Acabo de escuchar la entrevista de Pepa Bueno a Pablo Iglesias en la SER. Hasta el más radical, si quiere hacer política, tiene que pactar con la realidad y dice que ahora solo se puede aspirar a un política social-demócrata (minuto 18 de la entrevista) pero verdadera en cosas y puntos concretos.
Esto me ha llevado a considerar el debate que se está produciendo sobre si es realizable el cambio civilizatorio que implica el manifiesto Última llamada firmado inicialmente por más de 250 personas, entre ellas el mismo Pablo Iglesias y otras personas conocidas en ATRIO: Esther Vivas, Teresa Forcades, Ada Colau, Olga Rodríguez, Juan Carlos Monedero, Alberto Garzón… El documento es bueno y resume mucho de lo que en diferentes hilos se está proponiendo aquí en ATRIO. Pero tiene un carácter tal vez demasiado apocalíptico, lo cual es normal en nuestra época de crisis global, como bien anliza el último número de Concilium dedicado a este tema: El retorno de la conciencia apocalíptica.
Pero también a examinar la crítica hecha por Jaume Grau a este documento, desde su blog de Público, El azar y la necesidad, poniéndolo entre interrogantes, como nosotros hemos hecho ahí arriba. Aún pareciéndole muy justo lo que propone el Manifiesto, el autor concluye con este estremecedor párrafo:
El manifiesto apuesta por crear una economía que tenga como fin la satisfacción de necesidades sociales, y apuesta por una vía para conseguirla: cambios radicales en los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial. Pedir cambios radicales, aunque estos puedan parecer necesarios, es de ilusos, porque refleja un profundo desconocimiento de la naturaleza humana. Desafortunadamente no hay muchas vías para conseguir que se afiance un cambio radical a escala planetaria. Una es que se produzca una catástrofe de dimensiones bíblicas, la otra que se imponga por la fuerza. Descartada por principios democráticos la segunda, habrá que esperar pacientemente a que se materialice la primera. Si la conclusión del manifiesto es que sólo un cambio radical puede salvarnos y los firmantes llevan razón, estamos definitivamente perdidos.
¿Que se puede hacer entretanto, mientras esperamos la gran catástrofe?
Luchar al menos por evitar catástrofes más limitadas. Hacer políticas realistas atacando puntos concretos claves con el que el sistema se nos impone. Y uno de ellos, al que seguramente prestarán atención preferente los representantes de Podemos en el parlamento europeo es el acuerdo de Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (ATCI), mantenido hasta ahora muy en secreto, que daría carta blanca a las multinacionales para explotar y destruir el territorio europeo, sobre todo el Sur, pues los gobiernos se obligarían a no poner trabas sociales, sindicales o ecológicas a ninguna explotación y a reprimir los movimientos reivindicativos que contra estas empresas se susciten en la población.
José Campos Trujillo ha escrito, también en un blog de Público, Otras miradas, sobre las consecuencias que aportaría esta ATCI, que se piensa presentar como la gran solución contra la crisis y el paro:
El tratado acentuará las diferencias entre la Europa pobre y la rica. Las desigualdades sociales crecerán y el beneficio del mismo será sólo empresarial, no social. A ello se suman los riesgos medioambientales y sanitarios o el deterioro de los derechos a la privacidad y a la protección de datos. Tal será el poder de las multinacionales que incluso un país podrá ser demandado legalmente por cualquiera de ellas si, por ejemplo, las políticas públicas frenan sus beneficios o simplemente ven perjudicar sus intereses. En estos casos la fórmula internacional de arbitraje del tratado, el “Mecanismo de Solución de Diferencias entre Inversor y Estado” (ISDS en inglés), no resolverá precisamente a favor del interés público.
Con la Asociación, el retroceso de derechos o de protección social y medioambiental será tal que nos situará a niveles de países en desarrollo. No sólo eso. No habrá respeto a ningún pacto social, y el derecho a la sindicalización, la negociación colectiva o a la huelga se verán trastocados sustancialmente.
Este pequeño escrito, que reúne varios temas, no hubiera sido posible si el amigo Manuel Ignacio Santos, desde Argentina, no me hubiera señalado oportunamente estos interesantes artículos. Él no sólo lee todos los días Spinoza y se alimenta de su implacable lógica y de su consideración de la naturaleza, sino que husmea en la realidad y en los medios, aunque no quiera por ahora ofrecernos sus reflexiones y aparecer directamente como autor de ATRIO.
Las líneas rojas que no puede, ni debe, traspasar cualquier sistema relacional humano religioso o laico son las que dejen fuera de ellas a cualquier ser humano por débil, pequeño, inutil, ignorante o impotente que se le considere.
Incluso si pareciera ser causa de un desajuste causal humanístico, la reacción humana respecto a él debe respetar esas líneas de real y verdadero humanismo, distinguiendo siempre la dignidad y el valor de la persona de la orientación no humana que hubiera seguido su acción, sin que ello suponga un olvido de lo malo efectuado, como queda patente en el caso arquetípico desde el principio de la Humanidad con lo acaecido entre el fratricida Caín y su víctima Abel.
