comunidad humana regida por la fraternidad, desde la consciencia de compartir el mismo origen y la misma fuente (Dios, “Abba”).
Y dado que “el Padre y yo somos uno”, y nuestro fondo es el mismo y único fondo de todo lo real, el “Reino de Dios” es otro nombre más para referirnos a él, a ese fondo que constituye nuestra verdadera identidad.
Desde esta perspectiva –y me parece que así es como lo vivía y lo anunciaba Jesús-, no cabe ningún dualismo ni tampoco ningún exclusivismo. El Reino de Dios no esta separado de nada ni deja nada fuera, sino que es el fondo común que todos compartimos.
Y no se trata, según el propio Jesús, de creer en él, sino de verlo. Cuando “tocamos” ese fondo que nos constituye –y constituye todo lo real- hemos descubierto y palpado el tesoro, nos llenamos de alegría y “vendemos” (nos despojamos de) lo que tenemos para hacernos con él y vivirnos desde él.
http://www.enriquemartinezlozano.com
Hola!
Hace 50 años
¡¿Cómo no me voy a acordar si llegaba yo con ya 27 sobre los hombros a la Roma del Concilio?!
Pasolini era un referente válido. Un ateo, pero “a la italiana”. Como el de Giovannino Guareschi con su “Don Camilo” y Pepone.
Claro que ya pasaron 50 años!
¿No es demasiado tiempo para estas “resurrecciones” vistas como “aprovechables”?
Tal vez valga la pena. No lo sé.
Pero ¡voy todavía! – Oscar.