Las líneas rojas que marcan inalienablemente el más auténtico y real HUMANISMO enmarcan LA VERDAD de la que parte o brota la verdadera LIBERTAD salvaguarda del caracter SUJETO LIBRE y RESPONSABLE específico de tod*s l*s que componemos la ESPECIE HUMANA.
Acusaciones de Populismo o Demagogia a cuanto mira por que la estructuración humana se mantenga dentro de esas líneas rojas, son criminales sofismas y prácticas por mucho que poderes y complicidades, empezando por los de los saberes quieran justificarlo.
Es cualquier ABEL convertido en víctima fratricida quein clama por la VERDAD a la que la Justicia debe dar servicio, honor y eficacia a plano global contra cualquier Caín que se sobreponga a su hermano con cualquier clase de quijada poderosa y criminal.
Si todas las víctimas comparten por igual su condición, igualmente TODOS LOS CRIMINALES ACTIVOS, PASIVOS o irresponsáblemente COMPLICES, comparten la causalidad de los crímenes.
Distinta será la responsabilidad según la necesidad aportada en la causalidad, pero gran ceguera es, pensar o creer que nada nos afecta de lo malo que les pasa a l*s herman*s human*s, cuando de lo bueno de l*s mism*s nos estamos beneficiando, siquiera sea el que ellos son sujetos a los que la Naturaleza tiene en cuenta en su general oferta de bienes.
A quienes necesitan bienes indispensables para poder vivir como personas, el ofrecérselos, no es ningún gesto de beneficencia o generosidad, sino de pura y real justicia que exige la devolución de lo que previamente se les ha expoliado.
Mientras en la Humanidad haya seres humanos carentes de lo que necesitan para vivir humanamente, quienes se consideren ricos o potentados y quienes los defienden han de ser considerados como ladrones criminales
.Estos son los verdaderos ANTISISTEMAS HUMANOS y provocadores a los que debe reducir una LEGISATURA que se precie de HUMANA.
Por eso, ojo a los remiendos, que no evitarán el deshilachado del traje.
¿Izquierdas? Derechas? ¿Centros?
Empecemos a descubrir el HUMANISMO y que en él converja el CONSENSO SOLIDARIO DE UNA JUSTICIA QUE PUEDA SER SUPERADA POR EL AMOR.
Acompaño amigo Honorio, esos deseos y esa esperanza; no solo junto a Podemos, si no en el deseo de que todos los partidos se regeneren… ¡Por fin!
Un abrazo.
mª pilar
Se me amontonan las ideas que me despierta este hilo. Creo que en el hilo sobre Mandela he dado ya algunas pistas: se impone resucitar las propuestas del marxismo que apunta en la dirección opuesta al neoliberalismo, esa “peste” moderna que nos conduce a l autodestrucción.
“Podemos” es justamente un grito a los que ya se dan por derrotados antes de presentar batalla. No pretendo hacerle propaganda, pretendo simplemente reclamar a la ciudadanía una actitud de esperanza y de que “efectivamente, podemos”. Decir que no hay salida es renunciar a buscar una salida. Y quizá el hilo tal como está presentado peca un poco de esta “miopía”.
¿Tanto cuesta comprender que no hay petróleo para todos, a razón de la cuota de petróleo que consumen muchos de nuestros conciudadanos, y que necesitamos investigar fuentes de energía alternativas, y que podemos encontrarlas si le dedicamos a esta tarrea algo más de atención? ¿Tasnto cuesta comprender que no necesitamos derrochar tanto gasto en energía, hacer tantos viajes, veranear en Punta Cana o en los Cuernos del Diablo, que consumimos como si fuésemos bestias de consumir, robots de consumir sin ton ni son?
Escucho la entrevista de Pablo Iglesias en la SER. Sus elogios a las soluciones de signo socialdemocrático, y su mirada hacia las soluciones de tipo marxista como muy “a largo plazo”. Me parece bien que procedamos poco a poco, pero me parecería muy mal que dejemos de lado el objetivo de superar la filosofía y las prácticas neoliberales. No sé si Nelson Mandela quizá se equivocó en este tema, o pidió ao cielo cien años más de vida para trascender las fórmulas neoliberales y pasar a un plano superior…
Pablo Iglesias ha hecho muy bien en superar el plano nacional para iniciar su vida política a escala europea. Pero quizá Podemos debería trascender también los planteamientos estatales o europeos para trabajar sobre programas de alcance mundial. Ya lo decía aquel mineto asturiano: “Aquí cabemos todos, o no cabe ni dios”. Cualquier solución que deje al margen a un solo ser humano está condenada al fracaso.
Aquí somos necesarios todos: los del PP, los del PSOE, los cojos, los mancos, los lisiados…Hasta los católicos! Hasta el Papa Pancho! Los católicos deberíamos ser mucho más claros en la condena del neoliberalismo y la aceptación de las texis marxistas acordes con el evangelio…
Amigo Duato, esta vez te has superado…